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Carlo Caffarra “Vida en Cristo”. EUNSA, Pamplona 1988.

Carlo Caffarra: Fue ordenado sacerdote el 2 de julio de 1961 y tenía un doctorado en Derecho
Canónico por la Pontificia Universidad Gregoriana y un diploma de especialización en teología
moral por la Academia Pontificia Alfonsiana.
El cardenal Caffarra comenzó su ministerio como vicario parroquial de la Catedral de Fidenza, así
como profesor de teología moral en el seminario de Parma y Fidenza. También enseñó ética médica
en la Universidad Católica del Sagrado Corazón en Roma, y en agosto de 1974 el papa Pablo VI lo
nombró miembro de la Comisión Teológica Internacional. En septiembre de 1978 participó como
representante de la Santa Sede en el Primer Congreso Mundial de la esterilidad humana y la
procreación artificial, celebrado en Venecia.
En 1980, fue nombrado experto en el Sínodo de los Obispos sobre el Matrimonio y la Familia, y en
enero de 1981, el papa Juan Pablo II lo nombró fundador y presidente del Pontificio Instituto Juan
Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia.
Se desempeñó como consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe durante cinco años a
partir de 1983. También tomó parte en un estudio sobre ingeniería genética instituido por el
Ministerio de Salud de Italia.
En 1988 fundó el Pontificio Instituto Juan Pablo II de Estudios sobre el Matrimonio y la Familia en
Washington D. C., y posteriormente en México y España. Tenía un doctorado honoris causa en
literatura cristiana por la Universidad Franciscana de Steubenville, Ohio.
El 8 de septiembre de 1995 fue nombrado arzobispo de Ferrara-Comacchio.
El 16 de diciembre de 2003 fue nombrado arzobispo de Bolonia.
Creado y proclamado cardenal por el Papa Benedicto XVI en el consistorio del 24 de marzo de
2006, con el título de San Juan Bautista de los Florentinos.
Era miembro de: “Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Tribunal Supremo de la
Signatura Apostólica, Pontificio Consejo para la Familia y Pontificia Academia para la Vida”.
Y de forma especial, era Académico correspondiente extranjero de la Real Academia de Doctores de
España. El 27 de octubre de 2015 fue aceptada su renuncia al gobierno pastoral de la archidiócesis,
por motivo de edad. Falleció en Bolonia, el 6 de septiembre de 2017, tras una larga enfermedad.

Obra “Vida en Cristo”

El objetivo significativo que se descubre es que toda persona ha de descubrir que la moral cristina
exige la fe en Cristo. Puede servirse de todos los elementos humanos y racionales o sea como base
tiene toda la moral humana y natural, pero el sentido, finalidad y esencia de una planta no es solo
crecer sino dar fruto y ese fruto es culmen, y no es solo fruto, sino fruto de calidad; calidad que es
realización plena si se da a la luz de la fe cristiana. La obra tiene su fundamento en la Sagrada
escritura y en documentos de reflexión a lo largo de historia.

La obra cuenta al final de algunos temas o capítulos con síntesis, que vienen a ser como un
recordatorio del tema anterior. Con mi poco conocimiento que tengo de moral la obra la veo como
una síntesis de la moral cristiana, basada en lo que podría llamarse puntos o líneas centrales de la
predicación moral de la Iglesia.

Sin más preámbulos se nos muestra el camino que la persona humana debe recorrer hacia esa
plenitud que es Jesucristo, y que ese camino presenta tres puntos claves:

Primera Parte: El fundamento, el principio fundamental de la Ética Cristiana.

En el primer capítulo. En Cristo Jesús encontramos que quien lleva a cabo nuestra inserción en
Jesucristo es: “El bautismo es el principio del que fluye nuestra vida en Cristo porque en este
sacramento hemos sido llevados a la existencia nueva, hemos sido hechos partícipes de la misma
vida filial de Cristo” (ver Pág. 23) “El espíritu santo, que se nos da, está presente en nosotros como
principio que opera nuestra asimilación a cristo y habita en nuestro corazón”. Por lo que la Ética
Cristina su fuente principal está en “El espíritu Santo, pues la vida del creyente es la vida según el
Espíritu y su ley es el Espíritu que le ha sido dado” injertados en Cristo, por el Espíritu Santo todo
bautizado se encuentra injertado radicalmente con el padre. “Esta relación constituye la verdad más
profunda de la Ética Cristina”.

La persona humana en su vida cotidiana, es puesta como entre paréntesis. En todo caso esa
impresión encierra en sí un problema real. Y entonces la ética es un hecho no exclusivamente
cristiano ya que es profundamente humano: “No existe solo una ética cristiana. El problema moral
es problema esencial para la persona humana como tal. Y por lo tanto, la ética cristiana debe
reflexionar sobre ello, a fin de definir la propia relación con la esencial eticidad de hombre como
tal. La ética cristiana no se ha sustraído nunca a este deber, aunque obviamente, las respuestas han
sido diversas”. Podemos decir en esta primera parte que la ética cristiana es una ética trinitaria, se
realiza en una comunión interpersonal. Ser lo que ella es misma es en el don radical a la otra. Así la
ética cristina es la verdad plena de la ética puramente humana. Ética donde se lleva a cumplimiento
la revelación y la verdad total del hombre sobre su persona.

Segunda Parte: La mediación, vivientes en Cristo en la Historia.

Jesucristo norma del creyente, nuestro ser en cristo, mediante el don del Espíritu santo, para la gloria
del padre, en la segunda parte se da a conocer y comprender el modo en el que nuestra inserción en
Cristo se traduce en la actividad libre del creyente, alentándole desde su interior su existencia. Es
darle respuesta a la pregunta ¿Qué cosa debo hacer concretamente para vivir mi ser en Cristo?

La elaboración del juicio de conciencia en la persona se da del siguiente modo: “La conciencia
moral elabora sus juicios mediante la docilidad al Espíritu que hace partícipe a todo creyente de la
caridad de Cristo, generalizada por la obediencia a la transmisión eclesial de la verdad de su
Evangelio, bajo la guía de una dirección espiritual, connaturalizándose cada vez más
profundamente con las exigencias del amor eucarístico de Cristo mediante la confesión frecuente,
con una inteligencia perspicaz de las situaciones en las que la persona es llamada a actuar” de esto
se desprende que la formación de la conciencia, donde va surgiendo una capacidad progresiva de ir
elaborando juicios rectos y verdaderos.
“La conciencia se forma haciéndose cada vez más dócil al Espíritu, mediante un enraizamiento
cada vez más profundo del individuo en la iglesia, en la fidelidad a una experta guía espiritual,
frecuentando asiduamente el sacramento de la reconciliación, habituándose a aceptar la voz del
Señor en toda situación”. Acá hemos encontrado una exposición de las normas que regulan esa vida
para poder vivir en Cristo, e ir perfeccionando y planificando la vida hasta terminar nuestra
peregrinación por este mundo.

Tercera Parte: La respuesta

La realización de la vida en Cristo. Esta tercera parte el modo en que se realiza la vida en ya que en
la anterior describió los principios fundamentales y las diversas mediaciones por media de las cuales
las exigencias abarcan y alcanzan a la persona. En otras palabras se trata de llegar al núcleo “Se
trata de comprender, a la luz de la enseñanza de la Iglesia, la respuesta que la persona humana da
a su elección en Cristo y a las exigencias de esta”.

Se da el acto libre de la persona y que es eso: “Es el acto en el cual y mediante el cual la persona
humana quiere un bien, simplemente porque su voluntad ha decidido que él sea su bien, el bien que
valga para ella”

Otra segunda y honda definición de libertad puede ser: “Capacidad de la persona humana de
disponer de sí misma; capacidad de auto-determinarse. Su objeto siempre incluido en toda decisión
es la persona misma que actúa libremente”.

Nos da una tercera definición la obra de lo que es la libertad: “Capacidad de la persona de ponerse
a sí misma y de disponer de sí misma en conformidad con la sabiduría creadora, es decir, según la
norma moral” también puede ser: “la capacidad de conservar la rectitud de la voluntad, por amor a
la rectitud” en otras palabras: “Es la capacidad de hacer lo que se quiere haciendo lo que se debe”

Se describe en esta tercera parte que es: El asentimiento al valor moral, el pecado, la conversión
permanente y los diez mandamientos. Se da una exposición de la actuación concreta de nuestro vivir
en y por Cristo.

Valoración del Libro

El Autor al momento de escribir el libro quiere dar una respuesta y orientación desde la doctrina y
magisterio de la Iglesia, primeramente: dando a conocer cual es el principio fundamental de la Ética
Cristiana y revelar al lector ¿Qué cosa debe hacer concretamente para vivir el ser en Cristo?
Teniendo en cuenta la fidelidad a la tradición moral de la Iglesia y a la reflexión racional, la rica y
vasta fundamentación bíblica.

Algunas de las características de esta obra hacen ver al hombre que desde su razón solo puede dar
dos respuestas o encaminarse por dos caminos en su vida y estos son a decir:

Primero: En el camino de la vida el hombre haciendo uso de su razón puede dar una respuesta en su
libertad a la elección de cristo con asentimiento, desde luego conociendo la alianza, con la
sabiduría creadora, desde los diez mandamientos, el discurso de la montaña y la ley del Espíritu y
desde su bautismo acceder a la fe, de allí brota su primera conversión, que le lleven a hacer en la
vida actos buenos, se encamina a su segunda conversión viviendo las virtudes: caridad, esperanza,
fe, prudencia, justicia, fortaleza y templanza mismas que se complementan con los dones: sabiduría,
temor, inteligencia, ciencia, consejo, piedad, fortaleza. Este crecimiento en cristo le lleva a vivir una
tercera conversión y pasar a un nivel de asentimiento contemplativo, mismo que se alcanza en el
amor de Dios hasta el desprecio de sí. Este camino lo conduce aproximándose a una cumbre que es
alcanzar la ciudad de Dios, viviendo en comunión, en verdad y amor, de la cual la Iglesia es germen
e inicio. Llegando así al juicio final donde cada cual tendrá su alabanza en Dios (1 Co. 4,5)

Segundo: La otra respuesta es desde el disentimiento donde su norma moral es el ordo


concupiscentiae, se da la ruptura de la alianza con la sabiduría creadora: donde se da el
obscurecimiento de la razón, cediendo y obrando en el acto pecaminoso y así se da el primer
endurecimiento del corazón, obrando con obstinación y vicios como la soberbia, avaricia, lujuria,
ira, gula envidia, pereza todo esto auspiciado por el código de la concupiscencia y la ley del
egoísmo, crece en un segundo endurecimiento actúa con orgullo e incredulidad y auto-justificación
empeñándose en un amor a si mismo hasta el desprecio de Dios. Así también llega a otra cumbre y
donde lo espera la ciudad de satanás, en la disgregación del error y de la concupiscencia, ya presente
en la historia del mundo.

Recomiendo la lectura de este libro, haciéndolo de manera digerida, rumiando cada tema en todas
sus partes, seguro producirá en la vida del lector un llamado a preguntarse quién soy, de donde
vengo y hacia dónde voy. Un alto en la vida que hace reconducir y encaminar la vida a una meta
diferente si es que no se conducía con razón y conciencia haciendo buen uso de la libertad y si ya se
encaminaba por el buen camino pues le ayudará a acrecentar más sus virtudes, viviendo los dones
dando frutos tomando conciencia que: “una vida (alma) tenemos y si la perdemos no la
recobramos”. (Santo Hermano Pedro de san José de Betancur).

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