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OLE
COLECCION CARABELA MAYOR
reina reyes
0 EDITORIAL ALFA s. a.
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A MIS NIETOS:
Gonzalo,
Marcelo,
Ana Reina
y Paula
Robert M. Hutchins
Í
de la misma manera y con igual propósito, y el problema f
que planteamos se refiere a la forma de educar que, sinf
1 perder Vinculación con la realidad de un presente, eon-
duzca a un nivel más elevado de vida a todos los que in
tegran una comunidad. . . “Los yacimientos que hay que
explotar no están hoy en la tierra, ni en el número, ni én ¡
las máquinas, residen en el espíritu. Más precisamente, en
la a p ü tucT dé' los hombres para reflexionar y crear.” 4
La organización económica que mantiene a gran parte
de la sociedad sin posibilidades educativas para la refle
xión y la creación, es también la que mantiene en manos
de pocos la llamada “industria cultural” que actúa para
condicionamiento de los más. Descubrir el grado en que
los medios de comunicación enajenan al hombre, en. lugar
de liberarlo, es tarea que apremia, aunque se tenga con-
U
maria; pero no hay datos sobre la incidencia del cine, la
radio y la T.V. en esos pueblos. En Europa y Estados Uni
dos se han realizado numerosas investigaciones con el pro
pósito de evaluar los efectos de los medios de comunica
ción que dan características singulares a la sociedad de
masas, y no creemos que las conclusiones —por demás dis
pares— a que se ha arribado puedan ser generalizables pa
ra nuestro continente porque la influencia de esos medios
varía en función del contexto sociocultural en que operan.
Además como lo afirman Yanowitz y Schulze “la mayoría de
las investigaciones en materia de comunicación de masas
han sido investigaciones «ad hoc» estimuladas, guiadas y
ciertamente subvencionadas por grupos que deseaban res
puestas inmediatas a problemas. Por ejemplo: las asociacio
nes suscitadas por los efectos desmoralizadores que ejercen
el cine, los «cómics» o los programas de televisión sobre el
equilibrio de la personalidad juvenil; los educadores inquie
tos por no haber logrado una comunicación de masas eficaz;
los gobiernos interesados en los «impactos» de sus campa
ñas de propaganda; finalmente y sobre todo, los diréctivos
publicitarios y comerciales que intentan influir en los há
bitos del consumidor, del lector, del oyente o del especta
dor medio. Éstos son los grupos que en gran medida han
planteado los problemas y otorgado la mayor parte de los
créditos necesarios para la investigación en el terreno de la
comunicación de masas.” 5
Igual criterio sostiene Adorno en cuanto a que ese tipo
de investigaciones vigila para que no se averigüe más que
reacciones en el interior del “comercial system” vigente y
no se analicen ni la estructura ni las consecuencias del sis
tema mismo. 6
5. Umberto Eco, G. Fridman, J. Malloran y otros: Los efectos de
las comunicaciones de masas.
6. Theodor W. Adorno, Mac Horkeimer: Sociológica.
No estando en condiciones de realizar una investiga
ción que se adecúe a los objetivos que perseguimos se
tendrán en cuenta en este ensayo muy limitados aspectos
de lo investigado en países desarrollados. En cambio recu
rrimos muy frecuentemente al pensamiento autorizado de
psicólogos, sociólogos y filósofos para dar fundamento a lo
que afirmamos desde un punto de vista pedagógico.
La complejidad del tema nos obligará a desarrollarlo
en enfoques aparentemente aislados pero que se relacionan
íntimamente en la realidad individual y social contempo
ráneas.
Y LO IRRACIONAL
DEL HOMBRE
Umberto Eco
Í.Ü
su vida diaria? ¿No existe un egoísmo biológico incons-
ciente que hace al hombre más propenso a la inercia que
a una actividad en beneficio de quienes sufren? Altamente
equivocado es confundir el conocimiento de los problemas
con la accióñTpara resolverlos. El conocimiento tuTcíesenca-
dena la acción, puede orientarla y mantenerla si está impul
sada por un fuerte sentimiento de solidaridad humana. Por
lo mismo, si no se buscan formas educativas capaces de
HTlTiváFcTescTe la niñez la unión con otros, será difícil im
pedir él efecto narcotizante que ejercen ciertas produccio-
ñS5Téñ~el espectador.
Nos referiremos ahora a los procesos psicológicos que
originan el cine y la T.V. relativos a la naturaleza de las
imágenes fílmicas, dejando el estudio del contenido de los
programas para el próximo capítulo. Esos procesos han sido
estudiados por distintos autores y muy especialmente por
Enrico Fulchignoni, profesor de la Universidad de Roma. 36
Su primera observación se refiere a la diferencia existente
entre los procesos originados por la presencia de la realidad
y los que son originados por un filme. En el primer caso
los objetos permanecen mezclados, en tanto que en el se
gundo algunos de ellos están seleccionados e iluminados
para que adquieran un relieve extraordinario en la percep
ción del espectador, razón por la cual la percepción co
rriente de la vida diaria y la percepción filmica son dife
rentes.
La atención a lo que se proyecta en la pantalla es un
fenómeno psíquico complejo que afecta a zonas inconscien
tes de la personalidad. Hay un debilitamiento de lo que se
sabe frente a lo que se ve. En la conciencia desaparecen
los límites entre la realidad y la imagen y, aun sabiendo
'frjSA.ir?}
30. Enríen Fnlchignoni: ha civilization de l’image.
que lo que se ve en la pantalla ha sido compuesto artifi
cialmente, la noción de su irrealidad queda completamente
oscurecida frente a lo que parece realidad.
A. Gemelli describe una experiencia que puede realizar
todo espectador. “He entrado en una sala cinematográfica
con el propósito deliberado de resistir al encanto que la pro
yección ejerce, de conservar vivo y alerta el control sobre
mí mismo, de ejercitar mi poder crítico, en una palabra
de conservar frente al filme toda mi personalidad. He re
petido esta experiencia con filmes de interés y géneros di
ferentes y de diferentes contenidos. Constaté siempre que
mi poder de resistencia se debilita poco a poco y que sin
saberlo me sumergía totalmente en el drama. Comprobé que
el fenómeno se produce también cuando se trata de filmes
proyectados sin explicaciones intercaladas que dan la suce
sión de los acontecimientos narrados; observé que siempre
que existan esas explicaciones es más fácil olvidar la per
sonalidad y abismarse totalmente en el interés del filme.
Comprobé ese hecho aun en los filmes en los cuales el in
terés se ha reducido a un mínimo porque al separar frag
mentos del filme se habían creado artificialmente absurdos
y contradicciones y el hilo de los acontecimientos era tan
sutil que parecían cursos de sueños, que se suceden sin en
cadenamiento claro y preciso. De esta experiencia he dedu
cido la siguiente conclusión: el interés despertado por el
filme cinematográfico es semejante al interés de los sueños
i/ la expUccición psicológica de nuestra actitud frente a la
proyección, muestra que nos comvortamos como en los
sueños”. 37
Esta experiencia descrita por Gemelli confirma la pre
ponderancia de determinantes efectivos en las vivencias
(
aparatos y mecanismos. La adultización precoz de niños y l
jóvenes ;no explica el abismo existente en nuestros días j e ^ '
entre padres incomprensivos e lujos con fragmentaria adul- [
tez? Cuando revistas, cine y T.V. cultivan hasta la exagera
ción, por móviles comerciales, las exigencias biológicas de
los jóvenes ¿no propician la frustración y el descontento de
las nuevas generaciones? Cuando los jóvenes descubren que
poderes económicos y políticos los sacrifican egoístamente
sin su consentimiento ¿no resulta natural su rebelión? ¿Tiene
razón Marcuse cuando sostiene que la actual civilización
origina una feroz separación entre la esfera intelectual v
la esfera instintiva, entre pensamiento v placer? ¿Será ne
cesaria la sublimación no represiva que él preconiza para
modificar la actual situación del hombre dominada por la
técnica?
Son interrogantes abiertas al pensamiento del lector.
Se acepte o no la idea de Marcuse en cuanto a que
la concentración de la energía erótica en la sensualidad ge
nital impide la fuerza creadora y revolucionaria del Eros,
no puede negarse que palabras e imágenes han disociado
peligrosamente el amor del placer sexual, Este fenómeno
que se acusa cada día con mayor intensidad ha sido estu
diado por Juan C. Carrasco, quien define la sexualidad como
fenómeno de conducta cuya naturaleza es de carácter bio-
psico-sociocultura!, destacando^ que este último, componente
es el más difícil de reconocer. Bajo la influencia de pautas
socioculturales “la conducta sexual fue adquiriendo, paula
tinamente, una existencia independiente, cuya finalidad se
encuentra y se agota en sí misma. Se trata ahora de una
conducta de relación altamente hedónica, cuyo propósito es
la obtención del placer sui generis que su práctica produce”.
Según Carrasco el carácter de relación integral se pierde
por la explotación comercial y política del placer sexual
mediante imágenes. Denuncia que su consecuencia es un
exagerado individualismo, falta de solidaridad e imposibi
lidad de agrupaciones humanas más o menos permanentes. 42
Si se reconoce que el cambio de estructura social exige la
colaboración en base a un amor personal e impersonal, los
filmes proyectados en el cine y en la televisión que con
tienen motivos eróticos sexuales cultivan indirectamente ac
titudes socialmente indeseables en los países americanos,
colonizados material y psicológicamente.
¿Basta la desaparición de represiones sexuales para pro
porcionar la sublimación que preconiza Marcuse? ¿Las va
riadas formas de los “happenings” y ciertas libertades se-
xuales no acusan un abatimiento momentáneo de represio
nes, sin ser otra cosa que el desahogo de una agresividad
Lustradora de toda solidaridad? ¿El acentuado consumo de
tranquilizantes alucinantes no conducen también a acentuar
el individualismo?
- - r v
T.a libertad del hombre, entendida nomo posibilidad v
no como cualidad inherente a su naturaleza, exige disminuir
ííasbPeliminar las trabas económicas que la imposibilitan.
' El dominio, en hombres y en pueblos, de “los que tie
nen” sobre “los que no tienen” se ejerce no sólo por la ac
ción directa que impide la satisfacción de un mínimo vital
a millones de seres humanos, sino también por medios in
directos utilizados para modelar psicológcamente a los hom
bres a fin de mantener las situaciones de injusticia social
existentes. Nunca esa forma de actuar alcanzó la intensidad
que reviste en el presente despertando el bacilo de regíme
nes de fuerza al alimentar al egoísmo vital del hombre em
peñado en la conservación de sí, aunque sin sí mismo. A
esta forma de actuar del capitalismo (pie imposibilita la paz
entre los pueblos y la convivencia armónica dentro de ellos,
nos referiremos.
La existencia de países desarrollados y países subdesa
rrollados, así como la de países colonizados y países coloni
zadores es una indiscutida realidad, aunque sean distintos
los grados de desarrollo y distintas las modalidades del co
loniaje. Los países de América Latina, a excepción de Cu
ba, son países subdesarrollados y colonizados. Colonizados
fuimos por los españoles, e independizados políticamente
de España, quedamos económicamente dependientes del im
perio inglés. Desde un punto de vista intelectual fuimos co
lonizados por el pensamiento europeo, principalmente pol
la cultura francesa; hoy lo somos económica y culturalmen
te por el imperialismo norteamericano.
Pueril y hasta absurdo sería pensar que una emancipa
ción cultural —intentada no sé por qué medios— pudiera
independizarnos de este coloniaje, pero también pueril y
absurdo sería creer que bastaría el triunfo de una acción
revolucionaria en el dominio económico y político para des
terrar los gérmenes y bacilos que actualmente el imperia
lismo inocula en la vida cultural de toda América, sin en
contrar resistencias eficaces. Cuando los países de América
Latina realicen su revolución no vivirán la situación de Cu
ba, (pie vio favorecida su nueva forma de vida por el vo
luntario alejamiento de la isla de quienes la rechazaban, que
fueron acogidos “bajo palabra" por los enemigos de Fidel
Castro.
America vivirá conjuntamente con la revolución socia
lista —cuyo advenimiento ocurrirá en un tiempo no previr
sible— una larga y doloroso, guerra civil que en muchos
países ya ha comenzado sin (pie exista una acción efectiva
que en parte —aunque muy pequeña— pudiera evitarla. La
enseñanza actual en todos los niveles es utilizada para man
tener o aumentar las desigualdades existentes. Esto, con
serlo, no es lo grave, lo grave es que la “escuela paralela”
del cine, la radio y la televisión— paralela en el tiempo
perdono porHirintcñsidad de sus efectos —actúa para hacer
aceptar las desigualdades. Día a Día somos más colonizados
por una cultura foránea que ahoga nuestra propia cultura,
la cultura que podría manifestarse si la opresión coloniza
dora no restara creatividad a los hombres que pueblan la
América hispánica.
En el transcurso de pocos años nuestra dependencia de
Norteamérica ha cambiado de modalidad, haciéndose cada
vez más eficaz para los propósitos de quienes nos colonizan.
Como lo denuncia José Nun, a la exportación predominan
temente agropecuaria, que absorbía materias primas para
procesarlas en la metrópoli, sucede en nuestros días la in-
ternalización de dependencia. Filiales de las grandes corpo
raciones norteamericanas, con el lema de la modernización
de la producción, se apoderan de las industrias nacionales,
explotan al trabajador local y envían no sólo sus productos
al exterior, sino también pingües ganancias que acrecientan
el capitalismo que hoy nos asfixia.52 El mayor sometimien
to de las colonias se logra enarbolando la bandera del pro
greso y, para hacerla incólume, se utilizan los medios de co
municación. En Estados Unidos la “élite” del poder disfra
za sus móviles convenciendo al pueblo de que actúa por
móviles generosos para el desarrollo de pueblos que viven
al margen del progreso. En los países colonizados se exhiben
muestras del confort alcanzado por la sociedad norteame
ricana —que está muy lejos de alcanzar a todos— a fin de
seducir, de manera igual a como fueron seducidos por es-
Í
valbres~~físicos, sociales, afectivos, estéticos, religiosos ^ f i
losóficos quedan sacrificadosjante el conocer, como supre-
ma meta de la educación. Se olvida que el Ser del hombre
no reside sólo en el saber y que éste no es sino un elemen-
. to dentro j i c hi, totalidad. Goethe cambió la iniciación del
Evangelio según San Juan: “en el comienzo era el Verbo”
por “en el comienzo fue la acción” y ese anticipo a la con
cepción dialéctica que hace a la organización social objeto
de la acción del hombre, sigue —pese a los aportes de la
antropología genética— al margen de la pedagogía en cuan
to a los medios para alcanzarlos. Eladquirir un_ saber lo
más amplio posible y alcanzar con ello nuevas conquistas
técnicas soslaya~eTproblema ótico que se plantea entre el
saber"yTa^aplicación del mismo, y ese saber y esas técnicas,
trabajosamente conquistadas por el hombre de muchas ge
neraciones, quedan al servicio de quienes tienen el poder
para afirmarlo y extenHerTcT en momentos en que el desti
no de la humanidad depende de fuerzas morales.
1.a noción de globalización que inspiró las formas edu
cativas de la Escuela Nueva, estuvo referida a la visión
sincrética de la realidad exterior al educando para evitar
la fragmentación de los conocimientos. Hoy se hace im
prescindible aplicar la noción de globalización al ser que
educa, es decir, considerarlo como una unidad psicosomá-
tica intelectual y afectiva que debe desarrollarse conjunta y
armónicamente, armonía que está muy lejos de ser favo
recida por la situación social en que viven la mayoría de
los educandos. De 110 hacerlo asi se pierde al hombre aun
que se forme al técnico reclamado por la sociedad industrial.
Esta es la razón por la cual en este ensayo prestamos la
La insignia de Vasarely para ol Año Internacional
de la Educación
mayor atención posible a la enseñanza primaria y secunda
ria, no sólo porque debe alcanzar a todos, sino porque ep_
la niñez y en la adolescencia se entretejen las influencias
más diversas para la formación de la personalidad y para
la estructuración del carácter, lili desarrollo de la pcrsona-
1idad obedece a una compleja y singular dialéctica entre
lo orgánico y lo psíquico, entre el ser y su medio, entre j a
inteligencia y la afectividad. La psicología genética lo sos
tiene, pero las prácticas educativas desconocen esa relación
dialéctica y ofrecen conocimientos, en muchos casos abstrac
tos, dejando el desarrollo físico y el afectivo librado a fac
tores extraoseoiares. En gran parte, esto se debe a (pie la
formación de los educadores favorece su autoafirmación en
una pedagogía que ha perdido eficacia para ayudar al
hombre en la situación caótica e inquietante en que vive
y que olvida que el hombre ha de acercarse al hombre si
guiendo vías que escapan a toda previsión.
En este ensayo no hemos considerado el número insu
ficiente de instituciones docentes en América Latina, ni la
deserción originada por factores económicos, no por con
ceder escasa importancia a estos problemas, sino porque
r
nuestro propósito es demostrar que las instituciones exis
tentes no promueven la formación del hombre para un fu-1,
turo mejor.
En el número de El Correo correspondiente a enero
de 1970, Paul Legrand, después de reconocer que los ins
trumentos de que la sociedad dispone para formar futuros
ciudadanos tienen, de generación en geenración, las mis
mas características, habla de “un sistema completo por re-
. hacer”. Considera que el mayor obstáculo para el cambio
necesario lo constituye el sistema educativo actual, ya que
por su constitución y funcionamiento crea hombres con
formes con las cosas como están. “La curiosidad de espíritu
es lo que más teme el poder constituido, poique este ánimo
de interrogación es lo que hace autónomo al liiqo, demo
crático al ciudadano y adulto al hombre, individuo por de
finición poco dócil, difícil de doctrinar y capaz de depen-
der de sí mismo, de sus opiniones, para decidir y hacer una
elección definitiva.” 71 Formar ese hombre es casi pedir lo
imposible en las actuales condiciones de América Latina,
pero lo que importa es que los educadores sepan que lo
que hacemos no es lo adecuado para el mundo de hoy y
mimos~pàrâ‘lïïrTâitûro promisdr. 1. Tememos, además, que
la situación empeore si en los primeros niveles de la edu
cación se difunden las máquinas de enseñar y la enseñanza
programada, a expensas del número de educadores, porque
esas técnicas agravarán la deshumanización que hoy se
acusa.
Para el desarrollo integral del hombre sólo nuevos .co
mienzos podrán forjar personalidades que superen la dra
mática contradicción a que está sometido el hombre por
efecto de los medios de comunicación: el encerrarse en sí
mismo al mismo tiempo que se asemeja a los otros, indivi
dualización y estandarización que impiden la existencia de
lo humano diverso, matriz del progreso de la humanidad.
“Ño se puede decir que se tolera la diversidad como mal
necesario, sino que se la desea comoHúslaümento de con-
quista, como llamado eterno a"Ias fuerzas creadoras del
espíritu.” 72
Los jóvenes han descubierto con impaciencia el egois-
mo de los adultos, su esclavitud a tradiciones que ellos, con
razón, resisten; se han rebelado, aún a costa de sug_vidas,
frente a sistemas educativos anquilosados y piden nuevos
Í
pación es por el grado en que el egoísmo fue y es cultivado
portel sistema capitalista sin ser combatido por la educa
ción sistemática. Cuando la sociedad no había alcanzado
el carácter competitivo que hoy alcanza, la familia cultiva
ba fuertes lazos de solidaridad y las instituciones educati
vas podían prescindir de cultivarlos. En el presente la si
tuación es otra porque la familia, “agencia psíquica de Ja
sociedad”, trasmite de padres a hijos- actitudes de compe
tencia. El padre le dice al hijo que parte para la escuela:
“No prestes tus útiles”, y en la escuela el maestro lo man
tiene en su banco y pena toda colaboración con el man
dato: “No se copien”. Llega luego al liceo y notas y exá
menes fomentan la competencia. Fuera del aula es que se
une a otros a quienes necesita para afirmarse a sí mismo.
Al margen de su generación los jóvenes se van que
dando sin amigos porque una auténtica amistad, expansiva
y receptiva a la vez, se forja en situaciones compartidas de
alegría o de dolor, de inseguridad o de confianza, situa
ciones que no ofrece el aula cuando en ella predomina la
preocupación ~pór el Conocimiento vernalizado y por la ad-
quisición individual de técnicas. Archvtas. al encontrar fi
guras geométricas sobre la arena se felicitaba por saber que
allí habían pasado hombres. Pero esta identidad de la ra
zón que permite a los hombres avanzar en el conocimiento
y trasmitirlo, no genera amistad. Escribió Sartre: “Cuando
estaba prisionero durante la última guerra me entendía
admirablemente con los obreros y los campesinos que es
taban conmigo. Si hubiera ido a hablarles a sus fábricas o
a sus chacras con mi lenguaje demasiado abstracto de in
telectual me habrían dado vuelta la espalda. Pero en el
campo de concentración hablábamos el mismo lenguaje
porque teníamos que hacer las mismas cosas, reaccionar
juntos —no siempre de la misma manera, por supuesto—,
I frente a los mismos acontecimientos."74 Si los adultos no
( comparten en situaciones vividas las angustias, los temo-
| res, las esperanzas y las desesperanzas, las alegrías y las
I tristezas de los jóvenes, no saben ni pueden ser sus ami-
n gos. ET valor educativo de la confidencia es desconocido
' y es frecuente que los padres, en lugar de fomentarla, la
inhiban con juicios carentes de comprensión.
El adulto, obligado por exigencias económicas, piensa
en lo inmediato y se aleia de valores espirituales en la
búsqueda de los recursos que necesita para vivir o pata
adquirir aquello que le hacen creer que mejorará su vida.
Trasmite sus angustias económicas al joven pero no com
parte el sentimiento de frustración que este experimenta
ante esa valoración que no le satisface o ante el hecho de
no poder gozar de lo que reiteradamente le ofrece la pro
paganda. Cuando los adultos no pueden desprenderse de
los arquetipos alienantes que generan el sistema capitalista
y los medios de comunicación, los jóvenes, en autoprotec-
ción, rechazan su autoridad.
A medida que los hombres descubrieron la universa
lidad de la verdad, esclavizaron a los pueblos que no ha
bían desarrollado su inteligencia y conquistado su técnica
y, bajo el pretexto de ser superiores y ofrecerles cultura,
los utilizaron por los bienes materiales que ellos podían
proporcionarles, pero no se preguntaron si vivían felices.
Hoy, b a jo e l misino pretexto de ser superiores, los adul-
tos se imponen a los jóvenes por su capacidad económica
o por el saber que dicen poseer. Olvidan que las técnicas
de comunicación han creado una nueva forma de cultura
por vía sensorial y no conceptual y que muchos jóvenes
H. Read