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La democraci: : lo absoluto y Lo relativo Octavio Paz Este ensayo fue leido por su autor el 27 de noviembre de 1991 en el marco del Pabelién Espatiol de la feria de Sevi- Ma, dando principio ast al ciclo de conferencias que con et titulo de "El porvenir de a democracia' ban organtzado Caves y Revista de Occidente. En esta serie de conferencias ‘Participardn tntelectuales como Isalab Berlin, Claude Lév~ Cie ste aris nsaguraeta vere de conftencia sobre ¢l porvenic de la democracia al finalizar el siglo, acepté con entusiasmo.. tras un momento de indecision. ‘Acepié, movido por mis convicciones: dudé, porque no es taba ni estoy muy seguro de ser la persona idénea para tratar ‘un asunto de tal complejidad. No soy historiador ni sociolo- 0 ni politélogo: soy un poeta. Mis escritos en prosa estén estrechamente asociados 2 mi vocacion litrartay 2 mis af ‘ones aristias. Pefiero hablar de Maree! Duchamp 0 de Juan Ramén Jiménez que de Locke 0 de Montesquieu. La flosofia politica me ha interesado skempee pero nunca he intentado ‘Al intentaré escribir un libro sobre la Justicia, la libertad 0 el ane de gobernar. Sin embargo, he publicado muchos ensa- YS yarticulos sobre a situaciOn de la democracia en nuestra Epoca: los peligros externos ¢ internos que la han amenaza- do y amenazan, las Incertogaciones y pruebas a que se en- frenta Ninguna de esas paginas posee pretensiones tedincas, escritas frente al acontecimiento, son las momentos de un ‘combate, los testimonios de una pasién. Su mismo carécter ‘ircunstancial y episédico me da, ya que no autoridad, s le ‘itimidad para hablar ante ustedes de la democracia. No van 2 off a un pensador politico sino a un testigo. ‘Confieso que me sorprende el hecho de que estas con- ferencias sobre la democracia se den en Sevilay precisamente durante el ato de la celebracién del Quinto Centenario del Descubrimiento de América. Los tempos que vivimos se pa recen alos det final del sigo xv? Aunque las diferencias son ‘enormes, hay algunas semejanzas impresionantes y que nos ‘obligan 2 reflexionar. Asi pues, ef tema del Descubrimiento la Conquista serd uno de mis puntos de referencia. He ha- ‘lado de semejanzas; ia primera s la siguiente: son dos €po- «as de froatera, en las que algo se acaba y algo nace. Ea 1492, salto de un espacio a otro; cinco siglos después, salto de un Uempo 2 otro. ¥ en ambos casos: caida en lo desconocido. ‘Otro parecido: lo imprevist, lo inesperado. Se buscaba un ‘camino mds corto hacia Cathay y brotaron en medio de! mat therras y gente desconocidas; se buscaba contener al imperio ‘comunista y ese imperio de pronto se desvanecio, En su lu- 42 descubrimos una realidad que nc'hablamos querido 0 po- ido ver, En 1492, ignorancta de la realidad geogrdfica; en ‘nuestros dias, inocancia de la realidad histérica ‘Yoetea Strauss, Kar! Popper, Mario Vargas Llosa y otros, asi como destacadas figuras dei ambito politico: Helmuth Schmid, Edward Sbevardnaze, James Carter y Rail Alfonsin. Este ci ‘clo legard a su fin en octubre de 1992 En préximos niime- 10s, Vuelta, com autorizacion de los organtzadores, recogerd (on sus pdginas las ponencias mds destacadas de este ciclo, EL Descubrimiento cambié la figura fisica del mundo: cua tro continentes en lugar de tres. El ndmero cuatro desmintis 1a Via ideologia tripartita que Europa habia heredado de sus antepasados indoeuropeos. Asimismo, introdujo un enigma teolbgico que fue una herida profunda en la conciencia reli si0sa de Oceidente: a pesar del mandamiento expreso de los Evangelos, durante mil quinientos afos millones de amas hhabian sido substraidas ala prédica de los Apdstoles y de sus sucesores. La caida repentina del comunismo también a sido lun desafio que nos ha dejado intelectualmente inermes fren: {e al porvenir, Para los contemporéneos de Colén, cambié 1a figura dei mundo y se preguntaron: ;dénde estamos? para ‘nosotros, ha cambiado Su configuracion hist6rica Y 108 de- cimos: ghacia d6nde vamos? Las polémicas en toro al Descubrimiento de América ‘no se han apagado. No voy 2 examinarlas; me limito a sefa- lar que casi sempre las citicas olvidan lo esencial: sin esas ‘exploraciones, conquistas, acciones admirables y abomina- bies, hroismos, destrucciones y creaciones, el mundo no se- ‘fa mundo. En 1492 ef mundo comenzi a tener forma y figura de mundo. Algunos alegan que serla mejor llamar Encuen- tro al Descubrimiento. Observo que no hay descudrimiento ‘sin encuentro ni encventro sin descubrimiento. Otros dicen ‘que la Conquista fue un genocidio y la Evangelizacién una violacién espiritual de los indios. Idealizar alos vencidos n0 ‘63 menos falar que idolatrar 2 los vencedotes: unos y otros ‘esperan de nesotros comprensidn,simpatia y, digamos la pa babra, pledad. Imagioemos por un instante que n0 son Jos espaftoles Jos que desembarcan en la playa de Veracruz na mafiana de 1519 sino que son los aztecas los que legan 2 la bahia de C- iz. Axayicat, el capitén tenochca, rfpidamente se da cuen- 1 de las disensiones que dividen alos andaluces; se entrevista «en secreto con el Conde don Julién y se alla con él; seduce 1s hija, Florinda la Cava, la Convierte en su barragana y en ‘su agente diplomdtico; tras una serie de maniobras audaces ¥ de combates, conquista Jerez, Sevilla y otras ciudades: los {efes aztecas ordenan la demolicin de las catedrales y levan- ‘an sobre cllas majestuosas pirémides, se sacrifica a los gue- rreros espafioles vencidos (asi se les diviniza) y se distribu. ‘yen sus mujeres entre los conquistadores; sobre las ruinas de Nimero 184 Marto de 1992 9 curio Pax Sevila se funda Aztlén, ta nueva capital de la Bética ls $8 cerdotes azecas convierten a la poblacién indigena al culto

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