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Universidad Nacional Mayor de San Marcos

ENSAYO

Los Miserables y la Felicidad

Escudero Luciano, André

Introducción a la Filosofía, Profesora: Mery Luz Merino Osorio, Escuela de

Estudios Generales, Área de Humanidades, Ciencias Jurídicas y Sociales,

Universidad Nacional Mayor de San Marco.

Lima, 14 de noviembre de 2018.

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PRESENTACIÓN

En el presente ensayo, concebiremos si es posible lograr una vida digna y feliz

cuando se esta en la pobreza. Explicaremos las cuestiones más relevantes respecto al tema y

daremos reflexiones críticas.

Comenzaremos explicando a detalle y de diferentes perspectivas cuál es la

definición de felicidad; exploraremos el ámbito filosófico de esta idea según Jean-Paul Margot y

Aristóteles. Posteriormente explicaremos qué es la miseria y/o pobreza, y cómo afecta a la

población en relación con su correcto desarrollo y felicidad. Continuaremos con la desigualdad en

la distribución de la riqueza y cómo afecta a la población más vulnerable.

Por otro lado, nos cuestionaremos si se puede ser feliz en condición de pobreza. Finalmente,

concluiremos con un pensamiento del gran filósofo Friedrich Nietzsche; y contrastaremos con todo

lo aseverado en este ensayo.

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La Felicidad

Se define como la emoción que se produce en un ser vivo cuando cree haber

alcanzado una meta deseada. Algunos psicólogos han tratado de caracterizar el grado de felicidad

mediante diversas pruebas y han llegado a definir la felicidad como una medida de bienestar

subjetivo (auto percibido) que influye en las actitudes y el comportamiento de los individuos.

Se puede señalar, siguiendo a R. Benedict (Échantillos de Civilization) dos

tendencias fundamentales en las sociedades, una apolínea y otra dionisíaca. Las sociedades

apolíneas ven a la felicidad como un estado duradero, un equilibrio que es el resultado de la reunión

armoniosa de varios valores que definen lo que es bueno, bello y útil; un estado de bienestar del

espíritu y del cuerpo, ligado al apaciguamiento de los conflictos interiores, a la conquista de un

equilibrio personal. Las sociedades dionisíacas, en cambio, buscan un estado de felicidad salvaje,

placeres tan diversos como numerosos. En las sociedades dionisíacas los placeres no procuran una

saciedad definitiva, su búsqueda es infinita. El recuerdo de los intensos placeres que conocieran

está· asimilado a un paraíso perdido, mas no saben en qué valores fundar su felicidad futura.

(Margot, 2007)

Felicidad como Concepto Filosófico

Si bien se dice que cada concepción de felicidad tiene un rasgo subjetivo, esto

no implica que cada persona conciba su ideal individual de felicidad. Puesto que, este ideal se

construye mediante un proceso social y cultural según el contexto y tipo de sociedad.

Para Aristóteles, todos los hombres están de acuerdo en llamar “felicidad” a

la unidad presupuesta de los fines humanos, el bien supremo, el fin último, pero que es difícil

definirla y describirla. De ahí se aprecia la discrepancia de opiniones respecto a cómo interpretar

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la felicidad: placer para algunos, honores para otros, contemplación (conocimiento intelectual)

para otros más. Aristóteles rechaza que la riqueza pueda ser la felicidad, pues es un medio para

conseguir placeres o bien para conseguir honores, pero reconoce que existen personas que

convierten a las riquezas en el centro de su atención.

No obstante, para Aristóteles éstos no son más que bienes externos que no

son perseguidos por sí mismos, sino por ser medios para alcanzar la felicidad, puesto que es ésta

la única que se basta a sí misma para ser autárquica y perfecta. Los demás bienes externos se

buscan porque pueden acercarnos más a la felicidad, aunque su posesión no implica que seamos

completamente felices, ya que no por poseer riquezas aseguramos nuestra felicidad. Tampoco

únicamente el alcance del placer nos hace felices. Habitualmente precisamos algo más para serlo

y eso nos diferencia de los animales. Sin embargo, aunque estos bienes particulares no basten,

ayudan, y en esto Aristóteles mantiene una posición moral bastante desmitificada y realista, el bien

no puede ser algo ilusorio e imposible. Sin ciertos bienes la felicidad será casi imposible de

alcanzar. Es así como, mediante la siguiente cita interpretamos esto.

Es fácil enumerar las condiciones generales de la felicidad: buena salud,

amor, libertad, comodidad económica, etc. Con todo, ya el acuerdo deja de ser unánime: aunque

estas condiciones son más o menos indispensables, se pueden presentar todas sin que seamos

felices; es decir, al intentar definir lo que sea felicidad estas condiciones son necesarias, pero no

suficientes. Es obvio que estas condiciones generales son necesarias. Si un hombre vive en la

miseria física y moral, si su libertad y su dignidad de ser humano no son más que palabras, resulta

hasta indecente hablar de felicidad. Pero, la felicidad está siempre más allá de estas condiciones

generales, por ello, no son suficientes; la felicidad está ligada a una apreciación personal, una

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apreciación subjetiva que varía según la condición social, el grado de cultura, la edad, etc. (Margot,

2007, pág. 57)

Tal como asevera Jean-Paul Margot, condiciones básicas como salud, el

dinero, el amor, etc.; no son indicadores suficientes de felicidad. Pero son necesarios e

indispensables para alcanzar este objetivo. Puesto que debemos contar con condiciones generales

para la subsistencia de nuestra libertad y dignidad humana. La felicidad es más que la suplencia

de necesidades.

La Miseria

La miseria como concepto relacionado con pobreza, es un fenómeno

ampliamente extendido en nuestro mundo actual. Se define como una condición de carencia no

solo económica, sino también de carácter social. Esta condición degrada la dignidad y libertad

humana indispensables para la correcta subsistencia social, económica y cultural.

Según el Banco Mundial la pobreza es hambre; es la carencia de protección;

es estar enfermo y no tener con qué ir al médico; es no poder asistir a la escuela, no saber leer, no

poder hablar correctamente; no tener un trabajo; es tener miedo al futuro, es vivir al día; la pobreza

es perder un hijo debido a enfermedades provocadas por el uso de agua contaminada; es

impotencia, es carecer de representación y libertad. (WORLD BANK, 2000b)

Miseria y Pobreza

A lo largo de la historia la pobreza ha sido uno de los mayores problemas

sociales en el mundo. Para algunas sociedades, este fue uno de los principales problemas a resolver.

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No obstante, para otros modos o sistemas de gobierno, esto fue simplemente una condición de la

cual no había salida.

Una constante visible en casi todas las sociedades avanzadas del mundo, es

el establecimiento de clases sociales, sea de carácter económico o autoritario. Desde los plebeyos

con los patricios en la antigua Roma hasta los poderosos políticos con la población “pujante” de

las barriadas en la actualidad, se viene viviendo en un mundo para nada equitativo.

Actualmente personajes como el premio nobel Sen, Amartya (1992),

proponen un moderno enfoque sobre la pobreza. En este enfoque Sen no hace tanto hincapié en

el resultado (ser pobre en el sentido de no disponer de ingresos o bienes suficientes) sino en el ser

pobre como incapacidad de alcanzar un mínimo de realización vital por verse falto de las

cualidades, posibilidades, y derechos básicos para lograrlo. Esta manera de ver la pobreza se

inspira, como Sen mismo asevera, en la filosofía aristotélica que define la “buena vida” como

aquella en que se han realizado o florecido todas las capacidades presas en la naturaleza de los

seres humanos (que según Aristóteles pueden ser muy múltiples, como aquella que lleva a algunos

a ser señores y a otros a ser esclavos).

El Problema de la Distribución de las Riquezas

La desigualdad en la distribución de la riqueza actualmente se incrementa en

forma veloz, esto nos da la idea de que algo no funciona con nuestro sistema actual, la distribución

conlleva ciertos problemas que influyen directamente en la realidad económico-social del mundo.

Este problema genera enormes brechas sociales, las cuales son generadas por gobernantes y

círculos de poder. Estas desigualdades no hacen más que socavar derechos de quienes menos

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tienen y de aumentar la fortuna de la elite que maneja nuestro sistema, los estados son los

principales agentes en formar este círculo y la política fiscal es una de sus mejores armas.

La inequitativa distribución del capital viene procesando un aumento

constante e inédito. Según la organización caritativa contra la pobreza Oxfam (2018), el 1% más

rico aumentó su riqueza de un 44 % en el 2009 a 48 % en el 2014. Y tal como se mantiene el

panorama, superaría el 50% del total mundial.

¿Es posible ser feliz en la miseria?

Hemos visto que la relación Felicidad-Miseria tienen puntos de convergencia y divergencia a la

vez. Uno de los puntos de convergencia es que, en la ignorancia de la situación en que se vive, no

se espera mucho de la vida. Se vive y se acostumbra a vivir con poco dinero en el bolsillo, pero

con mucha solidaridad y esperanza en el corazón. Si bien para ser feliz se necesita contar con

condiciones que garanticen el correcto desarrollo humano, se ve también que no es suficiente para

lograrlo plenamente. Es decir, vivir en la completa miseria no significa felicidad, por donde se le

mire. Pero el constante esfuerzo y forma de ver las circunstancias si logran alcanzar ese sentir.

Cuando ves a un niño reciclando en un basural, en lo que menos piensas es en felicidad. Esto no

significa que las ganas de emerger de su condición no conlleven alegrías o diversión. Es más,

muchas veces la emoción es tal que sobrepasa la felicidad ficticia de muchos acaudalados.

Es posible ser feliz en la miseria, en tanto pretendas luchar contra ella. Las injusticias sociales

serán vallas para sobrepasar y las carencias motivos para continuar.

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Luz en la Penumbra

En vista de los hechos acontecidos en nuestro tiempo y los problemas sociales

agravados, existen ciertas iniciativas para terminar con la desigualdad mundial. Métodos como la

inclusión social e incentivos para la educación, están siendo implementados en muchos países que

cuentan con un alto índice de pobreza y pobreza extrema. De esta manera se trata de combatir y

desaparecer la perpetua cadena de la ignorancia que mantiene a los sectores populares sumidos en

la pobreza.

En el Perú, hace diez años, aproximadamente una de cada dos personas en

el Perú vivía por debajo de la línea de la pobreza monetaria. Hoy, en día, las 7'204.000 personas

que pudieron salir de esa situación en este período, así como la reducción de más de 70% de la

tasa de pobreza extrema, consolidan al Perú como un caso de éxito regional en cuanto a la lucha

contra este flagelo.

No obstante, el centralismo del gobierno y el frágil sistema administrativo en

el interior del país refleja la falta de trabajo que nos queda en la lucha contra la pobreza nacional.

Pese a esto, la sociedad ve con esperanza el futuro.

Nietzsche piensa que vivir plácidamente y sin ninguna preocupación es un deseo propio de las

personas mediocres, que no le otorgan mayor valor a la vida. Él opone el concepto de “dicha” al

de “felicidad”. La dicha implica “estar bien”, gracias a circunstancias adecuadas, o a la buena

fortuna. Sin embargo, se trata de una condición efímera.

La dicha sería una especie de “estado ideal de la pereza”, o sea, no tener

ninguna preocupación, ningún sobresalto. En cambio, la felicidad es fuerza vital, espíritu de lucha

contra todos los obstáculos que limiten la libertad y la autoafirmación. Ser feliz, entonces, es ser

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capaz de probar la fuerza vital, mediante la superación de adversidades y la creación de modos

originales de vivir.

Este pensamiento de Nietzsche refleja la manera en la cual se ve al mundo,

no como un algo establecido. Sino como un constante devenir de oportunidades que, con ayuda

del esfuerzo propio, convierte la batalla contra la miseria en felicidad.

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Referencias

Margot, J.-P. (2007). La Felicidad. Praxis Filosófica, 55-79.

Sen, Amartya (1992). “Sobre conceptos y medidas de pobreza”, Comercio Exterior 42:4

Sen, Amartya (2003). “Capacidad y bienestar”, en M. C. Nussbaum y A. Sen, La calidad de

vida. México: FCE

Alberto Romero (2000) TENDENCIAS, Revista de la Facultad de Ciencias Económicas y

Administrativas. Vol 1. No.2 Noviembre de 2000, pp 35-59. Universidad de Nariño

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