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MÓDULO 3
VALORACIÓN DEL DOLOR
Arana I.M., Guillen V., Pernas R., Orbegozo A.
“Neque porro quisquam est qui dolorem ipsum quia dolor sit amet, consecteur, adipisci velita”
“No hay nadie que ame el dolor mismo, que lo busque a él y quiera tenerlo, simplemente porque es dolor...”
Finibus, Bonorum et Malorum. Marco Tulio Cicerón (45 a.C.)
Según la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP comité de taxonomía 1994)
“El dolor es una experiencia subjetiva producida por un daño tisular, actual o potencial, o descrito en términos de este.”
Podemos hablar del dolor desde un enfoque puramente biológico, hablar del dolor crónico y agudo, de la
intensidad del dolor, etc. pero, en esta ocasión, hablaremos del dolor desde un enfoque más psicológico y social,
de aquellos aspectos que influyen de manera determinante en la percepción del dolor y, por lo tanto, de la parte
más subjetiva del mismo.
Si observamos que el término dolor viene del latín “poena”, cuyo significado es pena y/o castigo, podemos
entender el concepto que, en determinadas (muchas) culturas y sociedades, se tiene del dolor (ver MÓDULO 1)
y, como en muchos casos, la expresión del mismo (de dolor) puede estar censurada o al contrario, demostrarse
de una manera pública y evidente, todo ello relacionado con la aceptación del mismo en el entorno en el que nos
encontremos. Esto nos hace plantearnos una respuesta bio-psico-socio-cultural ante el afrontamiento del dolor:
- Biológica: respuesta corporal ante el dolor (umbral del dolor, nivel de tolerancia, signos físicos: rubor, calor,
dolor, tumor e impotencia funcional, etc.).
- Psicológica: respuesta afectiva del dolor. Hay trastornos psicológicos que nos pueden producir dolor,
(ansiedad, depresión).
- Social: el entorno hace desarrollar en la persona su capacidad interna para afrontar el dolor, desarrollando (y
ha desarrollar) un comportamiento individual con el entorno.
- Cultural: la sensación de dolor es innata al individuo, pero podemos hablar de una cultura del dolor inmersa
en la propia historia y evolución cultural del hombre.
1.2. Percepción del dolor
Una vez vistos los cuatro aspectos que influyen en la experiencia del dolor, podemos entender que el mismo
es una construcción cultural y social que ha tenido y tiene significados diferentes a través de todas las épocas,
culturas y grupos sociales.
En cuanto a la percepción subjetiva del dolor no existe una evidencia real de que, a más experiencias físicas
de dolor sufridas (nocicepción), más adaptación al dolor exista, ya que debemos considerar lo expuesto
anteriormente, la influencia de factores biológicos y psico-socio-culturales del entorno en el que se desarrolla la
persona.
Por lo tanto, al intentar conocer el impacto del dolor ante la persona que lo sufre, debemos (tenemos que) tener
en cuenta:
- La expresión verbal (siempre subjetiva)
- El lenguaje no verbal
- Las exploraciones físicas
- La conducta motora manifiesta
- La respuesta cognitiva
- La respuesta emocional
El manejo del dolor es uno de los objetivos esenciales dentro del abordaje asistencial, y uno de los más
complejos por el carácter individual de cada experiencia*.
* (Holland, 1982; Gómez-Batiste y Roca, 1989; Sanz, 1988; Barreto et al., 1990)
1.3. Relación dolor y calidad de vida
Hay numerosos estudios que relacionan el dolor con la calidad de vida, en concreto en el realizado por Rodríguez
y cols. (2001) con datos recogidos en diversas unidades del dolor en España, se observa una relación directa
entre calidad de vida e intensidad de dolor.
Simon et al. (1999) considera que cualquier definición de calidad de vida debería incluir alguno de los siguientes
aspectos:
- Las capacidades cognoscitivas, conductuales y de bienestar emocional
- El sentimiento subjetivo de bienestar y satisfacción vital
- Las condiciones socio-materiales objetivas de existencia y la percepción subjetiva de las mismas
- La satisfacción derivada de las condiciones materiales reales, concretas y psicológicas de las personas
- La percepción subjetiva del nivel de salud personal y su capacidad para comportarse de una forma
subjetivamente satisfactoria
- La percepción de la utilidad del significado de vivir
- La satisfacción de las necesidades básicas del ser humano
Como se puede ver, existe una relación directa entre la calidad de vida y el nivel de salud de las personas, en
el que influye directamente el nivel de tolerancia al dolor, siendo los tres aspectos subjetivos y, por ello, únicos en
cada individuo.
1.4. Afrontamiento del dolor
A la hora de afrontar el dolor, es indudable que el tratamiento farmacológico tiene gran importancia, pero no es
más que una parte del control multidimensional del dolor.
En el caso del dolor crónico la persona lo vive como situación estresante. Las repercusiones del dolor crónico
pueden ser numerosas y las personas que lo sufren pueden tener cambios importantes en el entorno familiar,
social, laboral, económico, etc. Ante esta situación, la persona intentará buscar la manera de controlar y afrontar
el dolor. Esto lo hará con esfuerzos cognitivos y de comportamiento continuamente cambiantes.
Factores que influyen en el afrontamiento del dolor:
1) La capacidad del sujeto para manejar una situación según las características contextuales.
2) Los recursos (internos y externos) con los que cuenta para hacerles frente.
3) Las características personales (sexo, edad, personalidad).
Varios autores exponen que las estrategias de afrontamiento que predicen una mejor adaptación al dolor crónico
incluyen:
- Conductas encaminadas a aliviar el dolor (afrontamiento conductual)
- Procesos cognitivos para reinterpretar o ignorar las sensaciones de dolor y distraerse del mismo*.
*(Keefe, et al, 1989; Lawson et al., 1990)
Queda patente así la relación entre la personalidad de cada individuo, la capacidad de afrontamiento ante
la situación y la posterior adaptación a la nueva situación con dolor. Y, entre todo ello, interactúan de forma
constante los factores sociales y culturales (Figura 1).
FACTORES
SOCIALES
FACTORES
CULTURALES
• El dolor tiene una dimensión claramente bio-psico-socio-cultural, en la que según la personalidad del
individuo, se desarrolla de una manera u otra el afrontamiento del dolor.
Según Epicteto de Frigia (50 -135) filósofo grecolatino: “Así como existe un arte de bien hablar, existe un arte
de bien escuchar”.
Y según Paúl Watzlawick: “No podemos no comunicar… Toda comunicación implica un compromiso y por
ende, define una relación. Una comunicación no solo transmite información sino que al mismo tiempo,
impone conductas”.
Como profesionales de la salud deben saber establecer una buena comunicación con las personas a las que
atienden para ofrecer unos cuidados de calidad.
Las relaciones interpersonales en Enfermería no deben considerarse como dones innatos de la enfermera, sino
que pueden y deben ser aprendidas, entendiendo que en la relación con el paciente está el eje de los cuidados.
2.1. La comunicación
La palabra comunicación deriva del latín “communicare”, que significa “compartir algo, poner en común”.
Las personas al comunicarse, obtienen información respecto a su entorno y pueden compartirla con el resto.
La comunicación es, por tanto, un acto propio de la actividad psíquica, que deriva del pensamiento, del lenguaje y
del desarrollo de las capacidades psicosociales de relación.
Esta comunicación se realiza a través de mensajes verbales (cognitivos y afectivos) y no verbales (conductuales y
afectivos). Es importante, por ello, lo que se dice, como se dice, lo que no se dice y lo que sentimos.
La relación interpersonal
Es una interacción recíproca entre dos o más personas.
Se trata de relaciones sociales reguladas por las leyes e instituciones de la interacción social.
En toda relación interpersonal interviene la comunicación, que es la capacidad de las personas para obtener
información respecto a su entorno y compartirla con el resto de la gente.
Las relaciones interpersonales funcionan como un medio para alcanzar ciertos objetivos y como un fin en sí mismo.
El proceso comunicativo
Está formado por la emisión de señales (sonidos, gestos, señas) con el objetivo de dar a conocer un mensaje.
Para conseguir una comunicación adecuada se requiere de un receptor con habilidades que le permitan
decodificar el mensaje e interpretarlo. Si falla la comunicación, la relación interpersonal será complicada.
Elementos que pueden distinguirse en el proceso comunicativo:
- Código: sistema de signos y reglas que se combinan con la intención de dar a conocer algo
- Canal: medio físico a través del cual se transmite la información
- Emisor: quién desea enviar el mensaje
- Receptor: a quién va dirigido
Los sanitarios tienen la tarea de conseguir que el paciente y su familia pierdan el miedo a expresar sus
sentimientos y/o emociones para poder orientar de una forma adecuada su comportamiento.
Técnicas de comunicación:
- Debe conocer y manejar distintas técnicas de comunicación para poder afrontar diferentes
situaciones ante el paciente y la familia
Uno de los puntos más delicados en el campo de los cuidados es que información dar y cómo darla.
Es importante establecer un buen vínculo interpersonal con el enfermo y su familia y esto demanda mucho
tiempo, dedicación y una postura de escucha e interpretación.
Es necesario conocer al paciente, qué sabe sobre su situación, qué quiere saber realmente, cuáles son sus
miedos y cómo puede recibir y aceptar mejor la información. Para ello se requiere un abordaje específico e
individualizado.
Solo con una buena comunicación lograremos que el enfermo y su familia puedan afrontar mejor esta situación
vital, y ser capaces de manejar las diversas dificultades que se plantearán a lo largo de la enfermedad.
Se debe tratar al paciente y su familia con una actitud de respeto, mantener en todo momento la comunicación-
sin olvidar la no verbal (como tocarle, cogerle la mano), hablar al paciente cuando se realice algún cuidado
proporcionando apoyo y soporte durante el proceso y ofrecer la información adecuada en cada momento.
“Creo que el mejor regalo que puedo recibir de alguien es el ser vista por él, escuchada por él. El mejor
regalo que puedo dar es el ver, escuchar, comprender, y tocar a otra persona.
Cuanto esto se produce siento que el contacto se ha realizado.”
Virginia Satir
3. Valoración del paciente con dolor EN ENFERMERÍA.
Escalas de valoración
Para conseguir un adecuado control y tratamiento del dolor es necesario medirlo. El proceso de atención de
enfermería se inicia con la etapa de valoración y le siguen las etapas de diagnóstico, planificación, ejecución y
evaluación. La valoración es el punto de partida de cualquier proceso de cuidados enfermeros.
El dolor es un dato (muy) subjetivo y, por tanto, la mejor valoración es la que nos proporciona el propio paciente
que es el que está viviendo esa experiencia. No existe un instrumento de medida universal, pero a través de las
escalas de valoración, el paciente nos puede indicar, de una manera bastante fiable, su nivel de dolor. El objetivo
será doble:
- Conocer el nivel de dolor del paciente en toda su magnitud para garantizar una analgesia adecuada.
- Valorar la efectividad del tratamiento pautado y los efectos adversos de los fármacos.
Se trata, fundamentalmente, de obtener un dato cuantitativo de la intensidad del dolor que sufre el paciente. Una
valoración más completa debe incluir una descripción de las características cualitativas que lo acompañan.
Nos da una medida de la intensidad de dolor que tiene el paciente. Para ello se utilizan las Escalas de Valoración
del Dolor.
Las escalas son unos instrumentos de medida que nos van a transformar la percepción subjetiva
del paciente en un dato numérico y, por lo tanto, objetivo. Permiten objetivar un fenómeno
fundamentalmente subjetivo y sujeto a una gran variabilidad individual.
Escala verbal simple. Define el dolor utilizando un lenguaje sencillo y del que podemos establecer una
relación entre categorías y un equivalente numérico.
0- No dolor
1- Molestias
2- Dolor ligero
3- Dolor moderado
4- Dolor intenso, fuerte
5- Dolor insoportable
El inconveniente es que la misma palabra puede tener significados diferentes para distintos pacientes.
• Escala Visual Analógica (EVA). Se compone de una línea continua de 100 mm con los extremos marcados
por 2 líneas verticales que delimitan la experiencia dolorosa entre no dolor y máximo dolor imaginable.
- No dolor (puntuación 0)
- Máximo dolor imaginable (puntuación 10)
El paciente marcará aquél punto de la línea que mejor refleje su dolor; la parte posterior se encuentra
graduada para que los profesionales que lo valoran obtengan así un valor numérico de la intensidad del dolor
del paciente (Figura 2).
La misma línea puede servirnos para evaluar la mejoría alcanzada con el tratamiento. Hablamos entonces de
EVA de Mejora, donde en el extremo izquierdo aparece la no mejora y en el derecho la mejoría completa.
HOMOLOGACIÓN
ESCALA EVA- DESCRIPCIÓN
ESCALA VERBAL SIMPLE
00 No dolor
21 Molestias
42 Dolor ligero
63 Dolor moderado
84 Dolor intenso, fuerte
10 5 Dolor insoportable
• Escala de expresión facial. Rostros con diferentes expresiones que representan a una persona que está feliz
porque no siente dolor hasta la que está triste porque siente algo de dolor o llora porque tiene mucho dolor.
A cada rostro se le asigna una puntuación y se pide al paciente que seleccione el rostro que describe mejor
cómo se siente.
Muy útil en personas con deterioro cognitivo, incapacidad de comunicación por problemas idiomáticos,
(inmigrantes,) niños postverbales y ancianos (Figura 3).
HOMOLOGACIÓN
ESCALA DE EXPRESIÓN DESCRIPCIÓN
FACIAL/ EVA
0 (0) Muy feliz sin dolor
1 (2) Duele sólo un poco
2 (4) Duele un poco más
3 (6) Duele aún más
4 (8) Duele bastante
5 (10) Duele tanto como puedas imaginar
• Escala analógica luminosa. Constituida por un sistema de colores codificados que se disponen a lo largo de
una línea. Cada color representa un determinado nivel de dolor que va de la ausencia de dolor hasta un dolor
insoportable. El paciente debe marcar un determinado color que refleja la magnitud de su dolor.
• Escala de grises de LUESHER. En ella hay diferentes marcas en una gradación de color que van del blanco
(ausencia de dolor) al negro (dolor máximo). Además de darnos un valor numérico, los diferentes tonos de gris
se correlacionan con el estado de ánimo del paciente.
Existe también una escala de rojos de características muy similares a la de grises.
• Escala de Anderson. De utilidad en dolor postoperatorio, permite valorar el dolor en relación con el reposo/
movimiento en un solo dígito.
PUNTOS CRITERIOS
0 No dolor
1 Sin dolor en reposo y dolor ligero al movimiento o tos
2 Dolor ligero en reposo y dolor moderado al movimiento o tos
3 Dolor moderado en reposo y dolor severo al movimiento o tos
4 Dolor severo en reposo y dolor extremo al movimiento o tos
5 Dolor en reposo torturante
Escalas subjetivas multidimensionales: permiten evaluar no sólo la intensidad, sino otras características y
cualidades del dolor, lo que nos da una descripción más completa de la situación. Son poco útiles en dolor
agudo, válidas en situaciones experimentales y en dolor crónico.
• McGill Pain Questionaire. Valora tres aspectos del dolor a través de un cuestionario de 100 preguntas
dividido en tres apartados:
1. Cualidades sensoriales: localización, aspectos táctiles, aspectos temporales y propiedades térmicas.
2. Cualidades afectivas: tensión emocional, signos vegetativos, miedo.
3. Aspecto evaluativo o cambios que experimenta el dolor.
• Test de Lattinen. Consta de cinco preguntas, cada una con 5 puntuaciones posibles, de 0 a 4, en las
respuestas de tal forma que la puntuación puede ir de 0 a 20. Los grupos de preguntas son:
“Valora cinco parámetros”
Más fácil de utilizar pero con menor sensibilidad para valorar los distintos aspectos del dolor crónico.
Parámetros
0 1 2 3 4
/Puntuación
Intensidad ausente leve moderado intenso insoportable
Frecuencia nunca raro frecuente muy frecuente continuo
Consumo de
ninguno ocasional moderado alto excesivo
analgésicos
Disminución de la
ninguna ligera moderada alta incapacidad
actividad física
Despertar Despertar
Sueño normal Insomnio total Precisa hipnótico
ocasional frecuente
Escalas Objetivas
Con las escalas objetivas, es el propio observador quién va a inferir un determinado valor a la intensidad de dolor
que sufre el paciente. La valoración la hace, generalmente, el personal sanitario.
Estas escalas se basan fundamentalmente en la observación del comportamiento o actitudes que adopta
el paciente como pueden ser: la postura corporal, el grado de movilidad, la tensión muscular o bien datos
fisiológicos como T.A., F.C., datos analíticos, etc.
No son escalas muy fiables ya que se pueden producir importantes sesgos si el observador carece de
experiencia en la valoración del dolor, no tiene criterios bien definidos de valoración o tiene juicios o estereotipos
sobre lo que debe de doler. Tienen su importancia en pacientes incapaces de comunicarse verbalmente de forma
adecuada, pacientes comatosos y niños preverbales.
Surgen de la creencia de que en todo dolor “siempre hay modificaciones físicas y/o conductuales” que pueden
servirnos para valorarlo correctamente. No se tiene en cuenta que el organismo, por sus propios mecanismos de
defensa, trata de normalizarse lo que no significa que no exista dolor en ausencia de trastornos fisiológicos y/o
conductuales.
Pueden ser:
Escalas objetivas conductuales
Son muchas las conductas que existen y están relacionadas con la experiencia dolorosa: expresiones
faciales, posturas corporales, quejidos, disminución del nivel de actividad, ingesta de medicación analgésica o
absentismo laboral.
Estas escalas de valoración se basan en una serie de criterios definidos de manera objetiva que pueden ser
valorados tanto por personas cercanas al paciente como por personal entrenado. La persona que observa
estos criterios debe anotar si estos se manifiestan y, si es así, su frecuencia, duración e intensidad.
• Escala basada en el comportamiento del paciente Behavioural Pain Assessment Scales (BPAS).
Importante en pacientes con deterioro cognitivo-sensorial.
Lucha contra el ventilador Tolera ventilador (no se Lucha, pero tolerando Lucha contra el ventilador:
(paciente intubado) activan alarmas) (las alarmas se apagan bloquea la ventilación y
espontáneamente) las alarmas se activan con
frecuencia
Escala PAINAD
Requiere O2
0,21 ≤ 0,3 >0,3
por Sat O2 < 95
• Escala FLACC
Proceso Parámetros 0 1 2 3
Gráfica Edad gestacional ≥ 36 sem 32 a < 36 sem 28 a 32 sem ≤ 28 sem
Observar al niño Comportamiento Activo/despierto Quieto/despierto Activo/dormido Quieto/dormido
15” Ojos abiertos ojos abiertos ojos cerrados ojos cerrados
mov. faciales no mov. faciales mov. faciales no mov. faciales
Observar al niño FC Max 0-4 lat/min 5-14 lat/min 15-24 lat/min ≥25 lat/min
30” Sat O2 min 0-2,4% 2,5-4,9% 5-7,4% ≥7,5%
Entrecejo fruncido Ninguna 0-9% Mínimo 10-39% Moderado 40- Maximo≥ 70%
Ojos apretados tiempo tiempo 69% tiempo tiempo
Surco nasolabial Ninguna 0-9% Mínimo 10-39% Moderado 40- Maximo≥ 70%
tiempo tiempo 69% tiempo tiempo
No Mínimo 0-39% Moderado 40- Maximo≥ 70%
tiempo 69% tiempo tiempo
No sólo es importante hacer una valoración cuantitativa del dolor, también se deben tener en cuenta una serie de
cualidades que nos ayudan a describir y detallar el dolor como son:
1. Temporalidad y periodicidad. Inicio y duración del dolor.
- ¿Cuándo comenzó el dolor?
- ¿Cuánto tiempo lleva con el dolor?
- ¿Es continuo o intermitente?
2. Localización/es, distribución. Si el dolor es localizado, difuso, superficial, profundo.
- ¿Dónde le duele?
- ¿Es localizado o se irradia?
3. Características del dolor. Quemazón, hormigueo, descargas eléctricas; latidos o martilleo; dolor sordo y mal
localizado, punzante, penetrante, etc.
4.Factores que lo alivian o lo aumentan:
- Reposo
- Postura
- Actividad
- Factores psicológicos
5. Respuesta a la analgesia:
- Disminuye con analgesia o no
- Cede con analgesia o no
6. Síntomas asociados:
- Náuseas o vómitos
- Sudoración
- Debilidad
- Diarrea
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