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Se llama orfebrería al trabajo artístico realizado sobre

utensilios o adornos de metales preciosos. Los metales que


constituyen los objetos de orfebrería propiamente dichos
son eminentemente la plata y el [oro]] o una mezcla de
ambos que en la antigüedad se

llamaba electrón o eléctrum. Con dichos metales se fabrican


ya desde edades muy remotas utensilios muy variados
como vasijas, piezas de adorno, joyas, monedas, estatuas
siguiendo el estilo, la ornamentación y el gusto propios de la
época y de la nación que los elabora, como puede
observarse recorriendo las principales civilizaciones.

Técnicas de Orfebrería [editar]

Las técnicas empleadas en el trabajo del oro fueron muy sencillas al inicio pues
los nativos zamawey de la regiòn sur de la penìnsula iberica pulimentaban su
estilo : el martillado en frío proporcionaba láminas e hilos que podían adoptar
formas diferentes. Posteriormente, pero aún en una época temprana, se
utilizaron el calentado y la fusión. Los avances técnicos supusieron una
diversificación de las formas; no obstante, es muy difícil cuando no imposible
datar las piezas tipológicamente.

Técnicas de Fabricación [editar]

• Fusión del material bruto: Obtenido el metal, se prepara en bruto


fundiéndolo en un crisol a 1.063ºC para eliminar impurezas,
posteriormente se vierte en un recipiente y se deja fundir.

• Martillado y batido: Separado el metal del recipiente, se realiza el


batido y/o martillado, para el badito se necesita interponer un material
flexible (cuero, tela,…) entre el metal y la herramienta para obtener
láminas finas y evitar huellas o roturas. El martillado supone golpear
directamente el metal para darle forma de lámina, lingote,… pero esta
técnica vuelve el metal quebradizo, por lo que debe alternarse con el
recocido en 400-800ºC, lo que regenera y cristaliza el metal y evita la
pérdida de maleabilidad y riesgo de roturas o fracturas.

• Cortado y acabado: El cortado se realiza a través del simple doblado,


marcando la línea de corte con una incisión. El acabado generalmente
se practica por la cara externa o visible de la pieza y consiste en una
limpieza o pulido por fricción o abrasión, valiéndose por ejemplo de
arena.
• Uniones mecánicas y ensambles: En la Península Ibérica, a partir del
Bronce Final se documentan las piezas compuestas y las primeras
aleaciones voluntarias.

• Soldaduras:

Se documentan sobre todo:

• Soldadura sin aporte de material soldante, basada en los distintos


puntos de fusión de los elementos a unir.
• Soldadura por difusión en fase sólida, calentando por debajo del punto
de fusión.
• Soldadura con aporte de aleación soldante, de composición Au-Ag-Cu
(Oro-Plata-Cobre).
• Vaciado a la cera perdida: Consiste en realizar un modelo inicial en
cera de un núcleo con la forma deseada, que se recubre de arcilla; de
este modo, al derretirse y quedar eliminada la cera del interior cuando se
vierte el oro fundido, se consigue un molde de fundición hueco que, al
solidificarse, reproduce la forma del núcleo.

• Almas de bronce u otro metal, chapados y dorados: El dorado con


panes de oro ya era una técnica empleadas por los egipcios en el III
milenio a.C. El tratamiento de superficie más espectacular es el
conocido como «mise en couleur», que consiste en eliminar la capa
superficial de cobre haciendo aflorar el oro, empleando una solución
ácida del jugo de ciertas plantas y el calor, este procedimiento era
adecuando cuando el contenido de oro era alto. Si las piezas eran de
baja ley se utilizaba una solución corrosiva de origen mineral,
hablándose entonces de «refinación artificial», que permitía jugar con
diferencias acusadas de color.

Técnicas Decorativas [editar]

• Repujado y embutido: El repujado se fundamenta en la realización de


motivos con un cincel de punta roma para evitar que se corte la lámina,
o bien con punzones que permitan curvar el metal sobre sí mismo y
definir grietas profundas desde el reverso, para que salgan en el
anverso. Si la pieza se trabaja por el anverso sobre un cuerpo ya en
relieve, se trata de un «embutido», técnica que requiere trabajar sobre
un soporte blando aunque consistente para que la lámina se mantenga
fija.

• Puntillado: Esta técnica decorativa se realiza con un cincel desde el


reverso de la pieza, obteniendo motivos a base de puntos en relieve por
el anverso.
• Decoración incisa: Se consigue mediante la incisión con un buril sobre
la pieza y bajo un soporte firme que sujete el objeto.

• Estampado: Consiste en presionar a golpe de martillo con un punzón


metálico sobre el reverso de una lámina; en el extremo del punzón se
halla el dibujo que se quiere reproducir en relieve. Cuando el punzón
deja su marca sólo por una cara del metal se llama «estampación por
impresión», mientras que cuando deja un relieve por una cara y un
hueco por otra se denomina «estampación repujada».

• La Filigrana: Es un esquema decorativo diseñado mediante hilos que se


sueldan a una lámina de base. Para fabricar los hilos hay dos métodos:
en un caso, se parte de una lámina cortada en tiras estrechas que se
enrollan sobre sí mismas sujetándolas por un extremo, lo que les deja
marcas helicoidales de retorcimiento; y en el otro, se realiza un fundido
previo en molde para obtener la forma de hilo y después se martillea
hasta obtener la sección deseada. Se llama «filigrana sentada» cuando
los hilos se sueldan sobre una base, y «filigrana al aire o calada»
cuando los hilos se unen entre sí, sin base.

• Granulado: Se basa en el mismo principio, y en él los hilos se sustituyen


por pequeñas esferas de oro. Consiste en soldar pequeños gránulos o
esferitas de oro a una superficie formando diversos motivos.
Generalmente «filigrana» y «granulado» se combinan entre sí, y a veces
también con otras técnicas, alcanzando una gran complejidad
compositiva.

Orfebrería prehistórica [editar]

Asi se le llamaba a la orfebreria en la prehistoria. Los primeros hallazgos de la


metalistería fueron sencillas piezas de oro que datan del periodo neolítico
seguidas muy pronto de las de plata, cobre y bronce, al abrirse la edad que
recibe el nombre de estos últimos metales. Los objetos que se labraron con
dichos materiales consistían en diademas lisas a modo de cinta, gruesos
brazaletes y collares rígidos (o torques) de una pieza, terminada por bolas
piriformes, otros collares formados por sartas de bolitas perforadas y, en fin,
anillos y pendientes de forma circular sencilla. La ornamentación de tales
preseas, cuando existe, es puramente geométrica y se limita a surquillos rectos
y en zig-zag, dientes, circulillos, puntos hechos a martillo, etc. Como cosa
excepcional, se existe del antiguo Egipto algún cuchillo de sílex con guarnición
y vaina de oro, ornamentadas con florones y figuras de animales. Se labraron
también de cobre y de bronce agujas, cuchillos y armas diferentes en forma de
flechas, espadas y hachas con alguna ornamentación geométrica en el puño y
con un temple y corte bastante fino en la hoja.

En la Península Ibérica, sobre todo en Galicia,para ser exactos en la


comunidad antigua de coyolar se han hallado buenos ejemplares de dichos
brazaletes, collares, aretes en espiral y pendientes de oro, algunos de ellos con
aplicaciones de filigrana que podrían ser de la época del arte ibérico
propiamente dicho.
LA ORFEBRERIA EN LA ANTIGÜEDAD
El impulso creador que tiende a elaborar formas de expresión
- objetos sin obvia utilidad práctica - surgió en un pasado remotísimo, tal vez
coincidiendo casi con la aparición de la especie humana.
EGIPTO

Las piezas de orfebrería que han quedado de la antigua civilización egipcia


atestiguan que sus artistas poseían ya una técnica casi perfecta. Los
orfebres egipcios sabían fundir, cincelar, repujar el metal, incrustar pequeñas
láminas de cristal y piedras en el oro. En el tesoro de Ramsés II hay unas
tazas en plata parcialmente doradas, en las que
pueden verse los fondos decorados con unos
grupos de animales repujados levemente.

Las joyas son numerosas; las hay con


representaciones de animales en hojas de oro
repujado, y retocadas con el cincel: constituyen
el rico ajuar de las reinas y de las princesas; de
una belleza incomparable, las planchas de la
sepultura de Tutankhamon son otro testimonio
de la evolución de esa artesanía en Egipto.

ORIENTE

Las piezas de orfebrería caldea, de una antigüedad de tres milenios,


encontradas en las tumbas de Ur: joyas, amuletos, pendientes, anillos de oro
incrustados de piedras y copas y vasos sobriamente decorados, puñales de oro
y lapislázuli, son suficientes para ilustrar el valor artístico de esta artesanía.
Curiosas son unas cabezas de animales fundidas y martilladas sobre una masa
de betún en vez de la clásica " brea" usada por los cinceladores
Es posible que el pueblo hebreo haya aprendido de los egipcios el arte de la
orfebrería. No conocemos obras que hayan subsistido, pero las descripciones
minuciosas de alguno de ellos que encontramos en los libros sagrados nos
hacen pensar que dominaron muy bien las técnicas de este campo de la
estética. El becerro confeccionado con el oro de los aros y anillos de los
israelitas, seguramente fue hecho con una forma de madera recubierta de
hojas de metal martilladas y cinceladas. En el libro del Éxodo hay detalles
precisos con respecto a los trabajos que fueron ejecutados por mandamiento
del Todopoderoso para el Tabernáculo,

En Persia, los tesoros de orfebrería de los soberanos rivalizaban en


opulencia: sólo por nombrar algunas de las exquisitas piezas elaboradas por
los persas, destacaremos del Tesoro de Oxus, el carro tirado por cuatro
caballos, totalmente trabajado en oro, indudablemente
de carácter votivo.
Otra obra espléndida es el ritón de oro, un vaso formado por un león alado y
el cubilete, cuyo fondo se suelda al cuerpo del animal.

Además de los trabajos con decoración animalística, con rico volumen, se


encuentran las piezas donde se observa la hábil estilización que reduce el
elemento vegetal a figuras geométricas esencialmente ornamentales.

GRECIA

Micenas es llamada por Homero "la ciudad en donde abunda el oro". Las
tumbas situadas bajo el Agora contenían cuerpos casi enteramente
revestidos de oro en planchas, y de joyas. Sobre

los rostros, máscaras repujadas


conservaban los rasgos del difunto,
las coronas, las joyas y ornamentos,
todos trabajados de una manera aún
primitiva. En cambio, las piezas
descubiertas en el tesoro de Atreo,
compuesto por millares de vasos,
diademas, pulseras, collares, pendientes, eran trabajados con verdadero
arte. Se supone que estas obras son de los tiempos homéricos de la guerra
de Troya, mientras que los cubiletes de oro encontrados en Vaphio, Laconia,
seguramente son posteriores.

Se puede atribuir al arte orfebrerístico la colosal estatua de Atenea que


Fidias ejecutó en el Partenón ( la diosa estaba elaborada de marfil, sus ojos
de piedras preciosas, el ropaje y las armas de plata y oro de colores
diferentes).

LOS ETRUSCOS Y LA ITALIA ANTERIOR A ROMA

Los etruscos que poblaron la región tirrena desde el -VIII, desarrollaron el


arte de la joyería y de la orfebrería que favorecía su lujo. Sin dudas,
recibieron influencia de los griegos, pero después fueron ellos los que
extendieron por toda Italia sus orfebres. Han sido encontradas en tumbas
etruscas, numerosas joyas de oro y de plata de muy buena ejecución, en la
que la decoración afiligranada fue tomada muchas veces de la fauna
oriental.

BIZANCIO

Los romanos transportaron a


Bizancio, con la capital de su
imperio, los procedimientos de sus artes decorativas. Como siempre, las
joyas y la orfebrería fueron los testimonios más visibles. San Juan
Crisóstomo, patriarca de Constantinopla, deploraba en una homilía "que
toda la admiración de los hombres fuera reservada a los orfebres". El talento
de los mismos era consagrado en gran parte a las obras religiosas.

LA ORFEBRERIA EN LA EDAD MEDIA

De la vasta orfebrería religiosa llevada a cabo en la Edad Media, cuando los


Capítulos ordenaban la creación de talleres de orfebrería para que, con sus
obras, enriquecieran las basílicas con fastuosos relicarios, cruces, vasos
sagrados, misales con
cubiertas de oro y plata, sólo
nos referiremos brevemente a
uno de sus representantes, que
aún hoy, los plateros argentinos
y de casi todo el mundo
cristiano, consideran su
Patrono.

SAN ELOY, Patrono de los


Orfebres

Cuando hablamos de los


orígenes de la orfebrería
francesa, inmediatamente
aparece el nombre de uno de
los santos más populares,
maestro eminente en este arte. Entre las anécdotas que recordamos del
santo orfebre, figura la que rememora la ejecución de dos tronos en lugar de
uno, con el oro que Clotario II le había enviado para confeccionar un trono.
Esto demuestra, además de su probidad y destreza, su conocimiento en el
arte de alear los metales que le permitió aumentar la cantidad y la
resistencia del oro.

Sus obras más numerosas, que enriquecieron catedrales e iglesias, fueron


las arcas destinadas a guardar los cuerpos de los santos y las cruces de
altar. Todas las obras de San Eloy son de estilo merovingio. Este había
fundado un monasterio en Solignac, donde, bajo su dirección, hábiles
monjes trabajaban con plata y oro, en la soledad y el recogimiento.

LA ORFEBRERIA EN LA EUROPA DEL RENACIMIENTO


De la orfebrería del Renacimiento, podemos
decir que fue tan importante, que muchos de los
grandes artistas italianos de esa época, además
de escultores, pintores o arquitectos, fueron
sobresalientes orfebres. Tal el caso de Ghiberti,
Donatello, Filippo Brunelleschi, Domenico
Ghirlandaio, Andrea Verrocchio, y, por supuesto,
Benvenuto Cellini.

De todos los nombrados, sólo haremos


referencia a un fragmento de la obra de
Cellini, "Tratados de la Orfebrería y la
Escultura" (Florencia, 26 de febrero de 1568),
en donde explica de qué manera y con
elementos cincela. Explicación que acerca su
arte notablemente al de la orfebrería de
nuestros días:

"...Ese vaso yo lo llené con pez negra y luego dibujé sobre el cuerpo de la
obra todas las figuras que deseaba hacer usando para eso un estilete de
acero bruñido. Después volví a dibujarlas con pluma y tinta con toda la
prolijidad que conviene al buen dibujo, luego usé mis cinceles ( los cuales
eran del largor de un dedo y del grosor de una pluma de oca). Estos hierritos
son de muy diversa hechura, algunos en formas de una C pequeña, otros,
de una C grande, unos más encorvados, otros, menos, y algunos
completamente derechos. Es necesario tenerlos de todos los tamaños. Con
ellos y un martillo del peso de tres o cuatro onzas, golpéase diestramente
hasta perfilar todo lo que se hubiese dibujado; después pónese la copa al
calor de un fuego dulce a fin de poder retirar la pez con la cual ha sido
rellenada y se la hace hervir en goma de barrica con sal, para blanquearla.
Llegados a este punto, empléanse ciertas herramientas en formas de
yunque hechas en puro hierro. Estos hierros estarán colocados, fijos, en un
cepo y sirven para sujetar la copa; en el interior de ésta se ubica uno de
esos cuernitos con la punta vuelta hacia arriba, que tenga la misma curva
del vaso, colocándolo en aquellos lugares en los cuales iráse a trabajar,
empezando a golpear suavemente hasta conseguir aquel relieve que el
discreto e inteligente maestro juzgue necesario. Una vez hechas todas las
figuras, animales u ornatos, se debe recocer la copa y luego blanquearla y
volverla a rellenar con pez, para volverla a trabajar con los cinceles, que
esta vez serán de la misma forma que los anteriores, mas con distintas
puntas, como ser en forma de porotos u otras formas, según la usanza del
maestro. Sólo interesa que no sean filosos, a fin de que no lleguen a
agujerear la plata".

JOYERIA

Fechado en 1572 e impreso en Valladolid, el "Quilatador de la plata, oro y


piedras" de Juan Arfhe de Villafañe, tiene en la contracara de su tapa, la
licencia para su publicación otorgada por Felipe II, rey de España, y explica,
entre otras cosas, cómo se realiza la aleación de la plata, cómo se funden el
oro y la plata, juntamente con indicaciones prácticas para la manipulación de
los metales. Un ejemplo más de la importancia y la difusión que tenía este
oficio.

El autor, Juan Arfe de Villafañe, natural de León, nacido en el año 1535 y


fallecido en Madrid en 1603, es uno de los más reconocidos orfebres
españoles. Son de su elaboración, las Custodias de las Catedrales de Ávila,
Sevilla y Valladolid.

También orfebres, su padre Antonio de Arfe, español, (1510-1571), trabajó


en estilo plateresco (su obra sobresaliente, la Custodia de la Catedral de
Santiago de Compostela) y su abuelo Enrique de Arfe, de origen alemán,
instalado en España, casi totalmente renacentista, elaboró las Custodias de
Sahagún y de las Catedrales de Córdoba y Toledo.

AMERICA PRECOLOMBINA

Mucho antes de la conquista de los españoles, el arte de trabajar los metales,


tanto en Méjico como en el Perú y Colombia, era practicado por los indígenas,
quienes habían alcanzado un alto grado de desarrollo.

El Perú fue uno de los centros metalúrgicos más avanzados. Además de los
metales preciosos, como el oro y la plata, trabajaron el cobre y lo alearon con
estaño. Reprodujeron fielmente los objetos y las armas que antes habían hecho
en piedra.
Entre los objetos elaborados en metal, son importantes los que utilizaron en
sus teogonías, los de la dignidad imperial y religiosa.

El Templo del Sol (Intiwasi) tenía las paredes interiores cubiertas de láminas de
oro, los adornos y el trono del

mismo metal, como así también los sitiales alineados a ambos lados del
trono real.
El Templo de la Luna (Mama-Killa), recubierta por láminas de plata y
adornada con atributos y sitiales también de plata.

El Inca Garcilaso de la Vega relata en sus "Comentarios Reales" Bs. As.


Emecé 1943 T.II pp 9-10: "El Inca se sentaba, de ordinario, en un asiento de
oro macizo que llaman tiana (...) Las vasijas de todo el servicio de la casa
eran de oro y plata (...). En muchas casas tenían baños como grandes
tinajones y caños de plata y oro, por los cuales venía el agua a los
tinajones"

En cuanto a los aztecas, mencionaremos uno de sus pueblos, el de los mixtecas, cuyo
espléndido florecimiento acaba en el siglo XVI, por la conquista española. El arte de los
mixtecas es, esencialmente, un arte de plateros. Característicos son sus pectorales de
oro, de tamaño reducido, para cuya ejecución usaban la técnica de la cera perdida.
Modelados con gran abundancia de detalles, estos pectorales presentaban, generalmente,
la imagen de algún dios.
Méjico es, actualmente, el país de América donde se practica la orfebrería con mayor
cantidad de artífices.

La orfebrería prehispánica en
Colombia se desarrolló
especialmente en las regiones
andinas desde cuatro siglos
antes de Cristo, impulsada por la
disponibilidad de recursos
minerales. Las avanzadas
técnicas que se advierten en sus
productos y las figuras y símbolos
que éstos representan, indican la
existencia de una verdadera
especialización del trabajo y de
una larga tradición cultural. Esta
actividad ,orfebreril se
interrumpió, como en el caso de los aztecas, cuando su trabajo debió
limitarse a la explotación de los yacimientos auríferos para fortalecer el fisco
de la corona española.

AMERICA COLONIAL

Durante los primeros tiempos de la colonización, a partir de 1528 en que se


revocó la medida que prohibía por Real Célula el trabajo de oficiales plateros
en América, los talleres españoles empezaron a establecerse con sus
artistas y artesanos y a enseñar a los aprendices indígenas o extranjeros,
las técnicas practicadas en Europa. Sólo que debían únicamente labrar la
plata pero no fundirla. Esto se hacía en las casas de fundición de la Corona,
para reducir la evasión del pago del quinto real, pero, a la vez, favoreció el
desarrollo de la orfebrería en América.

A comienzos del siglo XVI ya está documentada la llegada del maestro


platero Pedro Belvis y sus oficiales. Siguiendo el ejemplo de los artesanos
en la Península, los plateros de algunas ciudades se organizaron, primero,
en hermandades y cofradías, y
luego, en gremios que tomaron
por patrono a San Eloy.

En la segunda mitad del siglo


XVIII aparecieron las primeras
ordenanzas generales del
gremio. En "El gremio de los
plateros en las Indias
Occidentales" de José Torre
Revello, Bs.As., Instituto Investigaciones Históricas. Facultad de Filosofía y
Letras, 1932 , leemos que las piezas terminadas debían ostentar tres
marcas: la del artífice, la de la ciudad y la del quinto real, que consistía en
una pequeña corona, estas últimas estampadas en la Casa de la Moneda,
después de haber verificado con un leve burilado, la calidad del metal.

ARGENTINA COLONIAL Y LIBRE

Los Primeros Plateros


Entre los orfebres que llegaron al Río de La Plata, el primero del cual se
tiene noticia es Juan Velázquez, nacido en la provincia de Sevilla, quien
integró la expedición de Pedro de Mendoza, de 1536.

Después de algunos otros nombres, Jaques, Juan López, Diego de Rivas,


Francisco de Ruiz,Francisco Carrasco, Rodrigo Ferreira, quien intentó
introducirse clandestinamente en Buenos Aires, Miguel Pérez, Francisco
Cuesta, Francisco Ribero, entre otros, podemos decir que en el puerto de
Buenos Aires se había establecido y desarrollado la orfebrería colonial.

En los primeros tiempos de vida independiente siguieron actuando algunos


plateros coloniales, como Jerónimo Martínez y Manuel Peichoto, activos
hasta 1826 y 1829, respectivamente.

El decreto del 17 de febrero de 1837 y el posterior del 18 de julio, son


interesantes para el estudio de nuestra platería. En ellos se establecen
ordenanzas para el desempeño de este oficio: - el platero deberá adoptar
una marca personal para identificar las obras realizadas por él, - deberá
indicar en la pieza la ley dada al metal, - no se permitirá introducir del
extranjero ningún artefacto de oro o plata que tenga ley más baja que la
establecida para las obras que acá se realizan.

Mariano Martínez, hijo de Jerónimo, continuó la tradición artesanal de su


familia. Como platero está documentado entre 1818 y 1851. Tres años
después aparece otro platero con ese apellido y en 1855, cuando se hace
un censo de Buenos Aires, se anotan tres hermanos plateros Martínez, que
pueden ser hijos de Mariano, por la ubicación de su domicilio.

Se atribuye a Mariano Martínez un hermoso sahumador conservado en el


Museo Nacional de BellasArtes que es el objeto de plata fechado más
antiguo donde se emplean técnicas manuales y mecánicas juntamente.

Manuel Alais, hijo de un marino francés, nació en Buenos Aires en 1818 y


desempeñó el oficio de platero. De él se conservan unas espuelas de diseño
muy simple

Cándido Silva, nacido en Uruguay en 1817, es uno de los plateros más


renombrados. Para 1851 tenía dos talleres en Buenos Aires. A su muerte, su
yerno Manuel Moreno continuó al frente de la empresa "Cándido Silva y Cía"
y punzonando las obras con la marca del suegro

En 1856, un orfebre italiano, Pablo Cataldi, llegó a

Buenos Aires escapando de las convulsiones políticas que agitaban a su


país. Halló en el nuestro el apoyo oficial para desarrollar una obra
sumamente interesante.
Ya el 2 de septiembre de 1856, un periódico de la ciudad elogió la obra de
Cataldi, y ésta es la primera noticia que se tiene de su actividad local: "El
cincelador Cataldi. Hemos visto una obra notable de cincelado de realce en
plata por un artista siciliano que se halla actualmente en Bs. As. (...) ".
Tenía una personalidad curiosa, su vida fue azarosa, con ribetes
tragicómicos y un final tremendo, entre la pobreza, el Asilo de Mendigos y la
locura, que terminó en suicidio.

Del siglo XIX, podemos resumir que la orfebrería argentina se desarrolló


como platería religiosa, y en mayor grado, como civil y rural.

Hemos nombrado algunos de los primeros y más reconocidos plateros, pero


la lista es muy vasta e interesante, y no puede agotarse en esta síntesis.

PERU COLONIAL Y LIBRE

Entre la rica variedad de trabajos realizados en el Perú durante la época de


la Colonia y posteriormente, queremos detenernos en la elaboración del
mate, porque, por su uso y su fabricación, lo sentimos como el objeto más
cercano a nosotros.

En Perú se reconocen todos los prototipos a partir de los cuales


evolucionarán las soluciones plásticas para los mates de plata. Dos tipos de
calabazas son los que dan origen a esas soluciones, uno es el mate tipo
galleta y el otro, la calabaza ovoidea.Los mates peruanos del siglo XVIII
eran de tipo galleta, la boca reforzada con un reborde pulido, dos placas de
metal semicirculares recubriendo los costados mayores y dos más
pequeños, ornamentando los laterales. Esas placas de metal son de oro o
plata cincelada. Poseen dos pequeñas asas terminadas en figuras de bulto,
generalmente aves.

El otro tipo de mate es más difundido y corresponde a una calabaza oblonga


recubierta con montura de plata, la boquilla lisa sobre la que se calza una
tapita unida a la montura del recipiente por una cadenita, un casquete
inferior protege la base de la calabaza, y está unido a la parte superior por
fajas verticales.

Estos mates están asentados generalmente sobre tres tipos de base: tres
patas de doble curvatura, una

columna cilíndrica o una base en forma de campana


AMERICA ACTUAL
Latinoamérica sigue siendo tierra de artesanos. En el amplio abanico de los
productos elaborados manualmente, ocupa un importante lugar la orfebrería.

Con las características que la identifican en cada región, según sus raíces
precolombinas y el aporte de colonizadores e inmigrantes, actualmente se
desarrolla una importante platería en Méjico, Ecuador, Colombia, Perú y, por
supuesto, en la Argentina.

ARGENTINA ACTUAL

Para analizar la platería argentina actual, es necesario seguirla a través de


las grandes muestras que convocan a los orfebres de distintos puntos del
país, y en las que se puede apreciar el rico mosaico de obras cuyos estilos
reflejan tradiciones locales y regionales heredadas y el sello personal de
cada artífice.

Las tendencias actuales de nuestra orfebrería son dos: una enraizada en la


tradición y la otra, incursionando en la estética contemporánea.

En la platería argentina contemporánea, el estilo olavarriense, marca un


hito fundamental, primero por la claridad de su origen que responde a la
idiosincrasia de nuestro pueblo en cuyas raíces se funden lo americano y lo
europeo, y luego, por la perfección de sus obras y su trascendencia en
distintas regiones del país (en las que se adopta como estilo de trabajo,
gracias a la difusión que hace del mismo la Escuela de Orfebrería), y en el
extranjero, donde se conocen y valoran las piezas de los orfebres
olavarrienses.

Ejemplos de Muestras donde es posible reconocer la existencia de una


platería abundante y renovada, a la vez que evaluar la calidad de las obras,
son:

• Primer Encuentro Nacional de Plateros de Olavarría.


1992.
• Los tres Encuentros Nacionales de Plateros de Salta .
1995 - 1996 - 1997.
• "Homenaje a Dámaso Arce", Museo Isaac Fernández Blanco .
Buenos Aires - 1997.
• Muestra de plateros contemporáneos.
Museo de Artes Decorativas. Buenos Aires 1999.
• Muestra "Los Maestros", Hotel
Costa Galana.
Mar del Plata - 1999.
• Salones anuales de Plateros
contemporáneos. Feria del
Sol .
Palais de Glace. Buenos
Aires.
• Salón de Plateros contemporáneos.
Feria de Colón. Entre Ríos - 1998.

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