DHH
13 Sigue el modelo de la sana
enseñanza que de mí has
recibido, y vive en la fe y el
amor que tenemos por estar
unidos a Cristo Jesús.
14 Con la ayuda del Espíritu
Santo que vive en nosotros,
cuida de la buena doctrina que
Dios te ha confiado
15 Como sabes, todos los de la
provincia de Asia me han
abandonado; entre ellos, Figelo
y Hermógenes.
16 Que el Señor tenga
misericordia de la familia de
Onesíforo; él me trajo alivio
muchas veces y no se
avergonzó de que yo estuviera
preso.
17 Al contrario, en cuanto llegó
a Roma comenzó a buscarme
sin descanso, hasta que me
encontró.
18 Que el Señor le conceda
encontrar su misericordia en
aquel día. Tú sabes muy bien
cuánto nos ayudó en Éfeso.
NVI
13 Con fe y amor en Cristo
Jesús, sigue el ejemplo de la
sana doctrina que de mí
aprendiste.
14 Con el poder del Espíritu
Santo que vive en nosotros,
cuida la preciosa enseñanza
que se te ha confiado.
15 Ya sabes que todos los de la
provincia de Asia me han
abandonado, incluso Figelo y
Hermógenes.
16 Que el Señor le conceda
misericordia a la familia de
Onesíforo, porque muchas
veces me dio ánimo y no se
avergonzó de mis cadenas.
17 Al contrario, cuando estuvo
en Roma me buscó sin
descanso hasta encontrarme.
18 Que el Señor le conceda
hallar misericordia divina en
aquel día. Tú conoces muy
bien los muchos servicios que
me prestó en Éfeso.
PDT
13 Sigue la enseñanza que te di
como ejemplo, pues conduce a
una vida recta; mantenla con
la fe y el amor que tenemos
como seguidores de Jesucristo.
14 Esa enseñanza es un tesoro
que se te ha confiado, así que
guárdalo con la ayuda del
Espíritu Santo que vive en
nosotros.
15 Tú sabes que todos los de la
provincia de Asia me
abandonaron, incluso Figelo y
Hermógenes.
16 Pido al Señor que muestre
su misericordia a la familia de
Onesíforo quien me animó
muchas veces. Él no se
avergonzó de que yo estuviera
en prisión.
17 Al contrario, cuando llegó a
Roma me buscó por todas
partes hasta encontrarme.
18 Que el Señor le permita
encontrar misericordia en
aquel día. Tú sabes cuánto me
ayudó Onesíforo cuando
estuve en Éfeso.
RV60
13 Retén la forma de las sanas
palabras que de mí oíste, en la
fe y amor que es en Cristo
Jesús.
14 Guarda el buen depósito
por el Espíritu Santo que mora
en nosotros.
15 Ya sabes esto, que me
abandonaron todos los que
están en Asia, de los cuales
son Figelo y Hermógenes.
16 Tenga el Señor misericordia
de la casa de Onesíforo,
porque muchas veces me
confortó, y no se avergonzó de
mis cadenas,
17 sino que cuando estuvo en
Roma, me buscó solícitamente
y me halló.
18 Concédale el Señor que
halle misericordia cerca del
Señor en aquel día. Y cuánto
nos ayudó en Éfeso, tú lo
sabes mejor.
 INTRODUCCIÓN:

Pablo está preso por segunda vez en Roma, y a diferencia de la primera está padeciendo cadenas cual malhechor y próximo a
morir. Sin embargo, antes que preocuparse por sí mismo, su prioridad es cuidar que el evangelio se conserve puro y se expanda
luego de su partida por eso exhorta a Timoteo a perseverar en su ministerio, no solo como un amigo habla con otro amigo o un
padre lo hace con su hijo sino como alguien que tiene autoridad pues ha sido constituido heraldo, apóstol y maestro del evangelio
por el propio Jesucristo y en consecuencia ordena a Timoteo lo que debe hacer y le muestra cómo hacerlo.

ORACIÓN

DESARROLLO:

1. Exhortación a guardar el evangelio (vs. 13 y 14).

13Sigue el modelo de la sana enseñanza que de mí has recibido, y vive en la fe y el amor que tenemos por estar
unidos a Cristo Jesús.

La exhortación de Pablo es clara: Timoteo debe sujetarse a las palabras que había oído de Pablo sin apartarse de ellas pues
eran palabras de sana doctrina, pero además, no solo debe conservarlas para sí mismo sino que debe transmitirlas a otros que
habrán de continuar la obra de evangelistas tal como lo expresa en 2:2:

2 Y lo que me has oído decir delante de muchos testigos, encárgaselo a hombres de confianza que sean capaces
de enseñárselo a otros,

La fe en Dios y en su revelación redentora, el amor a él y a los hermanos es el espíritu con el cual Timoteo debe aferrase a la
verdadera doctrina.
14 Con la ayuda del Espíritu Santo que vive en nosotros, cuida de la buena doctrina que Dios te ha confiado

La buena doctrina es por supuesto el evangelio. Es buena (o preciosa o excelente) porque pertenece a Dios y resulta en su gloria
por la salvación de los que la aceptan por gracia soberana. De modo que Timoteo debe defenderlo contra todo ataque y no permitir
jamás que sea cambiado o modificado aún en forma ligera. Sin embargo, Timoteo como cualquier mortal, incluidos nosotros, es
débil y por sí solo no pude hacerlo. Necesitamos la ayuda y el poder del Espíritu Santo para hacerlo.

2
 2. Situación de Pablo (vs. 15 al 18).
15 Como sabes, todos los de la provincia de Asia me han abandonado; entre ellos, Figelo y Hermógenes.

Pablo está preso, aislado e incomunicado en una cárcel romana pero siendo ciudadano romano tiene derecho a defenderse y por
tanto no es de extrañar que acudiera ante hermanos principales de Éfeso que era la capital de la provincia romana de Asia para
que intercedieran por él ante las autoridades romanas. Al parecer el temor los paralizó tengamos presente que el cristianismo
estaba siendo perseguido. De Figelo y Hermógenes la verdad es que sabemos muy poco, eran conocidos por Timoteo pero no por
nosotros. Por el contexto podemos inferir que se trataba de personas muy próximas a Pablo lo que hacía más desconcertante su
falta de solidaridad con él y por eso se les cita.
16Que el Señor tenga misericordia de la familia de Onesíforo; él me trajo alivio muchas veces y no se avergonzó de
que yo estuviera preso.17 Al contrario, en cuanto llegó a Roma comenzó a buscarme sin descanso, hasta que me
encontró. 18 Que el Señor le conceda encontrar su misericordia en aquel día. Tú sabes muy bien cuánto nos ayudó en
Éfeso.

Al parecer hubo una excepción significativa: Onesíforo. No sabemos si era una de las personas a las que Pablo había apelado o
lo hizo por iniciativa propia, lo cierto es que acudió. Onesíforo había mostrado misericordia a Pablo por tanto era digno de recibir
misericordia de parte del Señor Jesucristo.

Eran obvios los riesgos que corrió Onesíforo al buscar con denuedo para defender a un prisionero acusado de un delito capital,
entre otros podía ser arrestado y encarcelado él mismo. No obstante, perseveró en su búsqueda hasta encontrarlo y lo visitó varias
veces. Quizás su sola presencia, una presencia que significaba sacrificio y amor, llevándole noticias, comida, bebida y literatura
fuese de gran consuelo para Pablo.

Por otra parte, Onesíforo ya había hecho en Éfeso obras dignas de elogio por la extensión del reino de Dios que eran conocidas
por Timoteo. Por último la expresión “no avergonzarse” es recurrente en este capítulo:

a. Timoteo no debía avergonzarse

8 No te avergüences, pues, de dar testimonio a favor de nuestro Señor, ni tampoco te avergüences de mí, preso por
causa suya. Antes bien, con las fuerzas que Dios te da, acepta tu parte en los sufrimientos por causa del evangelio.

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 b. Pablo no se avergüenza

12 Precisamente por eso sufro todas estas cosas. Pero no me avergüenzo de ello,[m] porque sé en quién he puesto mi
confianza; y estoy seguro de que él tiene poder para guardar hasta aquel día lo que me ha encomendado.

c. Onesíforo no se avergonzó.

CONCLUSIÓN:

1. Debemos aferrarnos a la sana doctrina y defenderla ante cualquier desviación por pequeña que sea.
2. Debemos estar dispuestos a sufrir por la causa del evangelio si fuese necesario.
3. No debemos avergonzarnos del evangelio.

¿Y tú hermano cómo respondes a estos mandatos? ¿Escudriñas las Escrituras para absorber la sana doctrina? ¿Estás dispuesto a
sufrir por la causa del evangelio? ¿Te avergüenzas de predicar el evangelio ante tus familiares, vecinos y/o conocidos?

16 No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para que todos los que creen alcancen la salvación, los
judíos en primer lugar, pero también los que no lo son. 17 Pues el evangelio nos muestra de qué manera Dios nos hace
justos: es por fe y solamente por fe. Así lo dicen las Escrituras: “El justo por la fe vivirá.”