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MONÓLOGO PARA MUJER

Nunca he hablado en público. Pero a mí toda la vida me gustó escribirle y a él le gustó leerme.
Y hoy no podía ser la excepción.

Duele tu partida. Es un dolor que me quema el alma. Qué difícil se me puso la vida sin ti.
Durante estos días, he estado tratando de comprender por qué te has ido. ¿Por qué nos has
dejado con este inmenso vacío? He llorado, he gritado. He rogado al cielo que te devuelva a
mí. Luego me calmo. Respiro. Te amo. Te siento. Y vuelvo a llorar.

Hoy creo haber entendido todo esto. Tu alma es tan infinitamente inmensa que ese cuerpo te
quedó pequeño y sencillamente tuviste que volar y ser libre. Te lo dije viéndote a los ojos,
pocos días antes de tu partida: eres gigante. Inmenso.

Tú me respondiste, quizás presintiendo lo que se venía: tienes que ser fuerte en caso de que
ocurra lo peor. Debes ser fuerte y debes seguir el camino pase lo que pase.

Te juro que daré lo mejor de mi. Te juro que sacaré fuerzas de no sé dónde para seguir
adelante y tú serás la luz que ilumine mi camino. Gracias por tu amor de padre, por tu
constante ejemplo. Gracias por tu risa, gracias por tu llanto. Gracias por tus canciones, gracias
por tus bailes. Gracias por tantas alegrías, por tu entrega. Pero sobre todo, gracias por
devolvernos la Patria.

Tú. Tú seguirás palpitando en mi corazón, brillando en mis ojos y vibrando en tu pueblo. Papito
amado mío; vuela libre, gigante. Vuela alto y fuerte como los vientos huracanados.
Defenderemos tu legado como tú nos enseñaste a hacerlo. Jamás te irás porque nuestras
manos está tu llamarada. Hasta siempre, mi gran amor eterno.

MONÓLOGO PARA HOMBRE

Quiero dormir a tu lado y hacerte las compras y cargarte las bolsas. Y quiero jugar al escondite
y regalarte mi ropa y decirte cuánto me gustan tus zapatos y sentarme en el borde de la bañera
mientras te bañas y hacerte masajes en el cuello y darte besos en los pies y llevarte de la mano
e irme contigo a comer y que no me importe que comas de mi plato y regalarte discos que
nunca escucharás y ver películas buenísimas y ver películas malas y quejarme del programa
de radio y tomarte fotos mientras duermes y levantarme para prepararte café y acompañarte al
oculista y no reírme de tus chistes y desearte por la mañana pero dejarte dormir un poco más y
mientras darte besos en la espalda y acariciar tu piel y decirte cuánto me gusta tu pelo tus ojos
tus labios tu cuello tu pecho tu culo y sentarme a fumar en la escalera hasta que vuelva tu
vecina y sentarme a fumar en la escalera hasta que vuelvas y preocuparme cuando te atrases
y asombrarme cuando te adelantas y pedirte que te cases conmigo y que tú me digas que no
otra vez pero siempre fue en serio desde la primera vez y deambular por toda la ciudad
pensando que sin ti está vacía y querer todo lo que quieres y pensar que me estoy perdiendo a
mí mismo y saber que contigo estoy a salvo y contarte lo peor de mí e intentar darte lo mejor
porque tú lo mereces y contestar tus preguntas cuando prefiera no hacerlo y decirte la verdad
cuando en realidad no quiera e intentar ser honesto porque sé que tú lo prefieres y pensar que
todo se acabó pero aferrarme allí durante diez minutos más hasta que me eches de tu vida y te
olvides de quién soy e intentar acercarme a ti porque es hermoso aprender a conocerte y el
esfuerzo vale la pena y de alguna manera comunicarte ese amor abrumador arrasador
incondicional omnipresente que enriquece el corazón y libera la mente ese amor eterno que
siento por ti.

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