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¿JESÚS CAMINÓ SOBRE EL MAR?

Se acercaba el final del semestre, era un viernes por la mañana. Ese día, mis
compañeros de clase y algunos profesores, nos habíamos puesto de acuerdo para
ir a despedir el año escolar en unas albercas cercanas al Seminario; así que
emprendimos el viaje.
Por esos días las temperaturas en la ciudad ya alcanzaban los 40°C (104°F), por lo
tanto, en cuanto llegamos al lugar comenzamos a cambiarnos de ropa para ir al
agua y refrescarnos un poco. Luego de un rato en la alberca, ya con las ideas más
frescas, comenzaron las competencias de clavados y las bromas. De pronto, alguien
dijo, a manera de chiste (pues la mayoría éramos estudiantes de teología): “Los
clavados son sencillos, pero véanme ahora: voy a caminar sobre el agua”.
Obviamente, mi compañero se hundió en la alberca sin si quiera dar un paso; y
todos comenzamos a reír a carcajadas.

Ahora bien, la mayoría hemos leído o escuchado esos relatos en los que Jesús
caminó sobre el mar. Sin embargo, en esta época en la que vivimos —la era
científica— todo hay que demostrarlo mediante el método científico. Por esta razón,
para algunas personas, es difícil aceptar la historicidad de dichos acontecimientos.
Para un lector posmoderno, leer por ejemplo el evangelio según Marcos 6:45-52
donde se dice que Jesús caminó sobre el mar parece prácticamente imposible; es
una locura diría: ¡Nadie puede caminar sobre el mar! O en el caso contrario, apelaría
a que tuvo que haber un truco de por medio (al estilo de los magos o ilusionistas de
hoy); esto sucede, porque bajo nuestra manera cientificista de comprender la
realidad nos interesa mucho responder a los ¿cómo? Por ejemplo, el hombre de
hoy razona más o menos así: “Si es cierto que Jesús camino sobre el mar, entonces,
¿cómo lo hizo?”.
Por otro lado, si le hacen esta pregunta a un teólogo, y si éste busca ser honesto,
la respuesta será: “No lo sé”. Contrario a lo que muchos piensan, la Teología Bíblica
(aunque podría ser clasificada dentro de las Ciencias Humanas y Sociales) no se
interesa por los “cómo”; más bien pretende responder a los “quién”. En este sentido,
la Biblia como un libro teológico (un libro que habla de Dios) y no científico, busca
transmitir un mensaje que responda a los “quién”. Por mencionar algo, los
evangelios nos cuentan que Jesús sanó a diversos enfermos; pero no nos dicen
“cómo” lo hizo, simplemente nos dicen “quién” estuvo detrás de aquella sanidad. Así
pues, en función de esa obra divina la gente de fe puede ir construyendo una
teología o una idea sobre Dios; entonces, si Jesús sanaba enfermos, en el fondo no
necesito saber “cómo” lo hacía, me es suficiente saber que también Dios (“quién”)
está interesado en la salud física (integral) de los seres humanos.
El relato donde Jesús camina sobre el agua aparece en tres de los cuatro evangelios
canónicos, más específicamente: Mateo 14:22-33, Marcos 6:45-52 y Juan 6:16-21.
A continuación me gustaría analizar el relato del evangelio según Marcos,
limitándome solamente a éste por dos razones: (1) el espacio de estos artículos y
(2) porque, siguen la investigación más reciente, Marcos es el primer evangelista en
escribir y el más interesado en apegarse a lo histórico.
Marcos y el género evangelio
Hacia el año 70 d.C., más o menos en la década en que Marcos escribió su
evangelio, existían ya distintos géneros literarios; por ejemplo: vida de profetas
(hablar de un enviado de Dios), aretología (cotar la virtud de un hombre) y epifanías
teológicas (hablar de la manifestación de lo sagrado). Sin embargo, Marcos no se
conformó con uno de esos géneros literarios; así que inspirado escribió en un nuevo
género llamado: evangelio (buena noticia). Ciertamente, este nuevo género literario
habla de Jesús como el enviado de Dios (vida de profetas), habla de sus virtudes
(aretología) y de la manifestación de lo sagrado en él (epifanías); pero solamente lo
hace para contarlos la buena noticia: hay salvación para el mundo.
Por otro lado, aunque Marcos pretende apegarse a la historia (como se ha dicho
antes) debe quedar claro que el genero evangelio no es un tratado de historia; sino
que interpreta todo el acontecimiento-histórico de Jesús a la luz del acontecimiento
pascual (la muerte y resección de Cristo), por lo tanto, aunque todo lo que se escribe
en el evangelio descansa sobre un acontecimiento histórico verdadero, los
evangelistas, con la intención de comunicar la buena noticia, interpretan dicha
historia a la luz de la fe. Dicho de otro modo, los evangelistas sí se inspiran en
acontecimientos históricos; pero en el fondo no tienen la intención de contarnos
historia como tal, sino un tipo de historia-teologizada en la que ellos han podido
encontrarse con Jesucristo.
Jesús camina sobre el agua
El texto bíblico de Marcos donde se presenta a Jesús caminando sobre el agua es
el siguiente:
“Inmediatamente después, Jesús insistió en que sus discípulos regresaran a
la barca y comenzaran a cruzar el lago hacia Betsaida mientras él enviaba a
la gente a casa. Después de despedirse de la gente, subió a las colinas para
orar a solas.
Muy tarde esa misma noche, los discípulos estaban en la barca en medio del
lago y Jesús estaba en tierra, solo. Jesús vio que ellos se encontraban en
serios problemas, pues remaban con mucha fuerza y luchaban contra el
viento y las olas. A eso de las tres de la madrugada, Jesús se acercó a ellos
caminando sobre el agua. Su intención era pasarlos de largo, pero cuando
los discípulos lo vieron caminar sobre el agua, gritaron de terror pues
pensaron que era un fantasma. Todos quedaron aterrados al verlo.
Pero Jesús les habló de inmediato: «No tengan miedo —dijo—. ¡Tengan
ánimo! ¡Yo estoy aquí!». Entonces subió a la barca, y el viento se detuvo.
Ellos estaban totalmente asombrados porque todavía no entendían el
significado del milagro de los panes. Tenían el corazón demasiado
endurecido para comprenderlo.” (Mc 6:45-52 NTV)
Volviendo a la pregunta inicial: ¿Jesús caminó sobre el mar? La respuesta más
congruente sería, como dije anteriormente, “no lo sé” y si soy creyente podría decir:
“no los sé, pero creo que así fue”. Pues en este punto, creyentes y no creyentes,
todos estamos en las mismas posibilidades; sin poder negar o afirmar rotundamente
una cosa o la otra. Independientemente de lo anterior, debemos recalcar que las
intenciones de Marcos más que históricas son teológicas y evangélicas; por lo tanto,
la riqueza del texto la habremos de buscar en lo que nos quiere decir sobre la buena
noticia, en otras palabras, la pregunta correcta sería: ¿qué nos dice este fragmento
del evangelio sobre Jesús y sobre Dios? ¿El centro de la narración es el hecho de
que Jesús caminó sobre el agua o hay algo más que desea recalcar? ¿Deberíamos
reducir esta narración a un simple milagro donde se rompen las leyes de la
naturaleza o habrá mucho más que aprender de ella?
Solución apresurada
Una primera solución es la interpretación alegórica, pero parece ser una solución
apresurada. Esta hermenéutica se sustenta en la concepción sobre el mar que
prevalecía en la Antigüedad, pues parece en el contexto del Antiguo y Nuevo
Testamento la figura del mar es un elemento clave y que según dicen, los que
defienden esta interpretación, debe interpretarse simbólicamente. El mar en aquel
contexto era visto como un animal feroz, al cual Dios tenía que controlar y limitar
para que no se tragara a la tierra y lo que había en ella; por lo que con el tiempo
vino a ser un símbolo de los poderes demoniacos.
Entonces, siguiendo está interpretación, el hecho de que Jesús haya caminado
sobre el mar quiere decir que está por encima de esa maldad que representa. Sin
embargo, esta interpretación encierra el mensaje del pasaje a la caminata sobre el
agua; pero dentro del contexto es evidente que esta narrativa debe interpretarse a
la luz de la “multiplicación de los panes y los peses” (6:30-44), pues comienzan
diciendo que “Inmediatamente después” (Mc 6:45) de que Jesús alimentó a los cinco
mil envió a los discípulos a navegar y termina diciendo que éstos “estaban
totalmente asombrados porque todavía no entendían el significado del milagro de
los panes” (Mc 6:51).
Similitud con la asunción
La interpretación que más convence a los estudiosos bíblicos parece ser la que
destaca las similitudes del relato con la asunción de Jesús. ¿Cómo es eso? Pues
los eruditos se han percatado que en esta narración hay muchas similitudes con los
relatos de la asunción, veamos: Jesús sube al monte, envía a sus discípulos, se
despide de la multitud y desde arriba sigue estando al pendiente de sus seguidores
(como lo prometió). Pero alguien podría preguntarse: ¿por qué Marcos escribiría
eso si aun no anuncia la muerte y resurrección de Jesús?, a lo cual los teólogos
bíblicos nos llevarían a recordar que Marcos se ha escrito en el año 70 d.C.; casi
cuarenta años después de que el Maestro hubiese muerto y resucitado, por tanto,
en el fondo el evangelio, que se sostiene en el acontecimiento pascual, con cada
una de sus narraciones quiere apuntar hacia dicho acontecimiento. Dicho de otro
modo, la clave para leer en evangelio en cuanto a genero literario es el
acontecimiento pascual; por lo que no sería tan descabellado interpretador este
episodio de Marcos a la luz éste.
Por otro lado, la segunda pregunta valida sería: ¿está hermenéutica logra abarcar
mejor el mensaje de la narrativa? Al parecer sí. Los biblistas que interpretan la
caminata de Jesús sobre el mar como un relato pospascual, es decir, a la luz de la
asunción; sostienen precisamente que el mensaje central del episodio bíblico no
está en que Jesús caminó sobre el mar, sino en el hecho de que él ha enviado a
sus discípulos (iglesia) y que aun cuando los vientos puedan ser contrarios para
éstos; el Señor Jesús los sigue acompañando. Todo esto cobra mucho sentido en
el contexto de las adversidades que enfrentó la iglesia primitiva.
El fantasma en el relato
Otro elemento, que puede ocasionar curiosidad, es cuando la narrativa continúa
diciendo: “… pensaron que era un fantasma” (Mc 6:49). Los discípulos pensaron
que Jesús era un fantasma, ¿qué significa esto? Esto no es nada más que otro
recurso literario del evangelista Marcos, con el cual consigue agradarle dos cosas
al relato que ha venido construyendo: (1) mayor dramatismo y (2) otro destello
teológico.
El detalle del fantasma, sostienen los eruditos, es una manera en la que el
evangelista está diciendo que cuando las cosas van mal para los discípulos (la
iglesia), cuando los vientos son contrarios o en los tiempos de adversidad; la fe de
los creyentes puede flaquear, en esos momentos difíciles, Jesús parece como un
fantasma.
Una tormenta interior
Llama la atención que a diferencia de Mc 4:35-40 donde Jesús calma la tempestad,
en está ocasión el evangelista solamente habla de un viento contrario; y
paradojamente dice: “cuando los discípulos lo vieron caminar sobre el agua, gritaron
de terror” (6:49). En este punto, los teólogos sostienen que en está ocasión el
evangelista pretende describir una tormenta interior. Las crisis de fe, no mirar
claramente a Dios en medio de la dificultad; generan las mas grandes tormentas en
el ser humano. Así pues, esta sería otra razón para no centrar la interpretación del
pasaje en la caminata sobre el agua; sino en la riqueza de los demás elementos
que aparecen.
Cuando los discípulos (iglesia), aquellas personas de fe que hemos creído en Jesús,
tenemos que remar en la vida con vientos contrarios y comenzamos a sentir como
si Dios no estuviera, cuando Jesús solo parece un fantasma; entonces, la tormenta
más grande no está en el exterior, sino en el interior del ser humano. Cuando no
somos capaces de ver de una manera clara a Dios nos aterramos, lo cual es muy
normal. Algunos ejemplos de tormentas internas modernas, podrían ser: la
enfermedad, los problemas familiares, la crisis económica, la pérdida de un ser
querido, etc.; sin duda, Dios se ve como un fantasma, parece no tener sentido seguir
abrazando la fe. Pero gracias al cielo, el relato aun no acaba.
¡Tengan ánimo! ¡Yo estoy aquí!
Magistralmente, casi al final de la narrativa, el evangelista Marcos incluye las
siguientes palabras: “Jesús les habló de inmediato: «No tengan miedo —dijo—.
¡Tengan ánimo! ¡Yo estoy aquí!»” (Mc 6:50). Y sí, dichas expresiones van dirigidas
a esos discípulos (iglesia) que van remando con vientos contrarios y que estaban
atravesando una tormenta interna, son para aquellos que aterrados en medio de las
adversidades de la vida se cuestionan si valdrá la pena seguir creyendo en Dios. A
ellos, Jesús les dice: “Anímate, el Yo Soy está aquí”. La expresión griega que está
versión ha traducido al español como “Yo estoy aquí”, según los eruditos bíblicos,
es una alusión al nombre de divino veterotestamentario “Yo Soy” (Ex 13:14).
Así pues, con esto el evangelio de Marcos desea comunicar a los creyentes que en
medio de esas adversidades tan duras que llegan; aun en aquellas que a veces nos
llevan a cuestionar nuestra misma fe en Dios, cuando no lo vemos claro y nos aterra
el pensar que es un fantasma. El Señor está diciéndole a sus discípulos (iglesia), a
la gente que ha creído en él, “No temas, anímate. Yo estoy contigo en medio de
todo esto”.
¿Qué tienen que ver los panes?
Ultimando, he dicho anteriormente que esta narrativa (Jesús caminando sobre el
mar) debía interpretarse a la luz del “milagro de los panes”. Y efectivamente, porque
el relato comienza diciendo que “Inmediatamente después [de haber alimentado a
los cinco mil], Jesús insistió en que sus discípulos regresaran a la barca y
comenzaran a cruzar el lago hacia Betsaida” (Mc 6:45) y concluye enunciando que
los discípulos “estaban totalmente asombrados porque todavía no entendían el
significado del milagro de los panes” (Mc 6:51). Esta es una forma en la que el
evangelio busca decirnos que el mismo Jesús alimento a los cinco mil es el que ha
enviado a los discípulos (iglesia) a su travesía por este mundo, y que a pesar de
que ascendió al cielo sigue al pendiente de ellos; en otras palabras, Dios sigue con
la gente que ha creído en Él aun en los momentos más complicados. Por lo tanto,
cuando remamos contra vientos contrarios en la vida será bueno recordar siempre
el milagro de los panes y sabremos que el Dios que alimenta al necesitado también
está con nosotros en los infortunios más grandes de la vida.
Conclusiones
Imaginemos que mi compañero, aquel que intentó caminar sobre el agua en la
alberca (del que hablé al principio), hubiera logrado mantenerse en pie. Hubiera
creado un gran sentido de asombro en nosotros, pero aun así entre los
espectadores habría quienes creyeran y quienes dudaran; el típico “debe haber un
truco”. Por lo tanto, si somos gente de fe, no debemos acercarnos a la Biblia
pretendiendo que la ciencia confirme aquello que nosotros ya creemos, pues la fe
no requiere comprobación; tampoco debemos buscar reducir el mensaje del texto a
interpretaciones simplistas de los hechos históricos de Jesús, sino que siempre
debemos preguntarnos: ¿qué es lo que la Biblia me quiere decir sobre Dios por
medio de esta narración? Y estoy seguro que así, aunque los paradigmas con los
que podemos interpretar la realidad cambien, nosotros podremos seguir
escuchando la Palabra de Dios cada vez que nos acerquemos al texto bíblico.
No he escrito todo esto pretendiendo iniciar debates sin sentido y mucho menos
creyendo que tengo la ultima palabra en torno a la teología bíblica, pero creo que
todo lo dicho en este extenso (pero espero que enriquecedor) articulo es un claro
ejemplo de que a veces reducimos el mensaje bíblico a cosas periféricas y por ello
nos perdemos de la riqueza teológica que las Escrituras quieren comunicar.

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