Hipopituitarismo: La producción inadecuada de hormonas de la adenohipófisis origina los
signos y síntomas del hipopituitarismo. La disminución de la producción de una o más de las hormonas tróficas de la adenohipófisis es consecuencia de trastornos hereditarios; más a menudo el hipopituitarismo del adulto es adquirido y refleja los efectos compresivos de tumores o las consecuencias de traumatismos locales, inflamaciones o daños vasculares en la hipófisis o el hipotálamo. Dichos trastornos también pueden disminuir o anular la síntesis o la secreción de hormonas hipotalámicas; como resultado surge insuficiencia hipofisaria. Causas de hipopituitarismo: Propias del desarrollo/estructurales: Defecto del factor de transcripción. Displasia/aplasia hipofisaria. Masa congénita en sistema nervioso central, encefalocele. Síndrome primario de silla vacía. Trastornos hipotalámicos congénitos (displasia septo-óptica, síndrome de Prader- Willi, Laurence-Moon-Biedl y Kallmann). Traumáticas: Ablación quirúrgica. Daño por radiación. Lesiones craneoencefálicas. Neoplásicas: Adenoma hipofisario. Masa parasillar (germinoma, ependimoma, glioma). Quiste de Rathke. Craneofaringioma. Hamartoma hipotalámico, gangliocitoma. Metástasis en hipófisis (de carcinoma de mama, pulmón o colon). Linfoma y leucemia. Meningioma. Infiltrantes/inflamatorias: Hipofisitis linfocítica. Hemocromatosis. Sarcoidosis. Histiocitosis X. Hipofisitis granulomatosa. Anticuerpos contra el factor de transcripción. Vasculares: Apoplejía hipofisaria. Vinculadas con embarazo (infarto con diabetes; necrosis posparto). Enfermedad drepanocítica. Arteritis. Infecciosas: Micóticas (histoplasmosis). Parasitarias (toxoplasmosis). Tuberculosis. Por Pneumocystis carinii. Síndrome de Kallmann: El síndrome de Kallmann es consecuencia de deficiencias en la síntesis de hormona liberadora de gonadotropina en el hipotálamo (GnRH) y se acompaña de anosmia o hiposmia por agenesia o hipoplasia del bulbo olfativo. De forma clásica, el síndrome también puede incluir acromatopsia, atrofia del nervio óptico, ceguera nerviosa, paladar hendido, irregularidades de riñones, criptorquidia y trastornos neurológicos, como los movimientos en espejo. Algunos pacientes presentan mutaciones digénicas. Los signos clínicos acompañantes además de la deficiencia de GnRH varían con base en la causa genética. La deficiencia de GnRH impide la evolución y culminación en la pubertad. El cuadro inicial en varones es el de retraso de la pubertad y signos hipogonadales notables que incluyen microfalo, tal vez como consecuencia de bajas concentraciones de testosterona durante la lactancia. En las mujeres, el cuadro inicial es amenorrea primaria e insuficiencia del desarrollo sexual secundario. El síndrome de Kallman y otras causas de defi ciencia congénita de GnRH se caracterizan por niveles bajos de hormona luteinizante (LH), y hormona foliculoestimulante (FSH), además de concentraciones pequeñas de esteroides sexuales (testosterona o estradiol). Síndrome de Bardet Biedl: Se trata de un trastorno heterogéneo genético muy raro que se caracteriza por retraso psíquico, ceguera, alteraciones renales, obesidad y hexadactilia, braquidactilia o sindactilia. La diabetes insípida central puede ser parte del trastorno o no. Por deficiencia de GnRH. Síndrome de Prader Willi: El síndrome de Prader-Willi comprende entre sus componentes, el hipogonadismo hipogonadotrópico, la hiperfagia-obesidad, la hipotonía muscular crónica, el retraso mental y la diabetes mellitus del adulto. Hipopituitarismo Adquirido: Puede producirse por traumatismo accidental o neuroquirúrgico; problemas vasculares como apoplejía; neoplasias hipofisarias o hipotalámicas, craneofaringiomas, linfomas o metástasis de tumores; enfermedades inflamatorias como la hipofisitis linfocítica; trastornos infiltrantes como la sarcoidosis, la hemocromatosis y la tuberculosis o la radiación. Un número cada vez mayor de pruebas sugiere que las personas con lesión encefálica que incluye traumatismos por deportes de contacto, hemorragia subaracnoidea y radiación, presentan hipopituitarismo transitorio y necesitan vigilancia endocrinológica. Apoplejía hipofisaria: Los problemas hemorrágicos intrahipofisarios originan daño notable de la hipófisis y estructuras sillares vecinas. La apoplejía hipofisaria surge a veces de manera espontánea en caso de un adenoma preexistente; en la fase puerperal o posparto (síndrome de Sheehan) o junto con diabetes, hipertensión, anemia drepanocítica o choque agudo. La hiperplasia de la hipófisis que se manifiesta por lo general en el embarazo, agrava el riesgo de hemorragia e infarto. La apoplejía es una situación de urgencia endocrinológica que puede originar un cuadro grave de hipoglucemia, hipotensión y choque, hemorragia del sistema nervioso central (SNC) y la muerte. Entre los síntomas agudos pueden estar cefalea intensa con signos de irritación meníngea, cambios en ambos ojos, oftalmoplejía y, en casos graves, colapso cardiovascular e inconsciencia. En la CT o MRI de la hipófisis pueden identificarse signos de hemorragia intratumoral o sillar con desviación del infundíbulo hipofisario y compresión del tejido de la hipófisis. Los pacientes sin pérdida manifiesta de la vista ni deficiencia de la conciencia se pueden observar y tratar con medidas conservadoras que incluyan dosis elevadas de glucocorticoides; los que muestran pérdida visual, parálisis de pares craneales o inconsciencia, todas ellas significativas o progresivas, necesitan descompresión quirúrgica urgente. La recuperación de la vista después de cirugía en la silla turca guarda relación inversa con el tiempo que ha transcurrido después del problema agudo. Por tanto, la oftalmoplejía grave o las deficiencias visuales son indicaciones para la cirugía inmediata. El hipopituitarismo es común después de la apoplejía. Síndrome de silla vacía: El síndrome de silla vacía parcial o aparentemente total, suele detectarse de manera accidental en MRI y a veces se acompaña de hipertensión intracraneal. Los pacientes por lo común muestran función hipofisaria normal, lo cual denota que la franja vecina de tejido funciona totalmente. No obstante, el hipopituitarismo puede surgir en forma insidiosa. Las masas en la hipófisis pueden presentar infarto asintomático e involución con presencia de síndrome total o parcial de silla vacía, en que el líquido cefalorraquídeo (LCR) llena la hernia dural. En contadas ocasiones surgen adenomas hipofisarios pequeños pero funcionales dentro de la franja de tejido hipofisario normal y no siempre son identifi cables en MRI. Cuadro inicial y diagnóstico: La deficiencia de GH origina trastornos del crecimiento en los niños y originará una composición corporal irregular en los adultos. La deficiencia de gonadotropina origina trastornos menstruales e infecundidad en mujeres, y en varones disminución de la función sexual, infecundidad y desaparición de las características sexuales secundarias. La deficiencia de THS y ACTH suele presentarse en etapa ulterior en la evolución de la insuficiencia hipofisaria. La deficiencia de TSH ocasiona retraso del crecimiento en niños y signos de hipotiroidismo en niños y en adultos. La forma secundaria de la insuficiencia suprarrenal causada por escasez de ACTH origina hipocortisolismo con conservación relativa de la producción de mineralocorticoides. La deficiencia de PRL origina insuficiencia de la lactancia. Si las lesiones afectan la neurohipófisis, la poliuria y la polidipsia reflejan la pérdida de la secreción de vasopresina. Estudios de laboratorio: Por ejemplo, las cantidades pequeñas de tiroxina libre en el marco de un nivel bajo o inapropiadamente normal de TSH sugieren hipotiroidismo secundario. De forma similar, la baja concentración de testosterona sin incremento de las gonadotropinas sugiere hipogonadismo hipogonadotrópico. Se necesitan a veces pruebas de estimulación para valorar la reserva hipofisaria. Cabe recurrir a las respuestas de GH a la hipoglucemia inducida por insulina, l-dopa, hor mona liberadora de hormona del crecimiento (GHRH), péptidos liberadores de hormona del crecimiento (GHRP), para valorar la reserva de GH. La administración de hormona liberadora de corticotropina (CRH) induce la liberación de ACTH y la administración de ACTH sintética (cosintropina [tetracosactida]) induce la liberación de cortisol por suprarrenales como indicador indirecto de la reserva de ACTH hipofisaria. La reserva de ACTH se valora con mayor certeza al medir las concentraciones de ACTH y cortisol durante la hipoglucemia inducida por insulina. Deficiencia de GH en niños La deficiencia aislada de GH se caracteriza por talla baja, microfalo, mayor cantidad de grasa, voz de tono agudo y propensión a la hipoglucemia por una acción relativamente no antagonizada de insulina. Deficiencia de GH en el adulto: Permite anticipar deficiencias hormonales ulteriores. Los cambios de la composición corporal son frecuentes e incluyen menor masa corporal magra, mayor cantidad de grasa con depósitos selectivos en vísceras intraabdominales, y mayor proporción cintura/cadera. También se identifican a veces hiperlipidemia, disfunción de ventrículo izquierdo, hipertensión y mayores concentraciones de fi brinógeno en plasma. Aminora el contenido de minerales en huesos y como consecuencia aumenta las cifras en fracturas. Deficiencia de ACTH: La insuficiencia suprarrenal secundaria es consecuencia de la concentración deficiente de ACTH de la hipófisis. Se caracteriza por fatiga, debilidad, anorexia, náusea, vómito y en ocasiones hipoglucemia. La deficiencia de ACTH por lo regular proviene de la abstinencia de glucorticoides después de la supresión del eje hipotálamo-hipófisis- suprarrenal después del tratamiento. Las concentraciones inadecuadamente bajas de ACTH en el marco de niveles de cortisol pequeños son un signo característico de la disminución de la reserva de ACTH. Las concentraciones basales bajas del cortisol sérico se acompañan de menores respuestas de cortisol a la estimulación de ACTH y deterioro de la respuesta de cortisol a la hipoglucemia inducida por insulina o a la prueba con metirapona o CRH. Deficiencia de gonadotropina: El hipogonadismo es el signo inicial más común del hipopituitarismo de adultos, incluso si también hay deficiencia de otras hormonas de la hipófisis. Suele anticipar la presencia de lesiones hipotalámicas e hipofisarias que disminuyen la producción o la llegada de GnRH a través del infundíbulo. El hipogonadismo hipogonadotrópico es un signo inicial común de hiperprolactinemia. Las formas adquiridas de deficiencia de GnRH que originan hipogonadismo surgen en relación con anorexia nerviosa, estrés, inanición, ejercicio extremo, pero también pueden ser idiopáticos. El hipogonadismo hipogonadotrópico como parte de tales trastornos puede revertirse cuando se elimina el estímulo agresor o hay reposición calórica. Cuadro inicial y diagnóstico: En premenopáusicas, el hipogonadismo hipogonadotrópico se presenta al inicio en la forma de disminución de la función ovárica que origina oligomenorrea o amenorrea, infecundidad, disminución de las secreciones vaginales, menor libido y atrofia de mamas. En varones adultos hipogonadales la insuficiencia testicular secundaria se acompaña de disminución de la libido y de la potencia, infecundidad, menor masa muscular y debilidad, reducción de la proliferación de cabello en la barba y vello corporal, testículos blandos y en forma característica, arrugas faciales finas. En las mujeres y en los varones hipogonadales sin tratamiento se desarrolla osteoporosis. Estudios de laboratorio: El hipogonadismo se acompaña de niveles de gonadotropina sérica bajos o inapropiadamente normales en el marco de concentraciones bajas de hormonas sexuales (testosterona en varones y estradiol en mujeres). La secreción de gonadotropina es pulsátil y, por ello, para que las valoraciones sean válidas, se necesita repetir las mediciones o utilizar muestras séricas de varios donantes. La administración de 100 μg de GnRH estimula a las células gonadotrópicas para secretar LH (cuyo punto máximo se logra en término de 30 min) y FSH (cuya etapa estable se produce en los 60 min siguientes). En el marco de la deficiencia de gonadotropina, la respuesta normal de ella a GnRH denota que la función de células gonadotrópicas de hipófisis está intacta y sugiere una alteración hipotalámica. Sin embargo, en caso de no haber respuesta, no es posible diferenciar con certeza las causas hipofisarias, de las hipotalámicas del hipogonadismo. Síndromes de tumores adenohipofisarios. Manifestaciones de las tumoraciones anormales de la silla turca. Hipófisis Hipogonadismo. Hipotiroidismo. Deficiencia del crecimiento e hiposomatotropismo del adulto. Hipoadrenalismo. Quiasma óptico Pérdida de la percepción del rojo. Hemianopsia bitemporal. Defecto campimétrico superior o bitemporal. Escotoma. Ceguera. Hipotálamo Regulación anómala de la temperatura. Trastornos del apetito y de la sed. Obesidad. Diabetes insípida. Trastornos del sueño. Disfunción conductual. Disfunción autonómica. Seno cavernoso Oftalmoplejía con ptosis o diplopía o sin ellas. Insensibilidad de la cara. Lóbulo frontal Trastorno de la personalidad. Anosmia. Cerebro Cefalea Hidrocefalia. Psicosis. Demencia. Convulsiones hilarantes. Hiperprolactinemia: Es el síndrome hipofisario más común con hipersecreción en varones y mujeres. Los adenomas hipofisarios secretores de PRL (prolactinomas) son la causa más común de concentraciones >200 μg/Lde dicha hormona. También se observa un incremento menos intenso de la prolactina en el caso de los microprolactinomas, pero más a menudo se produce por fármacos, compresión del infundíbulo, hipotiroidismo o insuficiencia renal. Origen de la prolactinemia: I. Hipersecreción fisiológica Embarazo. Lactancia. Estimulación de la pared del tórax. Sueño. Estrés. II. Daño del infundíbulo hipofisario-hipotálamo Tumores; Craneofaringioma, Tumoraciones suprasillares de hipófisis, Meningioma, Disgerminoma, Metástasis, Síndrome de silla vacía, Hipofisitis linfocítica, Adenoma con infundíbulo, Compresión, Granulomas, Quiste de Rathke, Radiación Traumatismo Corte del infundíbulo hipofisario, Cirugía suprasillar. III. Hipersecreción hipofisaria Prolactinoma. Acromegalia. IV. Trastornos sistémicos Insuficiencia renal crónica. Hipotiroidismo. Cirrosis. Pseudociesis. Convulsiones epilépticas. V. Hipersecreción farmacoinducida Antagonistas del receptor de dopamina. Antipsicóticos atípicos. Inhibidores de la síntesis de dopamina. Con depleción de catecolaminas. Antagonistas H2. Inhibidores de la recaptación de serotonina. Antagonistas de los conductos del calcio. Cuadro inicial y diagnóstico: La amenorrea, la galactorrea y la infecundidad son signos característicos de la hiperprolactinemia en mujeres. Si el trastorno en cuestión surge antes de la menarquía se produce amenorrea primaria. Más a menudo la hiperprolactinemia surge en etapa ulterior de la vida y origina oligomenorrea y por último amenorrea. Si el exceso de prolactina es persistente y sostenido puede disminuir la densidad de minerales en vértebras, en particular si se acompaña de hipoestrogenemia notable. La galactorrea se detecta incluso en 80% de las mujeres con hiperprolactinemia. Las pacientes también pueden señalar disminución del apetito sexual, incremento ponderal e hirsutismo leve. En varones con hiperprolactinemia, los síntomas iniciales suelen ser disminución del apetito sexual, infecundidad y pérdida de la vista (por compresión del nervio óptico). La supresión de gonadotropina origina disminución de la concentración de testosterona, impotencia y oligospermia efectos secundarios del hipogonadismo que incluyen osteopenia, disminución de la masa muscular y menor proliferación de la barba. Galactorrea. Es la expulsión inapropiada de un líquido que contiene leche de la mama, se considera anormal si persiste más de seis meses después del parto o de interrumpir el amamantamiento. La galactorrea posparto que se acompaña de amenorrea es un cuadro que cede por sí solo y por lo común se acompaña de concentraciones moderadamente altas de PRL. La galactorrea puede presentarse de manera espontánea o desencadenarse por la presión del pezón. La mamografía o la ecografía están indicadas si la secreción del pezón es sanguinolenta (en particular de un solo lado), pues puede ser causada por cáncer mamario. La galactorrea suele acompañarse de hiperprolactinemia. La acromegalia se acompaña de galactorrea en 33% de las pacientes. Estudios de laboratorio: Es importante medir las concentraciones de PRL basales, por la mañana en ayunas (por lo general <20 μg/L) en busca de hipersecreción. Es necesario descartar el hipotiroidismo para medir las concentraciones de TSH y T4. Los agonistas de dopamina son eficaces en casi todos los casos de hiperprolactinemia. Prolactinoma: Los tumores que nacen de las células lactotrópicas comprenden cerca de la mitad de todos los tumores hipofisarios funcionales. Los microadenomas se clasifican en tumoraciones <1 cm de diámetro y por lo común no invaden la región parasillar. Los macroadenomas tienen >1 cm de diámetro y pueden mostrar invasión local y comprimir estructuras vecinas. El tamaño o volumen del tumor suele correlacionarse de forma directa con las concentraciones de PRL; los valores >250 μg/L por lo común se observan en el caso de los macroadenomas. Cuadro inicial y diagnóstico: En las mujeres, el cuadro inicial suele incluir amenorrea, infecundidad y galactorrea. Si el tumor se extiende fuera de la silla turca pueden surgir defectos campimétricos de la vista u otros efectos compresivos. En los varones el cuadro inicial suele incluir impotencia, pérdida del apetito sexual, infecundidad o signos de compresión del sistema nervioso central (SNC), que incluyen cefaleas y defectos visuales. Diagnóstico de prolactinoma con una concentración de PRL >200 μg/L. Los niveles de PRL <100 μg/L pueden originarse por macroadenomas, otras lesiones sillares que disminuyen la inhibición dopamínica o causas no neoplásicas de hiperprolactinemia. Por tal razón, hay que practicar MRI en todos los pacientes con hiperprolactinemia. Acromegalia: La hipersecreción de GH por lo común es consecuencia de un adenoma somatótropo, pero en algunas ocasiones es causado por lesiones extrahipofisarias. Además de los adenomas somatótropos que secretan GH y que son muy comunes, tumores mamosomatótropos mixtos y adenomas de células madre acidófi las secretan GH y PRL. Se conocen casos de secreción ectópica de GH por parte de tumores de origen pancreático, ovárico, pulmonar o hematopoyético. En contadas ocasiones, la producción excesiva de GHRH puede originar acromegalia, por la estimulación crónica de células somatotrópicas. La causa más común de acromegalia mediada por GHRH es un tumor carcinoide en el tórax o el abdomen. Cuadro inicial y diagnóstico: Las manifestaciones multiformes de la hipersecreción de GH e IGF-I se caracterizan por la proliferación excesiva de huesos en zonas distales que origina abombamiento frontal, mayor tamaño de manos y pies, agrandamiento mandibular con prognatismo y mayor espacio entre los incisivos inferiores. En niños y adolescentes, el comienzo de la hipersecreción de GH antes del cierre de epífisis de huesos largos, es el elemento que origina el gigantismo hipofisario. La turgencia de tejidos blandos hace que aumente el espesor del cojincillo del talón, aumente el tamaño de los pies o las manos, haya una compresión excesiva de anillos, y se adviertan los rasgos gruesos de la cara y una nariz grande y carnosa. Otras manifestaciones clínicas comunes incluyen hiperhidrosis, voz ronca y hueca, piel grasosa, artropatía, cifosis, síndrome del túnel carpiano, debilidad y fatiga de músculos proximales, acantosis pigmentaria y fibromas péndulos. Surge visceromegalia generalizada que incluye cardiomegalia, macroglosia y agrandamiento de la glándula tiroides. La mayor trascendencia clínica del exceso de GH se manifiesta en el aparato cardiovascular. En casi todos los pacientes sin tratamiento hay cardiopatía coronaria, miocardiopatía con arritmias, hipertrofia de ventrículo izquierdo, disminución de la función diastólica y al final hipertensión. En más de 60% de los pacientes hay obstrucción de la zona alta de vías respiratorias, apnea hípnica y como problema acompañante, están obstrucción de tejidos blandos de la vía laríngea y disfunción hípnica central. En 25% de personas con acromegalia se desarrolla diabetes mellitus y muchos pacientes no toleran una carga de glucosa (la GH antagoniza la acción de la insulina). La acromegalia se acompaña de un mayor riesgo de pólipos en el colon y de la mortalidad por cáncer del colon; los pólipos se diagnostican incluso en 33% de los pacientes. Estudios de laboratorio: En la acromegalia aumentan las concentraciones séricas de IGF-I en comparación con sujetos de igual edad. El diagnóstico de acromegalia se confirma al demostrar la ineficacia de la supresión de GH a <0.4 μg/L en término de 1 a 2 h de una carga de glucosa oral (75 g). Síndrome de Cushing. Adenoma productor de ACTH: Los adenomas hipofisarios corticotrópicos afectan acerca de 70% de los pacientes que tienen el síndrome de Cushing de causas endógenas. Sin embargo, hay que destacar que el hipercortisolismo yatrógeno es la causa más frecuente del cuadro cushingoide. Entre las otras causas están producción de ACTH por un tumor ectópico, adenomas suprarrenales productores de cortisol, carcinoma suprarrenal e hiperplasia suprarrenal; en contadas ocasiones surge la producción de CRH por un tumor ectópico. Los adenomas hipofisarios presentan secreción irrestricta de ACTH y de ello resulta hipercortisolemia. Sin embargo, conserva la capacidad de supresión parcial en presencia de dosis grandes de glucocorticoides administrados. Estudios de laboratorio: El diagnóstico de síndrome de Cushing se basa en la corroboración del hipercortisolismo endógeno por estudios de laboratorio. La medición del cortisol libre en orina de 24 h (UFC) es una técnica de detección inicial precisa y rentable. Como otra posibilidad, cabe utilizar la incapacidad para suprimir el cortisol plasmático después de administrar durante toda una noche 1 mg de dexametasona como prueba de supresión, para identificar a pacientes con hipercortisolismo. Por la noche se manifiestan las concentraciones mínimas de cortisol razón por la cual el incremento de esta hormona en muestras de suero o saliva de medianoche sugiere la presencia del síndrome de Cushing. Por medio de las concentraciones plasmáticas basales de ACTH es posible diferenciar a los pacientes con la forma independiente de ACTH (glucocorticoides suprarrenales o exógenos), de los que tienen el síndrome de Cushing que depende de ACTH (ACTH hipofisaria ectópica). Los niveles basales medios de ACTH son ocho veces mayores en sujetos con secreción de ACTH ectópica que en los que tienen adenomas que secretan ACTH hipofisaria. Sin embargo, la superposición extensa de dichas concentraciones en los dos trastornos mencionados impide utilizar las mediciones de ACTH para confirmar tal diferenciación. De preferencia, se utiliza el método dinámico basado en la sensibilidad diferencial a la retroalimentación de glucocorticoides o por estimulación de ACTH en respuesta a la disminución de CRH o cortisol, para diferenciar entre las fuentes del exceso de ACTH, es decir, las ectópicas, de las hipofisarias. En contadas ocasiones, hay incremento de las concentraciones circulantes de CRH, lo cual significa secreción de esta hormona proveniente de un tumor ectópico y a menudo ACTH. Casi todos los tumores hipofisarios secretores de ACTH tienen <5 mm de diámetro, y en promedio, la mitad no son detectables por MRI sensible. Trastornos de la neurohipófisis. La deficiencia de la secreción de vasopresina o su acción origina diabetes insípida (DI, diabetes insipidus), síndrome caracterizado por la producción de grandes cantidades de orina diluida. La producción excesiva o inapropiada de vasopresina bloquea la excreción de agua en la orina y predispone a hiponatremia si no se disminuye la ingesta hídrica en forma correspondiente a la diuresis. Diabetes Insípida: La disminución de 75% o más en la secreción o en la acción de AVP suele culminar en diabetes insípida, síndrome caracterizado por la producción de volúmenes irregulares y grandes de orina diluida. El volumen de orina durante 24 h rebasa los 50 mL/kg y la osmolaridad es menor de 300 mosmol/L. La poliuria ocasiona manifestaciones como polaquiuria, enuresis, nicturia o estos tres elementos, que pueden perturbar el sueño y ocasionar fatiga o somnolencia diurna moderada. También origina un incremento pequeño en la osmolaridad plasmática, que estimula la presencia de sed y un incremento correspondiente en la ingesta de líquidos (polidipsia). Los signos clínicos manifiestos de deshidratación son poco comunes, excepto la sed, y también aminora el incremento compensador de la ingesta de líquidos. La deficiencia primaria de la secreción de AVP suele ser consecuencia de agenesia o destrucción irreversible de la neurohipófisis. También se origina por diversos trastornos congénitos, adquiridos o genéticos, pero es idiopática en cerca de la mitad de todos los pacientes adultos. La DI hipofisaria, causada por intervenciones en la neurohipófisis o en sitios vecinos suele presentarse en término de 24 h. Después de unos días, puede transformarse en un periodo de dos a tres semanas de antidiuresis inapropiada, y como paso siguiente la DI puede reaparecer permanentemente en forma repetitiva. Fisiopatología: En DI hipofisaria, gestacional o nefrógena, la poliuria origina un decremento pequeño (1 a 2%) del agua corporal y un aumento correspondiente en la osmolaridad plasmática y en la natremia, que estimula la sed e induce un incremento compensador en la ingesta de agua. Como resultado, no surgen la hiponatremia y otros signos físicos de deshidratación (según datos de laboratorio), salvo que la persona posea también un defecto en el mecanismo de la sed o no incremente su ingesta de líquidos por alguna otra razón. Diagnóstico diferencial: Cuando se desarrollan manifestaciones como polaquiuria, enuresis, nicturia, sed persistente o todas estas alteraciones en conjunto, y no hay glucosuria, es necesario valorar la posibilidad de DI al reunir orina durante 24 h con una ingesta de líquido a discreción. Si el volumen rebasa los 50 mL kg al día (3 500 mL en un varón de 70 kg) y la osmolaridad no alcanza los 300 mosmol/L. Hipernatremia Hipodípsica: El incremento de la osmolaridad plasmática/natremia por arriba de los límites normales (hipernatremia hipertónica) se origina por disminución del agua corporal total o aumento en el sodio corporal total. La primera situación es consecuencia de que el sujeto no ha ingerido suficiente líquido para reponer el excretado en forma normal o demasiado intenso por orina o por pérdidas insensibles. La ingesta defeciente puede provenir de privación de agua o ausencia de sed (hipodipsia). La causa más común del incremento en el sodio corporal total es el hiperaldosteronismo primario. Manifestaciones clínicas es un síndrome caracterizado por deshidratación hipertónica crónica o recidivante. La intensidad de la hipernatremia varía de forma amplia y por lo común se acompaña de signos de hipovolemia, como taquicardia, hipotensión postural, hiperazoemia, hiperuricemia e hipopotasemia por aldosteronismo secundario. También pueden surgir debilidad muscular, dolor, rabdomiólisis, hiperglucemia, hiperlipidemia e insuficiencia renal aguda. El sujeto a veces muestra obnubilación o coma. A pesar de que los niveles plasmáticos de AVP son bajos de forma considerable, no se manifiesta DI como cuadro inicial, pero puede surgir durante la rehidratación conforme se normalizan la volemia, la presión arterial y la osmolaridad/natremia plasmáticas y disminuya todavía más la AVP plasmática. Etiología La hipodipsia suele depender de hipogenesia o destrucción de los osmorreceptores en la adenohipófi sis, que regulan la sed. Dichos defectos Por su proximidad, también hay afectación de los osmorreceptores que regulan la secreción de AVP. Como consecuencia, casi no reacciona la secreción de AVP o no lo hace, a la estimulación hiperosmótica, pero en casi todos los casos aumenta normalmente con estímulos no osmóticos como náusea o gran disminución de la volemia o la presión arterial, lo cual denota que la neurohipófisis está intacta. Fisiopatología La hipodipsia hace que la persona no ingiera suficiente agua y con ello no repone las pérdidas renales o extrarrenales obligadas. Como consecuencia, la osmolaridad plasmática y la natremia suelen aumentar a concentraciones extraordinariamente grandes antes de que se detecte el problema. En muchos casos, contribuye en grado pequeño a la deshidratación (si es que lo hace) la pérdida de agua por orina, porque AVP sigue siendo secretada en cantidades pequeñas necesarias para concentrar la orina. Hiponatremia por Antidiuresis Inapropiada: La disminución en la osmolaridad plasmática/natremia por debajo de límites normales (hiponatremia hipotónica) proviene de tres tipos de desequilibrio de sodio y agua: 1) incremento en el agua corporal total que rebasa el aumento del sodio corporal total (hiponatremia hipervolémica); 2) disminución del sodio corporal en grado mayor que el decremento del agua orgánica (hiponatremia hipovolémica), o 3) aumento en el agua corporal con cambios mínimos o nulos en el sodio orgánico (hiponatremia euvolémica). Las tres formas presentan incapacidad para la dilución total de la orina, y para desencadenar diuresis hídrica en casos de hiponatremia hipotónica. La forma hipervolémica se desarrolla de forma típica en trastornos como insuficiencia congestiva cardiaca grave o cirrosis. La variedad hipovolémica surge por lo común en trastornos como diarrea intensa, abuso de diuréticos o deficiencia de mineralocorticoides. Sin embargo, la hiponatremia euvolémica depende más bien de la expansión de agua corporal total causada por ingreso excesivo de la misma, en una situación en que es defectuosa la dilución urinaria. Los trastornos de la dilución suelen provenir de un defecto en la supresión osmótica de AVP que por lo común tiene dos causas. La primera es un estímulo no hemodinámico como la náusea o la deficiencia de cortisol, que se corrigen de forma rápida con antieméticos o cortisol. La segunda es un defecto primario en la osmorregulación ocasionada por otros trastornos por un cáncer, apoplejía o neumonía, en que es imposible la corrección fácil o rápida; esta última situación suele conocerse como síndrome de secreción inapropiada de hormona antidiurética (SIADH). Con mucha menor frecuencia, la hiponatremia euvolémica también es consecuencia de activación (independiente de AVP) de los receptores V renales, variante conocida como antidiuresis nefrógena inapropiada o NSIAD. Características clínicas: La antidiuresis de cualquier causa disminuye el volumen de orina e incrementa su concentración. Si no se acompaña de una disminución correspondiente en el ingreso de líquidos o un aumento en la pérdida insensible, la disminución de la diuresis origina retención excesiva de agua que se expande y que diluye los líquidos corporales. Si la hiponatremia se produce poco a poco o ha estado presente después de varios días, puede ser en gran medida, asintomática. No obstante, en caso de que surja de manera aguda por lo común se acompaña de síntomas y signos de intoxicación hídrica, que pueden incluir cefalea leve, confusión, anorexia, náusea, vómito, coma y convulsiones. La hiponatremia aguda y grave puede ser mortal. Otros signos y síntomas clínicos varían enormemente de acuerdo al tipo de hiponatremia. La forma hipervolémica se caracteriza por edema generalizado y otros signos de extraordinaria expansión volumétrica. El cuadro contrario se observa en la forma hipovolémica. Sin embargo, en SIADH, SIAD y otras formas de hiponatremia euvolémica, no se manifiestan signos netos de expansión o contracción volumétrica. Etiología En SIADH, la secreción inapropiada de AVP tiene diferentes orígenes. Éstos incluyen producción ectópica de AVP por cáncer pulmonar u otras neoplasias, liberación ectópica inducida por enfermedades o fármacos, y administración exógena de AVP o grandes dosis de oxitocina. Las formas eutópicas surgen más a menudo en personas con infecciones agudas o apoplejía, pero también se han vinculado con otras muchas enfermedades o lesiones del sistema nervioso.