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CURSO: e-Lenguaje

U2M1
INTRODUCCIÓN AL DISCURSO

En sesiones anteriores revisamos la noción de contexto y dejamos planteada la


fórmula “texto + contexto= discurso”, afirmando entonces que el contexto incluía
todo aquello que rodea al decir, esto es, las palabras contiguas, la situación
comunicativa en que se dice lo dicho y el entorno sociocultural que es el anillo más
amplio del contexto y que también resulta influyente en el sentido de los textos.

1. TEXTO Y DISCURSO

Un texto es una configuración lingüística de palabras, oraciones y/o enunciados


organizados según ciertas reglas de construcción de la lengua; esto es, la
arquitectura gramatical del decir. Puede ser extenso o breve, lo importante es que
el texto (oral o escrito) dice algo. El texto como enunciado o conjunto de
enunciados, consigna en su superficie las huellas de la situación y el momento en
que fue formulado, por eso, el texto y la enunciación mantienen una estrecha
relación, pues los rastros de la enunciación están en el texto. Quién habla, cuándo
y dónde, están tatuados en el texto.

El discurso es la emisión concreta del texto por un emisor en una situación


comunicativa determinada. Vale decir, el discurso es el texto más las condiciones
de producción y recepción. No hay discurso sin texto, y si entendemos que no se
puede producir un texto sin contexto (sin relación con una situación, en un tiempo
y entre unos hablantes), no existe, por tanto, un texto que no redunde en algún
discurso.

Si alguien dice “María es una muñeca” refiriéndose a una concursante de un


certamen de belleza es una cosa, si lo dice apuntando con el dedo a un juguete con
ese nombre o marca, es otra. El sentido denotativo o connotativo, así como el
carácter directo o indirecto del acto de habla se relaciona con el contexto.

Pero la capacidad de utilizar el código de la lengua no basta para comunicarse, hace


falta saber también las reglas que rigen el uso de esa lengua para elaborar
mensajes en las múltiples situaciones de comunicación, es decir, disponer de una
competencia discursiva que nos permita resolver de acuerdo a los contextos el
sentido de los textos.

2. ENUNCIACIÓN, TEXTO Y DISCURSO

El discurso es también un proceso que involucra la enunciación, es decir, la


formulación por medio de la cual la lengua, como sistema abstracto y en potencia,
se transforma en realidad, en acto de habla, enunciado o texto.

Muchas de las condiciones de enunciación son también circunstancias del contexto


y quedan reflejadas en la superficie del texto. La dimensión enunciativa y la
dimensión textual están íntimamente unidas y muchos discursos “juegan” con estos
dos niveles. Gracias a la enunciación se consuma el texto y con éste el discurso. Un
ejemplo de ello es la estructura narrativa de una obra literaria como es El Quijote.
La situación de enunciación, donde el propio Cervantes se retrata, aparece en el
prólogo. El autor cavila sobre su libro y su necesidad de prólogo. Después, iniciado
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el relato vemos que no es Cervantes el que narra sino un historiador árabe, Cide
Hamete Benengeli.

Así, la novela va mostrando las “marcas enunciativas”, los rastros de cómo se va


formulando, ideando, la historia de la novela. Tras la publicación de la primera
parte de su novela en 1605, aparece la versión apócrifa de Gonzalo de Avellaneda,
de quien será el propio Quijote quien hable en la segunda parte escrita por
Cervantes. Así, el contexto real ingresa a los planos de la enunciación y del texto en
este discurso literario maravilloso, mostrándonos de paso que el discurso es un
proceso en que estas tres dimensiones (enunciación, texto y discurso) se
entrecruzan e intervienen mutuamente.

3. POLISEMIA Y CONTEXTO

Con frecuencia se asume que la multiplicidad de significados activados


simultáneamente (polisemia) puede engendrar ambigüedades indeseables que los
hablantes busquen desambiguar rápidamente de acuerdo al contexto, pero no
siempre es así. Muchas veces, el mismo contexto promueve la polisemia para
establecer el lazo comunicativo, el cual no se funda en la unívoca significación, sino
en la intencionada polisemia para compartir significados imprecisos y en proceso.
Es lo que ocurre con el chiste, el doble sentido y la picardía.

Caso 1:

Una chica está de compras en una tienda de ropa, ha intentado en vano alcanzar
una prenda interior ubicada en lo alto de una repisa del local. Tras sus infructuosos
esfuerzos, solicita la asistencia de un vendedor, quien está momentáneamente
mirando la pantalla de la caja registradora cuando escucha a la clienta hablarle.

▬ ¿Me puede usted sacar la enagua, por favor?


▬ ¡¿Quéee?! (riendo con mirada coqueta). Pues claro que sí, encantado.
▬ Noo… (riendo también), esa, esa (apuntando con el dedo hacia la repisa)…

En este caso, vemos cómo el significado literal sin el apoyo kinésico del índice
puede ser aprovechado por un hablante para crear una situación de complicidad y
coquetería, que resulta asumido y compartido por ambos hablantes. La misma
ambigüedad intencionada es visible en el siguiente caso.

Caso 2:

Un chiste: Cierto general norteamericano cabalga por la pradera con su caballería.


Llega un explorador jadeante y le dice: “Mi general, mi general, detrás de las
colinas vienen cien mil indios”. “Bien, ¿y sabes si son amigos o enemigos?”-inquiere
el general. “Deben ser muy amigos, pues vienen todos juntos”, responde el
explorador.

Aquí el equívoco se produce por el foco de la enunciación: la pregunta del general


tiene como objetivo saber sobre los indios respecto de un nosotros, saber si son
“nuestros” amigos o enemigos; pero el explorador adopta como eje la tercera
persona plural: ellos, pensando que la pregunta consulta por una cualidad del
referente indios.

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4. EL TEXTO: COHERENCIA Y COHESIÓN

Se llama cohesión a la interrelación lingüística y gramatical entre las partes de un


texto. Es el aspecto estructural que organiza la red de enunciados. Recuerda que el
término “textus” proviene del latín “texere”, “tejer” y la textura de un texto dice
relación con la interconexión de los enunciados a través de relaciones léxico-
gramaticales.

La coherencia corresponde al aspecto mental, conceptual de la relación que se


postula entre los hechos referidos y que otorga al texto cierta unidad. La coherencia
es una relación entre el texto y el conocimiento del mundo que comparten emisor y
receptor, de modo tal que la interpretación de la información ofrecida por el texto
no entra en contradicción con la información del mundo y permite concebir el texto
como entidad unitaria.

Cohesión y coherencia son rasgos que definen un texto, “determinan la consistencia


del tejido”, y se erigen a partir de ciertas reglas de construcción que en términos
globales corresponden a las reglas de recurrencia, conexión y progresión. Aunque
las tres cruzan tanto la cohesión como la coherencia, suelen asociarse las dos
primeras reglas a la cohesión y la tercera a la coherencia.

Cuando nos comunicamos solemos repetir palabra e ideas para asegurarnos de que
nos entiendan (redundancia). Es un buen recurso, pero tiene el problema de que la
excesiva reiteración produce ruido en la comunicación (monotonía, cansancio, etc.).
Por ello, la recurrencia o co-referencia busca evitar también repeticiones
innecesarias.

5. CORREFERENCIA

Es la utilización de varias instancias lingüísticas que designan un mismo objeto


extralingüístico. Se da a nivel de cohesión y de coherencia.

5.1. Recurrencia

A nivel de cohesión, la recurrencia permite mantener a través del texto las


referencias a lo mismo gracias a elementos que repiten de manera idéntica o con
sustituciones de algún tipo las palabras u oraciones anteriormente dichas. Los
mecanismos para ello son variados:

a) Repetición: corresponde a la simple reiteración de una palabra o de una


frase (Juan saltó. Juan bailó. Juan se divirtió mucho).

b) Anáfora y catáfora: la primera permite retomar algo dicho anteriormente.


Puede hacerse a través de pronombres personales (ella, él, etc.), adjetivos
demostrativos (este, ese, aquél, etc.) y sustantivación (transformar una
acción o un proceso en un nombre. Ej: el fracaso del modelo por el modelo
está fracasando). La catáfora, por su parte, reenvía hacia delante (Ej. Les
dije a mis padres toda la verdad) y emplea los mismos recursos de la
anáfora.

c) Sustitución léxica: se emplean sinónimos (coche por automóvil);


hiperónimos (fruta por manzana); correferentes por contexto (el tipo por el
director).

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d) Perífrasis o circunloquio: se emplean frases equivalentes (el goleador de la
temporada por Zamorano); metáforas (el astro rey por el sol).

e) Elipsis: es una repetición por ausencia, ya que la mente repone un elemento


mencionado anteriormente en la cadena cuando este eslabón falta. (Daniela
saltó, Ǿ corrió y Ǿ se sentó).

5.2. Conexión

La relación que debe existir entre los individuos y hechos denotados puede ser
implícita o explícita. (Ej: “Despertó atrasado. Los medicamentos eran somníferos”,
cuyo modo explícito sería “Despertó atrasado, porque los medicamentos eran
somníferos”).

Para conectar utilizamos nexos, también conocidos como conectores, los que
conociste en la Segunda Unidad.

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