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El yeso agrícola es una fuente importante de calcio y azufre para los cultivos. No sólo
es fácil de absorber por las plantas, sino que tambien ayuda a mejorar la calidad del
suelo. A continuación les presento cinco beneficios esenciales del yeso.
Por otro lado, es imprescindible contar con calcio (Ca) para que la mayoría de
nutrientes puedan ser absorbidos por las raíces del cultivo. “Si no hay suficiente
calcio, no funcionan los mecanismos de absorción,” menciona Dick. “El calcio ayuda a
estimular el crecimiento radicular.”
2 Regula los suelos ácidos y sirve para tratar la toxicidad por aluminio.
Una de las grandes ventajas del yeso es su capacidad de reducir la toxicidad del
aluminio, la cual acompaña con frecuencia la acidez del suelo, y en especial la de los
subsuelos. Según Dick, el yeso puede mejorar algunos suelos ácidos incluso más que
la cal, propiciando raíces más profundas que aportan grandes beneficios a los
cultivos: “El yeso aplicado a la superficie se lixivia hacia el subsuelo y aumenta el
crecimiento radicular.”
3 Mejora la estructura del suelo.
“Para desarrollar una estructura de suelo favorable al crecimiento radicular y al
movimiento de aire y agua se requiere contar con floculación, o formación de
agregados,” asegura Jerry Bigham, Profesor Emérito de la SENR. “La dispersión de
arcilla y el colapso de la estructura en la interfase suelo-aire son algunos de los
principales factores que producen formación de corteza sobre el suelo,” agrega. “El
yeso se ha utilizado durante muchos años para mejorar la formación de agregados e
inhibir la dispersión en suelos sódicos.”
“La clave para ayudar a que sobrevivan los cultivos en una sequía, es capturar todo el
agua posible cuando llueve. “Una buena estructura del suelo permite que se den
todos los beneficios posibles de las relaciones agua-suelo, y el yeso ayuda a generar
y producir buenas propiedades en esa estructura.”
Su funcionamiento Técnico
El yeso agrícola, es una fuente muy económica si se la adopta como fertilizante (S%17 y Ca%24).
Por lo general, se utilizan dosis que van desde 80 hasta 400 kilos por hectárea, según el cultivo a
implantar. Entre las mejoras sustanciales que produce en el suelo, es preciso remarcar los
siguientes aspectos:
Físico: lo hace más poroso, aumenta la presencia de oxígeno, y la retención de humedad y de
nutrientes.
Químico: produce reacciones químicas que hacen solubles a los minerales y permite que los
elementos que necesita absorber la planta (fósforo, nitrógeno, potasio, azufre, calcio, magnesio,
boro, zinc) sean absorbidos mejor por ella.
Biológico: activa los microorganismos (hongos y bacterias) que actúan en la meteorización de la
materia orgánica, aumentando la cantidad de nutrientes que pasan a formar parte de la solución
del suelo para que puedan ser absorbidos por la planta. Además favorece la fijación biológica del
nitrógeno en leguminosas. Comentó Boglietti.
Corrigiendo ambientes marginales
Los suelos bajos, suelen ser una limitante exclusiva para la implantación de algunas especies
forrajeras. Sin embargo, la aplicación de yeso agrícola funciona correctamente si se realizan
manejos adecuados del cultivo en ese suelo.
En tal caso, según el representante de YAM, funciona “como corrector haciendo enmiendas de
suelos alcalinos sódicos o salinos sódicos, aplicando dosis superiores a las de fertilización, que se
determinará en función de un análisis que deberá realizar el productor asesorado
profesionalmente”.
En suelos con altos valores de pH (alcalinos) sódicos o salinos sódicos, con la finalidad de reducir
la cantidad de sodio desplazándolo por lixiviación, formando sulfato de sodio, ya que el calcio (Ca)
desplaza al sodio (Na ) el cual es capturado por el sulfato, de esta manera progresivamente se va
mejorando la porosidad del suelo y la flora microbiana.
“En cultivos destinados a confección de silos y todo tipo de producción forrajera o de granos –
aseguró Boglietti- el yeso con dosis de fertilizante nos entrega azufre y calcio, logrando ventajas
como la fijación biológica de nitrógeno, mayor potencial en la acción del P, mejora la asimilación
del N de los fertilizantes nitrogenados y aumenta notablemente el desarrollo de las raíces,
produciendo de esta manera más exploración, mejor nutrición de la planta y resistencia a sequía”.
Respecto a las diferencias registradas entre una cañada tratada con este producto y otra sin
aplicación, el referente de YAM aseguró que existe “un caso de productor que durante dos años
llevó a cabo las aplicaciones que le recomendamos, observando en el suelo tratado las mejoras en
la cobertura vegetal y la aparición de especies que habían desaparecido, como trébol blanco, lotus
tenuis y una cantidad de cardos que hacía tiempo no se observaban” (ver fotos).