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Institución y psicoanálisis.

Para partir creo necesario preguntarse ¿Cuál es la institución analítica?, ¿Opera igual que las no
analíticas?, ¿Cuál es su objetivo? Instituciones analíticas hay varias, pero la propuesta por Lacan es
“La Escuela” pensada como un refugio, como base de operación contra el malestar en la cultura,
destinada a ofrecer una respuesta al síntoma. Su objeto es ofrecer una organización a los analistas
y no-analistas poniendo énfasis en la formación analítica. Es decir, en ella hay ciertos lineamientos
(normas y límites), una ley que ordena el goce, y además hay un lazo al Otro. ¿No es esto lo que se
encuentra en cada Institución? Me parece que sí, pero esto toma distintas formas dependiendo de
la Institución de la que se trate, ya que hay tantas instituciones como sujetos, que además forman
parte de un contexto (una estructura determinada).

Considerando lo anterior, ¿Es posible hacer psicoanálisis en una institución? Para Belaga es una
pregunta que cuestiona menos al psicoanálisis que a la institución, que tiene que ver con los
discursos (el del amo y su reverso) “que deja como sabido lo que es un analista (…) en este sentido
la novedad del saber hacer con inaugurado por Lacan, permite reformular las definiciones de
institución y superar la disyunción entre sociedad analítica y comunidad de los analistas, entre
ordinación en intensión y el psicoanálisis en extensión”.

Belaga propone que la clínica en la institución debe ubicar el genio del lugar (el inconsciente),
teniendo claro que es el analizante el que tiene la vocación de genio, no el analista. Y
considerando además que cada institución tiene sus normas, y a pesar de ello se debe otorgar un
lugar a la particularidad (a la fuga del sentido).

La institución y lo real.

Lacan en “La psiquiatría inglesa y la guerra” (1945) da cuenta del trabajo de los psiquiatras
ingleses, quienes incluyen a los excluidos (lerdos) en trabajos diversos de la retaguardia, lo que
produce que se vuelvan más eficaces. Esto es considerado por Lacan como una victoria, ya que “la
intrepidez de su pueblo reposa sobre una relación verídica con lo real”. Para Daniel Roy este texto
sienta las bases que permiten abordar la institución como un dispositivo social, ya que “cada
formación humana se edifica en la persecución con este real, que ella cubre con una bella forma
imaginaria y con la potencia del lazo simbólico”. Entonces el desafío para el analista es poder
descubrir cuáles son las ficciones sobre las que se apoya toda institución y tomar en cuenta la
invitación a lo real. Para Roy este texto “permite mostrar cómo la institución trata ese real, cómo
está fundada sobre lo real, y que, en el fondo ese real es muy segregativo”.

No se puede olvidar que “toda formación humana tiene por esencia, y no por accidente, el refrenar
el goce” (Lacan en Alocución sobre la psicosis en el niño), de ahí que el analista, “ya sea en la
institución de una cura analítica o en su acción en instituciones sociales no puede ignorar el lugar
central del goce” (Laurent, E), es decir, el lugar central de lo real. Entonces, qué hacer, cómo
operar sobre esto, Lacan en “La Tercera” propone como fórmula el oponerse a ese real, ya que “el
discurso del analista dependerá de lo real y no al contrario”.
Para Vilma Coccoz el modo de hacer institución se relaciona de manera directa con el estado de
los discursos, es decir es relativo al discurso que lo sustenta (de protección, de prohibición,
inclusivos, segregativos, etc.), por ello “una orientación analítica supone una clínica anti-
segregativa, destinada a velar por las condiciones de realización del acto analítico” y teniendo
presente que la institución ocupa el lugar del Otro, del destinatario que hace existir la función
simbólica tomando forma de lazo social, de un discurso. Si está función se deslocaliza: el Otro (la
institución) puede tornarse amenazante.

El texto “La práctica lacaniana en instituciones” ofrece ciertas propuestas que permiten poner en
marcha un saber hacer en la institución, por ejemplo acoger lo inadmisible, nombrar lo
innombrable, pensar la institución como algo que adopta, ofrecernos como una presencia vaciada
de significantes, descompletar al Otro hasta agujerearlo, es decir “producir una institución que
albergara en su interior tantas instituciones como sujetos la habitan” (Stevens).

Tipos de Institución:

Las instituciones tienen una multiplicidad de formas complejas, pero siguiendo a Laurent, es
posible identificar dos modelos. Por un lado las totémicas, caracterizadas por la fuerza y el
potencial asociado a la identificación con el Ideal, y por otro, las maternales (y maternantes) en las
que prima la ternura, los cuidados, etc. Sea cual fuere la característica de la institución, hay que
estar advertidos del peligro de todas las comunidades, ya que funcionan a través de ideales, ya
que “podrían todo por todos”. Entonces el psicoanálisis debe plantear como objetivo en una
institución instaurar la particularidad contra el ideal (encarnar la ley no en un ideal, el deseo es el
reverso, es más allá del Ideal). “Tejer una red desde el punto de vista del amo, que quiere ser cada
vez más eficaz y barato. Encontrar refugio para el psicoanálisis en esto, introducir la paradoja de
luchar para extraer la particularidad en cada caso, sin buscar salvar a su prójimo queriendo
aplicarle los ideales. Devolver su particularidad al sujeto es lo contrario a la intolerancia o la
segregación” (Laurent).

Bibliografía:

 AMP. (2014), “Un real para el siglo XXI”, Buenos Aires, Grama Ediciones.
 Belaga, G. (2002), “El psicoanálisis aplicado a las Instituciones asistenciales”.
 Coccoz, V. (2014), “La práctica lacaniana en Instituciones I”, Buenos Aire, Grama
Ediciones.
 Lacan, J. (1945), “Los psiquiatras ingleses y la guerra”
 Laurent, E. (1999), “Hay un fin de análisis para los niños”. Buenos Aires, Argentina,
Colección Diva.
 Miller, J. (2004) “El aparato de psicoanalizar” en revista Virtualia N° 9.

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