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MEDIOS SIN FIN

Notas-sobre la políticct

Giorgio Agamben

. 'lfmluccititt tlc
Ar tlorrlo f;¡, neno (.\ Lslrlfl ut

PRE-TEXTOS

2ool
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!

i
FoRMA-DE-vtDA

l. Los griegos no disponían de un término único para ex-


presar lo que nosotros queremos decir con lz palabn ulda. Se
l! servian de dos términos semántica y morfológicamente distin-
ri
tr
tos: z¿É, que expresaba el simple hecho de vivir com(rn a to-
tt dos los vivientes (animales, homb¡es o dioses) y ábs, que sig-
rl nlficaba la forma o manera de vivlr propia de un individuo o
l{ de un grupo. En las lenguas modemas, en que esta oposición
desaparece gradualmente del léxico (donde es conservada, co-
${
mo en blologla o znlogb, ya no indica ninguna diferencia sus-
tj tanclal), un únlco término {uya opacidad crece en medid¿
proporcional a la sacralización de su referente- designa el des-
i''i nudo p¡e$ipuesto común que es slempre posible aislar en cual-
quiera de la.s innumerables formas de vida.
C<rn el término /orma4e-uüa en¡endemos, por el contr¿rio,
una vida que no puede separarse nunca de su fórma, una vida
en la <¡ue no es nunca posible aislar algo como una nuda vida.
2. U¡a viü que no puede s€pímirse de su form¿ es una vi- apar€c€ originariamente en el derecho tan sólo como la con-
da que, en su modo de viv[ se iuega el vlvlr mlsmo y a la que, trapartida d€ un poder que amenaza con la muerte. Pe¡o lo que
en su viyir, le va sobre todo su modo de vlvtr. ¿Qué significa es válido para el derecho de vida y de muerte del pa.ter, lo es
esta expresión? Define una vida -la vida hu¡naga- en que los también mn mayor razón para el poder súefi;ro (t¡t@um\
modos,.aaos y-procesog singu.lares dél vivir no.¡g! lrxfÉsim- cuya célula orig.ina¡ia es el primero. Asl, en la fundación hob--\
pleme¡te_[ecD-os giqg siempr€_y,g,bre
"¡* N\l4tad-& vi
ul-r,Lrnpr. y óuñ-F¿S p"-É,liii" ros componami-ntos y las
besiana de la soberania, la vida en el estado de naturaleza se I
define solo por el hecho de estar incondicionalmente expues- |
formas del vivir huÍurno no son prescritos en ningún caso por tz a una amenaz¿ & muerte (el der€cho imitado de todos so- |
una vocación biológica espec'rfica ni impuestos por una u otra bre todo) y la yida-pofaica, es declr la que se desanolla balo \
necesidad; sino que, aunque sean habltuales, r€p€tidos y so- la protección del Levietán, no es ot¡a cosa que esa miO4ra_yi- I
cialmente obligatorios, conservan en todo mo,ttle¡tod-ca¡ác- da expuesta e ltv eÍrrlr ?a que ahora se¡añinicamente en-J
ter de una frcsibilidad, es decir ponen siempre elLj[e-go_gl vi- marrÉ¡;i-soteq 16ñ;s¿ncee abolu" a prpt ntt , qié
vir'iñisiiió. Foi?Jt^ razón --es decir en cuanto es un ser de define el poder estatal no se funda, en último término, sobre
póiéiicia, que puede hacer y no hacer, triunfar o fracasí¡r, per- una volunt¿d polltica, sino sobre la nuda vida, que es cons€r-
derse o encont¡erse- el hombre es el único ser en cuya vida vada y protegida sólo en la medida en que se somete al dere-
siempre está en i,rl.so la felicjdad, cuya vida está irremediable cho de üda y muene del sober¿no o de la ley. (fute y no otro
y dolorosaméñie- asignada a la felicidad. Y esto constituye in- es el significado originario del adietivo sacerrcferido a la vida
mediatamente a l" &1maj9: qp¡n9y1fi,.pffica. ( Crum- humana.) Bl estado de excepción, sobr€ el que el soberano de-
tett... conmunltatefl esse lrtstltuam prq)ter uLErc et bere ul- clde en cada ocasión, es precisamente aquel en que la nuda
tEre bomlnum tn ea': Marsilio de Padue, &Íenp4 Pacts,V ll.) üda, que, en la situación normal agarece enSarzada en las múl-
tiples formas de üda social, vuelve a plantearse en calldad de
3. Pero el poder político que nosotros conocemos se funda fundamento f¡ltimo del poder político. El suieto último al que
siempre, en últlma instancia, en la separación de la esfera de se tmta de exceptuar de la ciudad y, a la vez, de inclulr en ella
la nuda vida con respecto al contexto de las formas de vlda. es slempre la nuda üda.
En el derecho ronnno, uüa no es un conc€pto iurídico, sino
que indica el simple hecho de vivir o un modo de vida pani- 4. "I¡ tradición de los oprimidos nos enseña que el 'estado I
cular. No hay en él más que un criso en que el te'rfitno olda de excepción' en que üvimos es la regla. Debemos lleger a un$
adqulere un signlficado jurÍdico que lo transforma en un ver- concepto de historia que se corresponda con este hecho." Es- f
dzderrJ termlnus tecbntcus es en la expresión ¿,ltae rteclsque te diagróstico de Benjeíún, que ye tiene más de cincl¡enta años
potestas, q!je designa el poder de vida y de muerte del paét a sus espaldas, no ha perclido nada de su acn¡alidad. Y no la
sobre el hijo varón. Yan Thomas ha puesto de maniffesto que, ha perdido no tanto, o no sólo, porque el poder n9 üene hoy l.

en esta fórmula, qze no tiene valor disyunüvo¡ y rt ¿ no es más otra forme de leqitimeción oue la sihreción de oeliq¡o-P. qnve a ._ li: ''
e: ..
. - . , -4-.*--l__-v- -
que un corolario de nex del poder de metar. Asl pues la vida la gue apela en tGlas paftes de foÍne y que al fnrs-
_Pen!4-r¡.l9nte
\4 15
Jlrglf 1n_p9J-9!gY_g!. gggyg_"9s9!4mc¡!F Qcómo no la sacralidad de la vida, exaspera la antinomia entre ética indi-
pensar que un sistema que ya sólo puede func¡onar sobre la vidual y tecnociencia, g¿rticip¿n en rigor, sin derse cuenta de
base de una situación tal no va a seguir también interesado en ello, del mismo concepto de nuda vlda. Este coric€pto -que hoy
mantenerla a o¡alquier precio?), sino también, y sobre todo, se pfes€ota con las car¿cterísticrs de une noclón clentíffc¿- es,
porque ent¡etanto la nuda vida, que constituía el fundamento en realidad, un conc€pto poüüco seculartzado. (Desde un ptrn-
oculto de la soberanía, se ha convefido en todas partes en la to de vista estflclamente cientfico, el concepto de üda no tie-
forma de vida dominante. En un estado de excepción que ha ne sentido alguno: "las discusiones sobrc el sigriiflcado real de
pasado a ser normal, la vida es la nuda vida que separa en to. las palabras ttda ! muefe -&ibe Medawar- son lndices, en
dos los ámbitos las formas de vida de su cohesión en una for- biología, de una conversación de nivel baio. Tales palabras no
ma-de-vida. l,a escisión marxian entre el hombre y el ciuda- tienen ningún slgnificado lntrlnseco, por lo que éste no puede
. dano es, pues, sustiruida por la escisión entre la nuda vida, ser clarificado ¡rcr un estudio más atento y profundo'.)
1p.rtt".too última y opaca de la soberanía, y las múkiples for- De ahl la función decisiva, aunque con f¡ecuenc'ia imdverti-
f mas de vida absractamente recodificadas en identidades ju- da, de la ideologla m&ico-cientÍfica en el sistema de poder y
{ rídico-sociales (el elector, el trabaiador por cuenta aiena, el el uso creciente de Fs€udoconc€ptos cientlflcos con findidades
periodista, el esrudiante, pero también el seropositivo, el tra- de control político: la propia separación de la nuda vide, que
vestido, Ia estrella del porno, el anciano, el padre, la muier) el soberano podfa llevar a efecto en ciertas circunstancias a par-
que ¡eposin todas sob¡e aquélla.(El haber tomado esta nuda tir de las formas de vldA, * rrr'liza ahora de forma cotidiena y
vida separada de su forma, en su abyecclón, por un principio masiva por medio de las representaciones pceudocientíficas del
superior -la soberanla o lo sagrado- es el llmite del pensa- cuerpo, de la enfermedad y de la salud, y de la "medicalización'
*miento de Bataille, que le hace inservible para nosotros.) de esferas cada vez más amplias de la vida y de la lmaginación
individual. b vida biológica, forma secularizada de la nuda vi-
5. La tesis de Foucault según la cual 'lo que hoy está en jue- da, que tiene en común con é¡a la indecibiüdad y la impene-
( go es la vida" -y la polltica se ha convenldo, por eso mismo, tr¿billdad, constituye asl literalrnente las formas de vida reales
/ en biopolíüca- es, en este senüdo, sustancialmellrirl4€g¡. Pe- en formas & stptttnrcb et cuyo seno se alop inadvertida-
ro es decisivo el modo en que se entlende esta t¡ansformeción. mente como oscur:l amenaza que puede actualizarse f€penti-
En efecto, lo que queda fuera de interrogación en los actuales namente en la violencia, el ertrañamiento, la enfermedad o el
debates sobre la bioéüca y la biopolitica es pf€cisamente aque- accidente. Es el soberano lnvisible que noc contempla tras las
üo que merecerla ser interrogado por encima de cualquier otra est(rpldas máscaras de los poderosos que, consciente o incons-
c'osa: es decir el propio concepto biológico de vida. Los dos cientemente, nos Sobieman en su nombre.
modelos simétricamente contrapuestos de Rabinow, el de la
eqe¡lmental llle del cient'rfico enfermo de leucemia que hace 6. u!4j{!da{p/l¡txa, es decir orientada segfin la idea de feli-
de su propia vida un laboratorio de investigación y experi- cidad y que se aglutina en una formade-vida, sólo es pensa-
mentación tlimitada, y\el del que, al contrario, en nombre de ble a partir de la emanclpación de aquella escisión, del éxodo

irrevocable de_cualquier sobe¡anía. La p¡egunta sobre la posl- : ,;lr
o,aquella cosa, esta o aquella identidad y en ellas hubieran
bilida? deinlfólíüca no estatal reviste, pues, necesarlamén. egotado ente¡amente su potencia, no podrla haber comunldad
.. te esta forma: ¿Es posible hoy, se da hov alco cúmo una forma ,. alguna, sino sólo coincidencias y divisiones factuales. Sólo po-
;8"; qi-,;;r
i "iril |erü
de vida, es decir iomó úñ" Ia .i, idenrc ct¡municar con otros a través de lo que en nosotros, c<>
._-^-
' ¡viíFifismo',_iiá"vfiá ¡ii: tafiaUA: :.::: :lno en lqs demás, ha
permanecido en potencie, y tda comu-
--
Aaffinoé-pnsa:ntento al nexo que consütuye las formas de' .
vida en un contexto inseparable, en formade-vida. No nos re" ,
r ,:;.:llnicación (como habh intuido Beniamin para la lengua) es sobre
' todo comunlcación no de un común sino de una comunicabi-
ferimos mn esto al ejerc{cio individual de un órgano o de una ., Ildad. Por otra parte, si no hubiera más que un único ser, serla
facultad psíquica, sino a una experiencia, un @rirnentumqta ¡b8olutamente lmpotente (por esto los teólogos afirman que
üene por obieto el carácrer potencial de la vida y de la inteti-. ' , Dios lu'c¡eado el mundo s nlhllo, es deci¡ absolut¡mente sin
gencia humanas. Pensar no sigfiifica sólo ser afectados por esta 'Í-iotencia), y donde yo pueclo, allí siempre hay muchos (de la
o aquella cosít, pxrr este o aquel contenido de penamiento en. 1 r . . mism¿ forma que si hay una lengua, es decir una potencia de
acto, slno ser ¿ la vez afectados por la propia recepüvidad, ha..
'.,,"h¿blar, no puede haber sólo un s€r que la hable).
cer la exp€dencia, en czda pensamiento, de una pura potencia .l ' Por esto la filosofia política rn<xlema no empieza con el pen-
,

de pensar. ("El p€nsamiento no tiene nauraleza alguna propia' : ssmiento clásico, que había hecho de la contempleción, del
aparte de la de ser en potencia.. . cuando el pensamiento ha deJ 'blo{ tbarettcu, una actividad separ¿da y solitaria ("el exiüo de
venido en acro c:ida uno de los inteligibles... incluso entonces Bolo en uno solo"), sino sólo con el averroGmo, es decir
sigue estando de alguna nvlneñl en potencia, y es capez pensamiento del único intelecto posible común a todos
bién de inteligine a sí mismo": A¡istórcIq, De anlnq iZg, y, más precisamente, en el punto en que Dante,
Só19_g.lj9joI_,rirEp¡e+-ú$icarnente en acto, sino que soy .Gl,De monarcbta, affrma la inherencia de una multthtdo a
asigDqdq¿r¡¡a-ps¡bilidad y una_lpqE@iolo si eñidñ. mism¿ del pensamlento:
do y comprendido pr.x ml estáñlñ ¡uego en cada momento la
propia vida y la propia comprensión -+s decir si-h¿y, en este ¡uesto que h poteocia del peruamiento bumano no puede ser lntega y
sg¡tido-PensemientG. una fo!1¡a-de$4ry"-¿é /¡Éveñlr, en su actuallzada por un solo hornbre o por una sola comunl-
propia facücidad y coseiüd, !orma4e-14d, en la que no es paidculer, es nec€sarto que haya en el géncro humano una multltud a
nunca p<.rible aislar algo mmo-fna-Tfffi-ida. de la cu¿l pu€da actueliz rse tod¡ l¿ potencü... I¡ t¿rEa del Sénero
lurneno, conslderado en srr totali<üd, es la de actuallza¡ tr¡cesanEr¡er¡te to-
7. La experiencia del pensamiento de que aquí se trata es da la poterrcia dcl lrteleclo posiblc, c.fl prlr¡er luga¡ cr¡ vl:la de la coritem-
siempre experi€ncia de una potencia com(rn. Comunidad y po- pledón y, constguientemente, en vlsla del actuar 0, g).
tencia se ldentifican sin fisuras, porque el que a cada potencia
le sea inherente un principio comunitado es función del ca- 8. El intelecto como ¡rotencia social y el Geneml Intellect mar-
rácter necesariamente potencial de toda comunidad. Entre se- xlano sólo adquieren su senüdo en la p€rspectiva de esta ext
.res que ñreran ya siempre en aclo, que fueran ya siempre es- periencia. Nombran a la multltudo que es inherente a la po-'
l8
tencia del pensamiento como tal. 13 intelectualidad, el pensa- MAs ,{rI ¡s los DEnEcHos DEL HoMBRE
miento no son una forma de vida más iunto a las otras en que
/ se articlrlan la vida y lz producclón soclal, sino que son ¿tpo- l, En 1943 Hannah Arendt publicaba en una pequeña revis-
) tencla untlaria qre co?rstltu)te ertÍoltna4e-dfu a las múltlpbs ta iudía en lengua ingl esa, Tbe Menomh Jouna\ w ertÁculo tl-
I lornas ae uida. Frente a la soberanía estatal, que sólo puede tulado'Wb refugees", ("Nosotros loo refugiado6'). Al final de es-
afirmarse separando en cada uno de los ámbitos la nuda üda te escrito breve pero slgnificativo, después de haber peryeñado
de su forma, aquelloe son la potencia que rerlne incesa¡temente polémicamente el retr¿to del Sr. Cohn, el iudío asimilado que,
la vida a su forma o impide que se dlsocle de ella. I¡ diferen- después de haber sido elemán al 15096, üenés al 15096, franés
ciación entre la simple y masiva inscripción del saber social en al 15096, no puede deiar de advertir finalmente con arna¡guñ¡
los procesos productivos, que car¿cterize Ia fase actual del ca- gue " on rE pruIertt W dcusftx", la autora modifica por corn-
pitalismo Oa sociedad del especráorlo), y la intelectr¡alidad co- pleto sll vtsión de la (¡idición de refueiado v sin oatriir en oue
mo potencia antagonista y formade-vida pasa a través de la ella misma estaba vivi-e-üfr]parz-rliófiitárü' .6-o pao-
experiencia de est¿ cohesión y esta lns€parabilidad. El pensa- dq1rf yg_lyer?-cqDs¡encr¡ hisró@. Et-rEggqdo.Eü ña
-9r
perdido
miento es formade-vida, vida indisociable de su-fprma]iEn t(Xlo derecho y renuncia, no obstante. a.euefer asimi-' \
ciialqúier pdité én-qrie se muEsui la lnt¡nüdádbe esta:¡iclaln- lane-.a cl¡glr¡uierpre.¡o.a];na:ñu;6idenüdad nacio¡al, par¿ "
co4tcmnl2r lúciCaflrente-sir siturciór¡, recibe _a-cambio de una i,,-.,
I I
separáble, en la materialidad de l<x procesos corporeles y de
ftté niodos de vida habltuales no menos que en la teorÍa, allí hosülidad cierta, un benef¡cio inFstinable: "la historia va no es l f
hay pgllsemiento, sóle-allí. Y es este pefisamieoto, esta forma- paratl ü:á libro cettaAó y ta poiiuca ae¡a de ser el priviegio de {
de-vida, el que, abandonando la nuda vida al 'hombre' y al los Genüles. Sabe que a la proscripción del pueblo iudío en Eu-
"ciudadano' que la revisten provisionelrnente y la rcpresenten ropa ha seguido inmediatamente la de la mayor pa¡te de los
con sus "derechos', d-.-b.,pgxf.g-gelelIoo.?ntñ-8r'i^ y el -€n- flheblos europec. Los rcfugiados perseguidos de país en país {
tro unitario dS l" p9I1i9'1"_. j9l.:: r€pre€gqtan Ia vangua. ¡diade suspucblos".
iñ cofi;ñt.--fleil"ñróUt .ii"rtido de esre análisis
que hoy, exactamente a cincuenta años de distancia, no ha
perdido nada de su actualidad, No sólo el problema se pre-
senta en Europa y fuera de ella con la misma urgencia, sino
9ue, eF.-la-y-a rmglgble_djggadencia-del EEta¡lo.-n¡ctóny_ en-lq*
conosiÓn g9¡-e.¡{ 9:.-9.t-g!S89{í?t iuridig-o-políticas tradicio-
ql9sr el retu&ieqgj: su-!3¡_.Lrj,4j,c¿..flgura¡ensab!e del pue-
blo en nuest¡o tiém¡io fl?l menos mientras nó-llegue a tér-
mlno el proceso de disoluclón del Estado-nación y de su
soberanla, la única categorla en la que hoy nos es dado en-
trever las formas y los límites de la comunidad política por

20
il

lt

II

,;ii.:iAlemenie ¿l ffn¿l de la guera y, en la actr¡didad, el de los per- ti

. .. seguidos pollttcos y el de aquellos para los que el retomo a la ll


-patria significa la impostbilidad de sobrevivir). Por otra parte,
' los rcfuglados rusos, armenios y húngaros fueron desn¿ciona- tl

, lizados conlprontitud por los nuevos goblemos soviético, tur- ll,


etc. Es importante señalar que a partir de la Primera Gue- ill
lt:
muchos Estados eu¡op€os emp€zaron a introducir ¡ti
it;
leyes que permitlan la desnaturellzación y la desnacionallza-
lll
2. la
primera av¿dc'ón de los refugiados como fenómeno &6!¡ clón,de sus.propios ciudadanos¡ Francia abrió el camino en lr1
i,
masa tuvo lugar a finales de la Primera Guera Mundial, oran-;!, 'l.19l5,ifod'respecto a los ciudadanos neturalizados de origen lli
do la calda de los imperios ruso, austro-húngaro y otomano, , ienemigo't; en 1922 el efemplo fue seguido por Bélgica, que tl
¡J,
''
el nuevo orden creado por los tratados de paz alteraron
'"lreuoco L.',*n oíir""¿o';. i"r ;;dJ;; 6; ;;;ril;rl; I

gran profundidad las bases demográficas y teritorieles de i, iido ectos''antinacionales' durante la guerra; en 1926 el Égj- !li
Europa centro-oriental. En poco tiempo se desplazaron de sus
i -men fasásta promulgó una ley análoga con respecto a los ciu- lt,
.
;i
países 1.500.000 rusos blancos, 700.000 armenios, 500.000 bú1., dadanos que se hablan mostrado "indignos de la ciudadanla jil

Earos, 1.000.0OO de griegos y centenar€s de millares de €n 1933 le llegó el h.rmo a Austria, y asl sucesivamente
nes, húngaros y rumanos, A estas masas en movimiento en 1935 las Leyes de Núremberg dividieron a los ciu- llll
ir :
que añadir la situación explosiva determinada por el hechr alemanes en ciudadanos de pleno derecho y ciuda- lllr:i
de que cerca del 30ó de las poblaciones de los nuevos orgefi sin derechos pollticos. Estas leyes -y el apatridismo de llr: ,

nismos estatales creados por los tr¿tados de paz sobfe el mo-:i 'mas¿rde¡ivado de ellas- marcan una transformación decisiva il,
delo del Estado-riación (por eiemplo, en Yugoslavia y en Che:'. en la,r'tda del Estado-nación modemo y su emancipacíón de-
!ii
coslovaquía) consinr'ran riinorías que tuviefon que ser Bnitiva de las nociones ingenuas de pueblo y de ciudadano. lr r
I
por medio de una serie de tratados intemacionales (los llan¿ti: ' l.fo es éste el lugar para rehacer la histo¡ia de los diversos co- ll:r
dos Minortty .lreatles), que fueron en muchos aspectos letr¿,:i miÉs lntemaciorules a través de los cuales los Estados, la So- t¡'
1i
muerta. Algunos años después, las leyes raciales en Alemani¡i, de Naciones y posterlormente la ONU trataron de hacer ll
y lz gsern civil en España disemirnron por Europe un nuevo,: ftmte al problema de los refuglados, desdre el Burcau Nans¡
ll
e importante contingente de refugiados. para los refugiados rusos y armenios (1921), el Alto Comisaria-
Est¿mos habin¡ados a distinguir entr€ apátridas y refugiados, do para los prófugos de Alemania (1936), el Comité intergu- :':

pero la distinción no er¿ sencilla entonces ni lo es ahora, co bernamental para los prófugos (1938) y la Inlerflatlottal Refu-
mo puede parecer a prime¡a vista. Desde el principio muchos p Otgottleriü e h ONU (194Ó, ha$a el acual Alto Comisa¡iado
refugiados que no eran téc¡icamente apátridas, prelrieron lle. para los refugiados (1951), cuya actiüdad no tiene, segln el es-
gar a serlo antes que regresar ¿ su pals (es el caso de los ju- t¡hlto, carácter FDIítico sino sólo "humanitado y social". lo esen-

t:,,) 23
ciel es que cuando los refugiados no ¡epsesentan ya casos in- dadanos de un Estado. Esto es algo que, si bien se mira, está
dividuales sino un fenómeno de masas (como sucedió entre las implíclto, en la ambtgüedad del propio tlrulo de la Declaración
dos guerras y nuevemente ahora), tanto las mencionadas orga- de 1789: Déclamtton des úolc de I'bornme et du cttoJen don- .:
nizaciones como los Estados individuales, a pesar de las so- de n<¡ está claro si los dos térmlnos designan dos realidatles /¡
lemnes inv<xaciones a los derechos individuales del hombre, disdntas o forman una endíadis, en la que el primer término J
se han mostrado absolutemente incapaces no sólo de resolver está, en realidad, contenido siempre en el segundo.
el problema, sino incluso de afrontado de mane¡a adecuada. El orden político del Esado-nación no reserv-a para algo c<>
Tocla la cuestión quedó transferida de esta forma a manos de la mo el puro hombre en sí ningún espacio autónomo, como se
policla y de las orgenizaciones humanita¡ias. pone de manifiesto cuando menos por el hecho de que el es-
3. Las razones de esta impotencia no residen sólo en el egoís- tatuto de refugiado ha sido considerado slempre, lncluso en el
mo y en la ccguera de lqs aparatos burocr.áücos, sino en la am- meior de los casos, como una condición provisional, que de-
bigüedad de las propias nociones fundamentales que regulan be conducir a la naturalización o ¿ la r€patri¿ción. Un estatuto
la inscripción del tutkn(a ki de la vida) en el orden¿miento estable del hombre en sí es inconcebible en el derecho del Es-
juridico del Estado.nación. H.
4sndt ürula el c¿pltulo qulnto tado-nación.
del libro sobre el Impedalkmo, <¡ue está dedicado al proble-
6ma de los refugiados, El uaso del Esndo-naclón y elfin de b 4. Ha llegado el momento de defar de considerar las De,cla-
,I derechos del bomá¡¿ Es necesario esforzarse en toonr en se- raciones de derech<x desde 1789 hasta hoy como pr<xlama-
' (do ."t formulación, que liga indisolúblemente la suene de l<x ciones de valores metaiurldicos etemos orientados a vincr¡lar
ilerechos del hombre y la del Estado nacional modemo, de ma- al legislador a su fespeto, y de reconocerlas de acuerdo con lo
ner¿ que el ocaso de este últlmo implica necesariamente que que cofistituye su función r€al en el Estado modemo. Los de-
aquellos se convlertan en obsoletos. b^pa¡adoia esiá aquí en rechos del hombre repf€sentan rcbre todo, en efecto, la ffgu-.
que preclsamente la figura --el refugiado- qu-Effi-iiéEldo ra origineria de la inscripción de la nuda vida narural en el or{
encam-ái oor ?lererrcnrlffi r den juddicapolítico del Esradenación. Esa nuda üda (la criatura
el contnrio É-cdsis-;ii¿ál áE;¡i¿tAñáotffi" humana) que en el Ancten Régtme cr.rr'ene(ra a Dios y en el
de los derechtosdefhóiÍüire;EsqiFlftrndt- "basaL en mundo clásico se distinguíe cla¡amente (como zoá) de la vida
dar por supuesta la existencla de un ser humano como tal, cae política (áfos), pasa ahora a ocupar el prlmer plano en el cui-
en ruinas cuando kx que la profesaban se encontr¿ron por vez dado del Esado y deviene, por asl decido, su fundamento te-
primera frente a unos hombres que habfun perdido verdade- ¡rcno. Estado-nación significa: Estado que hace del hecho de
r¿mente toda cualidad y relación es¡rcíficas, salvo el hecho de nacer,qgTg!ryicúEr¿€sa:erc-fi -d;¡á;ida¡rñanñfeTTuslg-
ser humanos.' En el sistema del Estado-nación, los denomina- @h¿gr¡rasobe¡e¡ú¡- Este es el senüdo (no demasla-
dos derechos sagrados e inalienables del hombre se muestr¿n do ocrrlto) de los tres primeros anículos de la Declaración del
desprovist<x de cualquier tutela desde el momento mismo en 89: sólo porque ha inscrito (arts. 1 y 2) el elemento del naci-
que ya no es posible conflgurarlos como derechos de los ciu- miento en el corazón de toda asociación polltica, puede ésta

I
l

ri
,

vincular fimemente (art. 3) el principio de soberanla a la na-


rfu s.9!9.--9"l3jgula'apaf.enf etne¡te mafSinala-!49f,-ep. F -lerl
\,
ción (de conformidad c<¡n el étimo, na o signiffca en su ori- clglggrado c.ggrp_h lgUn cenqral¿e¡uestr¿.hi.storiá p"ligg.',
gen simplemente "nacimiento'). Conviene no olvidar que los primeros cr¡mpos fueron cons-
I"as Declar¿ciones de derechos han de ser, pues, considera- truidos en Europa como espacios de control para los refugia- -
das como el lugar en que se hace realidad el paso de la sobe- dos, y que la sucesión campos de internamiento-campos de )
rania rcgia de origen divino a la soberanía nacional. As€guran concentración-campos de exterminlo representa una filiación I
la inserción de la vida en el nuevo orden estatal que habrá de perfectamente real. Una de las pocas reglas a las que los nazis
suceder al demrmbe del Ancten Régtne. El que por mediación s€ atuvieron constantemente en el curso de la 'solución final"
strya el súbdlto se transforme en cludadano, significa que el era que los judíos y los gianos sólo podlan ser enviados a los
nacimiento -.es decir, la nuda vida natu¡al- se convierte aquí campos de exterminio después de habe¡ sido completamente
¡ror primera vez (a través de una transformación cuyas conse- desnacionalizados (incluso en relación con esa ciudad¿nla de
cuencias biopoltticas sólo podemos empez:r e valorar ahora) segunda clase que les correspondía tras las leyes de Núrem-
en el porador inmediato de la sobe¡anla. El principio del na- bery). Cuando sus derechos ya ne son derechos del ciudada-
cimiento y el principio de soberanía, separados en el Anc!¿n no, el hombre se hace ve¡daderamente sagmdo, en el sentido
Rég,me, se unen ahora de forma irrev<rcable para constituir el que tiene este térm.ino en el derecho romano arcaico: consa-
fundamento del nuevo Estado-náción. La ficción impllcita en grado a la muerte.
este punto es que el naclnlento se hace inmediatamente fl4-
clón, de un mcd,o que impide que pueda existir separación al- 6. Es preciso separar resueltamente el concepto de refugia-
guna entre los dos momentos. Asl pues los derechos se atrl- do del de derechos del hombre y dejar de considerar el dere-
lxyen al bombresdo en la medida en que éste es el prcsupueso, cho de asilo (por lo demás en vla de radical contracción en la
que se disipa inmedlatamente, (y que, por lo tanto, no debe legislación de los Estados europeos) como la categoda funda-
nunca surgir a la luz como tal) del cludadano. mental en que inscribir el fenómeno (una oleada a las recien-
tes Tesls sobre el derecbo de astlo de A. Heller, muestra que tal
5. Si el reirglglOrep¡esá"h,r'r.e[grden iurídico rlel Fs¡2a16- cosa sólo puede conducir hoy a confusiones inoportunas). Hay
nación, un bleme+to tan inquietante es.¡9$1g!9¡¡rEue al que considerar t1ñr&1! de acuerdo con lo que es, es de-
romper la idsntidad entre hombre y_gigda{¿no, entre naci- cir, nada menos "lque un conceptcl-[nite q]sl}-o4e.Éfl-crisis;fa-
mieñtó-l nacionali?Ifdl6óñEE-n?isis Ia ficción oricinaria de la dical el principio delmaódldñlñ;;ltvái permite des-
soberáñA-iiñhent; habñ;?;i3iidóTiéniprá &áefr ióñes peiár' é$e*terre{rgTatg-jel¿tiiFe5. ilí¡na-l9l-oJgg!ón categorial
i@iiiFs a este principio: la noveda<l de nueitro tiempo, que que ya no admite demoras.
Lmenaza al Estado-nación en sus ftlndamentos mismos, es Mientras tento, en el plano de los hechos, el fenómeno de la
¡ que cada vez soii más las porcignes de la humanidacl que ya llamada emigración ilegal en los países de la Comunidad Euro-
I no son répre#fltabGiáentro ¿á el Éor estiraion, es decir, án ¡ra ha asumido (y va a asumir cada vez más en los p¡óximos
cuanto quebranta la viéia triñidad Estado-nación-territorio, el años, con los 20 millones preüstos de lnmigrantes proceden-
26
tes de los países de Europa oriental) caracteres y prcporciones de las opciones que se han tenldo en cuent¿ peñr la solución
que iustilican plenernente tal inversión de la perspectiva. [o que del problema de Jerusalén es que la ciudad pase a ser, al mis-
Ios Estados lndustrializados tienen ahora frente a ellos es una mo tiempo y sin reperto teritorial, capthl de dos organismos j
masa resáenE estable. de. no.ctudadarosrque-no,.pueden-ai estatales diferentes. Lt pandQia, condición de extrarerritoria- ;)
quiereó ser üiúraüzados ni repatriaclos. Estós no ciudadanos lidad reclproca (o, meior dicho, de aterritorialidad) que lo an- -'
üénen con frecuencia una nacionalidad de origen, pero, al pre- terior implicarla podría generalizarse y ser etevada a moclelo '
ferir no disfrutar de la protección de su Estado, se encuentran de nuevas relaciones lntemacionales. En lugar de dos Estados
como los refuglados en la condición de "apátrides de hecho". nacionales separados por fronteres inciertas y amenazadoras,
T Hammar ha propuesto uüliz r para estos rcsidentes no clu- se¡fu¡99!b-19.!ma¡irq¡ pgllücas instela.l-r er¡
-d,qs..camuoldades.
dadanos el téÍni¡o defllzens, que tiene la virtud de mqstrar ue1,loi$fDa-ret¡ió¡t y g! rj93c-rón-dejnutus..ó(odo, artlculadas
que clrlzen es un conc€pto ya inadecu¿do para describir la r€a- entre.elas fx)r une serilde g¡qarc¡itgrialfdades r€cíptp_cas, en
lidad político-social de los Estados modemos. Por otra parte, que el c_onceplg1ruía no se¡ía ya el lras del ciudadano, sino el
los ciudadanos de los Estados industriales avanzados (tanto en ryÍugtu¡tLdel i¡d.iyidq.o. En senüdo análogo podremos cons!
Estados Unldos como en Europa) manifiestan, por medio de defar a Europa no como una imposible "Europa de les nacio-
su creciente des€rción con respecto a las insanclas codificadas nes', cüye catástrofe a mno plazo ya entrevemos, sino como
dé la panicipación políüca, una profr€nsión evidente a trans- un espacio aterritorial o €xtraterritorial, en el que todos los re-
formarse en denkers, en residentes estables no.ciudadanos; sldentes de los Estados europeos (ciudadanos y no ciudada-
de mElo i{ri6tírí<i ádanos y -itéíiizens ¿ii$n inlrFdg, por l; nos) estarlan en situeción de éxodo o de refugio y en el que {'
rñénos-en.etenos¡ettores sociales, en.una ry.q4 dc tOflJs¡en- el estatuto del europeo sigriiñcada el estar-enéxodo (por su-
cigción-pot€ni¡:ll. Paralelamente, de conformidad con el bien puesto tamblén en la inmovilidad) del ciudadano. El-e_spacio
conocido principio según el cual una asimilación sustancial europge*€.^s!able99!Í4 39!^U4a¡eP¿ración-¡fi eductittle.entr€, el
exasp€rir el oclio y la.intolerancia cuando existen acusadas di- n".iTi9lp_I3j1"ión, y eblera_coricepte.do pueblo (que, co-
ferencias formales) crecen las reacciones xenófobas y las mo mo sabemo6, eS siempre minoda) @í4 v.ol-v..gr a .encaqlrar"Vn >
vilizaciones defensivas. congpggiér¡dosedecidi@¡Uent9-al*C9-n4sfó_A'
(por el que hasta ahor¿ ha sido indebidamente usurpado).
7. Si s€ quiere impedir que se reabran en Europa los campos Este espacio no coinc.ldida con ningún terrltorio nacional ho-
de exterminio (lo que ya está empezando a suceder), es nece- mogéneo ni c'on su sr¡rrul twgráÍca, sino que actuaría sobr€
sario que los Estados-naclones encuenü€n el coraje de poner t<xlos ello, horaündolos y aniculándolos topológtcarneflte co-
en tela de iuiclo el propio principio de inscripción del naci- mo en una botella de kyden o una cinta de Moebius, donde
miento y Ia trinldad Estado-neción-territorio en que se funda. interior y exterior s€ hacen indetermi¡ados. En este nuevo es-
No es fácil, por el momento, establecer las modalidades en que pac!-o,
la¡ 9i9{ad;,¡-.eylE}9aq,..al^entra[ en-unis]ñú.ióÁái ¿le
todo eso podrfa llwarse a efeclo concretamente. Aquí nos con- extrarerri,torialidldfeclproca. rzolverÍan¿ encontfa¡fu-antigua
tentamcs con sugerir una dirección posible. Es sabido que una voc"ción de ciu_dades.del.mun¿lo.
2a
PoucfA soBER NA

Una de las lecciones menos equlvocas de.le€ue¡radel Gol-


fo es elj¡sreso definitivo de la soberanía 9!_!a Sguc¿__deja-prl
licía. El desenfado con que el eierclcio de un hs blll partiou-
üñente devastador s€ pr€sente aquí con el caácter, modesto
en apariencia, de una "operación de policía', no debe ser ta
mado (como han hecho algunos crlücos iustamente indigna-
dos) como una clnica ficción. Quizá la carecterlstica más ¿s-
Wltbt óe d^ g:r-rra es q¡e las_r¿lggp:!¡rt-ÉetsnegttÍ¡CD
p@;fadas como sup€r€struc-
turas ideológtcas destinadas a cubrir un designio oculto: por el
contrario, la ideología ha ido penetrando de manera tan prc-
funda en la realidad, que las razones declar¿das (en panicular
las referentes a la idea de un nuevo orden-¡nundial) han deser
tomadas rigurosamente al pieE ii--aletra. Lo que no signiffca,
empeE;=onr-otra;i tráádo de hiCer iáler juristas improvisados
y apologislas de rnala fe, que la Guerra del Golfo haya supuesto
ll
i":'
una limitación salutlfe¡a de las sober¿nías estatales, ¡educida¡. en particular, durante las ceremonias oficiales), como la expo-
a efectuar una labor de agente de policía al servicio de un or- sición de la violencia soberana de que daba testimonio eque-
ganismo suprenacional. lla proxifüdad fisica entre cónsul y llctor.
El hecho es que lapo_licla, en confi:r de la opinlón común. Esta incómoda conügüidad entre soberanla y función de po-
que ve en ella una función meramente administrativa de e¡e.' licía se expresa en el crarácter de sacralldad intangible que, en
cución del derecho, es qutá el lqgg en que s€ muestra al des.: los ordenamientos jurldicos anüguos, sltúa en un mismo plano
nudo con mayor claridad la p6imidaa, h intercambiabiltdad a las figuras del soberano y del verdugo. Es posible que tal cer-
caelentre-gelengia v de{egbo que caradélEá71áTfrñ del canla nunca se haya puesto de manifiesto con tanta evidencia
soberano. Según la anügua costumbre romana, riadie, por nin¡ como en el suceso forruito (referido po¡ un cronista) que el 14
guna razón, podía interponers€ entre el cónsul do¡ado de !n, de iulio de 1418 hace encontra$e en una calle de Pads al Du-
Mun y el líctor más cerceno, portador del hacha sacriflclal, que de Bo{goña, recién entrado como conquistador en la ciu-
(con la que se llevaba a ca;bo la ejecución de la sentencia de
dzd a la cabeza de sus tropas, y el verdugo Coqueluche, que
pena capital). Esta contigüidad no es casual. Si el soberano eg.. en esos dles habn tratnjado incansablemente para él: el ver-
en verdad el que, proclamando el estado de excepción y sus. dugo cubieno de sangre se acerca al soberano y le coge la ma-
pendiendo la validez de la ley, señala el punto de indistinción l. . no gritando "¡Querido hermanol" (i,túon bquf'ñrel).
entre üolencia y derecho, Ia policfu se mueve siempre, pot asl, El ingreso de la soberanfu en la figura de la polida no tlene,
decido, en un tal "estado de excepción". Las razones pues, nada de tranquilizador. Prueba de ello es el hecho, que
1
dq¡fpliblico" y_de "se8uridAl", sobre las.qug. e;Effi no ha deiado de sorprender a los historiadores del Tercer Reidr,
\ticular deh!? 4ecldir, configuran u4-zonadeiodlfureocia de que el exerminio de los judíos fue concebido de principio
(üo- lencia-yderecfu¿que es eáctamente simétrica a la de
a fin exclusivamente como una operación de policla. Es bien
Qeranla. Con razón observa Benjamin que: sabido que no se ha podido encontrar nuncr un solo docu-
mento en el que quede coristancia del genocidio como decistón
Es completamente falso aflrmar que las ñnalidedes del pode¡ dd
de un órgano soberano: el único documento que pos€emos a
cl¿ 6€an slempre ldénticas o incluso que estén simplemente vlnc este respecto son las actas de la conferencia que el 2 de ene-
con |as del resto dcl derecho, El derecho de "pollcla" tndice rc de 1942 reunió en el Grosser lra¡rnsee a un grupo de poü-
te el punto en que el Estado, sea por impotencie, sea por les
das de rango medio y baio, entr€ los que sólo nos es notorio
inmanentes a todo ord€o juddlco, ya no puede gar¡ntiz3(, por medld el no¡¡bre de Adolf Eichmann, iefe de la división F4 de la cuar-
este orden, 106 objetivos emplrlc-os que desea conseguir ¿ toda cactal
ta sección de la Gesapo. Y sólo porque se concibió y se llevó
a cab como una operación de policla pudo tener el extemi-
De aquí la exhibición de las armas que en cualquier tieñpo nio de l<x iudíos un carlctet tan met&ico y mort-rfero. Pero,
h^ car¿cteiz do a la polic'ra.L,o decisivo en este punto no €¡rr por el contrario, es precisamente su condición de 'operación
lanao le emenz?a a quien tfansgrede el derecho (la exhibición. .
de policla' lo que hoy le hace aparecer ante la humanidad ci-
se produce de hecho en los lugares públicos más pac.rffcos y, vilizada como mucho más Mrbaro e ignominioso.
m
NorAs soB¡E LA Polfncá

7. la caidadel Panido comunista soviético y .t ao-irrio


rebozo del Estado deaocrátlcorapitalista a escala planetaria "irt
han suprimldo l<x dos principales o¡ptáculos tdeológicos que
im¡rcdlan el restablecimiento de une fftosofla política a la al-
tur¿ de nuesüo tleinpo: el estalinismo, por una parte, y el pro-
Sresismo y el Estado de derecho, por otr¿. El pensamiento seg
encuent¡a hoy asl pof primere vez frente a su tarea sln ningua-
ne ilusión v sin coartada Dosible. En todas Dartes se está-cum-
püenao anie !r¡&6d ra :cra¡ rñifor;iúérr q".¡"p.1=
sa uñdti¿s oro a los ¡€in6 de la tierr¿ (reprlblicas y monarquías,
tiranlas y democracias, federaciones y Estados nacionales) ha- 1
cia e!ébdo_erpeciafq_ 4llgg¡atJo @ebord) y e|:gapite.hx(- I
lamentarlsmo" (Badiou), que consttu]réri á-es!4dlie-lgxtrpma-ds \
la-Ióiffi86-tl6T-así como laaffi- iñnsiormación de Ia pri- -)
méEl-ffilüóidn industrial habla destruldo las estructuras so-
cial6 y políticas y las categodas del derecho públim del lz-
en@bre e.b mlsas nn¡ea loe términc so@na, aercdo,
nac¡on^¡gebl9-d9s19s¡ashJ¿-v-ohffiAmffi.¡[era
una ¡ealidad que nada tlene gu-e ver con lo gue estgQlgng€.J¡
tos-iE@ffi antes; y, por eso, quienes continúan haciendo
uso-GGffólm mane¡a acdtica no saben l¡teral¡nente de
qué están hablando. I: opinión pública y el consenso en na,:.
da tienen que ver con la voluntad general, no más en todo ca- ,i
so de lo que la "policía intemacional" que hoy dirige las gue- 7
nas tiene que ver con la soberarila d€l t s Puwtcum Eurwurn.
k Cltc'¡:o"tsgeg@sgcgpedrn€nto dsvtrt'dor' cue-l
d.-¡4ü*]LyJAgír en todo el Fláiieta instituciones y creencias, |.i .-t,
ideologlas y religiones, ldentidad y comunldad, y vuelve des-
pués a proponerlas baio una forma ya definitivamente afecraJ
da de nulidad.
2. El pensamiento que viene tendrá, pues, que tf:¡tar de tb- manidad esÉ f¿ serrcillamente ordena<to en una
disposición de-
mar en serlo el tema hegelianc.koreviano (y marrlano) del ffn ;;,it i;" sestión sea poslble confiar a un Estado universal
que' per-
de la historia, asl como la reflexión de Heidegger sobre el in. tromocén;), ;ino que la misma hisdicidad anárquica
:. -¡-¡
vi-
greso en el .€'rdg¿is como fin de la historla del ser. Respecto a man;lendo presuiuesta, ha destinado al hombre comÓ ser
ve-
esne profrrlema, el teneno se divitle hoy enue aquelloo que pien'
:
J"nt" lr" ¿iu.o"" épocas y culnrras históricas, debe ahon
san el fin de la historia modema sin el fin del Esado Oos teóri- nlr como" tal al pensámiento, es decir que el hombre ha.de
cos ¡xxkoievianos o posmodemos del cumplimiento del proce- ahor¿ cle su mismo s€r h¡stÓrico, de su misma im-
so hisórico de la humanidad en un E*ado universal homogÉneo) "o-olat*e El devenir propio (naturalez ) de lo impropio (len-
y los que piensan el fin del Estado sin un conelativo fin de la. "'-"iJ¿.
ñ;'F ;; puede ser fórmel¡zado ni reconocido según la dia-
de ía erctkttlu4g' Porlue es, en la misma medida' un
"lectíca
historia (los prof¡resistas de varia lecclón). Ambas posiclone$
caen ¡ror debair de $l tarea, porque pensar la extinción del Es. Jwenir imprupio (lenguaie) de lo propio (naturaleza)'
ado sin el crmplimiento del telos histórlco es tan imposible co. : l¿ aoroolcii'¡n de la historictdad no puede por eso tener aún
mo p€nsnr un clrmplimiento de la historir en el que permane' r* fd.." estatal -al no ser el Esudo otra cosa que le pr€su- adé
la representación del permanecer-rruhl de
'ii"iO¡."jt t¡n" iue <lehe deiar libre el tereno a una vida
ciese la forma vacTa de la soberanla estatal. Sl la primera tesls ,r*i.tOn .la
se muestra impotent€ por completo frente a la supervivenciC
hu-
tenaz de Ia foÍr¡a estatal en una transiclón inf¡nita, la s€gunda ;r-; ^.rn" poÍti"" no estatales y no juddicas' que todavía
choca c<¡n la reslstencia cada vez más vlva de instencias histó, siguen estando completamente por pensar'
ricas (de tlpo nacional, religloso o étnico). Por lo demás, las
:{
t: cotlsdtqEnE' que/
doa gxiciones pueclen convivir perfectarrrnte mediante la mul- 3. Ios concePtos de rcberanfu y de @
en mnl
tiplicación de las instancias estatales tradicionales (es declr, de .Jtán en.l ..na- d. nu.r¡ra *diciÓn polltica, deben'
ser abandonados o, por lo menos, p€nsados de nue- t
üpo histórico), bafo la égida de un organlsmo técnico-iurídico **anai",
lndife-
con vocación post-histórica, vo, desde el Principio Uno y otro señalan el punto de
Sólo un pensamiento capaz de p€nser z Ia uez el firal &lE+ ,aÁ.i" .n r. violencia y derecho, naturaleza y lo6as' propio e
tado y el final de la historia, y de enfrenados e¡tr€ sl, pod¡á es- imorooio. v, como tales' no designan un ¿tributo o un órgano
orl-
tar a la aln¡¡a de aquella tarea. Es lo que trató de hacer el últi- ,j.i irrti.li.o o del Estado, sino su proPla estructura
mo HeidegSer, si ben de una marcra absoluamenrc lnsuficiente, "tLn
li"i- s"¡Joni" es Ia idea <te que hay un nexo indeci¿-illt g-
con la idea de un belgnls, de un acontecimierito últlmo, en el ilr'¡a¿n@O;Am;-¿Tf¿ñe¡tzFiflqued€cisiÓn estlñEio
paradóilca de una st>
que lo que es apropiado y queda sustraído al destino históri- d:ñ;-n-cesariamente la forma
co es el propio ¡rrmanecer-oculto del principio hlstoriflcanrc, trre el estado <le excePclón (schmitt) o de w bandd (Nanc1)'
la historicidad misma. Si la historia señala la expropiación de la
naturaleza huma¡¡a en una serie de épocas y de destlnos histó En aeleclón con el siSn¡ñct¿o de esre concepto'
remitimos-¿l lector a
' la nuda ul-
ric'os, el cumplimiento y la apropiación del ¡alos histó¡ico del l" ou-á ¿" óürei" ,{g e;be| Ho¡no sacet E poder sobemno 'y
que aquí s€ trata no significa que el proceso hjstórlc<¡ de la hu- d¿. valencia, p¡e-tcxios, 198, PP. 13i14 y 211-243' $,
95
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en que la ley (el lenguaie) se mantiene en relaclón con el vl- Sin embargo, el problema al que ha de enfrentarse la nueva
viente retlrándose de é1, a-bandonl¡dolo a la propia üolencia Dolítica es Drecisamente éste: ¡es oosible urla comuni'cJad oolftl-
y a la propia ausencia de relación. la vida sagrada, es declr, la ci-qvs"¡e-erie$!e.e.¡st@
vida presupuesa y abandonada por la ley en el estado de ex- te mundo? ¿Pero no es éste precisamente, si bien se mira, el ob-
cepción, es el mudo portádor de la sob€ranla, el verdadero sz- iFuT6?e la {losoña? Y cuando surge un pensamiento político
modemo, con Ma¡silio de Padua, ¿no se deffne acaso por la re-
Jeto soberano.
De este modo, la soberanla es el guardián que impide que cup€r¿ción con fines pollücm del conc€pto averolsla de "vida
el umbral indecidible entre üolencia y derecho, naturalez^ y suficiente" y de "bien vivir"? Afrn Benlamln , en el Frwrnento t@-
lenguaie salga a la luz. Es necesario; empero, mantener fiia la lógrco-políttco, no deia lugar a dudas en crnnto al hecho de que
mbada precisamente sobre aquello que la estatua de la Justlr "el o¡den de lo profano debe orientarse sobre l¿ idea de felici-
cia (que, como recr:erda Montesquieu, era cublefa con un ver dad'. l¿.#.--r'---.-"7at----
definición del concepto dq \idaleli¿" (de una maner¿
lo al proclamarse el estado de excepción) no debía ver, y, err ' que no pé-rmita su sepafación de la ontología, puesto que del
consecuencia, sob¡e el hecho de que (como hoy está claro par . 'serr no tenemos otra experiencla que viür) sigue siendo uno
de los oQp.tiv-os esenciales del pensamie-nto.gus üérié:
*'-
ra todos) el g!t!49_!kg@pcJótt rtk_@, quela nuda üda ..,
es inmediatamente ponadora del nexo soberano y, como talj La""]iq{*" sobÉ lá Que débdtr¡ndarse la filosofia políti-
está lo¡labandonada-a-¡n*-violenc4_eUS-eS_tantOeáO-efical'{$ ca no puedé por eso s€r ni la nuda vida que la soberanía pre-
en la medida en que es anónima y cotidiana. sr¡pone pañr hacer de ella el propio suieto, nl el efrañamien-
srcffi hótn; poÉñ¡iaññ;64-déÉ ir hasta el to impenetrable de la ciencia y de la biopolltica modernas, a
de su propia impotencla y, renunclando a crralquler volunad las que hoy se trata en vano de sacralizar, sino, predsamente,
tanto de establecer el derecho como de conservado, una "vida suficiente" v absolutamente D¡ofana. oue hava al-r
en todas partes el ner(o enüe üolencia y der€rho, enüe can?:.do le perfección de la prupie potencia y de la propia co-i
y lenguaie, que constiNye la soberanla. municabilidad, y sobre la cual la soberanía y el derecho no ten)
gan ya control alguno.
4. Mientras la decadencla del Estado deia sobrevlvi¡ por
quier su envoltura vac¡a como pura esüuctur¿ de 5. El plano de inmanencia sobre el que s€ constituye la nue-
de dominio, la-sociedad 9¡1. s¡¡ 9g-r.r.pAqo*esttlg9gslgnada va expedencia polldca es la extrema expropiación del lengua-
mediablementJá Ii ñómü áe iñiüáá-iffio_v ¿e p llevadz a efecto por el Estado espectacular. Mientras en el
ducción orientada al rlnico bbptivó del bienestar. tos teórtcog Antiguo Régimen, el extrañamiento de la esencia comunicati-
de la soberanla política como Schmin ven en ello el sigr.ro va del hombre se sustanciiaba en un presupuesto que servía de
seguro del fln de la política. Y e¡ yerdadJasmasas planetarlas fundamento común (la nación, la lengua, la religión...), en el
de consumidores (cuando no recaen simplemente en los vle" Estado contemporáneo es esta misma comunicatividad, esta
jos ideales étnicos y religiosos) no dej4oarisbar-ninguna-nue. misma esencia genérica (es decir, el lenguale), lo que se cons-
ugicu3 ggh,Us¡3t. tituye en una esfera autónoma en la propia medida en que de-

96
viene el factor esencial del cido pncductivo. Lo que impide
la tre ffnes y medios que par¿liza toda éüca y tode pollüca. Una
comunicación es, pues, la comunlcabilidad misma; loi hom-
ffnalidad sin medios (el bien o lo bello como fines en s0 es tan
bres están separados por aquello que les une.
extrañ¿ como una medialidad que sólo tiene sentido con res-
I,o anterior quiere decir tembién, empero, que, de este mo_
_ pecto a un fin. Io que se q¡estiona en la expe'riencla polltica
d9., 19 Sue nos sate al paso es nuestra- propta natur¿leza
lin- no'es un ffn más alto, slno el propio ser-€n-€l lenguaie como
güística lnvertida. Ésta es Ia razón (preclsamente lo expropla-
medlalidad pura, el ser-en-un medio como condiciór¡ i¡reduc-
do es la posibilidad misma de lo C<¡mún) de que h vülencia
üble de los homb¡es. Pollüca es la exhibición de una mediali-
del espectáculo s€a tan destructiva; pa-, porio mlsmo, éste
dad, el.hacer visible un medio como tal. Es la esfer¿ no de un
contiene todavla algo que se asemeia a una posibilidad positl_
ffn en sl, sino de una medialidad pura y sin fln como ámbito
va y que puede ser utillzada en cpntr¿ suya. Ia Cpoca
que es_ del actuar y del pensar humanos.
tamos viviendo es tamblén, por eso, aquella en que
mera vez se hace posible para los hombres experimántai
Sr pri-
su 7. I¡ segunda consecuencla del e4erlnentum hrtguae es
propia esencia lingüislica; no de este o aquel contenido
de len- que, más allá de los conceptos de apropiación y de expropia-
guaie, de esta o aquella proposición verda<ter¿,
sino del hecho ción, lo que verdaderamente es necesario pensar es más bien_
mismo de que se hable.
la posibilidad y las modalldades de un wo llbre. la prácric: lZ
la reflexión políticas se mueven hoy de forma excluslva en 14
6. le experienda de que s€ trata en este caso no tiene ningún
dlaléaica entre lo propio y lo impropio, en que o bien lo im-|
contenido obietlvo, no es formulable en proposlciones sibre
propio (como sucede en las democra-i2s industriales) impone'
un estado de cosás o sobre una situación hisiórica. Concleme ¡ en todas partes zu dominio con una i¡refrenable voluntad de
no avn 6tdo, slno a un acontqtmbnto & lenguaie; no hacc.
falsificación y de consumo, o blen, como suc€de ef¡ los Esta-
gramática, si"o, dr"í jec¡¡to, ¿,.
Tftr.n1i, a esra o a aquellapo¡ dG integrisüs y totaltrartG, lo propio pr€tend€ erclub de sl to-
frcum lquendl amo al. eso mismo deL ser conceblta da impropiedad. Si, en vez de eso, llamamos cornún (o, conro
como un experimento que tlefie que ver con la materia mism¿ prcfferen otro6, uu¿f) a un punto de indiferencia entre lo pro{
o la potencia del pensamienio (en términos espinozianos, un. pio y lo impropio, es decir, ¿ algo que nunca es aprchensiblé
exp€dmento de p¡ent 4 fnalletus, slw de llbtate).
en téÍninos de una apropiación o de una erpropiaclón, sino
Puesto que lo que se ventila en el experiménto no es en fixF
do alguno la c.omunlcación en cuanto'destino y fin especlfico
sólocomo r¿sqelp@
del hombre <¡ como condición lógico-trascendeftal de la oof_
ú
ce¡r "¿cómo se usa qontÚn?" (HeldeFr tenla quiá en mien-
tes algo de este tlpo cuando formulaba su concepto supremo
üca (como sucecle en las pseudofilosoffas de la comunicación),
no como una ap¡opiaclón ni como una expropiacíón, sino co-
sino la única experlencia material poslble del ser genérico (es
mo apropiación de una expropiación.)
decir, experiencia de la .comparecencia,
-Nancy--o, en térrnl_ Sólo si conslguen anicular el lugar, los modos y el sentido de
nos marxianos, &l Get cml Intelbt la primera corisecl¡encia esta experiencia del acontecimi€nto de lenguaie como uso li-
que de ello se deriva es la subversión de la falsa altemaüva
en- . b¡e de lo común y como esfera de los medios puros, podrán
las nuevas elegorfrs clel ¡rensanriento ¡rlítico -sean é.stas co-
ltxll.ll). t)l^{lo rl?\ll^N() I
y)2-94
EN rLslr
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