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Cláusula de Porte Fort

Introducción

En la celebración de un contrato, normalmente cada una de las partes se obligan a cumplir


personalmente las obligaciones que establece este mismo, sin embargo se permite que una de las
partes prometa a la otra que la obligación o el hecho prometido será asumido por un tercero.

En el derecho actual se permite que terceros puedan beneficiarse de los contratos que los
convierta en acreedores, pero se discute que se acceda a crear contratos que obliguen a terceros a
que se vuelvan deudores, por la razón de que nadie puede obligar a otro a cumplir con alguien al
que no se le prometió nada.

El objetivo de el trabajo es conocer y entender más a fondo el “Porte Fort”, para saber en qué
consiste y que finalidad tiene.

Desarrollo

En la promesa de porte fort una de las partes se compromete a que un tercero asumirá una
obligación determinada frente a su contraparte. Se garantiza un hecho, como por ejemplo que un
tercero confirmará el contrato o que no lo impugnará.

Quien se obliga es el prometiente o porte fort, y se obliga a obtener el consentimiento del tercero,
y su contraparte es el promisorio.

Lo que hace el porte fort es facilitar la rapidez del comercio, creando así la confianza necesaria
para que puedan concluirse determinados negocios.

El prometiente asume una obligación de hacer todo lo posible para lograr la ratificación del
tercero, el porte fort garantiza que el tercero prestará su consentimiento.

Aquí el prometiente garantiza al promisorio que el tercero asumirá la obligación, o cumplirá el


hecho prometido; en caso contrario deberá indemnizarlo. La situación jurídica creada puede
explicarse por dos nociones: por un lado la obligación de resultado (el deudor solo cumple su
obligación si se verifica el resultado comprometido; en caso contrario, aún cuando haya hecho de
todos los esfuerzos posibles para obtenerlo incurrirá en cumplimiento. En resolución se posibilita
al deudor de exonerarse de responsabilidad si el incumplimiento es imputable a una causa extraña
que interrumpe la relación de causalidad). O por otro, la garantía; donde se prescinde por
completo del comportamiento del sujeto responsable: este responderá aunque no haya culpa de
su parte e incluso por caso fortuito. La garantía aparece como una situación de responsabilidad sin
deuda; no hay aquí un deudor, sino un responsable. El prototipo de la figura es el seguro, el cual se
obliga solamente a indemnizar si cierto evento se produce.

Cuando el tercero ratifica, el prometiente queda liberado; en caso contrario la garantía se


concreta en la obligación de indemnizar. O sea, obtenida la ratificación, el prometiente ya no
garantiza más; el tercero pasa a quedar obligado, y en caso de incumplimiento de su parte el

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promisorio no puede dirigirse contra el prometiente pues este garantizaba la asunción de la
obligación y no su cumplimiento.

Por otro lado, cuando el tercero rechaza expresamente la obligación, o cuando simplemente se
abstiene de ratificar, el prometiente queda obligado a resarcir al promisorio todos los daños y
perjuicios que la falta de ratificación pueda haberle ocasionado. La ratificación está referida por la
ley al ámbito de la representación cuando quien actúa, actúa en nombre ajeno, carece de poder o
teniendo poder, se excede de sus límites. Pero también se habla de la ratificación en el negocio
sobre patrimonio ajeno.

En los casos de estipulación para otro, se refiere a la aceptación del tercero, mientras que en los
casos de promesa del hecho de un tercero, hace referencia a la ratificación.

Por consiguiente, debe interpretarse a la ratificación como un otorgamiento de poder


superviniente que conlleva el efecto retroactivo.

Fundamento en código civil:

Artículo 1868.- En los contratos se pueden hacer estipulaciones en favor de tercero de acuerdo
con los siguientes artículos.

Artículo 1869.- La estipulación hecha a favor de tercero hace adquirir a éste, salvo pacto escrito en
contrario, el derecho de exigir del promitente la prestación a que se ha obligado. También confiere
al estipulante el derecho de exigir del promitente el cumplimiento de dicha obligación.

Artículo 1870.- El derecho de tercero nace en el momento de perfeccionarse el contrato, salvo la


facultad que los contratantes conservan de imponerle las modalidades que juzgue convenientes,
siempre que éstas consten expresamente en el referido contrato.

Artículo 1871.- La estipulación puede ser revocada mientras que el tercero no haya manifestado su
voluntad de querer aprovecharla. En tal caso, o cuando el tercero rehúse la prestación estipulada a
su favor, el derecho se considera como no nacido.

Artículo 1872.- El promitente podrá, salvo pacto en contrario, oponer al tercero las excepciones
derivadas del contrato.

Conclusión:

Al final la ratificación es libre, la conducta del tercero debe interpretarse de acuerdo con los
principios generales, aunque también queda claro que si se trata de un negocio solemne tendrá
que ajustarse también al requisito de solemnidad prescripto por la ley.

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