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4. En tal sentido, cuando cónyuges casados entre sí deseen constituir una sociedad,
pueden hacerlo y por lo tanto figurar como los únicos dos socios, en la medida que los
bienes que aporten sean bienes propios, al margen que se haya optado por el régimen
de separación de patrimonios o de sociedad de gananciales.
5. Por el contrario, no podrán participar separadamente en la constitución de la
sociedad cuando se aporten bienes comunes o sociales, pues el artículo 315º del
Código Civil señala que
para disponer de esta clase de bienes (en el presente caso, aportarlos a una sociedad)
se requiere la intervención conjunta del marido y la mujer, salvo que se haya otorgado
poder especial para ello. De ser este el caso, los cónyuges contratarían como una sola
parte, por lo que requerirían de al menos una persona natural o jurídica, para cumplir
con la pluralidad exigida en la Ley General de Sociedades, vale decir, un mínimo de
dos socios.
6. Asimismo, conforme al artículo 312º del Código Civil, los cónyuges no pueden
celebrar contratos entre sí respecto de los bienes sociales, es decir, no podrían ser
socios en la constitución de una sociedad, porque evidentemente contratarían entre
sí sobre bienes sociales; sin embargo, es válido que los cónyuges contraten con
terceros respectos de estos bienes conyugales (interviniendo de manera conjunta el
marido y la mujer), para constituir una sociedad, en tal situación conformarían una
misma parte contractual, dado que le estaría prohibido actuar separadamente, no
pudiendo ser consideramos como socios distintos.
7. En suma podemos señalar lo siguiente:
- Separación de patrimonios Los cónyuges pueden contratar como socios,
separadamente en una sociedad mercantil o civil, siempre que estén casados bajo el
régimen de separación de patrimonios, dado que para aportar sus bienes no requieren
la intervención del otro cónyuge.
- Sociedad de gananciales Si el matrimonio de los cónyuges se encuentra bajo el
régimen de la sociedad de gananciales y el aporte a la sociedad recae sobre bienes
propios, si podrían figurar como socios distintos en la constitución de una sociedad,
pues no existe prohibición ya que no se disponen de bienes sociales y los cónyuges
no contratan entre sí respecto de ellos.
Una empresa desea iniciar un proceso judicial por el incumplimiento
de un contrato de obra contra una asociación, pero han advertido
que el representante legal que firmó el contrato ha dejado de serlo,
habiendo otra persona en su reemplazo, el mismo que ha
manifestado su intención de desconocer el contrato. Al respecto
nos preguntan si es posible demandar a la asociación aunque el
representante legal firmante haya cesado en sus funciones y si,
además de la asociación, se debe demandar al ex-representante
legal.
La asociación será la que deberá responder ante las deudas de ésta con sus bienes
presentes y futuros. en ese orden de ideas no se puede demandar al representante
legal que ya cesó sus funciones dado que la asociación tiene la responsabilidad con
el cumplimiento del contrato.
si los miembros de la junta directiva han sido avalistas ante la firma del contrato de la
asociación, serán éstos los que respondan con su patrimonio personal.
si la denominación social y el nombre comercial son lo mismo, y si
en todo caso cuando quiera inscribir un nombre comercial, éste debe
ser idéntico a la denominación social de su empresa.
La denominación social y el nombre comercial no son lo mismo, estas son las
diferencias:
- El nombre comercial es el nombre con el que quieres que tus clientes te
conozcan en el mercado, diferenciándote de otras empresas que realicen
servicios similares a los tuyos.
- La denominación o razón social es la que te identifica como empresa en todos
los aspectos legales, es como el nombre que aparece en nuestro DNI, pero en
este caso, el que nos reconoce como persona jurídica. La denominación o
razón social es sujeto de derechos y obligaciones.
Tanto la marca como el nombre comercial son signos distintivos, que diferencian
una actividad, productos o servicios de los del resto de las empresas en el
mercado y no necesariamente. El nombre comercial puede existir o no, a tu
elección, mientras que la razón social es obligatoria. De hecho, para todos los
trámites jurídicos, figurará la denominación o razón social (por ejemplo, para la
compra de mercancías, para la venta de productos, o para la contratación de
trabajadores). por lo tanto no necesariamente debe ser idéntico el nombre
comercial de la razón social.
Un empresario titular de una reconocida franquicia Argentina en el
Perú, ha decidido resolver el contrato de franquicia, por tal motivo la
empresa individual de responsabilidad limitada que se creó
específicamente para este objeto, se encuentra imposibilitada de
poder seguir desarrollando su actividad comercial. Al respecto nos
consulta el procedimiento que debe seguirse para extinguir la
empresa individual de responsabilidad limitada
En tanto que para el caso de las EIRL, la norma aplicable es el Decreto Ley Nº 21621,
Ley de la EIRL. Su disolución se produce por la decisión tomada por el titular de la
empresa que debe constar en su libro de actas. En esta acta también debe constar el
nombramiento del liquidador.
La decisión del titular de disolver la empresa debe publicarse dentro de los diez días
de adoptada, por tres veces consecutivas.
El acta se debe elevar a escritura pública ante notario e inscribirse en los Registros
Públicos.
La empresa disuelta que conserve su personalidad jurídica mientras se realiza la
liquidación, debe durante este lapso añadir a su denominación las palabras
‘en liquidación’ en sus documentos y correspondencias.
Una vez inscrita la disolución, se abre el proceso de liquidación, cesando la
representación del gerente, la cual será asumida por el liquidador.