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ANTECEDENTES
Un puerto seguro para desentrañar esta paradoja, es, por un lado, el largo y
pausado proceso de democratización latinoamericano, con más fuerza
procedimental que avance en lo que concierne a ampliación del espacio público; y
por otro, un sobrecogimiento de los ciudadanos
ante el alud de desafíos, puesto que recuperar el
espacio público para ampliar la democracia, exige
participación, ejercicio de sus derechos y
activación absoluta en todos los ámbitos de la
sociedad, y la ciudadanía, hasta donde
alcanzamos a observar, no está acompañando el
proceso de democratización.
América Latina en los inicios de los ochenta, con una capacidad arrolladora,
derribando mitos y creencias, hasta posicionarse como una nueva esperanza que
permitiría a los países latinoamericanos abandonar el subdesarrollo dentro de la
lógica y sistema capitalista, dado que si abrazaban los principios de este modelo
era posible transitar de un capitalismo limitado a otro expandido.
La idea fue cuajando y creciendo en algunos nichos, Chile fue una cabeza de playa,
al igual que México y Argentina.
Un primer paso que había que darse, era el de concebir y llevar a la práctica, un
modelo estatal de Estado mínimo y sin capacidades para promover políticas de
desarrollo; en definitiva, un estado impotente, que no ponga límites a los
mecanismos que les permiten extraer, a las grandes empresas y corporaciones,
toda la riqueza posible y el poder necesario para gobernar el mundo.
Este proceso se conoce como traspasamiento de poder, o sea, que el poder que
concentraba el Estado, los partidos políticos, sindicatos y demás expresiones
orgánicas de la sociedad, poco a poco se les vaciaría de contenido, hasta ir
concentrándose en organizaciones que en pasado eran apolíticas, pero esta vez
reclamaban, no una parte de lo que había renunciado en el ayer, sin todo,
absolutamente todo el control de la política.
La política la han encapsulado en una frase que llama la atención y que encierra la
idea de política de Estado, concepto que evoca imágenes de continuidad y
estabilidad en un país que soporta vaivenes y quiebres en la economía interna y
desequilibrios con respecto a su intercambio comercial y deuda externa. La
tendencia de la política de Estado es la de concertar con todos los actores políticos
(partidos políticos, órgano legislativo y cámaras empresariales) para establecer un
patrón o conducta en la administración pública, asumiendo toda la responsabilidad
de su aplicación, más no los resultados de su ejecución, por lo que los resultados
electorales no alterarían la decisión tomada. Casi siempre, basándonos en los
axiomas de los que hacen uso los neoliberales, los descalabros son para la
ciudadanía, exentando los errores los empresarios.
3) La Globalización como Fenómeno
...
Social
ANTECEDENTES
ANTECEDENTES
Existe un amplio consenso en torno al hecho de que estamos viviendo una crisis
global. Pero ¿de qué crisis estamos hablando? Evidentemente no nos encontramos
ante una crisis sólo financiera, ni ante una más de las crisis cíclicas que han
caracterizado históricamente a la economía capitalista. Como afirma Armando
Bartra, se trata de una crisis sistémica, no coyuntural, cuya novedad “radica en la
pluralidad de dimensiones que la conforman; emergencias globales mayores que
devienen críticas precisamente por su origen común y convergencia”.1 Una crisis
que es simultáneamente medioambiental, energética, alimentaria, migratoria,
bélica, y económica. No se trataría así, de un nuevo ciclo recesivo del capitalismo,
sino de un “quiebre histórico”.2 En este quiebre histórico el asunto fundamental que
está en juego no es si el capitalismo podrá o no recuperarse (lo más probable es
que lo hará en alguna medida), sino la interrogante mucho más crucial de si la vida
humana en el planeta podrá sobrevivir al capitalismo y su modelo de
crecimiento/destrucción sin fin. Se trata de una profunda crisis civilizatoria. El patrón
del desarrollo y el progreso ha encontrado su límite. A pesar de que una elevada
proporción de la población no tiene acceso a las condiciones básicas de la vida, la
humanidad ya ha sobrepasado los límites de la capacidad de carga de la Tierra. Sin
un freno a corto plazo de este patrón de crecimiento desbordado y una reorientación
hacia el decrecimiento, la armonía con el resto de la vida y una radical redistribución
del acceso a los bienes comunes del planeta no está garantizada la continuidad de
la vida humana a mediano plazo. Este texto está dividido en cuatro partes. En la
primera se realiza una caracterización panorámica de la crisis del actual patrón
civilizatorio hegemónico a partir de la exploración de las implicaciones que tiene el
haber llegado a los límites físicos del planeta. En la segunda se exploran algunas
de las principales (insostenibles) tendencias del régimen global de producción de
alimentos. En la tercera parte se exploran las formas en las cuales los gobiernos de
izquierda y/o “progresistas” de América del Sur responden ante esta crisis
civilizatoria. En la cuarta parte se exploran algunos de los ámbitos y sujetos de la
resistencia y construcción de alternativas en los ejes principales de las
confrontaciones civilizatorias de nuestro tiempo.
El Planeta y sus cambios Climáticos
Nuevas Propuestas