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Se antoja disponer de la libertad plena, para realizar experimentos científicos

que contribuyan al progreso humano; sin embargo la curiosidad y la ambición,


puede llevarnos al umbral de un dilema ético, donde, a falta de empatía, nos
decantemos por argumentar con razonamientos inmorales, sazonados, con la
ilusión del avance científico. A través de la historia se ha demostrado que no
son pocos aquellos determinados a satisfacer sus intereses, sin detenerse ante
el sufrimiento, humano, ambiental o animal, que pueda surgir de sus prácticas.

Como antecedente general, tenemos que un investigador tiene ciertas


responsabilidades propias de su trabajo, deberes con su intelecto, el
mejoramiento de su contexto social, con aquellos que desean aprender de su
profesión apoyados en su conocimiento y experiencia, asi como ser un agente
de bienestar general para la humanidad(Schulz, 2018).

Dicho esto, entendemos que lo ideal es que cada investigador se apegará a


estos principios y no fuera necesaria una regulación más allá de su moral, pero
tantos son los casos que demuestran lo contrario, no solo históricamente sino
en el presente, que es necesario atender el asunto e instaurar comités
reguladores para los protocolos de investigación. Además de difundir dichas
investigaciones, a la luz de otros científicos, que puedan participar con un ojo
crítico para corregir, avalar o enriquecer el sendero trazado.

Me parece importante recalcar que el dilema ético, según Schulz, se presenta


de manera que todos somos proclives a caer en el, puesto que se erige sobre
la coyuntura entre el beneficio y el maleficio, es decir, cuando se vislumbra
fácilmente la bondad de un experimento con pocas, sino es que ninguna
adversidad, no hay dilema ético, el investigador, con propósito de ayudar, se
pondrá manos a la obra sin chistar; de otro modo cuando los beneficios se
aprecian escasos y probablemente inexistentes pero el daño es obvio, tan solo
el perverso se aventuraría a practicarlo.

Tenemos entonces que se torna difícil ver la vida, con sus tonalidades que
viajan del blanco al negro, en ambos sentidos; y debemos sopesar, siendo
hombres de ciencia nuestras decisiones al calor de nuestra moral y los códigos
de ética a los que estamos inscritos. No solo esto sino que las alertas deben
estar siempre encendidas, a sabiendas de que la ciencia y la tecnología, no es
siempre usada para el bien aun cuando el científico así lo desease, no se trata
entonces solamente decidir la conducta más ética, sino también que se use
éticamente nuestro conocimiento.

Estas preocupaciones son la base del trabajo que la UNESCO ha desarrollado


en cuanto a ética en la ciencia y tecnología y medio ambiente. Su propuesta
radica en que el investigador se comprometa consigo mismo, sea integro con
su rol científico, acompañando también, el crecimiento intelectual y ético de
nuevas generaciones. Además de que se motive a los estudiantes a tener un
alto estándar en cuanto a criterio ético se refiere. También se ha procurado que
los docentes sean competentes para incentivar la reflexión y desarrollar la
autocrítica del pupilo, así como el desarrollo de material actualizado para los
programas de ética.

Se ha impuesto una urgencia en el tema ético debido a la rapidez con que


avanza la humanidad a nuevos estadios, donde el mundo está a la distancia
que recorre el mouse la pantalla del ordenador. Los países desarrollados
deberán ser los primeros en dar el avance y apoyar al crecimiento de los que
están en vías de desarrollo. Luego está lo que atañe mi carrera, lograr que todo
el avance en ciencia y tecnología armonice con el bienestar de la tierra.

Conclusión

Personalmente me pregunto si será posible para la humanidad, detener,


aunque sea un poco, su avance y dejar de comportarse como un cáncer, curar
nuestra “progreso” destructivo; siendo el caso y encontremos la manera de vivir
en nuevos mundos, nos comportemos como invitados y no como invasores.
Quizá la solución no está en detener el avance, sino caminar otros derroteros,
caminos con corazón, que nos vivifiquen, primero en lo singular, para ser la
causa de un efecto plural.

No me queda mucho más por decir al respecto. Renueva la esperanza, saber


que hay quienes se preocupan de nuestros malestares humanos, supongo que
nuestra labor, aunque no parezca mucho es parte del todo y quizá de una
importancia mayor; puede considerársenos un pequeño grano en la
inmensidad, mas como dice el refrán “un grano no hace granero pero ayuda al
compañero”.

Referencias

1.- Schulz, p. (2018). la etica en ciencia. Revista Iberoamericana De Polimeros.


Recuperado de http://www.epn.edu.ec/wp-content/uploads/2017/03/La-Etica-
en-Ciencia.pdf

2.- (2018). Recuperado de


http://unesdoc.unesco.org/images/0013/001380/138091s.pdf

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