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Santiago de la Nueva Extremadura era el nombre que recibía la ciudad que, hoy en día,
conocemos como Santiago de Chile. La ciudad colonial, fundada en 1941 por Pedro de
Valdivia, se estableció en un contexto de conquista por parte de españoles que, en ese
entonces, se movían, establecían contactos y conquistaban los territorios del antiguo
Tahuantinsuyo. Es por esto que los españoles, al reconocer una estructura inca, previamente
establecida, decidieron fundar la ciudad de Santiago y determinar lo que conocemos como el
punto cero de la ciudad que, en realidad, no se encuentra en la mitad de la ciudad pensada en
sistema damero, sino que se encuentra sobre un antiguo centro de ceremonias inca.
En un recorrido por la Plaza de Armas de Santiago se observa una primera característica del
sistema colonial y los legados de una fundación hispana. Los principales edificios
administrativos de la época colonial se pueden encontrar alrededor de la plaza, por ejemplo
se encuentran instituciones como el Correo Central, el Museo Histórico Nacional y la
Municipalidad de Santiago. Estos edificios administrativos anteriormente correspondían a la
Casa de gobernación, el Palacio de la Real Audiencia y el Cabildo. A partir de esta
características, se puede deducir un complemento entre lo antiguo y lo actual, debido a que
el legado colonial se ve representado en las instituciones de la actual ciudad de Santiago, por
ejemplo, la municipalidad como representación de una administración central de la ciudad
colonial.
Otra característica es la existencia de la Plaza de Armas como eje central del poder colonial.
En este punto se puede observar, tanto en la época colonial como en la actualidad, como un
centro de contactos entre distintas culturas y las relaciones entre personas de distinto origen.
Este eje central del poder colonial tenía una significación, debido a que la posición en que
fue construida la Plaza de Armas era un antiguo centro cultural incaico, lo que se puede
entender como una imposición de la cultura sobre los principales centros de encuentro de los
pueblos indígenas de este territorio. Además, se puede establecer el eje central como un punto
medio de segregación, en relación con la distancia que existe a partir este. De este modo se
puede entender que aquello que se encuentra más próximo a este punto central sería más
civilizado, mientras que aquello que se encuentra más distante y en la periferia sería la
barbarie, una característica propia de la ciudad europea.