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Las mujeres, motor de la economía mexicana

Rodrigo Castañeda Miranda

Sábado 11 de marzo de 2017

Las mujeres desempeñan un papel fundamental en el desarrollo económico del país. Esto es una
realidad: de acuerdo con el último Censo Económico, el 55% de las nuevas pymes son
emprendidas por mujeres, y registran una tasa de crecimiento laboral dos veces mayor a los
hombres.

Las estadísticas del INEGI también muestran que la brecha laboral entre hombres y mujeres tiende
a disminuir: actualmente las mujeres representan cerca del 40% de la población económicamente
activa. Un proceso similar se observa en lo que respecta a la educación superior, cada vez más
cerca de la igualdad.

Entonces, ¿por qué ganan menos y ocupan escasos puestos directivos? Evidentemente no se trata
de falta de habilidad o capacidad intelectual. Es una cuestión cultural, el reflejo de una sociedad en
la que a pesar de todo, continúan existiendo actitudes machistas.

Debemos comprender que el machismo no sólo consiste en sus peores expresiones, como la
violencia de género, la violencia doméstica y la explotación sexual. Las actitudes misóginas pueden
ser sutiles y no por ello menos denigrantes, como es el caso de la marginación profesional y la
desigualdad en la retribución económica.

Tampoco estamos acostumbrados a vincular a las mujeres con una imagen de poder. En México,
hace apenas 62 años que las mujeres votan; en 1979 se eligió a la primera gobernadora, y desde
entonces sólo otras cinco han ostentado este cargo. Y se estima que sólo el 28% de los puestos
directivos son ocupados por ellas.

Al mismo tiempo, la mayor responsabilidad en las tareas del hogar y el cuidado de los niños
continúan recayendo en las mujeres. Y aunque sea un trabajo no remunerado, no debería ser
infravalorado: la crianza de los hijos y la economía doméstica son pilares fundamentales para el
crecimiento del país, aun cuando no se reflejen en las estadísticas macroeconómicas.

Las mujeres representan más del 50% de la población mundial. No es casualidad que los países con
mayor desarrollo sean aquellos que ofrecen mayores oportunidades de educación y empleo a sus
niñas y mujeres, porque aprovechan al máximo su capital humano. Es decir, la marginación de las
mujeres no sólo las afecta a ellas, sino a todos, porque impide que México alcance su máximo
potencial.
Si bien en nuestro país se han creado leyes a favor de la equidad de género, el verdadero cambio
debe ser mental y cultural, y empieza por reconocer el esfuerzo y contribución de todas las
mujeres. En cada líder, empresaria, trabajadora, en cada madre y ama de casa, existe una historia
de voluntad y éxito, de integridad y compromiso, una historia llena de retos e incertidumbre, pero
también de alegrías y motivación. Como sociedad debemos luchar por empoderar a las mujeres y
lograr una participación equitativa y plena.

Ciertamente, cada persona es singular y única. Por ende, el movimiento feminista no busca la
supremacía de las mujeres ni eliminar por completo las diferencias entre ambos sexos. La equidad
no significa ser exactamente iguales, sino recibir las mismas oportunidades, sin ningún tipo de
discriminación, en un ambiente de libertad y respeto. No se trata de competir, sino de colaborar,
porque el éxito de las mujeres es el éxito del país entero.

rcastm@hotmail.com

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twitter.com/rodcastm

*Empresario y presidente de Canacintra Zacatecas

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