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proceso de enseñanza
aprendizaje
Miriam González
Página legal
378-Gon-M
La motivación en el proceso de enseñanza aprendizaje -- En: Estrategias de aprendizaje en la
nueva universidad. -- Ciudad de La Habana : Editorial Universitaria, 2009. -- ISBN 978-
959-16-0676-1. -- 11 pág.
1. González, Miriam
2. Educación Superior
3. Pedagogía
4. Estrategias de aprendizaje
Sabemos que en nuestro país sólo existe una preparación especializada para los
profesores de jardín de Niños, de Educación Primaria y para los de enseñanza media
(Secundaria). Sin embargo, a nivel Preparatoria y Enseñanza Superior no existe una
capacitación sistemática previa en el campo de la Pedagogía o la Psicología para ser
maestro, por lo que los profesores de éstos niveles suelen sentirse más economistas,
matemáticos, historiadores, filósofos, arquitectos, etc., que profesionales de la
docencia.
EL CONCEPTO DE MOTIVACIÓN
Desde esta posición, se otorga una gran importancia a los fenómenos inconscientes o
preconscientes. Uno de los aciertos de éste modelo es que plantea el estudio de la
motivación creadora desde una perspectiva dinámica, es decir, concibiéndola como un
conjunto de fuerzas en movimiento, lucha y conflicto, así como el haber ubicado a los
fenómenos afectivos como una de las causas fundamentales del pensamiento y
conducta humana en general y de la conducta creadora en particular.
A pesar de sus desaciertos, esta teoría pone el acento en los factores ambientales –
aunque no los considera en su especificidad social y humana-, junto al despliegue de
un gran arsenal de métodos experimentales y un riguroso control de variables, que bien
pueden emplearse en adecuada proporción en el estudio de las motivaciones
creadoras en la educación. (Chivas Ortiz, 1994:31)
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personal como la fuente primera de actos creadores. Se concibe al ser humano como
un ser que necesita satisfacer necesidades no sólo primarias como serían el hambre,
seguridad, sexo, sino que existen otras necesidades que llaman metanecesidades que
tienen que ver más con la parte espiritual del hombre (necesidad del arte, del juego, de
la recreación, del derecho al ocio, etc.).
Esto es, existen diversos modelos para explicar los fundamentos de la motivación, que
tienen que ver con concepciones del aprendizaje, con el modelo que se tiene del papel
del profesor y del alumno en este proceso. No obstante, en un aspecto donde suelen
coincidir casi todos los estudiosos de la motivación y la creatividad,
independientemente de la posición teórica que asuman, es el de que las motivaciones
asociadas al acto creador pueden y deben ser estudiadas mediante el despliegue de
diversas acciones educativas, durante el proceso de enseñanza-aprendizaje. (Chivas
Ortiz, 1994:32)
Es necesario referir, que desde esta perspectiva teórica, la enseñanza se analiza como
fuente del desarrollo y la actividad concreta que el sujeto realiza como su determinante.
En éste sentido, el análisis debe conducirse hasta el examen de la unidad primaria de
la actividad, la acción que el sujeto realiza.
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Tratando de vincular los aportes teóricos del enfoque histórico cultural a la comprensión
de la MOTIVACIÓN como una de las primeras etapas del proceso de aprendizaje es
necesario referirnos a algunos conceptos de la obra de L. Vygotsky.
Así para este enfoque el concepto de cultura es muy importante ya que significa el
conjunto de representaciones, individuales y colectivas que dan sentido a los
intercambios entre los miembros de una comunidad.
Pensando en los intercambios que se realizan al interior del aula, esta categoría
permite reflexionar por un lado sobre la naturaleza social del aprendizaje humano, pero
sobre todo comprender que si la vida cotidiana es en gran medida heterogénea
precisamente por la mediación cultural e histórica, en el aula esta situación se refleja en
las historias distintas de nuestros alumnos, en los motivos que los acercan al
conocimiento, sus diferentes puntos de vista tanto desde los contenidos que manejan
como las diversas significaciones que dan a los distintos tipos de actividad que
realizan.
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En este sentido, Vygotsky es un teórico del crecimiento, da gran importancia al sistema
de apoyo social para conducir al sujeto a lo que el denomina la Zona de Desarrollo
Próximo, que consiste en la “distancia entre el nivel real de desarrollo, determinado por
la capacidad de resolver independientemente un problema y el nivel de desarrollo
potencial, determinado a través de la resolución de un problema bajo la guía de un
adulto o en colaboración con otro compañero más capaz (Vygotsky, L.S. 1988:133).
Reivindica el papel del profesor quien como mediador, facilitador y diseñador del
proceso de enseñanza-aprendizaje juega un papel esencial en el mismo, es decir, el
proceso de dirección, motivación, interiorización o formación de las estructuras
cognitivas que se mejora y optimiza cuando los procesos de mediación están bien
diseñados. Es justo en este sentido que Galperin habla de asimilación por etapas,
donde el punto de arranque lo constituye ni más ni menos que la motivación.
De lo anteriormente señalado podemos inferir que el papel de los sujetos que enseñan
es relevante en el proceso de aprendizaje.
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Pero, estimamos que si el conocimiento que se va construyendo se despliega en un
ambiente gozozo, realmente estamos desarrollando una fuerza interior que tiene que
ver con lo que es la motivación y su papel en el proceso de aprendizaje de los alumnos.
En nuestro sentido general, por “motivo” se entiende todo aquello que mueve o induce
a una persona a actuar de cierta manera para lograr un fin.
Los fines de nuestras acciones pueden ser elegidos conscientemente, al grado de estar
a veces subordinados unos a otros, en programas voluntarios de acción; entonces
solemos hablar de “voliciones”, “propósitos”, “quereres”. Pero pueden también
imponérsenos, colársenos en nuestros propósitos concientes, moviéndonos “a pesar
nuestro” echando a rodar nuestros programas de vida. (Villoro, Luis. Creer, saber,
conocer, 1986:103).
Analizar los motivos de la actividad de estudio implica siempre la valoración del sentido
que se forma del mismo la personalidad y por lo mismo ello permite analizar el carácter
de la enseñanza. Desde el punto de vista práctico permite conocer las condiciones de
mayor importancia en las cuales tiene lugar la formación de los jóvenes, futuros
cuadros especializados científico-técnicos. (Segarte Izanaga, A.L., Análisis de los
motivos de la actividad de estudio).
El motivo estimula al hombre a actuar, los motivos reflejan una necesidad humana, se
puede decir que el motivo constituye la objetivación de la necesidad (se convierte en
motivo cuando se organiza la conducta). Las necesidades del individuo son infinitas,
por eso si el estudiante no quiere estudiar, si no siente la necesidad de estudiar, no va
a aprender, pues su esfera motivacional probablemente esté puesta en el amor, de
deporte, etc. El estudio no se convierte en actividad sino en acción cuando el estudio
no satisface la necesidad del estudiante, esto es, no existe como motivo, por ejemplo si
quiere obtener el título para obtener prestigio, el estudio es más bien una acción pero
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no una actividad. Para el proceso de enseñanza la mejor variante se da cuando los
estudiantes encuentran en el estudio un verdadero motivo. (Conferencia brindada por la
Dra. Nina Talizina, Nov. 1993, UAM-X).
El ser humano valora los objetos y las situaciones que lo rodean, los jerarquiza de
acuerdo a la importancia y al significado que les asignen. Según sea la intensidad de
los afectos asignados, será menor o mayor la intensidad de los diferentes móviles del
comportamiento. Esto determina directamente las características del sistema
motivacional en cuento al grado, dirección y valor que adquieren los diferentes
comportamientos. (Chivas Ortiz, 1994:35).
Las emociones están presentes desde el inicio mismo del proceso motivacional. El
sujeto sólo se trazará objetivos a mediano, corto y largo plazo, allí donde se encuentre
involucrado afectivamente.
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Se ha definido a la motivación intrínseca como aquella que conduce a la realización del
comportamiento aunque no existan premios o cualquier otro tipo de reforzadores
internos, o como aquella motivación interna referida a unos cometidos en que la
ejecución del proceso creativo y la satisfacción que en él se alcanza constituyen en sí
mismo la meta.
Desde las teorías de más actualidad, Felipe Chivas señala que no es la motivación
intrínseca en sí misma el tipo de motivación imprescindible para la creatividad, sino que
lo más importante es la motivación focalizada en la tarea y por ello el surgimiento de
ésta es lo que se debe estimular en la educación.
Algunas vías propuestas por la Dra. Otmara González Pacheco en su texto Aprendizaje
e Instrucción son las siguientes:
• Utilización de la enseñanza problémica como generatriz del conocimiento.
• El vínculo con las necesidades y exigencias del desarrollo social, para subrayar la
utilidad y el significado del conocimiento en el contexto en el que se desenvuelve el
estudiante.
• Participación del estudiante en la definición de algunos objetivos y contenidos de su
interés.
• Dosificar las tareas y exigencias para contribuir a fortalecer el interés.
• Considerar el error o las insuficiencias como elementos que contribuyan al
desarrollo personal.
• Tratar de lograr un mayor interés del estudiante más por el proceso de conocimiento
y no tan sólo por sus resultados.
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• Flexibilidad en el manejo de los contenidos, tomando en cuenta las características
del grupo.
• Adecuada utilización del amor propio del estudiante para aprovechar bien sus
potencialidades ya que en algunas ocasiones tienden a decir no puedo por no decir
tengo miedo.
• Reafirmar el sentimiento de autoconfianza y elevar la autoestima de los alumnos.
• La motivación es una fuerza expansiva y contagiosa, es también un proceso que se
construye, por lo creo que como profesores estamos obligados a buscar el
encuentro cognitivo y afectivo con nuestros estudiantes y no bordar sobre un
alejamiento.
BIBLIOGRAFÍA
Chivas Ortiz, Felipe. “La motivación para crear en los marcos de la educación”, en
Revista Cubana de Educación Superior. Vol14, No.2, CEPES-UH, La Habana, Cuba,
1994.
Villoro, Luis. Creer, Saber y Conocer. Ed. Siglo XXI. México, 1986.