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La flora del huevo líquido está constituida por muchos tipos de bacterias gram positivas y
gram negativas que provienen principalmente de cáscaras contaminadas con heces y
otros materiales. La maquinaria empleada ininterrumpidamente durante largos periodos
de tiempo resulta difícil de limpiar. Pueden producirse bolsas de líquidos y películas
difíciles de limpiar donde las bacterias se acumulan y proliferan.
Alteraciones
- Los microorganismos que contaminan los huevos en el momento de su rotura son
esencialmente los que se hallan presentes en la cáscara y en los huevos
deteriorados eventualmente presentes. Con el objetivo de evitar su alteración, los
huevos, inmediatamente después de su rotura deben enfriarse a temperaturas de
7° C o inferiores.
- Después de la pasteurización los huevos deben también enfriarse rápidamente.
- La pasteurización destruye algunos microorganismos como las Pseudomonas,
Acinetobacter y Enterobacter que crecen en la clara fresca pero no afecta a los
microorganismos mesófilos como los micrococos, estafilococos, especies de
bacillus, estreptococos fecales, y bacillus catalasas-negativos que pueden crecer a
23° C pero no en refrigeración.
- Los malos olores desarrollados durante la alteración son mucho más intensos
cuando afectan a la yema o al huevo entero que cuando afectan a la clara. El
cultivo de especies de microorganismos aislados, en la clara, da lugar a un lugar
pútrido a la producción de SH2. La mayor parte de estas sepas reducirán el pH de
la clara y producían una pequeña cantidad de trimetilamina. Por el contrario en la
yema se desarrolla un olor a pescado, a mohos y a amoniaco.
Patógenos
- Los Estreptococos del grupo A no crecen en el huevo líquido completo pero si,
diversas cepas de Salmonella, E. Coli y Staphylococcus Aureus a temperaturas
bastantes superiores a 15,6° C.
- Las Salmonellas crecen rápidamente en la yema tanto en aerobiosis como en
anaerobios. Estas no crecen cuando el PH de la clara de huevo es 9 o superior,
pero los hacen perfectamente entre 6-8.
- Los staphylococcus constituyen un riego potencial en la yema salada ya que estos
microorganismos pueden crecer fácilmente en valores bajos de actividad de agua,
como son los de este producto. La formación de toxinas se produce cuando el
crecimiento alcanza valores de 10 microorganismos o más por gramos de
producto.
A esto hay que añadir el típico olor a huevo podrido, cuyo origen está en la producción de
anhídrido sulfuroso. A medida que la putrefacción avanza, aparecen modificaciones en la
cáscara, normalmente, aspectos jaspeados de distintas tonalidades grises o azuladas.
Por otra parte, se pueden producir también alteraciones fúngicas, ocasionada por
diferentes tipos de hongos y que se manifestarán sólo en la cáscara o en el interior del
huevo:
• Hongos que crecen en el interior del huevo: Estos hongos atraviesan la cáscara
formando colonias en el interior, concretamente, en la zona de la clara. Las colonias son
verdosas si el contaminante es Aspergillus; azuladas en el caso de contaminación por
Penicillium; grises cuando el contaminante es el Mucor. Al ovoscopio pueden verse
manchas de diferentes tamaños.
Ya se ha señalado que los huevos frescos poseen numerosas medidas de defensa físicas y
químicas que les permiten resistir la invasión microbiana. En ausencia de manipulaciones
extraordinarias, las defensas naturales mantienen su eficacia a lo largo de la conservación
y evitan el deterioro del producto .No obstante, por sus características de composición
nutricional, en los huevos los gérmenes pueden proliferar bastante; hay dos momentos en
los que se pueden contaminar: antes y después de la puesta.
Es diferente lo que ocurre con algunos gérmenes que llegan al huevo en el curso de su
formación: suelen proceder de los alimentos que recibe el animal y transitan por la vía
digestiva y sanguínea hasta el ovario; ésta es caso de las Salmonelas patógenas para el ser
humano. No, obstante, esta transmisión Trans-ovárica necesita un elevadísimo nivel
previo de contaminación de los alimentos, Al parecer, el origen más frecuente es el agua
que se bebe, Gracias a los progresos que se han logrado en la cría y en la alimentación
animal en la actualidad, el grado de infección por Salmonelas en ponedoras es bajísimo.