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INTRODUCCIÓN
En un sentido general un hecho ilícito es todo aquello que afecta a una persona, sea en
sus bienes (materiales o inmateriales), o en sus sentimientos. Esta es observable a través
de una acción denominado daño, es pues, una afectación personal o social que se acentúa
en la violación de un derecho, porque produce un deterioro, perjuicio o menoscabo en la
persona o bienes de otra persona, natural o jurídica. La ciencia del derecho, lo ha
reconocido como una anomalía social y lo ha hecho suyo, sistematizándolo e
institucionalizándolo, para que su individualización activa y pasiva no ofrezca duda, a la
hora de la sanción o la reparación.
HECHO ILICITO
1. MARCO CONCEPTUAL
Etimología
Del latín illicĭtus, un ilícito es aquello que no está permitido legal o moralmente. Se trata,
por lo tanto, de un quebrantamiento de la ley o de una falta ética.
Se conoce como acto ilícito al acto contrario a derecho. La causa ilícita por otra parte, es
aquella que se opone a las leyes o a la moral. El término contrario a ilícito es lícito (del
latín licĭtus), que permite nombrar a aquello que es justo y que está permitido según la
justicia y la razón. No habriá acto ilícito punible para los efectos de este Código, si no
hubiese daño, u otro acto exterior que lo pueda causar.
Daño
Por daño, se entiende, todo perjuicio susceptible de valoración pecuniaria y, puede
abarcar no sólo el perjuicio efectivamente sufrido, sino también los rendimientos
económicos de los que fue privado el damnificado por el acto ilícito, es decir el lucro
cesante, la intención dolosa o culposa del agente.
Responsabilidad
Capacidad u obligación de responder de los actos propios, y en algunos casos de los
ajenos. Civil - Obligación de reparar o indemnizar las consecuencias de actos judiciales
para terceros. Penal – Principio por el cual se impone la pena a quien a cometido un
delito.
Imputabilidad
Calidad de imputable. Aptitud de la persona para responder de los actos que realiza. El
niño, y el loco, no son imputables al carecer de esa aptitud. Se dice que un individuo
considerado como capaz ante la ley es imputable siempre que pueda probarse que obró
con plena comprensión del alcance de su acto, así como de las consecuencias de este.
Acto jurídico
Hecho voluntario que crea, modifica o extingue relaciones de derecho.
Los actos ilícitos pueden ser civiles o penales:
Los actos ilícitos civiles obligan al autor a reparar el daño ocasionado más los
daños e intereses. Sin interés no hay acción.
Los actos ilícitos penales son los que coinciden exactamente con las figuras
delictivas previstas en los tipos penales, y se llaman delitos, pudiendo ser dolosos
o culposos.
Hecho
Acción u obra sobre un acontecimiento ocurrido. Toda acción material de las personas y
por sucesos independientes de ellas, generalmente los fenómenos de la naturaleza. En
sentido civil y penal, los hechos ofrecen trascendental importancia por cuanto originan
no solo derechos y obligaciones, sino responsabilidades de toda índole.
· Licito. Adj. Justo, permitido. Que es de la ley.
· Ilicito. Adj. No permitido legal ni moralmente.
2. HECHOS ILICITOS
Según el diccionario de Manuel Osorio son “los hechos voluntarios que resultan
violatorios de una regla jurídica”.
Borja Soriano claramente establece que «(…) causar un daño o perjuicio sin derecho es
obrar con culpa o falta (…) todo hecho que produce la violación de un deber,
independientemente de que el origen de la violación sea la voluntad o la ley, constituye
un hecho ilícito y el agente debe responder cuando comete el acto de manera injusta, que
es el elemento objetivo, va unido al elemento subjetivo, es decir, al estado particular de
ánimo del agente. En este caso el acto es tanto injusto como culposo. La presencia del
elemento subjetivo le da a la acción el carácter de culposa (entendiendo por culpa la
intención o bien por negligencia) (…)»1
Los actos ilícitos son aquellos hechos humanos voluntarios, que son los que se efectúan
con discernimiento intención y libertad, pero que son contrarios a lo dispuesto por las
normas jurídicas, y por lo tanto son sancionables. Pueden consistir en acciones u
omisiones. Siempre, para constituir delito civil debe haber perjuicio y una parte
perjudicada que demanda. En este último caso debe existir la obligación de actuar, por
ejemplo en el caso del médico que omite atender a un paciente, a su requerimiento.
HECHO ILÍCITO: Son todas aquellas acciones u omisiones que son contrarias al
ordenamiento jurídico. TORRES VASQUEZ señala que la ilicitud se deduce del Art. V
del Titulo Preliminar del Código Civil que dispone que "es nulo el acto jurídico contrario
a las leyes imperativas que interesan al orden publico y a las buenas costumbres"
señalando que la distinción entre lo licito o ilícito se debe mas que a la naturaleza
voluntaria del acto, a la naturaleza de las consecuencias. La acepción subjetiva de ilicitud
es acogida en el Código Civil al regular la responsabilidad civil contractual y
extracontractual. Con relación a la responsabilidad extracontractual la obligación de
indemnizar surge, no del incumplimiento de una obligación jurídica preexistente, sino del
1
Borja Soriano, Manuel, s/f, p. 347.
mero hecho de haberse causado el daño, la relación jurídica nace recién con el daño
causado.
Hecho ilícito es, como todo acto contrario al ordenamiento jurídico vigente, generado por
la intención, la imprudencia, impericia, negligencia mala fe, abuso de derecho e
inobservancia normativa de una persona (agente) que tiene por contrapartida una
responsabilidad civil en favor de otra persona (perjudicado o víctima) que debe cubrir el
agente del daño.
Dolo
Engaño, fraude. En Derecho civil, es la voluntad maliciosa y desleal en el cumplimiento
de obligaciones, o en su constitución.
Culpa
Infracción de ley cometida libremente y sin malicia, por alguna causa que pudo y se debió
evitar. Omisión de aquella diligencia que exija la naturaleza de la obligación o
corresponda a las circunstancias de personas, tiempo y lugar. Su presencia genera
responsabilidad civil tanto contractual como extracontractual , en su grado mínimo o de
menor entidad, y responsabilidad penal en su grado medio y máximo, tomando la
denominación legal de imprudencia simple e imprudencia temeraria.
Resarcimiento
Reparación de daño o mal. Indemnización de daños o perjuicios.
Daños y perjuicios
Son daños el mal sufrido por una persona, u ocasionado en una cosa, a causa de una lesión
que recae directamente sobre ellas; y perjuicios la ganancia cierta que ha dejado de
obtenerse. Quedan sujetos a la indemnización de los daños y perjuicios causados los que
en el cumplimiento de sus obligaciones incurriesen en dolo, negligencia o morosidad y
los que de cualquier modo contravinieren al tenor de aquellas.
Tercero
Quien media entre otros para avenirlos o concertarlos. Persona que no es ninguna de las
dos o más que interviene en trato o negocio de cualquier clase.
1. MARCO TEÓRICO
Antecedentes históricos
La responsabilidad civil extracontractual subjetiva, establecida desde los tiempos de la
antigua Roma, en la que la Ley de las XII Tablas autorizaba a los acreedores a conducir
después de sesenta días de prisionero al deudor para venderlo como esclavo, fue
desarrollada por obra de los juristas medievales en relación al daño, a nivel federal se
vincula a la necesidad de demostrar la culpa (negligencia, imprudencia o impericia), o el
dolo, en los cuales se sustenta la responsabilidad del agente dañoso.
Consideraciones generales
Para poder hablar de hechos ilícitos debemos de partir de una palabra muy importante y
esta es la “responsabilidad” que proviene del latín respondere, que se refiere a la
capacidad de una persona para responder sobre los hechos propios.
Lo que es notorio, es que en materia de responsabilidad civil, el daño se encuentra
generalmente relacionado con el concepto de perjuicio.
Cuando un hecho cause daños y perjuicios a una persona y la ley imponga al autor de este
hecho o a otra persona distinta la obligación de reparar esos daños y perjuicios, hay
responsabilidad civil.
Los daños y perjuicios cuya reparación impone la ley, pueden provenir de un hecho ilícito,
el autor de un hecho ilícito debe reparar los daños y perjuicios que con tal hecho cause a
otra persona, a menos que demuestre que la acción se produjo como consecuencia de
culpa o negligencia inexcusable de la víctima. Los derechos que se protegen al
implementarse la figura del daño moral son aquellos que protegen la paz, integridad,
honorabilidad, y la salud mental y espiritual.
Daños y perjuicios
Los daños y perjuicios cuya reparación impone la ley, pueden provenir de un hecho ilícito,
según se dispone en el Código Civil. Para los efectos del señalado ordenamiento en el
Estado se entiende que los hechos voluntarios son lícitos o ilícitos. Son lícitos los hechos
voluntarios que, produciendo consecuencias de derecho, no son contrarios de la ley. Son
ilícitos los hechos voluntarios contrarios a la ley.
Toda acción humana puede consistir en una acción positiva o en una acción negativa,
omisión o abstención. Para que la acción u omisión pueda ser considerada como fuente
de responsabilidad es preciso que pueda ser calificada como ilícita o antijurídica.
En este sentido, el acto o el hecho jurídico que provoca responsabilidad civil o
responsabilidad objetiva, debe contener los elementos de culpa, ilicitud o antijuridicidad,
en el entendido de que el responsable deberá ser capaz de restablecer las cosas a su
situación original, y en caso de no hacerlo, indemnizar al perjudicado de acuerdo a la ley.
Conviene también señalar que la imputación de tal conducta al agente provocador puede
ser por un comportamiento enteramente suyo, es decir, por hecho propio; o bien, por una
conducta de otro, sea, por hecho ajeno, cuyo autor no ha tenido relación jurídica previa
con el ofendido.
2. CONCEPTO DE HECHO ILÍCITO CIVIL
En el hecho ilícito civil, las causas de responsabilidad por un daño causado y la
consiguiente obligación de responder del mismo, debe entenderse en el sentido de que
establece una norma para determinar una relación de causa a efecto necesaria para la
imputabilidad del causante.
En un hecho ilícito cabe manifestar que mientras en la responsabilidad contractual, el
autor del daño y su víctima han creado por su voluntad (el contrato que celebraron), en
cambio, la posibilidad del daño en la extracontractual esta posibilidad no ha sido creada
por los contratantes. Es decir, en la primera, están vinculados con anterioridad al hecho
productor de la responsabilidad, y en la extracontractual el vínculo nace por la realización
de los hechos dañosos y en los precisos momentos en que esta realización tiene lugar.
Además, en la responsabilidad contractual hay una obligación precisa de efectuar un
hecho determinado, en tanto que en la extracontractual no existe obligación alguna
determinada.
El daño cuyo resarcimiento se persigue, tiene como origen el incumplimiento del deber
de cuidado atribuible al que se imputa como responsable, con motivo de la relación
contractual por la cual su contraparte se compromete a hacer o dar, a cambio del pago de
un precio determinado.
En el medio jurídico, solemos denominar como "responsabilidad" a la consecuencia
lógica del vínculo entre un derecho y una obligación, en atención a la necesidad jurídica
de una persona de cumplir con el derecho de otra. Esto se debe a que en nuestro entorno
cotidiano, podemos identificar diferentes tipos de obligaciones, tanto las morales, como
jurídicas, sociales, familiares, personales, técnicas, y muchas más, según la utilidad que
pueda aportar su clasificación; el aspecto rescatable en todas ellas, es que a una obligación
siempre será correlativa a un derecho.
Aunque trascendental, esta responsabilidad, por su interés privado no es absoluta, ya que
en particular, la víctima del daño, que a la vez sería el beneficiario de la indemnización
en la que se valora la responsabilidad civil derivada del mismo, puede renunciar a la
misma siempre que esta renuncia no atente contra el interés u orden público, ni perjudique
a terceros.
Para BEJARANO (1999), el verdadero sentido de la responsabilidad no debe limitarse al
derecho positivo, sino integrarse a la conciencia social, no por el hecho de sujetarse a la
posibilidad de que sea exigible por quienes pudieran verse afectados, sino partir de una
concepción tendiente a la protección de la esfera jurídica de todo individuo, como
requerimiento ético, necesidad social y parte de una cultura de respeto a la persona
humana, a su integridad física y mental. El objetivo de la responsabilidad civil es
compensar a la víctima por los daños causados por lo que persigue un interés privado, en
el que la indemnización de perjuicios comprenderá no solo los ocasionados al agraviado,
sino también a sus familiares o a terceros.
3. IMPORTANCIA DEL TEMA
Este trabajo trata sobre la responsabilidad extracontractual derivada de los hechos ilícitos.
Para delimitar el tema, es importante señalar que una de las diferencias fundamentales
entre la responsabilidad contractual y la extracontractual reside en la carga de la prueba,
pues en la responsabilidad derivada de un contrato, el acreedor de la respectiva prestación
no está obligado a demostrar la culpa del deudor, ya que ésta se presume en tanto el
segundo no demuestre que su incumplimiento o el atraso no le son imputables, como el
caso fortuito o la fuerza mayor; en cambio, en la responsabilidad extracontractual le
compete al damnificado demostrar la culpabilidad del autor del acto lícito.
Los contratos tienen fuerza de ley entre las partes contratantes, pues obligan tanto a lo
que se expresa en ellos, como a las consecuencias que la equidad, el uso o la ley hacen
nacer de la obligación, según la naturaleza de ésta. La diferencia entre ésta y la
extracontractual, es que en la contractual basta demostrar el incumplimiento para que se
presuma la culpa.
Reparación del daño
La reparación del daño ocasionado podrá consistir en obligaciones de dar, de hacer o de
no hacer algo, y se determina por el Juez, atendiendo a la naturaleza de la infracción y a
las condiciones personales y económicas del culpable.
HECHO ILÍCITO Y SUS CAUSALES
Para que la reparación se dé, debe existir, entonces la determinación de la responsabilidad,
emanada en este caso, de la realización de hechos ilícitos que hayan causado daños y
perjuicios, sean estos por hechos propios, ajenos e incluso de cosas animadas e
inanimadas.
En el cumplimiento de esta responsabilidad, también debe haber quedado debidamente
probada la relación causal entre el hecho lesivo y el daño causado, misma que debe
determinar la imputabilidad de la obligación, sobre las características de causa directa e
inmediata.
De lo anterior se desprende que el elemento culpa es determinante para la clasificación
jurídica de la obligación, pero es la determinación del daño y su relación causal con el
hecho ilícito productor el mismo, el que determinará la existencia o no de la
responsabilidad civil.
Se puede entender por culpa la posibilidad de prever o previsibilidad el resultado no
requerido. Esta es otra de las formas de participación psicológica del sujeto en el hecho,
junto al dolo el cual se puede definir como la conciencia de querer y la conciencia de
obrar, traducidas estas en una conducta externa, es decir, es la voluntad consciente,
encaminada u orientada a la perpetración de un acto que la ley prevé como delito.
4. CARACTERÍSTICAS DE UN HECHO ILÍCITO
Para MARTÍNEZ (2000): En cuanto a las características de un hecho ilícito, podemos
distinguir los siguientes:
Imprudencia: Que para concretarse exige una acción, y consiste en obrar sin
cautela, en contradicción con la prudencia, es la culpa por acción (culpa in
agenda).
Negligencia: Es una omisión, desatención o descuido, consiste en no cumplir
aquello a que se estaba obligado, en hacerlo con retardo, es la falta de uso de los
poderes activos en virtud de los cuales un individuo, pudiendo desarrollar una
actividad, no lo hace por pereza psíquica. Falta de diligencia.
Ignorancia: Se denomina así al acto en el cual el agente ha descuidado adquirir
los conocimientos elementales y necesarios para el ejercicio de su profesión o arte.
Impericia: Poco conocimiento profesional sobre un determinado tema, porque la
ley exige en las personas capacitadas para un determinado ejercicio profesional
reúnan ciertas condiciones de estudio y formalidades probatorias.
Inobservancia: Se designa así a la acción de incumplimiento de lo que se manda
a ejecutar, como en el caso de los reglamentos, decretos, leyes, ordenanzas y
disposiciones de la autoridad que tengan por objeto tomar medidas propias para
evitar accidentes o daños, para la seguridad pública y para la sanidad colectiva.
Por tanto la imprudencia, negligencia, impericia e inobservancia son atribuibles a la
responsabilidad de cada persona, y cada una responde en la medida de su culpa,
entendiendo que lo uno no excusa la del otro.
5. LOS HECHOS ILÍCITOS GENERAN RESPONSABILIDAD CIVIL POR
HECHOS PROPIOS
En lo relativo a la responsabilidad civil por hechos de terceros, específicamente, en lo
referente a los menores, encontramos como fuente de estas obligaciones, nacidas de los
actos ilícitos, que tienen obligación de responder de los daños y perjuicios causados por
los actos de los menores bajo su poder y que, además, habiten con ellos, aquellos que
ejercen la patria potestad sobre los mismos, de lo que se deriva que serán responsables de
cumplir con la reparación de los tipos daños y perjuicios arriba señalados, incluyendo el
moral, sea esta resarcitoria o compensatoria.
Sin embargo, este supuesto jurídico tampoco es absoluto, ya que la responsabilidad cesa
en el momento en que los actos ilícitos sean ejecutados por los menores, encontrándose
bajo la vigilancia y autoridad de otras personas, verificándose en tal momento, una
traslación de la responsabilidad a los directores de colegio, talleres, u otras instituciones
encargadas de recibir a menores, mismos que por tal hecho, asumen dicha
responsabilidad.
En cuanto a los que están en estado de vigilancia, éstos tienen obligación de responder
por los actos de los menores sujetos su patria potestad, exceptuando los casos en que
deban responder otras personas, como es el caso de los tutores, establecido en los Artículo
990, 991 y 992 los directores de internados, colegios, públicos o privados que no reciban
internos, los maestros de grupo y los celadores y vigilantes de dichas instituciones.
En primer término, es imprescindible reconocer que el contexto normativo define
quiénes son los titulares de la obligación, dada la imposibilidad legal de sancionar
económicamente al que causó el daño, por lo que la acción para exigir de terceros su
reparación, necesariamente requiere, como toda acción, de un titular.
Esta responsabilidad cesa si se demuestra que en la comisión del daño no se les puede
imputar ninguna culpa o negligencia y es aplicable a dueños, empresarios o encargados
de negociaciones o establecimientos mercantiles de cualquier especie, por los delitos que
cometan sus obreros, jornaleros, empleados, domésticos y artesanos, con motivo y en el
desempeño de su servicio.
Esa reparación comprenderá la indemnización del daño material y moral, causado a la
víctima o a su familia, responsabilidad que cesa si se demuestra que en la comisión del
daño, no se les puede imputar ninguna culpabilidad o negligencia.
6. LOS HECHOS ILÍCITOS GENERAN RESPONSABILIDAD POR HECHOS
DE TERCEROS
Existen dos figuras completamente distintas, las cuales sin embargo pueden coexistir.
Ellas son la responsabilidad de la Administración Pública y la responsabilidad personal
del funcionario público. Ambas son instituciones fundamentales del Estado de Derecho,
pues permiten a los particulares ejercer sus derechos sin ser atropellados por la
supremacía y el poder de la autoridad de gobierno. En el primer caso, el responsable de
los daños y perjuicios que puede experimentar un particular es el propio Estado; en el
segundo, la responsabilidad recae en forma personal y directa sobre el funcionario
público, responsabilidad que puede ser penal, administrativa o civil.
Esta distinción es muy importante, pues para determinar qué acciones legales intentar y
cuáles son los tribunales competentes para conocerlas, es necesario determinar si el
responsable es el funcionario público a título personal, si es la Administración Pública en
la cual presta sus servicios, o si existe una responsabilidad concurrente entre ambos.
Hay situaciones en las que resulta evidente que el funcionario público responde por sus
actos a título personal, ellas son aquellas en las que, incluso envestido de su poder, el
funcionario actúa fuera del ejercicio de la función pública. Por ejemplo, el caso del
vigilante de un ministerio que con su arma oficial ocasiona un daño a una persona en una
riña fuera de su horario y sitio de trabajo, o el secretario de un tribunal que se vale de su
credencial para constreñir a un particular fuera de un proceso judicial. En este tipo de
conductas se suelen ubicar las vías de hecho, que son actos materiales que realiza el
funcionario ejerciendo su poder, pero sin los procedimientos y formalidades legales.
El funcionario público que incurre en responsabilidad personal, no sólo responde ante el
particular que ha sufrido un daño o un perjuicio moral o patrimonial. También responde
frente al Estado. Ante el particular responde en forma directa, pues de resultar
personalmente responsable, debería indemnizar los daños y perjuicios derivados de sus
actos u omisiones. Ante el propio Estado debe responder, por cuanto de resultar afectada
la Administración Pública, el funcionario debe responder ante la persona pública al
servicio de la cual se encuentre. Obviamente, también será responsable el funcionario
ante el Estado, cuando causa daños al patrimonio público, área en la cual centran su
preocupación y atención los funcionarios, pues es en este campo donde se presentan la
mayoría de las acusaciones y denuncias.
La responsabilidad penal opera cuando el funcionario incurre en acciones u omisiones
tipificadas en las leyes como delitos o faltas. En estos casos se pueden producir las
condenas judiciales a que haya lugar, incluyendo las penas privativas de libertad.
Según BORJA (2004), la responsabilidad administrativa procede cuando el funcionario
incurre en acciones u omisiones que impiden el normal funcionamiento del servicio
público o que representan irregularidades en el ejercicio del cargo. Generalmente, esta
responsabilidad acarrea multas, suspensiones, destituciones y amonestaciones.
En cuanto a la responsabilidad civil del funcionario público, es la menos conocida y en
consecuencia la menos exigida. Aquí se ubica la posibilidad real y efectiva que tiene usted
como particular de acudir a los tribunales de la República para exigir que el funcionario
público, que resulte ser personalmente responsable, indemnice o repare los daños y
perjuicios causados por sus acciones u omisiones. En estos casos pueden incluso
solicitarse medidas preventivas (embargo, secuestro, prohibición de enajenar y gravar,
etcétera) sobre bienes propiedad del funcionario público, como si se tratara de cualquier
otro demandado. Dentro de la misma equivalencia, si la acción intentada por el particular
es declarada improcedente, el funcionario demandado podrá intentar las acciones que
estime pertinentes dentro de las cuales está exigir el pago de las costas del juicio.
FINALIDAD Repara, resarcir, indemnizar un daño Sanción consistente en una pena privativa
y un perjuicio de la libertad o en multa pecuniaria
TITULAR DE LA Sólo pueden entablarla el que sufrió el Puede interponer la acción cualquier
ACCIÓN daño o sus herederos. persona, salvo en los contados casos de
delito de acción privada.
A QUIE SE A la víctima La responsabilidad penal se suele pagar al
PAGA Estado
CUANDO SE Cuando se infringe la ley, y que la Cuando el funcionario ha realizado una
PRESENTA responsabilidad de los funcionarios conducta que se tiene tipificada como
públicos, será por las mismas causas delito en el Código Penal; entre ellas
(infringir la ley) y por omisión o podemos mencionar: el peculado, el
extralimitación en el ejercicio de sus cohecho, el prevaricato; o cuando exista
funciones por parte del servidor público un interés
ilícito en la celebración de contratos, para
provecho propio o de un tercero, en
cualquier clase de contrato u operación en
que deba intervenir por razón de su cargo
o de sus funciones; o Cuando trámite
cualquier actuación contractual sin el
cumplimiento de los requisitos legales o
esenciales.
2.4.2.-CUADRO DE COMPARACION
CONCLUSIÓNES
El hecho ilícito en sí implica una conducta antijurídica, culpable o dañosa, que no se
valora para la reparación del daño o indemnización, pero si en un momento posterior, en
el caso específico de que la ley así lo establezca.
No está de más señalar que en el ámbito jurídico, frecuentemente se utilizan las npalabras
antijurídico, ilícito e injusto indistintamente, lo que origina cierta confusión de conceptos.
Aclarando, la Antijuridicidad es un concepto negativo, se señala como antijurídico lo que
es contrario al derecho, simplemente como lo contrario a la ley, sino en el sentido
oposición a las normas de cultura reconocidas por el Estado. Se trata de una contradicción
entre una conducta determinada y el concreto orden jurídico impuesto por el Estado.
Una misma conducta exterior puede ser conforme al derecho o antijurídica, según el
sentido que el agente atribuya a su acto, según la disposición anímica con que lo realice.
Estos elementos de índole subjetiva son denominados elementos subjetivos del injusto.
BIBLIOGRAFIA
BEJARANO Sánchez, Manuel. (1999). Obligaciones Civiles. Ed. Oxford. University
Press. Colección Textos Jurídicos Universitarios. México
BORJA Soriano, Manuel. (2004) Teoría General de las Obligaciones. Ed. Porrúa.
México,
CABANELLAS, Guillermo: (1998). "Diccionario Jurídico Elemental".
CARRARA, Francisco: (1997)"Derecho Penal". México. Editorial Harla. Edición.
GARCÍA Maynez, (2000) Eduardo. Introducción al Estudio del Derecho. Ed. Porrúa.
México.
MARTÍNEZ ALARCÓN, Javier, (2000) Obligaciones Civiles, 1ª ed., Ed. Oxford
University Press, México,.
ROJINA VILLEGAS, Rafael, (1991) Teoría General de las Obligaciones. 17ª ed., Ed.
Porrúa, México,.
1. TEORÍA GENERAL DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL
Código Civil se ha regulado la teoría de la causa inmediata y directa, pero que ambas
teorías nos llevan al mismo resultado.
d. Factores de Atribución
En la cual se distinguen en materia de responsabilidad civil contractual la culpa, mientras
que en la responsabilidad extracontractual los factores de atribución son la culpa y el
riesgo creado.
Nuestro Código Civil de 1984 hace una distinción entre responsabilidad civil contractual
y extracontractual, las mismas que serán estudiadas en la siguiente unidad
Figura 10:
Nos muestra los elementos de la Responsabilidad Civil. Todos y cada uno de ellos forma
parte de esta institución jurídica.
ll 341
6.5. LA REPARACIÓN CIVIL:
¿QUÉ SIGNIFICA INDEMNIZAR Y POR QUÉ SE INDEMNIZA?
Para responder esta pregunta nos remitimos a buscar el significado etimológico de la
palabra Reparar que viene del latín reparáre quiere decir también «desagraviar, satisfacer
al ofendido» y «remediar o precaver un daño».
A continuación nos remitimos a lo expuesto por el tratadista Luis Diez-Picazo en su obra
'Derecho de Daños', señala que la idea de indemnizar «significa traspasar o endosar ese
daño poniéndolo a cargo de otro, porque si quien inicialmente lo sufrió, recibe una suma
de dinero como indemnización, ello se producirá a costa de una disminución del
patrimonio de aquél que ha sido obligado a indemnizar, empleando para ello otros bienes
preexistentes».
Además, añade: «Por esta razón, para producir el endoso o traslado del daño, habrá que
tener buenas razones, que una tradición jurídica que ha llegado hasta nosotros coloca en
la idea de que el obligado a indemnizar fue quien causó el daño con una conducta que,
por ser culposa, era reprobable, aunque todo ello deja todavía en la nebulosa el concepto
de daño, el concepto de causalidad y el concepto de culpa. Dicho del modo más lapidario
posible, el daño se pone a cargo de otra persona distinta del que lo sufre porque aquella
no hizo lo que debía haber hecho y, si hubiera actuado debidamente, el daño no se hubiera
producido». (Diez Picazo, Luis, 1999: 45).
Juan Espinoza Espinoza define a la Reparación Civil de este modo: «La reparación es la
obligación que se impone al dañante (una vez acreditado que se ha configurado un
supuesto de responsabilidad Civil) en beneficio del dañado, consistente bien en una
prestación de dar suma dineraria (indemnización por equivalente) o en una prestación de
hacer o de no hacer (indemnización específica o in natura). Sin embargo, estas
prestaciones no son excluyentes entre sí. (Espinoza Espinoza, Juan, 2011: 277).
Así pues, coincidimos con este autor cuando manifiesta que: La reparación civil busca
una satisfacción del interés lesionado; pero 'por equivalencia'. Se elimina, de este modo,
la idea del enriquecimiento por parte del que ha sufrido un daño. Se busca el punto de
equilibrio entre el derecho de la víctima a que se le repare el daño y el derecho del dañante
a indemnizar con un monto que no implique el enriquecimiento indebido de la víctima.
6.6. RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL Y EXTRACONTRACTUAL
En los estudios civiles de nuestro país se abordan dos ámbitos: la responsabilidad
contractual (analizada en el Derecho Civil de Obligaciones) y la responsabilidad
extracontractual (orientada al Derecho de Daños). Lo cierto es que la responsabilidad civil
tiene una columna vertebral común a cualquiera de sus múltiples manifestaciones
(contractual, extracontractual, subjetiva, objetiva, por hecho propio, por hecho de
tercero, de los particulares, de la administración, por conducta lícita o ilícita, etcétera).
Estos elementos imprescindibles son la conducta lesiva, el daño, el nexo de causalidad y
el criterio de imputación. No obstante, los aspectos peculiares relativos a la
responsabilidad contractual y extracontractual serán estudiados en otra lección.
prestación de servicios, así como por informaciones insuficientes o inadecuadas sobre sus
riesgos y beneficios.
0 El servicio es defectuoso cuando no ofrece la seguridad que el consumidor puede
esperar del mismo, tomándose en consideración las circunstancias relevantes, entre las
cuales se encuentran:
l. el modo de su suministro; ll - el resultado y los riesgos que razonablemente se esperan
del mismo; III. la época en que fue suministrado.
20 El servicio no es considerado defectuoso por la adopción de nuevas técnicas;
30 El prestador de servicios no será responsable cuando pruebe:
l. Que, habiendo prestado el servicio, el defecto no existe; ll — la culpa exclusiva del
consumidor o del tercero.
40 La responsabilidad personal de los profesionales será evaluada mediante la
verificación de culpa.
En este sentido también se orienta el primer párrafo del art. 34 de la Ley No. 17.1 89
sobre normas relativas a las relaciones de consumo, del Uruguay, del 20.09.99, el cual
prescribe que: "Si del vicio o riesgo de la cosa o de la prestación del servicio resulta un
daño al, consumidor, será responsable el proveedor de conformidad con el régimen
dispuesto en eli Código Civil.
Si bien es cierto que la legislación uruguaya contempla conjuntamente la responsabilidad
civil por servicios y productos defectuosos, a diferencia del modelo brasileño, regula, en
su art. 35 que: "La responsabilidad de los profesionales liberales será obietiva o subietiva
según la naturaleza de la prestación asumida.
La responsabilidad civil por defecto no debe limitarse a los productos, sino también a los
servicios (siempre y cuando dañen a la integridad y a la salud de los consumidores).
Evidentemente cada SUPUeStO tiene sus propias particularidades. Es importante
distinguir que la responsabilidad civil por productos defectuosos es tendencialmente
obietiva (o semi-obietiva), por cuanto admite supuestos de ruptura del nexo causal,
mientras que la responsabilidad civil por servicios defectuosos deberá ser evaluada caso
por caso, en atención a la naturaleza de la prestación en conflicto.
ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD
CIVIL CONTRACTUAL I
7.1. LA ANTIJURIDICIDAD
Es lo contrario a la ley. Es sinónimo de ilicitud, aunque abarca la violación del deber
impuesto contractualmente. El acto antijurídico es un acto ilícito consiste en una
infracción a la ley, (dolosa o culposa) que causa un daño a otro y que obliga a la reparación
a quien resulte responsable en virtud de imputación o atribución legal del perjuicio.
(Bustamante Alsina 1993: 107). También algunos autores lo identifican con lo injusto.
(Boffi Boggero, Luis M, 1973. 87).
El principio de responsabilidad por el hecho propio, impone la obligación de indemnizar
el daño que se cause cuando se ejecuta un hecho por culpa o negligencia. Esta regla es
parte de aquella otra que indica no hacer lo que está expresamente prohibido en una ley.
El principio general de responsabilidad por culpa implica el deber genérico de prudencia
y diligencia que impone, el cual vale para actuar cuando es preciso como para abstenerse
cuando es necesario.
a. Actos positivos: Cuando la ley prohíbe su ejecución. Puede ser expresa o genérica.
Se responde por la comisión y por la comisión por omisión.
b. Actos negativos: Cuando la ley ordena ejecutar el hecho, se responde por la
omisión.
7.2. INCUMPLIMIENTO CONTRACTUAL
La culpa en el incumplimiento contractual se manifiesta por el daño causado al acreedor
con negligencia o imprudencia. Este incumplimiento está regulado normativamente en
cuanto al modo, lugar y tiempo de la ejecución de la prestación con independencia de la
imputabilidad del deudor que supone la concurrencia de un elemento que es la culpa o el
dolo.
En relación al incumplimiento, la doctrina lo clasifica en:
b. El incumplimiento relativo, por lo general se refiere al retraso en el cumplimiento por
lo cual se establece una mora.
a. El incumplimiento absoluto o inejecución total, absoluta y definitiva. En este caso, el
cumplimiento se hace imposible en el futuro.
El incumplimiento contractual tipifica la conducta del deudor en relación a cada contrato.
7.3. LA MORA
La mora del deudor es el retardo jurídicamente calificado en el cumplimiento de la
obligación que da origen a la responsabilidad del deudor por los daños moratorios.
7.3.1. ELEMENTOS:
a. El Retardo: incumplimiento material en relación al tiempo en que la obligación
debió cumplirse.
b. Imputabilidad del incumplimiento al deudor por su culpa o por su dolo.
c. Daño sufrido por el acreedor.
d. Relación de causalidad entre el incumplimiento y el daño ocasionado.
e. Constitución en mora del deudor.
7.3.2 CONSTITUCIÓN EN MORA
El incumplimiento material del deudor debe ser jurídicamente calificado por la
'constitución en mora' para que aquel responda de los perjuicios que pudiere habérsele
causado al acreedor. Puede producirse por:
1. El requerimiento que hace el acreedor al deudor para que pague (mora "ex-
persona").
501
2. Ella se produce por el mero transcurso del tiempo (mora 'ex-re').
a. Requerimiento convencional: Las partes pueden convenir que para quedar
constituido en mora el deudor debe ser emplazado por el acreedor, aun cuando sea una
obligación a plazo expresamente convenido.
b. Existencia de un plazo tácito: El plazo tácito generalmente es impreciso, requiere
interpretar la voluntad de las partes en la fijación del plazo, atendiendo a la naturaleza de
la obligación y demás circunstancias.
c. Obligaciones puras y simples: Son obligaciones sin plazo, en las que el
cumplimiento de la obligación está diferida a la potestad de una de las partes o de ambas.
El deudor debe ser puesto en mora (ex-persona) mediante un requerimiento. Ejemplo:
entregar la cosa vendida.
d. Existencia de un plazo indeterminado.
e. Plazo expreso en obligaciones recíprocas con pacto comisorio tácito: En el caso
de no haberse convenido el pacto comisorio expresamente, será necesario emplazar al
deudor que no cumplió su obligación en el término fijado, indicándole un plazo para que
cumpla, debiendo distinguirse el caso en que exista plazo expreso del supuesto en que el
plazo sea tácito. Estos aspectos están regulados en el artículo 13330 CC.
7.3.3 EFECTOS DE LA MORA
1. El deudor es responsable por el daño que resulte al acreedor como consecuencia
del retardo en la ejecución de la prestación debida (obligación de indemnizar daños e
intereses moratorios).
2. Si la obligación se torna de imposible cumplimiento, se deberán daños e intereses
com pensatorios que com prenden todo el perjuicio sufrido por el acreedor (resarcim iento
integral) que absorben a los compensatorios y se deben en lugar de la prestación
prometida (carácter subsidiario)
3. Traslación de los riesgos que estaban a cargo del acreedor y que en adelante deben
ser soportados por el deudor:
• Riesgo de la cosa: Es la eventualidad de que la cosa misma que constituye el objeto
de la prestación se pierda sin culpa del deudor. El riesgo lo soporta normalmente el dueño
de la cosa (acreedor o deudor).
• Riesgo del contrato: es la eventualidad de que se pierda la utilidad o beneficio que
la obligación debe reportar al acreedor por imposibilidad de cumplimiento no imputable
al deudor. Ese riesgo lo soporta normalmente el acreedor. (Artículos 13360 y 13370 del
CC).
11511
4. En los contratos con prestaciones recíprocas, el deudor moroso no puede invocar
en su carácter de acreedor recíproco de una obligación conexa:
a. La mora de su deudor;
b. Demandar el cumplimiento de la obligación recíproca que compete a su deudor
en un contrato bilateral;
c. No puede hacer funcionar en su favor el pacto comisorio expreso o efectuar el
requerimiento previo en caso de pacto comisorio implícito;
d. Ni invocar la imprevisión.
La mora del deudor atribuye a la otra parte la facultad de resolver el contrato, en razón
del incumplimiento de aquél.
• Si los involucrados han pactado expresamente: la resolución se producirá de pleno
derecho y surtirá efectos desde que la parte interesada comunique a la incumplidora, en
forma fehaciente, su voluntad de resolver. Cumplido el plazo, la mora se produce por el
solo vencimiento, y nace la facultad de resolver.
• Si el pacto comisorio no está expresamente acordado: en el plazo expreso, el
acreedor para resolver tiene que requerir el cumplimiento en un plazo determinado por
ley, bajo apercibimiento de ejecución. En el plazo tácito se debe: primero interpelar para
constituir en mora y apercibir el cumplimiento.
7.3.4 CESACIÓN DE LA MORA
1. Cesación del estado de mora: El deudor deja de estar en mora sin que ello importe
relevarlo de la responsabilidad que le incumbe por los daños y perjuicios ocasionados al
acreedor, mientras se hallaba en mora.
2. Renuncia a los efectos de la mora: El acreedor abdica al derecho que tiene de
reclamar los daños e intereses moratorios.
La mora cesa cuando la prestación ya no exista, sea por el pago, o por haberse hecho
imposible con culpa del deudor o por un hecho que no le fuera imputable.
7.3.5 MORA DEL ACREEDOR
El acreedor solamente incurrirá en mora cuando sea comunicado por el deudor para que
reciba el pago o preste la cooperación necesaria. No es necesaria la interpelación en los
siguientes casos:
521
La conducta implícita en el art. 19700 del Código Civil, es el acto consciente y deliberado
de introducir un riesgo o peligro de daño, ya sea a través de un bien — que por sus
características es riesgoso o peligroso—, o a través del ejercicio de una actividad
igualmente riesgosa o peligrosa. En Derecho es válida la premisa según la cual nadie
actúa con el ánimo de causarse daño por su propio deseo, tendría que asumirse,
igualmente, que todo aquel que introduce un bien riesgoso o se vale de él, lo hace en su
propio beneficio y no contra sus propios intereses. Tales beneficios pueden ser de toda
índole. La naturaleza del beneficio no es lo relevante, pero es la razón que, con carácter
iuris et de iure, está implícita en el art. 19700 del Código Civil, en virtud de la cual se
asigna responsabilidad al agente.
8.1. EL DAÑO
El término proviene del latín damnum y está vinculado al verbo que se refiere a causar
perjuicio, menoscabo, molestia o dolor.
En términos generales, podemos señalar que para el Derecho, el daño es un perjuicio que
sufre una persona o su patrimonio por culpa de otro sujeto. El daño, por lo tanto, supone
un detrimento en los derechos, bienes o intereses de un individuo como consecuencia de
la acción u omisión de otro. (BARROS, Enrique, 2006).
El daño puede ser generado por dolo, culpa o de manera fortuita.
El daño doloso se produce cuando el sujeto actúa de forma intencional (alguien golpea
con un palo el coche de otra persona y rompe sus vidrios, por ejemplo).
El daño culposo, en cambio, tiene lugar por negligencia (una persona arroja un cigarrillo
en el campo y genera un incendio)
Todo daño genera a su responsable una obligación de resarcimiento. En ciertos casos, el
daño también puede implicar una sanción penal, cuando el ilícito cometido se encuentra
penado por la ley.
Cuando nació el Derecho de Daños en los códigos europeos del siglo XIX, las pocas
normas que dedicaron a la materia tenían como finalidad inmediata compensar los
671
daños sufridos por las personas y causados, fundamentalmente, por negligencia. Así lo
señala el artículo 13820 del Code francés de 18040: Tout fait quelconque de l'homme,
qui cause à autrui un dommage, oblige celui par la faute dequel il est arrivé, à le réparer
(Cualquier acto del hombre que cause daño a otro, obliga a éste a su resarcimiento); y en
el artículo 1902 del Código Civil español de 1889: «El que por acción u omisión causa
un daño a otro, interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño
causado».
8.2. CLASIFICACIÓN DEL DAÑO
Existen muchas clasificaciones del daño. En el presente manual solo expondremos
aquellos que nuestra legislación civil acoge:
8.21. DAÑO PATRIMONIAL
El término daño patrimonial, se refiere, en general, a todo menoscabo o detrimento que
se produce en los bienes que componen el patrimonio de una persona.
La necesidad de determinar exactamente en qué consiste el daño patrimonial, tiene por
objeto conocer con precisión qué tipo de perjuicios deben indemnizarse frente a un daño
imputable por dolo o culpa, ya sea en sede extracontractual o frente a un incumplimiento
imputable en sede contractual.
¿Qué daños patrimoniales deben indemnizarse? De acuerdo a lo establecido por el CC
peruano, en su artículo 13210, se debe indemnizar el daño emergente y el lucro cesante.
En efecto, este artículo establece lo siguiente:
«Queda sujeto a la indemnización de daños y perjuicios quien no ejecuta sus obligaciones
por dolo, culpa inexcusable o culpa leve'.
"El resarcimiento por la inejecución de la obligación o por su cumplimiento parcial, tardío
o defectuoso, comprende tanto el daño emergente como el lucro cesante, en cuanto sean
consecuencia inmediata y directa de tal inejecución».
¿Qué entendemos por daño emergente y lucro cesante?
8.22. DAÑO EMERGENTE
Por daño emergente se entiende el empobrecimiento real y efectivo. Así pues, el daño
material se mide por la disminución patrimonial que ha sufrido la víctima; el moral es
subjetivo, y afecta a la persona que lo sufre en sus sentimientos, decoro, honor o
681
reputación. En este caso, el Juez debe hacer un mayor trabajo de análisis para investigar
el real perjuicio sufrido según las particulares circunstancias de cada caso.
• Ejemplo de daño emergente en sede contractual. Un productor de eventos celebra
un contrato con determinado artista para que realice un espectáculo en vivo. En virtud de
este contrato, el productor invierte dinero en promocionar el evento en televisión, radio y
medios escritos, junto al arrendamiento del recinto en donde se llevaría a efecto el
espectáculo. Sin embargo, el artista no cumple su parte del contrato y señala que no se
presentará. El incumplimiento del artista ha implicado un daño emergente para el
productor, daño que se extiende a todo lo invertido para promover el espectáculo.
• Ejemplo de daño emergente en sede extracontractual. El dueño y conductor de un
taxi cruza por una avenida en perfecto cumplimiento de la normativa del tránsito, pero
otro vehículo, con imprudencia de su conductor, no respeta la señalización y choca contra
el taxi, destruyendo parte del motor. El dueño del taxi ha sufrido un daño emergente que
se extiende a la destrucción que ha sufrido su vehículo.
8.23. LUCRO CESANTE
Por lucro cesante, se entiende la utilidad que en virtud del daño se ha dejado de percibir.
Para mayor claridad utilizaremos los mismos ejemplos anteriores, pero desde otra
perspectiva.
• Ejemplo de lucro cesante en sede contractual. El productor había celebrado un
contrato con este artista en atención a que su espectáculo le reportaría ingresos por
concepto de entradas. Así, las entradas que no pudieron venderse por el incumplimiento,
implican para el productor lucro cesante, es decir, lo que ha dejado de percibir por el
incumplimiento.
• Ejemplo de lucro cesante en sede extracontractual. El taxista, cuya única fuente
de ingresos era su taxi, no podrá trabajar durante el tiempo necesario para reparar su
vehículo. Así, para él es lucro cesante lo que deja de percibir diariamente a causa del
daño, ya que sin el taxi no puede trabajar.
Tomado de: http://blog.pucp.edu.pe/item/89420/nocion-de-dano-patrimonial-y-
sufuncion
8.24. DAÑO EXTRAPATRIMONIAL
En relación al daño extrapatrimonial, un sector de la doctrina la identifica con estas
denominaciones: daño no patrimonial, daño subjetivo patrimonial o daño personal. Este
daño consiste en aquel acto que lesiona los derechos o legítimos intereses de naturaleza
no patrimonial, tanto de las personas naturales como de las personas jurídicas.
ll 691
Tradicionalmente, lo que hoy conocemos como daño extrapatrimonial consistía en aquel
acto que «lesiona a la persona en sí misma, estimada como un valor espiritual,
psicológico, inmaterial» entendiéndose, incluso, como sinónimo de daño moral.
Dentro de la actual sistemática de nuestro Código Civil, la categoría de daño
extrapatrimonial o subjetivo comprende lo siguiente:
a. Daño a la persona: Lesión a los derechos existenciales o no patrimoniales de las
personas y;
b. Daño moral, es aquel que consiste en «el ansia, la angustia, los sufrimientos físicos
o psíquicos, etc.», padecidos por la víctima. El daño moral es el que se inflige a las
creencias, los sentimientos, la dignidad, la estima social, a la salud física o psíquica, esto
es: a los derechos de personalidad o extrapatrimoniales. El daño moral se suele definir
como todo aquel daño que no tiene naturaleza puramente patrimonial y podrían
concebirse como todos aquellos que afectan a los bienes o derechos inmateriales de las
personas. El daño moral debe ser cierto, real y existente; sin perjuicio que la resolución
judicial pudiera cuantificar determinados daños morales futuros.
Dentro de la categoría de daño moral, se distingue el daño moral subjetivo del daño moral
afectivo:
b.l. Daño moral subjetivo que lo sufre de manera directa el propio sujeto.
b.2. Daño moral afectivo, entendido como la lesión a la relación afectiva respecto de
sujetos, animales o bienes. En el primer supuesto, piénsese en la pérdida del cónyuge, o
del conviviente, de un hijo o un padre; en el segundo, la de una mascota particularmente
vinculada con una persona anciana y sola.
Tomado de: http://iurisprudenciadederechocivilper.blogspot.com/
Por su parte Fernández Sessarego realiza una moderna sistematización del Daño a la
Persona, indicando que éste se clasifica en:
c. Daño psicosomático: Consiste en las lesiones al soma, cuerpo o mente, que altera
la unidad del ser humano, generando indistintamente consecuencias patrimoniales y no
patrimoniales y el «mal llamado daño moral» que constituye un daño emocional que causa
perturbaciones psíquicas, generalmente transitorias, no patológicas como dolores y
sufrimientos. A su vez, este se clasifica en:
C.I. Daño biológico: Consiste en el daño o lesión en sí misma (vertiente estática). Por
ejemplo: un golpe, una herida, una fractura, un trauma, una mutilación, etc. En el curso
de este trabajo adoptamos la designación de 'daño biológico' para referirnos a la lesión en
sí misma y de 'daño a la salud' para designar las consecuencias o perjuicios causados al
bienestar integral de la persona que pueden ser generados por una o más lesiones.
c.2. Daño a la salud o daño al bienestar: Es la consecuencia o perjuicio causados al
bienestar integral generado por una o más lesiones (vertiente dinámica). El daño a la
701
salud, compromete, por consiguiente, el estado de bienestar integral de la víctima. El
concepto 'bienestar', como se ha apuntado, tiene una muy amplia significación. Carecer
de bienestar supone un ostensible déficit en la calidad de vida de una persona en relación
con el nivel que tenía antes de producirse el daño. La persona, a consecuencia de la lesión
sufrida, ve afectadas sus normales actividades, ya sean ellas afectivas, de relación social,
familiares, laborales, sexuales, recreativas u otras.
c.3. Daño al proyecto de vida: Llamado también daño a la libertad fenoménica, que es
el que repercute en el ámbito de la libertad de la persona. El daño a la libertad supone un
previo daño psicosomático. Este último daño puede incidir —en diverso grado—, en la
libertad, ya sea en su dimensión subjetiva como en su expresión objetiva o fenoménica,
es decir, en el ejercicio mismo de la libertad en la vida social. El daño causado impide a
la persona convertir su íntima decisión en una cierta conducta o comportamiento. En este
caso, sin embargo, no puede aludirse a una "pérdida" de la libertad, ya que ello solo ocurre
con la muerte, sino más bien a la imposibilidad temporal de decidir por sí mismo. Esta
imposibilidad de decidir por sí mismo puede presentarse en un estado de coma, por lo que
será improbable que la persona recupere su capacidad de decisión. (Fernández Sessarego,
Carlos, 1993: 29).
En la actualidad, la reparación del daño a la persona es aún más necesario, dado que con
el uso de la tecnología, han aumentado las circunstancias de riesgo a que está expuesto el
ser humano.
Dado que existe una mayor comprensión del significado y de las consecuencias del daño
a la persona, hoy es inimaginable dejar de reparar el daño a la persona. Por ello, resulta
pertinente hacer eco de lo expresado los hermanos Mazeaud al referirse al daño moral, la
misma que es aplicable, obviamente, al daño a la persona.
Para estos juristas franceses resulta «chocante en una civilización avanzada como la
nuestra, que fuera posible, sin incurrir en ninguna responsabilidad civil, lesionar los
sentimientos más elevados y nobles de nuestros semejantes, mientras que el menor
atentado contra su patrimonio origina reparación». Esta idea está impregnada de un
sentido humanista, dirigido a superar una concepción pura y estrechamente
individualista-patrimomalista que hasta no hace mucho existía en el mundo jurídico.
(Mazeaud, 1960: 268 y 377).
8.3. ELEMENTOS ESTRUCTURALES DEL DAÑO
A continuación, vemos los elementos del Daño:
a. La certeza
Certeza del daño significa que la lesión jurídica es verificable en el plano material, y, por
consiguiente, es cuantificable, pues es determinable en el sentido que por su propia
naturaleza, el juzgador ha precisado su existencia.
11711
Cabe señalar que la verificación de tal posibilidad y, consecuentemente, la aplicación de
índices indemnizatorios exigibles para una reparación justa se hace tomando en cuenta,
precisamente, el requisito de la certeza.
b. La especialidad
El tema de la especialidad se relaciona con el de las perspectivas desde las que se aborda
la responsabilidad civil, y que son la expresión del abandono de una visión
exclusivamente restrictiva del daño. Fernández Cruz señala al respecto:
«En el derecho continental, por ejemplo, es importante el aporte que realiza la doctrinarn
italiana, la cual entiende (y no discute hoy) que la responsabilidad civil debe ser vista
desde dos perspectivas':
"Una micro-económica, a partir de la cual se persigue analizar las funciones de la
responsabilidad civil, según el modelo económico que se toma como referencia».
En este escenario —a propósito del criterio de especialidad— el daño debe afectar a una
entidad individual, si se toma en cuenta no solo la perspectiva "diádica" o intersubjetiva,
sino también la perspectiva macrosistémica. Desde estas perspectivas, la especialidad
implica la lesión al interés de una persona natural o un ente jurídico; persona jurídica en
el más amplio sentido del término, restringiéndose el resarcimiento al escenario de las
personas jurídicas lesionadas en sus propios intereses y no al colectivo como sujeto de
derecho supraindividual.
Los daños al medio ambiente son un buen ejemplo de ello. Si bien se pueden producir
daños que afectan al ente colectivamente considerado, el resarcimiento deberá producirse
en la medida que los daños generadores se materialicen en daños individualizables, los
cuales sí son objeto de resarcimiento. Debemos tomar en consideración lo que establece
un importante sector de la doctrina al respecto de la individualización del agente.
Por su parte, Franzoni señala: «El juicio de responsabilidad permite individualizar al
sujeto al que se le impondrá el costo del daño». (FRANZONI, Massimo, 2009: 19).
c. Subsistencia del daño
En el caso de la subsistencia se debe verificar que no solo se haya producido el daño, sino
que éste se mantenga con posterioridad sin que se haya producido una recomposición de
los daños de manera natural o, por la intervención externa del originador del daño o por
un tercero extraño a la relación de responsabilidad (el asegurador). Verificado tal hecho
se procederá a encausar una reparación inmediata que es lograda por dicha intervención.
Debemos tomar en cuenta que la subsistencia del daño implica la persistencia de la lesión
de un interés productor, inmediatamente de un daño actual; de este modo, podemos
afirmar que el daño moral puede ser uno que sobreviene a otro de naturaleza patrimonial
y que no es contraseñible a un daño de naturaleza personal sino, que puede,
eventualmente, trascenderlo. En este sentido, podemos citar el caso expropiatorio.
721
El artículo 700 de nuestra Constitución señala que:
«El derecho de propiedad es inviolable. El Estado lo garantiza. Se ejerce en armonía con
el bien común y dentro de los límites de ley. A nadie puede privarse de su propiedad sino,
exclusivamente, por causa de seguridad nacional o necesidad pública, declarada por ley,
y previo pago en efectivo de indemnización justipreciada que incluya compensación por
el eventual perjuicio. Hay acción ante el Poder Judicial para contestar el valor de la
propiedad que el Estado haya señalado en el procedimiento expropiatorio».
Corresponde saber cuál es el alcance de pago del justiprecio, el cual de hecho, abarca el
valor de realización en el mercado de bien expropiado. Sin embargo, queda pendiente de
resarcimiento por los eventuales daños morales ocasionados a propósito de proceso
expropiatorio que, aunque justificado, dichos daños son distintos al monto de daño
justipreciado que se extiende única y exclusivamente al monto del bien materia de
expropiación. Por ello, el daño subsiste y es posible, en este sentido, de reclamar vía el
proceso correspondiente por los daños morales producidos con ocasión de la expropiación
producida.
La finalidad práctica del presente ejercicio es la de comparar uno de los elementos
constitutivos del daño (el de la injusticia) según la doctrina y la jurisprudencia italiana,
con respecto a la ausencia o necesidad de implementación de tal elemento, según doctrina
o jurisprudencia nacional.
Para tal efecto se tomará en cuenta, en principio, la comparación legislativa de las
cláusulas normativas generales; esto es, el artículo 20430 del Código Civil italiano con
respecto al artículo 19690 del Código Peruano. En segundo lugar se comparará al ras de
lo dogmático la posición de la doctrina tradicional italiana —que postula que el atributo
de la injusticia está delimitado a la lesión de derecho subjetivos absolutos—,
conjuntamente con la doctrina italiana moderna —que amplía el área de los daños
resarcibles, en mérito al elemento de la injusticia, a los intereses jurídicamente
protegidos— frente a una posición (aún no profundizada según parece) en virtud de la
cual, tal atributo podría ser un elemento perturbador para la configuración del daño
resarcible en sede nacional.
Un caso que viene a colasión con este tema, es el hecho que no es posible revocar la
suspensión de la pena por incumplimiento de la obligación resarcitoria, es decir: del pago
de la reparación civil; ya que esto significaría una infracción del inciso c) del numeral 24
del artículo 20 de la Constitución Política del Estado que consagra la libertad como
derecho fundamental. Esta posición se fundamenta en la naturaleza privada de la
pretensión resarcitoria y es la asumida por los vocales que no alcanzaron mayoría en el
Pleno Jurisdiccional 1997, en Arequipa, (24 vo-tos contra 28) que se sustentan en estos
aspectos:
a. La obligación resarcitoria [...] constituye una obligación de carácter patrimonial civil y
solidaria entre los responsables del hecho punible y los terceros civilmente obligados
según el artículo 1010 en concordancia con el artículo 950 del Código Penal, además l;
b. La efectivización de la pena por incumplimiento de la reparación importa una prisión
por deu-,das que infringe la norma constitucional antedicha;
c. Su aplicación atenta contra el principio de igualdad, ya que el tratamiento de
11 731
los solventes sería distinto al de los insolventes, pues los primeros jamás sufrirían prisión,
y todo lo contrario les sucedería a los insolventes. d. Finalmente, se infringe el principio
de última ratio del Derecho Penal y de la pena.
A continuación, transcribirmos un párrafo de la sentencia:
EJ CUTORIA SUPREMA DE 1 7/020006
R N. N O 4885 2005 AREQUIPA.
. ] «Debe tenerse en cuenta que las consecuencias del delito no se agotan con la
imposición de una pena o medida de seguridad, sino que surge la necesidad de imponer
una sanción reparadora, cuyo fundamento está en función a que el hecho delictivo, no
solo constituye un ilícito penal, sino también un ilícito de carácter civil, para lo cual debe
tenerse en cuenta lo previsto en el artículo 20 inciso 24 apartado "c" de la norma
normarum —No hay prisión por deudas— por lo que no resulta pertinente su imposición
como regla de conducta, en atención a su propia naturaleza jurídica, no pudiéndose
supeditar la condicionalidad de la pena a la exigencia de su pago, como erróneamente se
ha dispuesto... —respecto a reparar el daño causado—; razón por la cual, es necesario
dejar sin efecto dicho extremo» [.
Nuestra Corte Suprema mediante esta sentencia, ha establecido como precedente
vinculante la procedencia de la imposición como regla de conducta de la reparación del
daño causado (de manera específica)
8.4. LA INDEMNIZACIÓN DE LOS DAÑOS
La indemnización por daños y perjuicios permite que el acreedor o el perjudicado exija
del deudor o causante del daño, una cantidad de dinero equivalente a la utilidad o
beneficio que le hubiese reportado el cumplimento efectivo, íntegro y oportuno de la
obligación; También se denomina Indemnización a la reparación del mal causado. Al
respecto, el artículo 11010 del Código Civil señala: «Quedan sujetos a la indemnización
de los daños y perjuicios causados los que en el cumplimiento de sus obligaciones
incurrieren en dolo, negligencia o morosidad, y los que de cualquier modo contravinieren
al tenor de aquéllas».
Las indemnizaciones pueden ser:
• Contractuales: Son las que debe pagar un deudor en caso de incumplir una
obligación contractual, con el fin de resarcir al acreedor por su incumplimiento.
741
• Extracontractuales: Son aquellas que no proceden de un contrato, sino que se
originan en una acción dolosa o culposa que ocasiona un daño
Por otro lado, producido un hecho ilícito se genera la obligación de compensar. En estos
casos la indemnización será fundamentalmente de carácter pecuniario (salvo algunas
excepciones. Sin embargo, hay que subrayar que el perjudicado tendrá que probar el
incumplimiento o realización del hecho doloso o culposo, puesto que el mero
incumplimiento contractual o producción del hecho ilícito no produce de manera
automática el nacimiento de la indemnización por daños y perjuicios.
En estos casos, los jueces utilizan comúnmente un criterio restrictivo en la valoración de
la prueba a la hora de fijar el quantum indemnizatorio.