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UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL

FACULTAD DE CIENCIAS PSICOLÓGICAS

ASIGNATURA:

ORIENTACIÓN PSICOLÓGICA

ESTUDIANTE:

AGUA RUIZ PRISCILA LISBETH

OCTAVO SEMESTRE

PARALELO: V1

DOCENTE:

PSI. PAOLA SAMANIEGO

Guayaquil - Ecuador
La Orientación Psicológica como esfera de actuación profesional

Como ya es de conocimiento general para todos o al menos para muchos, la orientación

psicológica es una relación que se da entre el orientador (que se supone es el experto) y la

persona que solicita la atención, por tanto podríamos decir que la orientación es una

relación de ayuda a alguien. Ramírez menciona que “La orientación psicológica es una

práctica profesional que surge como un espacio profesional para potencializar recursos

personales…”, teniendo en cuenta que el hombre es un ser de desarrollo, que a diario se

enfrenta a nuevos retos y conflictos como consecuencia de ese crecimiento constante que

en él se da y es este uno de los aspectos en donde el orientador actuara ya que ayudar a

aquel sujeto a potencializar los recursos personales con los que cuenta para enfrentarse a

esos nuevos retos y posibles conflictos.

La orientación es una práctica de tipo profesional por lo que se debe tener en cuenta que

no cualquier persona o profesional puede ejercer el rol de orientador. Germain indica que la

orientación ha sido exclusiva de los maestros y pedagogos pero con el considerable avance

de la psicología no se puede dejar de lado a los psicólogos dentro de esta práctica, además

agrega que la orientación psicológica “es una actuación científica compleja, actual y

persistente…” al reconocerse como una práctica científica debe ser llevada a cabo solo por

personas especializadas en este ámbito de la orientación y aquí que se resalta el accionar o

el rol que ocupa el psicólogo como “experto” en el tema de la orientación.

Mencionábamos al principio que el ser humano a medida que se desarrolla va generando

nuevas necesidades y que la orientación psicológica nace para dar solución a estas
necesidades, es decir hay una serie de exigencias y demandas, dentro de nuestro círculo

social estamos constantemente teniendo nuevas experiencias y actualizadnos en las nuevas

tendencias del mundo actual y es aquí que el psicólogo, terapeuta u orientador debe estar

preparado con una serie de técnicas y hasta sus propios recursos personales para poder

hacer frente a estas nuevas tendencias sin perder el rol que le compete.

Si la función básica del orientador es potencializar los recursos con los que cuenta el

demandante, quiere decir que el profesional debe contar con ciertas características

personales que le ayudan a lograr su objetivo, esto no quiere decir que el orientador deba

contar con las mismas características de un superhéroe o como diría Zas no tiene que ser

“un ideal de persona” para poder realizar su función. Lo que si será primordial y esencial en

su ejercicio profesional es, tolerancia, respeto a la individualidad, respeto al derecho ajeno,

empatía, racionalidad emotiva, asertividad, confianza en sí mismo, profesionalidad,

sensibilidad, autenticidad. (Zas, R., 2013)

Al ser el hombre un ser netamente social la orientación psicológica se extiende a otras

esferas y una de las áreas de actuación en que más se destaca la orientación es el área

educativa, por este motiva la orientación psicológica debe complementar el trabajo

educativo sin tratar de sustituirlo aunque ambas esferas tengas el mismo objetivo que es

preparar al hombre a través de sus recursos personales.


El papel del orientador hoy en día, por tanto, se aprecia cada vez más como un factor de

"integración" muy importante es decir, no sólo desde el punto de vista educativo, sino

también en el ámbito social para "diagnosticar, prevenir e intervenir" ante la multiplicidad

de problemas que se derivan de una sociedad cada vez más plural, pero también más

compleja y cambiante. Al contar con todo un bagaje social la práctica de la orientación

debe diferenciarse la una de la otra pero tenido siempre el mismo objetivo: El ser humano y

la recuperación de sus problemas.

En cualquiera de las áreas que el orientador se vaya a desenvolver ya sea este familia,

parejas, escuela, debe hacerlo dentro de sus capacidades profesional. El trabajo del

psicólogo orientador se ve desde hace mucho tiempo atrás, antes quizás se daba esta

práctica de forma espontánea y empírica sin embargo en la actualidad la orientación

psicológica tiene sus propias parámetros para que esta sea totalmente efectiva y para poder

tener una constancia de que se ha hecho el bien a la persona que demanda la ayuda.

Una de las pautas a las que se debe regir todo profesional de la orientación es trabajar las

manifestaciones presentes ya que la mayoría de orientadores buscan regresar al pasado

conociendo aun que aquel pasado se está haciendo visible en el presente del sujeto de aquí

que se debe brindar una ayuda sin recriminar, teniendo presente los límites que deben darse

entre orientador – orientado son dejar la empatía de lado. Buscando siempre en el proceso

orientador alcanzar una meta y no una pronta “solución”, cuestionando el problema del
sujeto con el fin de conseguir un cambio pero no un cambio de persona sino más bien

elevar al máximo sus habilidades y capacidades para enfrentarse a posibles problemas.

Teniendo en cuenta estas pautas referente a la orientación, hay que recalcar que la

orientación se supone, es un proceso interactivo entre dos o más personas y por tanto esta

relación se debe llevar cara a cara considerando siempre como hilo conductor en esta

relación el “contacto”. Rogers (citado por Zas) decía que “el contacto era una condición

básica esencial para la acción terapéutica y de orientación” sin embargo hay que considerar

que este contacto debe llevarse de forma estable y hasta con ciertos límites y determinados

acuerdos si se cumplen estos aspectos podríamos hablar de una relación terapéutica valida.

Siguiendo con Zas, menciona que al igual que el contacto, esta relación “se debe

establecer sobre una ética de las relaciones interpersonales, de la comunicación”. De esta

forma se resaltan algunos aspectos característicos de la comunicación entre el profesional y

el demandante, Calviño (citado por Ramírez, 2007) dice al respecto una comunicación en

orientación, que respete estos principios, debe velar por:

1. Tener claridad, síntesis y concreción, lo que implica la adecuación del lenguaje del

orientador a las posibilidades de los orientados.

2. Priorizar por parte del orientador la escucha, de la cual derivará posteriormente el

decir.
3. Comunicación comprometida, abierta, personalizada, lógica, coherente,

democrática. Estas son exigencias a la capacidad comunicativa del orientador.

4. La credibilidad de las palabras que determinan que el orientador sea creíble,

auténtico y profesional.

5. Tener la intención, la disposición y la actitud de comunicarnos con los otros.

Debemos que resaltar que en nuestro contexto actual la orientación psicológica no se

trata de que el orientador de consejos al demandante ante el problema que presenta, el

orientador que comprenda y conozca el fin de su profesión debe entender que en el

momento que a él acuda otra persona buscando ayuda, automáticamente a ser el apoyo de

ese sujeto y desde su especialidad lo que deberá hacer es lograr que cada una de esas

personas que asisten a consulta sean “dueñas del poder de sus conocimientos y saberes”.

La orientación es una práctica que a medida que se ha ido desarrollando ha sido llevado

a cabo por psicólogos, maestros y psicopedagogos. Estos haces en papel de orientador y en

conjunto con el orientado deberán compenetrarse mediante una relación afable, una

relación de ayuda que les permita alcanzar el crecimiento tanto al profesional como al que

solicita la ayuda.
Bibliografía

Caballer, N. (2003). “El papel del ‘orientador’”. EL PAIS, ed.: América, Valencia. Tomado
de https://elpais.com/diario/2003/05/30/cvalenciana/1054322301_850215.html

Germain, J. (s, f). “El psicólogo clínico en el orientación profesional”. Estudios. Tomado de
http://www.mecd.gob.es/dctm/revista-de-educacion/1961-
138/1961re138estudios01.pdf?documentId=0901e72b8188b510

Hernández, H.F. (1994). “Aproximación al concepto de orientación psicológica”.


Educación y ciencia, no. 10, julio.

Ramírez, B.Y. (2007). “La Orientación Psicológica, un Espacio de Búsqueda y Reflexión


Necesario para Todos”. Revista mexicana de orientación educativa, no. 10. Tomado
de http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-
75272007000200005

Zas, R.B. (2013). “la orientación psicológica desde y para américa latina. Demandas en un
nuevo siglo”. Alternativas Cubanas en psicología, no. 2, vol. 1. Recuperado de
http://acupsi.org/articulo/35/la-orientacin-psicolgica-desde-y-para-amrica-latina-
demandas-en-un-nuevo-siglo-.html

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