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Resumen

Lindsay Cevallos, Jesenia Ocaña, María José Acosta, Gabriela Estrella e Isabel Silva

Carrera de Psicología Clínica – Séptimo Nivel

Pontificia Universidad Católica del Ecuador Sede Ambato

Ingahurco Bajo, Ambato

Inglaterra s/n y Portugal

0998776622

lincevallos@hotmail.com

Rosario Lara, MA.


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La Familia en la Religión

La familia tiene sus raíces en la ética social cristiana y aunque haya asumido conformaciones y finalidades muy distintas según

las diferentes culturas, la historia o la voluntad particular de la pareja, tanto la religión como la familia son principios que se

relacionan de forma íntima, debido a que se considera que la familia cristiana está llamada a instruir la enseñanza de las sagradas

escrituras y de esta manera favorecer la conservación de la iglesia remontada a la misma creación.

Desde este punto de vista Palomino (2006), menciona que “la unión entre el varón y la mujer, enriquecida normalmente con la

existencia de los hijos, ha sido considerada por el pensamiento clásico cristiano como la única que pertenece al orden ideal de la

vida buena” (p. 2). Es decir, aquel tejido básico que le da cohesión, consistencia y resistencia a la familia con relaciones basadas en

el amor fiel y duradero.

La religión brinda carácter sagrado a los actos, las vivencias, las normas de la vida familiar, y que en base a la aceptación de

ciertos sistemas religiosos, ayudan a las personas integradas en ellos, a poseer las bases para construir su vida y sus relaciones

sociales. La familia que sigue estas normas religiosas, recibe el apoyo y la bendición en su sistema de vida a través de sus creencias,

que en su defecto si no son cumplidas encontrarán las sanciones establecidas al no seguir las líneas de conducta marcadas por el

ideario religioso por ellos escogido, como se conoce es el castigo de Dios.

Según el Papa Francisco, la familia es un centro de amor, donde reina la ley del respeto y de la comunión, capaz de resistir la

manipulación y la dominación de los centros de poder mundanos (citado en Ramos, 2014). Es una comunidad natural y afectiva de

origen remoto, que ha servido para la perpetuación de la especie humana y al ser una institución fundamental de la sociedad, esta

debe velar por su defensa y bienestar.

En cuanto a la historia remitida a la época de Cristo, Torres (1984), enuncia que dentro del marco patriarcal el padre era la

cabeza de la familia, con autoridad sobre su esposa, hijos, hijas solteras y a veces los hijos casados y sus familias, así como los

primos y sus familias y a su vez los abuelos y hasta los bisabuelos (Gn 46:8-26). Los miembros adicionales de la casa también lo

constituían las concubinas, los sirvientes, los esclavos, las visitas y a veces los prisioneros de guerra. Existía y se practicaba algo de

poligamia y eso también hacía que la unidad familiar fuera más extensa. Todas las prácticas y los festivales religiosos eran

comúnmente orientados hacia la familia, específicamente la Pascua, que era celebrada como una comida religiosa y ofrenda de

acción de gracias familiar.

Sin embargo, todo cambia con lo expresado en el nuevo testamento, cuando se hace referencia a la familia y se refuerza el

matrimonio monógamo como el compromiso de compartir la vida, el amor y la devoción mutua al Creador, lo que a su vez dará

fortaleza a los enlaces matrimoniales, para que éstos duren toda la vida.

La familia es el lugar en que, mediante la enculturación y la continuidad sociocultural, se transmiten los conceptos

fundamentales que rigen la sociedad y ejercen múltiples influencias sobre otras instituciones y el sistema social total, es así como a
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lo largo de los años, la palabra de la iglesia acerca de la familia ha trascendido y corresponde uno de los conceptos más sagrados

que se han promulgado (Vargas, 2012).

Filosóficamente, la religión puede ser un estilo de vida, un camino hacia la plenitud, también se utiliza para referirse a una

obligación de conciencia que impulsa al cumplimiento de un deber. Según el sociólogo Lenski, es un sistema compartido de

creencias y prácticas asociadas, que se articulan en torno a la naturaleza de las fuerzas que configuran el destino de los seres humanos

(citado en Viteri y Beltrán, 2010). Es por ello, que en la religión católica el concepto de familia se refiere a un grupo de personas

que principalmente se forman en base a la unión de una pareja específicamente entre hombre y mujer. Por esta enseñanza sabemos

que el hombre, imagen de Dios, ha sido creado “varón y hembra” (Gn 1,27). Tanto el hombre como la mujer en cuanto personas

son iguales, pero a la vez complementarias por ser varón y hembra (Acevedo, 2011).

La familia como la unión de personas que comparten un proyecto vital de existencia en común que se supone duradero, en el

que se generan fuertes sentimientos de pertenencia a dicho grupo, en el cual existe un compromiso personal entre sus miembros y

se establecen intensas relaciones de intimidad, reciprocidad y dependencia.

En la religión católica se considera el matrimonio, como el primer paso para el establecimiento de la familia, se contempla al

mismo como una unión legítima y estable de dos personas de distinto sexo que a partir de esta unión comparten residencia y

economía, basada ésta sobre la división sexual del trabajo y teniendo como el objetivo más importante la legitimación de los hijos.

El Papa Francisco menciona un texto bíblico para apoyar la postura de la iglesia en referencia a la importancia del matrimonio:

“De esta manera los esposos deben estar amando a las esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa, a sí mismo se

ama, porque nadie jamás ha odiado a su propia carne; antes bien, la alimenta y la acaricia, como también el Cristo hace con la

congregación, porque somos miembros de su cuerpo. Por esta razón el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su

esposa y los dos llegarán a ser una sola carne” (Efesios, 5:28-33). Por lo tanto matrimonio debe significar el compromiso de

compartir su vida y amar de manera correcta a la pareja, para que con ello la formación de una familia se base en el amor y el respeto

de uno al otro.

Por lo tanto la disciplina dentro de la familia es muy importante, de esta forma los padres tienen que emplear una acción

disciplinaria para mejor interés de la vida de sus hijos y así ganarse el respeto de los mismos, contribuyendo a hacer un hogar

pacífico, ya que ellos deben recibir las correcciones correspondientes (Acevedo, 2011).

Se considera que los hijos necesitan ser educados en la disciplina, que los padres han de criarlos según las normas y la mentalidad

de la religión. Sin embargo, deben promover el orden movidos por el amor, inculcarles que es necesario ser obedientes y respetar

la autoridad, no deteriorando la comunicación mutua, y además comunicarles un código moral procedente de Dios, que puedan

llevar más allá del círculo familiar. Los hijos deben honrar a sus padres, mostrándose bondadosos y prestos para ayudar.
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La familia brinda un elemento generador de residencia que es el afecto, pero la familia cristiana transmite a los hijos la fe, la

cual cuando se vive plenamente se convierte en apoyo permanente en la vida (Viteri y Beltrán, 2010).

La familia está constituida por un grupo de personas que comparte su vida de un modo más o menos estable, partiendo de un

hecho básico y fundamental que es la relación padre-hijos (Floristán & Tamayo, 2002). Por lo cual la familia está constituida desde

tiempos remotos por los vínculos de consanguinidad. Más tarde, con la revolución agrícola y el aumento de la población se producen

matrimonios no consanguíneos (Floristán & Tamayo, 2002). Es decir, que con mejor alimentación y vivienda, los lazos se extienden

y por ende aparece la familia política. Asimismo, aparece la familia monogámica, integrando el matrimonio en el clan familiar y

sometiéndose a él.

Continuando con lo ya antes mencionado, con la revolución burguesa la pareja con sus hijos adquirirá su definitiva autonomía

institucional con respecto al clan. Por otra parte, hasta la revolución industrial la familia ha sido patriarcal rural (Floristán & Tamayo,

2002). Familia numerosa con muchas competencias, donde los hijos reciben de sus padres la vida, cultura y capacidad para trabajar.

Mientras, la autoridad del padre es fuerte e influye en lo religioso, en la ideología política y estilo de vida (Floristán & Tamayo,

2002). Se consideraba tener muchos hijos por los niveles altos de mortalidad infantil, además que en ella se encontraban como

miembros abuelo, tías solteras y los criados.

Seguidamente, con la familia patriarcal rural pasa a ser nuclear urbana, puesto que se va del campo a la ciudad en busca de un

mejor estilo de vida. Por lo cual, se reduce a los padres y dos o tres hijos. Pierde competencias que de lega a la sociedad. El cambio

generó libertad, diálogo, intimidad, promueve la dignidad de la mujer y su capacitación cultural y profesional (Floristán & Tamayo,

2002).

Para los cristianos la familia es la base que sostiene a la iglesia ya que es su fortaleza. La estructura familiar propuesta como

modelo de la Iglesia, de carácter jerárquico y vertical: “El marido se constituye en jefe de la familia, y como tal le corres ponde la

dirección de los negocios de ella, fijar el lugar del domicilio común, el oficio o profesión lícita a que se hayan de consagrar los

cónyuges, el monto de los gastos domésticos, y todo lo demás que diga en relación al gobierno interior de la familia (Miranda,

2002).

Como se puede ver, se consideraba que la autoridad recaía directamente sobre el padre. El arquetipo de la Sagrada Familia

constituida, como es sabido, por José, prototipo de padre ejemplar; María, encarnación la mujer ideal, según la ortodoxia cat ólica,

quien engendró inmaculadamente a Jesús, hijo del Padre, es decir, Dios (Miranda, 2002). De esta forma se toma como modelo ideal

a la Sagrada Familia, es decir a José como el hombre que cuida y protege; a María como madre que educa y alimenta; y a Jesús

como el hijo que ama y obedece a sus padres.

Las familias cristianas reciben los valores fundamentales de la creación de Dios: la identidad y el vínculo del hombre y la mujer,

la generación de los hijos, el trabajo que cuida la tierra y hace habitable el mundo (Papa Francisco, 2015). Por lo que, la familia ha
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heredado ya sea por fe o tradición estos valores que pasarán por generaciones. Asimismo, la alianza de la familia con Dios está

llamada a contrarrestar la desertificación comunitaria de la ciudad moderna (Papa Francisco, 2015). Es decir, vivir una vida vacía

y sin sentido, mucha diversión y mucho tiempo valioso perdido.

La familia constituye una institución que se encarga de transmitir valores morales con singular eficacia, influyendo

decisivamente en las futuras generaciones (Larrea, 1997). Desde tiempos remotos, la labor de la iglesia fue insistir en la formación

de grandes principios éticos y morales para el hombre y, que de esta manera pueda construir una familia consolidada en valores, los

mismos que sirvan de ejemplo para sus predecesores.

El plan de Dios para el matrimonio y la familia consistía en que: “el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer,

y se hacen una sola carne” (Génesis 2, 24). Tomando como referencia que, el ser humano antes de emerger en la tierra era parte de

una familia considerada premortal, que luego de prepararse en ésta; podía acceder a la vida mortal.

La Iglesia atribuye a la familia como la entidad principal para la construcción de la sociedad; tomando en cuenta que, esta

congregación se rige en sus propias leyes para aprobar la vida matrimonial, una de las opuestas es que, exista uniones entre personas

del mismo sexo o la poligamia; por ende, consideran que las decisiones judiciales que no se acaten a lo mencionado, son injustas y

deben replantearse.

Por otro lado, el catolicismo estima que la dignidad se relaciona con la familia; ya que, el hombre al fundar su hogar, se desarrolla

de mejor manera en distintos ámbitos de su cotidianeidad, tales como: laboral, personal (Crecimiento, comprensión total,

aprendizaje constante, potencialización de habilidades y aptitudes); y ello le aporta significativamente para el desenvolvimiento en

general.

La Declaración Dignitatis Humanae del Concilio Vaticano II presta mayor atención a la conformación de la familia con respecto

al derecho de libertad religiosa, por consiguiente, menciona que en la actualidad, la sociedad brinda mayor importancia a la elección

libre que tiene cada familia para determinar la forma de educación religiosa que ha de dar a sus hijos, según sus propias convicciones

religiosas y así, aportar a valores de respeto para con las siguientes generaciones, y de esta manera puedan conformar sus propias

familias basada en el respeto.

El Papa Francisco II manifestó que la relación entre la familia y la iglesia es natural, puesto que, ambas proceden de una fuerza

espiritual”. En estas dos instancias predomina el amor de Dios para con el hombre, sin importar su condición religiosa u otros

aspectos pocos irrelevantes para su acogimiento.

En el Nuevo Testamento los núcleos familiares fueron concebidos más allá de lo típico. Por ejemplo, la relación entre María,

Marta y Lázaro (Juan 11), tres hermanos que constituían una familia. Jesús reconoció esta relación y la respetó sin cuestionarla.

Tenía tanto amor por Lázaro y sus hermanas y entendía la necesidad de mantener el vínculo familiar que demostró la fuerza de su

entendimiento, su poder y su amor al traer de vuelta a Lázaro para mantener dicho vínculo (Juan 11). Aquí se pudo visualizar, uno
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de tantos ejemplos que están plasmados en la Biblia para abarcar un tema tan amplio como lo es la familia y lo tipos de ella; tomando

en cuenta que no solo se pueden identificar por el parentesco sino por el vínculo de respeto, tolerancia, equidad, aceptación y sobre

todo de confianza y amor.

La familia conceptualizada en base a la religión en este caso se habla de Cristo, no sólo restauró a la familia a su tipo ori ginal

como algo santo, permanente, y monógamo, sino que elevó el contrato del que se origina a la dignidad de sacramento, y así puso a

la propia familia en el plano de lo sobrenatural. La familia es santa ya que es cooperadora con Dios, procreando hijos, que son

destinados a ser hijos adoptivos de Dios, e instruyéndolos para su reino. La unión entre el marido y la esposa es definitiva hasta la

muerte (Mt 19, 6 ss.; Lc 16, 18; Mc 10, 11; I Cor 7, 10). Este es el modo más alto de unión conyugal, y la mejor solución para el

bienestar de la familia y de la sociedad (Ryan, 2015).

La familia Cristiana es sobrenatural ya que se origina en un Sacramento. A través del sacramento del matrimonio, marido y

esposa obtienen e incrementan la gracia santificante y el derecho a la gracia actual, necesaria para el apropiado cumplimiento de

todos los deberes de la vida familiar, y la relación entre marido y esposa, padres e hijos, es sobrenaturalizada y santificada. El fin y

el ideal de la familia Cristiana son igualmente sobrenaturales, a saber, la salvación de padres e hijos, y la unión entre Cristo y su

Iglesia. "Maridos, amad a vuestras esposas, como Cristo amó a su iglesia y se entregó por ella", dice San Pablo (Ef. 25).

La asociación íntima y prolongada de marido y esposa, necesariamente trae a la superficie sus cualidades menos nobles y

amables y, como el criar de los hijos implica muchos sufrimientos, la necesidad de un amor desinteresado y la capacidad de

sacrificarse, son evidentemente muy importantes.

Las funciones particulares de marido y esposa en la familia son determinadas por sus diferentes naturalezas y por su relación

con el fin primario de la familia, es decir, con la procreación de los hijos. Siendo el proveedor de la familia y superior a la esposa,

tanto en fuerza física como en las cualidades mentales y morales que son necesarias para el ejercicio de la autoridad, el mar ido es

naturalmente la cabeza de la familia, incluso "la cabeza de la esposa", en el lenguaje de San Pablo. Esto no significa que la esposa

sea la esclava del marido, su sirviente o su súbdita. Ella es su igual, tanto como ser humano y como miembro de la sociedad

conyugal, salvo que cuando existe una discordancia en asuntos que pertenecen al gobierno doméstico, ella, como norma, se somete.

Exigir para ella una autoridad completamente igual a la del esposo es tratar a la mujer como igual al hombre en una materia en que

la naturaleza los ha hecho desiguales” (Ryan, 2015).

En resumen, haciendo énfasis en la religión, se basa tanto en la familia como en la educación de la misma, ya que sería un

auxiliar necesario en la familia con el fin de socializarlos éticamente, puesto que la función de la iglesia es socializadora, por otro

lado los padres también intentan introducirlos ya que los niños son un factor de laicización así como un factor de sacralización en

la familia.
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Referencias

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