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Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales

Maestría en Ciencias Sociales mención Género y Desarrollo

Convocatoria 2014-2016

Curso de Género, Cultura y Poder en América Latina

Profesora: PhD. Ana María Goetschel

Las UMAP y el hombre nuevo en Cuba (1965 - 1968).

Autor: Lic. Yassiel Vázquez

Fecha: 15 de mayo del 2015


Tal vez pocos saben fuera de Cuba o de Miami, lo que fueron las Unidades Militares
de Ayuda (o Apoyo)1 a la Producción (UMAP). Para entender su dimensión bastará
evocar el más visitado pasaje cinematográfico de películas que recrearon el holocausto
judío por los nazis en Alemania. Salvando distancias, propósitos y personajes, las
UMAP en Cuba en el período de 1965 a 1968 resultaron algo similar a los campos de
concentración higienistas del fascismo.

Al ser un tema poco sistematizado desde la investigación, quizás por el escaso acceso
a la información relacionada con las UMAP, se vuelve un asunto complejo y por ello
pudiera pecar por ciertas omisiones en su acercamiento. A esto debo añadir el interés
del Gobierno cubano en borrar de la memoria histórica lo que fueron las UMAP. En
clara analogía entre este caso y otros momentos de represión en el continente, puedo
establecer cierta conexión entre el interés de desmemoria del Estado cubano y la justicia
que clama desde las víctimas.

Como bien asegura la autora Elvira Sánchez-Blake , “la literatura de las dictaduras
en el Cono Sur ha generado una reflexión indispensable sobre la diada memoria-olvido
al tomar como punto de partida las desapariciones como metonimia de la ausencia y la
escritura como el acto de presencia” (Sánchez-Blake, 2012:139). Por tanto, considero
que constituye un deber de los estudiosos y activistas sociales del presente cubano,
rescatar del olvido lo que fueron las UMAP para la configuración del modelo socialista
cubano y para la configuración de la categoría de sujetos lacras, contrarrevolucionarios
o enfermos.

En este acercamiento a lo que se ha escrito sobre las UMAP es posible hallar cierta
polarización ideológica que predomina cuando se piensa en este suceso. Es común
encontrar una izquierda pro-socialista en América Latina que se solidariza con el
régimen cubano y del otro lado un discurso conservador de muchas de las víctimas de
las UMAP radicadas en la Florida, Estados Unidos.

Entonces trataré de moverme entre estas aguas sin tomar partido de un lado y del
otro, pero es sabido que el conocimiento se produce desde un lugar, es situado, como
asegura Haraway (1995). Entonces si mi postura se parcializa en algún momento será a
favor de las personas homosexuales, religiosos, rockeros, disidentes políticos y otros

1
Se ha utilizado indistintamente apoyo o ayuda en el nombre de las UMAP y ello ha dependido del
lugar político desde el que se ha escrito sobre el tema.

2
sujetos llamados “lacras sociales” por el gobierno totalitario instaurado con la naciente
Revolución cubana de 1959.

En este sentido, me interesa comprender por qué esos sujetos fueron a parar,
enviados a la fuerza, a campos de reeducación y trabajos forzados, y cualquiera pensaría
de exterminio de los “males sociales” que no se adecuaban al nuevo proyecto socialista.
Entonces desde la teoría de Foucault y de otros autores intentaré entender ¿cómo el
discurso higienista del Estado cubano de 1965 a 1968 produjo nuevas categorías de
sujetos a través del estigma social y la discriminación de la diferencia?

Sin duda, el tratamiento académico a las UMAP sigue siendo una deuda pendiente.
De acuerdo con Sánchez-Blake (2012), una nueva etapa surgió luego del olvido que
intentó borrar, negar, omitir y ocultar lo sucedido durante las dictaduras militares en
América Latina, en este sentido el papel de los historiadores, escritores y etnógrafos es
rescatar de esa bruma de la antimemoria. Sin duda, en el caso de Cuba como en el resto
de los hechos similares en el continente, la deuda no es solo con la historia sino también
con los reclutas de las UMAP que allí padecieron de torturas psicológicas y físicas,
trabajos forzados en el campo, reeducación política y otras formas de regulación para
estar en correspondencia con el concepto de “hombre nuevo” que se apoderó de los
discursos y las prácticas estatales.

¿Qué significaba ese “hombre nuevo” más allá del discurso misógino, que intentaba
generalizar el régimen socialista de Fidel Castro? En uno de los manifiestos políticos
más importantes para la creación de ese concepto “El socialismo y el hombre nuevo en
Cuba” de 1965, el Che Guevara expresó sobre este proyecto de ingeniería social: “En
este período de construcción del socialismo podemos ver el hombre nuevo que va
naciendo. (…) Descontando aquellos cuya falta de educación los hace tender al camino
solitario” (Guevara, 1977).

Por tanto, puedo destacar dos elementos claves en esta concepción: la educación para
transformar a las personas y la existencia de personas fuera de las normas. Entonces es
fácil entender que esa masa de hombres y mujeres con identidades sexuales o de género
no-normativas, creencias religiosas, oposición política o afinidad con la cultura rockera
americana fueron luego los recluidos en las UMAP y sometidos al exorcismo de sus
prácticas, hábitos e ideas no acordes al nuevo sistema socialista en construcción.

3
¿Pero que tenían en común todos esos sujetos y sujetas (aunque la presencia de las
mujeres es un dato todavía sin comprobar)2? A primera interpretación pareciera que un
gay, un testigo de Jehová, un hippie y un capitalista no tienen mucho en común, sin
embargo para el régimen cubano todos tenían el germen de la cultura estadounidense y
cuyos vínculos el régimen querían romper a cualquier precio.

Por ello, asegura el investigador cubanoamericano Joseph Tabahz (2013) que a los
sistemas de reclusión, trabajo forzado y reeducación de las UMAP fueron llevados entre
20 mil y 35 mil cubanos3, de 16 a 70 años de edad y que cumplían con alguna de las
categorías antisociales que el socialismo cubano entendía como peligrosas para el nuevo
proyecto político. Como balance conmovedor de estos campos de concentración destaca
este autor que “el horror de las UMAP dejó como resultado: 72 muertes por torturas y
ejecuciones, 180 suicidios y 507 personas enviadas a hospitales siquiátricos” (Tabahz,
2013).

Entonces me resulta imposible dejar de pensar en Foucault, a propósito de su


teorización sobre el paso del poder de soberanía al poder sobre la vida. Tal vez en el
régimen socialista cubano de los años 60s ambas concepciones históricas de poder se
combinaron en el poder del Estado cubano para hacer morir y hacer vivir, quizás no con
intención física como en los tiempos que analiza Foucault respecto a las monarquías
anteriores al siglo XVII, pero sí en el caso de las UMAP interesadas en matar las
prácticas, hábitos e ideas de homosexuales, religiosos, disidentes políticos y rockeros, y
hacer vivir al “hombre nuevo”.

A la vez resulta interesante pensar para el caso cubano, cómo las técnicas de poder
que describe Foucault se aplicaron para controlar los cuerpos individuales en las
UMAP. Argumenta en su teoría este autor que:

Aparte, de todas las técnicas gracias a las cuales se cuidaba a los cuerpos y se
procuraba aumentar su fuerza a través del trabajo, el adiestramiento, etc., de lo que
se trata es, en fin, de las técnicas de racionalización y de economía (en sentido
estricto) de un poder que debía aplicarse del modo menos dispendioso posible, por
medio de todo un sistema de vigilancia, de jerarquía, de inspección, de escritura, de
2
Algunos reclusos cuentan en el documental “Conducta impropia” de Néstor Almendros y Orlando
Jiménez sus testimonios sobre la ausencia de mujeres, sin embargo autores como Lillian Guerra, Louis
Garinger y José Conesa Martínez aseguran que las lesbianas y las prostitutas estaban recluidas en otros
lugares, tal vez donde nunca los hombres supieron de la existencia de las mujeres presas.
3
Al no existir estadísticas oficiales de acceso público el número exacto de prisioneros se desconoce y
por tanto se especula entre esas cifras.

4
relaciones. En suma, lo que se despliega es toda esa tecnología que podemos llamar
tecnología disciplinaria del trabajo y que se instaura desde fines del siglo
(Foucault, 1992:250).

Sin embargo, a pesar de que las UMAP no eran fábricas sino campos de trabajo
forzado es posible establecer diferencias entre los espacios de control que establece
Foucault y lo que sucedió en las UMAP. Pero a la vez creo que ambos contextos
presentan cercanías porque tenían como ejes comunes el control, el trabajo y el
disciplinamiento. En el tema del trabajo es aún más evidente la similitud porque cuenta
el investigador Tabhaz (2013) que las UMAP tenían otros propósitos además del
ideológico y de la higienización social. Este autor estudia otros factores, de carácter
económico y empresarial, relativamente desatendidos por quienes se han acercado a este
tema.

Las creación de las UMAP fue, a juicio suyo, un “movimiento altamente estratégico
por parte de los militares cubanos, cuya función primera no era matar civiles, sino
aprovechar la fuerza laboral de las 'lacras sociales', sin preocupación alguna por su costo
humano” (Tahbaz, 2013).

En tal sentido es posible tomar en cuenta también lo reflexionado por Deleuze


cuando analiza la obra de Foucault y matiza en particular sobre el paso de las
sociedades disciplinarias a las sociedades de control. Resulta útil sus planteamientos
para pensar cómo desde otros espacios de la sociedad cubana se fueron creando los
sujetos que debían ser disciplinados según el Estado cubano.

Deleuze plantea que “los diferentes internados o centros de encierro por los que va
pasando el individuo son variables independientes: se sobreentiende en cada ocasión un
comienzo desde cero y, aunque existe un lenguaje común a todos los centros de
encierro, es un lenguaje analógico” (Deleuze, 1999: 279). ¿En qué sentido es oportuno
su propuesta para el caso de las UMAP? En el caso cubano fueron surgiendo
determinados hechos relacionados con otras instituciones de poder-saber, como las
universidades y los medios de comunicación masiva, desde dónde no solo se delató y
condenó a homosexuales, religiosos, rockeros y disidentes políticos, sino que también
se creó la categoría de “lacras sociales”.

Sin duda, los homosexuales fueron tal vez el grupo más afectado en esta cacería de
brujas que fue la antesala del reclutamiento y el encierro en las UMAP. Desde los

5
movimientos estudiantiles en los centros de educación superior se incitó a expulsar con
actos homofóbicos a los estudiantes afeminados o públicamente identificados como
homosexuales. En la revista Mella4 de los años 60s, supuestamente la publicación
periódica de los jóvenes de vanguardia, se pueden observar pronunciamientos,
propagandas y caricaturas que promovían la depuración de las universidades de los
homosexuales (Ver anexos 1 y 2).

También los discursos políticos del máximo dirigente del país, Fidel Castro,
reforzaba en esos años el estigma hacia las personas diferentes y evidenciaba una
homofobia de Estado que se concretó con la creación de las UMAP. En un discurso
pronunciado el 13 de marzo de 1963 en la Universidad de La Habana, Fidel se pavonea
con los estudiantes y entre todos reafirman su homofobia repugnante. Decía Fidel que:

La contrarrevolución aglutina a lo peor, desde el burgués hasta el mariguanero,


desde el esbirro hasta el ratero, desde el dueño de central hasta el vago profesional,
el vicioso; y todo ese elemento se junta para dar batalla a la ley, y a la Revolución,
a la sociedad, para vivir de vagos, para estorbar. Todo, lo peor, se junta. No lo
olviden nunca, no lo olviden nunca. (DEL PUBLICO LE DICEN: “¡Los flojos de
pierna, Fidel!”, “¡los homosexuales!”) ¡Un momento! Es que ustedes no me han
dejado completar la idea (RISAS Y APLAUSOS). Muchos de esos pepillos vagos,
hijos de burgueses, andan por ahí con unos pantaloncitos demasiado estrechos
(RISAS); algunos de ellos con una guitarrita en actitudes “elvispreslianas”, y que
han llevado su libertinaje a extremos de querer ir a algunos sitios de concurrencia
pública a organizar sus shows feminoides por la libre. Que no confundan la
serenidad de la Revolución y la ecuanimidad de la Revolución con debilidades de
la Revolución. Porque nuestra sociedad no puede darles cabida a esas
degeneraciones (APLAUSOS). La sociedad socialista no puede permitir ese tipo
de degeneraciones (Castro, 1963).

La represión contra los homosexuales, en especial, y contra los otros sujetos


identificados, en general, como “lacras sociales” por el Gobierno cubano se fue
justificando en el imaginario social a través de estos discursos homófobos y sobre todo a
partir del concepto de “hombre nuevo” del Che Guevara. Evidentemente el “hombre
nuevo” que construía la Revolución cubana era heterosexual. ¿Pero cómo repercutió
esta homofobia de Estado en el tratamiento a los homosexuales en las UMAP?

4
Revista Mella era el órgano oficial de la Asociación de Jóvenes Rebeldes (AJR). Ver anexo 1.

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Asegura Tahbaz en su investigación que “las UMAP constituyeron parte de una
política sanitaria de erradicación de la homosexualidad, entendida como enfermedad
prevenible” (Tahbaz, 2013). Para argumentar el autor cita un informe del ministro de
Salud Pública que, en 1965, llamaba a la prevención temprana de esos casos. Cita
también un artículo del Dr. Eduardo Gutiérrez Agramonte, director de la Revista del
Hospital Psiquiátrico de La Habana, que abogaba por tratamientos de la
homosexualidad a base de descargas eléctricas y hormonas.

En este sentido, es preciso relacionar lo sucedido en Cuba con lo que relata Jorge
Salessi sobre la criminalización de los homosexuales y otros “maleantes” en Argentina
durante los años 1871 – 1914. Este autor señala que los funcionarios del gobierno
argentino querían sanar el cuerpo de la nación, imponiendo un código higiénico que
trataba de curar todo fenómeno que se considerara una enfermedad, desde la fiebre
amarilla hasta la homosexualidad. Algo parecido es lo que he querido demostrar que
sucedió en Cuba con las UMAP.

Para lograr el encierro de estos sujetos que vivían fuera de los márgenes de la
heteronormatividad en Argentina refiere que “los médicos y los policías utilizaban la
noción de peligrosidad y juzgaban no hechos pasados sino la posibilidad de que, según
ellos, una persona cometiera un delito y cuando sospechaban la intención de delito
arrestaban a una persona y la sometían al régimen represivo estatal de observación y
disciplina” (Salessi, 2000:158). ¿Acaso el reclutamiento de las “lacras sociales” en la
Cuba de los años 60s y su encierro en las UMAP no siguió esta lógica que explica
Salessi para el caso argentino? Definitivamente sí.

Entonces es posible considerar a modo de conclusión que a través de la reclusión en


las UMAP de los sujetos dañinos, la Revolución cubana fue creando una noción de
nuevo Estado, nuevo proyecto político y nuevos sujetos héroes y antihéroes. Los sujetos
deseables para el naciente Estado socialista eran los hombres heterosexuales, ateos,
comunistas, no identificados con la cultura rockera ni los valores capitalistas
estadounidenses. Sin embargo, es válido destacar que esa definición de “hombre nuevo”
se fue creando a partir del estigma, la discriminación, la intolerancia y el señalamiento a
los otros como diferentes y peligrosos: homosexuales, religiosos, hippies, disidentes
políticos, etc. Por tanto, la noción de “hombre nuevo” necesitaba de la criminalización y
la designación de los otros como “lacras sociales” para poder sustentar su proyecto
socialista a partir de la ruptura con lo viejo, heredado de los tiempos capitalistas.
7
Bibliografía

Castro, Fidel (1963). “Discurso pronunciado en la clausura del acto para conmemorar el
VI Aniversario del Asalto al Palacio Presidencial, celebrado en la escalinata de la
Universidad de La Habana, el 13 de marzo de 1963”. Accesado el 7 de mayo del
2015 desde: http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1963/esp/f130363e.html

Deleuze, Gilles (1999). “Post escriptum sobre las sociedades de control”. En


Conversaciones. Valencia: Pre-textos. pp. 277 -286.

Foucault, Michel (1992). “Del poder de soberanía al poder sobre la vida”. En


Genealogía del racismo. Madrid: La Piqueta. pp. 247-273.

Guevara, Ernesto (1977). “El socialismo y el hombre nuevo en Cuba”. México: Siglo
XXI Editores.

Haraway, Donna (1995). “Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza”.


Madrid: Cátedra.

Salessi, Jorge (2000). “Médicos, maleantes y maricas. Higiene, criminología y


homosexualidad en la construcción de la nación argentina”. Buenos Aires: Paidos.
pp. 115-176.

Sánchez-Blake, Elvira (2012). “Fronteras de la no memoria. Demasiados héroes de


Laura Restrepo. En Bernardita Llanos y Ana María Goetschel (editoras) Fronteras
de la memoria: cartografías de género en artes visuales, cine y literatura en las
Américas y España. Chile: Editorial Cuarto Propio-Flacso Ecuador. pp.139-155.

Tahbaz, Joseph (2013). “Demystifying las UMAP: The Politics of Sugar, Gender, and
Religion in 1960s Cuba”. En Delaware Review of Latin American Studies, 14 (2).
Accesado el 7 de mayo del 2015 desde: https://www.udel.edu/LAS/Vol14-
2Tahbaz.html

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Anexos

Anexo 1: Portada de la Revista “Mella”, órgano oficial de la Asociación de Jóvenes


Rebeldes.

Fuente: Semanario “El Veraz”- www.elveraz.com

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Anexo 2: Fragmento de un editorial de Revista “Mella”.

Fuente: Semanario “El Veraz”- www.elveraz.com

10
Anexo 3: Periódico “El Mundo”, primer periódico moderno de Cuba. Inaugurado en
1901 y cerrado en 1969.

Fuente: El Archivo de Connie http://www.annaillustration.com/archivodeconnie/wp-


content/uploads/2009/02/UMAP-1966.pdf

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