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Editorial Gedisa ofrece

los siguientes títulos sobre


LA VERDAD
FILOSOFIA Y LAS FORMAS
pertenecientes a sus diferentes
JURIDICAS
colecciones y series
(Grupo “ Ciencias Sociales” )

Jo n E lste r Juicios salomónicos

IAN HACKING La domesticación del azar


por
THEODOR YlEHWEG Tópica y filosofía del derecho

G e o r g e S t e in e r E n el castillo de Barba Azul

F ie r r e G r im a l Los extravíos de la libertad


Michel Foucauit
Jon E lste r Tuercas y tom illos. Una
introducción a los conceptos
básicos de las ciencias POTOCO PIADORA
sociales
CEHCE
E . B a l b ie r , G . D e l e u z e M ich el Foucauit, filósofo
f O L o te Y,\ Ü i S T é / v *ív r.
y otros

J osé M a r ía B e n e y t o Apocalipsis dé la modernidad

G r e g o r io K a m in s k y Spinoza: la política de las SW*WSKBJBSSa»l8BpBW=i


pasiones

M a r t in E e id e g g e r Introducción a la metafísica

P f f iR A L D O R o v a t t i fiom o la luz tenue

G e q r g e s B a l A n d ie r Eldesorden
editorial
HANNAH á RENDT Hombres en tiempos de
oscuridad

1 87 91
Título d el original: A verdae e as formas jurídicas
© Pon tificia Universidaae Católica
do R io de Janeiro, 1978

Traducción: Enrique Lynch

Diseño de-cubierta: M arc Valls

Cuarta reimpresión, noviembre de 1996, Barcelona

INDICE
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© by Editorial Gedisa, S.A.
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Printed in Spain

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dió de impresión, en forma idéntica, extractada o modificada, en
castellano o cualquier otro idioma.

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A D V E R TE N C IA D E L E D IT O R

Este volumen, que inicia la Serie Mediaciones,


reúne cinco conferencias pronunciadas p or M ichel
Foucault ante un nutrido público en R ío de Ja­
neiro, entre los días 21 y 25 de mayo de 1973. La
versión castellana de estos textos se ha realizado
a partir de la publicada p or la entidad organiza­
dora del ciclo, Pontificia Universidade Católica do
Rio de Janeiro, que preparó su edición contando
con la colaboración de un equipo de investigado­
res y docentes de los departamentos de Filosofía,
y Artes y Letras de la Universidad.
Los editores brasileños, seguramente preocu­
pados por respetar al pie de la letra la categori-
zación y la compleja organización del discurso
fúucaultiano, lograron un texto por momentos rí­
gido y reiterativo, plagado de expresiones colo­
quiales y redundancias. He tratado, en la medida
de mis posibilidades, de salvar estas dificultades
y ofrecer al lector de habla hispana una versión
más parecida a un ensayo que a una exposición
oral, pero bien sé que m i tentativa ha quedado en
gran medida incompleta pues era qási imposible
— y, por cierto, improcedente— proponerse una
reescritura del original. En muchos casos me he
visto obligado a ceder al tem or de estar traicio­
nando las ideas del autor y he optado p o r sacrifi­
car el estilo en bien de la fidelidad. Esto es parti­
cularmente evidente en la segunda conferencia y
en el apéndice que, p or ser un debate, hace más
patentes estas deficiencias.
Pido pues la indulgencia del lector; que no vea
desaliño-allí-donde-no-ha-habido más que un ex-
ceso de celo. De lo demás, soy enteramente res­
ponsable.
E. L.
i

PRIMERA
\

*
Es probable que estas conferencias contengan una
cantidad de cosas inexactas, falsas, erróneas. Prefiero
exponerlas pues, a título de hipótesis para un trabajo
futuro. Por esta razón pediría la indulgencia de uste­
des y quizá también su maldad. Quiero decir, mucho me
gustaría que al final de cada conferencia me expu­
siesen sus dudas, hicieran preguntas, y me comunica­
ran sus críticas y objeciones para que, en la medida
de mis posibilidades y ateniéndonos a que mi espíritu
no es todavía demasiado rígido, pueda adaptarme poco
a poco a ellas. De ser así, podremos finalizar estas cin­
co conferencias con la confianza de haber realizado en
conjunto un trabajo o, eventualmente, un progreso.
La de hoy es una reflexión metodológica para intro­
ducir este problema que, bajo el título de «La Verdad
y las Formas Jurídicas», puede parecer un tanto enig­
mático. Trataré de presentarles una cuestión que es en
realidad el punto de convergencia de tres o cuatro se­
ries de investigaciones- existentes, ya exploradas, ya in­
\V--i
ventariadas, para confrontarlas y reunirlas en una es-
yK: -neeie-de-investigación si no original; al menos renova­
dora. ~
En primer lugar se trata de una investigación estric­
tamente histórica, o sea: ¿cómo se formaron dominios
de saber a partir de lás prácticas sociales? La cuestión

13
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S
es la siguiente: existe una tendencia que podríamos
denominar, de una manera un tanto irónica, marxista sos. Tengo la impresión de que en este país existe ya,
coincidente con una tradición reciente aunque acepta­
académica, o del marxismo académico, que consiste en
buscar cómo las condiciones económicas de la existen­ da en las universidades europeas, una tendencia a tra­
tar el discurso como un conjunto de hechos lingüísti­
cia encuentran en la conciencia de los hombres su re­
flejo o expresión. Creo que esta forma del análisis, tra­ cos ligados entre sí por reglas sintácticas de construc­
dicional en el marxismo universitario de Francia y de ción.
Europa en general, tiene un defecto muy grave: el de Hace algunos años era original e importante decir
suponer, en el fondo, que el sujetó humano, el sujeto y mostrar que aquello que se hacía con el lenguaje
de conocimiento, las mismas formas del conocimiento, — poesía, literatura, filosofía, discurso en general— obe­
se dan en cierto modo previa y definitivamente, y que decía a un cierto número de leyes o regularidades inter­
las condiciones económicas, sociales y políticas de la nas: las leyes o regularidades del lenguaje. E l carácter
existencia no hacen sino depositarse o imprimirse en lingüístico de los hechos del lenguaje fue un descubri­
este sujeto que se da de manera definitiva., miento que tuvo su importancia en determinada época.
Me propongo m ostrar a ustedes cómo es que las Había llegado el momento pues, de considerar estos
prácticas sociales pueden llegar a engendrar dominios hechos del discurso ya no simplemente por su aspecto
de saber que no sólo hacen que aparezcan nuevos ob­ lingüístico sino, en ciei ío modo — y aquí me inspiro en
jetos, conceptos y técnicas, sino que hacen nacer ade­ las investigaciones realizadas por los anglo-america-
más formas totalmente nuevas de sujetos y sujetos de nos— , como juegos (games), juegos estratégicos de ac­
conocimiento. El mismo sujeto de conocimiento posee ción y reacción, de pregunta y respuesta, de dominación
úna historia, la relación del sujeto con el objeto; o, y retracción, y también de lucha. El discurso es ese con­
más claramente, la verdad misma tiene ana historia. junto regular de hechos lingüísticos en determinado ni­
Me gustaría mostrar en particular cómo puede for­ vel, y polémicos y estratégicos en otro. Este análisis
marse en el siglo xix, ün cierto saber dél hombre, de la del discurso como juego estratégico y polémico es, se­
. individualidad, del individuo normal o anormal, den­ gún m i modo de ver las cosas, un segundo tema de in­
tro o fuera de la regla;, saber éste que, en verdad, na­ vestigación.
ció de las prácticas sociales de control y vigilancia. P o r último, el tercer tema de investigación qué pro­
( Y cómo, de alguna manera, este saber "no se le impuso pongo a ustedes y que definirá, por su encuentro con
a un sujeto de conocimiento, no se le propuso ni se le los dos primeros, el punto de convergencia en que me
imprimió, sino que hizo nacer un tipo absolutamente sitúo, consistiría en una reelaboración de la teoría del
nuevo de sujeto de conocimiento. Podemos decir en­ sujeto. Esta teoría fue profundamente modificada y re­
tonces que la historia de los dominios de saber en re­ novada en los últimos años por unas teorías o, aún
lación con las prácticas sociales, excluida la preeminen­ más seriamente, unas prácticas entre las que cabe des­
cia de un sujeto de conocimiento dado definitivamente, tacar con toda claridad el psicoanálisis que se coloca
es uno de los temas de investigación que propongo. en un primer plano. El psicoanálisis fue ciertamente la
E l segundo tema de investigación es metodológico, práctica y la teoría que replanteó de la manera más
un tema que podríamos llamar análisis de los discur­ fundamental la prioridad conferida al sujeto, que se
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estableció en el pensamiento occidental a partir de Des­ rica de un sujeto de conocimiento a través de un dis­
cartes. curso tomado como un conjunto de estrategias que for­
Hace dos o tres siglos la filosofía occidental postu­ man parte de las prácticas sociales.
laba, explícita o implícitamente, al sujeto como funda­ Entre las prácticas sociales en las que el análisis
mento, como núcleo central de todo conocimiento, como histórico permite localizar la emergencia de huevas
aquello en que no sólo se revelaba la libertad sino que formas de subjetividad, las prácticas jurídicas, o más
podía hacer eclosión la verdad. Ahora bien, creo que el precisamente, las prácticas judiciales están entre las
psicoanálisis pone enfáticamente en cuestión esta posi­ más importantes.
ción absoluta del sujeto. Pero a pesar de que esto es La hipótesis que me gustaría formular es que en
cierto con respecto al psicoanálisis, en compensación, realidad hay dos historias de la verdad. La primera es
en el dominio de lo que podríamos llamar teoría del una especie de historia interna de la verdad, que se
conocimiento, o e¡n el de la epistemología, la historia de corrige partiendo de sus propios principios de regula­
las ciencias o incluso en el de la historia de las ideas, ción: es la historia de la verdad tal como se hace en
- creo que la teoría del sujeto siguió siendo todavía muy o a partir de la historia de las ciencias. Por otra parte,
filosófica, muy cartesiana o kantiana. Aclaro que en el creo que en la sociedad, o al menos en nuestras socie­
nivel de generalidad en que me coloco no hago, por el dades, hay otros sitios en los que se forma la verdad,
momento, diferencia alguna entre las concepciones car­ allí donde se definen un cierto número de reglas de jue­
tesiana y kantiana. go, a partir de las cuales vemos nacer ciertas formas
Actualmente, cuando se hace historia — historia de de subjetividad, dominios de objeto, tipos de saber y,
las ideas, del conocimiento o simplemente historia— por consiguiente, podemos hacer a partir de ello una
nos atenemos a ese sujeto de conocimiento y de la re­ historia externa, exterior, de la verdad.
presentación, como punto de origen a partir del cual Las prácticas judiciales — la manera en que, entre
es posible el conocimiento y la verdad aparece. Sería los hombres, se arbitran los daños y las responsabilida­
interesante que intentáramos ver cómo se produce, a des, el modo en que, en la historia de Occidente, se
través de la historia, la constitución de un sujeto que concibió y definió la manera en que podían ser juzga­
no está dado definitivamente, que no es aquello a partir dos los hombres en función de los errores que habían
de lo Cual la verdad se da en la historia, sino de un su­ cometido, la manera en que se impone a determinados
jeto que se constituyó en el interior mismo de ésta y individuos la reparación de algunas de sus acciones y
que, a cada instante, es fundado y vuelto a fundar por el castigo de otras, todas esas reglas o, si se quiere,
3
ella. Hemos de dirigirnos pues en la dirección de esta í todas esas prácticas regulares modificadas sin césar a
crítica radical del sujeto humano tal como se presenta lo largo de la historia— creo que son algunas de las for­
en la historia. i mas empleadas por nuestra sociedad para definir tipos
Retomando mi punto de partida: podemos ver róm n_ Ji
5 -de-subjetividad,-formas-de-saber-yr en-eonseeueneia7-re--
cierta tradición universitaria o académica del marxis­ 4
i laciones entre el hombre y la verdad que merecen ser
l
mo, concepción tradicional del sujeto desde el punto 1 estudiadas.
de vista filosófico, aún continúa. Esto es, en mi opi­ I
i Esta es pues la visión general del tema que me pro­
nión, lo que debe llevarse a cabo: la constitución histó­ pongo desarrollar: las formas jurídicas y, por consi-

16 17
w&M.
.... "’\ ' ■' ^ ■;:'te~ ."■'■■."'V

guíente, su evolución en el campo del derecho penal ñor el contrario, como episodio bastante curioso de la
como lugar de origen de un determinado número de historia del saber y punto de emergencia de la indaga­
formas de verdad. Trataré de demostrar a ustedes cómo ción. En la conferencia subsiguiente, trataré de la rela­
ciertas formas de verdad pueden ser definidas a par­ ción que se estableció en la Edad Media, del conflicto
tir de la práctica penal. Porque lo que llamamos inda­ u oposición entre el régimen de la prueba (épreuve) y
gación (enquéte) — indagación tal como es y la prac­ el sistema de indagación. Finalmente, en las dos últi­
ticaban los filósofos del siglo xv al x v iii , y los científi­ mas conferencias hablaré del nacimiento de eso que
cos, . fuesen geógrafos, botánicos, zoólogos, economis­ llamo examen ó ciencias de examen, que se relacionan
tas-— es una form a muy característica de la verdad en “con la formación v consolidación de la sociedad cápita-
nuestras sociedades. lista.
Ahora bien, ¿dónde encontramos el origen de la in­ P o r el momento me gustaría retomar de otra mane­
dagación? En una práctica política y administrativa de ra las reflexiones puramente abstractas que acabo de
la que más adelante hablaré, aunque la hallamos tam­ hacer. L o más honesto habría sido, quizá, citar anenas
bién en la práctica judicial. La indagación apareció en un nombre, el de Nietzschie, puesto que lo que aquí
la Edad Media como form a de investigación de la ver­ digo sólo tiene sentido si se lo relaciona con su obra
dad en el seno del orden jurídico. Fue para saber quién que,! en mi opinión, es el mejor, más eficaz y actual de
hizo qué cosa, en qué condiciones y en qué momento, ios modelos que tenemos a mano para llevar a cabo las
que Occidente elaboró las complejas técnicas de inda­ investigaciones que propongo. Creo que en Nietzsche se
gación que casi en seguida pudieron ser empleadas en encuentra un tino de discurso en el que se hace el aná­
el orden científico y en la reflexión filosófica. lisis histórico de la formación misma del suieto, el
En el siglo XIX se inventaron también a partir de análisis histórico del nacimiento de un cierto tipo de
problemas jurídicos, judiciales y penales, formas de saber, sin admitir jamás la preexistencia de un suieto
análisis muy curiosas que yo llamaría examen ( 'examen) de conocimiento. Sugiero pues que sigamos en la obra
y ya no indagación. Estas formas de examen dieron de Nietzsche los lincamientos que pueden servirnos de
origen a la Sociología, la Psicología, la Psicopatología, modelo para los análisis que nos hemos propuesto.
la Criminología, el Psicoanálisis. Intentaré explicar Tomaré como punto de partida un texto de Niétzs-
cómo, al investigar el origen de estas formas, se ve que che fechado en 1873 y publicado póstumamente. E l tex­
nacieron en conexión directa con la formación de un to dice: «E n algún punto perdido del universo, cuyo
cierto número de controles políticos y sociales, en los resplandor se extiende a innumerables sistemas sola­
inicios de la sociedad capitalista, al fin. I del siglo xix. res, hubo una vez un astro en el que unos animales in­
Esta es, én términos generales, la formulación de teligentes inventaron el conocimiento. Fue aquél el ins­
lo qiie trataremos en las siguientes conferencias. En la tante más mentiroso y arrogante de la historia univer­
próxima, hablaré acerca del nacimiento de lá indagación sal.»
en el pensamiento griego, en algo qué no llega a ser un En este texto, extremadamente rico y difícil, dejaré
mito ni es enteramente una tragedia: la historia de de lado varias cosas, sobre todo la célebre y compleja
Edipo. Hablaré de la historia de Edipo no como punto expresión: «Fue el instante más mentiroso». En p ri­
de origen, de formulación del deseo del. hombre sino, m er lugar, consideraré — y de buen grado— la insolen­

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cia y la desenvoltura de Nietzsche al decir que el cono­ dice Nietzsche, la historia no es eso, la historia no se
cimiento fue inventado en un astro y en un determi­ hace de esa manera, las cosas no suceden así, porque
nado momento. Hablo de insolencia en este texto de la religión carece de origen, no tiene Ursprung, fue in­
Nietzsche porque no debemos olvidar que en 1873 es­ ventada, hubo una Erfindung de la religión; en un mo­
tamos, si no en pleno kantismo, al menos en plena eclo­ mento dado ocurrió algo que la hizo aparecer. La re­
sión del neokantismo. Y la idea de que el tiempo y el ligión fue fabricada, no existía con anterioridad. Hay
espacio no son formas del conocimiento, lá idea de que pues una oposición fundamental entre la gran conti­
pueden preexistir al conocimiento y son, por el contra­ nuidad de la Ursprung descrita por Schopenhaeur y
rio, aleo así como rocas primordiales sobre las cuales la ruptura que caracteriza a la Erfindung de Nietzsche.
viene a fijarse el conocimiento, es una idea absoluta­ Hablando de la poesía, siempre en La Gaya Ciencia,
mente inadmisible.
Nietzsche afirma que hay quienes buscan el origen de
Quisiera atenerme entonces a esto, concentrándome la poesía, su Ursprung, cuando en verdad no existe tal
primeramente en el término invención. Nietzsche afir­ cosa, porque también la poesía fue inventada. Un día,
ma que, en un determinado punto del tiempo y en un alguien tuvo la idea bastante curiosa de utilizar ciertas
determinado lugar del universo, unos animales inteli­ propiedades rítmicas o musicales del lenguaje para
gentes inventaron el conocimiento. La palabra que em­ hablar, para imponer sus palabras, para establecer
plea, invención — el término alemán es Erfindung— cierta relación de poder sobre los demás por medio
reaparece con frecuencia en sus escritos, v siempre con de sus palabras: también la poesía fue inventada o
intención v sentido polémicos. Cuando habla de «in­
fabricada.
vención» tiene in mente una palabra aue opone a in­ Está también el famoso pasaje al final del primer
vención, la palabra «origen». Cuando dice «invención» discurso de la Genealogía de la Moral en que Nietszche
es para no decir «origen», cuando dice Erfindung, es se refiere a esa especie de fábrica gigantesca, de enor­
para no decir Ursprung. me factoría en la que se produce el ideal. El ideal no
De todo esto hav evidencias. Presentaré dos o tres. tiene origen, también fue inventado, fabricado, produ­
Por eiemplo. en un texto que — creo— pertenece a La cido por una serie de pequeños mecanismos.
Gava Ciencia habla de Schopenhauer reprobándole su Para Nietszche la invención — Erfindung— es, por
análisis de la religión. Nietzsche dice que Schopen­ una parte, una ruptura y por otra algo que posee un
hauer cometió el error de buscar el origen — Urs­ comienzo pequeño, bajo, mezquino, inconfesable. Este
prung— de la religión en un sentimiento metafísico es el punto crucial de la Erfindung. Fue debido a oscu­
que estaría presente en todos los hombres v conten­ ras relaciones de poder que se inventó la poesía. Igual­
dría de manera anticipada el núcleo de toda religión, mente, fue debido a oscuras relaciones de poder que
su modelo •'l mismo tiempo verdadero v e s e n c ia l. se inventó la religión. Villanía, por tanto, de todos
~Nietszche~afirma: he aquí un análisis” de la religión estos comienzos cuando se los opone a la solemnidad
totalmente falso, porque admitir que la religión tiene del origen tal como es visto por los filósofos. El his­
origen en un sentimiento metafísico significa, pura v toriador no debe temer a las mezquindades pues fue
simplemente, que la religión estaba dada, implícita, de mézquindád en mezquindad, de pequeñez en pe-
envuelta en ese sentimiento metafísico. Sin embargo. queñez, que finalmente se formaron las grandes cosas.

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A la solemnidad de origen es necesario oponer, siguien­ temano en la naturaleza humana, el conocimiento
do un buen método histórico, la pequeñez meticulosa actúa frente a los instintos, encima o en medio de
e inconfesable de esas fabricaciones e invenciones. ellos; los comprime, traduce un cierto estado de ten­
El conocimiento fue, por lo tanto, inventado. Decir sión o apaciguamiento entre los instintos. Sin embar­
que fue inventado es decir que no tuvo origen, o lo go, el conocimiento no se puede deducir analítica­
que es lo mismo y de manera más precisa aunque pa­ mente, según una especie de derivación natural. N o es
rezca paradójico, que el conocimiento no está en abso­ posible deducirlo necesariamente de los instintos. En
luto inscrito en la naturaleza humana. El conocimiento el fondo no forma parte de la naturaleza humana, es
no constituye el instinto más antiguo del hombre, o a la lucha, el combate, el resultado del combate y con­
la inversa, no hay en el comportamiento humano, en secuentemente el producto del azar. El conocimiento
los apetitos, en el instinto humano, algo que se parez­ no es instintivo, es contra-instintivo; e igualmente, no
ca a un germen del conocimiento. Dice Nietszche qué es natural, es contra-natural.
él conocimiento está de hecho relacionado con los ins­ Este es, pues, el primer sentido que podemos dar
tintos, pero no puede estar presente en ellos ni ser a la idea de que el conocimiento es una invención y no
siquiera un instinto entre otros; el conocimiento es tiene origen. N o obstante, puede darse otro sentido a
simplemente el resultado del juego, el enfrentamiento, esta afirmación: aun cuando el conocimiento no está
la confluencia, la lucha y el compromiso entre los ins­ ligado a la naturaleza humána ni deriva de ella, está
tintos. Es precisamente debido a que los instintos cho­ emparentado por un derecho de origen con un mundo
can entre sí. se baten y llegan finalmente al término a conocer. Según Nietszche no hay en realidad, nin­
de sus batallas, que hay un compromiso y algo se guna semejanza ni afinidad previa entre el conoci­
produce. Este algo es el conocimiento. miento y esas cosas que sería necesario conocer. Si
Por lo tanto, para Nietszche, el conocimiento es de empleamos irnos términos más rigurosos desde el pun­
la misma naturaleza que los instintos, no es otra cosa to de vista kantiano, habríamos de decir que las condi­
que su refinamiento. El conocimiento tiene por funda­ ciones de la experiencia y las condiciones del objeto
mento, base o punto de partida a los instintos pero de experiencia son totalmente heterogéneas. .
sólo en tanto éstos se encuentran enfrentados unos a Ésta es la gran ruptura con lo que había sido una
los otros, confrontados. El conocimiento es pues un noción tradicional de la filosofía occidental. Por cuan­
resultado de esta confrontación, un efecto de super­ to el mismo Kant fue el primero en manifestar explíci­
ficie. Es como un resplandor, una luz que se irradia tamente que las condiciones de experiencia y del objeto
aun cuando sea el producto .de mecanismos o realida­ de experiencia eran idénticas. Nietzsche piensa, p or el
des de naturaleza totalmente diversa. El conocimiento contrario, que hay tanta diferencia entre el conocimien­
es el efecto de los instintos, es como un lance de suerte to y, el mundo a conocer como existe entre el conoci­
o el resultado de un largo compromiso. Dice Nietzsche miento y la naturaleza humana. Tenemos entonces una
que es como «una centella que brota del choque entre naturaleza humana, un mundo, y entre ambos algo
dos espadas», pero que no es del mismo hierro del que que se llama conocimiento, no habiendo entre ellos
están hechas las espadas. ninguna afinidad, semejanza o incluso lazo de natu­
Efecto de superficie que no está delineado de an­ raleza. ■ ~

22 23
A menudo dice Nieíszche que el conocimiento no Ciertamente, desde Descartes, para no ir más allá, y
tiene relaciones de afinidad con el mundo a conocer. aun en Kant, Dios es ese principio que asegura la exis­
Citaré tan sólo un texto de La Gaya Ciencia (parágrafo tencia de una armonía entre el conocimiento y las
109): «P o r su carácter el mundo se parece a un caos cosas a conocer. Para demostrar que el conocimiento
eterno; ello no se debe a la ausencia de necesidad, sino era un conocimiento fundado verdaderamente en las
a la ausencia de orden, de encadenamiento, de formas, cosas del mundo, Descartes se vio obligado a afirmar
de belleza y de sabiduría». El mundo no busca en la existencia de Dios.
absoluto imitar al hombre, ignora toda ley. Abstengá­ Si no existe más relación entre el conocimiento y
monos de decir que existen leyes en la naturaleza. El las cosas a conocer, si la relación entre éste y las cosas
conocimiento ha de luchar contra un mundo sin orden, conocidas es arbitraria, relación de poder y violencia,
sin encadenamiento, sin formas, sin belleza, sin sabidu­ la existencia de Dios en el centro del sistema de co­
ría, sin armonía, sin ley. El conocimiento se relaciona nocimiento ya no es más indispensable. En ese mismo
con un mundo como éste y no hay nada en él que lo pasaje de La Gaya Ciencia en que evoca la ausencia
habilite a conocer ese mundo, ni es natural a la natu­ de orden, encadenamiento, formas y belleza del mun­
raleza ser conocida. do, Nietzsche pregunta precisamente: «¿Cuándo cesa­
Y así como entre el instinto y el conocimiento en­ remos de ser oscurecidos por todas esas sombras de
contramos no una continuidad sino una relación de Dios? ¿Cuándo conseguiremos desdivinizar completa­
lucha, dominación, subordinación, compensación, etcé­ mente a la naturaleza?»
tera, de la misma manera vemos que entre el conoci­ La ruptura de la teoría del conocimiento con la
miento y las cosas que éste tiene para conocer no teología comienza, estrictamente hablando, con el aná­
puede haber ninguna relación de continuidad natural. lisis de Nietzsche.
Sólo puede haber una relación de violencia, domina­ En segundo lugar diría que, si es verdad que entre
ción, poder y fuerza, una relación de violación. El co­ el conocimiento y los instintos — todo lo que hace,
nocimiento sólo puede ser una violación de las cosas todo lo que trama el animal humano— hay solamente
a conocer y no percepción, reconocimiento, identifica­ ruptura, relaciones de dominación y subordinación, re­
ción de o con ellas. laciones de poder, quien desaparece entonces no es
En m i opinión, hay en este análisis de Nietszche Dios sino el sujeto en su unidad y soberanía.
una doble ruptura muy importante con la tradición de • Si remontamos la tradición filosófica hasta Descar­
la filosofía occidental, ruptura que configura una lec­ tes, para no ir más lejos aún, vemos que la unidad
ción que hemos de conservar. La primera se da entre del sujeto humano era asegurada por la continuidad
el conocim ientoyláscosas. En efecto, ¿qué aseguraba entre el deseo y el conocer, el instinto y el saber, el
en la filosofía occidental que las cosas a conocer y el cuerpo y la verdad. Todo esto aseguraba la existencia
propio conocimiento estaban en relación de continui- del-sujeto~Si-es“CÍertorque'por un lado estáiTlos meca-
~dadV ¿Qué era lo que aseguraba al conocimiento el nismos del instinto, los juegos del deseo, los enfrenta­
poder de conocer bien las cosas del mundo y de no ser mientos entre lá mecánica del cuerpo y la voluntad, y
indefinidamente error, ilusión, arbitrariedad? ¿Quién por otro lado, en un nivel de naturaleza totalmente
sino Dios garantizaba esto en la*filosofía occidental? diferente, el conocimiento, entonces la unidad del su-

25
jeto humano ya no es necesaria. Podemos adm itir su­ En principio hemos de considerar que esas tres
jetos, o bien que el sujeto no existe. Es precisamente pasiones o impulsos — reír, detestar y deplorar— tienen
en esto en que me parece que el texto de Nietzsché en común el ser una manera no de aproximarse al obje­
que he citado rompe con la tradición filosófica más to, de identificarse con él, sino de conservar el objeto a
antigua y arraigada de Occidente. distancia, de diferenciarse ó de romper con él, de prote­
Ahora bien, cuando Nietzsche dice que el conoci­ gerse de él por la risa, desvalorizarlo por la deplora-
miento es el resultado de los instintos pero no es él ción, alejarlo y finalmente destruirlo por el odio. P or
mismo un instinto ni deriva directamente de los instin­ lo tanto, todos estos impulsos que están en la raíz
tos, ¿qué quiere decir exactamente, y cómo concibe del conocimiento y lo producen tienen en común el
este curioso mecanismo por el cual los instintos, sin distanciamiento del objetó, una voluntad de alejarse
tener relación alguna de naturaleza con el conocimien­ de él y al mismo tiempo de alejarlo, en fin, de destruir­
to, pueden, por su simple juego, producir, fabricar, lo; Por detrás del conocimiento hay una voluntad sin
inventar Un conocimiento que nada tiene que ver con duda oscura, no de traer el objeto para sí, de aseme­
ellos? Esta es la segunda serie de problemas que de­ jarse a él, sino por el contrario de alejarse de él y
searía abordar. destruirlo: maldad radical del conocimiento.
Háy en La Gaya Ciencia un texto (parágrafo 333) Llegamos así a una segunda idea importante: estos
al que podemos considerar como uno de los análisis impulsos — reír, deplorar, detestar— son todos del
de Nietzsche más estrictos acerca de esa fabricación o orden de las demás relaciones. Por detrás del conoci­
invención. En ese largo texto titulado Qué significa co­ miento, en su raíz, Nietszche no coloca una especie
nocer, Nietzsche retoma un texto de Spinoza en él que de afección, impulso o pasión que nos haría gustar del-
éste opone intelligere, comprender, a ridere, lugere, objeto a conocer sino, por el contrario, impulsos que
detestan. Spinoza decía que si queremos comprender nos colocan en posición de odio, desprecio o tem or
las cosas, efectivamente, en su propia naturaleza y su delante de cosas que son amenazadoras y presuntuosas.
esencia y, por lo tanto, en sü verdad, es necesario que Según Nietszche, la razón por la que estos tres im ­
nos abstengamos de reír de ellas, de deplorarlas o de pulsos — reír, deplorar y odiar— llegan a producir el
detestarlas. Sólo cuando estas pasiones se apaciguan conocimiento no es que se apacigüen, como en Spinoza,
podemos finalmente comprender. Nietzsche dice que o se reconcilien o lleguen a una unidad, sino que lu­
no sólo ésto no es verdad sino que sucede exacta­ chan entre sí, se confrontan, se combaten, intentan,
mente lo contrario. Intelligere, comprender, no es más como dice Nietszche, perjudicarse unos a otros. Es
que un cierto juego, o m ejor, el resultado de cierto porque están en estado de guerra, en una estabilización
juego, composición o compensación entre ridere, reír, momentánea de ese estado de guerra, que llegan a
lugere, deplorar, y detestari, detestar. . una especie de estado, de corte en que finalmente el
Nietzsche dice que sólo comprendemos porque hay conocimiento aparecerá como «la centella que brota
como fondo del comprender el juego y la lucha de del choque entre dos espadas».
esos tres instintos, esos tres mecanismos o pasiones Por lo tanto, no hay en el conocimiento una ade­
oue son reír, deplorar y detestar (odio), En relación cuación al objeto, una relación de asimilación sino que
con esto es preciso considerar algunas cosas. hay, p or el contrario, una relación de distancia y do-

26 27
minación; en ei conocimiento no hay nada que se Pero me gustaría responder antes a una posible
parezca a la felicidad o al amor, hay más bien odio y objeción: «Todo esto que usted dice es muy bonito
hostilidad: no hay unificación sino sistema precario pero no está en Nietszche; fue su delirio, su obsesión
de poder. En este texto de Nietszche se cuestionan los de encontrar en todas partes relaciones de poder, de
grandes temas tradicionales de la filosofía occidental. introducir esa dimensión de lo político hasta en la his­
La filosofía occidental — y esta vez no es preciso toria del conocimiento o de la verdad, que le hizo creer
que nos refiramos a Descartes, podemos remontarnos que Nietszche decía esto».
a Platón— siempre caracterizó al conocimiento por el Y o respondería dos cosas. Diría en primer lugar que
. logocentrismo, la semejanza, la adecuación, la beatitud, tomé este texto de Nietszche en función de mis inte­
la unidad, grandes temas que se ponen ahora en cues­ reses, no para mostrar que ésta era la concepción
tión. Se entiende por qué se refiere Nietszche a Spino- nietszcheana del conocimiento — hay innumerables tex­
za: de todos los filósofos occidentales Spinoza fue quien tos bastante contradictorios entre sí que tratan este
llevó más lejos esta concepción del conocimiento como tema— sino apenas para mostrar que existen en Nietsz­
adecuación, beatitud y unidad. Nietszche coloca en el che ciertos elementos que ponen a nuestra disposición
núcieo, en la raíz del conocimiento, algo así como el un modelo para un análisis histórico de lo que yo de­
odio, la lucha, la relación de poder. nominaría la política de la verdad. Es un modelo que
Se comprende entonces por qué afirma Nietszche encontramos efectivamente en Nietszche y pienso, in­
que el filósofo es aquél que más fácilmente se engaña cluso, que es uno de los más importantes para la com­
sobre la naturaleza del conocimiento al pensarlo siem­ prensión de algunos elementos aparentemente contra­
pre en form a de adecuación, amor, unidad, pacifica­ dictorios de su concepción del conocimiento.
ción. Sin embargo, si quisiésemos saber qué cosa es En efecto, si admitimos esto que Nietszche entiende
el conocimiento no hemos de aproximarnos a él desde como descubrimiento del conocimiento, si todas estas
la form a de vida, de existencia de ascetismo caracterís­ relaciones están por detrás del conocimiento el cual,
tica del filósofo. Para saber qué es, para conocerlo en cierta forma, sería un resultado de ellas, podemos
realmente, para aprehenderlo en su raíz, en su fabri­ comprender entonces determinados textos de Nietszche.
cación, debemos aproximamos a él no como filósofos P or de pronto, todos aquellos textos en los que
sino como políticos, debemos comprender cuáles son Nietszche afirma que, no hay conocimiento en sí. Al
las relaciones de lucha y de poder. Solamente en esas leerlos, más de una vez ocurre que creemos estar le­
relaciones de lucha y poder, en la manera como las co­ yendo a Kant y nos vemos obligados a cotejar los textos
séis entre sí se oponen, en la manera como se odian en­ y verificar todas las diferencias. La crítica kantiana
tre sí los hombres, luchan, procuran dominarse unos a cuestionaba la posibilidad de un conocimiento de lo
-en-sí,-un-conocimiento-sobre~una-verdad-o-una-reali
otros, comprendemos en qué consiste el conocimiento. dad en si. Nietszcñe dice en la Genealogía de la Moral'.
Es claro pues, que un análisis como éste nos intro­ «Abstengámonos, señores filósofos, de los tentáculos
duzca de manera eficaz en una historia política del de nociones contradictorias tales como razón pura,
conocimiento, de los hechos y el sujeto del conoci­ espíritu absoluto, conocimiento en si.» Mas aún, en
miento. La Voluntad de Poder Nietszche afirma que no hay

28 29
ser en sí, y tampoco conocimiento en sí. Cuando afirma carácter perspectivo del conocimiento porque hay ba­
esto, designa algo totalmente diferente de lo que Kant talla y porque el conocimiento es el efecto de esa
entendía por conocimiento en sí. Nietszche quiere decir batalla.
que no hay naturaleza, ni esencia ni condiciones uni­ A esto se debe que encontremos en Nietszche la
versales para el conocimiento, sino que éste es cada idea, que vuelve constantemente, de que el conoci­
vez e l resultado histórico y puntual de condiciones miento es al mismo tiempo lo más generalizante y lo
que no son del orden del conocimiento. £1 conocimien­ más particularizante. El conocimiento esquematiza,
to es un efecto o un acontecimiento que puede ser co­ ignora las diferencias, asimila las cosas entre sí, y
locado bajo el signo del conocer, no es una facultad y cumple su papel sin ningún fundamento en verdad. Por
tampoco una estructura universal. Aun cuando utiliza ello el conocimiento és siempre un desconocimiento.
ciertos elementos que pueden pasar por universales Por otra parte es siempre algo que apunta, maliciosa,
este conocimiento será apenas del orden del resultado, insidiosa y agresivamente, a individuos, cosas, situa­
del acontecimiento, del efecto. ciones. Sólo hay conocimiento en la medida en que se
Se comprenden así una serie de textos en que establece entre el hombre y aquello que conoce algo
Nietszche afirma que el conocimiento tiene un carácter así como una lucha singular, un téte-a-téte, un duelo.
perspectivo. Cuando Nietszche dice que el conocimiento Hay siempre en el conocimiento alguna cosa que es
es siempre una perspectiva no quiere decir, en lo que del orden del duelo y que hace que ésta sea siempre
sería una mezcla de kantismo y empirismo, que se singular. En esto consiste su carácter contradictorio
encuentra limitado en el hombre por ciertas condicio­ tal como es definido en unos textos de Nietzsche que,
nes, límites derivados de la naturaleza humana, el cuer­ aparentemente, se contradicen: generalizante y sin­
po o la propia estructura del conocimiento. Cuando gular.
Nietszche habla del carácter perspectivo del conoci­ H e aquí cómo a través de los textos de Nietzsche
miento quiere señalar el hecho de que sólo hay cono­ podemos establecer no una teoría general del conoci­
cimiento bajo la form a de ciertos actos que son dife­ miento sino un modelo que permite abordar el objeto
rentes entre sí y múltiples en su esencia, actos p or los de estas conferencias: como es el problema de la for­
cuales el ser humano se apodera violentamente de mación . de Ciertos determinados dominios de saber a
ciertas cosas, reacciona a ciertas situaciones, les impo­ partir de relaciones de fuerza y relaciones políticas en
ne relaciones de fuerza, O sea, el conocimiento es la sociedad.
siempre una cierta relación estratégica en la que el Retomó ahora mi punto dé partida. En cierta con­
hombre está situado. Es precisamente esa relación es­ cepción del marxismo muy difundida én los medios
tratégica la que definirá el efecto del conocimiento y, universitarios, o bien, en una cierta concepción del
p or esta razón, sería totalmente contradictorio imagi­ marxismo que se impone en la Universidad, se expone
nar un conocimiento que no fuese en su naturaleza siempre cómo fundamento de análisis la idea de que
obligatoriamente parcial, oblicuo, perspectivo. E l ca­ las relaciones de fuerza, las condiciones económi­
rácter perspectivo del conocimiento no deriva de la cas, las relaciones sociales, les son dadas previamente a
naturaleza humana sino siempre del carácter polémico los individuos, aunque al mismo tiempo se imponen
y estratégico del conocimiento. $e puede hablar del a un sujeto de conocimiento que permanece idéntico,

30 31
salvo en relación con las ideologías tomadas como ciencia. Aun en la ciencia encontramos modelos de ver­
errores. dad cuya formación es el producto de las estructuras
Llegamos así a esta noción muy importante, y al políticas que no se imponen desde el exterior al sujeto
mismo tiempo muy embarazosa, de ideología. En los de conocimiento sino que son, ellas mismas, constitu­
análisis'marxistas tradicionales la ideología es presen­ tivas de éste.
tada como una especie de elemento negativo a través
del cual se traduce el hecho de que la ¿relación del su­
jeto con la verdad, o simplemente la relación de cono­
cimiento, es perturbada, oscurecida, velada por las
' condiciones de existencia, por relaciones sociales o for­
mas políticas impuestas, desde el exterior, al sujeto
dél conocimiento. La ideología es la marca, el estigma
de estas relaciones políticas o económicas de existen­
cia aplicado a un sujeto de conocimiento que, por de­
recho. debería estar abierto a la verdad.
Mi propósito es demostrar en estas conferencias
cómo, de hecho, las condiciones políticas y económicas
de existencia no son un velo o un obstáculo para el
sujeto de conocimiento sino aquello a través de lo cual
se forman los sujetos de conocimiento y, en conse­
cuencia, las relaciones.de verdad. Sólo puede haber
ciertos tipos de sujetos de conocimiento, órdenes de
verdad, dominios de saber, a partir de condiciones
políticas, que son como él suelo en que se forman el
sujeto, los dominios de saber y las relaciones con la
verdad. Una historia de la verdad será posible para
nosotros sólo si nos désembarazamos de estos grandes
temas del sujeto de conocimiento, al mismo tiempo
originario y absoluto, utilizando eventualmente el mo­
delo nietszcheano. ,
Presentaré algunos esbozos de esta historia a par-
tir de_Ias_pxácticas_iudiciaLes„que_dieron_nacimienío„a_
f
los modelos de verdad que todavía están vigentes en
nuestra sociedad, aún se imponen a ella y valen no sólo
en el dominio de la política, en el dominio del compor­
tamiento cotidiano sino también en el orden de la

32 33
I

SEGUNDA
Hoy me gustaría hablar de la historia de Edipo,
asunto que hace un año dejó de estar de moda. A partir
de Freud la historia de Edipo se consideraba como la
narración de la fábula más antigua de nuestro deseo
y nuestro inconsciente. Sin embargo, a partir del libro
de Deleuze y Guattari, Anti-Edipo, publicado el año pa­
*v sado, la referencia a Edipo desempeña un papel ente­

ramente diferente.
s. Deleuze y Guattari intentaron mostrar que el trián­
gulo edípico padre-madre-hijo, no revela una verdad
atemporal, y tampoco una verdad profundamente his­
&
S tórica de nuestro deseo. Intentaron poner de relieve
S que ese famoso triángulo edípico constituye para los
analistas que lo manipulan en el interior de la cura,
una cierta manera de contar el deseo, de garantizar
que el deseo no termine invistiéndose, difundiéndose
en el mundo que nos circunda, el mundo histórico;
que el deseo permanezca en el seno de la familia y se
desenvuelva como un pequeño drama casi burgués
entre el padre, la madre y el hijo.
Edipo no sería pues, una verdad de naturaleza sino
un instrumento de limitación y coacción que los psi­
coanalistas, a partir dé~Freud, utilizan para contar el-
deseo y hacerlo entrar en una estructura familiar que
nuestra sociedad definió en determinado momento. En
otras palabras, Edipo, según Deleuze y Guattari, no es

37
>r ser que los relacionemos no con las estructuras eco­
el contenido secreto de nuestro inconsciente, sino la.'
nómicas, las relaciones económicas de producción sino
form a de coacción que el psicoanálisis intenta imponer
en la cura a nuestro deseo y a nuestro inconsciente. con las relaciones políticas que invisten toda la tra­
Edipo es un instrumento de poder, es una cierta ma­ ma de nuestra existencia.
nera de poder médico y psicoanalítico que se ejerce Me propongo demostrar cómo la tragedia de Edipo
sobre el deseo y él inconsciente. que puede leerse en Sófocles -—dejaré de lado el pro­
Confieso que este problema me atrae y que yo tam­ blema del fondo mítico ligado a ella-— es representa­
bién me siento tentado de investigar más allá de ésta tiva y en cierta manera instauradora de un determi­
que pretende ser la historia de Edipo, algo que tiene nado tipo de relación entre poder y saber, entre poder
que ver ya no con la historia indefinida, siempre reco­ político y conocimiento, relación de la que nuestra ci­
menzada, de nuestro deseo y nuestro inconsciente sino vilización aún no se ha liberado. Creo que hay real-
más bien con la historia de un poder, un poder po­ / mente un complejo de Edipo en nuestra civilización.
lítico. Pero este complejo nada tiene que ver con nuestro in­
Hago un paréntesis para recordar que todo lo que consciente y nuestro deseo, y tampoco con las relacio­
intento decir, todo lo que Deleuze demostró con mayor nes entre uno y otro. Si hay algo parecido a un com­
profundidad en su Antiedipo, forma parte de un con­ plejo dé Edipo, éste no se da al nivel individuar sino
juntó de investigaciones que nada dicen, al contrario al nivel colectivo; no a propósito del deseo y el incons­
de lo que se afirma en los periódicos, acerca de lo que ciente sino a propósito de poder y- saber. Es esta es­
tradicionalmente se llama estructura. N i Deleuze, ni pecie de «com plejo» lo que me gustaría analizar.
Lyotard, ni Guattari, ni yo hacemos nunca análisis de La tragedia de Edipo es, fundamentalmente, el pri­
estructura, no somos en absoluto «estructuralistas». mer testimonió que tenemos de las prácticas judiciales
Si se me preguntase qué es lo que hago o lo que otros griegas. Como todo el mundo sabe se trata de una his­
hacen m ejor que yo, diría que no hacemos una inves­ toria en la que unas personas — un soberano, un pue­
tigación de estructura. Haría un juego de palabras y blo— ignorando cierta verdad, consiguen a través de
respondería que hacemos investigaciones de dinastía. una serie de técnicas de las que hablaremos más ade­
Diría, jugando con las palabras griegas ouvapis Suvaff- lante, descubrir una verdad que cuestiona la propia
veta, que intentamos hacer aparecer aquello que ha soberanía del soberano. La tragedia dé Edipo es, por
permanecido hasta ahora más escondido, oculto y pro­ lo tanto, la historia de una'investigación de la verdad:
fundamente investido en la historia de nuestra cultu­ es un procedimiento de investigación de la verdad que
ra: las relaciones de poder. Curiosamente, se conocen obedece exactamente a las prácticas judiciales griegas
m ejor las estructuras económicas de nuestra sociedad, de esa época. Por esta razón, el primer probléma que
han sido inventariadas y se las destaca mucho se nos plantea es el de saber en qué consistía la inves­
que las estructuras de poder político. En esta serie de tigación judicial de la verdad en la Grecia arcaica.
conferencias me gustaría demostrar de qué manera El primer testimonio de la investigación de la ver­
establecieron y se invistieron profundamente en nues­ dad en el procedimiento judicial griego con qué con­
tra cultura las relaciones políticas'dando lugar a una tamos sé remonta a la Iliada. Se trata de la historia
serie de fenómenos que no pueden ser explicados a no de la disputa de Antíloco y Menelao durante los juegos

38 39

. P
que se idealizaron con ocasión de la muerte de P atro-, renunciar a él. Si lo hubiese aceptado, si hubiese ju­
cío. En aquellos juegos hubo una carrera de carros rado realmente, la responsabilidad de lo que sucedería,
que, como de costumbre, se desarrollaba en un cir­ el descubrimiento final de la verdad quedaría inme­
cuito con ida y vuelta, pasando por una baliza que diatamente en manos de los dioses y sería Zeus, cas­
debía rodearse tratando de que los carros pasaran lo tigando el falso juramento, si fuese el caso, quien ■
más cerca posible. Los organizadores de los juegos manifestaría con su rayo la verdad.
habían colocado en este sitio a alguien que se hacía Esta es la vieja y bastante arcaica práctica de la
responsable de la regularidad de la carrera. Homero prueba de la verdad en la que ésta no se establece ju­
llama a este personaje, sin nombrarlo personalmente, dicialmente por medio de una comprobación, un tes­
testigo, lor-rwr,, aquel que está allí para ver. La carrera tigo, una indagación o una inquisición, sino por un
comienza y los dos primeros competidores que se co­ juego de prueba. La prueba, una característica de la
locan al frente a la altura de la curva son Antíloco y sociedad griega arcaica, aparecerá también en la Alta
Menelao. Se produce una irregularidad y cuando Antí­ Edad Media. Es evidente que, cuando Edipo y toda la
loco liega primero Menelao eleva una^queja-y dice al ciudad de Tebas buscan la verdad no es éste el mo­
juez o al jurado que ha de dar el premio que Antíloco delo que utilizan: entre la disputa de Menelao y Antí­
ha cometido una irregularidad. Cuestionamiento, liti­ loco y la historia de Edipo pasaron muchos siglos. Sin
gio, ¿cómo establecer la'verdad? Curiosamente, en este embargo, resulta interesante observar que en la trage­
texto de Homero no se apela a quien observó el hecho, dia de Sófocles encontramos uno o dos restos de la
el famoso testigo que estaba junto a la baliza y que práctica de establecer la verdad por medio de la prue­
debía atestiguar qué había ocurrido. Su testimonio no ba. Primero, en la escena de Creonte y Edipo, cuando
se cita y no se le hace pregunta alguna. Solamente se Edipo critica a su cuñado por haber truncado la res­
plantea la querella entre los adversarios Menelao y puesta del Oráculo de Delfos, diciendo: «Tú inventaste
Antíloco, de la siguiente manera: después de la acu­ todo esto simplemente para quitarme el poder y sus­
sación de Menelao — «tú cometiste una irregularidad»— tituirme». Y Creonte responde sin intentar establecer ;
y de la defensa de Antíloco — «yo no cometí irregula­ la verdad valiéndose de testigos: «Bien, juremos. Yo
ridad»— Menelao lanza un desafío: «Pon tu mano de­ juraré que no he conspirado contra ti». Esto se dice,
recha sobre la cabeza de tu caballo; sujeta con la en presencia de Yocasta, que acepta el juego y se hace
mano izquierda tu fusta y jura ante Zeus que no co­ responsable de su regularidad. Creonte responde a
metiste irregularidad». En ese instante, Antíloco, fren­ Edipo según la vieja fórmula del litigio entre guerre­
te a este desafío, que es una prueba (épreuve), renun­ ros. En segundo lugar, podríamos decir que encontra­
cia a ella, no jura y reconoce así que cometió irre­ mos en toda la obra este sistema del desafío y la prue­
gularidad; ba. Edipo, al enterarse de que la peste que asóla a
He aquí una manera singular de producir la verdad, Tebas era la consecuencia de una maldición de los
de establecer la verdad jurídica: no se pasa por el dioses caída como castigo por la falta y el asesinato, m-
testigo sino por una especie de juego, prueba, por una responde diciendo que se compromete a enviar al exi­
suerte de desafío lanzado por un adversario al otro. lio al autor del crimen sin saber, naturalmente, que
Uno lanza un desafío, el otro debe aceptar el riesgo o es él mismo quien lo había cometido. Queda así impli-

40 41

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1 87
•1'-
masm

cado pór su propio juramento, como ocurría en los li­ es el doble humano, la sombra mortal de Apolo, el
tigios entre guerreros arcaicos en los que los adver­ adivino Tiresias quien, como Apolo, es divino © eio<;
sarios se incluían mutuamente en los juramentos dé (iav-rtr. el divino adivino. Tiresias está muy cerca de
promesa y maldición. Estos restos de la vieja tradición Apolo y, como él, recibe el nombre de rey ’ava£;
reaparecen algunas veces a lo largo de la obra. Sin pero es perecedero mientras que Apolo es inmortal.
embargó, toda la tragedia de Edipo está fundada, en Por otra parte Tiresias es ciego, está sumergido en la
verdad, en un mecanismo enteramente diferente. Este noche, mientras que Apolo es el dios del Sól: es la
es el mecanismo de establecimiento de la verdad que mitad de sombra de la verdad divina, el doble que el
quiero exponer. dios-luz proyecta sobre la superficie de la tierra. Se
Creo que este mecanismo de la verdad obedece ini­ interrogará entonces a esta mitad, y Tiresias respon­
cialmente a una ley, una especie de pura form a que po­ derá a Edipo diciendo: «Fuiste tú quien mató a Layo».
dríamos llamar ley de las mitades. El descubrimiento En consecuencia,- podemos decir que, desde la se­
de la verdad se lleva a cabo en Edipo por mitades que gunda escena de Edipo, todo está dicho y represen­
se ajustan y se acoplan. Edipo manda consultar al tado. Se posee ya la verdad puesto que Edipo es efec­
dios de Delfos, Apolo. Cuando examinamos en detalle tivamente designado por el conjunto constituido por
la respuesta de Apolo observamos que se da en dos las respuestas de Apolo y Tiresias. El juego de las
partes. Apolo comienza diciendo «E l país está amena­ mitades está completo: maldición, asesinato, quién
zado por una maldición». A esta primera respuesta le fue muerto, quién mató. Aquí está todo, pero colocado
falta, en cierta forma; una mitad: «Pesa una maldi­ en una forma muy particular, como una profecía, una
ción, ¿pero quién fue el causante?» Por consiguiente, nredicción, una prescripción. El adivino Tiresias no
es preciso form ular una segunda pregunta y Edipo dice exactamente a Edipo: «Fuiste tú quien mató»;
fuerza a Creonte a dar la segunda respuesta, pregun­ dice: «Prometiste que desterrarías a aquél que hu­
tándole a qué se debe la maldición. La segunda mitad biese matado; ordeno que cumplas tu voto y te des-
aparece: la causa de ésta es un asesinato. Pero quien tierres a ti mismo.» Del mismo modo. Apolo no había
dice asesinato dice dos cosas: quién füe asesinado y dicho estrictamente: «Pesa una maldición v es ñor
quién es el asesino. Se pregunta a Apolo: «¿Quién fue ello ciue la ciudad está asolada por la peste.» Dice Ano-
asesinado?». La respuesta es: Layo, él rey. Se pregun­ lo: «Si quieres que termine la peste, es preciso expiar
ta: «¿Quién cometió el asesinato?». Entonces es cuan­ la falta.» Todo esto se dice en forma de futuro, pres­
do Apolo se niega a responder, lo cuál suscita el co­ cripción. predicción, nada hay que se refiera a la actua­
mentario de Edipo: no se puede forzar la respuesta de lidad del presente, nada es apuntado.
los dioses. Falta, pues, uná mitad. La maldición corres­ Tenemos toda la verdad, pero en la forma prescrip-
ponde a una mitad del asesinato, siendo ésta sólo la tiva y profética que es característica del oráculo y el
primera: «quién fue asesinado»; falta pues la segunda: i adivino. En esta verdad que es, de algún modo, comple­
el nombre del asesino. ta y total, en lá que todo ha sido dicho, falta algo que es
Para saber el nombre del asesino será precisó ape­ la dimensión del presente, la actualidad, la designa­
lar a alguna cosa, a alguien, ya que n q Sé puede forzar ción de alguien. Falta el testigo de lo que realmente
la voluntad de los dioses. Esta figura a la que se apela ha ocurrido. Curiosamente, toda esta viéja historia es

42 43
formulada p or el adivino y el dios en futuro. Se ne-f la predicción, en la última parte de la obra, por medio
del acoplamiento de dos testimonios diferentes.. Uno
cesíta ahora el presente y el testigo del pasado: el tes­
tigo presente de lo que realmente sucedió. será el del esclavo que viene de Corínto para anunciar
La segunda mitad de esta prescripción y previsión, a Edipo la muerte de Polibio. Edipo, que no llora la
pasado y presente, se da en el resto de la obra y tam­ muerte de su padre, se alegra diciendo: « ¡Ah, al menos
bién por un extraño juego de mitades. En principio es no he sido yo quien lo mató, contrariamente a- lo que
Preciso establecer quién mató a Layo, lo cual se ob- dice la predicción! ». Y el esclavo replica: «Polibio no
iene en el discurrir de la pieza por él acoplamiento era tu padre».
de dos testimonios. El primero lo da inadvertidamente Tenemos así un nuevo elemento: Edipo no es hijo
y espontáneamente Yocasta al decir: «Ves bien. Edipo, de Polibio. Interviene el último esclavo, que había
que no has sido tú quien mató a Layo, contrariamente huido después del drama escondiéndose en las profun­
a lo que dice el adivino. La m ejor prueba de esto es didades del Citerón. Se trata de un pastor de ovejas
que Lavo fue muerto por varios hombres en la encru­ que había guardado consigo la verdad y que ahora es
cijada de tres cáminbs.» Edipo contestará a este testi­ llamado para ser interrogado acerca de lo ocurrido.
monio con una inquietud que ya es casi una certeza: Dice el pastor: «E n efecto, hace tiempo di a este men­
«M atar a un hombre en la encrucijada de tres caminos sajero un niño que venía del palacio de Yocasta y que,
es exactamente lo que yo hice; recuerdo que al llegar según me dijeron, era su hijo».
a Tebas di muerte a alguien en un sitio parecido.» Así. Falta, pues, la última certeza ya que Yocasta no
por el juego de estas dos mitades que se completan, el está presente para atestiguar que fue ella quien en­
recuerdo de Yocasta y el de Edipo, tenemos esta ver­ tregó el niño al esclavo. N o obstante, salvo por esta
dad casi completa, la del asesinato de Layo. Y decimos Dequeña dificultad, el ciclo está ahora completo. Sa­
que es casi completa porque falta aún un pequeño bemos que Edipo era hijo de Layo y Yocasta; que
fragmento: saber si fue muerto por uno o varios indi­ le fue entregado a Polibio; que fue él, creyendo ser
viduos. cuestión que lamentablemente no se resuelve hijo de Polibio y regresando para escapar de la pro- _
eri la pieza. fecía, a Tebas — Edipo no sabía que era su patria— T
Pero esto es sólo la mitad de la historia de Edipo, quien mató en la encrucijada de tres caminos al rey
pues Edipo no es únicamente aquél que mató al rey Layo, su verdadero padre. El ciclo está cerrado. Se
Layo, es también quien mató a su propio padre y se ha cerrado p or una serie de acoplamiento de mitades
casó luego con su madre. Esta segunda mitad de la que se ajustan unas con otras. Es como si toda esta
historia falta incluso después del acoplamiento de los larga y compleja historia del niño que es al mismo
testimonios de Yocasta y Edipo. Falta precisamente tiempo un exiliado debido a la profecía y un fugitivo
lo que les da una especie de esperanza, pues el dios de la misma profecía, hubiese sido partida en dos e
-predijo que Lay.o_no habría de morlr^emmanos_de__un_ inmediatamente vueltas a partir en dos cada una de
hombre cualquiera sino de su propio hijo. Por lo tanto, sus partes, y todos esos fragmentos repartidos en“dis-
mientras no se pruebe que Edipo es hijo de Layo, la tintas manos. Fue preciso que se reunieran el dios y su
predicción no estará realizada. Esta segunda mitad es profeta, Yocasta y Edipo, el esclavo de Corinto y el
necesaria para que pueda establecerse la totalidad de de Citerón para que todas estas mitades y mitades

44 45
MüáfflB
i-r- .,„...+ ., . ,. —-- .

llegasen a ajustarse unas a otras, a adaptarse, a aco­


plarse y reconstituir el perfil total de la historia. v mer juego de mitades que se ajustan es el del dios
Apolo y el divino adivino Tiresias: el nivel de la
Esta fe Tna del Edipo de Sófocles, realmente im­
profecía o de los dioses. Inmediatamente aparece una
presionante, no es sólo una form a retórica, es al mis­
segunda serie de mitades que se ajustan, formada por
m o tiempo religiosa y política. Consiste en la famosa
Edipo y Yocastá. Sus dos testimonios se encuentran
técnica del <pup@o\ov, el símbolo griego. Un instrumen­
en el medio de la pieza: es el nivel de los reyes, los
to de poder, del ejercicio de poder que permite a al­
soberanos. Finalmente, el último par de testimonios
guien que guarda un secreto o un poder rom per en
que intervienen, la última mitad que habrá de com­
dos partes un objeto cualquiera — de cerámica, por pletar la historia no está constituida por los dioses y
ejemplo— guardar una de ellas y confiar la otra á tampoco por los reyes sino por los servidores y escla­
alguien que debe llevar el mensaje o dar prueba de vos. El esclavo más humilde de Póíibio y, sobre todo,
su autenticidad. La coincidencia o ajuste de estas dos el más oculto de los pastores que habitan en el bosque
mitades perm itirá reconocer la autenticidad del men­ del Citerón enunciarán la verdad última al dar el úl­
saje, esto es, la continuidad del poder que se ejerce. timo testimonio.
El poder se manifiesta, completa su ciclo y mantiene
El resultado es curioso; lo que se decía en form a
su unidad gracias a este juego de pequeños fragmen­
de profecía a! comienzo de la obra reaparecerá en
tos separados unos de otros, de un mismo conjunto,
forma de testimonio en boca de los dos pastores. Y
un objeto único, cuya configuración general es la for­
así como la obra pasa de los dioses a los esclavos, los
ma manifiesta del poder. La historia de Edipo es la
mecanismos enunciativos de la verdad o la form a en
fragmentación de esta obra, cuya posesión integral y
que la verdad se enuncia cambian igualmente. Cuando
reunificada autentifica la detención del poder y las
hablan el dios y el adivino, la verdad se formula en
órdenes dadas p o r él. Los mensajes, los mensajeros
forma de prescripción y profecía, como la mirada
que envía y que deben regresar, justificarán su vin­
eterna y todopoderosa del dios Sol, como la del adi­
culación con el poder porque cada uno de ellos posee
vino que, aún siendo ciego, es capaz de ver él pasado,
un fragmento de la pieza que se combina perfectamen­
el presente y el futuro. Es precisamente esta especie
te con los demás. Los griegos llaman a esta técnica
de mirada mágico-religiosa la que, en el comienzo de
jurídica, política y religiosa qiuppoXov: el símbolo.
la obra, hace brillar una verdad que ni Edipo ni el
La historia de E dioo tal como aparece representada
coro quieren creer. La mirada aparece también en el
en la tragedia de Sófocles, obedece a este qjujifloXov:
nivel más bajo, ya que, si dos esclavos pueden dar
no es una form a retórica, sino más bien religiosa, po­
testimonio de lo que han visto, ello ocurre'precisamen­
lítica. casi mágica del ejercicio del poder.
te, porque han visto. Uno de ellos, vio cómo Yocasta
Si ahora observamos ya no la form a de este meca­
le entregaba un niño y le ordenaba que lo llevase al
nismo o el juego de mitades que se fragmentan y ter­
bosque y lo abandonase. El otro vio al niño en un
minan p or ajustarse sino el efecto producido por estos
bosque, vio cómo su compañero esclavo le entregaba
ensamblajes recíprocos, veremos una serie de cosas.
este niño y recuerda haberlo llevado al palacio de Po-
En principio una especie de desplazamiento aue so­ libio. Una vez más se trata de la mirada, pero ya no
breviene a medida que las mitades se ajustan. E l pri­ de aquella mirada eterna, iluminadora, fulguranté del

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dios y su adivino, ahora es la mirada de personas qu¡e algunas cosas. Cuando se analiza la obra suele decirse
ven y recuerdan haber visto con sus ojos humanos: que Edipo es aquél que nada sabía, que era ciego, que
es la mirada del testimonio;'Esta era la mirada omiti­ tenía los ojos vendados y la memoria bloqueada dado
da por Homero al hablar del conflicto y el litigio entre que nunca había mencionado, e incluso parecía haber
Antíloco y Meneláo. olvidado sus propios actos al matar al rey en la encru­
Puede decirse, pues, que toda la obra es una mane­ cijada de los tres caminos. Edipo, hombre del olvido,
ra de desplazar la enunciación de la verdad de un hombre del no-saber, un verdadero hombre del incons­
discurso p ro f ético y prescriptivo de otró retrospectivo: ciente para Freud. Bien sabemos que el nombre de
ya no es más una profecía, es un testimonio. Es tam­ Edipo ha sido empleado para realizar múltiples juegos
bién una cierta manera de desplazar el brillo o la luz de palabras. Sin embargo, no olvidemos que los mis­
de la verdad del brillo p rof ético y divino hacia la mi­ mos griegos habían ya señalado que en OíS^ou^ te­
rada de algún modo empírica~y cotidiana de los pasto­ nemos la palabra oí 5a. que significa al mismo tiem­
res. Entre los pastores y los dioses hay una correspon­ po «haber visto» y «saber». Quiero demostrar que
dencia: dicen lo mismo, ven la misma cosa, pero no Edipo, colocado dentro de este mecanismo del cpupPoLov,
con el mismo lenguaje y tampoco con los mismos de mitades que se comunican, juego de respuestas
ojos. Durante toda la tragedia vemos una única verdad entre los pastores y los dioses, no es aquél que no
que se presenta y se formula de dos maneras diferen­ sabía sino, por el contrario, aquél que sabía demasia­
tes, con otras palabras, en otro discurso, con otra do, aquél que unía su saber y su poder de una manera
mirada. Sin embargo, estas miradas se corresponden. condenable y que la historia de Edipo debía ser expul­
Los pastores responden exactamente a los dioses; po­ sada definitivamente de la Historia.
dríamos decir incluso que los simbolizan. Eri el fondo, El título mismo de la tragedia de Sófocles es inte­
lo que los pastores dicen es aquello que los dioses ya resante: Edipo y Edipo Rey, OtS^oui; xupawo<r. La
habían dicho, sólo que lo hacen de otra forma. palabra xupavvog- es de difícil traducción. En efecto,
Estos son los dos rasgos fundamentales de la tra­ la traducción no da cuenta del significado exacto.
gedia de Edipo: la comunicación entre los pastores y Edipo es el hombre del poder, un hombre que ejerce
los dioses, entre el recuerdo de los hombres y las pro­ cierto poder. Y es digno de tener en cuenta que el tí­
fecías divinas. Esta correspondencia jlefirie la tragedia tulo de la obra de Sófocles no sea Edipo, el incestuoso
y establece un mundo simbólico en el que el recuerdo o Edipo, asesino de su padre, sino Edipa Rey. ¿Qué
y el discurso de los hombres son algo así como una significa la realeza de Edipo?
imagen empírica de la gran profecía de los dioses. La importancia de la temática del poder se pone
Hemos de insistir sobre estos dos puntos para com­ de relieve si recorremos el curso de la obra: durante
prender el mecanismo de la progresión de la verdad en toda la pieza Jo que está en cuestión es esencialmente
Edipo. En Tin lado están los dioses, en el otro los pas­ -él_poder—de-Edipo-y-es-esto-m ism orío- que~hace qué-
tores, pero entre ellos se sitúa el nivel de los reyes, éste se sienta’ amenazado.
o mejor, el nivel de Edipo. ¿Cuál es su nivel de saber En ningún lugar de la tragedia dice Edipo que es
y qué significa su mirada? inocente; ni una sola vez afirma haber hecho algo con­
En relación con esta cuestión, es preciso rectificar tra su voluntad o que cuando mató a aquel hombre

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no sabía rque se trataba de Layo. En suma, el perso­ Y cuando, al final de la obra, la verdad está a punto
naje central del Edipo Rey de Sófocles no invoca en de ser descubierta, cuando el esclavo de Corinto dice
ningún momento su inocencia o la excusa de haber a Edipo: «N o te inquietes, no es el hijo de Polibio»,
actuado de modo inconsciente. Edipo no pensará que al no ser hijo de Polibio bien
Solamente en EdLipo en Cotona veremos a un Edipo puede ocurrir que sea hijo de algún otro y tal vez, de
ciego y miserable que gime a lo largo de la obra di­ Layo, dirá: «Dices eso para que mé avergüence, para
ciendo: «Y o nada podía hacer. Los dioses me cogieron hacer que el pueblo crea que soy hijo de ün esclavo.
en una trampa que no había previsto». En Edipo Rey, Igualmente ejerceré él poder; soy un rey como los
Edipo no defiende en modo alguno su inocencia, su otros». Una vez más es el poder. Y en su carácter de
problema es el poder y cómo hacer para conservarlo;- jefe dé justicia, como soberano, Edipo convocará en
esta es la cuestión de fondo desde el comienzo hasta ese momento al último testigo: el esclavo del Citerón.
el final de la obra. ; Amenazándolo con la tortura, le arrancará la verdad, y
En la primera escena los habitantes de Tebas recu­ cuando ya se sabe quién era Edipo y qué había hecho
rren a Edipo en su condición de soberano para plan­ —parricidio, e incesto con la madre— :, ¿cuál es la
tearle el problema de la peste. «T ú tienes el poder, respuesta del pueblo de Tebas? «Nosotros te llamába­
debes curamos de la peste». Y él responde diciendo: mos nuestro rey», lo cual significa que el pueblo de
«Tengo gran interés en curaros de la peste, pues no Tebas, al mismo tiempo que reconoce en Edipo a quien
sólo a vosotros afecta sino también a mí mismo, en mi fue su rey, por el uso del imperfecto -—llamábamos—
soberanía y mi realeza». Para Edipo entonces, la solu­ lo declara ahora destituido y lo despoja de los atribu­
ción del problema es una condición necesaria para con­ tos de la realeza.
servar su poder y cuando comienza a sentirse amena­ L a que está en cuestión es la caída del poder de
zado por las respuestas que surgen a su vuelta, cuando Edipo. La prueba de ello es que cuando Edipo pierde
el oráculo lo nombra y el adivino dice de manera más el poder en favor de Creonte, las últimas réplicas de
clara aún que él es el culpable, Edipo, sin invocar su la obra todavía giran en tom o al poder. La última
inocencia, comenta a Tiresias: «T ú deseas mi poder; palabra dirigida a Edipo antes de que lo lleven al in­
has armado una conspiración contra mí para privárme terior del palacio es pronunciada por él nuevo rev,
de mi poder». Creonte: «Y a no trates de ser el señor». La palabra
A Edipo no le asusta la idea de que podría haber empleada., es apateiu. lo cual quiere decir que Edipo
matado a su padre o aí rey, teme solamente perder su debe dejar de dar órdenes. Y Creonte añade ’axpavricra?,
propio poder. palabra que quiere decir «después de haber llegado
En la disputa con Creonte, éste le dice: «Trajiste a la cima» pero que también es un juégo de palabras
un oráculo de Delfos pero lo falseaste porque, hijo de en el que la « a » tiene un sentido privativo: «no pose­
Layo, tú reivindicas ün poder que me fue dado». Aquí •? yendo más el poder», 'axpaipaa^, significa al mismo
también se siente Edipo amenazado por Creonte al tiempo: «Tú oue alcanzaste ía cima y que ahora has
nivel del poder y no de su inocencia o culpabilidad. perdido el poder».
En todos estos enfrentamientos lo que está en cues­ Después de esto interviene el pueblo que saluda a
tión, desde el comienzo de lá obra, es el poder. Edipo por última vez diciendo: «Tú que eras xpatu^po^»,

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esto es, «tú que estabas en la cima del poder». Sin Edipo es aquél que después de haber conocido la
embargo, el primer saludo j e l pueblo tebano a Edipo miseria, alcanzó la gloria, aquél que se convirtió en
era: «wxpawvov 0(.8t5ou»;^és decir, « ¡Edipo todopode­ rey después de haber sido héroe. Pero si se convirtió
roso! ». Entre estós dos saludos del pueblo se desarro­ en rey fue porque había sido capaz de curar a la ciudad
lló toda la tragedia. La tragedia del poder y del control de Tebas matando a la Divina Cantora, la Cadela que
del poder político. ¿Pero qué es este poder de Edipo? devoraba a todos aquellos que no conseguían desci­
¿Cómo se caracteriza? Sus características están pre­ frar sus enigmas. Había curado a la ciudad, le había
sentes en la historia, el pensamiento y la filosofía grie­ permitido — como se dice en la obra— recuperarse,
ga de la época. Edipo es llamado (5a<nX.Eu<; aval;, el pri­ respirar cuando había perdido el aliento. Para designar
mero de los hombres^ aquel-que tiene la xpaveia, aquel a esta cura de la ciudad, Edipo emplea la expresión
que detenta el poder y es por ello ‘tupavvoc-. Tirano no ha 3p9cocrav, «recuperar»; ’avopflwo-av toX.iv, «recuperar la
de entenderse aquí en sentido estricto: Polibio, Layo y ciudad», expresión que encontramos en el texto de So­
todos todos los demás eran considerados también lón. Solón, que no es un tirano sino más bien un le­
Tvpavvos1. gislador, se vanagloriaba de haber recuperado la ciudad
En la tragedia de Edipo aparecen algunas de las de Atenas a finales del siglo vi. Esta es una caracterís­
características de este poder. Edipo tiene el poder, tica común a todos los tiranos que surgen en Grecia
pero lo obtiene al cabo de una serie de historias y entre los siglos v il y vi: no sólo conocieron los puntos
aventuras que, de ser el hombre más miserable — niño álgidos y bajos de la suerte personal sino que además
abandonado, perdido, viajero errante— lo convierten desempeñaron el papel de agentes de recuperación por
en el más poderoso. El suyo fue un destino desigual, medio de una distribución económica ecuánime como
conoció la miseria y la gloria: tuvo su punto más alto Cípselo en Corinto, o a través de una justa legislación,
cuando todos lo creían h ijo de Polibio y su condición como es el caso de Solón en Atenas. Son éstas, pues,
más baja cuando se vio obligado a errar de ciudad en dos características fundamentales del tirano griego que
ciudad, y más tarde volvió a la cima. «Los jaños que aparecen en textos de la época de Sófocles o aún ante­
crecieron conmigo — dice— me rebajaron á veces y riores.
otras me exaltaron». j En Edipo se encuentran, además de estas caracterís­
Esta alternancia del destino es un rasgo caracterís­ ticas positivas de la tiranía, otras que podrían conside­
tico de dos tipos de personajes, el héroe legendario rarse negativas. Con ocasión de las discusiones que
que perdió su ciudadanía y su patria y que después mantiene con Creonte y Tiresias, e incluso con el pueblo
de varias pruebas reencuentra la gloria, y el tirano mismo, se le reprochan a Edipo varias cosas. Creonte,
histórico griego de finales del siglo v i y comienzos por ejemplo, le dice: «Estás equivocado. Te identificas
del v. El tirano era aquel que después de haber pa- con esta ciudad, en la que no naciste. Imaginas que
sado por muchas aventuras v llegado a la cúspide
-eres-esta-ciudad-yque-te-pertenecerYortambién^fofmor-
del poder estaba siempre amenazado de perderlo. La parte de ella; no es sólo tuya». Si nos atenemos a las
irregularidad del destino es característica del personaje historias que, contaba Herodoto acerca de los tiranos
del tirano tal como es descrito en los textos griegos griegos, en particular acerca de Cípselo de Corinto, ve­
de esta época. mos que éste se consideraba dueño de la ciudad, solía
52 53

\'i
l l l f U.ULIH
decir que Zeus se la había otorgado y que él la había cuencia utiliza Edipo para designar lo que hizo y está
entregado a los ciudadanos. Esto mismo aparece en la intentando hacer ahora. Si Edipo resolvió el enigma de
tragedia de Sófocles. la esfinge es porque encontró; si se quiere salvar nueva­
Igual que Cípselo, Edipo no da importancia a las mente a Tebas es preciso de nuevo encontrar eupurxetv.
leyes y las sustituye por sus órdenes, p or su voluntad. ¿Qué significa EupicxEiv? En un comienzo esta actividad
de encontrar es muestra de la obra como algo que se
Esto está claro en sus afirmaciones: cuando Creonte
hace en soledad. Edipo insiste en ello una y otra vez:
le reprocha que quiera exiliarlo diciendo que su deci­
al pueblo y al adivino les dice que cuando resolvió el
sión ño es justa, Edipo responde: «P oco me importa
enigma de la esfinge no se dirigió a nadie; al pueblo le
que sea o no justo; igualmente has de obedecer». Su
dice: «Nada pudisteis hacer,para ayudarme á resolver
voluntad será la ley de la ciudad y es por ello que en
el enigma de la esfinge, nada podíais hacer contra la
e l momento en que se inicia su caída del poder el coro
Divina Cantora». Y a Tiresias le dice: «¿Qué clase de
del pueblo le reprochará él haber despreciado la tuxt),
adivino eres que ni siquiera fuiste capaz de liberar a
la justicia. Por lo tanto, hay que ver en Edipo un perso­
Tebas de la esfinge? Cuando todos estaban dominados
naje históricamente bien definido, marcado, cataloga-
por el terror yo solo liberé a Tebas; nadie me enseñó
_ do, caracterizado por el pensamiento del siglo v: el
tirano. náda, no envíe a ningún mensajero, vine personalmen­
te». Encontrar es algo que se hace a solas y también
Este personaje del tirano no sólo se caracteriza por
lo que se hace cuando se abren los ojos. Edipo es el
el poder sino también por cierto tipo de saber. El ti­
hombre que no cesa de decir: «Y o inquirí y como nadie
rano griego no era simplemente quien tomaba el poder;
fue capaz de darme informaciones abrí ojos y oídos;
si se adueñaba de él era porque detentaba o hacía va­
yo v i». Utiliza frecuentemente el verbo oiSa, que signifi­
ler el hecho de detentar un saber superior, en cuanto
a su eficacia, al de los demás. Este es precisamente el ca al mismo tiempo saber y ver. OtSwtovs- es aquel que
caso de Edipo. Edipo es quien consiguió resolver por es capaz de ver y saber. Edipo es el hombre que ve, el
su pensamiento, su saber, el famoso enigma de la es­ hombre de la mirada, y lo será hasta el fin.
finge; y así como Solón puede dar efectivamente le­ Si Edipo cae en una trampa es precisamente porque,
ves justas a Atenas, puede recuperar la ciudad porque en su voluntad de encontrar postergó el testimonio, el
era sabio, así también Edipo es capaz de re­ recuerdo, la búsqueda de las personas que vieron hasta
solver el enigma dé la esfinge porque también él es el momento en que del fondo del Citerón salió el es­
clavo que había asistido a todo y sabía la verdad. El
¿Qué es este saber de Edipo? ¿Cuáles son sus saber de Edipo es esta especie de saber de experien­
notas? Durante toda la obra el saber de Edipo se cia y al mismo tiempo, este saber solitario, de conoci­
despliega en sus características: en todo momento dice miento, saber del hombre que quiere ver con sus pro­
que él venció a los otros, que resolvió el enigma de la pios ojos, solo, sin apoyarse en lo que se dice ni oír
esfinge, que curó a la ciudad por medio de eso que a nadie: saber autocrático del tirano que p or sí solo
llama yvoipri, su conocimiento o su Trsxvp. Otras veces, puede y es capaz de gobernar la ciudad. La m etáfora
para designar sü modo de saber, se dice aquel que en­ del que gobierna, del que conduce, es utilizada fre ­
contró ¿upnxa. Esta es la palabra que con mayor fre­ cuentemente p o r Edipo para describir lo que hace.

54 55
Edipo es el conductor, el piloto, aquél que en la proa cerca de lo que será, irnos años más tarde, la filosofía
del navio abre los ojos para ver. Y es precisamente platónica. Platón restará valor al saber de los esclavos,
porque abre los ojos sobre lo que está ocurriendo que memoria empírica de lo que fue visto, en provecho de
encuentra el accidente, lo inesperado, el destino, la una memoria más profunda, esencial, como es la me­
Tuxt]. Edipo cayó en la trampa porque fue este hombre moria de lo que se vio en el ámbito de lo inteligible.
de la mirada autocrática, abierta sobre las cosas. N o obstante lo importante es aquello aue será funda­
Quisiera mostrar que en realidad Edipo represen­ mentalmente desvalorizado, descalificado, tanto en la
ta en la obra de Sófocles un cierto tipo de lo que yo tragedia de Sófocles como en la República de Platón:
llamaría saber-y-poder, poder-y-saber. Y porque ejerce el tema, o m ejor el personaje, la forma de un saber po­
un poder tiránico y solitario —desviado tanto del orácu­ lítico que es al mismo tiempo privilegiado y exclusivo.
lo de los dioses que no quiere oír como de los que dice La figura señalada por la tragedia de Sófocles o la filo­
y quiere el pueblo— en su afán de poder y saber, de sofía de Platón, colocada en una dimensión histórica,
gobernar descubriendo por sí solo, encuentra en últi­ es la misma que aparece por detrás de Edipo
ma instancia los testimonios de quienes vieron. Edipo el sabio, el tirano que sabe, el hombre de la
Vemos así cómo funciona el juego de las mitades Tsxvn, de la yvwp.T) es el famoso sofista, profesional del
y cómo, al final de la obra, Edipo es un personaje su- uoder político y el saber que existía efectivamente en
perfluo, en la medida en que este saber tiránico de la sociedad ateniense correspondiente a la época de Só­
quien quiere ver con sus propios ojos sin explicar a focles. Pero más allá de esta figura, lo que Platón y
dioses-ni hombres, permite la coincidencia exacta de Sófocles señalan es otra categoría de personajes del
lo que habían dicho los dioses y lo que sabía el pueblo. aue el sofista era algo así como un pequeño represen­
Edipo, sin querer, consigue establecer la unión entre tante, continuación y fin histórico: me refiero al perso­
la profecía de los dioses y la memoria de los hombres. naje del tirano. En los siglos v i y v il el tirano era el
E l saber edípico, el exceso, el exceso de poder, el ex­ hombre del poder y del saber, aquel que dominaba tan­
ceso de saber, fueron tales que el protagonista se tom ó to por el poder que ejercía como por el saber que po­
inútil; el círculo se cerró sobre él, o mejor, los dos seía. Por último, aun cuando no está presente en el
fragmentos de la trama se acoplaron y. Edipo, en su texto de Platón y tampoco en Sófocles, quien es men­
poder solitario, se hizo inútil, su imagen se tom ó mons­ cionado es el gran personaje histórico que existió efec­
truosa al acoplarse ambos fragmentos. Edipo podía de­ tivamente aunque colocado en un contexto legendario:
masiado por su poder tiránico, sabía demasiado en su el famoso rey asirio.
saber solitario. En este exceso aún era esposo de su En las sociedades indoeuropeas del Oriente medite­
madre y hermano de sus hijos: es el hombre del exce­ rráneo, a finales del segundo y comienzos del primer
so, aquél que tiene demasiado de todo, en su poder, milenio, el Doder político detentaba siempre cierto tipo
su-saber,—su-familiaT^susexualidadcEdipor'hombredcF” de-saber.—El-rey-y-aúieneslo-rodeaban-administraban
ble, que estaba de más frente a la transparencia sim­ un saber que no podía y no debía ser comunicado a los
bólica de lo que sabían los pastores y habían dicho demás grunos sociales, por el solo hecho de detentar
los dioses. el poder. Saber y poder eran exactamente correspon­
Por consiguiente, la tragedia de Edipo está muy dientes, correlativos, superpuestos. No podía haber sa-

56 57

91
allá de un poder que se encegueció como Edipo, están
ber sin poder, y no podía haber poder político que no los pastores que recuerdan y los adivinos que dicen
supusiera a su vez cierto saber especial.
la verdad.
Esta es la form a aislada por Dumézil en sus estudios- Occidente será dominado por el gran mito de que
sobre las tres funciones, cuando mostró que la primera la verdad nunca pertenece al poder político, de que el
función, el poder político, correspondía a un poder poder político es ciego, de que el verdadero saber es
político mágico y religioso. El saber de los dioses, el el que se posee cuando se está en conctacto con los
saber de la acción que se puede ejercer sobre los dio­ dioses o cuando recordamos las cosas, cuando miramos
ses o sobre nosotros, todo ese saber mágico-religioso hacia el gran sol eterno o abrimos los ojos para obser­
está presente en la función política. var lo qúe ha pasado. Con Platón se inicia un gran m ito
En el origen de la sociedad griega del siglo v que occidental: lo que de antinómico tiene la relación entre
es, a la vez, el origen de nuestra civilización se pro­ el poder y el saber, si se posee el saber es preciso
dujo un desmantelamiento de esta gran unidad formada renunciar al poder; allí donde están el saber y la ciencia
por el poder político y el saber. Los tiranos griegos, en su pura verdad jamás puede haber poder político.
impregnados de civilización oriental, trataron de ins­ Hay que acabar con este gran mito. Un m ito que
trumentar para su provecho el desmantelamiento de Nietzsche comenzó a demoler al mostrar en los textos
esta unidad del poder mágico-religioso que aparecía en que hemos citado que por detrás de todo saber o cono­
los grandes imperios asirios. En alguna medida tam­ cimiento lo que está en juego es una lucha de poder. El
bién los sofistas de los siglos v y v i la utilizaron como poder político no está ausente del saber, por el con­
pudieron, en forma de lecciones retribuidas con dine­ trario, está tramado con éste.
ro. Durante los cinco o seis siglos que corresponden a
la evolución de la Grecia arcaica asistimos a esta larga
descomposición y cuando comienza la época clásica
— Sófocles representa la fecha inicial, el punto de eclo­
sión— se hace perentoria la desaparición de esta unión
del poder y el saber para garantizar la supervivencia
de la sociedad. A partir de este momento el hombre
del poder será el hombre de la ignorancia. Edipo nos
muestra el caso de quien por saber demasiado, nada
sabía. EdiDó funcionará como hombre de poder, ciego,
que no sabía y no sabía porque podía demasiado.
Así, cuando el poder es tachado de ignorancia, in­
consciencia, olvido, oscuridad, por un lado quedarán
el adivino y el filósofo en comunicación con la verdad,
con las verdades eternas de los dioses ó del espíritu, v
por otro estará el pueblo que, aun cuando es absolu­
tamente desposeído del poder, guarda en sí el recuerdo
o puede dar testimonio de la verdad. Así, para ir más

58
•rífe

TERCERA

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^sfíá?®í;S:

En la conferencia anterior hice referencia a dos


formas o tipos de reglamento judicial, de litigio, que­
rella o disputa que están presentes en la civilización
griega. L¿ primera de estas formas, bastante arcaica,
se encuentra en Homero y presenta dos guerreros que
se enfrentan para saber quién estaba equivocado y
quién no, quién había violado el derecho del otro. Para
resolver esta cuestión se recurría a una disputa regla­
mentada, un desafío entre los dos guerreros. Uno de'
ellos lanzaba el siguiente desarrollo al otro: «¿Eres
capaz de jurar ante los dioses que no hiciste lo que
yo afirmo que hiciste?» En este procedimiento no hay
juez, ni sentencia, ni verdad, y tampoco indagación o
testimonio que permita saber quién dice la verdad. Por
el contrario, la lucha, el desafío, el riesgo que cada uno
de los contendientes va a correr, habrá de decidir no
sólo quién dice la verdad, sino también quién tiene
razón.
La segunda form a que mencionamos es la que
aparece en E d ip o Rey. Para resolver un problema que
en cierto sentido también es. una disputa, un litigio
criminal — quién mató al rey Layo—- aparece un per­
sonaje nuevo en relación con el viejo procedimiento
homérico: el pastor. Oculto en su cabaña, a pesar d e .
ser un hombre sin importancia, un esclavo, el-pastor
vio y, porque tiene en sus manos ese pequeño fragmen-

63

• v ; v •-.%
to de recuerdo, porque traza en su discurso el tes­ gos habrán de desarrollar y que Aristóteles totalizará
timonio de lo que vio, puede contestar y vencer el or­ y convertirá en un saber enciclopédico.
gullo del rey o la presunción del tirano. El testigo, el En consecuencia, en Grecia se produjo una especie
humilde testigo puede por sí solo, por medio del jue­ de gran revolución que al cabo de una serie de luchas
go de la verdad que vio y enuncia, derrotar a los más y cuestionamientos políticos dio como resultado, la
poderosos. Edipo Rey es una especie de resumen de elaboración de una determinada forma de descubri­
la historia del derecho griego. Muchas obras de Sófo­ miento judicial, jurídico, de la verdad, el cual consti­
cles, como por ejemplo Antígona y Electro., son una tuye la matriz, el modelo o punto de partida para una
suerte de ritualizaciones teatrales de la historia del serie de otros saberes — filosóficos, retóricos y empíri­
derecho. Esta dramatización de la historia del derecho cos— que pudieron desarrollarse y qué caracterizan al
griego compendia una de las grandes conquistas de pensamiento griego.
la democracia ateniense: la historia del proceso a tra­ Curiosamente la historia del nacimiento de la inda­
vés del cual el pueblo se apoderó del derecho de juz­ gación permaneció olvidada y se perdió, siendo reto­
gar, de decir la verdad, de oponer la verdad a sus pro­ mada bajo otra forma varios siglos después, en la Edad
pios señores, de juzgar a quienes lo gobernaban. Media.
Esta gran conquista de la democracia griega, el de­ En el Medioevo europeo se asiste a una especie de
recho de dar testimonio, de oponer la verdad al poder, segundo nacimiento de la indagación, más oscuro y
se logró al cabo de un largo proceso nacido e instaura­ lento, aunque mucho más efectivo que el primero. El
do definitivamente en Atenas durante el siglo v. Este de­ método griego de indagación se había estancado y no
recho de oponer una verdad sin poder a un poder sin conseguía fundar un conocimiento racional capaz de
verdad dio lugar a una serie de grandes formas cultu­ desarrollarse indefinidamente. En compensación, la in­
rales que son características de la sociedad griega. En dagación que nace en la Edad Media tendrá dimensio­
primer lugar, la elaboración de lo que podríamos lla­ nes extraordinarias, su destino será prácticamente coex­
mar formas racionales de la prueba y la demostración: tensivo al destino mismo de la cultura llamada europea
cómo producir la verdad, en qué condiciones, qué for­ u occidental.
mas han de observarse y qué reglas han de aplicarse. El antiguo Derecho Germánico, que reglamentaba
Estas formas son la Filosofía, los sistemas racionales, los litigios planteados entre individuos en las socieda­
los sistema científicos. En segundo lugar, y en relación des germánicas en el período en que éstas entran en
con estas formas que hemos mencionado, se desarrolla contacto con el Imperio Romano, se asemejaba en mu­
un arte de persuadir, de convencer a las personas sobre chos sentidos a las formas del Derecho Griego Arcaico.
la verdad de lo que se dice, de obtener la victoria para En el Derecho Germánico no existía el sistema de in­
la verdad o, aún más, por la verdad. Nos referimos a terrogatorio puesto que los litigios entre los individuos
la retórica griega. Én tercer lugar, está el desarrollo se regían p o r el juego de la prueba.____________________
de un nuevo tipo de conocimiento: conocimiento por Desde un punto d " .ista esquemático podemos ca­
testimonio, recuerdos o indagación. Es éste un saber racterizar el antiguo Derecho Germánico de la época
que, historiadores como Herodoto poco antes de Sófo­ en que Tácito comienza a analizar a esta curiosa civi­
cles, naturalistas, botánicos, geógrafos y viajeros grie­ lización que se extiende hasta las puertas del Imperio,

64 65
del siguiente modo: en prim er lugar no hay acción pú­ venganza. El derecho es, pues, una manera reglamenta­
blica, es decir, no hay nadie que representando a la so­ da de hacer la guerra. P o r ejemplo, cuando alguien es
ciedad, a un grupo, al poder, o a quien lo detente tenga muerto, cualquiera de los parientes cercanos del muer­
a su cargo acusaciones contra los individuos. Para que to puede ejercer la práctica judicial de la venganza,
hubiese un proceso penal era necesario que hubiese ha­ práctica que no significa la renuncia a matar a alguien,
bido daño, que al menos alguien afirmase haber sufrido en principio, al asesino. Entrar en el dominio del dere­
daño o se presentase com o víctim a y que esta presunta cho significa matar al asesino, pero matarlo de acuerdo
■■víctima designase su adversario. La víctim a podía ser la con ciertas regias, cumpliendo con ciertas formas. Si
persona directamente ofendida o alguien que, pertene­ el asesino cometió el crimen dé esta o aquella manera,
ciendo a su familia, asumiese la causa del pariente. La será preciso matarlo cortándolo en pedazo o decapi­
acción penal se caracterizaba siempre por ser una es-, tándolo y colocando la cabeza en una estaca frente a
pede de duelo u oposición entre individuos, familias, o su casa. Estos actos ritualizan el gesto de la venganza
grupos. N o había intervención alguna de ningún repre­ y lo caracterizan como venganza judicial. E l derecho
sentante de la autoridad, se trataba de una reclama­ es, en consecuencia, la forma ritual de la guerra.
ción de un individuo a otro que se desarrollaba con la La tercera condición es que, si es verdad que no hay
sola intervención de éstos dos personajes: el que se de­ oposición entre derecho y guerra, no es menos cierto
fiende y el que acusa. Conocémos sólo dos casos bas­ que puede llegarse a un acuerdo, esto es, interrumpir
tante curiosos en que había una especie de acción estas hostilidades reglamentadas. El antiguo Derecho
pública: la traición y la homosexualidad. En estos ca­ Germánico siempre otrece la posibilidad de llegar a un
sos intervenía la comunidad, que se consideraba lesio­ acuerdo o transacción a través de esta serie de vengan­
nada, y colectivamente exigía reparación a un indivi­ zas rituales y recíprocas. La interrupción puede ser un
duo. Por lo tanto, la primera condición que observamos pacto: en ese instante los dos adversarios recurren a
para que hubiera acción penal en el antiguo Derecho un pacto que, contando con su mutuo consentimiento,
Germánico era la existencia de dos personajes y nun­ establecerá una suma de dinero que constituye el res­
ca tres.
cate. N o se trata del rescate de la falta pues no hay fal­
La segunda condición era que, una vez introducida ta sino tan sólo daño y venganza. En este procedimiento
la acción penal, cúando un individuo ya se había de­ del Derecho Germánico uno de los adversarios rescata
clarado víctima y reclamaba reparación a otro, la li­ el derecho de tener paz, de escapar a la posible vengan­
quidación judicial se llevara a cabo como una especie za de su contendiente. Rescata su propia vida y no la
de continuación de la lucha entre los contendientes. sangre que derramó, y pone así fin a la guerra. La in­
Se inicia así una suerte de guerra particular, individual, terrupción de la guerra ritual es el tercer acto del dra­
y el procedimiento penal será sólo una ritualización de ma judicial del Derecho Germánico.
la lucha entre los individuos. E l Derecho Germánico E l sistema que reglamenta los conflictos y litigios
no opone la guerra a la justicia, no identifica justicia en las sociedades germánicas de esta época es, por con­
y paz, sino, por el contrario, supone que el derecho es siguiente, un procedimiento enteramente gobernado
una form a singular y reglamentada de conducir la gue­ p or la lucha y la transacción, es. una prueba de fuerza
rra entre los individuos y le encadenar los actos de que puede terminar en transacción económica. Se tra-

67
ta de un procedimiento que no autoriza a colocar un ambos se sometían. Este sistema no era una manera
tercer individuo sobre los dos adversarios a la manera de probar la verdad sino la fuerza, el peso o la impor­
de un elemento neutro que busca la verdad intentando tancia de quien decía.
saber cuál de los dos no miente; p or lo tanto, nunca in­ En prim er lugar había pruebas sociales, pruebas
terviene en este tipo de sistema un procedimiento de de la importancia social de un individuo. En el viejo
indagación o una investigación de la verdad. Este era derecho de Borgoña del siglo xi, el acusado de asesina­
el núcleo del Derecho Germánico antes de la invasión to podía establecer perfectamente su inocencia reunien­
del Im perio Romano. do a su vez doce testigos que juraban que él no había
N o me detendré en describir la larga serie de peri­ cometido asesinato alguno. El juramento, por ejemplo,
pecias que caracteriza las relaciones entre este Dere­ no se fundaba en haber visto con vida a la presunta
cho Germánico y el Derecho Romano: relaciones de víctima o en una coartada para el presunto asesino.
rivalidad o competencia a veces, y otras, de abierta Para prestar juramento, atestiguando que un individuo
complicidad. Entre los siglos v y x de nuestra era se no había matado era necesario ser pariente del acusa­
produjeron penetraciones, roces y conflictos entre am­ do, era preciso tener con él relaciones de parentesco
bos sistemas de derecho. Cada vez que sobre las ruinas que garantizaban no su inocencia sino su importancia
del Im perio Romano comienza a esbozarse un Estado social. Con ello se mostraba la solidaridad social que
y empieza a nacer la estructura estatal, el Derecho Ro­ un individuo era capaz de concitar, su peso, su influen­
mano, viejo derecho de Estado, se revitaliza. Fue así cia, la importancia del grupo al que pertenecía y de las
que en los reinos merovingios, sobre todo en la época personas dispuestas a apoyarlo en una batalla o un con­
del Im perio Carolingio, el Derecho Romano se impuso flicto. La prueba de la inocencia, de no haberse cometi­
al Derecho Germánico. Por otro lado, cada vez que se do el acto en cuestión, no era en modo alguno el testi­
disuelven estos embriones o lineamientos de Estados monio.
el Derecho Germánico reaparece. Cuando se desmoro­ En segundo lugar, había pruebas de tipo verbal.
na el Im perio Carolingio en el siglo x, triunfa el De­ Cuando un individuo era acusado de algo — robo o
recho Germánico y el Derecho Romano cae en el olvido, asesinato— debía responder a esta acusación con cier­
permaneciendo así durante varios siglos hasta que re­ to número de fórmulas, garantizando que no había co­
nace a finales del siglo x i i y en el curso del x i i i . Es así metido delito. Podía suceder que el individuo fracasa­
que. el derecho feudal es esencialmente germánico, no ra o tuviera éxito al pronunciar estas fórmulas. En al­
presenta ninguno de los elementos de los procedimien­ gunos casos se pronunciaba la fórmula y se perdía, no
tos de indagación, establecimiento de la verdad de las por haber mentido o por haberse probado que se había
sociedades griegas o el Im perio Romano. mentido sino simplemente porque no se había pronun­
En el derecho feudal el litigio entre individuos se ciado la fórmula correctamente. Un error de gramáti-
-reglamentaba—por—e l-s is te m a d e la p r u e b a (é p r e u v e ). ca, un cambio de palabras invalidaba la fórmula y no
Cuando un individuo sé presentaba llevando lina reivin­ la verdad de lo que se pretendía probar. Es evidente que
dicación, una querella, acusando a otro de' haber ro­ al nivel de la prueba sólo se trataba de un juego ver­
bado o matado, el litigio entre ambos se resolvía por bal porque en el caso de un menor, una mujer, o un
una serie de pruebas aceptadas por los dos y a las que padre, el acusado podía ser sustituido por otra per-

68 .V
íH - s v .

sona. Esta otra persona que, tiempo después en la his­ sólo para asegurar la regularidad de lo que acontecía.
toria del derecho se convertiría en el abogado, era quien Quien ganaba la lucha ganaba también el proceso y
debía pronunciar las fórmulas en lugar del acusado. Si no se le daba la posibilidad de decir la verdad; ni si­
se equivocaba al prónunciarlas, aquél a quien reempla­ quiera se le pedía que probara la verdad de sus preten­
zaba perdía el proceso. siones.
m
Estaban, finalmente, las famosas pruebas corpora­ En el sistema de la prueba judicial feudal no se
les, físicas, llamadas ordalías, que consistían en some­ trata de investigar la verdad sino más bien de una es­
ter a una persona a un juego, una especie de lucha pecie de juegó de estructura binaria. El individuo acep­
con su propio cuerpo para comprobar si era capaz de ta la prueba o renuncia a ella. Si renuncia, si no quiere
vencer o si fracasaría. Por ejemplo, en algunas regio­ intentar la prueba, pierde el proceso de antemáno. Si
nes del norte de Francia, durante el Império Carolin- hay prueba, vence o fracasa, y no hay otra posibilidad.
gio, había una prueba célebre que se imponía a quien La forma binaría es la primera característica de la
fuese acusado de asesinato: el acusado debía caminar prueba.
sobre hierro al rojo y, si se comprobaba dos días des­ La segunda característica es que la prueba termina
pués que aún tenía cicatrices, perdía el proceso. Había por úna victoria o un fracaso. Siempre hay alguien
otras pruebas tales como la ordalía del agua que con­ que gana y alguien que pierde, el más fuerte o el más
sistía en amarrar la mano derecha al pie izquierdo de débil, un resultado favorable o desfavorable. En nin­
una persona y arrojarla al agua. Si el desgraciado no gún momento aparece algo semejante a la sentencia,
se ahogaba perdía e f proceso pues eso quería decir que como ocurrirá a partir de finales del siglo xn y co­
el agua no lo había recibido bien, y si se ahogaba lo mienzos del x i i i . La sentencia consiste en la enuncia­
ganaba pues era evidente que el agua no lo había re­ ción, por un tercero, de lo siguiente: cierta persona que
chazado. Todas estas confrontaciones del individuo y ha dicho la verdad tiene razón; otra, que ha dicho una
su cuerpo con los elementos naturales son una traspo­ mentira, no tiene razón. Por consiguiente, la sentencia
sición simbólica cuya semántica debería ser estudiada no existe; la separación de la verdad y el error entre
sobre la base de la lucha de los individuos entre sí. En los individuos no desempeña papel alguno; existe sim­
realidad se trata siempre de una batalla para saber plemente la victoria o el fracáso.
quién es el más fuerte: en el viejo Derecho Germá­ La tercera característica es que esta prueba es, en
nico, el proceso es sólo una continuación reglamenta­ cierta manera, automática. No es necesaria la presen­
da, ritualizada, de la guerra. cia de un tercer personaje para distinguir a los dos
Podría haber dado ejemplos más convincentes ta­ adversarios: el equilibrio de las fuerzas, el juego, la
les como las luchas entre dos adversarios a lo largo suerte, el vigor, la resistencia física, la agilidad inte­
de un proceso, luchas físicas, los famosos Juicios de lectual, se encargarán de establecer las diferencias en­
Dios. Cuando dos individuos se enfrentaban por la tre los individuos según un mecanismo que se desarro­
propiedad de un bien o a causa de un asesinato siem­ lla automáticamente. La autoridad interviene sólo como
pre se podía, con acuerdo de ellos, luchar obedeciendo testigo de la regularidad del procedimiento. En el mo­
determinadas reglas (duración de la lucha, tipo de mento en que se llevan a cabo estas pruebas judiciales
arma), con la asistencia del público que estaba allí está presente alguien que recibe el nombre de juez — el

70 71

••ríü
g}
soberano político o alguien designado con el consenti­ será capital para Occidente. Esta modalidad de saber
miento mutuo de los dos adversarios— simplemente es la indagación, que apareció por primera vez en
para comprobar que la lucha se lleva a cabo regular­ Grecia y quedó oculta después de la caída del Imperio
mente. El juez no atestigua acerca de la verdad, sino Romano durante varios siglos. La indagación que re­
tan sólo de la regularidad del procedimiento. surge en los siglos xn y x m es, sin embargo, de un
La cuarta característica es que en este mecanismo tipo bastante diferente de aquél que vimos como ejem­
la prueba no sirVe para nombrar o determinar quién es plo en EdipO:
el que dice la verdad, sino para establecer quién es el ¿Por qué desaparece en esta época la vieja forma
más fuerte, y al mismo tiempo quién tiene razón. En judicial que expuse en sus notas esenciales? Puede
una guerra o prueba no judicial, uno de los dos es decirse, esquemáticamente, que uno de los rasgos fun­
siempre el más fuerte pero esto no prueba que, a la damentales de la sociedad feudal de la Europa occiden­
vez, tenga razón. La prueba judicial es una manera de tal es que la circulación de los bienes está relativamente
ritualizar la guerra o trasponerla simbólicamente, una poco asegurada por el comercio. Se asegura por me­
manera de darle ciertas formas derivadas y teatrales de canismos de herencia o transmisión testamentaria y,
tal modo que el más fuerte será designado, por ese sobre todo, por el enfrentamiento bélico, militar, extra­
motivo, como quien tiene razón. La prueba es un ope­ judicial o judicial. Uno de los medios más importantes
rador de derecho, un permutador de la fuerza por el de asegurar la circulación de los bienes en la Alta Edad
Media era la guerra, la rapiña, la ocupación de tierras,
derecho, especie de shifter que permite el pasaje de la
de un castillo o una ciudad. Nos encontramos en una
fuerza al derecho. La prueba no tiene una función apo-
frontera difusa entre el derecho y la guerra, en la me­
fántica, no designa, manifiesta o hace aparecer la ver­
dida en que el derecho es una manera de continuar la
dad, es un operador de derecho y no un operador de
guerra. Por ejemplo, alguien que dispone de fuerza
verdad u operador apofántico. Estas son pues, las ca­
racterísticas de la prueba en el viejo Derecho Feudal. armada ocupa unas tierras, un bosque, una propiedad
cualquiera y en ese momento hace prevalecer su dere­
Este sistema de práctica judicial desaparece a fines
cho. Se inicia entonces un largo pleito al final del cual
del siglo x n y durante el siglo x ili. Toda la segunda
aquél que no posee fuerza armada y quiere recuperar
mitad de la Edad Media asistirá a la transformación
sus tierras sólo obtiene la partida del invasor median­
de estas viejas prácticas y a la invención de nuevas
te un pago. Este acuerdo está en el límite entre lo ju­
formas de justicia, de prácticas y procedimientos judi­
dicial y lo bélico y es una de las formas más frecuentes
ciales. Formas que son absolutamente capitales para la
del enriquecimiento. La circulación, el intercambio de
historia de Europa y el mundo entero, en la medida
bienes, las quiebras y los enriquecimientos se hicieron,
en que Europa impone violentamente su yugo a toda
en su mayoría, según este mecanismo.
la superficie de la tierra. En esa reelaboración del dere­
cho se inventó algo que, en realidad, no concierne tan- N o obstante, es interesante comparar la sociedad
to a los contenidos sino a las formas y condiciones de~ feudal-en-Europa-y-las-sociedadesJlamadas-primitivas
posibilidad del saber. En el Derecho de esa época se que actualmente estudian los etnólogos. En éstas el in­
inventó una determinada manera de saber, una condi­ tercambio de bienes se realiza a través del pleito y la ri­
ción de posibilidad de saber cuya proyección y destino validad que se dan sobre todo en forma de prestigio

72 73
ai nivel de las manifestaciones y los signos. En la socie­ dad, pueda decirse que es una idea reciente que data
dad feudal la circulación de los bienes se lleva a cabo aproximadamente de Montesquieu. Pero lo que aquí
igualmente en forma de rivalidad y pleito, sólo que en nos interesa es ver cómo se form ó el poder juidicial.
este caso lo que está en juego no es el prestigio y por El poder judicial no existía en la Alta Edad Media, la
el contrario, se manifiesta una conducta belicosa. En liquidación era una materia que resolvían los indivi­
las sociedades llamadas primitivas las riquezas se in­ duos entre sí: sólo se pedía al más poderoso o a aquél
tercambian por prestaciones de rivalidad porque no que ejercía ,1a soberanía en función de sus poderes
son sólo bienes sino también signos. En las sociedades políticos, mágicos y religiosos que comprobase la regu­
feudales^ las riquezas se intercambian no sólo porque laridad del procedimiento y no que hiciese justicia. No
son bienes y signos sino porque son bienes, signos y había poder judicial autónomo y tampoco un poder
además armas: la riqueza es el medio por el que se judicial que estuviera en manos de quien detentaba el
puede ejercer la violencia en relación con el derecho poder político o poder de las armas. Como el pleito
de vida y muerte sobre los demás. La guerra, el litigio judicial aseguraba la circulación de los bienes, el dere­
judicial y la circulación de bienes forman parte a lo lar­ cho de ordenar y controlar ese pleito judicial, por ser
go de la Edad Media, de un gran proceso único y fluc- un medio de acumular riquezas, fue confiscado por los
tuante. más ricos y poderosos.
Detectamos pues, una doble tendencia que es ca­ La acumulación de la riqueza y el poder de las ar­
racterística de la sociedad feudal. Por un lado hay una mas y la constitución del poder judicial en manos de
concentración de las armas en manos de los más pode­ unos ñocos es un único proceso que se fortaleció en la
rosos que tienden a impedir su utilización por los más alta Edad Media y alcanzó su madurez con la forma­
débiles. Vencer .a alguien es privarlo de sus armas, no­ ción de la primera gran monarquía medieval, en la se­
ción de donde proviene la concentración del poder ar­ gunda mitad del siglo xn. En este momento aparecen
mado que dio fuerza en los Estados feudales a los más una serie de fenómenos totalmente nuevos en relación
poderosos y, finalmente, al más poderoso de todos, el con la sociedad feudal, el Imperio Carolingio y las an­
monarca. Por otro lado y simultáneamente están las tiguas reglas del Derecho Romano.
acciones y los litigios judiciales que eran una manera 1) Una justicia que no es más pleito entre indivi­
de hacer circular los bienes. Se comprende así por qué duos y libre aceptación por estos individuos de ciertas
los más poderosos procuraron controlar los litigios ju­ reglas de liquidación sino que, por el contrario, se im­
diciales, impidiendo que se desenvolviesen espontánea­ pondrá a individuos, oponentes, partidos. Los indivi­
mente entre los individuos, y por qué intentaron apo­ duos no tendrán en adelante el derecho de resolver, re­
derarse de la circulación judicial y litigiosa de los bie­ gular o irregularmente, sus litigios; deberán someterse
nes, hecho que implicó la concentración de las armas a un poder exterior a ellos que se les impone como po­
y el poder judicial, que se formaba en esta época, en der judicial y político.
manos de los mismos individuos. 2) Aparece una figura totalmente nueva, que no tie­
La existencia de los poderes ejecutivo, legislativo, y ne precedentes en el Derecho Romano: el procurador.
judicial es una idea aparentemente bastante antigua en Este curioso personaje que surge en Europa hacia el
el ámbito del derecho constitucional aunque, en ver­ siglo x i i se presentará como representante del sobera-

74
no, del rey o del señor. Cada vez que hay un crimen, mo judicial, el mecanismo de liquidación inter-indivi-
delito o pleito entre individuos, el procurador se hace dual de los litigios de la alta Edad Media.
nresente en su condición de representante de un poder 4) Hay por último, un descubrimiento, una inven­
lesionado por el solo hecho de que ha habido delito o ción tan diabólica como la del procurador y la infrac­
crimen. El procurador doblará a la víctima pues esta­ ción: el Estado, o mejor, el soberano (ya que no se
rá detrás de aquél que debería haber planteado la puede hablar de Estado en esta época) es no sólo la
queja, diciendo: «S i es verdad que este hombre lesionó parte lesionada sino además la que exige reparación.
a este otro, yo, representante del soberano, puedo afir­ Cuando un individuo pierde el proceso es declarado
mar que el soberano, su poder, el orden que él dispen­ culpable y debe una reparación a su víctima, pero esta
sa, la ley qué él estableció, fueron igualmente lesiona­ reparación no es la que aparecía en el antiguo derecho
dos por este individuo. Así, yo también me coloco con­ del feudalismo o en el Derecho Germánico, ya no se
tra él». De esta manera, el soberano, el poder político, trata de que el perdedor rescate su paz dando satisfac­
vienen a doblar y, paulatinamente, a sustituir a la víc­ ción a su adversario, ahora se exigirá del culpable no
tima. Este fenómeno, que es absolutamente huevo, per­ sólo la reparación del daño hecho a otro individuo sino
mitirá que el poder político se apodere de los procedi­ también la reparación de la ofensa cometida contra el
mientos judiciales. El procurador, pues, se presenta soberano, el Estado, la ley. Es así que aparece con el
como representante del soberano lesionado por el daño. mecanismo de las multas el gran mecanismo de las
3) Aparece una noción absolutamente nueva: la in­ confiscaciones. Las confiscaciones de bienes son para
fracción. Mientras el drama jurídico se desenvolvía en­ las monarquías nacientes uno de los grandes medios de
tre dos individuos, víctima y acusado, se trataba sólo enriquecerse e incrementar sus propiedades. Las mo­
del daño que un individuo causaba a otro. La cuestión narquías occidentales se fundaron sobre la apropiación
consistía en saber si había habido daño y quién tenía de la justicia, que les permitía la aplicación de estos
razón. A partir del momento en que el soberano o sU mecanismos de confiscación. He aquí el fondo político
representante, el procurador, dicen: «Y o también he de esta transformación.
sido lesionado por el daño», resulta que el daño no es Es necesario explicar ahora el establecimiento de
solamente una ofensa de un individuo a otro sino tam­ la sentencia, cómo se llega al final de un proceso en
bién una ofensa que in flige un individuo al Estado, al el que uno de los personajes principales es el procura­
soberano como representante del Estado, un ataque no dor. Si la principal víctima de una infracción es el rey,
al individuo sino a la ley misma del Estado. Se sustitu­ si es el procurador quien se queja en primer lugar, se
ye de esta manera la noción de crimen, la vieja noción comprende que la liquidación judicial no pueda ser ya
de daño por la de infracción. La infracción no es un obtenida a través de los mecanismos de la prueba. El
daño cometido por un individuo contra otro, es una rey o su representante, el procurador, no pueden arries­
ofensa o lesión de un individuo al orden, al Estado, a gar sus vidas o bienes cada vez que se comete un cri­
;la ley, a la sociedad, a la soberanía, al soberano. La in­ men. E l acusador y el procurador no se enfrentan en
fracción es una de las grandes invenciones del pensa­ un pie de igualdad, como ocurría en el caso de la lu­
miento medieval. Se ve así cómo é l poder estatal va cha entre dos individuos. Se necesita encontrar un
confiscando todo el procedimiento judicial, el mecanis­ nuevo mecanismo diferente de la prueba o la lucha

76 77
entre dos adversarios para saber si alguien es culpable i inquisitio, la indagación. Ei representante del poder lla­
o no. El modelo bélico va no puede aplicarse. maba a personas consideradas capaces de conocer las
¿Cuál será el modelo que habrá dé adoptarse? Este costumbres, el derecho o los títulos de propiedad, las
es uno de los grandes momentos de la historia de Oc­ reunía, hacía que jurasen decir la verdad, les pregunta­
cidente. Había dos modelos para resolver el proble­ ba qué conocían, qué habían visto o qué sabían de
ma: én primer luqar, un modelo intra-jurídico. En "el -'OTT.'.. oídas, y seguidamente las dejaba a solas para que deli­
antiguo Derecho Germánico se daba un caso en que berasen. Al final de esta deliberación se pedía la solu­
la colectividad en su totalidad podía intervenir, acusar ción del problema. Este erá un método de gestión ad­
á alguien y obtener su condena: era el delito flagran­ ministrativa que los funcionarios del Imperio Carolin-
te, cuando un individuo era sorprendido en el momento 3i- gio practicaban regularmente y fue empleado, cuando-
éxacto en que cometía el crimen. En ese momento las ya éste se había disueltó, por Guillermo el Conquista­
personas que lo sorprendían tenían el derecho de lle­ dor en Ingláterra. En 1096 los conquistadores norman­
varlo ante'el soberano o ante quien detentara el poder dos ocuparon Inglaterra, se apoderaron de los bienes
político y decir: «Nosotros lo vimos haciendo tal cosa anglosajones y entraron en litigio con la población au­
v en consecuencia hay que castigarlo o exigirle una re­ tóctona y entre sí con motivo de la posesión de estos
paración». Había así, en la esfera misma del derecho, bienes. Guillermo el Conquistador pone todo en orden
un modelo de intervención colectiva y decisión autori- para integrar a los recién llegados normandos con la
taria para la liquidación de un litigio de orden judi­ antigua población anglo-sajona, lleva a cabo una enor­
cial: era el caso del delito flagrante, cuando el crimen me indagación sobre el estado de las propiedades, la
era sorprendido en su actualidad. Evidentemente este situación de los impuestos, el sistema de foros, etc.
modelo no podía ser utilizado cuando no se sorprende Es el famoso Domesday Book, único ejemplo global
al individuo en el momento en que comete el crimen que poseemos de estas indagaciones que eran una vie­
— el caso más frecuente por otra parte— . El problema ja práctica administrativa de los emperadores carolin-
era pues, saber en qué condiciones podía generalizarse gios. El procedimiento de indagación administrativa
el modelo del delito flagrante y utilizarlo en ese nuevo tiene algunas características importantes.
sistema del Derecho que estaba naciendo, conducido y 1) El poder político es el personaje central.
orientado por la soberanía política y sus represen­ 2) El poder se ejerce, en principio, haciendo pre­
tantes. guntas, cuestionando. No sabe la verdad y procura sa­
Se optó por utilizar un segundo, modelo extra-judi­ berla.
cial que, a su vez, se subdivide en dos; mejor dicho, 3) Para determinar la verdad, el poder se dirige
que en esa época tenía una doble existencia, una doble a los notables, personas que considera capaces dé sa-
inserción. Se trataba del modelo de.la indagación que ' ber debido a su situación, edad, riqueza, notoriedad,
existía en la época del Imperio Carolingio. Cuando los etcétera.
representantes del soberano debían solucionar un 4) Al contrario de lo que se ve al final dé Edipo
problema de derecho, poder, o una cuestión de impues­ Rey, el poder consulta a los notables sin forzárlos a
tos, costumbres, foro o propiedad, se cumplía con un decir la verdad mediante el empico de la violencia, la
procedimiento perfectamente ritualizado y regular: la presión o la tortura. Se les pide que se reúnan libre-

79
Esta forma espiritual y esencialmente religiosa de
mente y que den una opinión colectiva. Se deja que co^-
la indagación eclesiástica existió durante toda la Edad
lectivamente digan aquello que consideran es la verdad.
Media y fue adquiriendo funciones administrativas y
Tenemos pues un tipo de establecimiento de la ver­ económicas. Cuando la Iglesia se convirtió en los si­
dad totalmente relacionado con la gestión administra­
glos x, x i y xil, en el único cuerpo económico, político
tiva de la primera gran forma de Estado conocida en
coherente de Europa, la inquisición eclesiástica fue al
Occidente. Estos procedimientos de indagación perma­ mismo tiempo indagación espiritual sobre los pecados,
necieron olvidados durantes los siglos x y xi en la Eu­ faltas y crímenes cometidos, e indagación administra­
ropa de! alto feudalismo y hubieran sido Olvidados to­
tiva sobre la manera en que eran administrados los
talmente si la Iglesia no los hubiese utilizado para la bienes de la Iglesia, cómo se reunían los beneficios,
gestión de sus propios bienes. Será preciso entonces
cuánto se acumulaba y cuánto se distribuía, etc. Este
que compliquemos un poco el análisis, pues si la Iglesia modelo al mismo tiempo religioso y administrativo de
utilizó nuevamente el método carolingio de indagación,
la indagación subsistió hasta el siglo x i i , cuando el Es­
fue porque ya lo había practicado antes del Imperio tado naciente o incluso antes, la persona del soberano
Carolingio por razones más espirituales que adminis­ que surgía como fuente de todo poder, pasa a confiscar
trativas. los procedimientos judiciales. Estos procedimientos ju­
En efecto, en la Iglesia merovingia y carolingia, co­
diciales en adelante no pueden funcionar de acuerdo
rrespondiente a la alta Edad Media, se practicaba la con el sistema de la prueba. ¿Cómo hará pues el procu­
indagación. Este método se llamaba visitado y con­
rador para establecer si alguien es o no culpable? El
sistía en la visita que, según los estatutos, debía rea­
modelo — espiritual y administrativo, religioso y po­
lizar el obispo por las distintas comarcas de su dió­
lítico, manera de gestionar, vigilar y controlar las al­
cesis y que las grandes órdenes monásticas retoma­
mas— se encuentra en la Iglesia: indagación entendida
ron poco después. Al llegar a un determinado lugar el
como mirada tanto sobre los bienes y las riquezas como
obispo instituía primeramente la inquisido generalis,
sobre los corazones, los actos, las intenciones, etc. Este
preguntando a todos los que debían saber (los nota­
es el modelo que será recobrado en el procedimiento
bles, los más virtuosos) qué había ocurrido durante
judicial. El procurador del rey hará lo mismo qué los
su ausencia; en particular, si había habido faltas, crí­
visitantes eclesiásticos eñ las parroquias, diócesis y
menes, etc. Si esta indagación recibía una respuesta
comunidades: procurará establecer por inquisido, por
positiva, el obispo pasaba á un segundo momento, la
indagación, si hubo crimen, cuál fue y quién lo co­
inquisido specialis que consistía en averiguar qué se
metió.
había hecho y quién o quiénes lo habían hecho; en de­
terminar, en verdad, quién era el autor y cuál la na­ La hipótesis que, precisamente quisiera formular es
turaleza del acto. La confesión del culpable podía in­ la siguiente: la indagación tuvo un doble origen, origen
terrumpir la inquisición en cualquier momento, en su administrativo ligado al surgimiento del Estado en la
forma-general-o-especiaL-Quien-hubiese-cometido-el' époea_carolingia_y—origen—religioso,-eclesiástico—que
crimen podía presentarse y proclamar públicamente: está presente durante toda la Edad Media. Este proce­
«Sí, se cometió un crimen. Consistió en esto o aquello dimiento de indagación fue utilizado por el procura­
y yo soy el autor». dor del rey — la justicia monárquica naciente— para

80 81

U
re "r-"

desempeñar la función del' delito flagrante que antes dicial. La indagación en la Europa medieval es sobre
mencioné. La indagación será el sustituto del delito todo un proceso de gobierno, una técnica de adminis­
flagrante. Si se consigue reunir efectivamente a las per­ tración, una modalidad de gestión; en otras palabras,
sonas que pueden garantizar bajo juramento que vie­ es una determinada manera de ejercer el poder. Nos
ron, si es posible establecer por medio de ellas que engañaríamos si viésemos én la indagación el resulta­
algo sucedió realmente, podrá obtenerse indirectamen­ do natural de una razón que actúa sobre sí misma, se
te a través de la indágación y por intermedio de las elabora, hace sus propios progresos; o bien si viése­
personas que saben, el equivalente del delito flagran-1 mos en ella el efecto de un conocimiento, de un sujeto
te. Entonces se podrán tratar gestos, actos, delitos, de conocimiento elaborándose. Ninguna historia expre­
crímenes, que no están ya en el campo de la actualidad, sada en términos de progreso de la razón, perfecciona­
como si fuesen delitos flagrantes. Se logra así una nue­ miento del conocimiento, puede dar cuenta de la ad-
va manera de prorrogar, la actualidad, de transferirla auisición de la racionalidad de la indagación. Su apa­
de una época a otra y ofrecerla a la mirada, al saber, rición es un fenómeno político complejo v el análisis
como si aún estuviese presente. Esta inserción del pro­ de las transformaciones políticas de la sociedad me­
cedimiento de indagación reactualizando, haciendo pre­ dieval explica cómo, por qué y en oué momento apa­
sente, sensible, inmediato, verdadero, lo ocurrido, como rece este tipo de establecimiento de la .verdad a partir
si lo estuviésemos presenciando, constituye un descu­ de procedimientos jurídicos completamente diferentes.
brimiento capital. Ninsuna referencia a un sujeto de conocimiento v a su
Podemos extraer de este análisis algunas conclu­ historia interna podría dar cuenta de este fenómeno.
siones: Sólo el análisis de los juegos de fuerza política, de las
1) . Es común que se oponga el nuevo procedimien­ relaciones de poder puede explicar las razones del sur­
to racional de indágación a las viejas pruebas del dere­ gimiento de la indagación.
cho bárbaro. He señalado supra las diferentes mane­ 2) La indagación deriva de un cierto tino de rela­
ras empleadas en la alta Edad Media para intentar es­ ciones de poder, de una manera de ejercer el poder. Se
tablecer quién tenía razón. Tenemos la impresión de introduce en el derecho a partir de la Iglesia v está, en
estar frente a sistemas bárbaros, arcaicos, irraciona­ consecuencia, impregnado de categorías religiosas. En
les, y nos resulta sorprendente comprobar que fue ne­ la concepción de la Alta Edad Média lo esencial era el
cesario esperar hasta el siglo x i i para que se llegase, a daño, lo oue había pasado entre dos individuos: no ha­
través del procedimiento de la indagación, a un siste­ bía falta ni infracción. La falta, el pecado, la culpabili­
ma racional de establecimiento de la verdad. Sin em­ dad moral no intervenían en absoluto. El problema con­
bargo, yo no creo que el procedimiento de indagación sistía en saber si hubo ofensa, quién la practicó y si
sea simplemente el resultado de una especie de progre­ aquél que pretende haber sufrido la ofensa es capaz
so de la racionalidad. N o fue racionalizando los proce­ de soportar la prueba que propone a su adversario. No
dimientos judiciales que se llegó a él, fue toda una hav error, culpabilidad, ni relación con el pecado. Por
transformación política, una nueva estructura poli* el contrario, a partir del momento en que la indagación
tica, la que hizo no sólo posible sino además necesaria se introduce en la práctica judicial trae consigo la im­
la utilización de este procedimiento en el dominio ju­ portante noción de infracción. Cuando un individuo

82 83
c a u s a d a ñ o a o t r o h a y s i e m p r e a f o r t i o r i , d a ñ o a la s o ­ mente en dominios no vinculados directamente al ejer­
b e r a n ía , a la le y , al p o d e r . P o r o t r a p a r t e , d e b id o a t o ­ cicio del poder: dominio del saber o del conocimiento
d a s la s im p lic a c io n e s y c o n n o t a c io n e s r e lig io s a s d e la en el sentido tradicional de la palabra.
in d a g a c ió n e l d a ñ o s e r á t r a t a d o c o m o u n a fa lt a m o r a l, A partir de los siglos xiv y xv aparecen tipos de in­
c a s i r e lig io s a . T e n e m o s a s í, h a c ia fin a le s d e l s i g l o x n , dagación que procuran establecer la verdad partiendo
u n a c u r io s a c o n ju n c ió n e n t r e la i n f r a c c i ó n a la le y y la de testimonios cuidadosamente recogidos en dominios
fa lt a r e lig io s a . C o m ie n z a n a a c t u a r c o n ju n t a m e n t e las tales como la Geografía, la Astronomía, el conocimien­
n o c io n e s d e le s ió n al s o b e r a n o y p e c a d o , y a s í la s e n ­ to de los climas, etc. Aparece, en particular, una técni­
c o n t r a r e m o s , p r o fu n d a m e n t e u n id a s e n e l D e r e c h o C lá ­ ca de viaje, empresa política de ejercicio del poder y
s ic o . A ú n h o y n o e s t a m o s t o t a l m e n t e lib r e s d e e s ta c o n ­ empresa de curiosidad y adquisición de saber que con­
ju n c ió n ; dujo finalmente al descubrimiento de América. Todas
3) L a in d a g a c ió n q u e a p a r e c e e n e l s i g l o x n . c o m o las grandes indagaciones que se impusieron al final de
c o n s e c u e n c ia d e e s ta tr a n s fo r m a c ió n en la s e s t r u c tu ­ la Edad Media son, en el fondo, la eclosión y disper­
ra s p o lít ic a s y en la s r e la c io n e s d e p o d e r r e o r g a n iz ó e n ­ sión de esta primera forma, matriz nacida en el si­
te ra m en te ( o a su t u r n o se r e o r g a n iz a r o n ) to d a s la s glo xil. Incluso dominios como la Medicina, la Botáni­
p r á c t ic a s ju d ic ia le s d e la E d a d M e d ia , d e la é p o c a c lá ­ ca, la Zoología, a partir de los siglos xvi y xvii, son
s ic a e in c lu s o d e la m o d e r n a . irradiaciones de este proceso. El gran movimiento cul­
4) E n t é r m in o s g e n e r a le s e s t a in d a g a c ió n j u d ic ia l tural que después del siglo x n comienza a preparar el
se e x t e n d ió a m u c h o s o t r o s d o m i n i o s d e p r á c t ic a s — s o ­ Renacimiento puede ser definido en gran medida como
c ia le s , e c o n ó m ic a s — y en m u c h o s d o m in io s d e sa b er. el desarrollo o el florecimiento de la indagación como
L o s p r o c e d im ie n t o s d e i n d a g a c ió n q u e se e x p a n d ie r o n forma general de saber.
p o r t o d a la s o c ie d a d a p a r t i r d e l s ig lo x m nacen d e es­ En cuanto la indagación se desarrolla como forma
ta s in d a g a c io n e s ju d ic ia le s c o n d u c id a s p o r lo s p r o c u r a ­ seneral de saber en cuyo seno hará eclosión el Rena­
d o re s d e l rey. cimiento, la prueba tiende a desaparecer. Sólo encon­
A lg u n o s e r a n f u n d a m e n t a lm e n t e a d m in is t r a t iv o s o traremos de ella los elementos, sus restos, en forma de
e c o n ó m ic o s . F u e m e r c e d a in d a g a c io n e s s o b r e e l e s ta ­ la famosa tortura, pero ya mezclada con la preocupa­
d o d e la p o b la c ió n , e l n i v e l d e la s r iq u e z a s , la c a n t id a d ción de obtener la confesión, prueba de verificación.
d e d in e r o y r e c u r s o s , q u e lo s a g e n t e s r e a le s a s e g u r a r o n , Se puede hacer toda una historia de la tortura situán­
e s t a b le c ie r o n y a u m e n t a r o n e l p o d e r m o n á r q u ic o . A s í dola entre los procedimientos de la prueba y la inda­
fu e t a m b ié n c o m o s e a c u m u ló a l fin a l d e la E d a d M e ­ gación. La prueba tiende a desaparecer en la práctica
d ia , e n lo s s ig lo s xvii y xvm t o d o u n s a b e r e c o n ó m ic o judicial y desaparece también en los dominios del sa­
a c e r c a d e la a d m in is t r a c ió n d e lo s E s t a d o s y e s d e e s ta ber. Podríamos señalar dos ejemplos:
fo r m a r e g u la r de a d m in is tr a c ió n de lo s e s ta d o s , de En prim er lugar, la alquimia, que es un saber que
t r a n s m is ió n y c o n t in u id a d d e l p o d e r p o l í t i c o , q u e na- tiene por modelo a la pruebaí EñTla^ílquímia no se trata-
c ie r o n c ie n c ia s c o m o la E c o n o m í a P o l í t i c a , la E s t a d ís ­ de llevar a cabo una indagación para saber lo que pasa,
t ic a , e tc. la verdad, sino, esencialmente, de un enfrentamiento
Estas técnicas de indagación se difundieron igual- entre dos fuerzas: la del alquimista que busca y la de la

84 85

8
%\
naturaleza que esconde sus secretos, enfrentamiento
análogo al de luz y sombra, bien y mal, Dios y Satanás. timonios de verdad, mayores posibilidades tenía de sa­
El alquimista realiza una suerte de lucha en la que él es lir vencedor del enfrentamiento. La disputatio es una
al mismo tiempo el espectador — el que verá el resul­ forma de prueba, de manifestación y autentificación
tado del combate— y uno de los combatientes, que pue­ ' "si del saber. El saber medieval, y sobre todo el saber en­
de ganar o perder. Puede decirse que la alquimia es ciclopédico del Renacimiento a la manera de Pico della
una forma química, naturalista, de la prueba. La con­ Mirándola que se enfrentará con la forma medieval de
firmación de esto es precisamente el hecho de que el la universidad, era precisamente del tipo de la inda­
saber alquímico no se transmitió, no se acumuló, como gación. Haber visto, haber leído los textos, saber lo que
resultado de indagaciones que permitiesen llegar a la efectivamente se dijo, conocer lo que se dijo tanto
verdad, se transmitió únicamente en forma de reglas como la naturaleza de aquello respecto de lo cual algo
de procedimiento, secretas o públicas: qué debe hacer­ se dijo, verificar lo que dijeron los autores por medio
se, cómo se debe actuar, qué principios han de respe­ de la comprobación de la naturaleza, utilizar a los au­
tarse, qué invocaciones deben ser pronunciadas, qué tores ya no como autoridad sino como testimonio, todo
textos leer, qué códigos deben estar presentes. La al­ esto constituirá una de las grandes revoluciones en la
forma de transmisión del saber. La desaparición de la
quimia es esencialmente un corpus de reglas jurídicas,
alquimia y la disputatio, o mejor, el hecho de que esta
de procedimientos; su desaparición, el que un nuevo
última fuese relegada a formas universitarias comple­
tipo de saber se constituyera absolutamente fuera de su
tamente esclerosadas y que perdiera a partir del si­
dominio, se debe a que ese nuevo saber tomó como mo­
glo xvi toda autoridad y eficacia como forma de auten­
delo la matriz de la indagación. Todo saber de indaga­
tificación real del saber, son algunas de las numerosas
ción, saber naturalista, botánico, mineralógico, filológi­
señales que nos marcan el conflicto entre la- indagación
co, es absolutamente ajeno al saber alquímico, que res-
y la prueba, y el triunfo de la primera sobre la segun­
non de a los modelos judiciales de la prueba.
da, a finales de la Edad Media.
En segundo lugar, la crisis de la universidad medie­
A modo de conclusión podíamos decir que la inda­
val a finales de la Edad Media puede ser analizada tam­
gación no es en absoluto un contenido sino una forma
bién en términos de oposición entre la indagación y la
de saber, situada en la conjunción de un tipo de poder
nrueba. En la universidad medieval el saber se mani­
y ciertos contenidos de conocimiento. Quienes quieren
festaba, se transmitía y se autentificaba a través de establecer una relación entre lo que es conocido y las
determinados rituales, el más célebre- de los cuales era formas políticas, sociales o económicas que sirven de
la disputatio. Consistía en el enfrentamiento de dos contexto a ese conocimiento, suelen establecer esa re­
adversarios que utilizaban las armas verbales, los pro­ lación por intermedio de la conciencia o el sujeto de
cesos retóricos y las demostraciones basadas esencial­ conocimiento. En mi opinión, la verdadera conjunción
mente en el principio de autoridad. No se apelaba a entre procesos económico-políticos' y conflictos de sa­
testigos de verdad sino a testigos de fuerza. Cuantos ber se hallará en esas formas que son al mismo tiempo
más autores pudiese reunir a su lado uno de los parti­ modalidades de ejercicio del poder y modalidades de
cipantes en la disputatio, cuanto más pudiere invocar adquisición y transmisión del saber. La indagación es
testimonios de autoridad, de fuerza, de peso, y no tes­ precisamente una forma política, de gestión, de ejer-
86
c ic io d e l p o d e r q u e , p o r m e d i o d e la in s t it u c ió n j u d i ­
c ia l p a s ó a s e r, en la c u lt u r a o c c id e n t a l, u n a m a n e r a
d e a u t e n t ific a r la v e r d a d , d e a d q u i r i r c o s a s q u e h a b r á n
d e s e r c o n s id e r a d a s c o m o v e r d a d e r a s y d e t r a n s m i t i r ­
la s, L a in d a g a c ió n es u n a f o r m a d e s a b e r - p o d e r y e s e l
a n á lis is d e e s t e t ip o d e f o r m a s lo q u e n o s c o n d u c ir á a l
a n á lis is m á s e s t r ic t o d e la s r e la c io n e s q u e e x is t e n e n ­
t r e lo s c o n flic t o s d e c o n o c i m i e n t o y la s d e t e r m in a c io ­
n es e c o n ó m ic o - p o lít ic a s .

CUARTA

88
En la conferencia anterior procuré mostrar cuáles
fueron los mecanismos y los efectos de la estatización
de la justicia penal en la Edad Media. Quisiera que nos
situásemos ahora a finales del siglo xviii y comienzos
del xix, en el momento en que se constituye lo que, en
ésta y la próxima conferencia, intentaré analizar bajo
el nombre de sociedad disciplinaria. La sociedad con­
temporánea puede ser denominada — por razones que
explicaré— sociedad disciplinaria. Quisiera mostrar
cuáles son las formas de prácticas penales que carac­
terizan a esta sociedad, cuáles son las relaciones de
•! ■<>
poder que subyacen a estas prácticas penales, y cuáles
jI son las formas de saber, los tipos de conocimiento, los
tipos de sujetos de conocimiento que emergen a partir
y en el espacio de esta sociedad disciplinaria que es la
nuestra.
La formación de la sociedad disciplinaria puede
ser caracterizada por la aparición, a finales del si­
glo xviii y comienzos del xix, de dos hechos contradic­
torios, o m ejor dicho, de un hecho que tiene dos as:
pectos, dos lados que son aparentemente contradicto­
rios: la reforma y reorganización del sistema judicial
y penal en los diferentes países de Europa y el mundo.
Esta transformación no presenta las mismas formas,
amplitud y cronología en los diferentes países.

91
fI
En Inglaterra, por ejemplo, las formas de la justi­ las conductas efectivamente definidas como reprimi­
cia permanecieron relativamente estables, mientras bles por la ley.
que el contenido de las leyes, el conjunto de conduc­ Un segundo principio es que estas leyes positivas
tas reprimióles desde el punto de vista penal se modi­ formuladas por el poder político de una sociedad, para
ficó profundamente,.En el siglo x v m había en Ingla­ ser consideradas buenas, no deben retranscribir en
terra 313 ó 315 conductas capaces de llevar a alguien, términos positivos los contenidos de lá ley natural, la
a la horca, al cadalso, 315 delitos que se castigaban ley religiosa o la ley moral. Una ley penal debe sim­
con la pena de muerte. Esto convertía al código, la plemente representar lo que es útil para la sociedad,
ley y el sistema penal inglés del siglo x v m en uno de definir como reprimible lo que es nocivo, determinan­
los más salvajes y sangrientos que conoce la historia do así negativamente lo que es útil.
de la civilización. Esta situación se modificó profun­ El tercer principio se deduce naturalmente de los
damente a comienzos del siglo xix sin que cambiaran dos primeros: una definición clara y simple del cri­
sustancialmente las formas y las instituciones judicia­ men. El crimen no es algo emparentado con el pecado
les inglesas. En Francia, por el contrario, se produje­ y la falta, es algo que damnifica a la sociedad, es un
ron modificaciones muy profundas en las institucio­ daño social, una perturbación, una incomodidad para
nes penales manteniendo intacto el contenido de la el conjunto de la sociedad.
ley penal. Hay también, por consiguiente, una nueva defini­
¿En qué consisten estas transformaciones de los ción del criminal: el criminal es aquél que damnifica,
sistemas penales? Por una parte, en una reelaboración perturba la sociedad. El criminal es el enemigo social.
teórica de la ley penal que puede encontrarse en Becca- Esta idea aparece expresada con mucha claridad en
ria, Bentham, Brissot y los legisladores a quienes se todos estos teóricos y también figura en Rousseau,
debe la redacción del primero y segundo código penal quien afirma que el criminal es aquel individuo que
francés de la época revolucionaria. ha roto el pacto social. El crimen y la ruptura del pacto
social son nociones idénticas, por lo que bien puede
El principio fundamental del sistema teórico de la
deducirse que el criminal es considerado un enemigo
ley penal definido por. estos autores es que el crimen,
interno. La idea del criminal como enemigo interno,
en el sentido penal del término o, más técnicamente,
como aquel individuo que rompe el pacto que teórica­
la infracción, no ha de tener en adelante relación al­
mente había establecido con la sociedad es una defi­
guna con la falta moral o religiosa. La falta es una
nición nueva y capital en la historia de la teoría del
infracción a la ley natural, a la ley religiosa, a la ley
crimen y la penalidad.
moral; por el contrario, el crimen o la infracción penal
es la ruptura con la ley, ley civil explícitamente esta­ Si el crimen es un daño social y el criminal un ene­
blecida en el seno de una sociedad por el lado legisla­ migo de la sociedad, ¿cómo debe tratar la ley penal
tivo del poder político. Para que háya infracción es al criminal y cómo debe reaccionar frente al crimen?
-preciso- que- haya-también-un-poder—político,^una-ley, Si el crimen es una perturbación para la sociedad y
y que esa ley haya sido efectivamente formulada. Antes nada tiene que ver con la taita, con la ley divina, na­
de la existencia de la ley no puede haber infracción. tural, religiosa, etc., es claro qué la ley penal no puede
Según estos teóricos, sólo pueden sufrir penalidades prescribir una venganza, la redención de un pecado.

92 93

t}
La ley penal debe permitir sólo la reparación de la ,|f; hacer que el daño no pueda ser cometido nuevamente,
perturbación causada a la sociedad. La ley penal debe -é que él individuo en cuestión no pueda volver a tener
ser concebida de tal manera que el daño causado por deseos de causar un daño a la sociedad semejante al
el individuo a la sociedad sea pagado; si esto no fuese que ha causado, en hacer que le repugne para siempre
posible, es preciso que ese u otro individuo no puedan el crimen cometido. Y para obtener ese resultado la
jamás repetir el daño que han causado. La ley penal pena ideal, la que se ajusta en la medida exacta, es la
debe reparar el mal o impedir que se cometan males pena dei Tallón.. Se mata a quien mató, se confiscán
semejantes contra el cuerpo social. los bienes de quien robó y, para algunos de los teó­
De esta idea se extraen, según estos teóricos, cuatro ricos del siglo xviii, quien cometió una violación debe
tipos posibles de castigo. En prim er lugar el castigo sufrir algo semejante.
expresado en la afirmación: «T ú has roto el pacto so- • Henos aquí, pues con un abanico de penálidadés:
cial, no perteneces más al cuerpo de la sociedad, tú deportación, trabajo forzado, vergüenza, escándalo pú­
mismo te has colocado fuera del espacio de la legali­ blico y pena del Talión, proyectos presentados efecti­
dad, nosotros te expulsaremos del espacio social don­ vamente hb sólo por teóricos puros como Beccaria
de funciona esa legalidad». Es la idea que se encuen­ sino también por legisladores como Brissot y Lepelle-
tra frecuentemente en estos autores — Beccaria, Ben- tier dé Saint-Fargeau que participaron en la elabora­
tham, etc.— de que en realidad el castigo ideal sería ción del primer Código Penal Revolucionario. Ya se
simplemente expulsar a las personas, exiliarlas, des­ había avanzado bastante en la organización de la pe­
tinarlas o deportarlas, es decir, el castigo ideal sería nalidad centrada en la infracción penal y en la infrac­
la deportación. ción a una ley que representa la utilidad pública. Todo
La segunda posibilidad es una especie de exclusión. deriva de esto, incluso el cuadro mismo de las penali­
Su mecanismo ya no es la deportación material, la dades y el modo como son aplicadas.
transferencia fuera del espacio social sino el aisla­ Tenemos así estos proyectos y textos, e incluso de­
miento dentro del espacio moral, psicológico, público, cretos adoptados por las Asambleas. Pero si observa­
constituido por la opinión. Es la idea de los castigos mos lo que realmente ocurrió, cómo funcionó la pena­
al nivel de escándalo, la vergüenza, la humillación de lidad tiempo después, hacia el año 1820, en la época
quien cometió una infracción. Se publica su falta, Se de la Restauración én Francia y de la Santa Alianza én
muestra a la persona públicamente, se suscita en el Europa, notamos que el sistema de penalidades adop­
público una reacción de aversión, desprecio, condena. tado por las sociedades industriales- en formación, en
Esta era la pena. Beccaria y los demás inventaron me­ vías de desarrollo, fue enteramente diferente del que
canismos para provocar vergüenza y humillación. se había proyectado años antes. N o es que la práctica
La tercena pena es la reparación del daño social, haya desmentido a la teoría sino que se desvió rápi­
él trabajo forzado, que consiste en obligar a las per­ damente de los principios teóricos enunciados por Bec­
sonas a realizar una actividad útil para el Estado o la caria y Bentham.
sociedad de tal manera que el daño causado sea com: Volvamos al sistema de penalidades. La deporta­
pensado. Tenemos así una teoría del trabajo forzado. ción desapareció muy rápidamente, el trabajo forzado
- Por último, en cuarto lugar, la pena consiste én quedó en general como una pena puramente simbólica

94 95
de reparación; los mecanismos de escándalo nunca lle­ civo para la sociedad, alejar a los individuos dañinos
garon a ponerse en práctica; la pena del Talión desa­ o impedir que reincidan en sus delitos. De modo cada
pareció con la misma rapidez y fue denunciada como vez más insistente, la penalidad del siglo xix tiene en
arcaica por una sociedad que creía haberse desarrolla­ vista menos la defensa general de la sociedad que el
do suficientemente. control y la reforma psicológica y moral de las actitu­
Estos proyectos muy precisos de penalidad fueron des y el comportamiento de los individuos. Está es
sustituidos por una pena muy curiosa que apenas había una forma de penalidad totalmente diferente de la pre­
sido mencionada por Beccaria y que Brissot trataba vista en el siglo xviii, puesto que el gran principio de
de manera muy marginal: nos referimos al encarcela­ la penalidad para Beccaria era que no habría castigo
miento , la prisión. La prisión no pertenece al proyecto sin una ley explícita y sin un comportamiento también
teórico de la reforma de la penalidad del siglo xviii, explícito que violara esa ley.
surge, a comienzos del siglo xix como una institución Toda la penalidad del siglo xix pasa a ser un con­
de hecho, casi sin justificación teórica. trol, no tanto sobre si lo que hacen los individuos está
No sólo la prisión, que no estaba prevista en el pro­ de acuerdo o no con la ley sino más bien al nivel de lo
grama del siglo xviii y que se generalizará durante el que pueden hacer, son capaces de hacer, están dispues­
siglo siguiente, sino también la legislación penal sufri­ tos a hacer o están a punto de hacer.
rá una formidable inflexión en relación con lo que Así, la gran noción de la criminología y la penali­
estaba establecido en la teoría. dad de finales del siglo xix fue el escandaloso concep­
En efecto, desde comienzos, del siglo xix y de ma­ to,. en términos de teoría penal, de peligrosidad. La
nera cada vez más acelerada con el correr del siglo, noción de peligrosidad significa que el individuo debe
la legislación penal se irá desviando de lo que pode­ ser considerado por la sociedad al nivel de sus virtua­
mos llamar utilidad social; no intentará señalar aque­ lidades y no de sus actos; no al nivel de las infracciones
llo que es socialmente útil sino, por el contrario, tra­ efectivas a una ley también efectiva sino de las virtua­
tará de ajustarse al individuo. Puede citarse como lidades de comportamiento que ellas representan.
ejemplo las grandes reformas de la legislación penal El último punto fundamental que la teoría penal
en Francia y los demás países europeos entre 1825 y cuestiona aún más profundamente que Beccaria es
1850-60, que consisten en la organización de, por así que, para asegurar el control de los individuos — que
decirlo, circunstancias atenuantes: la aplicación rigu­ no es ya reacción penal a lo que hacen sino control
rosa de la ley, tal como se expone en el Código puede de su comportamiento en el mismo momento en que
ser modificada por decisión del juez o el jurado y en se esboza— la institución penal no puede estar en ade­
función del individuo sometido a juicio. La utilización lante enteramente en manos de un poder autónomo,
de las circunstancias atenuantes que asume paulatina- el poder judicial.
mente-una-importanoia-Gada-vez—mayor-f-alsea-Gonside- -----Con-&l.lo-se_llega_ a cuestionar la gran separación
t i i . . . <
rablemente el principio de una ley universal que re­ atribuida a Montesquieu — o al menos formulada por
presenta únicamente los intereses sociales. Por otra él— entre poder judicial, poder ejecutivo y poder le­
parte, la penalidad del siglo xix se propone cada vez gislativo. El control de los individuos, esa suerte de
menos definir de modo abstracto y general qué es no­ control penal punitivo a nivel de sus virtualidades no
puede ser efectuado por la justicia sino por una serie prisiones, los reformatorios, los hospicios o las fá­
de poderes laterales, a} margen de la justicia, tales bricas.
como lá policía y toda una red de instituciones de vi­ El Panóptico era un sitio en forma de anillo en
gilancia y corrección: la policía para la vigilancia, las medio del cual había un patio con una torre en el
instituciones psicológicas, psiquiátricas, criminológicas, centro. El anillo estaba dividido en pequeñas celdas
médicas y pedagógicas para la corrección. Es así que que daban ál interior y al exterior y en cada una de
se desarrolla en el siglo Xix alrededor de la institución esas pequeñas celdas había, según los objetivos de la
judicial y para permitirle asumir la función de control institución, un niño aprendiendo a escribir, un obrero,
de los individuos al nivel de su peligrosidad, una gi­ trabajando, un prisionero expiando sus culpas, un loCo
gantesca maquinaria de instituciones que encuadrarán actualizando su locura, etc. En la torre central había
a éstos a lo largo de su existencia; *instituciones peda­ un vigilante y como cada celda daba al mismo tiempo
gógicas cómo la escuela, psicológicas o psiquiátricas al exterior y al interior, la mirada del vigilante podía
como el hospital, el asiló, etc. Esta red de un poder atravesar toda la celda; en ella no había ningún punto
que no es judicial debe desempeñar una de las fun­ de sombra y, por consiguiente, todo lo que el individuo
ciones que se atribuye la justicia a sí misma en esta hacía estaba expuesto a la mirada de un vigilante
etapa: función que no es ya de castigar las infracciones que observaba a través de persianas, postigos semi-
de los individuos sino de corregir sus virtualidades. cerrados, de tal modo que podía ver todo sin que
Entrañaos así en una edad que yo llamaría de orto­ nadie, a su vez, pudiera verlo. Para Bentham, esta pe­
pedia social. Se trata de una form a de poder, un tipo queña y maravillosa argucia arquitectónica podía ser
de sociedad que yo llamo sociedad disciplinaria por empleada como recurso para toda una serie de insti­
oposición a las sociedades estrictamente penales que tuciones. El Panóptico es la utopía de una sociedad y
conocíamos anteriormente. Es la edad del control so­ un tipo de poder que es, en el fondo la sociedad que
cial. Entre los teóricos que he citado hay uno que de actualmente conocemos, utopía que efectivamente se
algún modo previo y presentó un esquema de esta so­ realizó. Este tipo de poder bien puede recibir el nom­
ciedad de vigilancia, de gran ortopedia social, me re­ bre de panoptismó: vivimos en una sociedad en la que
fiero á Jeremías Bentham. Pido disculpas a los histo­ reina el panoptismo.
riadores de la filosofía por esta afirmación pero creo El panoptismo es una forma de saber que se apoya
que Bentham es más importante, para nuestra socie­ ya no sobre una indagación sino sobre algo totalmente
dad, que Kant o Hegel. Nuestras sociedades deberían diferente que yo llamaría examen. La indagación era
rendirle un homenaje, pues fue él quien programó, un procedimiento por el que se procuraba saber lo que
definió y describió de manera precisa las formas de había ocurrido. Se trataba de reactualizar un aconte­
poder en que vivimos, presentándolas en un maravi­ cimiento pasado a través de los testimonios de perso­
lloso y célebre modelo de esta sociedad de ortopedia nas que, por una razón u otra — por su sabiduría o
generalizada que es el famoso Panóptico, forma arqui­ por el hecho de haber presenciado el acontecimiento— ,
tectónica que permite un tipo de poder del espíritu se consideraba que eran capaces de saber.
sobre el espíritu, una especie de institución que vale En el Panóptico^ se producirá algo totalmente di­
tanto para las escuelas como para los hospitales, las ferente: ya no hay más indagación sino vigilancia, exa-

98 99
raen. N o se trata de reconstituir un acontecimiento entre los más importantes y determinantes de este
sino algo, o m ejor dicho, se trata de vigilar sin inte­ proceso: Inglaterra y Francia; dejaré de lado el ejem­
rrupción y totalmente. Vigilancia permanente sobre los plo de los Estados Unidos, que también es importante.
individuos por alguien que ejerce sobre ellos un poder Me propongo mostrar cómo en Francia y sobre todo
maestro de escuela, jefe de oficina, médico, psiquia- en Inglaterra existió una serie de mecanismos de con­
tra, director de prisión— y que, porque ejerce ese trol de la población, control permanente del compor­
poder, tiene la posibilidad no sólo de vigilar sino tam­ tamiento de los individuos. Estos mecanismos se for­
bién de constituir un saber sobre aquellos a quienes maron oscuramente durante el siglo x v m respondien­
vigila. Es éste un saber que no se caracteriza ya por do a ciertas necesidades y fueron asumiendo cada vez
determinar si algo ocurrió o no, sino.que ahora trata más importancia hasta extenderse finalmente a toda
de verificar si un individuo se conduce o no como la sociedad y acabar imponiéndose a una práctica pe­
debe, si cumple con las reglas, si progresa o no, etcé­ nal. Esta nueva teoría no era capaz de dar cuenta de
tera. Este nuevo saber no se organiza en torno a cues­ estos fenómenos de vigilancia nacidos totalmente fuera
tiones tales como «¿se hizo esto? ¿quién lo hizo?»; no de eila, y támpoco podía programarlos. Bien puede de­
se ordena en términos de presencia o ausencia, exis­ cirse que ia teoría penal del siglo x v m ratifica una
tencia o no-existencia, se organiza alrededor de la nor­ práctica judicial formada en ia Edad Media, la estati-
ma, establece qué es normal y qué no lo es, qué cosa zación de la justicia: Beccaria piensa en términos de
es incorrecta y qué otra cosa es correcta, qué se debe una justicia estatizada. Aun cuando fue, en cierto sen­
o no hacer. tido, un gran reformador, no vio cómo nacían a un lado
Tenemos así, a diferencia del gran saber de inda­ y fuera de esa justicia estatizada procesos de control
gación que se organizó en la Edad Media a partir de que acabarían siendo el verdadero contenido de la
la confiscación estatal de la justicia y que consistía nueva práctica penal.
en obtener los instrumentos de reactualización de ¿Cuáles son, de dónde vienen y a qué responden
hechos ¿ través del testimonio, un nuevo saber total­ estos mecanismos de control? Consideremos el ejem­
mente diferente, un saber de vigilancia, de examen, plo de Inglaterra. Desde la segunda mitad del si­
organizado alrededor de la norma por el control de los glo x v m se forman, en niveles relativamente bajos de
individuos durante toda su existencia. Esta es la base la escala social, grupos espontáneos de personas que
del poder, la forma del saber-poder que dará lugar ya se atribuyen, sin ninguna delegación por parte de un
no a grandes ciencias de observación como en el caso poder superior, 1a tarea de mantener el orden y crear,
de ia indagación sino a lo que hoy conocemos como para elfos mismos, nuevos instrumentos para asegu­
ciencias humanas: Psiquiatría, Psicología, Sociología, rarlo. Estos grupos proliferaron durante todo el si­
e meterá, (jmsiera analizar ahora cómo se dio este pro- glo xvm . Según un orden cronológico, hubo en primer
~ceso , c6niu~se"llegó~a-tener—por-un-lado- una..determi­ lugar—comunidades—religiosas—disidentes—del_anglica^_
nada teoría penal que planteaba claramente una can­ msmo — cuáqueros, metodistas— que se encargaban
tidad de cosas, y por otro lado una práctica real, so­ de organizar su propia policía. Es así que entre los
cial, que condujo a resultados totalmente diferentes. metouistas, Wesley, por ejemplo, visitaba las comuni­
Tomare sucesivamente dos ejemplos que se encuentran dades metodistas en viaje de inspección a la manera

100 101
de los obispos de la alta Edad Media. A él se sometían
A finales del siglo xvin esta sociedad es superada
todos los casos de desorden: embriaguez, adulterio,
en importancia por otra inspirada por un obispo y
vagancia, etc. Las sociedades de amigos de inspiración
algunos aristócratas de la corte que se llamaba «Socie­
cuáquera funcionaban de manera semejante. Todas
dad de la Proclamación», porque había conseguido ob­
estas sociedades tenían la doble tarea de vigilar y asis­
tener del rey una proclama para el fomento de la pie­
tir. Asistían a los que carecían de medios de subsisten­
dad y la virtud. Esta sociedad se transforma en 1802
cia, a quienes no podían trabajar porque eran muy
y recibe el título característico de «Sociedad para la
viejos, estaban enfermos o padecían una enfermedad
Supresión del V icio», teniendo por objetivo hacer res­
mental; pero al mismo tiempo que los ayudaban se
petar el domingo, impedir la circulación de libros li­
asignaban la posibilidad y el derecho de observar en
cenciosos y obscenos, plantear acciones judiciales con­
qué condiciones era dada la asistencia: observar si el
tra la mala literatura y mandar cerrar las casas de
individuo que no trabajaba estaba efectivamente en­
juego y prostitución. Esta sociedad, aun cuando seguía
fermo, si su pobreza y miseria se debían a libertinaje,
siendo una organización con fines esencialmente mo­
a embriaguez o a vicios diversos. Eran, pues, grupos
rales y cercana a los grupos religiosos, ya estaba un
de vigilancia espontáneos de origen, funcionamiento e poco laicizada.
ideología profundamente religiosos.
En tercer lugar, encontramos en la Inglaterra del
En segundo lugar hubo al lado de estas comunida­ siglo ,x v in otros grupos más interesantes e inquietan­
des propiamente religiosas, unas sociedades relaciona­ tes: grupos de autodefensa de carácter paramilitar.
das con ellas aunque se situaban a una cierta distancia. Estos grupos surgieron como respuesta a las primeras
Por ejemplo, a finales del siglo xvn, en Inglaterra grandes agitaciones sociales que no son aún proleta­
(1692) se fundó una sociedad llamada curiosamente rias pero que sí configuran grandes movimientos po­
«Sociedad para la Reforma de las Maneras» (del com­ líticos y sociales de fuerte connotación religiosa a .fi­
portamiento, de la conducta). En la época de la muer­ nales del siglo xvm , en particular, el movimiento de
te de Guillermo I I I esta sociedad tenía cien filiales los partidarios de Lord Gordon. Los sectores más aco­
en Inglaterra y diez en Irlanda, sólo en la ciudad de modados, la aristocracia, la burguesía, se organizan en
Dublín. Esta sociedad, que desapareció a comienzos grupos de autodefensa y es así que surgen una serie
del siglo x v m y reapareció bajo la influencia de Wesley de asociaciones — la «Infantería militar de Londres», la
en la segunda mitad del siglo, se proponía reformar «Compañía de Artillería»— espontáneamente, sin ayu­
las maneras: hacer respetar el domingo (es en gran da o con un apoyo lateral del poder. Estas asociacio­
parte gracias a la acción de estas grandes sociedades nes tienen por función hacer que reine el orden polí­
que debemos el exciting, domingo inglés), impedir el tico, penal o simplemente el orden, en un barrio, una
¡juego, las borracheras, reprim ir la prostitución, el ciudad, una región o un condado.
adulterio, las imprecaciones y blasfemias, en suma, En una última categoría de sociedad están las pro­
todo aquello que pudiese significar desprecio a Dios. piamente económicas. Las grandes compañías y socie­
Tratábase, como dice Wesley en sus sermones, de im­ dades comerciales se organizan como policías priva­
pedir que la clase más baja y vil se aprovechara de das para defender su patrimonio, sus stocks, sus
los jóvenes sin experiencia para arrancarles su dinero. mercancías y barcos anclados en el puerto de Londres

102 103
contra los amotinadores, el bandidismo y el pillaje co­ populares. Se comprende por qué los grupos religiosos
tidiano de los pequeños ladrones. Estas policías divi­ disidentes intentaban escapar a un poder judicial tan
dían los barrios de grandes ciudades como Londres sanguinario y amenazador.
o Liverpool en organizaciones privadas. Para escapar a la acción de ese poder judicial los
Las sociedades de este tipo respondían a una nece­ individuos se organizaban en sociedades de reforma
sidad demográfica o social, la urbanización, las migra­ moral, prohibían la embriaguez, la prostitución, el robo
ciones masivas provenientes del campo y que paulati­ y en general todo aquello que pudiese dar pábulo a
namente se concentraban en las ciudades; respondían que el poder atacara al grupo y lo destruyera, valién­
también — y,, volveremos sobre este asunto— a una dose de algún pretexto para emplear la fuerza. Son,
transformación económica importante, una nüeva for­ pues, más que riada grupos de autodefensa contra el
ma de acumulación de la riqueza: cuando la riqueza derecho y no tanto grupos de vigilancia efectiva. El
comienza a acumularse en form a de stocks, mercade­ refuerzo de la penalidad autónoma era una manera de
ría almacenada; y máquinas, la cuestión de su vigilan­ escapar a la penalidad estatal. Ahora bien, en el curso
cia y seguridad ,se transforma en un problema insosla­ del siglo x v ii esos grupos cambiarán su inserción so­
yable; respondían por último, a una nueva situación cial y abandonarán paulatinamente su base popular o
política. Las revueltas populares que fueron inicial­ pequeño-burguesa hasta que, al final del siglo, queda­
mente campesinas en los siglos xvi y xvn se convier­ rán compuestos y/o alentados por personajes de la
ten ahora en grandes revueltas urbanas populares, y aristocracia, obispos, duques y miembros de las clases
en seguida, proletarias. acomodadas que les darán un nuevo contenido.
Es interesante observar la evolución de estas aso­ Se produce así un desplazamiento social que indica
ciaciones espontáneas del siglo x v m : vemos un triple claramente cómo la empresa de reforma moral deja
desplazamiento a lo largo de esta historia. de ser una autodefensa penal para convertirse en un
Consideremos el primero de ellos: en un comienzo refuerzo del poder de la autoridad penal misma. Junto
estos grupos eran provenientes de sectores populares, al temible instrumento penal que ya posee, el poder
de ía pequeño-burguesía. Los cuáqueros y metodistas colocará n estos instrumentos de presión y control.
de finales del siglo x v ii y comienzos del x vm que se Se trata, en alguna medida, de un mecanismo de esta-
organizaban para intentar suprimir los vicios, reformar tización de los grupos de control. El segundo despla­
las maneras, eran pequeño-burgueses que sé agrupa­ zamiento consiste en lo siguiente: mientras que en un
ban con el propósito evidente de hacer que reine el comienzo el grupo trataba de hacer reinar un orden
orden entre ellos y a su alrededor. Pero esta voluntad moral diferente de la ley que permitiese a los indivi­
de hacer reinar el orden era en realidad una forma de duos escapar a sus efectos, a finales del siglo x v i ii
¿«srapar al poder político, pues éste contaba con un estos mismos grupos — controlados y animados ahora
instrumento formidable, temible y sanguinario: su le­ por aristócratas y personas de elevada posición so-
gislación penal. En efecto, se podíá ser ahorcado en cial— se dan como objetivo esencial obtener del poder
más de 300 casos, lo cual significa que era muy fácil político nuevas leyes que ratificaran ese esfuerzo mo­
que la aristocracia o quienes detentaban el aparato ral. Se produce así un desplazamiento de moralidad y
judicial ejercieran terribles presiones sobre las capas penalidad.

104

■.-Slíf,
En tercer lugar puede decirse que a partir de este manos de la pequeña burguesía que intenta escapar al
momento el control moral pasará a ser ejercido por poder a las del grupo social que detenta efectivamente
las clases más altas, por los detentadores del poder, el poder, en toda esta evolución, podemos observar
sobre las capas más bajas y pobres, los sectores popu­ cómo se introduce y se difunde en un sistema penal
lares. Se convierte así en un instrumento de poder de estatizado — e l. cual ignoraba por completo la moral
las clases ricas sobre las clases pobres, de quienes ex­ v pretendía cortar los lazos con la moralidad y la re­
plotan sobre quienes son explotados, lo que confiere ligión—■ una moralidad de origen religioso. La ideo­
una nueva polaridad política y social a estas instan­ logía religiosa, surgida y fomentada en los grupos cuá­
cias de control. Citaré un texto que data de 1804, hacia queros, y metodistas en la Inglaterra del siglo xvn,
el final de esa evolución que intento, exponer, texto viene ahora a despuntar en e l otro polo, el otro extre­
escrito por un obispo llamado Watson que predicaba mo de la escala social, del lado del poder, como ins­
ante la «Sociedad para la Supresión de los Vicios»: trumento de control de arriba a abajo. Autodefensa en
el siglo xvn, instrumento de poder a comienzos del
«Las leyes son buenas pero, desgraciadamen­ siglo xix: este es el proceso que observamos en In­
te, están siendo burladas por las clases más glaterra.
bajas. Por cierto, las clases más altas tampoco
En Francia se da un proceso bastante diferente de­
las tienen mucho en consideración, pero esto
bido a que, por ser un país de monarauía absoluta,
no tendría mucha importancia si no fuese que
poseía un fuerte aparato estatal que la Inglaterra del
las clases más altas sirven de ejemplo.para las
siglo x v iii ya no tenía porque había sido ya debilitado
más bajas».
por la revolución burguesa del siglo xvn. Inglaterra
se había liberado de la monarquía absoluta salteán­
Imposible ser más claro: las leyes son buenas,
dose esa etapa que dura en Francia unos ciento cin­
buenas para los pobres; desgraciadamente los pobres
cuenta años.
escapan a las leyes, lo cual es realmente detestable.
El aparato dé Estado se apoyaba en Francia en un
Los ricos también escapan a las leyes, aunque esto
doble instrumento: un instrumento judicial clásico
no tiene la menor importancia puesto que las leyes no
fueron hechas para ellos. N o obstante lo malo de esto •— los parlamentos, las cortes, etc — y un instrumento
es que los pobres siguen el ejemplo de los ricos y no Dara-iudicial — la policía— cuya invención debemos al
Estado francés. La policía francesa estaba compuesta •’p li
respetan las leyes. Por consiguiente, el obispo Watson wfl r
se siente en la obligación de decir a los ricos: por los magistrados de policía, el cuerpo de la policía
montada, y los tenientes de policía; estaba dotada de
«Os pido que sigáis las leyes aun cuando no instrumentos arquitectónicos tales como la Bastilla,
hayan sido hechas para vosotros, porque así al Bicétre, las grandes Prisiones, etc.; y tenía también
menos se podrá controlar y vigilar a las clases sus asnectos institucionales como las curiosas lettres-
más pobres.» de-cachet.
La lettre-d&cachet no era una ley o un decreto sino
En esta estatización progresiva, en este desplaza­ una orden del rey referida a una persona a título in­
miento de las instancias de control que pasan de las dividual, p or la que se le obligaba a hacer alguna cosa.

106 107
Podía darse el caso, por ejemplo, de que una persona gastador, una hija que se ha prostituido o al cura de
se viera obligada a casarse en virtud de una lettre-de- la ciudad que no muestra buena conducta ante los
cachet, pero én la mayoría de las veces su función prin­ feligreses. La lettre-de-cachet se presenta pues, bajo su
cipal consistía en servir de instrumento de castigo. aspecto de instrumento terrible de la arbitrariedad
Por medio de una lettre-de-cachet se podía arrestar real, investida de una especie de contrapoder, un poder
a una persona, privarle de alguna función, etc., por que viene de abajo y que permite a grupos, comuni­
lo que bien puede decirse que era uno de los grandes dades, familias o individuos ejercer un poder sobre
instrumentos de poder de la monarquía absoluta. Las alguien. Eran instrumentos de control en alguna me­
lettres-de-cachet han sido objeto de múltiples estudios dida espontáneos, que la sociedad, la comunidad, ejer­
en Francia y ha llegado a ser muy común considerarlas cía sobre sí misma. La lettre-de-cachet era por consi­
como algo temible, representación de la arbitrariedad guiente una forma de reglamentar la moralidad coti­
real por antonomasia que cae sobre un individuo como diana de la vida social, una manera que tenían los
un rayo. Pero es preciso ser más prudente y reconocer grupos — familiares, religiosos, parroquiales, regiona­
que no funcionaron sólo de esta forma. Y así como les, locales— de asegurar su propio mecanismo poli­
vimos que las sociedades de moralidad podían actuar cial y su propio, orden.
como una manera de escapar al derecho, observamos Si nos detenemos en las conductas que suscitaban
también con respecto a estas curiosas disposiciones el pedido de lettre-de-cachet y que se sancionaban por
un iuego bastante curioso. medio de éstas, distinguimos tres categorías:
Al examinar las lettres-de-cachet enviadas por el En primer lugar lo que podríamos denominar con­
rey en cantidad bastante elevada notamos que, en la ductas de inmoralidad — libertinaje, adulterio, sodo­
mayoría de los casos, no era él quien tomaba la deci­ mía, alcoholismo, etc.— . Estas conductas provocaban
sión de mandarlas. Procedía a veces como en los res­ de parte de las familia* y las comunidades un pedido
tantes asuntos de Estado, pero en la mayoría de ellas, de lettre-de-cachet que era inmediatamente aceptado.
decenas de millares de lettres-de-cachet enviadas por Tenemos aquí, por consiguiente, la represión moral.
la monarquía, eran en realidad solicitadas por diver­ En segundo lugar están las lettres-de-cachet envia­
sos individuos: maridos ultrajados por sus esposas, das para sancionar conductas religiosas juzgadas pe­
padres de familia descontentos con sus hijos, familias ligrosas y disidentes; en esta categoría se clasificaba
que querían librarse de un sujeto, comunidades reli­ a los hechiceros que tiempo hacía habían dejado de
giosas perturbadas por la acción de un individuo, morir en la hoguera.
comunas molestas con el cura de la localidad, etcétera. En tercer lugar es interesante notar que en el
Todos estos pequeños grupos de individuos pedían una siglo x v i ii las lettres-de-cachet fueron utilizádas algu­
lettre-de-cachet al intendente del rey; éste llevaba a nas veces en casos de conflictos laborales. Cuando los
Gabo-una-indagación-paFa-saber-si-eÍ-pedido-estaba-o— e m p l e a d o r e s , p a t r o n e s o maestros no estaban satisfe-
no justificado y si el resultado era positivo, escribía chos del trabajo de sus aprendices y obreros en las
al ministro del gabinete real encargado de la materia corporaciones, podían desprenderse de ellos despi­
solicitándole una lettre-de-cachet para arrestar a una diéndoles o, rara vez, solicitando una lettre-de-cachet.
mujer que engaña a su marido, un hijo que es muy La primera huelga de la historia de Francia fue la

108 109
de los relojeros, en 1724. Los patrones relojeros reac­ La idea de colocar a una persona en prisión para
cionaron detectando a quienes aparecían como líderes corregirla y mantenerla encarcelada hasta que se corri­
del movimiento de fuerza y solicitando en seguida ja, idea paradójica, bizarra, sin fundamento o justifi­
una lettre-de-cachet que les fue concedida poco des­ cación alguna al nivel del comportamiento humano, se
pués. Tiempo después el ministro del rey quiso anular origina precisamente en esta práctica.
la lettre-de-cachet y poner en libertad a los obreros Aparece también la idea de una penalidad que no
huelguistas pero la misma corporación de los relojeros tiene por función el responder a una infracción sino
solicitó al rey que no se liberara a los obreros y se corregir el comportamiento de los individuos, sus acti­
mantuviera la vigencia de la lettre-de-cachet. Este es tudes, süs disposiciones, el peligro que significa su con­
un típico ejemplo de cómo los controles sociales, que ducta virtual. Esta forma de, penalidad aplicada a las-
no sé relacionan ya con la religión o la moralidad sino virtualidades de los individuos, penalidad que procura
con problemas laborales, se ejercen desde abajó y a corregirlos por. medio de la reclusión y la internación,
través del sistema de lettres-de-cachet sobre la naciente no pertenece éñ realidad al universo del Derecho, no
población obrera. , nace .de la teoría jurídica del crimen ni se deriva de
Cuando la lettre-de-cachet era punitiva resultaba los grandes reformadores como Beccaria. La idea de
en la prisión del individuo. Es interesante señalar que una penalidad que intenta corregir metiendo en prisión
la prisión no era una pena propia del sistema penal a la gente es una idea policial, nacida paralelaménte
de los siglos xvtt y xvni. Los juristas son muv claros a la justicia, fuera de ella, en una práctica de los con­
con respecto a esto, afirman que cuando la ley san­ troles sociales o en un sistema de intercambió entre
ciona a alguien el castigo será la condena a muerte, la demanda del grupo y el ejercicio del poder.
a ser quemado, descuartizado, marcado, desterrado, al Completados estos dos análisis quisiera ahora ex­
pago de una multa; la prisión no es nunca un castigo. traer algunas conclusiones provisorias que intentaré
La prisión, que se convertirá en el gran castigo del utilizar en la próxima conferencia.
siglo xix, tiene su origen precisamente en esta prác­ Los datos del problema son los siguientes: ¿cómo
tica para-judicial de la lettre-de-cachet, utilización del fue que el Conjunto teórico de las reflexiones sobre él
poder real por el poder espontáneo de los grupos. El derecho penal que hubierá debido conducir a determi­
individuo que era objeto de una lettre-de-cachet no nadas conclusiones quedó de hecho desordenádo y
moría en la horca, ni era marcado y tampoco tenía encubierto por una práctica penal totalmente diferente
que pagar una multa, se lo colocaba en prisión y debía que tuvo su propia elaboración teórica en él siglo xix,
permanecer en ella por un tiempo que no se fijaba cuando se retomó la teoría del castigo, la criminolo­
previamente. Rara vez la lettre-de-cachet establecía que gía? ¿Cómo pudo olvidarse la gran lección de Beccaria,
alguien debía permanecer en prisión por un período relegada y finalmente oscurecida por una práctica de
determinado, digamos, seis meses o un año. En ge­ la penalidad totalmente diferente basada en los com­
neral estipulaba que el individuo debía quedar bajo portamientos y virtualidades individuales dirigida a co­
arresto hasta nueva orden y ésta sólo se dictaba cuan­ rregir a los individuos? En mi opinión, el origen de
do la persona que había pedido la lettre-de-cachet Afir­ esto se encuentra en una práctica extra-penal. En In­
maba q u e e l individuo en prisión se había corregido. glaterra los grupos, para escapar al derecho penal.

110 111
crearon para sí mismos unos instrumentos de control tacto directo, físico, con la riqueza. A finales del
que fueron finalmente confiscados por el póder cen­ siglo x v m el robo de los barcos, el pillaje de almace­
tral. En Francia, donde la estructura del poder político nes y las depredaciones en las oficinas se hacen muy
era diferente, los instrumentos estatales establecidos comunes en Inglaterra, y justamente el gran problema
en el siglo xvn por el poder real para controlar a la \ del poder en esta época es instaurar mecanismos de
aristocracia, la burguesía y los rebeldes fueron emplea­ control que permitan la protección de esta nueva forma
dos de abajo hacia arriba por los grupos sociales. material de la fortuna. Se comprende por qué el crea­
Es entonces que se plantea la cuestión de saber d or-de la policía en Inglaterra, Colquhoun, era un
por qué se da este movimiento de grupos de control, individuo que había comenzado siendo comerciante y
la cuestión de saber a qué respondían estos grupos. después encargádo de organizar un sistema para vigilar
Hemos visto a qué necesidades originarias respondían las mercaderías almacenadas en los docks de Londres
pero, ¿por qué razón tuvieron ese destino, por qué se para una compañía de navegación. La policía de Lon­
desviaron, por qué el poder o quienes lo detentaban dres nació de la necesidad de proteger los docks, los
retomaron estos mecanismos de control que estaban almacenes y los depósitos. Esta es la primera razón,
situados en el nivel más bajo de la población? mucho más fuerte en Inglaterra que en Francia, de la
Para comprender esto es preciso considerar un fe­ aparición de una necesidad absoluta de este control.
nómeno importante: la nueva forma que asume la En otras palabras, a esto se debe que este control que
producción. En el origen de este proceso que he ve­ funcionaba con bases casi populares, fuese en determi­
nido analizando está el hecho de que en la Inglaterra nado momento tomado desde arriba. La segunda razón
de finales del siglo x v m — mucho más que en Fran­ es que la propiedad rural, tanto en Francia como en
cia— se da una creciente inversión dirigida a acumular Inglaterra, cambiará igualmente de forma con la mul­
un capital que no es ya pura y simplemente monetario. tiplicación de las pequeñas propiedades como producto
La riqueza de los siglos xvi y x vn se componía esen­ de la división y delimitación de las grandes extensio­
cialmente de fortuna o tierras, especie monetaria o, nes de tierras. Los espacios desiertos desaparecen a
éventualmente, letras de cambio que los individuos partir de esta época y paulatinamente dejan de existir
podían negociar. En el siglo x v m aparece una forma también las tierras sin cultivar y las tierras comunes
de riqueza que se invierte en un nuevo tipo de mate­ de las que todos pueden vivir; al dividirse y fragmen­
rialidad que no es ya monetaria: mercancías, stocks, tarse las propiedades, los terrenos se cierran y los
máquinas, oficinas, materias primas, mercancías en propietarios de estos terrenos se ven expuestos a de­
tránsito y expedición. El nacimiento del capitalismo, predaciones. Sobre todo entre los franceses se dará
la transformación y aceleración de su proceso de asen­ una suerte de idea fija: el temor al pillaje campesino,
tamiento se traducirá en este nuevo modo de invertir a la acción de los vagabundos y los trabajadores agrí-
materialmente las fortunas. Ahora bien, estas f o r t u n a s ________ colas que, en la miseria, desocupados, viviendo_como_
compuestas de stocks, materias primas, objetos impor- : pueden, roban caballos, frutas, legumbres, etc. Uno de
tados, máquinas, oficinas, está directamente expuesta los grandes problemas de la Revolución Francesa fue
á la depredación. Los sectores pobres de la población, el hacer que desapareciera este tipo de rapiñas campe­
gentes sin trabajo, tienen ahora una especie de con- sinas. Las grandes revueltas políticas de la segunda

112 113

7,2
'í v - •

■ parte de la Revolución Francesa en la Vendée y la


Provenza fueron de algún modo el resultado del males­
tar de los pequeños campesinos y trabajadores agríco­
las que no encontraban en este nuevo sistema de divi­
sión de la propiedad, los medios de existencia que
poseían en el régimen de grandes latifundios.
En consecuencia, puede decirse que la nueva dis-
tribución espacial y social de la riqueza industrial y
agrícola hizo necesarios nuevos controles sociales a fi­
nales del siglo xvm .
' Los nuevos sistemas de control social establecidos
por el poder, la clase industrial y propietaria, se to­
maron de los controles de origen popular o semipopu- QUINTA
£ lar y se organizaron en una versión autoritaria y
estatal.
í! A mi modo de ver, éste es el origen de la sociedad
disciplinaria. En la próxima conferencia intentaré ex­
plicar cómo ese movimiento, que apenas he esbozado,
se institucionalizó en el siglo x v iii y se convirtió en
una forma de relación política interna de la sociedad
del siglo xix.
t.

•c- 114
I

En la conferencia anterior intenté definir el panop-


tismo que, en mi opinión, es uno de los rasgos carac­
terísticos de nuestra sociedad: una forma que se ejerce
sobre los individuos a la manera de vigilancia indivi­
dual y continua, como control de castigo y recompensa
y como corrección, es decir, como método de forma­ fe
ción y transformación de los individuos en función
lf¡*
de ciertas normas. Estos tres aspectos del panoptismo
¡jifa'
— vigilancia, control y corrección— constituyen una di-
. mensión fundamental y característica de las relaciones
!
de poder que existen en nuestra sociedad.
f
En una sociedad como la feudal no hay nada se- ¡H
mejante al panoptismo, lo cual no quiere decir que 1’H:
¡y
durante el feudalismo o en las sociedades europeas del
siglo x v ii no haya habido instancias de control social,
castigo y recompensa, sino que la manera en que se ¡áii;
distribuían era completamente diferente de la forma
en que se instalaron esas mismas instancias a finales '¡lili
del siglo x v in y comienzos del xix. Hoy en día vivimos
en una sociedad programada por Bentham, una socie­
i
1 ;¡
dad panóptica, una estructura social en la que reina *.¡1!
IíüSi:
él panoptismo.
En esta conferencia trataré de poner de relieve •;|li

cómo es que lá aparición del panoptismo comporta


una especie de paradoja. Hemos visto cómo en el
mismo momento en que aparece o, más. exactamente.
¡I
117

,U
en los años que preceden a su surgimiento, se forma homenaje a Bentham, panoptismo. En efecto, muchos
una cierta teoría del derecho penal, de la penalidad y hombres de esta época reflexionan y se plantean el
el castigo, cuya figura más importante es Beccaria, problema de lo que estaba sucediendo en su tiempo
teoría fundada esencialmente en un legalismo escrito. con la organización de la penalidad o la moral estatal.
Esta teoría del castigo subordina el hecho y la posibi­ Hay un autor muy importante en su época* profesor
lidad de castigar, a la existencia de una ley explícita, en la Unidad de Berlín y colega de Hegel, que escribió
a la comprobación manifiesta de que se ha cometido y publicó en 1830 un gran tratado en varios volúme­
una infracción a esta ley y finalmente a un castigo que nes llamado Lección sobre las prisiones. Este autor,
tendría por función reparar o prevenir, en la medida de nombre Giulius, cuya lectura recomiendo* dio du­
de lo posible, el daño causado a la sociedad por la rante varios años un curso en Berlín sobre las prisio­
infracción. Esta teoría legalista, teoría social en sentido nes y es un personaje extraordinario que, en ciertos
estricto, casi colectiva, es lo absolutamente opuesto momentos, adquiere un hálito casi hegeliano.
del panoptismo. En éste la vigilancia sobre los indivi­ En las Lecciones sobre las prisiones hay un pasaje
duos no se ejerce ál nivel de lo aue se hace sino de que dice: «Los arquitectos modernos están descubrien­
lo que se es o de lo que se puede hacer. La vigilancia do una forma que antiguamente se desconocía. En
tiende cada vez más a individualizar al autor del acto, otros tiempos — dice refiriéndose a la civilización grie­
dejando de lado la naturaleza jurídica o la calificación ga— la mayor preocupación de los arquitectos era
penal del acto en sí mismo. Por consiguiente el panop­ resolver el problema de cómo hacer posible el espec­
tismo se opone a la teoría legalista que se había for­ táculo de un acontecimiento, un gesto o un individuo
mado en los años precedentes. al mayor número posible de personas. Es el caso
En realidad lo que merece nuestra consideración — dice Giulius— del sacrificio religioso, acontecimien­
es un hecho histórico importante: el que esta teoría to único del que ha de hacerse partícipes al mayor
legalista fuese duplicada en un primer momento y pos­ número posible de personas; es también el caso del
teriormente encubierta y totalmente oscurecida por el teatro que por otra parte deriva del sacrificio, de los
panoptismo que se form ó1al margen de ella, colateral­ juegos circenses, los oradores y los discursos. Ahora
mente. Este panoptismo nacido por efectos de una bien, este problema que se presenta en la sociedad
fuerza de desplazamiento en el período comprendido griega en tanto comunidad que participaba de los
entre el siglo x v il y el xix. período en que se produce acontecimientos que hacían a su unidad — sacrificios'
la apropiación por parte del poder central de los me­ religiosos, teatro o discursos pplíticos— ha continuado
canismos populares de control aue se dan en el dominando la civilización occidental hasta la época
siglo xvill, inicia una era que habrá de ofuscar la moderna. El problema de las iglesias es exactamente
práctica y la teoría del derecho penal. el mismo: todos los participantes deben presenciar el
Pará apuntalar las tesis que estov exponiendo me sacrificio de la misa y servir de audiencia a la palabra
gustaría referirme a algunas autoridades. Las gentes del sacerdote. Actualmente, continúa Giulius, el pro»
de comienzos del siglo xix — o al menos algunos de blema fundamental para la arquitectura moderna es
ellos— no ignoraban la aparición de esto que yo deno­ exactamente el inverso. Se trata de hacer que el mayor
miné, un poco arbitrariamente pero en todo caso como número de personas pueda ser ofrecido como espec-

118 119
táculo a un solo individuo encargado de vigilarlas.» Treilhard utiliza una metáfora: el procurador no
A l escribir esto Giulius estaba pensando en el Pa­ debe tener como única función la de perseguir a los
nóptico de Bentham y, en términos generales, en la individuos que cometen infracciones: su tarea princi-
arquitectura de las prisiones, ios hospitales, las escue­ pal y primera ha de ser la de vigilar a los individuos
las, etc. Se refería ai problema de cómo lograr no una antes de que la infracción sea cometida. El procurador
arquitectura dél espectáculo como la griega, sino una no es sólo un agente de la ley que actúa cuando ésta
arquitectura'de4a vigilancia, que haga posible que una es violada, es ante todo una mirada, un oio siempre
única mirada pueda recorrer el mayor número de abierto sobre la población. El oio del procurador debe
rostros, cuerpos, actitudes, la mayor cantidad posible transmitir las informaciones al ojo del Procurador Ge­
de celdas. «Ahora bien, dice Giulius, el surgimiento neral, quien- a su vez las transmite al gran oio de la
de este problema arquitectónico es un correlato de la vigilancia que en esa época era el Ministro de la Po­
desaparición de una sociedad que vivía en comunidad licía. Por último el Ministro de la Policía transmite
espiritual y religiosa y la aparición de una sociedad las informaciones al oio de aquél que está en la cús­
estatal. El Estado se presenta como una cierta dispo­ pide de la sociedad, el emperador, que en esa éooca
sición espacial y social de los individuos, en la que estaba simbolizado por un oio. El emperador es el oio
todos están sometidos a una única vigilancia.» Al con­ universal que abarca la sociedad en toda su extensión.
cluir su explicación sobre estos dos tipos de arquitec­ Ojo que se vale de una serie de miradas dispuestas en
tura Giulius afirma que no se trata de un simple forma piramidal a partir del ojo imperial y que vigilan
problema arquitectónico sino que esta diferencia es a toda la sociedad. Para Treilhard y los legistas del
fundamental en la historia del espíritu humano. Im perio que fundaron el Derecho Penal francés — un
Giulius no fue el único que percibió en su tiempo derecho que desgraciadamente ha tenido mucha in­
este fenómeno de inversión del espectáeulo en vigilan­ fluencia en todo el mundo— esta gran pirámide de
cia o de nacimiento de una sociedad panóptica. En­ miradas constituía una nueva forma de justicia.
contramos análisis parecidos en muchos autores; citaré No analizaré aquí las instituciones en que se actua­
sólo uno de estos textos, debido a Treilhard, consejero lizan estas características del panoptismo propio de la
de estado, jurista del Imperio. Me refiero a la presen­ sociedad moderna, industrial, capitalista. Quisiera sim­
tación del Código de Instrucción Criminal de 1808. plemente captar este panoptismo, esta vigilancia en la
En este texto Treilhard afirma: base, allí donde aparece menos claramente, donde más
alejado está del centro de la decisión, del poder del
«E l Código de Instrucción Criminal que por Estado. Quisiera mostrar cómo es que existe este pa­
,este acto presento es una auténtica novedad no noptismo al nivel más simple y en el funcionamiento
sólo en la historia de la justicia y la práctica cotidiano de instituciones que encuadran la vida y los
judicial, sino también en la- historia dé las so- cuerpos de los individuos: el panoptismo, por lo tanto7
ciedades humanas. En este código damos al pro­ al nivel de la existencia individual.
curador, que representa al poder estatal o social ¿En qué consistía, y sobre todo, para qué servía
frente a los acusados un papel completamente el panoptismo? Propongo una adivinanza: expondré
nuevo». el reglamento de una institución que realmente existió

i 20 121
en los años 1840-1845 en Francia, es decir, en los los paseos dominicales, pero siempre bajo la vigilancia
inicios del período que estoy analizando; no diré si del personal religioso que, además de los paseos, con­
es una fábrica, una prisión, un. hospital psiquiátrico, trolaba los dormitorios y las oficinas, garantizando
un convento, una escuela, un cuartel; se trata de adi­ así no sólo el control laboral y moral sino también el
vinar a qué institución me estoy refiriendo. Era una económico. Los pensionados no recibían sueldo sino un
institución en la que había cuatrocientas personas sol­ premio — una suma global estipulada entre los 40 y 80
teras que debían levantarse todas las mañanas a las francos anuales-^- que sólo se entregaba en el momen­
cinco. A las cinco y cincuenta habían de terminar su to en que salían. Si era necesario que entrara una
aseo personal, haber hecho la cama y tomado él desa­ persona del otro sexo al establecimiento por cualquier
yuno; a las seis comenzaba el trabajo obligatorio que motivo, debía ser escogida con ,el mayor cuidado y
terminaba a las ocho y cuarto de la noche, con un permanecía dentro muy poco tiempo. Los pensionados
intervalo de una hora para comer; a las ocho y quince debían guardar silencio so pena de expulsión. En gené-
se rezaba una oración colectiva y se cenaba; la vuelta ral, los dos principios organizativos básicos según el
a los dormitorios se producía a las nueve en punto de reglamentó eran: los pensionados no debían estar,
la noche. El domingo era un día especial; el artículo nunca solos, ya se encontraran en el dormitorio, la
cinco del reglamento de esta institución decía: «Hemos oficina, el refectorio o el patio, y debía evitarse cual­
de cuidar del espíritu propio del domingo, esto es, quier contacto con el mundo exterior: dentro del esta­
dedicarlo al cumplimiento del deber religioso y ál blecimiento debía reinar un único espíritu.
reposo. No obstante, como el tedio no tardaría en ¿Qué institución era ésta? En el fondo, la pregunta
convertir el domingo en un día más agobiante que no tiene importancia, pues bien podría ser una institu­
los demás días de la semana, se deberán realizar di­ ción para hombres o mujeres, jóvenes o adultos, una
ferentes ejercicios de modo de pasar esta jom ada prisión, un internado, una escuela o un reformatorio,
cristiana y alegremente». Por la mañana ejercicios re­ indistintamente. Como es obvio, no es un hospital, pues
ligiosos, en seguida ejercicios de lectura y de escritura hemos visto que se habla mucho del trabajo y, por lo
y, finalmente, las últimas horas de la mañana dedi­ mismo, tampoco es un cuartel. Podría ser un hospital
cadas a la recreación. Por la tarde, catecismo las vís­ psiquiátrico, o incluso una casa de tolerancia. En ver­
peras, y paseo después de las cuatro siempre que no dad, era simplemente una fábrica de mujeres que
hiciese frío, de lo contrario, lectura en común. Los existía en la región del Ródano y que reunía cuatro­
ejercicios religiosos y la misa rio se celebraban en la cientas obreras.
iglesia próxima pará impedir que los pensionados de Habrá quien diga que éste es un ejemplo caricatu­
este establecimiento tuviesen contacto con el mundo resco, risible, una especie de utopía. Fábricas-prisiones,
exterior; así, para que ni siquiera la iglesia fuese el fábricas-conventos, fábricas sin salario en las que se
lugar o el pretexto de un contacto con él mundo exte­ compra todo el tiempo del obrero, uria vez para siem­
rior, los sérvicios religiosos tenían lugar en una capilla pre, por un premio anual que sólo se recibe a la salida.
construida en el interior del establecimiento. N o se Parece el sueño patronal o la realización dél deseo que
admitía ni siquiera a los fieles de afuera; los pensio­ el capitalista produce al nivel de su fantasía; un caso
nados sólo podían salir del establecimiento durante límite que jamás existió realmente. A este comentario

122 123
'\ , ..; ■:
yo respondería diciendo que esté sueño patronal, este tipo de edificios e instituciones en los Estados Unidos
«panóptico» industrial, existió en la realidad y en gran y se esparcieron por toda la sociedad occidental. El
escala a comienzos del siglo xix. En una región situa­ estudio ha comenzado en los Estados Unidos pero val­
da en el sudeste de Francia había cuarenta mil obreras dría la pena contemplar la misma situación en otros
textiles que trabajaban bajo este régimen, un número r países, procurando dar la medida de su importancia,
que en aquel momento era sin duda considerable. El medir su amplitud política y económica.
mismo tipo de instituciones existió .también en otras Vayamos un poco más lejos. N o solamente existie­
regiones y países como Suiza, en particular, e Inglate­ ron estas instituciones industriales y al lado de éstas
rra. En alguna medida esta situación inspiró, las refor­ otras, sino que además estas instituciones industriales
mas de Owen. En los Estados Unidos había un complejo fueron en cierto sentido perfeccionadas, dedicándose
entero de fábricas textiles organizadas según el mode­ múltiples y denodados esfuerzos para su construcción
lo de las fábricas-prisiones, fábricas-pensionados, fábri­ y organización.
cas-conventos. Sin embargo, muy pronto se vio que no eran viables
Trátase pues de un fenómeno que tuvo en su época ni gobernables. Se descubrió que desde el punto de
una amplitud económica y demográfica muy grande, vista económico representaban una carga muy pesada
por lo que bien podemos decir que más que fantasía y que la estructura rígida de estas fábricas-prisiones
fue el sueño realizado de los patrones. En realidad, hay conducía inexorablemente a la ruina de las empresas.
dos especies de utopías: las utopías proletarias socia­ Por último, desaparecieron. En efecto, al desencade­
listas que gozan de la propiedad de no realizarse nun­ narse la crisis de la producción que obligó a despren­
ca, y las utopías capitalistas que, desgraciadamente, derse de una determinada cantidad de obreros, reacon­
tienden a realizarse con mucha frecuencia. La utopía a dicionar los sistemas productivos y adaptar el trabajo
la que me refiero, la fábrica-piúsión, se realizó efectiva­ al ritmo cada vez más acelerado de la producción, estas
mente y no sólo en la industria sino en una serie de enormes casas, con un número fijo de obreros y una
instituciones que surgen en esta misma época y que, infraestructura montada de modo definitivo se torna­
en el fondo, respondían a los mismos modelos y prin­ ron absolutamente inútiles. Se optó por hacerlas des­
cipios de funcionamiento; instituciones de tipo pedagó­ aparecer, conservándose de algún modo algunas de las
gico tales como las escuelas, los orfanatos, los centros funciones que desempeñaban. Se organizaron técnicas
de formación; instituciones correccionales como la pri­ laterales o marginales para asegurar, en el mundo in­
sión. o el reformatorio; instituciones que son a un dustrial, las funciones de internación, reclusión y fija ­
tiempo correccionales y terapéuticas como el hospital, ción de la clase obrera que, en un comienzo, desempe­
el hospital psiquiátrico, todo eso que los norteamerica­ ñaban estas instituciones rígidas, quiméricas, un tanto
nos llaman asylums y que un historiador-deJos-Estados-------- utópicas. Se tomaron algunas medidas, tales como la
Unidos ha estudiado en un libro reciente.* En este li­ creación de ciudades obrera?, cajas de ahorro y coo­
bro se intentó analizar cómo fue que aparecieron este perativas de asistencia además de toda una s'erie de
medios diversos.por los que se intentó fijar a la pobla­
* Se re fiere a E rw in G offm an y a su lib ro Internados, Bue­ ción obrera, al proletariado en formación, en el cuerpo
nos A ires, 1972. (N. T.) mismo del aparato de producción.
124
125
La siguiente es una pregunta que necesita respues­ económico del grupo. Sólo más tarde se produce este
ta: ¿cuál era el objetivo de esta institución de la reclu­ desplazamiento de las instancias hacia arriba, hacia el
sión en sus dos formas: la forma compacta, fuerte, que Estado. El hecho de que un individuo perteneciera a
aparece a comienzos del siglo x ix e incluso después un grupo lo hacía pasible de vigilancia por su propio
en instituciones tales como las escuelas, los hospitales grupo. En las instituciones que se forman en el siglo
psiquiátricos, los reformatorios, las prisiones, etc.; y x ix la condición de miembro de un grupo no hace a
la form a blanda, difusa, como la que se encuentra en su titular pasible de vigilancia; por el contrario, el
instituciones tales como la ciudad obrera, la caja de hecho de ser un individuo;indica justamente que la
ahorros o la cooperativa de asistencia? persona en cuestión está situada en una institución,
A primera vista, podría decirse que esta reclusión la cual, a su vez, había de constituir el .grupo, la co­
moderna que aparece en el siglo x ix en las institucio­ lectividad que será vigilada. Se entra en la escuela,
nes que he mencionado, es una herencia directa de dos én el hospital o en la prisión en tanto se es un indi­
corrientes o tendencias que encontramos en el siglo viduo. Estas, a su vez, no son formas de vigilancia del
x v iii: la técnica francesa de internación y el proce­ grupo al que se pertenece, son la estructura de vigilan­
dimiento de control de tipo inglés. En la conferencia cia que al convocar a los individuos, al integrarlos, los
anterior intenté explicar cómo se originó en Inglaterra constituirá secundariamente como grupo. Vemos así
la vigilancia social en el control ejercido por los grupos cómo se establece una diferencia sustancial entre dos
religiosos sobre sí mismos, sobre todo entre los grupos momentos en la relación entre la vigilancia y el grupo.
religiosos disidentes, y cómo en Francia la vigilancia y Asimismo, en relación con el modelo francés, la
el control eran ejercidos por un aparato de Estado, internación del siglo xix es bastante distinta de la
- fuertemente investido de intereses particulares, qué que se presentaba en Francia en el siglo xviii. En
esgrimía como sanción principal la internación en pri­ esta época, cuando se internaba a alguien se trataba
siones y otras instituciones de reclusión. Puede decirse, siempre de un individuo marginado en relación con
en consecuencia, que la reclusión del siglo x ix es una su familia, su grupo social, la comunidad a la que
combinación del control moral y social nacido en In­ pertenecía; era alguien fuera de la regla, marginado
glaterra y la institución propiamente francesa y esta­ por su conducta, su desorden, su vida irregular.. La.
tal de la reclusión en un local, un edificio, una internación respondía a esta marginación de hecho
institución, en un espacio cerrado. con una especie de marginación de segundo grado, de
Sin embargo, el fenómeno que aparece en el siglo castigo. Era como si se le dijera a un individuo:
x ix significa una novedad en relación con sus oríge­ «Puesto que te has separado de tu grupo, vamos a
nes. En el sistema inglés del siglo x v in el control se separarte provisoria o definitivamente de la sociedad».
ejerce por el grupo sobre un individuo o individuos En consecuencia puede decirse que en la Francia de
que pertenecen a este grupo. Esta era, al menos, la está época había una reclusión de exclusión.
situación inicial, a finales del siglo x v ii y comienzos En nuestra época todas estas instituciones — fábrica,
del xvm . Los cuáqueros y los metodistas ejercían su escuela, hospital psiquiátrico, hospital, prisión— no
control siempre sobre quienes pertenecían a sus pro­ tienen por finalidad excluir sino por el contrario fijar
pios grupos o se encontraban en el espacio social o a los individuos. La fábrica no excluye a los individuos.

127
los liga a un aparato de producción. La escuela w glaterra y fórmula absolutamente estatal en Francia.
excluye a los individuos, aun cuando los encierra, los En el siglo x ix aparece algo nuevo, mucho más blan­
fija a un aparato de transmisión del saber. El hospital do y rico, una serie de instituciones que no se puede
psiquiátrico no excluye a los individuos, los vincula decir con exactitud si son estatales o extra-estatales,
a un aparato de corrección y normalización. Y ,lo mis­ si forman parte o no del aparato del Estado. En reali­
mo ocurre con el reformatorio y la prisión. Si bien los dad, en algunos casos y según los países y las circuns­
efectos de estas instituciones son la exclusión del indi­ tancias, algunas de estas instituciones son controladas
viduo, su finalidad primera es fijarlos a un aparato por el aparato del Estado. P or ejemplo en Francia el
de normalización de los hombres. La fábrica, la escuela, control estatal de las instituciones pedagógicas funda­
la prisión o los hospitales tienen por objetivo ligar al mentales fue motivó de un conflicto que dio lugar a
individuo al proceso de producción, formación o co­ un complicado juego político. Sin embargo, en el nivel
rrección de los productores que habrá de garantizar en que yo me coloco esta cuestión no es digna de
la producción y a sus ejecutores en función de una consideración: no me parece que esta diferencia sea
determinada norma. muy importante. L o verdaderamente nuevo e intere­
En consecuencia es lícito oponer la reclusión del sante es, en realidad, el hecho de que el Estado y
siglo x v ill que excluye a los individuos del círculo aquello que no es estatal se confunde, se entrecruza
social a la que aparece en el siglo xix, que tiene dentro de estas instituciones. Más que instituciones
por función ligar a los individuos a los aparatos de estatales o no estatales habría que hablar de red ins­
producción a partir de la formación y corrección de titucional de secuestro, que es infraestatal; la dife­
los productores: trátase entonces de una inclusión por rencia entre lo que es y no es aparato del Estado no
exclusión. He aquí por qué opondré la reclusión al me parece importante para el análisis de las funcio­
secuestro; la reclusión del siglo x v iii , dirigida esen­ nes de este aparato general de secuestro, la red de
cialmente a excluir a los marginales o reforzar la mar- secuestro dentro de la cual está encerrada nuestra
ginalidad, y el secuestro del siglo x ix cuya finalidad existencia.
es la inclusión y la normalización. ¿Para qué sirven esta red y estas instituciones?
Por último, existe un tercer conjunto de diferencias Podemos caracterizar la función de las instituciones
en relación con el siglo x v iii que da una configura­ de la siguiente manera: en primer lugar, las institucio­
ción original a la reclusión del xix. En la Inglaterra nes — pedagógicas, médicas, penales e industriales-a­
del siglo x v iii se daba un proceso de control que tienen la curiosa propiedad de contemplar el control,
era, en principio, claramente extraestatal e incluso la responsabilidad, sobre la totalidad o la casi totali­
antiestatal, una especie de reacción defensiva de los dad del tiempo de los individuos: son, por lo tanto,
grupos religiosos frente a la dominación del Estado, unas instituciones que se encargan en cierta manera
por medio de la cual, estos grupos se aseguraban su de toda la dimensión temporal de la vida de los indi-
propio control. Por el contrario, en Francia había un viduos.
aparato fuertemente estatizado, al menos por su forma Con respecto a esto creo que es lícito oponer la
e instrumentos (recuérdese la institución de la lettre- sociedad moderna a la sociedad feudal. En la sociedad
de-cachet) fórmula absolutamente extraestatal en In- feudal y en muchas de esas sociedades que los etnólo­

128 129
gos llaman primitivas, el control de los individuos se natos y las prisiones. Tenemos además algunas formas
realiza fundámentalmente a partir de la inserción local, difusas surgidas, en particular, a partir del momento
por el hecho de que pertenecen a un determinado en que se vio que no era posible administrar aquellas
lugar. El poder feudal se ejerce sobre los hombres en fábricas-prisiones y hubo de volverse a un tipo de tra­
la medida en que pertenecen a cierta tierra: la inscrip­ bajó convencional en que las personas llegan por la
ción geográfica es un medio de ejercicio del poder.. mañana, trabajan, y dejan el trabajo al caer la noche.
En efecto, la inscripción de los hombres equivale a Vemos entonces cómo se multiplican las instituciones
una localización. Por el contrario, la sociedad moder­ en que el tiempo de las personas está controlado, aun­
na que se forma a comienzos del siglo x ix es, en el que no se lo exploté efectivamente én su totalidad,
fondo, indiferente o relativamente indiferente a la para convertirse én tiempo dé trabajo.
pertenencia espacial de los individuos, no sé interesa
A lo largo del siglo xix se dictan una serie de me­
en absoluto por el control espacial de éstos en el sen­
didas Con vistas a suprimir las fiestas y disminuir el
tido de asignarles la pertenencia de una tierra, a un
tiempo de descanso; una técnica muy sutil se elabora
lugar, sino simplemente en tanto tiene necesidad de
durante este siglo para controlar la economía de los
que los hombres coloquen su tiempo a disposición obreros. Por una parte, para qué la economía tuviese
de ella. Es preciso que el tiempo de los hombres se la necesaria flexibilidad era precisó que en épocas crí­
ajuste al aparato de producción, que éste pueda utili­ ticas se pudiese despedir a los individuos; pero por
zar el tiempo de vida, el tiempo de existencia de los otra parte, para que los obreros pudiesen recomenzar
hombres. Este es el sentido y la función del control el trabajo al cabo de esté necesario período de desem­
que se ejerce. Dos son las cosas necesarias para la pleo y no muriesen de hambre por falta de ingresos,
formación de la sociedad industrial: por una parte, es era preciso asegurarles unas reservas. A esto se debe
preciso que el tiempo de los hombres sea llevado al el aumento de salarios que se esboza claramente eñ
mercado, y ofrecido a los compradores quienes, a su Inglaterra en los años 40 y en Francia en la decada
vez, lo cambiarán por un salario; y por otra parte es siguiente. Péro, una vez asegurado que los obreros ten­
preciso que se transforme en tiempo de trabajo. A ello drán dinero hay que cuidar de que no utilicen sus
se debe que encontremos el problema de las técnicas ahorros antes del momento en que queden desocupa­
de explotación máxima del tiempo en todá uña serié dos. Los obreros no deben utilizar sus economías cuán­
de instituciones. do les parezca, por ejemplo, para hacer una huelga o
Recuérdese el ejemplo que he referido, en él se en­ celebrar fiestas. Surge entonces la nécesidad de con­
cuentra este fenómeno en su form a más compacta, en trolar las economías del obrero y de ahí la creación,
estado puro. Una institución compra de una vez para en la década de 1820 y sobre todo, a partir d é los
siempre y por el precio de un premio el tiempo exhaus­ años 40 y 50 de las cajas de ahorro y las cooperativas
tivo de la vida de los trabajadores, de la mañana a la de asistencia, etc., que permiten drenar las ‘economías
noche y de la noche a la máñana. El mismo fenómeno de los obreros y controlar la manera en que son utili­
se encuentra en otras instituciones: en las instituciones zadas. De este modo el tiempo del obrero, no sólo el
pedagógicas cerradas que se abrirán poco a poco con tiempo de su día laboral, sino el de su vida entera,
el transcurso del siglo, en los reformatorios, los orfa­ podrá efectivamente ser utilizado de la m ejor manera

131
posible por el aparato de producción. Y es así que a su existencia. ¿Por qué razón no sólo se enseña a leer
través de estas instituciones aparentemente encami­ en las escuelas sino que además se obliga a las perso­
nadas a brindar protección y seguridad se establece nas a lavarse? Hay aquí una suerte de polimorfismo,
un mecanismo por el que todo el tiempo de la existen­ polivalencia, indiscreción, no discreción, de sincretis­
cia humana es puesto a disposición de un mercado de mo de esta función de control de la existencia.
trabajo y de las exigencias del trabajo. La primera Pero si analizamos de cerca las razones por las qué
función de estas instituciones de secuestro es la explo­ toda la existencia de los individuos está controlada por
tación de la totalidad del tiempo. Podría mostrarse, estas instituciones veríamos que, en el fondo, se trata
igualmente, cómo el mecanismo del consumo y la pu­ no sólo de una apropiación o una explotación de la
blicidad ejercen este control general del tiempo en los máxima cantidad de tiempo, sino también de controlar,
países desarrollados. formar, valorizar, según un determinado sistema, el
La segunda función de las instituciones de secues­ cuerpo del individuo. Si hiciéramos una historia de
tro no consiste ya en controlar el tiempo de los indi­ control social del cuerpo podríamos mostrar que in­
viduos sino, simplemente, sus cuerpos. Hay algo muy cluso hasta el siglo xvm el cuerpo de los individuos
curioso en estas instituciones y es que, si aparente­ es fundamentalmente la superficie de inscripción de
mente son todas especializadas — las fábricas están suplicios y penas; el cuerpo había sido hecho para ser
hechas para producir; los hospitales, psiquiátricos o atormentado y castigado. Ya en las instancias de con­
no, para curar; las escuelas para enseñar; las prisio­ trol que surgen en el siglo xix el cuerpo adquiere
nes para castigar— su funcionamiento supone una dis­ una significación totalmente diferente y deja de ser
ciplina general de la existencia que supera ampliamente aquello que debe ser atormentado para convertirse en
las finalidades para las que fueron creadas. Resulta algo que ha de ser formado, reformado, corregido, en
muy curioso observar, por ejemplo, cómo la inmorali­ un cuerpo que debe adquirir aptitudes, recibir ciertas
dad (la inmoralidad sexual) fue un problema conside­ cualidades, calificarse como cuerpo capaz de trabajar.
rable para los patrones de las fábricas en los comienzos Vemos aparecer así, claramente, la segunda función.
del siglo xix. Y esto no sólo en función de los proble­ La primera función del secuestro era explotar el tiem­
mas de natalidad, que entonces se controlaba muy mal, po de tal modo que el tiempo de los hombres, el vital,
al menos a nivel de la incidencia demográfica: es que se transformase en tiempo de trabajo. La segunda fun­
la patronal no soportaba el libertinaje obrero, la sexua­ ción consiste en hacer que el cuerpo de los hombres se
lidad obrera. Resulta sintomático que en los hospitales, convierta en fuerza de trabajo. La función de transfor­
psiquiátricos o no, que han sido concebidos para curar, mación del cuerpo en fuerza de trabajo responde a la
el comportamiento sexual, la actividad sexual esté pro- función de transformación del tiempo en tiempo de
hibida. Pueden invocarse razones de higiene, no obs- trabajo.
tante, estas razones son marginales en relación con r o t e r r e r o f n n n r i n flfrm fic < riu ^ 1 rittic T O T T e s -d e -~ s e c u e s ­
una especie de decisión general, fundamental, univer­ tros consiste en la creación de un nuevo y curioso tipo
sal de que un hospital, psiquiátrico o no, debe en­ de poder. ¿Cuál es la forma de poder que se ejerce en
cargarse no sólo de la función particular que ejerce estas instituciones? Un poder polimorfo, polivalente.
sobre los individuos sino también de la totalidad de En algunos casos hay por un lado un poder económi-

132 133
co: en una fábrica el poder económico ofrece un sa- Por último, hay una cuarta característica del po­
larío a cambio de un tiempo de trabajo en un aparato der. Poder que de algún modo atraviesa y anima a es­
de producción que pertenece al propietario. Además tos otros poderes. Trátase de un poder epistemológi­
de éste existe un poder económico de otro tipo: el ca­ co, poder de extraer un saber de y sobre estos indivi­
rácter pago del tratamiento en ciertas instituciones hos­ duos ya sometidos a la observación y controlados por
pitalarias. Pero, por otro lado, en todas estas institu- estos diferentes poderes. Esto se da de dos maneras.
ciones hay un poder que no es sólo económico sino Por ejemplo, eh una institución como la fábrica el tra­
también político. Las personas que dirigen esas insti­ bajo del obrero y el saber que éste desarrolla acerca
tuciones se arrogan el derecho de dar órdenes, estable­ de su propio trabajo, los adelantos técnicos, las peque-
cer reglamentos, tomar medidas,. expulsar a algunos „ñas invenciones y ,descubrimientos, las micro-adapta­
individuos y aceptar a otros, etc. En tercer lugar, este ciones que puede hacer en el curso dé su trabajo, son
mismo poder, político y económico, es también judi­ inmediatamente anotadas y registradas y, por consi­
cial. En estas instituciones no sólo se dan órdenes, se guiente, extraídas de su práctica por el poder que se
toman decisiones y se garantizan funciones tales como ejerce sobré él a través de la vigilancia. Así, poco a
la producción o el aprendizaje, también se tiene el de­ poco, el trabajo del obrero es asumido ñor cierto sa­
recho de castigar y recompensar, o de hacer compare­ ber de la productividad, saber técnico de la producción
cer ante instancias de enjuiciamiento. E l micro-poder que permitirá un refuerzo del control. Comprobamos
que funciona en el interior de estas instituciones es al de esta manera cómo se forma un saber extraído de los
mismo tiempo un poder judicial. individuos mismos a partir de su propio comporta­
Resulta sorprendente comprobar lo que ocurre en miento. -
las presiones, a donde se envía a los individuos Además de éste hay un segundo saber que se forma
que han sido juzgados por un tribunal pero que, no de la observación y clasificación de los individuos, dél
obstante ello, caen bajo la observación de un micro- registro, análisis y comparación de sus comportamien­
tribunal permanente, constituido por los guardianes y tos. Al Jado de este saber tecnológico propio de todas
el director de la prisión que, día y noche, los castigan las instituciones de secuestro, nace un saber de ob­
según su comportamiento. E l sistema escolar se basa servación, de algún modo clínico, el de la psiquiatría,
también en una especie de poder judicial: todo el tiem­ la psicología, la psico-sociología. la criminología, etc.
po se castiga y se recompensa, se evalúa, se clasifica, Los individuos sobre los que se ejerce el poder pueden
se dice quién es el m ejor y quién el peor. Poder judicial ser el lugar de donde se éxtrae el saber que ellos mis­
que, en consecuencia, duplica el modelo del poder judi­ mos forman y que será retranscrito y acumulado según
cial. ¿Por qué razón para enseñar algo a alguien, ha de nuevas normas; o bien pueden ser objetos de un sá-
castigarse o recompensarse? El sistema parece eviden­ ber que permitirá a su vez nuevas formas de control.
te pero si reflexionamos veremos que la evidencia se Por ejemplo, hay. un saber psiquitárico que nació y se
disuelve; leyendo a Nietzsche vemos que puede con­ desarrolló hasta Freud, quien produjo la primera rup­
cebirse un sistema de transmisión del saber que no se tura. El saber psiquiátrico se form ó a partir de. un
coloque en el seno de un aparato sistemático de poder campo de observación ejercida práctica y exclusivamen­
judicial, político o económico. te por los médicos que detentaban el poder en un cam-

134 135
\

po institucional cerrado: el asilo u hospital psiquiátri­ dad legalista de Beccaria? En mi opinión, la prisión
co. La pedagogía se constituyó igualmente a partir de se impuso simplemente porque era la forma concentra­
las adaptaciones mismas del niño a las tareas escola­ da, ejemplar, simbólica, de todas estas instituciones
res, adaptaciones que, observadas y extraídas de su de secuestro creadas en el siglo xix. De hecho, la pri­
comportamiento, se convirtieron en seguida en leyes sión es isomorfa a todas estas instituciones. En el gran
de funcionamiento de las instituciones y forma de po­ panoptismo social cuya función es precisamente la
der ejercido sobre él. r transformación de la vida de los hombres en fuerza
- En esta tercera función de las instituciones de se­ productiva, la prisión cumple un papel mucho más
cuestro a través de los juegos de poder y saber — po­ simbólico y ejemplar que económico, penal o correcti­
der múltiple y saber que interfiere y sé ejerce simul­ vo. La prisión es la imagen de la sociedad, su imagen
táneamente en estás instituciones— tenemos la trans­ invertida, una imagen transformada en amenaza. La
formación de la fuerza del tiempo y la fuerza de tra­ prisión emite dos discursos: «H e aquí lo que la socie­
bajo y su integración en la producción. Que el tiempo dad es; vosotros no podéis criticarme puesto que yo
de la vida se convierta en tiempo de trabajo, que éste hago únicamente aquello que os hacen diariamente en
a su vez se transforme en fuerza de trabajo y que la la fábrica, en la escuela, etc. Y o soy pues, inocente, soy
fuerza de trabajo pase a ser fuerza productiva: todo apenas una expresión de un consenso social». En la
esto es posible por el juego de una serie de institu­ teoría de la penalidad o la criminología se encuentra
ciones que, esquemática y globalmente, se definen como precisamente esto, la idea de que la prisión no es una
instituciones de secuestro. Creo que cuando examina­ ruptura con lo que sucede todos los días. Pero al mis­
mos de cerca a estas instituciones de secuestro nos mo tiempo la prisión emite otro discurso: «L a m ejor
encontramos siempre con un tipo de envoltura gene­ prueba de que vosotros no estáis en prisión es que yo
ral, un gran mecanismo de transformación, cualquie­ existo como institución particular separada de las de­
ra sea el punto de inserción o de aplicación particular más, destinada sólo a quienes cometieron una falta
de estas instituciones: cómo hacer del tiempo y el contra la ley».
cuerpo de los hombres, de su vida, fuerza productiva. Así, la prisión se absuelve de ser tal porque se ase­
El secuestro asegura este conjunto de mecanismos. m eja al resto y al mismo tiempo absuelve a las demás
Para terminar, desarrollaré precipitadamente algu­ instituciones de ser prisiones porque se presenta como
nas conclusiones. En primer lugar creo que este aná­ válida únicamente para quienes cometieron una falta.
lisis permite explicar la aparición de la prisión, una Esta ambigüedad en la posición de la prisión me pare­
institución que, como hemos visto, resulta ser bastan­ ce que explica su increíble éxito, su carácter casi evi­
te enigmática. ¿Cómo es posible que partiendo de una dente, la facilidad con que se la aceptó a pesar de que,
teoría del Derecho Penal como la de Beccaria pueda desde su aparición en la época en que se desarrollaron
llegarse á algo tan paradójico como la prisión? ¿Cómo los grandes _penáles”déíT817 a 1830, todo el^müíido' sa^
pudo imponerse una institución tan paradójica y llena bía cuáles eran sus inconvenientes y su carácter funes­
de inconvenientes a un derecho penal que, en aparien­ to. y dañino. Esta es la razón por la que la prisión
cia, era rigurosamente racional? ¿Cómo pudo impo­ puede incluirse y se incluye de hecho en la pirámide de
nerse un proyecto de prisión correctiva a la racionali­ los panoptismos sociales.

136 137
La segunda conclusión es más polémica. Alguien haciendo de ellos agentes productivos, trabajadores. La
dijo: la esencia completa del hombre es el trabajo. En ligazón del hombre con el trabajo es sintética, políti­
verdad esta tesis ha sido enunciada por muchos: la ca; es una ligazón operada por el poder. N o hay plus-
encontramos en Hegel, en los post-hegelianos, y tam­ ganancia sin sub-poder. Cuando hablo de sub-poder me
bién en Marx, en todo caso en el Marx de cierto pe­ refiero a ese poder que se ha descrito y no me refiero
ríodo, diría Althusser; como yo no me intereso por los al que tradicionalmente se conoce como poder político:
autores sino por el funcionamiento de los enunciados no se trata de un aparato de Estado ni de la clase .en
poco importa quién lo dijo o cuándo. Lo que yo qui­ el poder, sino del conjunto de pequeños poderes e ins­
siera que quedara en claro es que el trabajo no es en tituciones situadas en un nivel más bajo. Hasta ahora
absoluto la esencia concreta del hombre o la existen­ he intentado hacer el análisis deí sub-poder como con­
cia del hombre en su forma concreta. Para que los dición de posibilidad de la plus-ganancia. , .,
hombres sean efectivamente colocados en el trabajo La última conclusión es que este sub-poder, con­
y ligados a él es necesaria una operación o una serie dición de la plus-ganancia provocó al. establecerse y
de operaciones complejas por las que los hombres se entrar en funcionamiento el nacimiento de una serie
encuentran realmente, no de una manera analítica Sino de saberes —-saber del individuo, de la normalización,
sintética, vinculados al aparato de producción para el saber correctivo— que se multiplicaron en estas ins­
que trabajan. Para que la esencia del hombre pueda tituciones del sub-poder haciendo que surgieran las
representarse como trabajo se necesita la operación o llamadas ciencias humanas y el hombre como objeto
la síntesis operada por un poder político. de Ja ciencia.
Por lo tanto, creo que no puede admitirse pura y Puede verse así, cómo es que la descripción de la
simplemente el análisis tradicional del marxismo que plus-ganancia implica necesariamente el cuestionamien-
supone que, siendo el trabajo la esencia concreta del to y el ataque al sub-poder y cómo se vincula éste for­
hombre, el sistema capitalista es el que transforma este zosamente al cuestionamiento de las ciencias humanas
trabajo en ganancia, plus-ganancia o plus-valor. En V del hombre como objeto privilegiado y fundamental
efecto, el sistema capitalista penetra mucho más pro­ de un tipo de saber. Puede verse también — si mi aná­
fundamente en nuestra existencia. Tal como se instau­ lisis es correcto— que no podemos colocar a las cien­
ró en el siglo xix, este régimen se vio obligado a elabo­ cias del hombre al nivel de una ideología que es mero
rar un conjunto de técnicas políticas, técnicas de po­ reflejo v expresión en la conciencia de las relaciones
der, por las que el hombre se encuentra ligado al traba­ de producción. Si es verdad lo que digo, ni estos sa­
jo, por las que el cuerpo y el tiempo de los hombres beres ni estas formas de poder están por encima de las
se convierten en tiempo de trabajo y fuerza de traba­ relaciones de producción, no las expresan y tamnoco
jo y pueden ser efectivamente utilizados para transfor­ permiten reconducirlas. Estos saberes y estos poderes
marse en plus-ganancia. Pero para que haya plus-ga­ están firmemente arraigados no sólo en la existencia
nancia es preciso que haya sub-poder, es preciso que al de los hombres sino también en las relaciones de pro­
nivel de la existencia del hombre se haya establecido ducción. Esto es así porque para eme existan las re­
una trama de poder político microscópico, capilar, ca­ laciones de producción que caracterizan a las socieda­
paz de ¿ ja r a los hombres al aparato de producción. des capitalistas, es preciso que existan, además de

138 139
ciertas determinaciones económicas, estas relaciones
de poder y estas formas de funcionamiento de saber.
Poder y saber están sólidamente enraizados, no se su­
perponen a las relaciones de producción pero están
mucho más arraigados en aquello que las constituye.
Llegamos así a la conclusión de que la llamada ideolo­
gía debe ser revisada. La indagación y el examen son
Precisamente formas de saber-poder que funcionan al
nivel de la apropiación de bienes en la sociedad feudal
y al nivel de la producción y la constitución de la plus-
ganancia capitalista. Este es el nivel fundamental en
que se sitúan las formas de saber-poder tales como la
indagación y el examen.
APENDICE

140

%s
Roberto Óswaldo Cruz:
Después de la obra de Deleuze, Anti-Edipo, ¿cómo
sitúa usted la práctica psicoanalítica? ¿Piensa que es­
taría condenada a desaparecer?

Michel Foucault:
N o estoy seguro de que sólo con la lectura del li­
bro de Deleuze se pueda responder á esta pregunta.
No sé si aun él mismo podría hacerlo. Me parece que
Guattari, coautor del libro y psicólogo, psiquiatra y
psicoanalista ilustre, continúa practicando curas que,
! ${ al menos en algunos de sus aspectos, se asemejan a la
terapéutica psicoanalítica. Lo esencial del libro de De­
leuze es que cuestiona la relación dé poder que se es­
tablece en la cura psicoanalítica entre el psicoanalista
y el paciente, relación de poder bastante semejante a
la que existe en la psiquiatría clásica. Creo que lo esen­
cial del libro consiste en mostrar de qué manera el
Edipo, el triángulo edípico, lejos de ser lo que descu-

* T.as cinco conferencias de M ichel Foucault dieron lugar


a un debate final en el que participaron, adem ás del confe­
renciante, Affonso Romano de Sant* Anna, Chain Kátz, Hélio
Pelegrino, Luis Costa Lim a, M ilton José Pinto, M aría Teresa
Am aral, R oberto M achado, Roberto Q sw aldo Cruz y Rose M u­
rara. (N . del E .)

143
psicoanálisis, lo que libera el discurso del pa­ nalidad sino una imposición, una contrainte por la que
ciente en el diván es, por el contrario, una especie de el psicoanalista, representando a la sociedad triangu­
instrumento de bloqueo mediante el cual el psicoana­ la el deseo..
lista impide la liberación y expresión del deseo del en­
fermo.
Deleuze describe al psicoanálisis como una tarea de Helio Pelegrino:
refamiíiarización o familiarización forzada de un de­
seo que, según él, no nace en la familia, no tiene en Creo qué Edipo es eso, pero no exclusivamente, es-
ella su objeto o su centro de delimitación. esa contrainte pero también es algo más. En la con-
¿Cómo situar una posible desaparición del psicoa­ férencia usted habló sobre el Edipo. Su posición me
nálisis? El problema es ¿existe acaso una cura psicoté- parecía muy curiosa. Usted parece distinguir un Edi­
rapéutica, moral, que no pase por cualquier tipo de po que es el poder, de' la ciencia, un Edipo que desci­
relación de poder? Esto es m otivo de discusión. fra enigmas, pero que todavía no es el Edipo de la con­
A mi modo de ver, en el libro de Deleuze no está ciencia; es un Edipo científico, del conocimiento. Tam­
muy claro qué se entiende por versión máxima y míni­ bién hay un Edipo de la sabiduría. Entonces, el poder
ma. La versión mínima pretende decir que el comple­ y la ciencia se unen en Edipo para reprimir el trauma
jo de Edipo es esencialmente el instrumento mediante originario de Edipo, el hecho de haber sido condenado
el cual el psicoanalista encuentra en la familia los mo­ a muerte por su madre Yocasta y su padre Layo. En
vimientos y el flujo del deseo. La versión máxima con­ el fondo rechaza la mácula, se defiende de su propia
siste en decir que el simple hecho de que alguien sea noche siendo hombre de poder y de ciencia. ¿De qué
señalado como enfermo, el simple hecho de que se se defiende? De la noche, pero, ¿qué es la noche? La
trate ya indica entre él y su médico, o entre él y los muerte. Edipo no quiere ser un hombre condenado a
que lo rodean, o entre él y la sociedad que lo designa muerte. É l fue condenado a muerte por Yocasta y
como enfermo, una relación de poder. Esto es, preci­ Layo, pero todos nosotros estamos condenados a muer­
samente, lo que debe ser eliminado. te desde el momento en que nacemos. Como Edipo
La noción de esquizofrenia que encontramos en desiste de una visión que sirve para no ver — ya que an­
Anti-Edipo es la más general y en consecuencia, la me­ tes de la indagación policial y militar que se hizo a sí
nos elaborada; es un espacio en el que se sitúan to­ mismo tenía ojos para no ver— , del momento en que
dos los individuos. Esta noción de esquizofrenia no está asumió la ceguera, lo oscuro y la noche, comenzó a
clara, ¿será que la esquizofrenia tal como la entiende ser un hombre sabio. Pienso, por lo tanto, que Edipo
Deleuze debe ser interpretada como la manera en que es también un hombre de libertad. El problema edípi-
la sociedad en un determinado momento impone a los co no es solamente contrainte sino también una tenta­
“individuos ciertas'TefaclOnes de p o d e r ? ¿ 0 será que la tiva—de-superarla—para—enceguecerse,_paxa^_perder_Ja_
esquizofrenia es la propia estructura del deseo no edí- visión paranoica, el conocimiento, la ciencia, el poder,
pico? Creo que Deleuze se inclinaría a decir que lo que para poder adquirir, en fin, la sabiduría.
él llama esquizofrenia es un deseo no edipizado. Por
Edipo entiende no un estado constitutivo de la perso-

144 145
de miedo del nacimiento. En mi opinión incestuoso es
Michel Foucault: aquel que quiere destruir el triángulo para form ar una
Con toda franqueza, debo decir que no estoy de diada. En el fondo el proyecto original del incestuoso
acuerdo con lo que Vd. dice sino con la forma en que es no haber nacido y por lo tanto no ser condenado a
encara las cosas. Yo no me coloco en ese nivel. N o ha­ muerte. De ahí ese rencor, fundamental en psicoanáli­
blé de Edipo; Edipo para mí no existe. Existe un texto sis, contra nuestras madres; habernos dado a luz
de Sófocles titulado Edipo rey, otro llamado Edipo es algo que no les perdonamos. El problema del Edipo
en Coloría y una serie de textos griegos anteriores y más que de deseo es un problema de miedo al deseo.
posteriores a Sófocles que cuentan una historia. Pero
decir que Edipo tiene miedo de la muerte significa Michel Foucault:
que usted hace un análisis que yo llamaría pre-deleu-
Ustedes pensarán que soy detestable y tendrán ra­
ziano. Post-freudiano pero pre-deleuziano. Usted ad­
zón, sov detestable. Y o a Edipo no lo conozco. Cuando
mite esa especie de identificación constitutiva entre
usted dice que Edipo es o no el deseo respondo, ¿quién
Edipo y nosotros. El análisis deleuziano consiste en
es Edipo?, ¿qué es eso?
decir que Edipo no es nosotros sino los otros. Edipo
es los otros, eLotro, ese gran otro que constituye el
médico, el psicoanalista. Es, si ustedes quieren, la fa­ Hélio Pelegrino:
milia en cuanto poder, y el psicoanalista como poder. Una estructura fundamental de la existencia hu­
Nosotros somos Edipo en la medida en que aceptamos mana.
ese juego de poder. En mi análisis sólo me referí a la
obra de Sófocles.y Edipo no es el hombre del poder. Michel Foucault:
Sófocles casi no habla de incesto en Edipo rey, habla
tan sólo de asesinato del padre. Por otro lado el desa­ Le responderé en términos absolutamente deleuzia-
rrollo de la obra es un conflicto entre ellos, ciertos pro­ nos: no es en absoluto una estructura fundamental de
cedimientos de verdad, medidas de carácter proféti- la existencia humana sino cierto tino de contrainte.
co y religioso y otras netamente judiciales. Sófocles una relación de poder que la sociedad, la familia, el
abordó ese juego de búsqueda de la verdad. Por esto poder político establece sobre los individuos.
la obra parece más una historia dramatizada del dere­
cho griego que la representación del deseo incestuoso. Hélio Pelegrino:
Mi tema, y en eso sigo a Deleuze, es que Edipo no La familia es una fábrica de incesto.
existe.
Michel Foucault:
Hélio Pelegrino:
Encaremos .la cuestión de otra manera. La discu­
Creo que usted tiene razón en el sentido de que el sión se instaura cuando se afirma que la madre es el
Edipo, tal como nosotros lo entendemos, en el fondo primer objeto de deseo. Deleuze les dirá, y estoy nue­
no es tanto un problema de deseo cuanto un problema vamente con él, ¿porque habría de desear a la propia

147
madre? Una madre-así ya no es tan divertido. Se desean nico de posibilidades que son las nuestras de adulto.
cosas, historias, cuentos, Napoleón, Juana de Arco, et­ Inclusive en el problema de la psicosis el otro es el
cétera, todas estas cosas son objetos de deseo. mundo, todas las cosas. Pero para el niño recién nacido
por una cuestión de dependencia inexorable la madre
Hélio Pelegrino: \ se transforma casi por contrainte biológica en su ob­
jeto primordial.
Pero también el otro es objeto de deseo. La madre
es el primer otro, y se constituye en dueña del niño. Michel Foücault:

Michel Foucault: En este punto es preciso tener cuidado con las pa­
labras. Si usted dice que el sistema de existencia fa­
En este punto Deleuze les dirá que no es la madre miliar, de educación, de cuidados dispensados a los ni­
quien constituye el otro. E l otro fundamental es lo ños, produce el deseo del niño de tener como primer
esencial del deseo. objeto, primero cronológicamente, a la madre, creo
que puedo estar de acuerdo. Esto nos remite a la es­
Hélio Pelegrino: tructura histórica de la familia, de la pedagogía, de los
¿Cuál es el otro fundamental del deseo? cuidados dispensados al niño; pero si usted dice que la
madre es el objeto primordial, el objeto esencial, fun­
damental, que el triángulo edípico caracteriza la. estruc­
Micfcel Foucault:
tura fundamental de la existencia humana yo estoy en
N o hay otro fundamental del deseo, hay todos los desacuerdo.
otros. El pensamiento de Deleuze es profundamente
pluralista. Hizo sus estudios al mismo tiempo que yo. Hélio Pelegrino:
Preparaba una tesis sobre Hume mientras yo lo hacía
Existen unas experiencias de un psicoanalista muy
sobré Hegel. Y o era en ese entonces comunista y él ya
importante llamado René Spiíz, que muestran el fenó­
era pluralista, y creo que eso siempre , lo ayudó. Su
meno del hospitalismo. Los niños que no han tenido
preocupación fundamental es lograr una filosofía no
contacto con la madre mueren por falta de «madre
humanista, no militar, pluralista, de la diferencia, de
materna».
lo empírico en el sentido más o menos metafísico de
la palabra.
Michel Foucault:

Hélio Pelegrino: Comprendo. Eso no prueba que la madre sea indis­


pensable sino que el hospital no es bueno.
----- Se-refiere-a-los-niños-como-si-se_tEatara_de_adultos._
El niño, por definición, no puede tener ese pluralismo, Hélio Pelegrino:
ese registro de objetos. Es algo característico de la
relación que nosotros establecemos con el mundo. N o La madre es necesaria pero no suficiente. Tiene que
podemos sobrecargar a un recién nacido con ese aba- dar, además de la atención de las necesidades, amor.

148 149

19
Michel Foucault:
Michel Foucault:
Me siento un poco molesto porque estoy obligado Hay dos palabras fundamentales en su pregunta:
a hablar en nombre de Deleuze en un dominio que no mito e interpretación. Y o no hablé del mito de Edipo
es el mío. El psicoanálisis propiamente dicho es más sino de la tragedia de Sófocles. He dejado de lado el
el tema de Guattari que el de Deleuze. Volviendo a la conjunto dé textos que se refieren a los mitos griegos,
historia de Edipo diré que yo no he hecho una reinter- al mito griego de Edipo. Hice el análisis de un texto y
Dretación del mito de Edipo sino que he intentado no no de un misterio. Quise desmitificar esa historia de
hablar de Edipo como una estructura primordial, fun­ Edipo, tomar la tragedia de Sófocles sin relacionarla
damental, universal. Simplemente he intentado anali­ con su fondo mítico sino con algo bien diferente: las '
zar la tragedia de Sófocles, que muestra claramente prácticas judiciales. Aquí aparece el problema de la
que nunca se trata d e : culpabilidad o inocencia, que interpretación:- yo ño busqué él sentido del mito, lo
apenas se refiere "a la cuestión del incesto. Me parece que hice o quiero hacer en mi análisis es ocuparme más
mucho más interesante reubicar la historia de Sófocles del tipo de discurso que se desarrolla en la obra que
en una historia de la búsqueda de la verdad que en de las palabras, la manera en que los personajes se
una historia del deseo o en la mitología como expre­ hacen preguntas y se responden unos a otros. Algo
sión de la estructura esencial y fundamental del deseo. así como la estrategia del discurso de unos en relación
Trasladar la tragedia de Sófocles de una mitología del con los otros, las tácticas empleadas para llegar a la
deseo hacia una historia absolutamente real, históri­ verdad. En las primeras escenas encontramos un tipo
ca, de la verdad. de preguntas y respuestas, un tipo de información que
es característica de los oráculos, las adivinaciones, en
Mílton José Pinto: suma, del conjunto de prescripciones religiosas. La ma­
nera en que se formulan preguntas y respuestas, las
En su segunda conferencia usted dio al mito de Edi­
palabras empleadas, el tiempo de los verbos, indica
po una interpretación— y aquí empleo la palabra en
un tipo de discurso prescriptivo, profético. Al final de
el sentido nietzscheano, que usted definió en su confe­
la obra me impresionó, en la confrontación de los dos
rencia del lunes— completamente diferente de la in­
esclavos, el de Corinto y el de Citerón, que Edipo de­
terpretación freudiana y la más reciente de Lévi-
sempeña exactamente el papel de un magistrado grie­
Strauss, para citar sólo dos interpretaciones de este
go del siglo v. Edipo pregunta a cada esclavo: ¿«Eres
famoso mito. En su opinión, ¿su interpretación es más
tú mismo aquél que...?», etc. Si se reconocen entre si
válida que las otras o todas están en el mismo nivel
«¿Reconoces a este hombre?»; o bien: «¿Es éste quien
de importancia? ¿Habría alguna que sobredeterminara te dice tal cosa? ¿Viste tal cosa? ¿Te acuerdas?» Esta
a las otras? ¿Piensa usted que el sentido de un dis­ es exactamente la form a del nuevo procedimiento de
curso se fundamenta en una interpretación privilegia­ búsqueda de la verdad que comenzó a ser utilizado a
da o en el conjunto de todas esas interpretaciones? fines del siglo v i y en el v. Tenemos la prueba en el
¿Puede decirse que la interpretación es el lugar donde texto ya que en cierto momento, cuando el esclavo de
se anula la diferencia sujeto-objeto? Citerón no se atreve a decir la verdad, que recibió el
150 151
\

niño dé manos de Yocasta y que, en vez de exponerlo


a la muerte, se lo dio a otro esclavo; para no Confe­ Michel Foucault:
sar se niega a hablar. EdipoJe dice: \«Si no hablas te Y o me coloqué como un sujet de conocimiento...
haré torturar». En el derecho griego del siglo v el que
interrogaba tenia el derecho de mandar a torturar al
M ilton José Pinto:
esclavo de otro para saber la verdad. En Demóstenes
todavía encontramos algo similar: ja amenaza de man­ M e refiero sobre todo a su primera conferencia, en
dar torturar al esclavo ' de su adversario para obtener la que planteó el problema de que el sujeto mismo es
la verdad. El objeto y base de mi; análisis era, esen­ form ado p or la ideología.
cialmente, la forma del discurso como estrategia ver­
bal para conseguir la verdad. Por lo tanto, no se trata Michel Foucault:
de una interpretación en sentido literario ni de un
análisis a la manera de Lévi-Strauss. ¿Responde eso a No, en absoluto, no por la ideología. Precisé bien
su pregunta? que no era un análisis de tipo ideológico el que presen­
taba. Retomemos lo que decía ayer. Si leen a Bacon, o
M il ton José Pinto: en todo caso la tradición de la filosofía empirista y la
ciencia experimental, la ciencia observacional inglesa o
En cuanto a la diferencia entre sujeto y objeto us­
a partir de fines del siglo x v i la francesa, ustedes verán
ted presentó en su análisis un sujeto de conocimiento
un sujeto de alguna forma neutro, sin prejuicios que,
y un objeto a conocer. En su primera conferencia us­
frente al mundo exterior es capaz de ver lo que pasa,
ted intentó, justamente, mostrar que no existía tal
diferencia. captarlo, compararlo. Este tipo de sujeto al mismo
tiempo vacío y neutro, que sirve de punto de conver­
Michel Foucault: gencia para todo el mundo empírico es el que se con­
vertirá en el sujeto enciclopédico del siglo xvin. ¿Cómo
¿Me podría explicitar un poco más su primera pro­ se form ó ese sujeto? ¿Es acaso un sujeto natural?
posición? Usted tuvo la impresión de que yo hacía una ¿Todo hombre puede hacer eso o habrá que admitir
diferencia entre el sujeto del conocimiento y... que si no lo hizo antes del siglo xv o del xvi fue por­
que tenía prejuicios o ilusiones? ¿Tenía velos ideológi­
Milton José Pinto:
cos que le impedían dirigir esa mirada neutra y acoge­
Me parece que usted se colocaba como un sujeto dora sobre el mundo? Esta es la interpretación tradi­
que busca conocer una verdad, una verdad objetiva. cional y creo que sigue siendo la interpretación de los
marxistas según la cual, la carga ideológica de cierta
Michel Foucault: época impedía que... Y o diría que un análisis así no
7 "¿Usted quiere decir que yo me coloqué? me parece~suficiente.-De hecho-ese-sujeto supuestamen-
te neutro es también una producción histórica. Se ne­
Milton José Pinto: cesitó toda una red de instituciones y prácticas, para
Sí, es lo que yo entendí. llegar a esa especie de punto ideal a partir del cual los

152

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hombre podrían dirigir al mundo una mirada de püra tóricos reales e importantes. Es un poco lo que hace
observación. En conjunto me parece que la constitu­ Deleuze en sus últimas investigaciones a propósito del
ción histórica de esa forma de objetividad podría ser proceso psicoanalítico, Allí se intenta ver cómo en la
encontrada en las prácticas jurídicas y, en particular, cura psicoanalítica se realiza esa estrategia del discur­
en la práctica de la enquéte. ¿Responde esto a su pre­ so, estudiar la cura psicoanalítica no tanto como pro­
gunta? ceso de desvelamiento sino más bien como un juego
estratégico entre dos personas que hablan, donde una
María Teresa Amaral: se calla y cuyo silencio estratégico es tan importante
como el discurso. Así, los tres proyectos de qüe hablé
¿Usted tiene la intención de desarrollar el estudio
no son incompatibles, ya que se trata de aplicar una
del discurso por la estrategia?
hipótesis de trabajo a un dominio histórico.
Michel Foucault:
Affonso Romano de Sant’ Arma:
Sí, sí. ,
Considerando su posición de estratega, ¿sería per­
tinente aproximarlo a la problemática del pharmakon
María Teresa Amaral:
y colocarlo del lado de los sofistas (verosimilitud) y nó
¿Ese sería su tema de investigación? de los filósofos (palabra de la verdad)?

Michel Foucault: Michel Foucault:


Yo dije que tenía tres proyectos que convergían En este punto estoy radicalmente del lado de los
pero que no son del mismo nivel. Por un lado una es­ sofistas. M i primera clase en el Collége de France fue
pecie de análisis del discurso como estrategia, a la ma­ sobre los sofistas. Creo que son muy importantes por­
nera de lo que hacen los anglosajones, en particular que en ellos hay una práctica y una teoría del discurso
Wittgenstein, Austin, Strawson, Searle. Lo que me pa­ que son esencialmente estratégicas; establecemos dis­
rece un poco limitado en el análisis dé Searle, Straw­ cursos y discutimos no para llegar a la verdad sino
son, etc., es que son análisis de la estrategia de un dis­ para vencerla. Es un juego: ¿quién perderá? ¿Quién
curso que.se realiza alrededor de una taza de té, en vencerá? Por esto me parece muy importante la lucha
un salón de Oxford, que sólo hablan de juegos estraté­ entre Sócrates y los sofistas. Para Sócrates no vale la
gicos que son interesantes pero que me parecen pro­ pena hablar si no es para decir la verdad. Para los so­
fundamente limitados. El problema sería saber si no fistas, hablar, discutir y procurar conseguir la victoria
se puede estudiar la estrategia del discurso en un con­ a cualquier precio, valiéndose hasta de las astucias más
texto más real o en el interior de prácticas que son di­ groseras, es importante porque para ellos la práctica
ferentes de las conversaciones de salón. Por ejemplo, del discurso no está disociada del ejercicio del poder.
en la historia de las prácticas judiciales me parece que Hablar es ejercer un poder, es arriesgar su poder,
se puede aplicar una.hipótesis, proyectar un análisis arriesgar, conseguirlo o perderlo todo. Allí hay algo
estratégico del discurso en el interior de procesos his­ muy interesante que el socratismo y el platonismo ále-

155
jaron completamente: el hablar, ei logos, a partir de
Sócrates no es más el ejercicio de un poder, es un lo­ Michel Foucault:
gos que no es más que un ejercicio de la memoria. Este Los discursos son efectivamente acontecimientos,
pasaje del poder a la memoria es algo muy importante. tienen una materialidad.
En tercer lugar, me parece igualmente importante ,en
los sofistas esa idea de que el logos o discurso es algo
Roberto Machado:
que tiene una existencia material. Esto quiere decir
que en los juegos sofísticos una vez que se dijo algo N o hablo de los suyos, hablo de otros discursos du­
esto que se dijo permanece dicho. En el juego entre rante toda la historia del discurso.
los sofistas se discute diciendo: «usted dijo tal cosa»,
usted lo dice y queda atado a lo que dijo sin poder li­ Michel Foucault:
brarse de ello. Esto no ocurre por un principio de con­
tradicción, que poco les importa, sino porque lo que Es cierto, pero me veo en la obligación de decirle
se dice está ahí materialmente. Jugaron mucho con la qué entiendo por discurso. El discurso funcionó exac­
materialidad del discurso, con esa contradicción, esas tamente así. Simplemente toda una tradición filosófica
paradojas que deleitaron luego a los historiadores. lo disfrazó, lo ocultó. Alguien en mi conferencia, un es­
Fueron ellos los primeros que dijeron: «¿E s que cuan­ tudiante de Derecho, dijo: «E toy muy contento, al
do pronuncio la palabra "carroza” la carroza pasa efec­ fin se rehabilita el Derecho». Todo el mundo se rió
tivamente por mi boca? Si una carroza no puede pa­ pero yo no quise responder a su observación y él con­
sar a través de mi boca, no puedo pronunciar la pala­ tinuo: «Está muy bien lo que usted dice». Porque de
bra “carroza"». Los sofistas jugaron con esta doble ma­ hecho hubo siempre una cierta dificultad, una cierta
terialidad, con esta de que hablamos y con la palabra ignorancia de la filosofía no respecto de la teoría del
misma. Pero como para ellos el logos era al mismo Derecho — toda la filosofía occidental ha estado ligada
tiempo un acontecimiento que se había producido de a ella— sino de la práctica del Derecho, la práctica
una vez por todas la batalla había sido realizada y nada judicial. En el fondo hay una gran oposición entre el
más se podía hacer. La frase había sido dicha. A par­ retórico y el filósofo. El desprecio que el filósofo,
tir de ahí los historiadores desarrollaron el problema el hombre de la verdad y el saber, siempre tuvo por
de lo corporal, de lo incorpóreo, que me es relativa­ quien no pasaba de ser un orador. El retórico es el
mente indiferente. Más aún, el logos platónico tiende hombre del discurso, de la opinión, aquél que procura
a ser cada vez más inmaterial, más que la razón huma­ efectos, conseguir la victoria. Esta ruptura entre filo­
na. La materialidad del discurso, el carácter fáctico del sofía y retórica me parece más característica del tiem­
discurso, la relación entre discurso y poder, eran un po de Platón. Se trataría de reintroducir la retórica,
núcleo-de-ideas-muy-interesantes-que-el-platonismo-y -el-orador,-la-lucha-del-discurso-en-el-campo-deLaná^-
el socratismo dejaron totalmente de lado en provecho lisis, no para hacer como los lingüistas un análisis sis­
de una cierta concepción del saber. temático de los procedimientos retóricos sino para
estudiar el discurso, aun el discurso, de la verdad, como
Roberto Machado:
procedimientos retóricos, manera de vencer, de pro­
(...)
156 157

1
ducir acontecimientos, decisiones, batallas, victorias; parte de usted, de proponer una estrategia del lengua­
para r e to m a r la filosofía. je: discurso como estrategia, ya no como búsqueda de
la verdad sino como ejercicio del poder. Y o sacaría una
Roberto Machado: primera , conclusión, que es en alguna medida provo­
cadora: creo que lo que se propone es una vuelta al
¿Es preciso destruir la voluntad de verdad?
régimen de épreuve contra el de etiquete. La segunda
conclusión es que si estableciéramos la cadena: Edipo
Michel Fouéault:
actualizado, imperialismo del significante en oposición
s í .. •; -■ a la liberación del deseo, contra-Edipo, si se propone
liberar el deseo contra la represión ejercida por Edipo
Luis Costa Lima: me pregunto cómo puede distinguirse. este procedi­
miento del. análisis clásico del discurso pronunciado.
Aparentemente, si he comprendido bien su inten­
ción, usted trata de proponer un análisis que conjugue Michel Foucault:
el binomio saber y poder. Cuando usted manifiesta que Hay toda Una serie de investigaciones que van en
no se trata del mito de Edipo sino de leer el texto de esta dirección y que ya han obtenido resultados muy
Sófocles creo que implícitamente usted propone re­ importantes. Supongo que ustedes conocen la obra de
forzar el privilegio del enunciado, de donde volvería a Dumézil, a pesar de que es mucho menos conocida que
surgir la necesidad de releer el texto, o sea, el enun­ la de Lévi-Strauss. Dumézil suele ser clasificado entre
ciado. El primer problema que veo en está cuestión los ancestros del estructuralismo, se dice de él que fue.
es, por ejemplo, que un tipo de lectura a la manera un estructuralista avqnt-la-lettre, que no poseía los
de Lévi-Strauss no me. permite leer el poder que está medios de análisis rigurosos y matemáticos de Lévi-
en el texto. Ahí es que usted dice: lo que vamos a re­ Strauss, que hizo en algunos aspectos y empíricamen­
leer en Edipo no es cuestión de esto o aquello ni es te, con un pesado componente histórico, un esbozo de
cuestión dé culpabilidad o inocencia. En realidad Edi­ lo que Lévi-Strauss haría más tarde. Dumézil no está
po se comporta como un juez que reproduce la estra­ nada satisfecho con este tipo de interpretación de su
tegia del discurso griego. Necesariamente hemos de obra histórica y es cada vez más hostil al trabajo de
volver a Deleuze, quien lleva a cabo una comparación Lévi-Strauss. Dumézil no ha sido el primero en traba­
procurando mostrar cómo el complejo de Edipo, la jar sobre este terreno y tampoco el último: actualmen­
edipización, al mismo tiempo que es propia de cierta te en Francia hay un grupo que se reúne alrededor de
formación social es una especie de hantise, de obses- Jean Pierre Vem ant que retoma en parte las ideas
sion de la sociedad que sólo podría actualizarse y ha­ de Dumézil e intenta aplicarlas. Hay en el análisis de
cerse presente dentro de una formación social con la éste la búsqueda de una estructura, es decir, el intento
aparición del Ührstaat, el estado originario. Deleuze de mostrar que en un mito, por ejemplo, la oposición en­
dice que Edipo se actualiza en esa formación social, tre dos personajes, es de tipo estructural, que contiene
que da lugar al «imperialismo del significante»; se tra­ ciertos elementos que son opuestos entre sí de acuer-
ta de ráper avec l'impérialisme du signifiant y, por con relaciones binarias, y que esa estructura puede en­

158 159
/

ción de aclarar que no es eso lo que Dumézil y yo en­


contrarse en otro mito cumpliendo con ciertas trans­ tendemos por enunciado o discurso. En Europa hay
formaciones coherentes. En este sentido Dumézil ha­ toda una tradición de análisis del discurso a partir
cía estructüralismo, pero lo importante en él es algo de las prácticas judiciales, políticas, etc. En Francia
que hasta ahora ha sido un poco subestimado. En pri­ están Glotz, Gernet, Dumézil y actualmente Vernant
mer lugar, Dumézil decía que, cuando comparaba, po­ quienes, en mi opinión, son las figuras más significa­
día tomar poi ejemplo un mito o una leyenda sánscrita
tivas.
y luego compararla no sólo con otro mito sino, por El estructuralismo consiste en tomar conjuntos de
ejemplo, con un ritual asirio o incluso con una prác­ discursos y tratarlos sólo como enunciados, buscando
tica judicial romana. Para él no hay pues una condi­ las leyes de pasaje, de transformación y los isomorfis-
ción privilegiada del mito verbal sino que admite que mos que puedan detectarse entre esos conjuntos de
las-mismas relaciones puedan intervenir tanto en un enunciados; pero no es eso lo que me interesa.
discurso como en un ritual religioso o una práctica so­
cial. En mi opinión, lejos de identificar o proyectar Luis Costa Lim a:
todas las estructuras sociales, las prácticas sociales, los
ritos, en un universo del discurso, Dumézil reubica la Quiere decir que la diferencia es una diferencia de
práctica del discurso en el seno de las prácticas so­ corpus. La comparación de un mito con otro supone
ciales, y ésta es su diferencia fundamental con Lévi- un corpus mientras que usted propone la comparación
Strauss. En segundo lugar, dada la homogeneización entre corpus heterogéneos.
de discurso y práctica social, Dumézil trata al primero
Michel Foucault:
como una práctica que tiene su eficacia, sus resulta­
dos, que produce algo en la sociedad destinado a te­ Entre corpus heterogéneos pero con una especie de
ner un efecto y que, por consiguiente, obedece a una isotopía, o sea, teniendo como campo de aplicación un
estrategia. Siguiendo esta línea retomó el mito asirio dominio histórico particular. El recorte de Lévi-Strauss
y demostró que estos grandes mitos de la juventud del supone en verdad cierta homogeneidad, pues se trata
mundo tenían la función esencial de restaurar y vigo­ de mitos, discursos, pero no hay homogeneidad histó­
rizar el poder real. Cada vez que un rey sustituía a rica o histórico-geográfica, mientras que Dumézil in­
otro o terminaba sus cuatro años de reinado y debía tenta establecer en el interior de un conjunto consti­
comenzar otro período, se recitaban unos ritos con el tuido por las sociedades indoeuropeas lo que consti­
objeto de dar fuerza al poder real o a la persona del tuye un corpus, una isotopía geográfica y política, his­
rey. Esta es la noción del discurso como ritual, como tórica y lingüística, una comparación entre discursos
estrategia en el interior de las prácticas sociales. teóricos y prácticos.
... Usted dice que se acaba colocando en primer plano
el enunciado, lo dicho, la escena de lo que ha sido di­ M aríaT eresa Amaral: ---------
cho. Es preciso saber qué entendemos por enunciado.
Remitirse a un sujeto para comprender las form a­
Si quisiéramos llamar enunciado al conjunto de pala­
ciones discursivas es un proceso mitificante en el que
bras o de elementos significantes y después, al sentido
se esconde el volumen del discurso. Remitirse a la
del significante y su significado, me veo en lá obliga­
161
160
práctica y la historia, ¿acaso no significa ocultar este discurso histórico o económico. Ahora bien, ¿los pro­
discurso? cesos históricos de explotación se ejercieron o no en
el interior de un discurso? Se ejercieron sobre la vida
Michel Foucault: de las personas, sus cuerpos, sus horarios de trabajo,
Usted acusa a cierta forma de análisis de esconder su vida y muerte. Sin embargo, si queremos estudiar
los niveles,del discurso de la práctica y estrategia dis­ el establecimiento y los efectos de la explotación capi­
cursiva. ¿Acaso quiere usted saber si el análisis que talista, ¿con qué tenemos que habérnoslas? ¿Dónde la
propongo no oculta otras cosas? veremos traducida? En los discursos, entendidos en
sentido amplio, o sea, en los registros de comercio, en
las tasas de salarios, en las aduanas. La encontraremos
María Teresa Amara!:
incluso en discursos en sentido estricto: en las deci­
Usted nos mostró cómo las formaciones discursi­ siones tomadas por los consejos de administración y ,,
vas constituyen un hecho y creo que son el único he­ en los reglamentos de las fábricas, en las fotografías,
cho que podemos considerar como tal; y que, inter­ etcétera... En cierto sentido todos estos son elemen­
pretar este hecho, remitirse a un sujeto u objetos era tos del discurso. Pero no hay un elemento único del
mitificar. Sin embargo, usted se refirió ¿n su conferen­ discurso fuera del cual pudiéramos colocamos y ense­
cia a la historia y las prácticas; por lo tanto, yo no guida estudiarlo. Por ejemplo, podríamos estudiar el
entiendo muy bien. discurso moral que el capitalismo y sus representan­
tes, el poder capitalista, desarrollaron para explicar
Michel Foucault: que la única salvación era trabajar sin exigir jamás un...
Usted me atribuye la idea de que el único elemento aumento de salario. Esta «ética del trabajo» consti-;.
realmente analizable sería el discurso y que, por lo tan­ tuye un tipo de discurso extraordinariamente impor­
tante de finales del siglo x viu a finales del xix. Discur­
to, el resto no existe. ¿
so m oral que encontrantes en los catecismos católicos,
María Teresa Amaral: en las guías espirituales protestantes, en los libros es­
colares, en los diarios, etc... Podemos entonces tomar ,
N o digo que el resto no exista, digo que no es ac­ este corpus, este conjunto formado por el discurso -
cesible. m oral capitalista y, a través del análisis, mostrar a qué
finalidad estratégica corresponde relacionándolo - con;
Michel Foucault: la práctica misma de la explotación. La explotación ca­
pitalista nos servirá entonces de elemento extra-dis­
Este es un problema importante. En realidad no cursivo para estudiar la estrategia de estos discursos,
tendría sentido decir que sólo existe el discurso. Un morales. Sin embargo, es cierto que estas prácticas y .
ejemplo muy simple es que la explotación capitalista procesos de explotación capitalista se conocerán en al­
se realizó sin que su teoría hubiese sido jamás formu­ guna medida a través de ciertos elementos discursivos.,,
lada directamente en un discurso. En efecto esta teo­ Inmediatamente después podemos efectuar otro ’
ría se reveló posteriormente p or un discurso analítico: procedimiento que no contraría al anterior: se pue-

162 163
entendimiento humano, de absoluta igualdad, de bús­
den tomar por ejemplo discursos económicos capita­
queda de la verdad.
listas y preguntar cómo se estableció la contabilidad
de las empresas. Se puede hacer la historia de este con­ Michel Foucault:
trol realizado por la empresa capitalista desde los sa­
larios contabilizádos, que aparecen a finales de la Edad Esta discusión es extremadamente importante: se­
Media hasta la gigantesca contabilidad nacional de senta años atrás, en 1913, esta discusión en tom o al
nuestros días. Se puede hacer perfectamente el análi­ ‘ psicoanálisis habría sido protagonizada por brasileños
sis de este tipo de discurso para mostrar a qué estra­ y alemanes (no por franceses, porque nada sabían de
tegia estaba éste ligado, para qué servía, cómo funcio­ esto en aquella época). La discusión habría sido tan
naba la lucha económica. ¿Y cómo se haría esto? Par­ fuerte como la de ahora: ¿Pero acerca de qué? Sobre
tiendo de ciertas prácticas que serían conocidas a tra­ el problema de saber si todo era efectivamente sexual,
vés de otros discursos. o sea sobre la cuestión de la sexualidad de la genera­
lidad y lo transferencial de la sexualidad, tema que ha­
bría provocado discusiones igualmente violentas. Me
Hélio Pelegrino:
parece formidable que hayamos discutido durante
Usted dice que la relación entre el analista y el pa­ quince minutos sobre el psicoanálisis y que no hayan
ciente es una relación de poder. Estoy de acuerdo, pero sido pronunciadas prácticamente, las palabras sexua­
no creo que el análisis deba necesariamente constituir lidad, libido y deseo. Para alguien como yo que hace
una relación de poder en la que el analista tiene el po­ muchos años viene colocando las cosas del lado de la
der y el analizado está sometido a éste. Si así ocurre, relación de poder, ver lo que ahora se discute a pro­
puedo decirle que el análisis es malo, que está mal he­ pósito del psicoanálisis me deja muy satisfecho. Pien­
cho y se transforma en una psicoterapia directiva. El so que estamos pasando actualmente por una transfor­
analista pasa a desempeñar un papel sustitutivo, domi­ mación completa de los problemas tradicionales.
nador. Eso no es un analista. Cuando el analista tiene ___ N o sé si ha llegado ya al Brasil un libro escrito por
poder, ello se debe a que ha sido investido por un po­ Castel llamado Le Psychartalysme, que apareció hace
der que le da su paciente, porque necesita que su ana­ tres semanas. Robert Castel es amigo mío y hemos tra­
lista tenga poder, porque depende del analista. Suele bajado juntos. El sostiene que, en última instancia, el
ocurrir que el paciente confiere a su analista un poder psicoanálisis sólo trata de desplazar, modificar, en
omnipotente que es el reflejo de los deseos de. omni­ suma, retomar las relaciones de poder que caracteri­
potencia del paciente. En ese caso, el análisis consiste zan a la psquiatría tradicional. Y o había expresado
en cuestionar ese poder que el analizado quiere dar ál esto con cierto desaliño al final de la Historia de la
analista. El analizado quiere abrir su cura y su bús- Locura, pero Castel trata el asunto muy seriamente so­
qne.rla;1-.para que el analista lo sustituya en la tarea de bre la base de documentos, relacionados con la prác-
existir. Si el analista es bueno, cuestionará y destruirá tica psiquiátrica, psicoanalTtica, psicoterapéutica, en
esta démarche transferencial por la que el paciente un análisis en términos de relación de poder. E l suyo
quiere darle el poder, un poder que él no puede acep­ me parece un trabajo muy interesante, pero que puede
tar, y debe intentar disolverlo en una atmósfera de llegar a herir mucho a los psicoanalistas.

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E l libro salió en marzo y cuando dejé Francia a co­
mienzos de mayo, los diarios aún no se habían atre­ Michel Foucault:
vido a hablar sobre él.
Repito que no soy psicoanalista, pero me sorpren­
Cuando usted dice que e l psicoanálisis ha sido he­ de oír decir que el psicoanálisis es la destrucción de
cho para destruir la relación de poder, estoy de acuer­ las relaciones de poder. Puedo aceptar que se diga que
do, ya que pienso que puede imaginarse perfectamente en los medios psicoanalíticos algunas personas, par­
tina relación entre dos o. varios individuos que tendría tiendo de experiencias y principios diferentes, inten­
como función intentar dominar y destruir completa­ tan ver cómo puede hacerse una psicoterapia que no
mente las relaciones de poder; en suma, tratar de con­ esté sujeta a estas relaciones de poder. Podemos men­
trolarlas de alguna form a porque las relaciones de po­ cionarlas o citarlas; pero no podemos decir que el psi­
der pasan ppr nuestra carne, nuestro cuerpo, nuestro coanálisis sea eso. Quienes intentan destruir estas re­
sistema nervioso. La idea de una psicoterapia, una re­ laciones de poder se enfrentan con grandes dificultades
lación grupal que intentase rom per completamente la y se refieren a sus tentativas con una modestia loable.
relación de poder es profundamente fecunda; y seria
form idable-que los psicoanalistas colocasen esa rela­ Helio Pellegrmo:
ción de poder dentro mismo de su proyecto. Pero debo
decir que el psicoanálisis tal como se hace actualmen­ Pero hoy hay psicoanálisis y psicoanalistas. Noso­
te, a tantos cruzeiros la sesión, no da margen a que tros — felizmente— hemos perdido ya aquella unidad
pueda decirse que es la destrucción de las relaciones monolítica que nos caracterizaba.
de poder. Por el contrario, son éstas las que hasta aho­
Michel Foucault:
ra lo han conducido bajo la form a de normalización.
Permítaseme hablar como historiador: Encarando
Hélio Pelegrino: el psicoanálisis como un fenómeno cultural que ha te­
nido una importancia real en Occidente podría decir
Hay una serie de síntomas importantes como, por
que, en su condición de práctica, desempeñó un papel
ejemplo, la antipsiquiatría, el movimiento argentino v
restaurador de las relaciones de poder, en el sentido
seguramente usted debe saber que un grupo brillante
de la normalización. Algo parecido podría decirse de
de psicoanalistas italianos ha roto con la Internacio­
la universidad, que también reconstituye las relacio­
nal y fundado una cuarta Internacional. N o puede ob­
nes de poder; pero hay, sin embargo, algunas univer­
servarse sólo a uno o dos analistas aislados que dan
sidades que intentaron e intentan no desempeñar esa
la idea de que el psicoanálisis es una institución glo­
función. Coincido con usted.en lo que respecta al esfuer­
balmente opresiva. Creo que hoy en día esta misión es
zo que actualmente se lleva a cabo con objeto de des­
incorrecta, pues existe un movimiento que va adqui­
truir las relaciones de poder dentro del psicoanálisis,
riendo cuerpo y que se coloca justamente én actitud pero no calificaría éste como una ciencia que cuestio­
de cuestionamiento radical del poder. E s t o prueba que na el poder. Tampoco calificaría a la teoría freudiana
el psicoanálisis es exactamente un proceso de destruc­ como una tentativa de cuestionar poder. Posiblemente,
ción de úna relación de poder de dominación nominal. la diferencia que se manifiesta entre nuestros puntos

167
de vista se deba a la diferencia que existe entre nues­ no hay un poder sino que, dentro de una sociedad,
tros respectivos contextos. En Francia, tuvimos a los existen relaciones de poder extraordinariamente nu­
llamados «freudo-marxistas» que tuvieron su impor­ merosas y múltiples, colocadas en diferentes niveles,
tancia ideológica. Según éstos, habría dos teorías que, apoyándose unas sobre las otras y cuestionándose
por definición, son revolucionarias y contestatarias: la mutuamente. Relaciones de poder muy diferentes se
teoría marxista y la freudiana, una centrada en las re­ actualizan en el interior de una institución, por ejem ­
laciones de producción y la otra en las de placer; re­ plo, en las relaciones de clase o en las relaciones se­
volución en las relaciones de producción, ^revolución xuales tenemos relaciones de poder y sería simplista
en el deseo, etc. Ahora bien, incluso en la íeoría mar­ afirmar que éstas son la proyección del poder de clase.
xista podemos encontrar muchos ejemplos de recon­ Igualmente, desde un punto de vista estrictamente po­
ducción a las relaciones dé poder... lítico puede verse que en algunos países occidentales
el poder político es ejercido por individuos y clases
Luis Costa Lima:
sociales que no detentan en absoluto el poder econó­
Me parece que la cuestión central no es el psicoaná­ mico. Las relaciones de poder son sutiles,, múltiples y
lisis, sino el tratamiento de la idea de poder. Tal como se dan en distintos niveles; no podemos hablar de un
viene siendo tratada se convierte en un fetiche: cada poder sin describir las relaciones de poder, tarea larga
vez que se habla de poder se piensa en la explotación; y difícil que acarrearía un largo proceso. Podríamos
vo pago un analista, luego, estoy siendo oprimido. Se estudiarlas desde el punto de vista de la psiquiatría, la
habla en la universidad, pero Foucault recibe unos ho­ sociedad o la familia, estas relaciones son tan múlti­
norarios por hablarnos. La relación negativa no es el ples que no pueden ser definidas como opresión, resu­
producto del pago en sí mismo. Si la gente trata al po­ miendo todo en una frase: «el poder oprime». N o es
der como una única realidad, todo poder significa cierto, el poder no oprime por dos razones: en primer
opresión, y convierte poder en fetiche; me veré obli­ lugar porque da placer, al menos a algunas personas.
gado a analizar las condiciones negativas y positivas Hay toda una economía libidinal del placer, toda una
del poder porque si no establezco esta distinción me erótica del poder, lo cual viene a probar que el poder
encontraré restableciendo simplemente una base anar­ no es sólo opresivo. En segundo lugar, el poder puede
quista, o, en una versión más contemporánea, la va­ crear. En la conferencia de ayer intenté mostrar que
riante académica erudita dé un pensamiento hippie. cosas tales como relaciones de poder, confiscaciones,
etcétera, produjeron algo maravilloso, un tipo de saber
Chain Katz: que Se transforma en la enquéte y da origen a una se­
Quisiera acotar que no se dónde está lo pernicioso rie de conocimientos. Por lo tanto, no apruebo el aná­
del pensamiento hippie, anarquista. A mi modo de ver, lisis simplista que presenta el poder como una cosa
Deleuze es ambas cosas y no veo qué tiene de malo. única. Alguien dijo aquí que los revolucionarios pro-
curan tomar el poder7~Con“ respecto a esto- yo- sería-
Michel Foucault:
mucho más anarquista, pero no en el sentido de que
N o he querido identificar poder y opresión en ab­ no admito esta concepción totalmente negativa del po­
soluto. ¿Por qué? En prim er lugar porque pienso que der, sino en el sentido de que no concuerdo con uste-

168 169


*1/
des cuando dicen que los revolucionarios intentan to­ a la historia mientras que la tafea del historiador o
mar el poder. O mejor dicho, «Gracias a Dios, sí». Para m ejor del arqueólogo, sea descubrir las bases, las con­
los auténticos revolucionarios apoderarse del poder tinuidades en el comportamiento, en el condiciona­
significa arrancar un tesoro de las manos de una clase miento, en las relaciones de poder o en las condiciones
para entregarlo a otra que, en este caso, es el prole­ de existencia. Estas bases se constituyeron en un mo­
tariado. Creo que así se concibe la revolución y la toma mento dado, sustituyeron a otras y se perpetuaron, y .
de poder. Pero observemos entonces a la Unión Sovié­ están actualmente escondidas bajo otras producciones
tica, un régimen en que las relaciones de poder en el o están así simplemente porque se han hecho parte de
seno de la familia, la sexualidad, las fábricas, las es­ nuestro cuerpo y nuestra existencia; creo que es evi­
cuelas, son las mismas, que se conocen en Occidente. dente qué todo esto tuvo una génesis histórica. La fun­
El problema es saber si podemos, dentro del actual ción del análisis arqueológico sería, en primer lugar
régimen, llevar a niveles microscópicos las relaciones descubrir estas continuidades oscuras que hemos in­
de poder de tal manera que, cuando se produzca una corporado y, en segundo lugar, partiendo del estudio
revolución político-económica no encontremos después de su formación comprobar la utilidad que han tenido
las mismas relaciones de poder que hoy existen. Es el y que aún hoy siguen teniendo; es decir, cómo actúan
problema de la revolución cultural china. en la actual economía de nuestras condiciones de exis­
tencia. En tercer lugar, el análisis histórico-arqueoló-
Rose Muraro: gico permitiría además determinar a qué sistema de
poder están ligadas estas bases o continuidades y, por
Puesto que la arqueología parece no obedecer a un
consiguiente, cómo abordarlas. Por ejemplo, en el do­
método, ¿podemos considerarla como una actividad
minio de la psiquiatría me parece interesante saber
emparentada con el arte?
cómo se instauró el saber psiquiátrico, la institución
Michel Foucault: psiquátrica a comienzos del siglo xix, ver cómo todo
eso se imbricó con las relaciones económicas. Intere­
Es cierto que lo que intento hacer está cada vez me­ sante ó por lo menos útil, al menos si queremos lu­
nos inspirado por la idea de fundar una disciplina más char ahora contra todas las instancias de normaliza­
o menos científica; lo que trato de hacer no tiene nada ción. Para mí la arqueología es eso: una tentativa his­
que ver con el arte aunque es, sí, una especie de acti­ tórico política que no se basa en relaciones de seme­
vidad. Actividad, pero no disciplina, actividad esencial­ janza entre el pasado y el presente, sino en relaciones
mente histórico política. N o creo que la historia sirva de continuidad y en la posibilidad de definir actual­
a la política p or el hecho de que le ofrece modelos o mente objetivos tácticos y estratégicos de lucha en fun­
ejemplos. N o trato de saber, por ejemplo, en qué se
ción de ellas.
parece la situación de Europa a comienzos del si­
glo xix y la situación del resto del mundo a finales del
Interlocutor no identificado:
siglo xx. Este sistema de analogía no me parece fecun­
do. Por otro lado, creo que la historia puede servir a Deleuze dice que usted es un poeta, pero ustéd aca­
la actividad política y que ésta, a su vez, puede servir ba de afirmar que no lo es, que la arqueología no es un

170
arte y tampoco una teoría o un poema, sino una prác­ cidad sobre todo si consideramos «con Nietzsche, con
tica. ¿Debemos pues considerar la arqueología como Mallarmé, que el pensamiento se vio violentamente lle­
una máquina milagrosa? vado hacia el lenguaje para ser único y difícil».

Michel Foucault: Michel Foucault:

Sin duda la arqueología es una máquina, pero, ¿por Hay que dejar en claro que yo suscribo con algu­
qué milagrosa? Una máquina crítica, que pone en cues­ nas restricciones lo que digo en mis libros... en el fon­
tión ciertas relaciones de poder y tiene, o al 'menos de­ do, escribo por el placer de escribir. Cuando me refe­
bería tener, una función liberadora. Si atribuimos a la ría a Mallarmé y Nietszche quise decir que en la se­
poesía una función liberadora, yo no diría que la ar­ gunda mitad del siglo xix se produjo un movimiento
queología es sino que desearía que fuese poética. No cuyos ecos encontramos en disciplinas tales como la
recuerdo si Deleuze dijo de mí que yo era un poeta lingüística o en experiencias poéticas como la de Ma­
pero si así fue, ¡el sentido de una afirmación como ésta llarmé. Toda una serie de movimientos que grosso
sólo puede ser-que mi discurso no intenta responder m odo preguntaban: «¿Qué es el lenguaje?» Mientras
a las mismas leyes de verificación que rigen la historia que las investigaciones anteriores se proponían saber
propiamente dicha, puesto que el único fin de ésta es cómo nos servíamos del lenguaje para transmitir
decir la verdad, lo que ocurrió, al nivel del elemento, ideas, representar el pensamiento, vincular significa­
del proceso, de la estructura de las transformaciones. ciones, ahora el problema era determinar la verdadera
Colocándome en una actitud mucho más pragmática capacidad del lenguaje, su materialidad.
vo diría que mi máquina es buena no porque transcri­ En mi opinión, el problema de la materialidad del
ba o suministre un modelo de lo que pasó, sino porque lenguaje plantea una vuelta al tema de la sofística.
el modelo que efectivamente da es tal que permite que Nb creo que esta vuelta o preocupación en torno al
nos liberemos del pasado. «s e r» del lenguaje pueda identificarse con el esoteris-
mo. Mallarmé no es un autor claro ni pretendía serlo,
Affonso Romano de Sant’Anna: pero no me parece que ese esoterismo esté forzosamen­
te implicado en la vuelta al problema de la existencia
Usted dijo que el hermetismo es una form a de con­ del lenguaje. Si consideramos al lenguaje como una se­
trol, de ejercicio del poder y me parece claro que se rie de hechos que tiene un determinado estatuto de
refiere usted en alguna medida a la form a oscura del materialidad, este lenguaje es un abuso de poder por­
pensamiento lacaniano. Por otra parte, le he oído de­ que podemos usarlo de una manera tan oscura que
cir que quiere escribir un libro tan claro que parezca llegaría a imponerse a la persona a quien se dirige,
lo absolutamente opuesto a un proyecto mallarmiano. creándole problemas sin solución, ya sea de compren­
Cuando se considera la opacidad del discurso literario sión, reutilización, retorsión, respuestas o crxticas7"ta~
versus el discurso de la transparencia no estaríamos vuelta al «ser» del lenguaje no está ligada pues a la
con Mallarmé (Le retour du langagé) y Borges (L'H é- práctica del esoterismo. Quisiera añadir que la arqueo­
téréotopié), priviligiendo ese mismo discurso d éla opa- logía, esta especie de actividad histórico-política no se

172 173
traduce forzosamente en discursos, libros o artículos.
En definitiva, lo que en realidad me incomoda es jus­
tamente la obligación de transcribir, de reunir todo
eso en un libro. Creo que es una actividad a la vez
práctica y teórica que debe realizarse a través de li­
bros, de discurso o discusiones como ésta, a través
de acciones políticas, de la pintura, la música...

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