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Índice
Introducción ……………………………………………………………………………………………………………………………………………….............1
Epidemiologia ………………………………………………………………………………………………………………………………………………...........1
Etiología ………………………………………………………………………………………………………………………………………………...................1
Factores de riesgo……………………………………………………………………………………………………………………………………………….....2
Fisiopatología ………………………………………………………………………………………………………………………………………………...........2
Diagnóstico ………………………………………………………………………………………………………………………………………………...............4
Diagnósticos diferenciales………………………………………………………………………………………………………………………………………..7
Manejo ……………………………………………………………………………………………………………………………………………….....................8
Complicaciones………………………………………………………………………………………………………………………………………………..........9
Prevención ………………………………………………………………………………………………………………………………………………................10
Bibliografía ………………………………………………………………………………………………………………………………………………................10
Introducción
La dermatitis atópica es una condición inflamatoria crónica de la piel (también llamada eczema atópico) caracterizada
por lesiones cutáneas que varían desde pápulas o placas eritematosas y escamosas hasta placas de liquenificación
dependiendo el tiempo transcurrido de acuerdo a la historia natural de la enfermedad. El término atopia proviene del
griego << atopia>> que significa “diferente” o “fuera de lugar”.
Existen 2 tipos de dermatitis atópica: extrínseca e intrínseca; la primera teniendo la presencia de IgE específicas para
alérgenos ambientales o alimenticios, y la segunda carece de ellos.
Epidemiología
Su prevalencia varía entre el 10-20% en los países desarrollados, mostrando un incremento de 7.5% en un periodo desde
1999-2011 en Estados Unidos. Según el Estudio Internacional de Asma y Alergias en Niños (ISAAC) , México posee una
prevalencia de dermatitis atópica de un 4-6% de la población total estudiada. Del total de casos de dermatitis atópica el
10-45% corresponde a una dermatitis atópica intrínseca, siendo el 55% restante correspondiente a una modalidad
extrínseca.
El inicio de la enfermedad generalmente se da después de los 2 años de edad, donde el 45% de los casos se manifiesta
antes de los 6 meses de edad, 60% antes del primer año de vida, 85% antes de los 5 años de vida y sólo el 10% de los
afectados presentan un inicio después de los 5 años de edad; pero puede manifestarse a cualquier edad. Existe una
predominancia del sexo femenino para la dermatitis atópica intrínseca del 76.5%.
Puede presentarse como una triada, junto con asma y rinitis alérgica; ante la cual se cree la dermatitis atópica precede a
las otras 2 enfermedades. Aproximadamente el 33% de los casos de dermatitis atópica, desarrollan asma
posteriormente.
El 80% de los casos cursan con dermatitis leve y el 70% de los niños afectados cursan con resolución de la enfermedad al
final de la infancia. Los factores de riesgo conocidos para el desarrollo de un curso crónico de la enfermedad son:
antecedentes familiares de dermatitis atópica, enfermedad severa de inicio temprano (<1 año de edad) y síntomas
tempranos de alergia.
Los individuos afectados presentan mayor morbilidad de acuerdo a un aumento de riesgo en desarrollar: alteraciones de
sueño, síndrome de déficit de atención (1.5 mayor riesgo), depresión, ansiedad, alteraciones en la conducta, autismo,
alopecia areata, vitiligo, cambios cutáneos debidos a la inflamación crónica, artritis reumatoide y enfermedad intestinal
inflamatoria. También se ha observado un menor riesgo de estos pacientes para el desarrollo de diabetes mellitus 1 y
de algunas neoplasias (glioma, meningioma y leucemia linfoblástica).
Etiología
El origen de la dermatitis atópica es incierto en la mayoría de los casos, aunque un 20% de los casos se asocian a factores
hereditarios, entre los cuales el mayor factor de riesgo son las mutaciones en el gen de la filagrina (FLG) –su mutación
confiere 2-3 veces mayor riesgo de padecer dermatitis atópica- que codifica una proteína estructural epidérmica. Dicho
defecto provoca una disrupción de la epidermis (ictiosis vulgar) causando con ello, contacto de antígenos ambientales
con células inflamatorias presentes en la dermis provocando inflamación y una mayor pérdida de agua provocando
xerosis cutánea, que conllevará a prurito (el cual provoca el rascado y una mayor disrupción de la epidermis).
El 60% de los portadores de mutaciones para el gen de FLG no desarrollan dermatitis atópica. El resto de los factores de
riesgo hereditarios contribuyen a mecanismos inmunitarios alterados (señalización sistema inmune innato, activación de
células T y especificación de células T); siendo algunas mutaciones asociadas a enfermedad severa, como la mutación de
los siguientes genes: TLR2 (receptor tipo toll 2), SPINK5 (inhibidor de proteasas Kasal tipo 5)e IL4RA (cadena del
receptor de la IL4).
Factores de riesgo
Fisiopatología
La epidermis posee 2 principales estructuras de barrera: estrato córneo epidérmico y sus componentes estructurales, y
proteínas de unión que median la adhesión del queratinocito al estrato granuloso. Existen alteraciones epidérmicas
encontradas en la dermatitis atópica:
La disminución en la expresión de filagrina (mutaciones, trauma mecánico cutáneo, baja humedad ambiental,
desbalance de citosinas cutáneas) produce anormalidades en la diferenciación del queratinocito, así como alteración en
la integridad y cohesión de corneocitos, alteración en la formación de uniones celulares, acidificación del estrato córneo,
formación alterada de lípidos y aumento de infecciones cutáneas.
- En periodos no lesionales, la piel de los casos con dermatitis atópica muestra inflamación subclínica con
aumento de células Th2, Th22, Th17 y citosinas proinflamatorias.
- En lesiones agudas se presentan engrosamientos de la epidermis con aparición de nuevas fibras nerviosas y un
aumento en la expresión de quimiocinas por infiltración notable de células Th2 y células dendríticas
epidérmicas.
- En lesiones crónicas se observa infiltración de células Th1 y Th2, así como un aumento de citosinas producidas
por fibroblastos y queratinocitos (linfopoyetina estromal del timo, la cual produce un aumento de la liberación
de sustancias pruriginosas por fibras nerviosas, proliferación de células dendríticas, promueve diferenciación de
Th2 y de células B).
Las células dendríticas infiltrativas y las células de Langerghans presentes normalmente en la piel, poseen
receptores de gran afinidad para la IgE (FcER1), por lo cual al presentar antígenos ambientales debido a la
disrupción epidérmica, pueden llegar a provocar respuestas inflamatorias mediadas por IgE.
Se ha demostrado que la sensibilización a alérgenos cutáneos (presente en el 80% de los pacientes con DA) precede a la
sensibilización a alérgenos de la vía aérea, y se explica de la siguiente manera: la unión de alérgenos cutáneos a los
FcER1 de las células de Langerghans provoca migración de las mismas a los nódulos linfáticos induciendo la proliferación
y diferenciación de células T hacia células Th2, así como producción de citosinas (Il-4, Il-5 y Il-13). Las células Th2 migran
a la mucosa nasal y pulmonar donde los antígenos inhalados son capturados y presentados por células dendríticas
pulmonares hacia las células Th2, provocando su activación. Dicha activación, induce a su vez la activación de
eosinófilos, producción de IgE, proliferación de mastocitos, activación de células epiteliales y proliferación de músculo
liso.
A pesar de que el 80% de los pacientes con DA poseen niveles altos de IgE anti alérgenos alimenticios o aéreos, sólo el
35% de los pacientes con DA con enfermedad moderada-grave muestran verdaderas alergias alimenticias especialmente
a lácteos, huevo, cacahuate y soya.
Se lleva a cabo por historia clínica y exploración física. Los criterios diagnósticos mejor validados por una revisión
sistemática llevada a cabo en el año 2008, son los criterios de la UK Working Party (poseen una sensibilidad del 95% y
una especificidad del 97%):
a. Fase aguda
Lesiones papulo-vesiculosas, húmedas y formadoras de costras.
b. Fase subaguda
Pápulas y placas eritematosas, escamosas y secas.
c. Fase crónica
Placas de liquenificación escamosas y con escoriaciones, asociadas
con zonas de hipopigmentación o hiperpigmentación secundarias
al rascado repetitivo.
Los cambios pigmentarios son transitorios y reversibles ante el
control de inflamación (generalmente >6 meses de control). La
exposición solar puede acentuar las diferencias entre la interface
afectada-sana.
Los pacientes con dermatitis atópica pueden llegar a desarrollar
una secuencia típica caracterizada por alergia alimentaria, rinitis y
asma. A esto se le llama la “marcha atópica” y puede persistir
durante muchos años en algunos pacientes o irse resolviendo con el paso del tiempo. Aproximadamente el 30%
de los pacientes con DA desarrollan este tipo de secuencia en su enfermedad, pasando desde el eccema hasta el
asma.
Algunos signos asociados incluyen:
- Pitiriasis alba caracterizada por placas escamosas hipopigmentadas con bordes difusos.
- Palmas y plantas de extremidades hiperlineales asoaciadas a mutaciones de filagrina (ictiosis vulgar).
- Pliegues simples o dobles por debajo del párpado inferior (líneas de Denne-Morgan).
- Signo de Herthoge: adelgazamiento o ausencia de la porción lateral de las cejas.
- Respuesta vascular atípica: palidez facial, dermatografismo blanco.
La enfermedad se divide en 3 fases de acuerdo a la morfología y distribución de las lesiones según la edad del paciente:
El manejo de pacientes con dermatitis atópica, además de evitar el uso o exposición a sustancias conocidas (variables
entre cada individuo) que exacerban o agudizan las lesiones, incluye:
La educación del pacientes respecto su enfermedad es de gran importancia para una evolución favorable de la
misma. Dentro de ésta educación se deben enfatizar los siguientes puntos:
- Entender que se trata de una enfermedad de naturaleza crónica
- Importancia de la adherencia al tratamiento por parte del paciente
- Uso apropiado de las terapias tópicas
Complicaciones
Infecciones cutáneas bacterianas secundarias a la inoculación de flora cutánea especialmente por especies de
Staphylococcus y Streptococcus, presentadas como pústulas, incremento del eritema y costras supurativas o
presencia de costras melicéricas, en áreas afectadas por lesiones características de la dermatitis atópica. Se
deben sospechar en pacientes con fiebre, exacerbaciones de las lesiones o lesiones refractarias al tratamiento.
S. aureus puede ser cultivado en el 93% de las lesiones de la dermatitis atópica y en el 76% de las áreas no
afectadas en pacientes con dermatitis atópica. Exacerba las lesiones por estimular respuestas IgE y de
células T ante la presencia de antígenos y superantígenos estafilococcicos.
Infecciones cutáneas por virus herpes simple (HSV), conocida como erupción variceliforme de Kaposi o eczema
herpético (ocurre en el 3% de los casos de DA) caracterizado por erupciones papulo-vesiculares agrupadas. E
infecciones por el virus del molusco contagioso manifestada por pápulas en forma de moneda con umbilicación
central.
Mayor riesgo de estas infecciones debido a defectos en la producción de citosinas tipo Th1 y en la función
de las células T citotóxicas.
Cicatrización por rascados repetitivos.
Cambios cutáneos por inflamación crónica (hipo/hiperpigmentación, atrofia cutánea por tratamiento crónico
con corticoesteroides tópicos, etc).
Infecciones secundarias a)S. aureus b)eczema herpético c)virus del molusco contagioso
Prevención
Se ha demostrado que el uso de emolientes desde el nacimiento en niños con alto riesgo para desarrollar dermatitis
atópica, reduce la incidencia de la misma en un 30-50%.
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