Revista Medicina y Salud FUSM

Artículo de Opinión

LA CONCIENCIA UN PROBLEMA PARA LA FILOSOFÍA Y LA FÍSICA CUÁNTICA DE

ERWIN SCHRÖDINGER
Jaime Renteria Quintero
Carrera de Filosofía, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Pontificia Universidad Javeriana. Cali, Colombia
Docente Fundación Universitaria San Martín. Cali, Colombia.
Licenciado en Filosofía de la Universidad del Valle, Especializado en Investigación Educativa en contextos de docencia universitaria y Maestría en Filosofía de la Universidad
del Valle.
Recibido: 28/08/2017, Revisado: 10/10/2017 Aceptado: 18/12/2017

© 2017. Fundación Universitaria San Martín. Este es un artículo de acceso abierto, distribuido bajo los términos de Creative Commons Attribution License, que permite el
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Palabra clave: Resumen

La conciencia, filosofia, física
cuántica, Erwin Schrödinger
La preocupación por la conciencia ha sido tema recurrente de la filosofía en toda su historia, sin embargo en el
siglo XX también adquiere importancia para otros ámbitos del conocimiento como la psicología, la neurociencia y
la física. Todas ellas con el interés de saber cómo surge y que implicaciones tiene en la vida de las personas. En este
escrito seguimos en esa preocupación pero desde la dirección que se genera cuando la física cuántica transgrede su
campo de trabajo sobre objetos físicos materiales para abordar la conciencia. Y es con el físico Erwin Schrödinger
con quien pretendemos saber por qué la conciencia debe derivar en la filosofía, específicamente en la idea de la
comprensión.

Keywords: Abstract
Consciousness, philosophy,
The concern for conscience has been a recurring theme of philosophy throughout its history, however in the
quantum physics, Erwin
twentieth century it also becomes important for other areas of knowledge such as psychology, neuroscience and
Schrödinger.
physics. All of them with the interest of knowing how it arises and what implications it has on people’s lives.
In this writing we continue in that concern but from the direction that is generated when quantum physics
transgresses its field of work on physical material objects to address consciousness. And it is with the physicist
Erwin Schrödinger with whom we pretend to know why consciousness must derive in philosophy, specifically in
the idea of understanding.

FILOSOFIA Y CIENCIA Dentro de la teoría cuántica hay diferentes desarrollos sobre la

El objeto de estudio de este trabajo es la relación posible entre
la filosofía y la ciencia natural, la física, fundamentalmente la
especialidad conocida como teoría cuántica, para con esta abordar
el problema qué es la conciencia. Inquietud que ha sido tratada
históricamente por la filosofía, pero que, desde el siglo XX,
comenzara a recibir un tratamiento especial por otras formas de
conocimiento, ante todo de algunas ciencias naturales, como por
ejemplo la neurociencia1 (1).
1 Una muestra del estado de la neurociencia hoy está en el problema planteado por Antonio Damasio, cuando dice:
“A continuación, propongo que la razón humana depende de varios sistemas cerebrales, que trabajan al unísono a
Autor de Correspondencia:
Jaime Renteria Quintero. Pontificia Universidad Javeriana. Cali, Colombia. E-mail:
jaimefilosofia@yahoo.es
pregunta qué es la conciencia, que se gestan desde el momento en que
Erwin Schrödinger comienza su aproximación a las investigaciones
que realiza Sir Charles Sherrington, publicadas en su libro Hombre
versus Naturaleza. A partir de esa inspiración llega a la concepción
de que la conciencia se ubica en el ámbito de la imagen, en sustrato
inmaterial, en la mente. También surgen otra idea de otro autor,
Roger Penrose, en donde se afirma que la conciencia es material, por
su proceso de génesis en las neuronas2 (2).
Para el propósito definido, en este trabajo, de examen de la conciencia
desde la cuántica, es importante destacar que es Schrödinger un
través de mucho niveles de organización neuronal, y no de un único centro cerebral. Centros cerebrales de <alto
nivel> y de <bajo nivel>, desde las cortezas prefrontales al hipotálamo y al tallo cerebral, cooperan en la constitu-
ción de la razón”. El error de Descartes. P23.
2 Roger Penrose en su libro Las sombras de La Mente se pregunta: ¿Existe alguna evidencia directa de que el
fenómeno de la consciencia éste relacionado con la acción del citoesqueleto y, en particular, de los microtúbulos?
Ciertamente existe evidencia. P 390.

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pionero. Versátil en el ejercicio de la reflexión crítica, que desarrolla
desde varias disciplinas, acusa preocupación por la resolución de
problemas importantes del ser humano. Es Erwin Schrödinger,
premio nobel de física en 1933, quien en su etapa madura decide
hacer reflexión filosófica sobre su disciplina, trabajo y vida. Lo
que de alguna manera determina su labor, pues queda atrapado
decididamente por la filosofía, después de trasegar y aportar al
desarrollo cuantitativo y formal de la teoría cuántica.
Hay una preocupación que condensa el valor de todo el trabajo por
el realizado. La pregunta que formula: ¿qué somos? es la evidencia
de que la finalidad del ser humano se antepone a cualquier proceso
de orden explicativo garantizado por las ciencias naturales. Su idea
del mundo termina marcando el objetivo de su búsqueda orientado
hacia la comprensión antes que el entendimiento numérico.
Hay libros escritos por él como: Mente y materia, Ciencia y
humanismo, Mi concepción del mundo, ¿Qué es una ley de la
naturaleza? La naturaleza y los griegos, ¿qué es la vida? Que dan
cuenta de sus intereses filosóficos. En este último aunque aborda los
mecanismos de la herencia desde la biología, sin embargo su objeto
está en la discusión sobre el determinismo y el libre albedrío.
¿Quién es Erwin Schrödinger?
Es un austriaco, nacido en Viena el 12 de agosto de 1887 y muerto el
4 de enero de 1961. Considerado importante en el ámbito científico
por varios aspectos: uno de ellos, la creación de un lenguaje
matemático para sistematizar la física cuántica. Junto con Paul Dirac
hace ese aporte a la recién surgida teoría cuántica (aunque cada uno
trabajó por su lado). Con el cual obtienen la alta distinción del nobel
de física.
Es relevante decir que la física, a partir de la modernidad, sin el
acompañamiento de la matemática para cuantificar sus hipótesis no
es factible de ser considerada ciencia. Más bien se presentaría como
una especulación sobre el movimiento, sin valor alguno. He ahí la
importancia que tiene Galileo cuando propone un lenguaje para
el estudio de los fenómenos celestes, cuando dice que el universo
está escrito en caracteres matemáticos, y por tanto de lo que se trata
es de interpretarlos. Einstein dice: “una de las adquisiciones más
importantes en la historia del pensamiento humano, la que señala
el punto inicial de la física, se debe a Galileo, al descubrir y usar
el método de razonamiento científico. Este descubrimiento nos
enseno que no siempre debemos creer en las conclusiones intuitivas
basadas en la observación inmediata, pues conducen a menudo a
equivocaciones” (3).
La diferencia con Aristóteles, quien escribe un libro de física, donde
teoriza sobre la kinesis, el movimiento, está en la no utilización de la
matemática como lenguaje de interpretación. La física de Aristóteles
desde el punto de vista lógico está ubicada en la escala de los tipos de
razonamiento teoréticos en un seguido nivel, junto a la matemática.
En el primer nivel está la filosofía, considerada ciencia de las ciencias.
Es la primera ciencia, y trata de los primeros principios de las cosas.
En esta escala científica, de la Grecia antigua, tanto para Platón como
para Aristóteles la matemática es una ciencia teórica por excelencia,
no tiene lugar como posibilidad de entendimiento de los hechos,
no está ligado con la naturaleza en función de su interpretación.
Más bien, el lenguaje que utiliza Aristóteles en su física contrario al
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matemático es el cotidiano. En fin, la matemática no es un lenguaje
útil a la física. Como si sucede en la actualidad, al posibilitar la
cuantificación de sus procesos. Dice Einstein: “Los conceptos
científicos comienzan a menudo con los que se usan en el lenguaje
ordinario para expresar los hechos cotidianos, pero se desarrollan de
modo diferente. Se trasforman y pierden la ambigüedad usual en el
lenguaje común, ganando en exactitud para poder ser aplicados el
pensamiento científico”(3).
Bajo el anterior presupuesto, a la física cuántica aporta Schrödinger
con una formulación matemática, una ecuación en 1926, conocida
como ecuación ondulatoria. Que tiene la pretensión de ayudar en la
descripción del comportamiento de las partículas sub-microscópicas,
los electrones3. Esta ecuación enfocada desde la fisca cuántica viene
a representar las partículas microscópicas (elementales, electrones,
sistemas de partículas, núcleos atómicos).
La teoría clásica de la luz partía desde Newton de la idea de
corpúsculo. Y ese fue su gran aporte, sin que el concepto energía
tuviera sentido para él. Pero dice Einstein: “Con el objeto de
conservar la idea principal de la teoría de Newton, debemos suponer
que la luz homogénea está compuesta de granos de energía, y
remplazar los antiguos corpúsculos luminosos por cuantos de luz,
que llamamos fotones, pequeñas porciones de energía que viajan
por el espacio vacío con la velocidad de la luz. El renacimiento de la
teoría de Newton en esta forma nueva conduce a la teoría cuántica
de la luz. No sólo la materia y la carga eléctrica, sino también la
energía de la radiación tienen una estructura granular, es decir, que
está formada por cuantos de luz. Juntamente con los cuantos de
materia y electricidad tenemos, también los cuantos de energía” (3).
Con esta idea del electrón como onda y masa y su posible
interpretación a través de la ecuación de Schrödinger se inicia una
nueva etapa de la física bajo la idea de lo cuántico, que define la
probabilidad y no certeza, de la descripción del comportamiento de
un electrón. La física moderna hasta ese momento se había afirmado
sobre la idea de certeza en el conocimiento natural.
Los electrones específicamente se distribuyen, no tienen una
trayectoria definida, van ubicándose. Entonces, lo que pretende
con esta ecuación es calcular o describir los posibles estados de esa
ubicación, la posición y su velocidad simultáneamente. Es decir,
donde es posible encontrar el electrón, dentro de la nube del átomo
que establece como límite.
Schrödinger propone un modelo de átomo, que es el de las nubes de
electrones. El término nubes es más amplio que el término orbital de
N. Bohr. Para este último los electrones giran alrededor de núcleo
atómico como en una especie de orbital en círculo, similar a las
órbitas celestes. John Gribbin dice al respecto: “E. Bohr afirmó que
los electrones alrededor del núcleo de un átomo se mantenían en la
misma orbita porque no podían radiar energía continuamente, sino
que solo podían emitir (o absorber) un cuanto completo de energía
-un fotón- y pasar de un nivel de energía (una órbita según la idea
antigua) a otro” (4). Para Schrödinger es distinto. El electrón no está
ubicado en una órbita, porque los electrones probablemente estén
ubicados en un espacio que él llama las nubes, por ello habla de las
nubes de electrones, sin que por ello implique que su velocidad y
3 En la física clásica los electrones solamente son interpretados en la condición de masa. A partir del experimento
del efecto fotoeléctrico de Einstein los electrones presentan una condición dual. Se habla de un comportamiento
dual, de onda y de partícula.

lugar este determinado en un lugar de las nubes. La onda corpúsculo
del electrón podría existir en el espacio de tres dimensiones
Schrödinger propone unos números cuánticos. El número principal
“n”, indica el nivel en el que están girando los electrones. Existen
varios niveles y en cada uno de ellos hay 2n2 electrones. También
hay unos números cuánticos secundarios o subniveles, indicado por
el número “1”, donde en cada subnivel se ubican varios electrones.
Y hay un número cuántico magnético indicado por la letra “m” que
define el orbital, región del átomo donde es más posible encontrar el
electrón. En cada orbital caben dos electrones. Orbitales que hay en
cada subnivel.
¿El gato vivo muerto?
¡Qué manera de preguntar! Mientras Isaac Newton habla de
manzanas y Einstein de trenes, Schrödinger toma un gato y lo pone
en riesgo, sin consideración. El gato está vivo o está muerto, es la
gran pregunta que en física y otras ciencias causa revuelo. El gato es
la imagen para el desarrollo de un experimento teórico brillante. Y
se constituye en uno de los experimentos más citados y conocido de
la historia de la ciencia4 .
Lo plantea en 1935, posterior al recibimiento de su premio nobel, en
el que condensa la idea del estado de la naturaleza y la interpretación
que ofrece desde la física cuántica. En este experimento se desarrolla
la idea de la superposición de estados de la materia. Presupuesto que
define a la física cuántica. En la física clásica los hechos se presentan
en un estado o en otro, o se está vivo o se está muerto. No hay la
condición de probabilidad de uno con el otro. Es decir, o un estado
u otro. Por consiguiente, la descripción de un estado de la materia
supone el conocimiento científico.
Ahora bien, ese estado de la naturaleza tiene relación con el sujeto
que pretende conocerla. No son entidades autónomas. Ni es la
independencia entre el sujeto y el objeto, a partir del cual se crean
condiciones de objetividad, como así lo supone la relatividad de
Einstein5 (5). Tampoco es la negación de la subjetividad, como
así lo afirma Bohr: “en la teoría relativista, esta objetividad queda
asegurada por la atención debida a la dependencia que guardan los
fenómenos con el sistema de referencia del observador, mientras
que en la descripción complementaria se elimina toda subjetividad
por la atención prestada a las circunstancias requeridas por el uso
adecuado de conceptos físicos elementales”(6). De lo que se trata
es de reconocer lo determinante que es el sujeto en el proceso
de dar cuenta de un hecho natural. Es decir, la importancia del
sujeto epistémico. Así también lo concibe J. S. Bell, el matemático
irlandés, cuando dice: “Así pues, la teoría de una medida tiene que
ver fundamentalmente con los resultados de medidas y por lo tanto
presupone además del sistema un objeto un medidor o sujeto” (7).
En la física de Schrödinger, el sujeto de conocimiento es supremamente
importante a la hora del reconocimiento de la superposición de
estados, como también cuando se trata de la relación con el mundo,
en tanto legitimidad de sus problemas esenciales. La realidad para él
tiene una determinación holística. Influencia que ha sido adquirida
de la cultura india, en especial del brahmanismo, y que lo lleva a una
visión integral del papel del científico a la hora de hacer ciencia.
4 Desde el enfoque de las capacidades de la filósofa M. Nussbaum, aplicado a este experimento, podríamos afirmar
la imposibilidad del mismo hoy porque atentaría contra la dignidad animal.
5 Einstein. Sobre la teoría de la relatividad. “La creencia en un mundo exterior, independiente del sujeto perceptor,
es la base de toda la ciencia natural”. P 74
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A grandes rasgos, en este experimento, del gato, hay un lugar para
el sujeto que se conoce como observador, y que es determinante
frente a algo que llamamos realidad. Pero no solo como el gestor
del experimento y de su análisis, en un proceso de investigación,
sino como condicionador teórico del mismo. No se trata de unos
conceptos que surgen corroborados por la experiencia. Para Einstein:
“es en el limitado número de campos y de ecuaciones simples que
pueden existir matemáticamente donde descansa la esperanza del
teórico de captar lo real en toda su profundidad” (5). Más bien, para
Schrödinger, es la experiencia socavada por la pretensión teórica
del científico. Es, y en ello esta proyectado su idealismo subjetivo,
su visión del mundo, la del observador, lo que lo lleva a inferir una
probabilidad de lo real.
Esta idea es la que muestra a una teoría, como la cuántica, en una
doble pretensión: la de querer entender la realidad a partir de una
teoría pero reconociendo que la misma teoría y la misma realidad
son requeridas críticamente. De ahí la oposición de Einstein cuando
dice: “aun creo que es posible un modelo de la realidad, o sea,
una teoría que represente las cosas en sí mismas y no tan sola la
probabilidad de su aparición” (5).
¿Qué dice el experimento del gato? Schrödinger plantea que en una
caja cerrada y dentro de ella hay un gato, como también un recipiente
con un líquido que si se riega mata al gato. Desde la perspectiva
del análisis clásico el gato está vivo o está muerto. Son dos estados
distintos y describibles desde la ciencia clásica. No hay duda al
respecto. Todo depende de la situación que se pueda presentar en
caso tal de que el recipiente se riegue.
Desde la perspectiva de la física cuántica el gato se describe por una
función de onda. Lo que quiere decir que el gato está vivo y el gato
esta muerto. Los dos estados están superpuestos. Lo que sigue es que
la función tiene que ser colapsada.
Entonces, ¿cómo sabemos si el gato está vivo o está muerto? el sujeto
tiene que intervenir, es a quien le toca colapsar la función de onda
para saber si el gato está vivo o muerto. Es el observador, quien tiene
que interactuar. Tiene que medir. La función de onda es la condición
científica para conocer el estado de la superposición.
Como suele suceder el registro inmediato de nuestra percepción
sobre la condición del gato nos dice que está en un estado o en otro,
como también nos lo dice la racionalidad de la física clásica. Sin
embargo, desde la perspectiva de la física cuántica el gato está vivo
y muerto. Condición, por demás, por fuera de nuestra imaginación.
Es decir, idea no aceptada con facilidad, incluso para un genio como
Albert Einstein.
LA TEORÍA CUÁNTICA COMO FILOSOFÍA DE LA CIENCIA
FISICA
La teoría cuántica es un campo de la física y como tal es ciencia
empírico analítica. Sin embargo, por la forma como aborda su objeto
de estudio, con criterio epistemológico, y los resultados que deriva,
se puede afirmar que no es solo una teoría empírica, es, a su vez,
una metateoría de la ciencia empírico- analítica. En su esencia está el
planteamiento de teorías como también su reconstrucción.
Es importante decir que las ciencias naturales se caracterizan por su
pretensión de descripción de los fenómenos en su idea de explicación
de los mismos, sin embrago la teoría cuántica va mas allá, porque

considera los presupuestos desde las cuales la ciencia empírica
conoce. Veamos que dice Michael Paty: “En la interpretación de la
mecánica cuántica, las posturas filosóficas y los problemas físicos
estrictamente hablando están implicados. Para los físicos de la
escuela de Copenhague, la mecánica cuántica obliga a una filosofía
del conocimiento que renuncie al determinismo, a la objetividad,
incluso al principio de realidad (puesto que es la observación la que
decide el atributo de la realidad)” (8).
La dinámica de conocimiento de su objeto lleva a la teoría cuántica
al replanteamiento de los conceptos y categorías con los que conoce.
Es el caso de los conceptos de la ciencia moderna que pone en
consideración, como: Descripción, observación, predicción, certeza,
materia, realidad, y otros. Pero también, considera a su objeto de
estudio en existencia probable. Lo que bien se había definido como
los hechos de experimentación en la era moderna de la ciencia, con
la teoría cuántica se replantea para dar por supuesta su existencia
objetiva probable.
A partir de ello llega a conclusiones por más distantes de la
ciencia clásica. Como también imprevisibles para la misma. Y es
precisamente esta situación la que no encaja para Einstein. Porque
si bien es cierto fue uno de los aportantes a la física cuántica en sus
inicios, con su experimento el efecto fotoeléctrico donde explica la
materia como partícula y onda, posteriormente sería su opositor. Lo
que se hace evidente a través de declaraciones como esta: “No puedo
menos que confesar que sólo confiero una importancia transitoria a
esta interpretación. Aun creo que es posible un modelo de realidad,
o sea, una teoría que represente las cosas en sí mismas y no tan solo
la probabilidad de su aparición” (5).
Sin embargo, el desarrollo de la teoría cuántica continuó a pesar de
las críticas de Einstein y de su incredulidad al respecto. Con J. S.
Bell, el matemático irlandés, se permite la demostración matemática6
(9), a partir de las desigualdades, cuando plantea que un fotón esta
interconectado con otro a distancias de años luz. Al respecto lo
comenta Anita Castiel: “La desigualdad que demostró Bell en 1964
reanuda el debate que enfrentaba a los partidarios de Bohr con los
de Einstein. Por primera vez, deja entrever la posibilidad de mostrar
experiencias concretas que permitirán por fin zanjarlo” (9).
Y con Alain Aspect7, y su grupo de trabajo, investigadores franceses,
se logra la corroboración experimental cuando presenta la
interrelación del comportamiento de fotones a distancia. Ya no se
trata entonces de experimentos mentales, como el del gato, sino en
realidad concreta. Precisamente en el jurado calificador que escucha
la presentación del experimento está presente J.S Bell, quien en años
anteriores lo había demostrado matemáticamente.
Es indudable que la teoría cuántica termina por replantear el
ordenamiento epistemológico surgido con la ciencia experimental
en el siglo XVI, y que tuviera su culmen en la teoría relativista.
Aunque existen algunos pensadores que piensan lo contrario, como
I Prigogine, que consideran que la teoría cuántica no supera en su
totalidad el marco legal de la ciencia clásica. En su obra La nueva
Alianza, que escribe en conjunto con la filósofa Isabelle Stenberg así
6 “John Bell estudio las siguiente situación experimental: la medición del espin de pares de protones correlaciona-
dos. Este viene definido por tres componentes A,B y C, cada uno de los cuales no puede tener más que dos valores
+ o - . Cuando la medida del espin es positiva y relativa al componente A, se le atribuye la característica A+, y así
sucesivamente para los demás compontes y el otro signo”. Anita Castiel. En el mundo cuántico. P 113
7 “Alain Aspect, con sus experimentos realizados en Orsay, ha hecho la aportación más precisa y sofisticada hasta la
fecha, con lo que la mecánica cuántica ha cobrado nueva fuerza”. Stephane Deligeorges y Anita Castiel. En la criba
de la experiencia. En el mundo cuántico. P 117.
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lo expresa: “Es verdad que la teoría cuántica ha planteado muchos
nuevos problemas no cubiertos por la dinámica clásica. Retiene sin
embargo un cierto número de posturas conceptuales de la dinámica
clásica, particularmente en lo que concierne al tiempo y al devenir”
(10).
La indagación por la naturaleza se modificó a partir de este momento.
Los cambios en los fundamentos de la ciencia física que se presentan
con la idea subjetivista que propone Schrödinger trascienden
toda propuesta de orden positivista. La idea de objeto y sujeto se
trasforma, y así la manera de abordarlos, lo que va a ser importante
a la hora de pensar el cerebro y la conciencia.
FÍSICA DE LO INMATERIAL
El abordaje de la conciencia, de lo inmaterial, desde la física cuántica
lo inaugura Schrödinger, a través de desarrollos que logra en alianza
con la filosofía y la neurociencia. Ningún otro científico de esta
teoría se plantea el problema de la conciencia y tampoco trasciende
el ámbito de lo empírico analítico,
Entonces ¿Cuál es la razón para que, desde una ciencia natural
como la física cuántica, se indague por algo tan inmaterial como la
conciencia, tema habitual de la filosofía y de otras disciplinas?
La física trabaja en el terreno de lo natural, intenta definir leyes de
ella. Sus procesos de acercamiento son empíricos analíticos. La física
cuántica como parte integrante, de forma implícita, también tiene
que ver procesos materiales, el átomo es uno de ellos y es su objeto
de estudio.
Ahora, el cerebro, como un órgano específico del cuerpo humano,
también es material, pero no objeto de estudio de la física cuántica,
más bien de la biología, también de la neurociencia, sin embargo
Schrödinger lo trae a la ciencia física para saber de su constitución y
así conocer de qué manera interactúa con los demás entes materiales.
Pero, algo más quiere saber, y en ese ejercicio es que surge la pregunta
por la consciencia, que evidentemente no es material.
Luego ¿Cómo establecer esa relación entre lo material y lo inmaterial?
En su expresión se explicaría la diferencia entre lo material y lo
inmaterial, de esta manera “lo que se forma es consciente, lo que
existe es inconsciente” (11).
Si bien es cierto que a lo material y a lo inmaterial se les puede
identificar bajo los conceptos de consciente e inconsciente, en qué
sentido la física puede dar cuenta de lo inmaterial, es decir cuando
se franqueó la barrera que establece que su objeto de estudio son
objetos físicos? ¿En qué momento se pasa de la física a la biología,
pero lo más importante, cuando transgrede el campo material para
pasar a la filosofía de la conciencia8.
No se si Schrödinger haya sido consciente de que en su exploración
por el cerebro y la mente pone a la física un una nueva condición.
Le resquebraja su frontera definida, como sus métodos de análisis.
Pues es evidente que pasar del estudio de la constitución física de
un objeto, tangible, ligado a la materia, a otro del cual solo sabemos
de sus efectos, es decir del pensamiento, no es fácil de entender.
Sin embargo su empresa científica se transforma cuando aborda
el vínculo mente y materia, y que dan como resultado una serie
de conferencias que imparte en el Trinity College, Cambridge, en
8 En la modernidad la física era conocida como filosofía de la naturaleza, o podríamos decir física filosofía no de
la naturaleza sino de la conciencia

octubre de 1956.
Es tal la relación que establece con la biología, en tal medida de
profundidad e interés que concluye escribiendo un libro sobre
biología, donde habla acerca de la vida y de la evolución, que titula
Qué es la vida (12). Pero su vínculo con el cerebro la establece
cuando lee la obra de Scharles Sherrington, de Nature, desde donde
comienza su contacto con la neurociencia, desde los interrogantes
qué es la conciencia y qué es la mente.
El intento de dar respuesta se inicia cuando hace la pregunta: ¿qué
procesos materiales están directamente ligados con la consciencia?
(11) A lo que contesta que no todos. Dice: “Existen procesos
nerviosos, que en tanto su tipo de desarrollo, primero centrípeto y
después centrífugo, como también en cuanto a su gran importancia
biológica como reguladores de las funciones, son completamente
similares a los procesos cerebrales <conscientes> y simultáneamente
no están ligados a la consciencia” (11).
LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA DE SCHRÖDINGER
El recorrido de Schrödinger por la filosofía, tanto occidental
como oriental, en sus primeros fundamentos, de Grecia antigua
por ejemplo, así como su saber acerca de la física, aunado a ello
la capacidad de critica que desarrolla sobre el papel de las ciencia
en su época, lo llevan al planteamiento de una de sus preguntas
importantes y definitivas: ¿qué somos? Que se resume, o es la síntesis
de la búsqueda por el sentido de la investigación científica.
Para Schrödinger, no se trata de quedar satisfecho con la pretensión
explicativa de las ciencias naturales. En consecuencia, es necesario
abordar los fines de la ciencia. Así dice: “No perder nunca de vista
el papel que desempeña la disciplina que se imparte dentro del
gran espectáculo tragicómico de la vida humana; mantenerse en
contacto con la vida no tanto con la vida práctica, sino más bien con
el transcurso idealista, que es aún mucho más importante. Mantener
la vida en contacto contigo” (13).
Para Schrödinger la finalidad es el presupuesto básico de todo
conocimiento. Como bien diría Aristóteles, es la validez de la
episteme como conocimiento discursivo importante, en ella se ubica
la matemática y la física, pero ante todo es el ejercicio del Nous
para la consecución de los primeros principios. O para Platón, es el
conocimiento matemático, como propedéutica, pero ante todo es la
dialéctica, la filosofía, para saber de la idea del bien.
Pero, no es una preocupación ontológica la que está presente en esa
finalidad. Como quien dice que se volvió metafísico, sino más bien
está inscrito en una ética, en una idea del sujeto que conoce. Si para la
concepción de la física cuántica inscrita en la llamada Interpretación
de Copenhague, el sujeto que conoce está determinado por el
instrumento como garantía de que no va a haber subjetividad y por
tanto no hay lugar a preguntar qué somos. Para Schrödinger el sujeto
es determinante para conocer, y en ese proceso se hace presente con
su historial personal, lo que implica un aterrizaje en qué somos como
un asunto de finalidad necesaria y humana.
Lo que de alguna manera define su tesis es la búsqueda de la
comprensión. Que aclara no es un tema nuevo, porque está arraigado
en el inicio de la filosofía occidental, en la antigua Grecia, cuando
querían saber de la naturaleza. Pero que termina Schrödinger
aportando, cuando concibe que el abordarlo implica superar
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la idea de una respuesta producida en el terreno de las ciencias
experimentales o de las matemáticas.
¿Cómo es posible que las ciencias experimentales que se volvieran
imperiales, por la efectividad de su método, no posibiliten la
respuesta a los problemas fundamentales del ser humano?
El comprender es un problema filosófico no de medida. No de la
ciencia experimental. Afirma Schrödinger. Es su axioma no formal
fundamental, en donde reside todo su aporte a la ciencia y la
filosofía. Concepción que parece curiosa al proceder de un hombre
destacado en los aspectos de la medida, de la cuantificación. Y que
además concluye, que la medida no dice nada para responder a las
inquietudes fundamentales que vinculan al ser humano.
La fragmentación del conocimiento, la especialización del saber,
alejó cada vez más al científico de la posibilidad de conocer de forma
holística al ser humano. Cada ciencia se encargó de una parte del ser.
Se especializaron los saberes olvidando las preguntas fundamentales.
Que desde ya habían sido planteadas por la filosofía griega antigua,
y que de alguna manera están vigentes por cuanto fueron los
presupuestos sobre los cuales se construyó el edifico de la ciencia.
Lo que sucedió con las ciencias occidentales. Al respecto dice: “Parece
claro y evidente, pero hay que decirlo: el saber aislado, conseguido
por un grupo de especialistas en un campo limitado, no tiene ningún
valor, únicamente su síntesis con el resto del saber, y esto en tanto
que esta síntesis contribuya realmente a responder al interrogante ti
ves de nues ((¿qué somos?)” (13).
Algunas ciencias adquirieron un estatus especial, en particular las
ciencias naturales, y con ello, de forma contraria, el desprestigio de
las que no estaban en esta lógica de éxito experimental, es el caso de
las ciencias humanas todo por la ausencia de resultados tangibles.
Lo que llega a cuestionar Schrödinger. “En primer lugar, considero
que la ciencia natural se sitúa aproximadamente al mismo nivel que
otros tipos de aprendizaje -o Wissenschaft, por utilizar el sustantivo
alemán- en una universidad y otras instituciones que trabajan para
el progreso del saber. Consideremos el estudio o la investigación
en historia, lenguas, filosofía, geografía –o en historia de la música,
de la punta, de la escultura, de la arquitectura— o en arqueología y
prehistoria. A nadie le gustaría relacionar estas actividades, en cuanto
propósito fundamental, a la mejora practica de las condiciones de la
sociedad humana, pese a que de ellas suele con frecuencia extraerse
mejoras. En este sentido, no veo por qué la ciencia habría de gozar de
una posición distinta” (13).
Es reconocible el éxito de la física y la química en el transcurso del
siglo XIX, sus alcances en el desarrollo material de la sociedad y a su
vez la influencia determinante en otros campos del saber distintos al
suyo. También, es bien sabido del reconocimiento de Schrödinger a
las ciencias humanas por la importancia que adquieren en su proceso
de entendimiento de la naturaleza humana.
EL SUJETO Y EL OBJETO
En la teoría cuántica hay una reflexión de lo que son el objeto y
el sujeto. Pero también una posición al respecto. Sin embargo, no
es la misma idea expresada por la Interpretación de Copenhague
que la que asume Schrödinger. Coinciden en que el sujeto tiene
una importancia como observador sin embargo la subjetividad del
mismo es negada en la interpretación de Copenhague.

Esta dicotomía, del objeto y del sujeto, que surge con la filosofía en
el siglo XVI y que en la ciencia tuviera un desarrollo notable a partir
de consolidar la existencia de dos entidades independientes una de
otra, es criticada por Schrödinger. La considera un falso dilema, así
dice: “Sujeto y objeto son una misma cosa. No hay barreras que los
separa” (14).
Para Schrödinger no hay individualidad de los objetos y el sujeto.
Ambos son uno. La no individualidad e indistinguibilidad entre lo
que se considera el sujeto y el objeto es la clave de su filosofía. “La
teoría cuántica, por otra parte, nos dice que lo que formalmente
se consideraba como la propiedad más obvia y fundamental de
los corpúsculos (hasta el punto de que difícilmente era siquiera
mencionada), a saber, su carácter de individualidades identificables,
tenía solo una significación limitada”.
¿QUÉ ES LA MENTE Y QUE ES LA CONCIENCIA?
La filosofía de Schrödinger no comienza estableciendo una diferencia
entre dos sustancias: la mente y el cuerpo, como si lo hace Descartes.
No concibe una dualidad, por el contrario les da unidad, los hace
indistinguibles. Para Descartes hay una sustancia que piensa y otra
extensa que no piensa, y que tampoco tiene vínculo alguno con el
pensamiento 9(15).
Por cierto, para Schrödinger tampoco existe una especialización
que aborde el tema de la mente, tanto la ciencia como la filosofía lo
pueden abordar, pero le dan un manejo más apropiado aquellas que
no tiene que ver con la lógica de la medida.
¿Qué es la mente para Schrödinger? Es el lugar donde acontece la
conciencia. Dice: “Por un lado, es el escenario, el único en el que se
representa el proceso universal global, o el recipiente que lo contiene
todo y fuera del cual no hay nada” (14).
Y que es la conciencia. Primero considera Schrödinger que la
conciencia se da en el mundo. Es su primera tesis. Y con ello afirma
que evidentemente tenemos conciencia. Segundo considera que la
La conciencia no es una entidad independiente del mundo, ni del
sujeto. Entonces La conciencia es subjetiva, es idealista, imagina
el mundo. Afirma soy la totalidad del mundo. En ese sentido soy
conciencia de la FINALIDAD.
La conciencia es la forma como organizamos nuestra imágenes para
dar cuenta del mundo. A través de la conciencia desarrollamos la
capacidad de reconocer lo nuevo, de alterarnos ante lo desconocido.
La conciencia se da a partir de situaciones nuevas, estas le provocan
retos. “en mi opinión, la clave para ello radica en el hecho bien
conocido de que cualquier fenómeno en el que participamos con
nuestra consciencia –o sobre el que también actuamos- desaparece
gradualmente de la esfera de la consciencia, cando se repite con
mucha frecuencia de la misma forma” (11). Pero entonces esto
vale para el asunto de la experimentación científica? ¿Qué opina
Schrödinger acerca de ello?
Pero, las imágenes del mundo que hemos construido con la ciencia,
se han construido desconectadas de nuestra personalidad. Hemos
9 El dualismo cartesiano fue importante en el siglo XVII por varias razones, sobre todo porque parecía dividir el
territorio entre ciencia y religión. Los nuevos descubrimientos científicos hechos durante esa censura parecían
plantear una amenaza a la religión tradicional y había terribles disputas sobre el conflicto aparente entre razón
y fe. Aunque no por completo, Descartes desactivo este conflicto al asignar, de hecho, el mundo material a los
científicos y el mundo mental a los teólogos. La mente se concebía como un alma inmortal y no era un tópico
apropiado para las indagaciones científicas, mientras que los cuerpos podían ser investigados por ciencias como la
biología, la física y la astronomía. La filosofía, por cierto, podía a juicio de Descartes estudiar tanto la mente como
el cuerpo”. John Searle. La mente. P 28
Volumen 2 - Número 1 - Año 2015 25
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simplificado el mundo. Con la visión científica se excluyeron
los valores éticos y estéticos, es más, alejados de una finalidad. El
científico se retrotrae al papel de observador del mundo externo, a la
contemplación del mundo como objeto.
CONCLUSIÓN: EL SUJETO CREA EL MUNDO
Aspecto importante a resaltar es que Schrödinger piensa que el
sujeto es indistinguible del mundo, porque sujeto y mundo no son
discernibles, ni están separados. Tampoco constituyen dualidad. Es
decir, el sujeto interviene el mundo, que no es más que su mundo,
desde su postura y concepción, desde sus sentidos, emociones y
representaciones. En fin construye el mundo, porque “el mundo es
una construcción de nuestras sensaciones, percepciones y recuerdos.
Conviene considerar que existe objetivamente por sí mismo. Pero no
se manifiesta, ciertamente por su mera existencia. Su manifestación
está condicionada por acontecimientos especiales que se desarrollan
en lugares especiales de este mundo nuestro, es decir por ciertos
hechos que tienen lugar en un cerebro” (14).
Contrario al modelo de científico de la modernidad (con la
presencia del objetivismo y el realismo) donde el sujeto y el mundo
son entidades separadas, el mundo se refleja en el sujeto a través de
la sensación y percepción, y luego lo aclara la ciencia. Así lo dice
Einstein: “La creencia en un mundo exterior, independiente del
sujeto perceptor, es la base de toda la ciencia natural. No obstante,
dado que la percepción sensorial solo brinda una información
indirecta de ese mundo exterior o <realidad física>, únicamente
podemos captar a esta última por medios especulativos” (5).
Para Schrödinger el sujeto está permanentemente creando nuevas
formas de conciencia, esta generando nuevas imágenes del mundo,
creando representaciones. Su conciencia se desliga de la percepción
directa, deja de sentirse maniatada por ella, de ahí la importancia de
su experimento del gato, para dar rienda suelta a la subjetividad, algo
no concebido por la escuela de Copenhague. Así dice “el mundo sólo
se da una vez. Nada se refleja. El original y la imagen especular son
idénticas” (14). Pero esas imágenes surgen en la medida en que lo está
idealizando, subjetivando, y lo hace porque quiere comprenderlo,
para saber que somos.
La importancia de esta idea desde la perspectiva de Schrödinger
está en que el colapso del mundo es también ético. Colapsa el
mundo no solo desde la ciencia, sino, también desde la ética,
porque también colapsa a la ciencia por no haber comprendido el
sujeto, fundamentalmente al sujeto que conoce. He aquí su mayor
proposición. Y con la cual va hacer que trascienda la teoría cuántica.
Los asuntos que identifican al hombre, y que pueden ser asumidos
como pre científicos, son determinantes a la hora de hacer ciencia.
Es el caso de las emociones, la tristeza, el dolor, la felicidad, aspectos
sin importancia para las ciencias clásicas, como también para la
cuántica desde la perspectiva de la Interpretación de Copenhague.
Intuye, Schrödinger, que las emociones son una condición para la
ciencia porque están presentes en el sujeto epistémico. Y sobre esas
emociones quiere trabajar, cosa insólita en su época, razón por la
cual conecta con la neurociencia, con Sherrington. Sin embargo no
es mucho lo que puede decir la neurociencia de ese entonces, década
del 30 a al 60 del siglo XX.
En fin, Schrödinger instala una idea romántica del sujeto cuando lo

concibe como el determinante frente a la realidad. Coloca al sujeto
y su mente como eje del fundamentalismo de la conciencia. Es
una especie de subjetivismo que define la conciencia en la misma
dinámica de la modernidad. A pesar de que la teoría cuántica está
rompiendo con los postulados modernos.
Está Schrödinger históricamente ubicado en un contexto de
exaltación del sujeto irracional en la época de Weimar, anos 20 del
siglo 20, debido a que el mundo político alemán está culpando a los
académicos, a la expresión de la racionalidad científica alemana, por
la pérdida de la guerra. Al respecto afirma Paul Forman: “A pesar
de que todos los científicos alemanes coincidían, cualesquiera que
fuese su disciplina, en que el irracionalismo y el misticismo eran
característicos del talante de la posquerra, en general fueron los
matemáticos y los físicos teóricos los que, mucho más que los físicos
experimentales o los químicos, se sentían objetos específicos del
odio, tanto público como privado” (16).
La irracionalidad, propia de los partidarios de la guerra, hace que la
ciencia quede en desventaja. De esta forma, y como única alternativa,
surja como esperanza la reivindicación de la idea de sujeto, de su
conciencia. Y es la física cuántica, como su expresión más clara,
la que lo retoma para dimensionar, en el caso de Schrödinger, la
subjetividad como soporte de la ciencia. Los positivistas lógicos
acudirían a la apropiación de la concepción que define la necesidad
de establecer demarcación entre ciencia y metafísica, como una
forma de defensa.
Los positivistas lógicos de la Escuela de Viena, son la expresión de un
intento desmesurado por la defensa y necesidad de la racionalidad
científica frente a los embates del irracionalismo en Weimar.
Sin embargo, siguen asumidos en al predica del casualismo y el
determinismo. Sus postulados encarecen la idea de la existencia de
una ciencia objetiva, y demarcada de otras pretensiones por demás
metafísicas, que para ellos no tienen sentido. A pesar de querer salir
a flote en defensa de la ciencia, terminan edificando la idea una
ciencia neutral, objetiva y despojada de sujeto.
No obstante el antipositivismo de Schrödinger a través de su noción
de sujeto, de su monismo de la conciencia, supera la media lograda por
la concepción cuántica de la interpretación de Copenhague. Como
anteriormente se había expresado, los intérpretes de Copenhague, ni
son causalistas, deterministas, tampoco subjetivistas.
La física cuántica nace en contra del determinismo, de la causalidad, y
de la objetividad, que fuera siempre defendida por de Einstein. Pero es
Schrödinger quien definitivamente instala el sujeto en la perspectiva
de la subjetividad. “el principio de causalidad es el postulado de que
<todo proceso o suceso natural esta absoluta y cuantitativamente
determinado al menos a través de la totalidad de las circunstancias
o condiciones físicas que acompañan su aparición>. Pero <en las
cuatro o cinco últimas décadas la investigación física ha demostrado
de manera perfectamente clara que para al menos la abrumadora
mayoría de fenómenos, cuya regularidad e invariabilidad de
evolución ha conducido al postulado de la causalidad general, la
raíz común de la observada rigurosa obediencia a leyes es: azar>.
Ahora, en tanto que las leyes física son estadísticas, no requieren que
los sucesos moleculares individuales estén determinados de manera
rigurosamente causal” (16).
26 Revista Medicina y Salud FUSM
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Con los desarrollos de la neurociencia hoy, es notable el interés por
conocer la conciencia y el funcionamiento del cerebro, sin embargo,
es clara la visión empírico analítica que lo acoge. En este sentido
es importante el esfuerzo que hace Schrödinger por darle una
interpretación filosófica a la pregunta por la conciencia bajo nociones
que superan toda intención explicativa basada en la medida. Desde
esta posibilidad supera toda intención fisicalista de la conciencia.
Schrödinger sabe que la conciencia es objeto de estudio de la
conciencia misma y por tanto solo puede ser estudiada por saberes
que admiten la existencia de un sujeto epistémico que no solo
manipula instrumentos 10 sino que también piensa, es consciente, en
tal medida de hacer colapsar la conciencia.
REFERENCIAS
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México; 1995.
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S.A: España; 1999.
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Madrid; 1983.
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Alianza Editorial, S.A.: Madrid; 1988.
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Editorial, S.A.: Madrid; 1990.
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Editorial. S.A.: Madrid; 1990.
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1983.
11. Schrödinger E. Mi concepción del mundo seguido de mi vida.
Tusquets Editores S. S: Barcelona; 1998.
12. Schrödinger E. ¿que es la vida?. Tusquets Editores S. S: Barcelona;
2001.
13. Schrödinger E. Ciencia y humanismo. Tusquets Editores S. S:
Barcelona; 1998.
14. Chrodinger E. Mente y Materia. Tusquets Editores S. S: Barcelona;
1990.
15 Searle J. La mente. Gruo Editorial Norma: Colombia; 2006
16. Forman P. Cultura en Weimar. Causalidad y teoría cuántica, 1918
1927. Alianza Editorial. S. A.: Madrid; 1984
10 Sentido de la Interpretación de Copenhague