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Y OTROS CUENTOS
DE CIENCIA FICCIÓN
por
HÉCTOR GERMÁN ÜESTERHELD
4 JUAN SASTURAIN
ELERNAUTA 11. Otira vez con SOLANO Ló Hasta que en el número 6, de
PEZ, para la revista SKORPIO, de EDICIONES
abril de 1962, el navegante del
RécoRD. La publicación de los epi porvenir cambiaba el tono y el ar
sodios prácticamente coincidió gumento para narrar la continui
con su secuestro y trágica des dad de su propia aventura, lo que
aparición a manos de los represo había sucedido después de haber
res de la dictadura en 1977. ido a recalar al Continuum 3 al
La historieta lo sobrevivió bastardamen
te: MANOS más o menos ANÓNIMAS fue accionar la máquina que lo salvó,
ron responsables de una ulterior conti al altísimo costo de separarlo de
nuación -conocida como EL ETERNAUTA su mujer y de su hija. Ayudado
///- producida primordialmente para el por el mano, JUAN VUELVE EN su
mercado italiano, donde la revista L 'E BUSCA AL TIEMPO Y ESPACIO DEL
TERNAUTA tuvo larga y auspiciosa vida
BUENOS AIRES QUE ABANDONÓ, Y LA
hasta avanzados los ochenta. AVENTURA PROSIGUE.
Mientras el personaje crecía y sigue cre EL DESARROLLO DE ESTA CONTI
ciendo hasta convertirse, en la actualidad, NUACIÓN GENUINA DE EL ETERNAUTA
en uno de los pocos mitos genuinos de la INICIAL SE PROLONGÓ -EN EXTENSOS
cultura argentina en el siglo XX, la versión CAPÍTULOS ILUSTRADOS SUCESIVA
novelada de su historia ha quedado como la MENTE POR SCHIAFFINO, LOBO, FAH
frustración de un proyecto nunca realizado. RER, MUÑOZ, DURAÑOfl!A, SPADARI Y
Así, la novela de EL ETERNAUTA no OTROS- HASTA EL NUMERO 15, DE
existe. Sólo tenemos esto. FEBRERO DE 1963, CUANDO LA REVIS
TA SE INTERRUMPIÓ, dejando la historia
2. QUE ES ESTO inconclusa.
Esta es la primera vez que se publica
A fines de 1961, cerrado el ciclo glorioso desde entonces. Nunca fue retomada ni
de FRONTERA, 0ESTERHELD creó un nuevo existen datos que permitan suponer el desa
medio aventurero, un magazine de cien rrollo ulterior de las aventuras, ya que cuan
cia ficción para Editorial Ramírez que do Oesterheld volvió sobre Juan Salvo, eran
combinaba información científica con otras las historias que deseaba contar. Sin
historietas, relatos y cuentos del género. embargo, caben algunas reflexiones sobre
Y lo bautizó EL ETERNAUTA, aprovechando este texto singular.
la popularidad de su personaje más fa
moso. 3. LA LUCHA CONTINUA
A partir del 4to número de la
"REVISTA EL ETERNAUTA ", el viajero Un aspecto evidente es su inorganicidad,
del tiempo se convirtió en vehícu el aire arrebatado de su concepción. La his
toria salta sin transición de un clima a otro,
lo y pretexto para el relato de su de una circunstancia a otra. Quema etapas,
cesos históricos ilustrados, a la modifica los ritmos sobre la marcha, pasa de
manera del ERNIE PIKE de "BATA las pormenores a las elipsis y suele plantear
LLAS INOLVIDABLES". Juan Salvo se situaciones que apenas quedan en eso, sin
corporiza ante el guionista en la situación desarrollarse en todas sus posibilidades.
clásica del comienzo de relato y le narraba Como si fuera un borrador apresuradamente
- testigo inconcebible- un suceso habi difundido en el que están, embrionariamente
tualmente desmesurado y terrible: primero planteadas, las líneas de un relato que se va
pensando a sí mismo mientras crece.
Pompeya, después Hiroshima...
fJVTROOUCCIÓIV: "EL ETERIVAUTA: TRES VECES SALVO" 5
EL ETERNAUTA
1962-1968
Un crujido en la silla del otro lado del
EL ETERNAUTA escritorio. Alcé los ojos y ahí estaba, otra
Y OTROS CUENTOS vez.
DE CIENCIA-FICCIÓN El Eternauta, mirándome con esos ojos
que habían visto tanto.
porH.G.OESTERHELD Durante un largo rato se quedó ahí, mi
rando sin ver el tintero, los libros, los pa
peles desordenados sobre el escritorio.
-Te conté de Hiroshima... -dijo y
apoyó la cabeza ya blanca sobre la ma
no-. Te conté de Pompeya...
Hizo una pausa, me miró sin verme; de
pronto sonrió.
-Ni yo mismo sé por qué te hablo de
todo eso... -y la voz le venía de quién
sabe qué eternidad de espanto, de quién
sabe qué inmensidad de dolor y angus
tia-. Quizá te hablo de todo esto para bo
rrar con otro horror el horror que trato de
olvidar. Mientras cuento vuelvo a vivir lo
que cuento... Y si hablo de Hiroshima, si
hablo de Pompeya, olvido el horror máxi
mo que me tocó vivir. ¿ Qué fue Pompeya,
qué fue Hiroshima al lado de Buenos Aires
arrasado por la nevada?
Volvió a callar. En el cuarto vecino, al
guna de mis hijitas se revolvió en la cama.
Me estremecí. ¡Qué desnudos estamos en
el mundo, qué blanco fácil somos!
10 HÉCTOR GERMÁN ÜESTERHELD
-Ya te conté... -el Eternauta vacilaba alejó rozando el agua. Seguí nadando. El
en reanudar su relato- cómo me separé corazón me latió con renovado ímpetu. Y
de Elena y de Martita. Ya te conté cómo, no era por el frío del agua. Era la golon
buscándolas, quedé perdido en el espacio drina lo que me reanimaba...
y en el tiempo... Lo que no te conté toda La golondrina, las rojas flores del cei
vía es cómo siguió la invasión de los Ellos. ba, significaban que todo vivía en aquel
-¿Cómo? -lo interrumpí-. ¿Sabes lugar, que estaba en una zona donde no
acaso cómo terminó la invasión? había caído la nevada mortal. Un lugar
-Por supuesto que lo sé... donde no hacían falla los trajes espacia
Los ojos se le redondearon de espanto les, donde se podía mirar el cielo azul y
y por un momento creí que iba a gritar. hasta había olor a madreselvas en el ai
-Por supuesto que lo sé ... -repitió-. re...
Yo volví a la Tierra poco después de que Un dedo del pie se me endureció;
tratara de escapar metiéndome con Elena comprendí que empezaba a acalambrar
y Martita en la cosmonave de los Ellos... me. Me di cuenta de que me estaba exte
Yo se lo pedí, y el Mano me ayudó a vol nuando y no podría seguir en el agua mu
ver. Fue él quien me llevó a una extraña cho más. Lo mejor sería nadar cuanto an
gruta abierta en la roca, una gruta con pa tes hacia la orilla.
redes de cristal con luces extrañas que Redoblé el vigor de las brazadas. Me
saltaban de una pared a la otra. Era como fui quedando sin aliento pero avancé
estar en el centro de un endiablado fuego apreciablemente; dejé la parte donde la
cruzado de ametralladoras luminosas que corriente era más fuerte y me encontré por
no hacían daño, que no hacían más que fin cerca de la orilla. Me dejé llevar hasta
encandilar, aturdir con tanto destello mul un muelle que penetraba varios metros en
ticolor. Allí creo que me desvanecí. Re el río, me tomé de uno de los troncos que
cuerdo sólo el rostro del Mano, iluminado lo sostenían y, aliviado, traté de normali
por los destellos que le irisaban los cabe zar el ritmo de la respiración.
llos, mirándome con ojos que sonreían Dejé el tronco, pasé a otro y casi me
tristes. Sí, debí desvanecerme. Y la gruta enredé en el hilo de un espinel. Fue ab
de los cristales deb1ió ser otra máquina del surdo, pero se me antojó un disparate que
tiempo. alguien hubiera tendido un espinel... Sin
embargo, nada era más natural que aque
Cuando volví en mí, cuando volví a ser llas pequeñas boyas de corcho pintadas
dueño de mis sentidos, me encontré en el de blanco y de rojo que subían y bajaban
lugar menos esperado: estaba en el agua, por el oleaje.
nadando. Un agua bastante fría, color ma Por fin pude asirme a la escalera. Tan
rrón. Un río ancho aunque no demasiado, teé con los pies buscando el primer esca
pero muy caudaloso. Sauces en las orillas, lón. Estaba roto. Traté de encaramarme, y
un árbol de flores rojas: seguro que un recién entonces me di cuenta hasta qué
ceibo. punto estaba fatigado."Tranquilo, Juan...
Orillas familiares, muy familiares... ¿Qué apuro tienes?", traté de serenarme.
Comprendí en seguida que eso era el Ti "Descansa un poco, ya te vendrán las
gre. Y cuando reconocí un chalet supe que fuerzas para subir".
estaba en el río Capitán, no lejos del re Para distraerme del cansancio miré el
creo "Tres Bocas". río. Un paisaje familiar, que me recordaba
La corriente era fuerte. Yo había deja tantos domingos de remo, tantas madru
do de luchar contra ella y me dejaba lle gadas de pesca recorriendo algún espinel
var, nadaba oblicuamente hacia la orilla tendido durante la noche entre los jun
con los sauces verdes y los ceibas de flo cos...
res rojas... Una "golondrina de agua" me Allá enfrente había otro muelle con un
pasó por delante, con chirrido leve, y se letrero, uno de esos pequeños carteles de
EL ETERNAUTA Y OTROS CUENTOS DE CIEIVCIA-FICCIÓIV 11
casi patético optimismo: "Los tres ami- -La verdad es que no sé lo que pa
gos " ... sa ... -dijo el hombre perplejo, meneando
Un ruido fuerte, casi sobre mi cabeza. la cabeza-. No termino de entender na
Y otro más, en seguida. da... Fui en bote hasta el Tigre, pero no
Miré, y allá arriba, sobre el muelle, lo llegué al Lujan: al entrar al arroyo del
vi: un hombre vestido con campera, sin Gambado lo encontré totalmente bloquea
afeitar, de edad indefinible, corpulento. Me do por botes atravesados, algunos medio
miraba con ojos serios, como pensando si volcados: todos con los ocupantes muer
convenía salvarme o si era preferible de tos, cubiertos por una sustancia blanque
jarme llevar por la corriente. cina... La misma sustancia estaba en las
De pronto se decidió: bajó los escalo plantas, en todas partes. Todo parecía
nes, haciendo mover el maderamen, y me muerto, como quemado por una gran he
tendió la mano. lada ...
Me dejé ayudar. No estaba tan cansa Ya sabía lo que era aquello: quería de
do después de todo y pude subir bastante cir que la nevada de la muerte había lle
bien. Pero fue bueno sentir aquel brazo gado hasta poco más al sur del Tigre. Era
que se estiraba en mi ayuda... posible que el resto del Delta se hubiera
Ya los dos arriba del muelle, el hombre salvado.
se presentó: -¿Y usted? -sobrresaltado, descubrí
-Soy Pedro Bartomelli... que el hombre me miraba con ojos entre
-Juan Salvo -repliqué, estrechándole cerrados, cargados de recelo-. ¿Tiene
la mano ancha y inerte, algo callosa-. armas usted?
Suerte que me ayudó a subir, amigo - -No... -y entreabrí los brazos como
empecé a tiritar por el frío, traté de mo invitándolo a registrarme.
verme para hacer escurrir el agua-. Me De todos modos, aunque hubiera teni
cansé nadando contra la corriente, casi do algún arma de muy poco me hubiera
me había quedado sin fuerzas para subir. podido servir, empapado como estaba.
-La verdad que tuvo suerte. Lo vi de ¿De dónde viene? -Pedro Bartomelli si
casualidad; por un momento me pareció guió mirándome con mirada llena de sos
que era un tronco... Me acerqué pensando pecha.
que estaría estorbando el espinel. Fue por ¿Cómo contestarle? Ni yo mismo lo
eso que lo vi. sabía. Hice un gesto vago hacia Buenos
-¿ Usted sabe algo de lo que pasa? - Aires. Traté de inventar una excusa:
dije no bien me recobré. Es que ríe pronto -Estaba en una canoa... Me distraje,
volvía a recordarlo tocio: la nevada de la se me volcó...
muerte, la invasión de los Ellos, la enorme -Venga, no se preocupe más... -dijo
desolación tendida como un invisible pero finalmente.
abominable sudario sobre todo Buenos Ai Después el hombre rió, me palmeó con
res, los combates contra los Gurbos, mi fuerza y empezamos a caminar hacia la
desesperado reencuentro con Martita y casa pintada de rojo, con techo de cinc a
con Elena, la carrera hacia el interior, los dos aguas, construida sobre pilotes de
hombres-robots persiguiéndonos... Recor madera.
dé a Favalli, a los demás amigos, todos ya
convertidos en hombres robot... Es curio Era un chalet parecido a muchos
so, pero en aquel momento no recordé pa otros... La isla misma era igual a tantas
ra nada mi entrada a la cosmonave de los otras que yo conociera... Tan parecida a la
Ellos ni el encuentro con el Mano, allá en "Alicia", la isla donde pasé algunos de los
su planeta... Sin embargo, me parecía lo días más dichosos de mi vida... Por un
más natural haber aparecido de pronto momento me pareció estar viendo a los
allí, nadando en medio de un brazo del amigos, trabajando con palas junto a un
Paraná... gran fuego -demasiado grande, como
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