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LA VERDAD, UNA NECESIDAD PARA EL BIENESTAR HUMANO O UN CONCEPTO

SOBRESTIMADO

Desde el inicio de las culturas, de las que se tiene un legado constatable, el ser humano ha
procurado adquirir un desarrollo intelectual que le permita entender y explicar todo a su
alrededor. Así pues, en medio de su búsqueda del conocimiento absoluto, fue gestando una
auto exaltación del intelecto humano, logrando, con esto, llegar a una arrogancia narcisista;
con la cual, ha presumido que desde el mundo intelectual puede responder a todas las
necesidades de la humanidad. Sin embargo, como comunidad, la necesidad primordial del
ser humano es, en la práctica, su desarrollo interpersonal. Por tanto, frente a este tema,
académicos de muchas áreas del conocimiento, normalmente humanistas, han intentado
hacer aportes acerca de esto. Así pues, dentro del campo de los apasionados por la
sabiduría, sofistas, con el ánimo de conseguir estrategias para alcanzar una convivencia
eficaz y sana, argumentaron que la justicia debía ser un pilar para la comunión de los
individuos.
De este modo, se llega a la posición del sofista Antifonte, quien no oscila en argumentar que
es la "verdad", un pilar fundamental para las relaciones humanas, consiguiendo, según él,
que el bienestar de la sociedad se garantice.
Sin embargo, visto desde la practicidad de las relaciones interpersonales de los individuos
en la comunidad, este postulado es difícilmente observable. Al parecer, aunque la “verdad”
es una de los mayores objetivos desde la academia, parece que los individuos se resisten a
hacer uso de ésta de manera constante, dejando la sensación que no es completamente útil
para los objetivos personales de los individuos al momento de conseguir relaciones
exitosas. Para Antifonte, en “Sobre la verdad”; existe una relación entre la naturaleza y el
mundo de la verdad (lo justo) y entre lo humano y el mundo de apariencia (lo injusto).
Haciendo una precisión acerca de lo justo con respecto a lo legal; pues, afirma que, a pesar
de la existencia de la “ley” en la naturaleza, está (la ley) puede ser manipulada por el ser
humano, lo cual no identifica, ​per se,​ lo verdadero.
Sin embargo, a pesar de lo expuesto por Antifonte, para Sócrates, entender un mundo en el
cual haya una exclusividad para la verdad sería contraproducente; pues, para Sócrates, la
misma mentira puede llegar a ser, en ocasiones, menos perjudicial que la mentira.
Por tanto, es pertinente revisar a la luz del debate filosófico de la "verdad", si existen
posiciones encontradas frente a su pertinencia constante en la vida social. Por esto, es
pertinente revisar si cuando los sofistas, seguidores de esta postura, argumentan que la
verdad es una necesidad ineludible para el bienestar del ser humano, ¿son realmente
consecuentes con las necesidades pragmáticas de la humanidad para mantener una sana
convivencia y, por tanto, el bienestar de los individuos?
Para la resolución de este interrogante – problema, se pretende hacer un debate frente a
dos posturas diferentes. Primero, intentando revisar el argumento de Antifonte, intentando
entender su concepción, esto con el fin de analizar su pertinencia en la actualidad. Luego se
intentará buscar una línea argumentativa que este en contraposición con dichas posturas,
para conseguir, así, dos visiones diferentes y poder proponer una resolución que satisfaga
las necesidades de la sociedad. Habrá una aportación de conceptos ligados al tema desde
la lingüística, al ser el lenguaje el medio por el cual se consigue hacer la base
argumentativa y el mecanismo por el cual se implementa el uso de la “verdad” en la
sociedad.
Para Antifonte, lo humano siempre está enfocado al placer y el hedonismo; lo cual implicaría
lo humano, aquellas cosas que consiguen cumplir las necesidades pensadas en
conveniencia al hombre; así pues, el propone que transgredir la ley (humana) no trae
consigo una implicación tácita de malestar; pues, solo tiene una repercusión cuando se es
descubierto y castigado, cuando el humano es regido por los principios humanos, por lo cual
se debe ajustar a las sanciones humanas para restablecer el orden humano que se basa en
las convenciones dadas por la conveniencia de la comunidad que crea las leyes; lo cual
dista de lo natural, donde trasgredir sus leyes (naturales) siempre tiene una implicación de
mal, una implicación a fondo en todo aquello que existe. Es una forma de transgredir el
orden general de todo lo existente, por lo cual, sea o no sea descubierto, afecta cada cosa
existente.
Por consiguiente, esta postura de Antifonte parece ser muy cuestionada, pues hace
fácilmente presumible que elimina la espontaneidad misma de la vida. El ser humano
necesita satisfacer todas sus necesidades por vánales que parezcan, son importantes para
él, y que al ser compartidas por la comunidad, se convierten en el orden humano, en ley.
Esto se convierte en importante socialmente. Generando la noción de que lo natural no
logrará satisfacer los impulsos vitales, así como la noción idealizada de justicia (“no hacer
daño a los demás ni recibir daño de ellos.”). ya que, si el orden natural dista de lo humano a
tal punto que se contrapongan, el ser humano estaría siempre a manos de una ley (la
natural) que no defendería sus necesidades.
Partiendo de la base antropocéntrica, el ser humano es especial, y, por tanto, superior a los
otros seres animales; por su capacidad de entendimiento, su raciocinio. Esto como una
demostración del narcisismo intelectual de ser humano. Pero, en contraposición, para
Nietzsche esta cualidad resulta realmente sobrevalorada, argumentando que el
conocimiento es arbitrario lastimoso y oscuro, falto de cualidades para ser considerado un
privilegio; ya que, en su afán por alcanzar la verdad, le ha generado al ser humano una
falsa noción de éxito en dicha tarea. Así pues, parece que Nietzsche apoya la noción acerca
que lo humano es nocivo, pues asegura que el humano ha utilizado el conocimiento para el
engaño, el fraude, la adulación, etc. Asegurando que en su aparente búsqueda por la
verdad, solo busca (y alcanza) la codicia y la crueldad. Usando como medio el lenguaje,
esto por medio de argumentación que le da validez a lo irreal e impreciso. Peor aún,
desestimando aquello que no suene apetecible para quien recibe el mensaje. Por tanto, se
consiguió que la sociedad olvidara el valor arbitrario de las palabras, propiamente del signo
lingüístico, haciéndolas siempre deseadas, supuestas como fieles. Esto explicaría por qué
algunas ramas de la lingüística han osado proponer también “la verdad” como una
necesidad básica para el éxito comunicativo. Tal es el caso de Paul Grice, quien incluye a la
“verdad” (o lo que se considera verdad), dentro de sus máximas comunicativas, aseverando
que la conversación es una realidad, un hecho cotidiano, en el cual los hombres se ven
continuamente involucrados, por medio del cual se interactúa con las personas que los
rodean y que los va permitiendo hacer comunidad. Por lo cual, en su propuesta de “Principio
de Cooperación”, dicta una máxima de ​Cualidad​​, “intente que su contribución sea
verdadera, no diga algo que crea falso, ni diga algo de lo que no tenga pruebas suficientes”.
Mostrando con esto que la verdad fue un constructo socialmente aceptado, el cual está
ligado a lo que se concibe como deseable para la sociedad, por sus sustentos
argumentativos, más allá de su fondo real, el cual podría no ser apetecible ni deseable para
quienes reciben el mensaje.
Con esto se consiguió, según Nietzsche, una obligación moral de querer “la verdad”,
repudiando la mentira; suponiendo que la verdad es aquello que sea deseado y
argumentado. Por tanto, se entenderá que el concepto de “verdad” está cimentando en la
condición humana de los términos, dándole una institucionalidad a un concepto que le
alimenta su ego intelectual, pues fue creado por y para ello.
Sin embargo, teniendo en cuenta que, aunque Nietzsche no esté de acuerdo, la finalidad
misma del ser humano es su bienestar, el hecho que el concepto de “verdad” haya sido
sobrevalorado por el narcisismo intelectual del hombre, es apenas lógico que se pueda
considerar pertinente dicho concepto para la finalidad misma del ser humano, “estar bien”.
Pero, el problema de la implicación de ser la “verdad” una necesidad ineludible para el
bienestar del hombre, estaría fundamentada en no conocer hasta qué punto esa “verdad”
realmente garantiza el bienestar del individuo y del otro. Así pues, tomando al mismo
Nietzsche como referencia, “¿Qué dosis de verdad puede soportar el hombre?”, ¿Podría
considerarse que el hombre realmente no desea la verdad en todas las circunstancias y
contextos?. Incluso, debe ponerse en cuestionamiento si la verdad es siempre un aliciente a
la esperanza, ya que, también visto desde la perspectiva de Nietzsche, “La esperanza es un
estimulante vital muy superior a la suerte.”, si la verdad atenta contra la esperanza,
realmente no aporta al bienestar del ser humano.

BIBLIOGRAFIA

MELERO, A. (s.f.). ​Sofistas Testimonios y Fragmentos.​ Editorial Gredos.


NIETZSCHE, F. ​Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. E ​ ditorial Tecnos. 1873
VALDES, L. ​La búsqueda del significado, lecturas de filosofía del lenguaje. ​Editorial Tecnos.

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