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aumentado sostenidamente.

Igualmente, dicho estudio muestra que, en los hombres nacidos entre


1930 y 1960, la prevalencia de contactos homosexuales se ha mantenido estable; por otro lado, en
las mujeres los contactos homosexuales han aumentado 3 o4 veces. Con la edad adulta se llega a la
plenitud sexual y la actividad sexual es aceptada socialmente, independiente incluso de la existencia
de vínculos legales. Esto se expresa n un aumento de la población que tiene actividad sexual. En el
National Survey of family Growth de Estados Unidos se observó que el porcentaje de mujeres
sexualmente activas se eleva desde el 50 % en la adolescencia hasta el 90 % en las mujeres adultas.
Dos tercios de las mujeres reconocen haber tenido dos o más parejas sexuales en su vida, porcentaje
que aumenta en las mujeres de 20 a 34 años. Sexualidad en la Ancianidad Se tiende a ver a las
personas después de los 60 años como "abuelos" y carentes de sexualidad, pero un alto porcentaje
de ancianos tiene una sexualidad activa y satisfactoria. La sexualidad alcanza su máxima expresión
entre los 25 y los 40 años y después declina en ambos sexos sostenidamente, aunque por razones
diferentes. En las mujeres la disminución de la lubricación vaginal provoca dolor en las relaciones
sexuales, lo que, asociado a los trastornos del ánimo, deteriora destacadamente la sexualidad.
Laumann señala que el riesgo de problemas de lubricación aumenta un 40 % en la postmenopausia ,
lo que explicaría la caída de la actividad sexual de las mujeres mayores Cambios Fisiológicos en la
mujer de la tercera edad Para algunos autores los cambios hormonales que ocurren en la mujer de
más de 50 años, producto de la disminución de la función ovárica, no son causas necesarias de
cambios importantes de su actividad sexual si no van acompañados de trastornos Psíquicos, mala
información sobre la fisiología sexual o de patrones culturales y educacionales erróneos.

En muchos aspectos los cambios que tienen lugar en la mujer son muy similares al hombre, por
ejemplo: la excitación es más lenta. Una mujer joven quizás solo necesite de 15 a 20 seg. De
excitación para lubricar su vagina, mientras que en la mujer de edad avanzada esto puede demorar
hasta 5 minutos. Esta lubricación es menos copiosa que en la joven. La mujer añosa puede notar que
no tiene lubricada la entrada de la vagina- introito- e interpretar erróneamente que no esta lubricada
en absoluto, cuando en realidad la lubricación no se exterioriza por una menor producción y
posiblemente por la adopción de posiciones que dificultan su salida por gravedad La erección del
pezón en la fase de excitación es similar a la de las jóvenes, aunque es menos intenso el aumento de
tamaño de las mamas por la vasodilatación y su enrojecimiento. Mujeres jóvenes con mamas flácidas
pudieran presentar también este problema. La reacción del clítoris durante el acto sexual no muestra
diferencias apreciables con las mujeres de menor edad, si se cumplen todas las fases del acto sexual
(excitación, meseta, orgasmo y resolución) A pesar de que es cierto que la disminución en la
producción de estrógenos en el periodo postmenopáusico disminuye el trofismo vaginal y su
secreción, se ha comprobado en mujeres añosas con una buena actividad sexual, que presentan una
mucosa vaginal mas gruesa y rugosa que aquellas con vida sexual pobre, lo que indica que la
inactividad sexual contribuye a los cambios involutivos vaginales Puede producirse una irritación
mecánica de la uretra y la vejiga, si las paredes vaginales se mantienen finas y menos elásticas. Esto
puede provocar deseos imperiosos de orinar durante o inmediatamente después del coito, así como
molestias durante la micción en las horas y días posteriores. Tampoco al principio del coito se
observan en la mujer añosa los cambios típicos en los labios mayores como aplanamiento,
separación y elevación, y es menos la vasodilatación de los labios menores. Lo primero se debe a la
disminución del tejido adiposo y elástico de esa zona.

La actividad secretoria de las glándulas de Bartholin es mas lenta en la mujer que envejece. Otro
cambio en la anciana es el debilitamiento de la musculatura vaginal y de la zona perineal, por lo que
existen menos contracciones de la vagina durante la fase de la plataforma orgásmica; es menor la
elevación uterina, fenómeno fisiológico en la fase de meseta orgásmica; y las contracciones uterinas
del orgasmo se hacen mas débiles y, en ocasiones, dolorosas, por ser mas espásticas que rítmicas. Sin
embargo, estos sucesos no eliminan el orgasmo ni suprimen la sensación de placer y, por lo tanto,
podemos decir que el avance de los años no pone un limite preciso a la sexualidad femenina.
Cambios fisiológicos en el hombre que envejece Alrededor de un 5 % de los hombres que pasan de
los 60 años experimentan lo que se conoce como el climaterio masculino. Esta condición viene
caracterizada por alguno o por la totalidad, de los siguientes rasgos: debilidad general, cansancio,
falta de apetito, disminución del deseo sexual, menoscabo o pérdida de potencia irritabilidad y
dificultad de concentración. Estas alteraciones son imputables a la baja producción de testosterona y
pueden solventarse o mitigarse mediante inyecciones de esta sustancia. La edad afecta de diversos
modos la fisiología de la respuesta sexual del varón 1- Para lograr la erección del pene necesitan más
tiempo y más estimulación directa 2- En conjunto, las erecciones son menos firmes que cuando eran
más jóvenes. 3- Los testículos se elevan solo parcialmente en relación con el perineo y lo hacen con
mayor lentitud que en los varones más jóvenes. 4-Se reduce la cantidad de semen y disminuye la
intensidad de la eyaculación. 5- Por lo general se observa una menor necesidad física de eyacular. 6-
Se prolonga el periodo refractario, es decir, el espacio de tiempo posterior a la eyaculación en que el
hombre es incapaz de lograr una nueva erección y emisión de semen. Con la edad disminuyen la
masa y la fortaleza muscular, por tal motivo suele existir una disminución de la tensión muscular
durante la excitación sexual.

n muchas ocasiones los varones que presentan los síntomas anteriormente expuestos se inquietan y
piensan que están enfermos. En otros casos es la esposa quien se siente alarmada. Por ejemplo:
muchos hombres de edad gozan del sexo, aunque no siempre eyaculen, pero si la mujer o la
compañera no son conscientes del proceso fisiológico subyacente, pueden llegar a pensar que
carecen de atractivo o que no son bastante diestras como amantes Algunos hombres a medida que
envejecen no tienen una idea exacta de como debería ser su vida sexual y pretenden tener
erecciones firmes al instante y en todas las situaciones sexuales, y se preocupan cuando no pueden
hacer el amor dos veces en una noche. Debido a la errónea interpretación de estos cambios, el
hombre de cierta edad es mas propenso que otros individuos a mostrar síntomas de angustia
anticipatoria sobre su desempeño sexual. Efectos del proceso de envejecimiento sobre la actividad
sexual Existen un grupo de factores que se añaden a los cambios propios de la edad y se interponen
en el desarrollo normal de la vida sexual en el hombre y mujer mayor de 50 años. La falta de
estímulos sexuales provocada por una vida sexual monótona, poco variada, puede llevar
progresivamente a una perdida de interés en la actividad sexual. Una menor intensidad de relaciones
sociales, la perdida de atractivos corporales de la pareja y la creencia de que es incorrecto tener
fantasías sexuales en esta época, se unen para disminuir la búsqueda del acto sexual. El agotamiento
físico y psíquico propio de la ancianidad disminuye el interés por el contacto y crea temor por el
cansancio extra que pueda producir este y sus consecuencias físicas. Master y Johnson en estas
edades recomiendan posiciones no agotadoras, como es el coito en decúbito lateral. La preocupación
por el trabajo o las preocupaciones económicas llevan a desviar el interés sobre la actividad entre los
40 y 60 años. En el mundo moderno esta es una etapa de

productividad laboral e intelectual y la mujer o el hombre tiende a relegar a un segundo plano la


actividad sexual. El llamado sindrome de la viudez. Aquí la persona pierde a su pareja, y cae en ur
periodo de inactividad sexual casi absoluto. Esto provoca que, si en etapas posteriores se desea
iniciar relaciones con otra pareja, se presentan mayores dificultades para lograrlo, sobre todo en el
hombre, por disfunción de la erección. Algunos sexólogos recomiendan la práctica masturbatoria
durante este periodo de soledad, si no existen impedimentos psicológicos o culturales. Esta
recomendación, aunque parezca chocante para algunos, puede contribuir a mantener tanto en el
hombre como la mujer, los mecanismos fisiológicos sexuales en actividad relativa y no en inacción
absoluta Las enfermedades físicas y mentales influyen negativamente la actividad sexual de la pareja
anciana. La Diabetes Mellitus es un ejemplo tipico de enfermedad crónica que por mecanismos
vasculares y neurogénicos puede producir perdida de la erección y eyaculación retrograda, que es la
eyaculación hacia la vejiga por la falta de cierre del esfinter vesical durante el orgasmo. La artritis
puede dificultar el coito. Existen medicamentos que afectan la libido y la potencia sexual; estos son
usados habitualmente en estas edades, donde resulta más frecuente la Hipertensión Arterial,
trastornos cardiovasculares, enfermedades o desajustes psíquicos, etc. La lista incluye: agentes
bloqueadores ganglionares, bloqueadores adrenérgicos y alfa adrenérgicos (fenosibenzamina, sulfato
de guanetidina); pseudotransmisores simpáticos (metildopa); narcóticos (morfina); antidepresivos
tricíclicos (Imipramina), fenotiazinas (clorpromazina); Benzodiacepinas (diazepam) y otros. El
alcoholismo es uno de los factores que mas contribuye a deprimir la función sexualy a demorar la
eyaculación. Los cambios hormonales y metabólicos que afectan a todo el organismo y en especial al
sistema nervioso central y periférico (disminución de la testosterona y ACTH, temblor

extrapiramidal, neuritis alcohólica, déficit vitamínico e hipoglicemia), provocan fácilmente trastornos


de la erección en el hombre y deprimen la libido en cualquier edad. La edad madura y las fases
iniciales de la vejez pueden predisponer al hombre, con mayor estabilidad económica y social, a
ingerir con regularidad bebidas alcohólicas. Estas que en pequeñas cantidades tienen un efecto
tranquilizante a veces beneficioso en las propias relaciones sexuales, se pueden convertir
rápidamente en un freno a la capacidad de erección y eyaculación. También en estas edades, los
excesos en la comida que acompañan con frecuencia a la ingestión de bebidas pueden disminuir el
deseo de realizar el acto sexual, al sentirse el individuo físicamente satisfecho o tener temor a
realizar el coito después de comidas copiosas, algo no recomendable en hipertensos y cardiópatas.
Las creencias religiosas en algunos grupos sociales o tipos de sociedad pueden ser un freno a la
actividad sexual, ya que consideran el sexo como algo pecaminoso, con exclusión de su valor
reproductivo, o que debe ser limitado dentro de estrictas reglas. Este elemento puede sumarse a los
procesos fisiológicos de la edad El temor al desempeño se observa con frecuencia en el hombre
mayor de 50 años en la forma de un miedo a la realización del acto sexual. El miedo a fallar, el no
lograr una buena erección o no hacer un buen papel, sobre todo con una pareja de menos edad, se
una a la falsa idea de que la potencia sexual es ahora menos adecuada para exigencias mayores. En la
mujer se traduciría por el temor a que su cuerpo o su desempeño no sean del agrado de su
compañero Se puede afirmar que un hombre o una mujer sanos física y psíquicamente entre 50 y 70
años o, incluso, en edades mas avanzadas, pueden mantener un determinado nivel de actividad
sexual. La prevención o el tratamiento de los factores negativos anteriormente expuestos
contribuyen a preservar esta función, pero, sobre todo, resulta fundamental que exista

una adecuada educación y comprensión de los cambios fisiológicos del sexo en Ia tercera edad y se
reconozca que esto no es exclusivo de las edades más jóvenes. "La vejez no significa omitir una vida
sexual plena" Las disfunciones sexuales pueden manifestarse al comienzo la vida sexual de la persona
o pueden desarrollarse más adelante. Algunas de ellas pueden desarrollarse paulatinamente con el
tiempo, y otras pueden aparecer súbitamente como incapacidad total o parcial para participar de
una o más etapas del acto sexual. Las causas de las disfunciones sexuales pueden ser físicas,
psicológicas o ambas.

Capítulo IV Disfunciones sexuales Las Disfunciones Sexuales pueden definirse como todos aquellos
trastornos en los que los problemas fisiológicos o psicologicos dificultan la participación o la
satisfaccion en las actividades sexuales (Labrador, 1987, 1994). En general, se caracterizan por una
alteración del deseo sexual, por cambios psicofisiológicos en el ciclo de la respuesta sexual y por la
provocación de malestar y problemas interpersonales. Las disfunciones sexuales comprenden los
trastornos del deseo sexual (Por ejemplo, deseo sexual hipoactivo, trastorno por aversión al sexo),
trastornos de la excitación sexual (Por ejemplo, trastorno de la excitación sexual en la mujer,
trastorno de la erección en el varón), trastornos del orgasmo (Por Ejemplo, disfunción orgásmica
femenina, disfunción orgásmica masculina, eyaculación precoz), trastornos sexuales por dolor (Por
ejemplo, Dispareunia y vaginismo), disfunción sexual debida a una enfermedad médica, disfunción
sexual inducida por sustancias y disfunción sexual no especificada. Según estadísticas serias,
aproximadamente una de cada tres personas y una de cada dos parejas presenta algún tipo de
disfunción sexual tomando como criterio los estándares acordados por la comunidad cientifica. Si
bien la gravedad del trastorno varia en cada caso desde un grado leve hasta el grave, pasando por
diversos matices, generalmente se produce algún tipo de dificultad en el individuo y en la pareja, que
depende de diversos factores: el significado que se le da al trastorno, las interpretaciones que se
tejen alrededor del mismo, el momento evolutivo de la pareja y el tipo de vinculo que se establece, la
calidad de la comunicación, la estima del individuo, las expectativas de solución y fundamentalmente
la información que se posea, entre otros factores Causas Los factores emocionales que afectan a la
vida sexual incluyen tanto problemas interpersonales (como problemas de pareja o falta de confianza
y comunicación) como psicológicos del individuo (depresión, miedos y culpa, traumas, etcétera).

Los factores físicos incluyen drogas (alcohol, nicotina, narcóticos, estimulantes antihipertensivos,
antihistamínicos y algunos medicamentos psicoterapéuticos), lesiones de espalda, hiperplasia
prostática benigna, problemas de riego sanguínedo, daños nerviosos (como heridas en la médula
espinal), diversas enfermedades (neuropatía diabética, esclerosis múltiple, tumores y, raramente,
sífilis terciaria), fallos en varios sistemas orgánicos (como el corazón y los pulmones), desórdenes
endocrinos (problemas en tiroides, pituitaria o glándula suprarrenal), deficiencias hormonales (déficit
de testosterona, estrógeno o andrógenos) y algunas enfermedades congénitas. Clasificación Se han
propuesto diferentes sistemas de clasificación de las disfunciones sexuales, desde el ya clásico
propuesto por Master y Johnson (1970) que se reducía a un lista de problemas, pasando por las de
Kaplan (1974, 1979) que intentan organizar una clasificación en función de la fase del ciclo sexual en
que aparece el problema o de aspectos situacionales o temporales de éste. Las clasificaciones
actuales hacen referencia a sistemas multiaxiales (Schover et al, 1982), en los que se incluyen, entre
otras, dimensiones como satisfacción sexual, fase ciclo sexual alterado, dolor coital, duración del
problema, globalidad, etc. Labrador (1987) propone una visión integradora do Hombres Mujeres
Problemas roblemas de deseo- Exceso nterés sexual Problemas en la Problemas de generar erección.
Falta de excitación general excitación sexual Problemas de mantener erecciórn. roblemas referidos
Ausencia de eyaculación. al orgasmo Exceso Déficit Déficit Dificultad en alcanzar el orgasmo. Falta de
orgasmo. (orgasmo prematuro) (orgasmo retardado) Dispareunia Fobias sexuales Frecuencia de
relaciones Eyaculación precoz. Eyaculación retardada Dispareunia Fobias sexuales Frecuencia de
relaciones Otros problemas En estos problemas hay que considerar, además: a) Si son primarios o
secundarios, b) Si son absolutos o situacionales c) La gravedad o intensidad del problema (si es total
o parcial Clasificación de las disfunciones sexuales (Labrador, 1987)

Parece ser, que hasta la década de los noventas no existía una clasificación universalmente aceptada
de las disfunciones sexuales (Carrobles y Sanz, 1991). Aquella que goza de una más amplia difusión es
la que se publica en el DSM-IV (APA, 1994) y su antecesor DSM-III-R (APA, 1987). Las disfunciones
sexuales suelen clasificarse en cuatro categorías: 1. Desórdenes del deseo sexual o anafrodisia.
Puede deberse a una bajada del nivel normal de producción del estrógeno (en las mujeres) o la
testosterona. Otras causas pueden ser la edad, la fatiga, el embarazo, la medicación (como los SSRIs)
o enfermedades psiquiátricas, como depresión o ansiedad Desórdenes de la excitación sexual,
previamente llamados «impotencia» en los hombres y «frigidez» en las mujeres, aunque ahora se
usan términos menos críticos: para los hombres, se emplea el de «disfunción eréctil» y para 1
mujeres se utilizan varios diferentes alusivos a los diversos problemas. Estos desórdenes se
manifiestan como aversión o elusión del contacto sexual con la pareja. Puede haber causas médicas
para estos problemas, como insuficiente riego sanguíneo o falta de lubricación vaginal. Las
enfermedades crónicas también contribuyen, así como la naturaleza de la relación entre las partes.
Desórdenes orgásmicos, como el retraso persistente o la ausencia de orgasmo tras una fase normal
de excitación sexual. Estos desórdenes ocurren tanto ern hombre como en mujeres. De nuevo, los
antidepresivos SSRI son con frecuencia culpables. 2. as 3.

Desórdenes de dolor sexual, que afectan casi exclusivamente a las mujeres y se conocen como
Dispareunia (intercambio sexual doloroso) y vaginismo (espamos involuntarios de los músculos de la
pared vaginal que dificultan o impiden el coito). La Dispareunia puede ser provocada en las mujeres
por una lubricación insuficiente (sequedad vaginal). 4. La lubricac o bien a cambios hormonales
provocados por la menopausia, el em lactancia. La irritación provocar sequedad, así como también el
miedo y la ansiedad por el acto sexual No están claras cuáles son las causas exactas del vaginismo,
pero se cree que un trauma sexual anterior (como una vialación o abusos) puede desempeñar un
pape ión inadecuada puede deberse a una excitación o estimulación insuficiente barazo o la debida a
cremas y espumas anticonceptivas puede también l importante. Otro desorden sexual femenino
doloroso se denomina vulvodynia o vestibulitis vulvar que parece estar relacionado con problemas
en la piel de las zonas vaginal y vulvar. Se desconocen sus causas Síntomas Desórdenes sexuales
psicológicos La cuarta edición del Manual diagnóstico y estadistico de los trastornos mentales
enumera los siguientes desórdenes sexuales psicológicos: .Desorden sexual hipoactivo . Desorden de
aversión sexual (elusión o falta de deseo de intercambio sexual) Desorden de excitación sexual
femenina (fallo de la normal respuesta de excitación sexual: lubricación, etcétera) Desorden eréctil
masculino Desorden orgásmico femenino Desorden orgásmico masculino Eyaculación precoz
Dispareunia . . Vaginismo Disfunción sexual secundaria . . Parafilias

. Desorden de identidad de género . Trastorno de estrés postraumático debido a mutilación genital o


abusos infantiles Otros problemas sexuales Falta de compañero sexual Insatisfacción sexual (no
específica) Deseo sexual inhibido o frigidez Anorgasmia Disfunción eréctil Enfermedades de
transmisión sexual Infidelidad Retardo o ausencia de eyaculación tras una estimulación adecuada . .
Incapacidad para controlar el momento de la eyaculación . Incapacidad para relajar los músculos de
la pared vaginal lo suficiente para permitir el coito Lubricación vaginal inadecuada antes y durante el
coito Dolor en la vulva o la vagina durante el contacto sexual Infelicidad o confusión respecto a la
orientación sexual . Las personas transexuales o transgénero pueden tener problemas sexuales
(antes o después de la cirugía), aunque la condición transexual o transgénero no sea un problema
sexual en sí mismo Síndrome de excitación sexual persistente Adicción al sexo . . Hipersexualidad
Ablación Circuncisión Otros problemas relacionados Parafilias Infertilidad Trastornos del Deseo
Sexual

Deseo Sexual Inhibido o Hipoactivo (DSI) "Apatía Sexual", "Falta de deseo sexual" o "Falta de interés
por el sexo" El deseo sexual y la respuesta sexual del ser humano son procesos muy complejos, que
incluyen estímulos y reacciones tanto cerebrales como mecánicas. En ellos interviene el organismo
en su totalidad, en un proceso psicosomático que incluye . La actividad cerebral . La actividad
hormonal La actividad cognitiva Esta última es la que engloba tanto las experiencias sexuales o
"aprendizaje" del individuo como sus motivaciones e intereses en el momento de la respuesta sexual
Cuando un eslabón de esta complicada cadena se desincroniza del resto, tanto el deseo como la
respuesta o conducta sexual del hombre o la mujer se ven afectados. Estos son los problemas de la
primera fase de la respuesta sexual: La fase del deseo. Una persona sana se interesa por la
sexualidad, sobre todo después de llegar a la pubertad. El deseo es más intenso en algunas épocas
que en otras. Disminuye cuando una persona está demasiado absorbida por su trabajo u otras
actividades y aumenta cuando la persona tiene una oportunidad sexual excitante y cuando está en
companía de una persona que le atrae mucho. El deseo puede ser demasiado fuerte o demasiado
débil. Se considera un trastorno el hecho de que el deseo sexual de una persona sea tan intenso que
la sexualidad se convierta en una obsesión o preocupación constante. Este estado se considera
ninfomanía" en las mujeres y "satiriasis" en los hombres. Es mucho más habitual encontrarnos con
personas que no sienten casi nunca necesidades sexuales; no sienten deseos de salir con personas
del sexo opuesto, no se masturban, no tienen fantasías sexuales y no se excitan en situaciones
sexuales. Hablamos entonces del problema del bajo deseo sexual. Este proceso recibe la
denominación de trastorno del deseo sexual hipoactivo o inhibido. Son muchas las personas que lo
padecen, aunque no todas legan a una consulta profesional para

recibir el diagnóstico adecuado y la ayuda médico-psicológica que requiera su trastorno. Davidson y


Neale (1990) apuntan que ésta es una de las categorías diagnósticas más problemáticas, ya que no
existen datos para establecer con que frecuencia debe experimentar deseo sexual una persona (es
decir, cual es el criterio de "normalidad") Estos mismos autores señalan que en la práctica clínica las
personas que acuden a consulta por problemas de deseo sexual lo hacen porque otra persona
(Pareja Sexual) no está satisfecha con su interés por el sexo y por los problemas que ello ocasiona en
la relación. La apatía o DSI no sólo tiene que ver con la carencia subjetiva del interés por realizar el
coito; incluye también el desinterés por toda conducta sexual (como la autoestimulación erótica,
masturbación, etc), la ausencia de pensamientos, ensoñaciones y fantasías sexuales, falta de
atención al material erótico, la no percepción del atractivo de las personas (en especial de aquellos
que pueden ser compañeros/as sexuales), y la falta de sensación de frustración si no se puede dar
rienda suelta a la sexualidad. Todos estos aspectos deben ser considerados en la evaluación para
determinar la existencia del problema, no siendo un indice único ni determinante el número de veces
que una persona tiene relaciones sexuales. El DSI es mucho más frecuente en las mujeres y es una de
las causas por las que primordialmente acuden a consulta, siendo menos frecuente en los varones,
quienes, además, muy escasamente acuden a consulta por este problema. Se puede distinguir entre
deseo sexual inhibido general, o falta general de apetito sexual, y deseo sexual inhibido selectivo, en
el que la falta de deseo sexual está restringida a una(s) persona(s) pero no a otra(s), o un tipo de
actividad sexual (Por ejemplo, el coito) pero no otro (Por ejemplo, la masturbación) Causas Físicas Es
frecuente el trastorno del deseo sexual hipoactivo en personas que sufren una dependencia, como el
alcoholismo o los psicofármacos. Muchas drogas pueden intervenir en el proceso funcional de la
excitación y el orgasmo.

Otra de las causas frecuentes es un inadecuado perfil hormonal, en especial un bajo nivel de
andrógenos. La testosterona es necesaria para mantener el deseo no sólo en el hombre, sino
también en la mujer, aunque en ésta los niveles normales son mucho más bajos. También habrá que
considerar a la s personas que padecen de insuficiencia renal, diabetes, etc. Causas Psicológicas
evitar el alcoho Aunque a veces el problema puede estar motivado por alguna anomalía orgánica
(carencias hormonales, trastornos endocrinos, insuficiencia renal, etc.) lo más normal es que el
problema obedezca a causas psicológicas como un bajo nivel de autoestima, estados depresivos,
excesivo estrés o ansiedad, una historia de abusos sexuales o mala relación de pareja por mencionar
a algunas. Esta disfunción requiere un programa de tratamiento más largo y más completo que otras,
aunque el terapeuta en este caso puede ayudarle a descubrir las causas que motivan dicha
inapetencia sexual y a proporcionarte recursos necesarios para que dicho deseo se vea
incrementado. La pérdida del deseo sexual es considerada por el manual de trastornos mentales
DSM-IV dentro de los "trastornos sexuales y de la identidad sexual", como "trastornos del deseo
sexual". Se enumera así el trastorno llamado: "Deseo sexual hipoactivo", considerado como la
disminución o ausencia de fantasías o deseos de actividad sexual de forma persistente o recurrente.
El trastorno provoca un malestar acusado o dificultades de relación interpersonal, y no se explica
mejor por la presencia de otro trastorno, ni se debe a los efectos de una sustancia o a una
enfermedad médica. También podría enmarcarse la pérdida del deseo sexual en los "trastornos de la
excitación sexual". Cuando siempre ha existido un bajo deseo sexual se lo considera un problema
"primario", y es "secundario" cuando no siempre ha ocurrido. Aún así, hay permanentes variaciones,
por ejemplo, aquellas mujeres que experimentan una falta

total de interés en el sexo, pero responden a los estímulos de la pareja y consiguen excitarse, hasta
las que rechazan la relación sexual. En la mujer aparece como la disfunción más común. Síntomas Por
lo general, la persona afectada por el trastorno de deseo sexual inhibido o hipoactivo siente un
marcado desinterés por la actividad sexual. Situaciones con una alta carga erótica pueden no
afectarle en lo más mínimo. En el plano de la pareja esto puede tener consecuencias importantes.
Aunque un buen número de individuos no acusarán ante su partner esta situación, y seguirán
manteniendo relaciones sexuales que satisfagan a su pareja, ellos sentirán una gran apatía. En otros
casos, la ausencia de deseo y hasta las disfunciones que pueden aparecer en carácter reactivo
(impotencia, Dispareunia, anorgasmia) hará que la actividad sexual de la pareja se debilite y hasta
desaparezca, lo cual lleva generalmente a serios problemas de relación. En los casos en que la falta
de interés sexual se debe a la insatisfacción por la actual pareja (variante situacional), el individuo
podrá conservar deseo por otros objetos sexuales que puede ser normal o hasta exageradamente
intenso. Cuando el individuo afectado no tiene una pareja estable, el problema puede perdurar por
años, e incluso perpetuarse. En todos los casos, lleva a una situación de gran insatisfacción personal.
Signos y exámenes Con frecuencia la evaluación médica y los exámenes de laboratorio no revelan
una causa física. Sin embargo, se recomienda verificar los niveles de testosterona (la hormona
responsable de originar el deseo sexual) tanto en los hombres como en las mujeres, particularmente
en aquellos hombres que presentan deseo sexual inhibido. El examen se realiza mediante una
muestra de sangre que debe obtenerse antes de las 10:00 a.m., momento en el cual los niveles de
hormonas masculinas se encuentran en su punto más alto. Es probable que la entrevista con un
especialista en terapia sexual revele las posibles causas. En el trastorno por aversión al sexo, la
persona evita de manera activa todo contacto genital. Este problema se cataloga a veces como fobia
al sexo, ya que, al igual que en la

s fobias, en el trastorno por aversión al sexo se producen intensas reacciones corporales incrementos
de la tasa cardiaca, sudoración intensa, aumento de la tensión muscular) tan sólo con imaginar
alguna actividad sexual. Por ello su tratamiento es similar al de otras fobias y se basa
fundamentalmente en técnicas de exposición Etiología Las causas más frecuentes de aversión sexual
están en relación con actitudes negativas hacia la sexualidad debidas a una educación rígida e
inadecuada, a experiencias previas de violencia sexual (violaciones, incestos), a presiones constantes
por parte de la pareja sexual para realizar algún tipo de actividad sexual no deseada, o a experiencias
sexuales "desagradables" a causa de problemas de la identidad de género Criterios Diagnósticos El
primer criterio diagnóstico que propone el sistema DSM-IV-TR es la aversión extrema persistente
hacia los contactos sexuales genitales con una pareja sexual. Junto a este criterio, es necesario que la
alteración provoque malestar acusado o dificultades en las relaciones interpersonales. La CIE 10
difiere en varios puntos de los criterios anteriores para este trastorno: en primer lugar, incluye en él,
las presentaciones clínicas caracterizadas por actividad sexual que da lugar a "sentimientos
frecuentemente negativos e incapacidad para experimentar cualquier tipo de placer"; en segundo
lugar, excluye casos en los que esta aversión se debe a la ansiedad que produce la propia práctica de
las relaciones sexuales. También incluye, como en las demás disfunciones sexuales, el criterio
temporal, que exige una duración mínima de los criterios clínicos de seis meses. Prevalencia La
frecuencia de este trastorno es significativamente inferior a la del otro trastorno del deseo sexual, el
DSI. No existen datos fiables respecto a la prevalencia real de este trastorno. Diagnóstico Diferencial
Debe establecerse respecto a los siguientes casos: Otro trastorno del Eje I: no se efectúa diagnóstico
adicional de trastorno por aversión al sexo si la aversión se explica mejor por la presencia de otro
trastorno

del Eje I, como el trastorno depresivo mayor, el obsesivo-compulsivo o el causado por estrés
postraumático Fobia Especifica: a pesar de que el trastorno por aversión al sexo puede cumplir los
criterios de fobia específica, no debe efectuarse este diagnóstico adicional. Aversión sexual
ocasional: si no es persistente ni recidivante o no se acompaña de malestar intenso o dificultades en
las relaciones personales, no se consideran trastorno por aversión al sexo. Adicción al Sexo El
concepto de adicción sexual se ha desarrollado en los últimos 20 años para referirse a personas que
tratan compulsivamente de mantener relaciones sexuales y que presentan conductas impulsivas
caracterizadas por alteraciones conductuales cuando no satisfacen estos impulsos sexuales. Travin
considera que el concepto de adicción al sexo se deriva del modelo de adicción a sustancias tales
como la cocaína o la adicción al juego (ludopatía) Como en toda adicción, en el caso del sexo existe
una dependencia psicológica y física y aparición del síndrome de abstinencia si se frustra la conducta
deseada. El sistema DSM-IV-TR no incluye el término "adicción sexual", tampoco es un trastorno
universalmente reconocido o aceptado Diagnóstico y características clínicas Las personas con esta
adicción muestran una necesidad persistente de experimentar relaciones sexuales recurrentes y son
incapaces de controlar sus impulsos sexuales, que incluyen todo tipo de fantasías o conductas
sexuales. Las primeras referencias sobre casos de adicción al sexo datan del siglo XIX. Uno de los
autores más relevantes, Richard von Krafft-Ebing, denominó a esta enfermedad "hiperestesia sexual';
este autor consideraba que podía aparecer en personas sin psicopatología previa Otros términos
relacionados con la adicción al sexo son la "Hipersexualidad" o la "ninfomanía", se habla de
Hipersexualidad cuando una persona tiene exigencias sexuales superiores a las que su pareja es
capaz de satisfacer; en cambio, la ninfomanía se considera una patología sexual caracterizada por el
deseo excesivo o patológico por

el coito experimentado por la mujer. Existen más mitos que realidades respecto a este trastorno, ya
que apenas hay estudios científicos, pero parece evidente que las pacientes ninfómanas suelen
presentar una o más disfunciones sexuales, principalmente el trastorno orgásmico femenino
Trastornos de la excitación sexual Los trastornos de la excitación sexual se dividen en: el trastorno de
la excitación en la mujer. Este grupo abarca el trastorno de la excitación sexual en la mujer, definido
como el fallo parcial o completo en obtener o mantener la respuesta de tumefacción y lubricación
propia de la excitación sexual hasta la terminación de la actividad sexual, o bien como la carencia de
una sensación subjetiva de excitación sexual y de placer durante la actividad sexual: y el trastorno de
la erección en el hombre, definido como el fallo parcial o total en obtener o mantener la erección
hasta el final de la actividad sexual, o la falta de sensaciones subjetivas de excitación sexual y placer
durante la actividad sexual. El fallo en la obtención y mantenimiento de la erección en el hombre es
el más frecuente de todos los trastornos de la excitación sexual, y es habitualmente denominado
impotencia (para distinguirlo asi del trastorno de la erección que se produce por falta de sensaciones
subjetivas de excitación y placer). En ambos trastornos de la excitación, se establecen varios subtipos
en función de diferentes variables: r Según el inicio del trastorno: De toda la vida: el trastorno de
excitación está presente desde el inicio de la actividad sexual. v Adquirido: el trastorno de excitación
aparece después de un período de actividad sexual normal, sin ningún tipo de alteraciones. Según el
contexto en el que aparece el trastorno: General: la falta de lubricación en la mujer o en la
incapacidad para obtener una erección en el caso del hombre no se limita a ciertas clases de
estimulación, situaciones o a la pareja sexual.

Situacional: el trastorno de excitación se limita a características concretas de la estimulación, el


contexto o la pareja sexual. Según los factores etiológicos asociados al trastorno Debido a factores
psicológicos: estos factores son fundamentales en el inicio, la gravedad, la exacerbación o la
persistencia del trastorno. Las enfermedades médicas y/o el consumo de sustancias no desempeñan
ningún papel en la aparición o el mantenimiento de la disfunción. Debido a factores combinados: los
factores psicológicos están directamente implicados en la aparición o el mantenimiento de los
problemas en la excitación, pero la enfermedad médica y/o el consumo de sustancias contribuyen a
la aparición del trastorno, pero no son causa suficiente Alteraciones de la Erección en el Hombre La
disfunción eréctil (DE) es un problema de salud de alta prevalencia entre los hombres y tiene una
importante repercusión en la calidad de vida del varón afectado, así como en la de su pareja. Se la
define como la incapacidad persistente o recurrente para conseguir o mantener la suficiente rigidez
del pene que permita una relación sexual satisfactoria La disfunción eréctil (impotencia) presenta
una amplia variedad de manifestaciones que van desde hombres que alcanzan la erección cuando
están con la pareja pero que la pierden durante el coito, a hombres que solo obtienen erecciones
parciales, hombres que únicamente experimentan erecciones cuando están solos, hombres que
nunca y en ninguna circunstancia tienen erecciones, etc. Así se pueden diferenciar entre Disfunción
Eréctil Primaria y secundaria, situacional versus general, y parcial (se produce cierta erección, pero
no la suficiente para llevar a cabo el coito) versus total (la falta de erección es total). La disfunción
eréctil secundaria es más frecuente que la primaria ( 90 % de los casos ) siendo poco frecuente la
disfunción completa . Entre las disfunciones situacionales cabe destacar por su frecuencia la que se
produce en la primera relación con una persona nueva.
Criterios diagnósticos La DE se caracteriza por la imposibilidad persistente o recurrente para obtener
o mantener una erección apropiada hasta la conclusión de la actividad sexual. Esta alteración
provoca un malestar significativo en el hombre o presenta dificultades ern sus relaciones
interpersonales, que son los criterios que se proponen en el Manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales en su cuarta edición revisada (DSM-IV-TR). Estos mismos criterios diagnósticos
siguen la Clasificación estadística internacional de las enfermedades y los trastornos relacionados con
la salud (CIE-10), pero incluye un criterio temporal por el que establece una duración mínima de los
síntomas de seis meses. La CIE-10 recoge esta disfunción sexual masculina dentro de la categoría
denominada "Fracaso en la respuesta genital". Prevalencia La Disfunción Eréctil (impotencia) es el
problema más común entre los hombres que buscan ayudan . Afecta aproximadamente a un 7-10 %
de los varones ( Labrador 1987 ) . aumentando su incidencia con la edad. A modo de ejemplo basta
citar los datos clásicos de Kinsey y colaboradores ( 1948 ) en los que ésta aumentaba desde 0,1 % a
los 20 años , al 1,9 % a los 40 , el 6,7 % a los 50 , el 18,4 % a los 60 y más del 50 % por encima de los
70 años. Por otro lado, la mayoría de los hombres, si no todos, han tenido en alguna ocasión un
problema de erección. Es más, Kaplan (1974) estima que al menos la mitad de los hombres ha sufrido
alguna vez episodios transitorios de impotencia, no sólo problemas ocasionales. Pero para que se
considere que existe impotencia o disfunción de la erección este problema ha de presentarse en al
menos el 25 % de las relaciones o intentos de relación sexual (Master y Johnson y Kolodny, 1987).
Por consiguiente, la presencia esporádica de problemas de la erección parece más la norma que la
excepción. En España el estudio multicéntrico EDEM (Estudio de la Disfunción eréctil Masculina)
realizado en el 2001 obtuvo algún grado de DE en el 12,1 % de individuos de una muestra de 2476
varones españoles entre 25 y 70 años. Según el censo de población masculina, la prevalencia
estimada de DE en España se situa en torno a dos millones de varones. La edad es una variable que
influye en la prevalencia, ya que en función

del grupo de edad seleccionado la prevalencia de DE crece de forma muy significativa: 17,7 % entre
40 y 50 años y 67,7 % entre 60 y 70 años . Etiología Entre las causas orgánicas más frecuentes se
estima a las deficiencias hormonales (fundamentalmente una disminución en la testosterona),
factores de tipo vascular que dificultan la afluencia de la sangre a los cuerpos cavernosos del pene o
su retención en éstos, lesiones neurológicas (especialmente de la médula espinal), lesiones en el
propio pene o testículos, problemas en la uretra o próstata, etc. Así mismo, la impotencia puede ser
secundaria a diversas enfermedades, como hipertensión, diabetes, arterioesclerosis, hipogonadismo,
esclerosis múltiple, etc. Por último, muchos fármacos de uso relativamente frecuente pueden
producir disfunción de la erección. Entre ellos pueden mencionarse los antidepresivos (tricíclicos,
IMAOs y litio), antihipertensivos (betabloqueantes, diuréticos), hormonas (corticoides y estrógenos),
barbitúricos y tranquilizantes mayores. De entre todas las sustancias cabe destacar, por su frecuencia
de uso, el efecto negativo que tiene sobre la erección el consumo de alcohol, el cual, como diría
Shakespeare, tiene un doble efecto sobre los "apetitos amorosos", por un lado "provoca el deseo",
sin embargo, "impide la ejecución" (Macbeth, acto II, escena 3) Entre las causas psicológicas de la
Disfunción Eréctil ocupa un lugar importante 1a ansiedad y la preocupación obsesiva por lograr una
erección adecuada, por lo tanto, el hombre no se centra en disfrutar de la situación, sino que está
pendiente de si se consigue una erección y "cumple", lo cual genera una notable ansiedad,
propiciando el desarrollo de trastornos de la erección En muchos casos, el episodio inicial es una
disfunción situacional (ejemplo, por ser la primera relación con esa persona, por estar cansado, por
consumir alcohol). Ese primer fracaso puede hacer que en sucesivas relaciones aparezca una
preocupación excesiva por lograr un rendimiento adecuado y miedo a que se repitan los problemas
acaecidos en la relación anterior, lo que provoca en el hombre que adopte el papel de espectador,
dedicándose a autoobservarse en lugar de implicarse en disfrutar de la situación. En

consecuencia, la situación de relación sexual se hace cada vez más ansiógena, dificultando así la
consecución de una erección apropiada: la respuesta de erección depende de la activación del
sistema nervioso parasimpático (SNP), mientras que la ansiedad supone la activación de la otra rama
del sistema nervioso autónomo (la simpática), por lo tanto la aparición de la ansiedad (activación
simpática) inhibe la acción del parasimpático lo que dificulta entonces el llenado y retención de
sangre en los cuerpos cavernosos del pene y en consecuencia la erección. De este modo se produce
una espiral del deterioro progresivo: falta de erección-preocupación-ansiedad- mayor bloqueo de la
respuesta de erección-incremento de la ansiedad, etc. Por lo tanto, si la persona intenta llevar a cabo
una serie de conductas para forzar la respuesta de erección (afrontamiento activo), se producirá un
incremento en la secreción de adrenalina y noradrenalina, las cuales producen efectos similares a los
del sistema nervioso simpático, pero más duraderos, con lo que se dificultará aún más la obtención
de la erección (Labrador, 1992), incrementando a su vez los sentimientos de frustración. Por
consiguiente, se produce una asociación entre relación sexual y ansiedad, fracaso y frustración, de
modo que cualquier estímulo o situación que anticipe una relación sexual, o que exija una erección,
se convertirá en aversiva, por lo que el sujeto tratará de evitarla, pudiéndose llegar al abandono de la
actividad sexual (al menos de aquella que requiere de una erección) Por último, hay que destacar
que ciertas fobias sexuales especificas (miedo o ansiedad ante los genitales femeninos, ante el
cuerpo de la mujer desnudo, al embarazo, a las infecciones de transmisión sexual, etc) facilitarían
también la aparición del trastorno de la erección. Diagnóstico diferencial Para confirmar el
diagnóstico de DE es necesario establecer el diagnóstico diferencial respecto a algunos trastornos: .
Trastorno de la erección debido a una enfermedad: se produce exclusivamente por efectos
fisiológicos de una enfermedad médica, como diabetes Mellitus, esclerosis múltiple, neuropatías, etc.

Trastorno de la erección inducido por el consumo de sustancias: el problema de la erección se


produce por los efectos directos de alguna sustancia neurolépticos, sustancias psicoactivas, etc. . .
Otros trastornos del Eje I: no se debe realizar el diagnóstico adicional de trastorno de la erección si la
disfunción eréctil se explica mejor por la presencia de otros trastornos, como, por ejemplo, el TOC.
Trastornos de la erección ocasionales: la mayor parte de los hombres han tenido en alguna ocasión
un problema de erección, por lo que no debe diagnosticarse DE si no existe un malestar acusado o
una alteración en sus relaciones interpersonales Criterios para el diagnóstico diferencial entre los
tipos de disfunción eréctil Orgánica >50 años Gradual > 1 año Permanente Constante Pobre
Secundarios Secundarios características Edad Comienzo Tiempo de evolución Aparición Curso
Erección extracoital Problemas psicosexuales Problemas de pareja Psicógena < 40 años Agudo < 1
año Situacional Variable Rigida Larga Historia Al inicio Trastornos de la excitación en la mujer
Criterios diagnósticos La característica esencial del trastorno de la excitación en la mujer es la
incapacidad para obtener o mantener la respuesta de lubricación propia de la respuesta sexual en su
fase de excitación hasta concluir la actividad sexual. Esta característica supone un criterio necesario
para su diagnóstico según el sistema DSM-IV-TR, pero este propone otros dos criterios: que esta
alteración provoque un malestar acusado en la vida de la mujer, incluso con dificultades en las
relaciones interpersonales (Criterio B): y que la disfunción en la excitación sexual no se puede
explicar mejor por la presencia de otro
trastorno en el Eje I (excepto otra disfunción sexual) y no se deba a una consecuencia directa del
consumo de sustancias o a alguna enfermedad médica (criterio C). Estos criterios para el diagnóstico
de esta disfunción sexual son prácticamente iguales a los propuestos por la CIE-10. En este sistema
clasificatorio el trastorno de excitación se denomina "Fracaso de la respuesta genital" y establece un
criterio temporal con una duración mínima de los síntomas de seis meses Prevalencia La prevalencia
del trastorno de excitación sexual en la mujer tiende a subestimarse debido principalmente a que la
mayoría de las mujeres que presentan éste trastorno presentan también una disfunción orgásmica .
Se estima que un 33 % de las mujeres tienen dificultades para mantener niveles adecuados de
excitación sexual en ausencia de conflictos afectivos en la relación de pareja. La variabilidad en los
factores que provocan este trastorno (ansiedad, culpa, miedo, alteraciones hormonales, etc.) hace
que sea difícil presentar cifras de prevalencia más concretas y estadísticamente más fiables, como
ocurre con otras disfunciones sexuales en la mujer Diagnóstico diferencial Debe establecerse el
diagnóstico diferencial respecto a los siguientes casos: Trastorno sexual debido a enfermedades
médicas: la falta de excitación está exclusivamente provocada por efectos fisiológicos de una
enfermedad, como la vaginitis atrófica o la diabetes Mellitus. Trastorno sexual inducido por
sustancias: la falta de lubricación es el efecto directo del consumo de sustancias, por ejemplo,
antidepresivos o antihistamínicos. Otro trastorno del Eje I del DSM-IV-TR: no debe realizarse el
diagnóstico del trastorno de la excitación sexual en la mujer si la alteración se explica por la
presencia de otro trastorno (trastorno depresivo mayor, por ejemplo) Trastornos ocasionales de la
excitación sexual: si el problema de excitación no es persistente y no existe un malestar clínicamente
significativo, no se considera el trastorno de la excitación.

Etiología Existe un gran número de factores que pueden estar implicados en la aparición o el
mantenimiento del trastorno de la excitación en la mujer y solo el 10 % se deben a causas orgánicas
o al consumo de sustancias. Entre los factores psicológicos se hallan el excesivo control durante las
relaciones sexuales, lo que impide una atención adecuada a la estimulación y a las sensaciones
placenteras, una educación sexual restrictiva, la falta de información sexual, experiencias sexuales
iniciales traumáticas o escasamente satisfactorias y un nulc conocimiento del propio cuerpo. En
cuanto a los factores fisiológicos, se ha demostrado que la alteración en los niveles de testosterona,
estrógenos, prolactina y tiroxina está relacionada con esta disfunción sexual. Además, los fármacos
con propiedades antihistamínicas o anticolinérgicas producen una reducción de la lubricación
vaginal. Trastornos del Orgasmo Según el DSM-IV-TR se encuentran tres tipos de trastornos: el
trastorno orgásmico femenino, el trastorno orgásmico masculino y la eyaculación precoz. Los dos
primeros trastornos se definen como el retraso o la ausencia persistente o recurrente del orgasmo
después de una fase de excitación normal en la actividad sexual, considerada como adecuada en su
foco, intensidad y duración. Por otro lado, la característica fundamental de la eyaculación precoz
consiste en la aparición de un orgasmo y eyaculación persistente o recurrente en respuesta a una
estimulación sexual mínima antes, durante o poco tiempo antes de que la persona lo desee En
ambos trastornos del orgasmo, masculino y femenino se pueden establecer distintos subtipos en
función de la variable a tomar en cuenta: Según el inicio del trastorno:

De toda la vida: indica que el trastorno del orgasmo ha existido desde el comienzo de la actividad
sexual. . Adquirido: el comienzo del trastorno sexual ha ocurrido después de un periodo de actividad
sexual normal. Según el contexto en el que aparece el trastorno: . General: se señala que la
disfunción orgásmica no aparece exclusivamente con ciertas clases de estímulos, situaciones o
parejas . Situacional: la disfunción orgásmica se limita a ciertos tipos de estimulación, situaciones o
parejas Según los factores etiológicos asociados al trastorno: . Debido a factores psicológicos:
indicado para los casos en los que es fundamental el papel de estos factores en el inicio, la gravedad,
la exacerbación o la persistencia del trastorno orgásmico. Las enfermedades médicas y/o el consumo
de sustancias no desempeñan ningún papel en su etiología. . Debido a factores combinados: este
subtipo está indicado cuando los factores psicológicos están implicados en el inicio o en el
mantenimiento de los síntomas y además la enfermedad médica o le consumo de sustancias
contribuyen a la aparición del trastorno del orgasmo, aunque sin ser causa suficiente. Trastorno
Orgásmico Femenino Orgasmo femenino inhibido o anorgasmia Se la define como una ausencia o un
retraso del orgasmo, tras una fase de excitaciórn normal, durante una actividad sexual que se
considera adecuada en cuanto a tipo de estimulación, intensidad y duración. En aquellos casos en los
que la mujer es incapaz de alcanzar el orgasmo durante el coito si falta la estimulación manual del
clítoris, no se hace el diagnóstico de disfunción orgásmica a menos que la respuesta se deba a algún
tipo de inhibición psicológica

Criterios diagnósticos Puesto que la mujer muestra una amplia variabilidad en el tipo o en la
intensidad de la estimulación necesaria para alcanzar el orgasmo, deben tenerse en cuenta factores
como la edad, la experiencia sexual y la estimulación sexual recibida. Además, el trastorno ha de
provocar malestar acusado en la mujer o dificultades en sus relaciones interpersonales. Dichos
criterios son los establecidos por el sistema DSM-IV-TR y compartido prácticamente en su totalidad
por la CIE-10 a excepción del criterio de temporalidad establecido por esta última, que indica una
duración mínima del trastorno de seis meses. Además, la CIE-10 establece un único cuadro
diagnóstico para la disfunción orgásmica, aplicable tanto a varones como a mujeres. Diagnóstico
diferencial El diagnóstico de trastorno orgásmico femenino debe realizarse posteriormente al
diagnóstico diferencial de los siguientes casos: . Trastorno sexual debido a una enfermedad médica:
cuando la disfunción se debe exclusivamente a los efectos fisiológicos de una enfermedad médica,
como por ejemplo una lesión medular . Trastorno sexual inducido por sustancias: cuando la
anorgasmia se debe exclusivamente a los efectos fisiológicos directos de una sustancia
(antidepresivos y neurolépticos) Otro trastorno del Eje I: no debe establecerse el diagnóstico de
trastorno orgásmico femenino si la dificultad para llegar al orgasmo se explica mejor por la presencia
de otro trastorno del Eje I, como el trastorno depresivo mayor. Problemas orgásmicos ocasionales:
cuando no son persistentes o recidivantes o si no se acompañan de malestar significativo o
dificultades interpersonales, no se consideran trastorno orgásmico femenino y tampoco si los
problemas se deben a una estimulación sexual no apropiada. Etiología Master , Johnson y Kolodny
indican que son los factores psicológicos en el 95 % de los casos los causantes de la anorgasmia
femenina y estiman que únicamente el 5 % se explican a través de causas orgánicas. Entre los
factores orgánicos potencialmente

causantes de anorgasmia femenina encontramos enfermedades crónicas como la diabetes,


trastornos neurológicos, carencias hormonales, lesiones o infecciones pélvicas, desgarros, así como
el consumo de ciertas sustancias, como el alcohol, estupefacientes, antihipertensivos o
tranquilizantes. Dentro de los factores psicológicos, son importantes aspectos como una educación
sexual inadecuada y rígida, la falta de información, ciertas expectativas culturales y restricciones
sociales que enfatizan una relación en la que la mujer debe satisfacer al hombre e incluso se niega
que la mujer pueda tener interés o deseos sexuales. Hay que tener en cuenta además que es
frecuente la asociación de sexo con inmoralidad y de placer sexual con un sentimiento de
culpabilidad. También tienen un papel causal fundamental las primeras experiencias sexuales
traumáticas o las creencias irracionales sobre las relaciones sexuales. Otros factores importantes que
no conviene olvidar son el temor por parte de la mujer a la pérdida de control de alguna de sus
funciones corporales, a desmayarse o a la inadecuación de la estimulación sexual recibida En el caso
de que el trastorno siga a un periodo de funcionamiento sexual normal, debe considerarse la
naturaleza de la relación actual. La causa suele ser un conflicto marital y la falta de armonía. La
depresión puede ser una de las causas y las situaciones estresantes de la vida pueden contribuir al
inicio y mantenimiento de la disfunción orgásmica adquirida Trastorno orgásmico masculino Criterios
diagnósticos El primer criterio diagnóstico propuesto por el DSM-IV-TR es la ausencia o el retraso
persistente o recurrente del orgasmo en el varón después de una fase de excitación normal. En el
momento de la evaluación clínica de esta disfunción se debe tener en cuenta la edad del varón y si la
estimulación recibida es apropiada. Como en las demás disfunciones sexuales, existen otros dos
criterios que hacen referencia a la necesidad de provocar un malestar significativo en la vida diaria y
dificultades en las relaciones interpersonales y a que la disfunción no se explique mejor por otro
trastorno del Eje I.

Se diagnóstica un trastorno adquirido si aparece después de un tiempo de funcionamiento normal;


en el caso de que el trastorno orgásmico haya aparecido durante toda la vida, el varón que lo padece
no habrá eyaculado nunca durante el coito. El trastorno orgásmico masculino durante toda la vida
indica la existencia de psicopatología grave Etiologia Lo más probable es que un hombre que
presente este trastorno proceda de un entorno rígido, con una moral muy estricta, que le hace
percibir el sexo como una actividad pecaminosa y los genitales como algo sucio Estas personas suelen
tener problemas en las relaciones íntimas, en el plano afectivo o emocional. Una educación estricta o
primeras experiencias sexuales escasamente satisfactorias pueden también convertirse en factores
desencadenantes de este trastorno En algunos casos, la evolución se ve agravada por un trastorno de
déficit de atención que aumenta, de forma relevante, la facilidad para distraerse, lo que impide una
excitación suficiente para provocar el orgasmo Trastornos de la eyaculación La eyaculación
constituye el mecanismo fisiológico indispensable para la reproducción por vía natural de la raza
humana que está incluido en la sexualidad masculina Su objetivo, por lo tanto, es la función
reproductora, que requiere una correcta respuesta sexual en la cual están implicados otros procesos
del mecanismo propio de la actividad sexual Sin embargo, los cambios sociales producidos en las
últimas décadas con la introducción de los métodos contraceptivos tanto masculinos como
femeninos han disociado la eyaculación de la reproducción.

Por lo tanto, la eyaculación tiene una doble función: la reproductora y la sexual. Clasificación de las
alteraciones eyaculatorias Los trastornos de la eyaculación se clasifican según su forma de
presentación, evolución y cronología Aneyaculación La aneyaculación se caracteriza por la ausencia
de eyaculado y presencia de orgasmo, que se produce por las contracciones ritmicas del suelo
pélvico y de los músculos perineales. En muy raros casos también se puede asociar la ausencia de
orgasmo, en cuyo caso tiene una base psicopatológica asociada al no deseo de paternidad La
aneyaculación suele producirse por una patología neurológica de base: Denervación simpática:
Simpatectomía Linfadenectomía retroperitoneal Cirugía abdominopélvica Mieolopatías:
Traumatológicas Esclerosis en placa Esclerosis lateral amiotrófica Siringomielia Espina bífida .
Neuropatía periférica: Diabetes Mellitus > Fracturas pélvicas Intervenciones quirúrgicas
Farmacológicas: antidepresivos Etiología psicógena
El diagnóstico se basará en la anamnesis y en la ausencia de espermatozoides y de sustancias
prostáticas y de vesículas seminales, como el citrato y la fructosa en la orina postorgasmo.
Eyaculación retrógrada Se produce por una alteración en el cuello vesical; el líquido eyaculado pasa
en su totalidad o de forma parcial por la uretra posterior hacia la vejiga. En este caso se conserva la
sensación orgásmica. Esta patología presenta una especial trascendencia cuando se da en varones
jóvenes que contemplan el deseo de paternidad. Eyaculación Asténica La eyaculación asténica o
babeante se caracteriza por la pérdida de fuerza en el momento de la emisión del eyaculado. Se
produce sobre todo en pacientes afectos de patología medular por debajo de L1 Eyaculación
Dolorosa El dolor durante la eyaculación se produce por múltiples causas y depende del momento
exacto en el que aparece: Dolor preeyaculatorio: se debe a un espasmo prostático. Dolor
eyaculatorio: se suele producir ante la presencia de infecciones de la vía seminal y concretamente en
casos de prostatitis agudas. Dolor posteyaculatorio: preferentemente aparece de forma secundaria a
espasmos del esfinter anal y del periné. En los pacientes parapléjicos se puede asociar la eyaculación
asténica con una sensación dolorosa de la cara interna de los muslos. Eyaculación Refleja

La eyaculación refleja se produce en pacientes parapléjicos cuya lesión se sitúa por encima de Ll
Eyaculación Precoz La eyaculación precoz es la imposibilidad de controlar la eyaculación y se puede
producir antes, durante o inmediatamente después de la penetración provocando una sensación de
insatisfacción en ambos miembros de la pareja. Aunque siempre se ha preconizado su etiología
psicógena, existen factores orgánicos que la pueden producir: - Espina bífida Frenillo corto Procesos
infecciosos de la vía seminal Consumo de drogas: O Cocaina o Tabaco o Ciertos alucinógenos
Eyaculación Retardada También denominada por Master y Johnson "incompetencia eyaculatoria" La
disfunción orgásmica masculina u orgasmo masculino inhibido, también denominado "eyaculación
retardada", se define como la ausencia o el retraso del orgasmo en el hombre, tras una fase de
excitación normal, en el transcurso de una actividad sexual adecuada en cuanto a tipo de
estimulación, intensidad y duración. Los varones que presentan esta disfunción muestran muchas
dificultades para conseguir la evaculación durante el coito Normalmente este término hace
referencia al orgasmo intravaginal, pero también es posible en otras situaciones, como la
masturbación. En muchas ocasiones, cuando el varón oculta a su mujer la imposibilidad de llegar al
orgasmo intravaginal, la pareja puede presentar infertilidad de causa desconocida y este trastorno
puede desencadenar otras disfunciones sexuales o conflictos en la pareja.

Algunos investigadores aconsejan diferenciar entre orgasmo y eyaculación, especialmente en el caso


de los varones que se quejan de ausencia o disminución de la sensación subjetiva de placer durante
la experiencia orgásmica Trastornos por Dolor De acuerdo con la nueva clasificación internacional de
los trastornos sexuales femeninos, se incluyen la Dispareunia y el vaginismo bajo la categoría de
"Trastornos sexuales por dolor", siendo el dolor coital el principal síntoma de estos dos trastornos; la
presencia del dolor comporta un deterioro en la función sexual que puede desembocar en conflictos
de pareja En el año 2000 la Conferencia Internacional de Consenso sobre Disfunciones Sexuales
Femeninas modificó las clasificaciones previas de la CIE-10 y del DSM-IV-TR, creándose así una
categoría general que con el nombre de "Trastornos sexuales por dolor", engloba la Dispareunia y el
vaginismo. Además, se considera un tercer grupo de "trastornos por dolor no relacionados con el
coito" que hace referencia al dolor genital recurrente o persistente no inducido por la estimulación
sexual coital. Se define la Dispareunia como el dolor genital persistente o recurrente asociado con la
relación sexual. Suele considerarse como un trastorno típico de la mujer, sin embargo, también
puede producirse en el hombre de manera más escasa o rara. En la mayor parte de los casos la
Dispareunia masculina hace referencia a dolor en la eyaculación, ya sea en el pene, o menos
frecuentemente, en los testículos o en los órganos internos. Con frecuencia es debido a infecciones
en la uretra o en la vejiga urinaria. Kaplan (1979) ha señalado que en algunos casos la eyaculación
dolorosa puede deberse a espasmos en los músculos perineales causados por la presencia de
ansiedad ante la eyaculación. La Dispareunia femenina es más frecuente, el dolor puede implicar
sensaciones de ardor, quemadura, contracción o dolor cortante, que se localiza en la parte externa o
interna de la vagina, en la región pélvica o en el abdomen. No obstante, no debe darse

un diagnóstico de Dispareunia cuando el dolor se debe a la falta de lubricación vaginal o si es


consecuencia de vaginismo. Entre las posibles causas orgánicas, y de modo paralelo a lo que sucedía
en el caso de los hombres, cabe destacar la presencia de deformaciones o trastornos de la vagina, el
útero, las trompas de Falopio o los ovarios, de infecciones en la vagina o el clítoris, de enfermedades
en la uretra o el ano, de cicatrices, de enfermedades generales (diabetes, estados carenciales de
estrógenos, etc.). Así mismo, cualquier estado físico que origine escasa lubricación vaginal (como
consumo de antihistamínicos o de marihuana) puede llevar, indirectamente, a la aparición de
molestias durante el coito. Por último, el empleo de determinadas cremas anticonceptivas,
espermicidas, productos de higiene íntima, diafragmas o preservativos que provoquen irritación
vaginal pueden motivar también la aparición de dolor coital. El vaginismo puede darse aun cuando la
mujer responda de manera adecuada a la excitación sexual (experimenta lubricación vaginal) y
disfrute del juego sexual (incluso puede alcanzar el orgasmo). El problema se centra en la aparición, a
la hora de realizar el coito, de un espasmo reflejo que supone la contracción de los músculos de
entrada a la vagina con el consiguiente cierre de la abertura vaginal. Este espasmo no suele causar
dolor, incluso es frecuente que la mujer no perciba cuando se produce. En la mayoría de los casos el
vaginismo tiene que ver con causas psicológicas. Básicamente, el problema consiste en la aparición
de un reflejo aprendido (condicionado) en una situación anterior en la que se ha asociado una
experiencia de dolor a una situación de relación sexual (habitualmente el coito). Otros factores que
condicionan o facilitan la aparición de este reflejo aprendido son el haber recibido una educación
culpabilizadora acerca de las relaciones sexuales, alguna experiencia anterior de abuso sexual
(violación, incesto), miedo al embarazo, un deseo contradictorio de tener una relación sexual,
sentimiento de hostilidad o desagrado con respecto a la pareja, miedo al dolor que pueda producir la
penetración (presente especialmente en la primera relación), o incluso haber padecido algún tipo de
dolor vaginal debido a infecciones o lesiones, tener un himen rígido o un útero desplazado,

etc. Una vez que el reflejo se ha condicionado puede persistir incluso aunque haya cesado la causa
original que favoreció la aparición del dolor

Capítulo V Trastornos de la conducta sexual El capítulo de la sexopatología es uno de los más


importantes de toda la patología psíquica humana puesto que la sexualidad constituye uno de los
ejes de lo que denominamos madurez, tanto en lo concerniente al desarrollo autónomo, como al
social del ser humano. Por otro lado, son patologías complejas -como lo son las actitudes, la
respuesta y el deseo sexual- en las que se entremezclan aspectos fisiológicos, psicológicos, de
aprendizaje, legales, morales y religiosos, reglas culturales y sociales. A lo que se suma la dificultad
añadida de ser algo que puede suponer -y de hecho supone la mayoría de las veces- un Estigma
Social. Sin embargo desde la más remota antigüedad el ser humano ha prestado un enorme interés
por el comportamiento sexual anómalo, así como por sus posibles remedios Gy en los textos egipcios
y vedas, pasando por los bíblicos y neobabilónicos y llegando al mundo clásico grecorromano con sus
diversos "ars amandi", tenemos múltiples referencias); pero en nuestra cultura y en los últimos
tiempos se han producido unos drásticos cambios que han alcanzado también la esfera de lo sexual:
Así la sexualidad de ser algo tabú, propio de la intimidad personal, ha pasado a ser algo público y
objeto de debate puesto que es valorada como algo esencial en la salud y el bienestar de la persona.
Así una sexualidad "plena y satisfactoria" es algo deseable por todos, de modo que se ha convertido
en un valor de amplio reconocimiento social; en este cambio actitudinal ha intervenido una amplia
serie de factores tales como la separación de la sexualidad y la reproducción; el reconocimiento de la
sexualidad femenina y la preocupación explícita por la satisfacción sexual de la mujer; la liberación de
ciertos fanatismos religiosos y el predominio de una ideología laica con la progresiva liberalización de
múltiples conductas sexuales a lo que ha de sumarse la avalancha de información, técnica y
divulgativa, sin olvidar la importancia que posee actualmente la sexualidad como objeto de consumo.

Pero, pese a todo ello, no es infrecuente el que las personas encuentren dificultades para conseguir
una "satisfacción sexual", de modo que -paradojicamente- la "necesidad" de una vida sexual
"optima" (nunca bien definida), la abundancia de "modelos sexuales" completamente inadecuados y
la escasa formación sexual han conducido a que aumenten los problemas sexuales, reales o
subjetivos, solicitándose cada vez más ayuda profesional en un campo en profundo cambio y en
constante revisión. 1. Hasta hace bien poco el criterio de salud sexual dominante en nuestra cultura
era el moral (lo saludable era "lo moralmente correcto" y lo inmoral era, además, desviado y
patológico); como, además, en nuestra cultura, la moral sexual era -como judeocristiana- sexofóbica
todo lo que no fuera "religiosamente correcto" era desviado, degenerado y patológico En este
sentido debemos recordar que la sexualidad era ? entendida, en este marco cultural-ideológico como
genitalidad, orientada a la fecundidad, legítima sólo dentro del matrimonio y siempre que estuviera
orientada a procrear... y, por supuesto, debía ser heterosexual; ni que decir tiene que el deseo
sexual, las demandas y el placer sexual eran cosas de hombres, las mujeres "normales y decentes"
"aceptaban" estas demandas dentro del matrimonio, a veces como imposición o "débito
matrimonial": la falta de excitación u orgasmo femenino no era ningún problema -tampoco lo era la
eyaculación precoz- y la masturbación y la homosexualidad eran consideradas como desviaciones
graves que implicaban patologías importantes; la sexualidad infantil y de los ancianos eran negadas o
ridiculizadas y, por supuesto, la anticoncepción "no natural" estaba prohibida La ciencia tan solo se
limitaba a sancionar lo que dictaba la moral: lo malo moralmente también era patológico. 2. Junto al
criterio moral se han manejado y catalogado otros criterios establecidos por los poderes dominantes:
Así tenemos el criterio penal o legal (normal y saludable sería lo no penalizado en la legislación y lo
prohibido o penalizado lo es por ser patológico y anormal); el criterio de la MASS MEDIA establece,
en una sociedad mediática, que lo saludable es lo propugnado por los medios de comunicación que
establecen "modelos

sociales" fundamentados en las "costumbres" y en las, a veces, pseudociencias de la estadística (lo


normal sería lo frecuente o lo que hace la mayoría 3. En el otro extremo se han establecido también
criterios puramente subjetivos basados en el "elemental" principio de que todo lo que me gusta o me
conviene es bueno y saludable; o, a lo sumo, criterios de pareja, siendo saludable lo que "dos"
actores viven como tal. 4. Frente a todo ello debemos establecer criterios clínico-científicos, incluso a
nivel semántico puesto que hablamos de trastornos y no de perversiones, desviaciones o
aberraciones, términos todos de gran contenido moral/legal, además estos criterios deben aceptar
un gran relativismo; en efecto al ser la sexualidad humana una conducta social, varía con la sociedad
misma, el tiempo, las costumbres, la moral y las leyes, lo cual significa que los conceptos válidos hoy
tal vez no lo sean mañana Tras lo dicho podemos aventurar, siguiendo a J. Poch, que "una conducta
sexual es patológica cuando el sujeto ha perdido su capacidad de elección (su libertad), y se ve
obligado a adoptar una actitud repetitiva y estereotipada como único vehículo para llegar a la
satisfacción orgásmica" suele haber sufrimiento para los que comparten su experiencia sexual o para
él -la mayoría de las veces por las restricciones sociales, legales o culturales- Parafilias o Desviaciones
Sexuales Proviene del griego "para" ( junto a) y "filein" ( amar). Con este término se alude hoy a las
conocidas antiguamente como "desviaciones sexuales", "perversiones"y "aberraciones" que,
tradicionalmente, podían circunscribirse a la elección del objeto sexual o la práctica sexual como tal.
Son patologías de difícil acceso y análisis, puesto que se entremezclan los aspectos psicosexuales con
los de la protección de la intimidad, los legales, los morales y la propia capacidad del individuo para
elegir. A diferencia de las disfunciones, se habla de Parafilias cuando existe una buena respuesta
sexual (normalmente) pero ésta se genera ante objetos o situaciones

infrecuentes respecto al patrón sexual convencional (objetos no humanos, niños, sufrimiento o


humillación del compañero, etc); se caracterizan, pues, por impulsos sexuales intensos y recurrentes,
fantasías o comportamientos que implican objetos actividades o situaciones poco habituales; cuando
son delitos -además- suelen implicar una agresión y provocan sufrimiento en la víctima. Como
explicación general de las Parafilias se maneja la etiología que considera estas patologías como una
forma más de adicción, dado que tienen mucho en común con las adicciones tradicionales - Están
controladas por reforzadores positivos en su inicio. -Continúan controladas por reforzadores
negativos al final Implican una cierta pérdida de control para el sujeto. - Acarrean una importante
degradación social. Producen un cierto grado de tolerancia, de modo, que muchos parafilicos han de
aumentar la intensidad o la frecuencia de su conducta anormal para que siga provocando el efecto
deseado. -En más del 60 % de los casos se da otra dependencia ( a sustancias , ludopatía , trastornos
alimentarios, etcétera) En este marco, se establecen 3 niveles de adicción sexual: 1° Con
comportamientos sexuales aceptados socialmente, pero que se realizan de una manera "anormal"
(p. ej masturbación compulsiva varias veces al día durante años, reducir toda relación heterosocial a
contactos sexuales obsesivos -sexodependencia- etc). 2: Ya implica comportamientos sexuales que
atentan contra la libertad de los demás y que, además, son punibles legalmente (p.ej.
exhibicionismo, voyerismo, llamadas obscenas, etc). 3°: En este nivel se traspasan las barreras más
personales de un individuo (violación, Paidofilia, incesto, abuso sexual, etc).

Descripción Clínica de las Parafilias más habituales Exhibicionismo: Consiste en obtener placer con la
exposición de los genitales a alguien fuera del contexto de una relación sexual, en lugares públicos
sin que después el sujeto actuante pretenda realizar una actividad sexual o bien en tener fantasías de
este tipo. El exhibicionismo, desviación que ocurre de forma casi exclusiva en hombres, es
posiblemente la más común de las desviaciones sexuales Se distingue porque, en vez de preparar al
fin sexual normal, lo reprime. En algunos casos, la persona es consciente del deseo de asustar o
sorprender al observador. Se obtiene excitación al mostrar los genitales en lugares públicos a
personas que, por lo general, son desconocidas. Es importante para el exhibicionista conservar la
sorpresa y la forzosidad de la observación de sus genitales. La excitación ocurre al anticiparse
mentalmente la situación y el orgasmo se produce por la masturbación. Con frecuencia se asocia el
inicio de estas conductas con alguna experiencia de excitación sexual que sigue a un episodio de
exposición accidental. Por ejemplo, mientras el sujeto se está vistiendo puede darse cuenta de que
está siendo observado por alguna mujer del vecindario o por algún familiar que entra
inesperadamente en la habitación, produciéndose turbación en ella, lo que puede provocar una
erección. Paidofilia (Pedofilia, pero no pederastia -con la que se suele confundir- que alude al
rufianismo o negociador del sexo): Es el deseo de mantener el contacto sexual y fantasías sexuales
con menores, generalmente heterosexuales (más frecuentemente), homosexual o ambas y sin
violencia física. También se conoce como infantosexualidad. El DSM-IV indica que para la calificación
de pedofilia como trastorno sexual es necesario que la conducta se prolongue durante un período de
al menos seis meses y que incluya fantasías, impulsos o comportamientos sexuales con niños
prepúberes o un poco mayores, por lo general de 13 años o menos.

Las conductas de la pedofilia van del simple exhibicionismo hasta la penetración. El adulto suele
ganarse la confianza y el cariño del niño y, por lo general, es alguien conocido o familiar. Se
distinguen dos variantes en la pedofilia: la sentimental homoerótica y la agresiva heterosexual. Los
sentimentales homoeróticos tienen poco o ningún interés por las mujeres; toda su capacidad sexual
se concentra en los niños y se concreta bajo la forma de caricias que provocan el orgasmo. Los
agresivos heterosexuales intentan satisfacer sus impulsos con niñas con métodos que van desde la
seducción hasta la violencia y que pueden terminar (muy pocas veces) en homicidio sádico-criminal.
Fetichismo: Alude a la excitación y satisfacción sexual del sujeto con objetos inanimados, tangibles y
manejables (p.ej. ropa interior femenina). A veces la excitación se obtiene llevando puestos algunos
de estos objetos (si es ropa, hablamos de travestismo fetichista) si el objeto de deseo es una sola
parte del cuerpo (cabellos, pies...) se habla de parcialismo, si el interés se centra en personas a
quienes se ha amputado una pierna -en la prótesis o el muñón- hablamos de monopedia, y si es en
los enemas, hablamos de klismafilia. Por tanto, es una anomalía del comportamiento sexual
consistente en la asociación de sensaciones eróticas con una parte del cuerpo o con un objeto o cosa
inanimada. Esta sustitución se hace sobre la base de otro objeto relacionado con el objeto normal,
pero que es totalmente inapropiado para el fin sexual. La excitación sexual al observar o manipular
objetos inanimados va acompañado por lo general de la masturbación. Sadismo sexual: implica la
excitación y el placer mediante actos reales y no simulados, que implican sufrimiento, dolor o
humillación de la víctima -si la pareja participa de forma voluntaria tenemos un binomio
sadomasoquista con una erotización del dolor- también recibe el nombre si se centra en latigazos y
con ciertas vestimentas de dominación o disciplina inglesa.

Masoquismo sexual: se trata de la excitación y la satisfacción sexual al experimentar dolor,


sufrimiento o humillación. Si se traduce en la peligrosísima práctica de la privación de oxígeno se
denomina hipoxifilia. Sadismo sexual: implica la excitación y el placer mediante actos reales y no
simulados que implican sufrimiento, dolor o humillación de la víctima -si la pareja participa de forma
voluntaria tenemos un binomio sadomasoquista con una erotización del dolor también recibe el
nombre si se centra en latigazos y con ciertas vestimentas de dominación o disciplina inglesa.
Masoquismo sexual: se trata de la excitación y la satisfacción sexual al experimentar dolor,
sufrimiento o humillación. Si se traduce en la peligrosísima práctica de la privación de oxígeno se
denomina hipoxifilia Voyeurismo o Escoptofilia: La palabra voyeur deriva del verbo voir (ver) con el
sufijo -eur del idioma francés. Una traducción literal podría ser "mirón" u "observador", con la
connotación peyorativa del caso. Implica la excitación o satisfacción sexual observando a otros
desnudos o en actividad sexual, sin consentimiento (también reciben el nombre de mirones y sargos)
Las prácticas voyeuristas pueden variar, pero su característica principal es la de que el voyeur,
también sujeto observado, quien permanece casi siempre ajeno a dicha observación llamado "mirón"
o "brechero", no interactúa directamente con el El voyeur suele observar la situación desde lejos,
bien mirando por una cerradura, por un resquicio, o utilizando medios técnicos como un espejo, una
cámara, etc. La masturbación acompaña, a menudo, al acto voyeurista. El riesgo de ser descubierto
actua, a menudo, como un potenciador de la excitación. A la tendencia voyeurista se le asocia
frecuentemente la tendencia exhibicionista, esto es, disfrutar mostrándose, más o menos
abiertamente, semidesnudo o completamente

desnudo. Ambas conductas poseen un fuerte componente compulsivo, irrefrenable, mostrando los
sujetos aumento de su tasa cardíaca y sudoración ante la aparición de estímulos relacionados con
dichas actividades. Estos efectos físicos desaparecen tras la realización del acto voyeurista El
voyeurismo se da, en mayor medida, en hombres, mayoritariamente heterosexuales ya que es el
hombre el que depende más del sentido de la vista para alcanzar la excitación sexual Es necesario,
por lo tanto, distinguir entre voyeurismo y actividad sexual normal, en la que también se produce
una excitación al contemplar la desnudez. La diferencia estriba no sólo en el consentimiento o
conocimiento de la persona observada que, en el caso del voyeurista, rara vez existe, mientras que
en la actividad sexual normal se sobreentiende que sí, formando en este último caso parte de la
totalidad de la actividad, no siendo en sí misma la totalidad (la parte por el todo), sino también en la
exclusividad de la observación como conducta sexual, carente de interacción física interpersonal.
Frotteurismo: Se trata de la excitación y satisfacción sexual mediante el frotamiento de los órganos
genitales contra el cuerpo de una persona desconocida y sin su consentimiento en lugares públicos y
concurridos, generalmente en aglomeraciones dado que en ellos es más fácil escapar. Esta conducta
no es preludio de actividad sexual; en su mayoría la masturbación acompaña el recuerdo de tal
situación. Mientras se realiza el contacto, el individuo se imagina que está viviendo una verdadera
relación con la victima, pero permanece consciente de que para evitar una posible detención ha de
escapar inmediatamente después de tocarla El Frotteurismo suele ser pasajero, con prevalencia
entre los 15 y los 20 años de edad y comienza en la adolescencia. Posteriormente la frecuencia
declina gradualmente. El froteurista generalmente es una persona pasiva y aislada.

Fetichismo travestista: Es una Parafilia que se caracteriza por manifestar una ansiedad relacionada
con el deseo sexual y que implica la necesidad de"vestirse con ropa característica del sexo opuesto.
Solo se ha descrito en varones heterosexuales. Puede darse junto con disforia con respecto al propio
sexo, enmarcada en un trastorno de la identidad sexual. No obstante, lo más frecuente es que el
travestido no dese cambiar de sexo, sino simplemente experimentar el rol femenino ocasionalmente
con fuertes impulsos y fantasías de vestirse con ropas femeninas para excitarse, agregado al coito o a
la masturbación. Por lo general el individuo guarda una colección de ropa femenina que usa
intermitentemente para travestirse, momento en el cual habitualmente se masturba y se imagina
que es al tiempo el sujeto femenino y masculino de su fantasía sexual. Aunque su preferencia básica
es heterosexual, estas personas tienden a poseer escasos compañeros sentimentales y en ocasiones
han realizado actos homosexuales. No debe confundirse con el travestismo homosexual para ejercer
la prostitución, pues en este caso se trata simplemente de un uniforme de trabajo; tampoco con el
uso de ropas de mujer por parte de hombres para caracterizar papeles femeninos en el teatro, la
televisión o el cine, fenómeno llamado "transformismo" Tampoco se considera como trastorno en
casos de transexualidad, donde lo que se hace en realidad es adecuar el vestido con la identidad de
género. Parafilia no identificada La DSM-IV incluye en la categoría de "Parafilia no especificada"
aquellas que "no cumplen criterios para ninguna de las categorías específicas" y cita entre ellas:
Escatofilia telefónica: Excitación y satisfacción sexual mediante el acoso y abordaje telefónico a otros,
con conversaciones soeces y/o coprofílicas. Necrofilia: aquí el objeto sexual es un cadáver (a veces
asesinado previamente por el necrofílico, casi sádico) Parcialismo: atracción sexual sólo por
determinadas partes corporales.

Bestialismo (zoofilia): Aquí el animal se convierte en el objeto sexual para lo que puede ser incluso
entrenado (Es muy frecuente en ambientes rurales y en la adolescencia, como sustitutorio). No se
debe confundir con el sadismo con tortura de animales Coprofilia: Excitación y satisfacción sexual
mediante el contacto con heces u orina (urofilia), a menudo vertidos en boca o cara (lluvia de oro);
suele ir unido al sadomasoquismo. Vampirismo: placer sexual al succionar sangre (generalmente en
niños y mujeres) puede ir unido a la necrofilia Diagnóstico Los criterios diagnósticos de las Parafilias
se basan en las definiciones de las mismas que se han señalado para cada una de ellas y en dos
condiciones que necesariamente ha de verificar el trastorno para considerarse como tal: De una
parte, se requiere una prolongación temporal de, al menos seis (6) meses De otra, la conducta o
ideación ha de producir malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas
importantes de la actividad del individuo. Diagnóstico diferencial Hay que diferenciar las Parafilias del
uso de fantasías y comportamientos sexuales no patológicos o del empleo de los objetos como un
estímulo para la excitación sexual que presentan los individuos sin Parafilias. Asimismo, en
enfermedades mentales o cambios de personalidad debido a una enfermedad médica, intoxicación,
episodio maniaco o la esquizofrenia, puede existir una reducción de la capacidad de juicio, de las
habilidades sociales o del control de los impulsos, que en algunas ocasiones produce un
comportamiento sexual inusual Ha de recordarse por ello que las Parafilias sólo lo son cuando se
trata de las prácticas exclusivas o casi exclusivas que se emplean para obtener placer, se prolongan
en el tiempo y causan alteraciones personales, sociales o laborales del sujeto.

Capítulo VI Delitos sexuales y conductas sexuales de alto riesgo Delitos sexuales En los últimos años
se ha producido un interés creciente en todo lo concerniente a la sexualidad humana y
paralelamente en lo que respecta a la relación entre las leyes y la psicopatología. En nuestra sociedad
actual la violencia en general, y la violencia sexual en particular, son problemáticas de gran relevancia
que inquietan a los ciudadanos y a las autoridades. Ante una creciente alarma social, agravada a
menudo por los medios de comunicación, tanto los responsables de las instituciones, como los
expertos interesados en este ámbito, buscan medios para prevenir las conductas violentas. A pesar
de que los delincuentes sexuales presentan una tasa baja de reincidencia oficial ( que
internacionalmente se sitúa en un 20 % ) , la atención pública que suscitan sus delitos ha derivado en
la búsqueda de soluciones legislativas, en ocasiones drásticas, para afrontar el problema de la
violencia sexual y su reincidencia (Mercado y Ogloff, 2007). El consenso de profesionales tales como
psiquiatras, psicólogos, educadores sexuale trabajadores sociales y consejeros matrimoniales, es que
el material sexual no puede dañar a los adultos ni a los jóvenes. No obstante, persiste el argumento
de que la pornografía estimula a la gente a cometer actos criminales sexuales. Un estudio de 25 años
de duración del grupo Kinsey acerca de las ofensas sexuales muestra que la pornografía tiene un
efecto muy diferente de lo que comúnmente se cree. Para que un hombre responda con intensidad a
la pornografía, son importantes dos condiciones: juventud e imaginación, la última falta en los
ofensores sexuales.

La Criminalidad Sexual Delitos sexuales: Expresión generalmente empleada para referirse a acciones
que afectan a personas de cualquier edad y sexo, CONTRA SU CONSENTIMIENTO Y QUE PERTURBAN
SU DESARROLLO SEXUAL La investigación sobre delincuentes sexuales ha seguido diversos caminos.
Uno de ellos, necesariamente el primero, se ha dirigido a describir del modo más exhaustivo posible
tanto los comportamientos de agresión sexual, como las características demográficas y personales
más comunes de los propios agresores y de sus víctimas. Entre los estudios que se han realizado se
ha considerado la topografía de la excitación sexual, las actitudes hacia las mujeres y niños, las
distorsiones cognitivas y la competencia social de los agresores sexuales. El análisis se plantea a la luz
de los actuales conocimientos en la materia, de efectuar predicciones adecuadas del riesgo de
comisión de nuevos delitos sexuales (Garrido y Redondo, 2006). Los abusadores sexuales son
heterogéneos en las características de personalidad y psicopatología. Pueden o no tener trastorno de
personalidad y cuando lo hay, es principalmente del tipo limitrofe, con dificultad en el control de
impulsos y en lograr relaciones de intimidad. En el caso de violadores es más frecuente el trastorno
de personalidad antisocial. En general, presentan distorsiones cognitivas, dificultades en el desarrollo
de empatía y en la habilidad de entender y atribuir estados mentales a otros, lo que en la literatura
se ha denominado la teoría de la mente. Tienen especial habilidad para identificar niños vulnerables.
Si bien el consumo de alcohol y drogas es parte del debate abierto en torno a las características de
los abusadores y no se puede negar el efecto desinhibitorio de algunas drogas, se considera
importante tener en cuenta que muchas veces el abusador justifica su comportamiento inadecuado
por el uso de drogas, en un intento de no responsabilizarse del hecho (González, 2004) Modalidades
Estos delitos se pueden presentar en las siguientes circunstancias:

Hostigamiento: Es el asedio reiterado con fines lascivos a persona de cualquier sexo, valiéndose el
agresor de una posición jerárquica, derivada de las relaciones laborales, docentes, domésticas o de
cualquiera otra índole, que implique subordinación de la víctima. Abuso: Es la ejecución de un acto
sexual o la presión para ejecutarlo, sin el propósito de llegar a la cópula y sin consentimiento de la
persona Estupro: Es la realización de cópula con una persona mayor de 12 años y menor de 18, de la
que se obtiene el consentimiento mediante el engaño. Violación: Es la realización de la cópula
mediante violencia física o moral, con persona de cualquier sexo. El término violación es conocido
tradicionalmente como la penetración vaginal con el uso de la fuerza. No obstante, actualmente hay
una tendencia en ser utilizada la expresión violencia sexual, cuya definición legal es "la penetración
genital, oral o anal, por alguna parte del cuerpo del agresor o por objeto, utilizando la fuerza y/o sin
el consentimiento de la víctima" La violencia sexual, en particular la violación, es el crimen violento
más frecuentemente cometido en América. Alcanza, sobretodo, chicas adolescentes v mujeres
jóvenes . Sin embargo , su predominancia es subestimada , pues menos de 10 % de los casos llegan a
ser denunciados. La víctima muchas veces se opone a denunciar la violencia por varios motivos
miedo de represalias, vergüenza, sentimiento de culpa y debido al hecho del delito, en su mayoría,
haber sido practicado por parientes, personas próximas o conocidas. El médico, en particular el
ginecólogo / obstetra, debe estar apto para identificar posibles víctimas de abuso sexual, ofrecer
apoyo médico y psicológico, orientaciones cuanto a sus derechos, así como encaminamientos a la
asistencia legal.

Las desviaciones sexuales: su interés criminológico Una exploración realizada desde la lectura
cientifica presenta la evidencia de que la mayoría de los agresores sexuales se inician en su
desviación sexual en el período comprendido entre el final de la adolescencia y la primera edad
adulta, es decir, entre los 17, 18 y 25 años. En el estudio clásico de Abel y su equipo (Abel y Rouleau,
1989), estos autores encontraron que , en una muestra de 561 agresores sexuales , el 53,6 % había
iniciado sus intereses sexuales desviados antes de los 18 años, incluso, en el caso de violadores de
mujeres adultas , el 30 % informó que iniciaron su parafilia antes de esa edad. Estos datos confirman
que los delincuentes sexuales crónicos comenzaron su carrera sexual desviada a una edad temprana.
Por otra parte, es muy común hallar diversas Parafilias presentes entre los delincuentes sexuales, es
decir, en distintos estudios se ha encontrado que los violadores de mujeres adultas y los pedófilos
tienen una mayor tendencia a mostrar además otro tipo de Parafilias como el exhibicionismo, el
voyeurismo, el fetichismo, etc. La conducta delictiva sexual suele manifestarse junto a dificultades en
el establecimiento de emociones íntimas y de relación sexual. Normalmente, el delincuente sexual
siente un fracaso crónico de impotencia y de falta de asertividad con las mujeres, acompañado de
una incapacidad para el control de los impulsos hostiles y sádicos (Karpman, 1954). Para Abel y
Rouleau (1989), los delincuentes sexuales tienen un déficit general consistente en la falta de control
de su impulso sexual, y no déficits concretos de naturaleza emocional. Un punto que cobra especial
importancia es el estudio de las distorsiones cognitivas del agresor sexual. Para Becker y Abel (1985),
esas distorsiones, que frecuentemente están presentes entre los agresores sexuales, son necesarias
porque les permiten trasladar sus fantasías a la acción y así tienden a perpetuar su conducta sexual
desviada (Garrido, 1997). Relación entre sexualidad y criminalidad Criminología Se trata de la
realización de actos que atenten la sexualidad sin que medie consentimiento, aunque sin ejercer
violencia e intimidación, circunstancia que caracterizaría a la agresión sexual. En concreto, existen
tres supuestos en los que se

entiende que hay abuso sexual: cuando se ejecutan sobre menores de doce años, el abuso de
personas privadas de sentido o que padezcan un trastorno mental y cuando se realizan
prevaliéndose de una situación de superioridad (Garrido, 1998) Sexualidad humana En nuestra
cultura, un factor determinante entre lo sano y lo malsano en comportamiento sexual, lo constituye
el hecho de si dicha conducta fue motivada por sentimientos de amor o si sólo fue vehículo para la
liberación de ansiedad, hostilidad o culpa. La sexualidad sana busca el placer erótico, en el contexto
de la ternura y el afecto; Ia sexualidad patológica está motivada por las necesidades de confianza o
de alivio de fuentes no sexuales de tensión La sexualidad sana busca dar y recibir placer; las formas
neuróticas están desequilibradas hacia dar en exceso o tomar en abundancia. La sexualidad sana
discrimina al compañero sexual; los patrones neuróticos a menudo tienden a ser no discriminantes.
La periodicidad de la sexualidad sana está primordialmente determinada por tensiones recurrentes
eróticas en el contexto de la afectación. Por otra parte, los apetitos sexuales neuróticos son
desencadenados por necesidades no eróticas en su mayoría, siendo las necesidades eróticas la
minoría, más aptas de ser compulsivas en sus patrones de ocurrencia. Por supuesto, como lo señala
Judd Marmor (1971) "nuestras actitudes concernientes a la desnudez, virginidad, fidelidad, amor,
matrimonio y comportamiento sexual adecuado sólo son significativas dentro del contexto de
nuestras tradiciones culturales y religiosas Excluidos los problemas que atañen exclusivamente a la
función reproductora, el trastorno sexual puede definirse como un estado funcional que interfiere en
variable grado el ejercicio de la función erótica. De acuerdo con ello, los trastornos sexuales pueden
dividirse en dos grandes grupos: las disfunciones y desviaciones sexuales.

Comportamiento sexual de los agresores sexuales El comportamiento sexual de muchos agresores


sexuales se proyecta de un modo desviado hacia objetivos sexuales inaceptables, como son los
menores de edad o el uso de la violencia para forzar el sometimiento sexual de una mujer. Es decir
"prefieren estas formas desviadas de relación sexual, que son las que les resultan más excitantes, y
no logran "inhibir" tales maneras de obtener placer. (Marshall, 2001; Marshall y Redondo, 2002;
Redondo, 2002), algunas de estas preferencias desviadas se harn producido y consolidado en el
individuo mediante un modelo de aprendizaje por asociación o condicionamiento clásico, a partir de
la repetida asociación entre excitación sexual (a menudo, mediante masturbación) y pornografíia
infantil o violenta. Por otro lado, el problema se acrecienta debido a sus frecuentes dificultades para
establecer relaciones sexuales normalizadas, es decir, con personas adultas que consiente. Ello
puede deberse a que muchos agresores tienen menores habilidades sociales lo que les dificulta el
interactuar con mujeres y con otras personas en general. En concreto, suelen presentar dificultades
para comunicarse, para la empatía o comprensión de los otros, y suelen mostrarse más ansiosos o
nerviosos ante las situaciones sociales. Todo este déficit les produce un mayor aislamiento social. No
son inferiores los problemas de los agresores sexuales en lo tocante a su manera de pensar sobre la
conducta delictiva. Suelen presentar un gran número de distorsiones cognitivas o errores valorativos
sobre las mujeres y su papel en la sociedad (p. ej, "las mujeres deben someterse a los deseos de los
hombres; así ha sido siempre"), sobre la sexualidad (p. ej, "aunque sea obligada, seguro que ella
disfruta"), y sobre las normas y valores sociales y legales acerca de qué puede y no puede hacerse en
términos de comportamiento sexual humano ( p , ej , " si un niño lo acepta , ¿ por qué no voy a poder
tener una relación sexual con él?"). Estas distorsiones o creencias erróneas orientan su conducta
sexual de una manera inapropiada e ilicita, y, además, les ofrecen justificaciones para ella Para
Marshall los delincuentes sexuales tienen una alta probabilidad de crecer ern hogares en los que el
apego con sus padres ha sido una experiencia destructiva, que les ha enseñado a enfrentarse a los
problemas con violencia o con estrategias de no ocuparse de ellos; en ambos casos hay un
sentimiento de autoindulgencia, de no

asumir la responsabilidad personal. El origen de todo ello habría que hallarlo, entonces, en las
características de las familias de los delincuentes sexuales, dominadas por el abuso del alcohol, el
abuso y la negligencia hacia sus hijos, actividades delictivas y aislamiento social. A lo anterior,
Marshall añade al conjunto de experiencias relevantes para comprender la etiología de la
delincuencia sexual el haber sufrido ellos mismos abusos en la infancia, lo que probablemente les
orientó para que consideraran esas experiencias como algo positivo, dado que cuando eran abusados
recibían atención de sus agresores, y en su edad adulta tienden a olvidar los aspectos emocionales
negativos de tales experiencias. Marshall y Barbaree crearon en 1990 un modelo comprensivo de la
etiología de la agresión sexual, donde tenían cabida las influencias biológicas, el contexto
sociocultural y el desarrollo psicológico del individuo. Es en este punto (en la psicología) donde
Marshall ubica el peso del proceso de convertirse en delincuente sexual , y para ello emplea el
concepto de " vulnerable " . ¿ Quién es " vulnerable " , Para Marshall, los niños que sufren un apego
con sus padres caracterizado por la indiferencia e inconsistencia (relación padres e hijos ansiosa-
ambivalente), o bien la frialdad y falta de cuidado y amor (relación de evitación) desarrollarán una
pobre autoestima, escasas habilidades sociales y muchas dudas a la hora de enfrentarse a los
problemas de la vida diaria (Garrido, 2005). Distorsiones Cognitivas en el delincuente sexual El
interés se centra en el hecho de que los pensamientos son los que, en primera medida, intervienen
para que se dé este tipo de conductas delictivas y, en particular, de un tipo de distorsión cognitiva
que se conoce como creencias irracionales. Las creencias irracionales son contradicciones o
desviaciones de la conciencia y de la realidad del individuo, caracterizadas por buscar una meta
personal, a partir de un pensamiento exigente, absolutista e inflexible.

Estas creencias no nacen solo de la tendencia humana a ver al mundo algo deformado y a extraer
conclusiones antiempíricas acerca de lo que ocurre u ocurrirá, sino de las afirmaciones sin
fundamento, pero exigentes e imperativas acerca de lo que debería ocurrir o es preciso que ocurra
(Tangarife, 2005). Además, estas creencias producen una consecuencia a menudo negativa, que, en
este caso, serían los delitos sexuales. Pero para hablar de creencias irracionales es necesario tener un
concepto más preciso de éstas. En primer lugar, se entiende la irracionalidad como cualquier
pensamiento, emoción o comportamiento que conduce a consecuencias contraproducentes y
autodestructivas, interfiriendo de forma importante en la supervivencia y estabilidad del organismo.
Según Ellis (2000), el comportamiento irracional normalmente presenta varios aspectos: 1. La
persona cree, a veces firmemente, que la irracionalidad se ajusta a los principios de la realidad,
aunque no en un aspecto importante. 2. La persona se aferra a la iracionalidad, se denigra o no
quiere aceptarse a si misma 3. La irracionalidad interfiere con la buena amistad entre los miembros
de sus grupos sociales primarios 4. La irracionalidad bloquea seriamente a la persona para conseguir
la clase de relaciones interpersonales que le gustaría tener. 5. También impide el trabajo lucrativo y
alegre en algún quehacer productiveo. 6. Por último, la irracionalidad interfiere en el logro de los más
caros intereses y en otros aspectos importantes. La mayoría de las irracionalidades que las personas
siguen ciegamente actúan contra el pensamiento de padres, compañeros y medios de comunicación
social, por lo que, en cierta medida, podrían orientar a abusadores sexuales a realizar sus conductas.
El roblema está en el grado de irracionalidades que éstos posean, pues, entre más rígidas sean, existe
mayor probabilidad que se aferren a ellas para cometer el delito.

Una particularidad de las irracionalidades es que las personas que se oponen fuertemente a varias
clases de ellas a veces son afectadas por las mismas, lo que estaría en estrecha relación con lo que
relatan algunos condenados, que siempre pensaron en lo atroz del hecho y en las condenas sociales
que esto conllevaría, pero, aún así cayeron presa de él. Haciendo mayor énfasis en las
irracionalidades, se debe tener en cuenta que muchas clases de pensamiento irracional consisten en
suprageneralizaciones, que inician con una observación sensata y terminan en una generalización
básica de una conducta. Existe evidencia, por demás, en cuanto a que las personas encuentran más
fácil aprender la conducta autodestructiva que la no destructiva, lo que hace que sean presa fácil de
ideas suicidas o actos en contra de la figura humana. Abuso Sexual: Se define como "cualquier clase
de contacto sexual con una persona menor de 18 años por parte de un adulto desde una posición de
poder o autoridad sobre el niño" El niño puede ser utilizado para la realización de actos sexuales o
como objeto de estimulación sexual. Se podría expresar en cuatro tipos de categorías: 1. Incesto: si el
contacto físico sexual se realiza por parte de una persona de consanguinidad lineal o por un
hermano, tío o sobrino. También se incluye el caso en que el adulto esta cubriendo de manera
estable el papel de los padres 2. Violación: Cuando la persona adulta es otra cualquiera no señalada
en el apartado anterior. 3. Vejación sexual: Cuando el contacto sexual se realiza por el tocamiento
intencionado de zonas erógenas del niño o para forzar, alentar o permitir que éste lo haga en las
mismas zonas del adulto.

4. Abuso sexual sin contacto físico: se incluirán los casos de seducción verbal explícita de un niño, la
exposición de los órganos sexuales con le objeto de obtener gratificación o excitación sexual con ello,
y la automasturbación en presencia del niño con el objeto de buscar gratificación sexual. Se
considera como abuso a toda participación de un niño o adolescente en actividades sexuales que no
está en condiciones de comprender, que son inapropiadas para su edad y para su desarrollo
psicosexual, forzada, con violencia o seducción o que transgrede los tabúes sociales". (Ministerio de
Salud de Chile, 1998) El termino abuso sexual designa el uso abusivo e injusto de la sexualidad.
Refleja la idea de que no existe relación sexual apropiada entre un niño y un adulto, atribuyendo la
responsabilidad de este tipo de acto exclusivamente al adulto. El acto sexual no sólo se reduce al
aspecto genital, recoge todo acto o gesto por el cual un adulto obtiene gratificación sexual Según la
definición de la OMS (1986), la explotación sexual de un niño implica que éste es "víctima de un
adulto, o de una persona evidentemente mayor que él, con fines de satisfacción sexual. El delito
puede tomar diversas formas: llamadas telefónicas obscenas, ultraje a pudor, voyeurismo, violación,
incesto, prostitución de menores" Por su parte, C.H. Kempe, fundador de la Sociedad Internacional
para la Prevención de los Niños Abusados y Maltratados, (1978) define el abuso sexual como: "La
implicación de un niño o de un adolescente menor en actividades sexuales ejercidas por los adultos y
que buscan principalmente la satisfacción de éstos, siendo los menores de edad inmaduros y
dependientes y por tanto incapaces de comprender el sentido radical de estas actividades ni por
tanto de dar su consentimiento real. Estas actividades sorn inapropiadas a su edad y a su nivel de
desarrollo psicosexual y son impuestas bajo presión, por la violencia o la seducción, y transgreden
tabúes sociales en lo que concierne a los roles familiares".

Todo abuso sexual, aunque sea sin violencia física, es forma de maltrato psicológico que tiene alta
probabilidad de producir daños en el desarrollo y salud mental del niño/a, los que pueden expresarse
en edades posteriores y ser de difícil tratamiento Los orígenes del abuso y la violencia sexual El abuso
y la violencia sexual son realidades presentes desde hace mucho tiempo, pero solo recientemente se
ha comenzado a tener conciencia social del problema Para explicar este problema, vale la pena
considerar que en la vida de cada ser humano convergen dos historias o desarrollos: por un lado, se
halla el desarrollo filogenético, que viene a ser el legado de los aprendizajes de la especie humana a
través de toda su historia y, por otro lado, se da el desarrollo ontogenético, basado en los
aprendizajes ocurridos durante la vida del propio sujeto. De este modo, en cada persona se
encuentran impulsos que la dotan de un potencial para desarrollar conductas barbáricas, de violencia
total y de sometimiento a toda costa al medio y personas que lo rodean; o, por el contrario,
desarrollar conductas humanitarias, propias de los aspectos más elevados, como el amor, el respeto,
la dependencia, la confianza y la búsqueda del bien común. Ambos potenciales coexisten en cada
individuo, predominando, eventualmente, uno u otro, según las circunstancias (Sierra y Scherles,
1997) Por otro lado, es claro que la vida familiar y las experiencias tempranas que rodean a esta son
determinantes de la conducta de un sujeto durante el resto de su vida. Al respecto, algunos factores
que suelen relacionarse con los abusadores son: 1. La presencia de serias dificultades para establecer
relaciones de parejas adecuadas y satisfactorias. 2. La realización de experiencias sexuales precoces
con sujetos de su misma edad 3. La posesión de una pobre capacidad autocrítica.

4. La apariencia de severidad y seriedad, que, no obstante, al momento de controlar o juzgar su


propia conducta, resultan demasiado indulgentes (Martínez, C, 1999). Todas o casi todas estas
características suelen aparecer en la mayoría de los abusadores sexuales y de las personas con
tendencias a presentar dificultades significativas en las relaciones sexuales e interpersonales. El
proxenetismo o prostitución de menores La prostitución infantil es una práctica sexual realizada con
fines de lucro o mediante el pago de un precio. A los que se encargan de vender los favores sexuales
de los niños se les denomina Proxenetas. En las sociedades contemporáneas, se genera la
prostitución infantil, en la que los niños son desposeídos de su infancia, pierden la confianza en los
demás, particularmente en los adultos, y se quedan a merced de otros tipos de explotación y pueden
desarrollar toda una gama de síntomas de tensiones postraumáticas tales como la depresión, la
agresión y la violencia, pérdida de autocontrol e inclinación a la automutilación. Frecuentemente sus
vidas terminan en suicidio. Cuando un individuo busca mantener relaciones sexuales con niños o
niñas y no quiere correr el riesgo de ser denunciado, tiene una segunda opción: acudir a la
prostitución de menores. Si es que dispone de dinero suficiente como para permitírselo. Por otro
lado, se encontrará con la dificultad de encontrar un individuo o club que se lo facilite, pues la
prostitución infantil se esconde mucho más que la prostitución de adultos. Pero una vez salvados
estos dos obstáculos, cualquier individuo puede convertir en realidad sus fantasías con una niña o un
niño, esclavizado y obligado a ser un objeto para el uso sexual Dicha prostitución nunca es voluntaria
y va acompañada del miedo, al hambre, las drogas y multitud de circunstancias más, que pueden
convertir la existencia tanto de un menor como de un adulto en un auténtico infierno que siempre
sobrepasará nuestra imaginaciórn.

En el mundo hay redes de corrupción de menores todos los años, a quienes además se les incautan
miles de fotografías y videos de menores, que serán vendidas de particular a particular o mediante
catálogo y casi siempre en países distintos al de procedencia para evitar su posible identificación.
Conductas Sexuales de Alto Riesgo Son aquellas prácticas que aumentan el riesgo de adquirir una
enfermedad de transmisión sexual (ETS) El concepto de riesgo en el período juvenil se ha destacado
por la posibilidad de que las conductas o situaciones específicas conduzcan a daños en el desarrollo
que pueden afectar tanto el conjunto de sus potencialidades como deteriorar su bienestar y salud
(Weinstein, 1992). Factores de riesgo: " Aquellos elementos que tienen una gran posibilidad de
originar o asociarse al desencadenamiento de un hecho indeseable, o de una mayor posibilidad de
enfermar o morir" Pueden ser la causa de un daño o actuar como moduladores del mismo si influyen
en él. P. ej.: el alcohol y la conducción. Situaciones de riesgo: "Aquellas circunstancias que ofrecen un
riesgo a toda la comunidad o grupo social". P. ej: permisividad en el uso de drogas; las exigencias que
se imponen a la práctica de determinados deportes, o excesivo culto a la imagen corporal. Los
comportamientos de alto riesgo incluyen: Tener parejas sexuales múltiples. Tener (usted mismo) una
historia pasada de cualquier ETS. Tener una pareja con una historia pasada de cualquier ETS Tener
una pareja con una historia desconocida. Usar drogas o alcohol en situaciones donde puede haber
intercambio sexual.

Tener una pareja que se droga de forma intravenosa. Tener relaciones homo-u heterosexuales
"promiscuas". Sexo anal. Tener una relación sexual sin protección (sexo sin el uso de preservativos en
el varón o hembra) con una pareja desconocida. . ° . Beber alcohol o usar drogas aumenta el riesgo ya
que estos comportamientos aumentan la probabilidad de que una persona participe en una actividad
sexual de alto riesgo. Además, muchos de los organismos pueden transferirse mediante el uso
compartido de agujas u otro utensilio de consumo de droga. Los grupos de alto riesgo incluyen a
hombres homosexuales o bisexuales, usuarios de drogas intravenosas que comparten las agujas,
parejas sexuales de las personas que se incluyen dentro de los grupos de alto riesgo, niños que nacen
de madres con una ETS, y personas que recibieron transfusiones de sangre o productos coagulantes
entre 1977 y 1985 (con anterioridad a las normas orientadas a evitar la presencia de VIH en sangre y
hemoderivados) Un estudio recientemente publicado, en el que participa la Agencia de Salud Pública
de Barcelona , revela que el 80 % de los jóvenes que consumen excesivamente cocaína practica
también conductas sexuales de alto riesgo. Entre la muestra de los jóvenes consumidores de cocaína
, un 72,6 % de los que había practicado sexo sin protección había hecho un alto consumo de alcohol y
un 85,4 % se había dado un ' atracón ' de cocaína y alcohol, con dosis de alrededor de los 2,30
gramos. Este estudio pone en evidencia, una vez más, como los jóvenes que hacen un consumo
abusivo de drogas como el alcohol o la cocaína suelen practicar conductas sexuales que podrían
generar riesgos para su salud. Estas prácticas sexuales no seguras traen consigo, en numerosas
ocasiones, diversas enfermedades de transmisión sexual como el VIH-SIDA. La investigación sobre
conductas de riesgo en adolescentes documenta la asociación del consumo de alcohol y la conducta
sexual de riesgo (Cooper, Wood, Orcutt y
Albino, 2003; Donovan et al., 1985) ya que los jóvenes que consumen alcohol tienen mayor
probabilidad de reportar múltiples parejas sexual condón (Raj, Cheng, Levison, Meli y Samet, 2006;
Stueve y O'Donell, 2005). Para comprender esta asociación la investigación ha mostrado algunas
explicaciones teóricas que permiten entender la relación entre estas dos conductas (Cooper, 2002;
Jessor, 1998; Perry, 2002). es e inconsistente uso del Autores como Cooper (2002) y Perry (2002)
realizaron una revisión de la literatura de los modelos más importantes que vinculan el consumo de
alcohol y la conducta sexual de riesgo, entre los cuales se destacan: el modelo de las expectativas
asume que la conducta de los individuos después de beber alcohol se encuentra guiada por las
creencias preexistentes acerca de los efectos del alcohol sobre la conducta. Los individuos que creen
que el alcohol promueve la conducta sexual tienen mayor probabilidad de presentar conductas de
riesgo, que aquellos que beben alcohol y que no tienen estas creencias. La teoría de la desinhibición
postula que el consumo de alcohol induce el riesgo de la conducta, sin considerar las circunstancias,
asimismo señala que los efectos de la conducta son causados por el consumo de alcohol ya que hay
un decremento en el funcionamiento de áreas del cerebro como el lóbulo frontal, que es responsable
de acciones prudentes, el cual normalmente puede inhibir conductas inapropiadas. La teoría de la
miopía sugiere que las personas que han consumido alcohol pierden las habilidades cognitivas
necesarias para entender las diferentes señales presentes en su ambiente. De acuerdo con esta
teoría, los individuos constantemente se encuentran frente a dos tipos de señales, la primera se
refiere a señales que motivan o acentúan los beneficios de participar en conductas de riesgo (por
ejemplo, sentir atracción sexual por una persona); la segunda hace referencia a señales que inhiben
la conducta y que llaman la atención por los costos o consecuencias de participar en las conductas de
riesgo (P.e. adquirir una ITS). La misma teoría señala que una persona sobria posee el nivel de
funcionamiento necesario para atender y evaluar ambos tipos de señales, sin embargo, un individuo
que ha consumido alcohol es muy probable que se centre solamente en las señales que lo motiven a
realizar la conducta de riesgo.

En algunas situaciones sociales, las señales que motivan la conducta sexual de riesgo son más
sobresalientes que las señales tener relaciones sexuales, es más probable que las señales que lo
motiven a tenerlas (P.e, estar en presencia de una pareja atractiva, que ha decidido tener relaciones
sexuales con el (la) adolescente) sean mas sobresalientes que las señales que lo inhiban (p.e un
embarazo) (McDonald, McDonald, Zanna y Fong, 2000). La teoría de a desinhibición y la teoría de la
miopía por alcohol, son similares en aseverar que el alcohol puede causar que los individuos no
puedan inhibir la conducta (Perry, 2002). que la inhiben, es decir, si un adolescente decide Un cuarto
planteamiento señala que una tercera variable se vincula con ambos comportamientos (consumo de
alcohol y conducta sexual de riesgo). Por ejemplo, una persona puede involucrarse en ambas
conductas para satisfacer su necesidad de buscar sensaciones (Cooper et al., 2003; Zuckerman y
Kuhlman, 2000), por un pobre control de impulsos (Cooper, 2002), por deficiencias en sus
habilidades de afrontamiento o para escapar de las emociones negativas (Crepaz y Marks, 2001).

Capítulo VII Evaluación y diagnóstico de los problemas sexuales Métodos y Técnicas de Evaluación de
las Disfunciones Sexuales Se puede decir que en la sociedad actual hemos pasado de la simple
eliminación del dolor a la búsqueda del placer. Un reflejo de esta situación es la demanda actual en la
solución de problemas relacionados con la vida sexual. Al hablar de disfunciones sexuales nos
estamos refiriendo a trastornos psicosomáticos que impiden al individuo realizar el coito o gozar de
él" (Kaplan, 1974). Son un conjunto de problemas de diversa índole (fisiológicos, cognitivos y
motores) que impiden o dificultan al individuo disfrutar de una forma satisfactoria de la sexualidad
(Labrador, 1987). Hay que diferenciar este concepto del de variación o desviación sexual. Mientras
que en la disfunción sexual no se produce una respuesta sexual óptima y satisfactoria ante los
estímulos adecuados (pareja sexual del otro sexo), en las desviaciones sexuales o Parafilias sí se
produce una buena respuesta sexual pero ante estímulos inadecuados (animal, niño, prenda de
vestir...) (Ascher y Clifford, 1976). Evaluación de las Disfunciones Sexuales Proceso de Evaluación Hay
diversos esquemas de evaluación realizados por distintos autores (Carrobles, 1981; Kaplan, 1,983;
Lara y Sánchez, 1986; Masters y Johnson, 1966), pero todos vienen a coincidir en lo mismo. Lo
primero que hay que tener en cuenta es si el individuo presenta en realidad una disfunción sexual;
puede tratarse de un sujeto con informaciones erróneas o con trastornos psicológicos graves como
obsesiones o delirios. Una vez descartadas estas posibilidades pasamos al diagnóstico de la
disfunción sexual. Seguidamente se pide al paciente que describa su síntoma, cuándo se inició,
cuando suele aparecer, cómo ha progresado... (Kaplan, 1983).

Las áreas que debe tocar toda evaluación en este tipo de trastornos son las siguientes: Área médica
Es fundamental descartar todas las causas orgánicas de la disfunción, pues ante un problema
orgánico el tratamiento psicológico tiene muy poco que aportar. Es importante por tanto disponer de
una historia clínica médica del paciente; éste debe incluir diversos aspectos como ingesta de alcohol,
de drogas, de fármacos enfermedades o anomalías físicas, etc. En esta área también se incluyen los
análisis o estudios realizados en laboratorio. Masters y Johnson disponen para sus evaluaciones de
uno de estos laboratorios. Se suelen hacer análisis de los niveles hormonales en casos de impotencia
y de inhibición del deseo sexual, supervisión de la tumescencia nocturna del pene, etc. (Kaplan,
1983). Una buena forma de descartar la organicidad de la disfunción es determinar la situacionalidad
del síntoma, es decir, si aparece sólo en determinadas situaciones podemos afirmar con toda
seguridad que el síntoma tiene un origen psicológico. Área Psíquica Hay que tomar en cuenta la
posibilidad de que la disfunción sexual sea un síntoma más de un trastorno psicológico grave (Kaplan,
1983). Para ello se debe recabar información acerca del estado mental del paciente. Si se utiliza la
técnica de la entrevista, la actitud y relación con el entrevistador ya suele dar una idea al respecto
(Kaplan, 1983; Lara y Sánchez, 1986). Hay que descartar posibles trastornos hipocondriacos,
obsesivo-compulsivos, depresivos, fobias, alucinaciones, etc. Area de la Sexualidad A la hora de
determinar la etiología una vez descartadas las causas orgánicas- es necesario llevar a cabo una
historia psicosexual. Kaplan (1983) inicia esta historia en las relaciones del paciente con sus familiares
(padres, hermanos...), en las características de estos y en la educación que ha recibido;
posteriormente desarrolla el curso evolutivo de la sexualidad del paciente. En este sentido, aspectos
importantes a tener en cuenta son el primer recuerdo erótico, los juegos eróticos compartidos, la
información sexual recibida, la masturbación, la vida coital, los comportamientos sexuales
desarrollados

(Lara y Sinchez, 1986). En esta área hay que hacer un examen de la condición sexual actual; el sujeto
debe describir de una forma my pormenorizada las experiencias sexuales actuales. Con lo cual
obtendremos información detallada de la interacción sexual de la pareja. Se debe tambien hacer una
descripción exacta de las causas inmediatas y contingencias del sintoma sexual (Kaplan, 1983) Área
de la Pareja Kaplan ( 1974 ) , considera que un 70 % de sus pacientes disfuncionales presentaban
además problemas de relación de pareja , y el 75 % de sus consultantes por problemas de pareja
manifestaban problemas sexuales. Existen diversas situaciones en la pareja que son causa de
disfunciones sexuales; podemos destacar el temor al rechazo por parte de un miembro que le lleva a
satisfacer exclusivamente los deseos sexuales de su compañero olvidando los suyos. También las
disfunciones sexuales pueden llevar a determinadas situaciones en la pareja, ejemplo, la frustración y
el resentimiento que puede desarrollar a lo largo del tiempo la compañera de un eyaculador precoz
(Álvarez - Gayou, 1986). Es importante recabar información acerca de la primera vez que se
conocieron qué tipo de atracción experimentaron, tipo de relaciones que llevan con el exterior
ambos miembros, cómo es su vida cotidiana, qué ajuste hay en la pareja... (Kaplan, 1983) Carrobles
(1981) propone un modelo de evaluación conductual, basado en los principios de la orientación
conductual que considera la conducta problema, según los estímulos desencadenantes y las
consecuencias reforzantes que llevan a mantener esa conducta EO- R (Cognitiva, Motora o
Fisiológica)- C A la hora de realizar la evaluación hay que conseguir información de cada uno de los
componentes El primer componente está conformado por los estímulos antecedentes de la conducta
Esta asociación entre estos estímulos y la conducta puede llevar, a través de un proceso.

de aprendizaje, a que la simple presencia de esos estímulos desencadene la conducta problema.


Ejemplo, una persona tiene un fracaso sexual en la cama con su pareja; los estímulos que rodean esta
situación (cama, pareja desnuda, ete) pueden acabar desencadenando en veces sucesivas una
impotencia que aparecerá únicamente en esta situación, pues el individuo puede conseguir la
erección fácilmente acariciando a su pareja en el baile, por ejemplo. Es importante, por tanto,
recabar información acerca de los estímulos que estaban presentes en el inicio de la disfunción
sexual. El segundo componente hace referencia a las variables del organismo. Hay que tomar en
cuenta la posibilidad de que la disfunción sexual sea consecuencia de una enfermedad o alteración
orgánica, o de un trastorno psicológico. Ejemplo, una impotencia provocada por una alteración
urológica o una falta de deseo sexual como consecuencia de una grave depresión. El tercer
componente objeto de evaluación es la respuesta o conducta problema con sus tres posibles
manifestaciones: motora, cognitiva y fisiológica. Dentro del nivel motor es importante tener en
cuenta qué tipo de caricias realiza la pareja, si existe una estimulación precoital, qué tipo de
estimulación desarrollan, etc. El problema puede ser simplemente la consecuencia de una falta de
estimulación o de una estimulación mal realizada. A nivel cognitivo hay que conocer las actitudes, los
sentimientos, las ideas y la posición del sujeto con respecto al sexo El cuarto y último componente lo
constituyen las consecuencias que aporta esa conducta para el sujeto. Estas consecuencias son de
carácter aversivo, lo cual va a generar ansiedad en las actividades sexuales siguientes, lo cual va a
mantener el problema. Por ejemplo, la mujer que no es capaz de conseguir el orgasmo durante el
coito, después del acto sexual queda totalmente frustrada - consecuencias aversivas - esta mujer lo
que va a hacer es, o bien evitar futuros actos sexuales con lo que sigue manteniendo el problema
sexual, o bien seguir realizando el acto sexual pero en una situación que no es propicia para alcanzar
el orgasmo: va estar ansiosa y preocupada por conseguirlo y no se abandona a las sensaciones
sexuales placenteras, lo cual sigue manteniendo el problema.

Una vez que se ha conseguido una detallada recogida de información acerca de la problemática de la
persona y de los diversos componentes que rodean al problema se procede a formular las hipótesis
explicativas (Carrobles, 1981) Técnicas de Evaluación La técnica clásica de evaluación en el campo de
las disfunciones sexuales es la ya conocida entrevista. Hoy en día se la sigue empleando, pero ya no
de una forma exclusiva. Los psicólogos conductuales tratan de combinar esta técnica con otros
métodos que son propios de la evaluación conductual como los autoinformes, la observación y los
registros psicofisiológicos. La razón del dominio de la entrevista en este campo hay que buscarla en
los autores que han sido pioneros en la solución de los problemas sexuales. Masters es médico,
Kaplan es psiquiatra; es decir, siguen una orientación médica en la que la entrevista juega un papel
preponderante La entrevista Se trata de una entrevista semi-estructurada (preguntas abiertas y con
una secuencia más o menos prefijada) y bastante extensa. Masters y Johnson (1970) pueden llegar a
siete horas con una entrevista; Kaplan (1983) habla que en casos complicados puede llegar a las
cuatro horas. Esta extensa duración contribuye a crear un clima optimo entre paciente y terapeuta a
decir de Jacobson y Margolin (1979). Por otro lado, son varios los expertos que opinan que es bueno
que haya una pareja de terapeutas de distinto sexo a la hora de llevar a cabo la entrevista (Masters y
Johnson, 1970; Carrasco, Llavona y Carrasco, 1974; Lobitz y Lobitz, 1978). Ahora esto no siempre va
ser posible, por lo que en este caso el terapeuta deberá entrevistar por separado a los dos miembros
de la pareja. El terapeuta deberá crear durante la entrevista un clima óptimo, tranquilo, en el que el
paciente se pueda desenvolver de una forma natural; para ello se deben eliminar del ambiente todos
los prejuicios y valores negativos que suelen caracterizar la visión de la sexualidad que suele
presentar el paciente y utilizar un lenguaje que evite términos demasiado científicos o demasiado
vulgares (Carrobles, 1981; Masters y Johnson, 1970).

El primer paso es tratar de identificar el problema; para ello el paciente o la pareja deberán describir
detalladamente la causa por la que acuden a consulta. A veces, el problema que plantean es muy
específico o concreto; ejemplo, "no consigo la erección al intentar hacer el amor". Otras veces, la
descripción que hacen del mismo es muy vaga y difusa, por lo que el terapeuta deberá clarificar y
concretar el problema. Si son varios los problemas se deberá empezar por el primero que apareció y
tratar de seguir una secuencia de los mismos (Carrasco y cols., 1986). Entrevista para la Evaluación de
los Problemas Sexuales (Carrobles, 1985) Carrobles a la hora de la entrevista, describe una primera
parte que se centra en cuatro puntos: descartar la posibilidad de un trastorno orgánico, de un
trastorno psicológico grave, de problemas maritales graves y, en cuarto lugar, evaluar la motivación
de la pareja para solucionar el problema. Si se cumplen estos puntos se pasa a la evaluación del
problema sexual. Esta consta de dos partes: La Historia del Problema, que recoge información sobre
la infancia y medio familiar (ambiente familiar, formación religiosa, actitudes de los padres y/o
adultos respecto al sexo y experiencias sexuales) y sobre la pubertad y adolescencia (educación e
información sexual, primeras experiencias sexuales y relación socio-sexual con la pareja actual) En el
segundo bloque de la entrevista recoge información sobre la "Conducta Sexual Actual", en términos
de actitudes y creencias actuales respecto al sexo, conducta sexual (actividades sexuales distintas al
coito, posibles relaciones extramatrimoniales, comunicación entre la pareja, relación marital y estilo
de vida), dificultades o problemas sexuales (descripción del problema, aparición y curso del
problema, autoexplicación sobre el origen y/o mantenimiento del problema), expectativas y metas y
motivación. Debe ser aplicado a ambos miembros de la pareja por separado. Primera Entrevista de
Masters y Johnson (1970) Entrevista que tiene como objetivo recabar información sobre tres
bloques: Base Preliminar" (Información sobre aspectos comportamentales-sociales, descripción del
problema sexual, descripción de la vida sexual habitual del paciente, "historia

sexual de cada miembro de la pareja, opinión sobre la calidad de la relación por parte de cada
miembro de la pareja, motivación para el tratamiento e historia médica) Descripción Estadística de la
Pareja" e "Influencias y hechos en los ciclos de la vida" (infancia, adolescencia, 13-19 años, adultez
prematrimonial, matrimonio, percepción de sí mismo, sentidos especiales: tacto, visión, olfato y
audición, ancianidad y miscelánea) Para la administración de esta entrevista es necesaria la presencia
de dos entrevistadores, un hombre y una mujer, dado que deben responder a ella ambos miembros
de la pareja por separado con un terapeuta del mismo sexo. El tiempo de administración aproximado
es de cuatro horas sin exámenes fisiológicos y de siete horas con dichos exámenes Otras entrevistas
Modelo de Entrevista de Lobitz y Lobitz (1978) Pauta de Entrevista para la Identificación de
Problemas Sexuales en la pareja (Carrasco, Llavona y Carrasco, 1979) En evaluación conductual la
historia del problema no es un apartado fundamental; se recogerá simplemente la información
suficiente para hacernos una idea de las actitudes y conducta sexual del sujeto. Este apartado incluirá
tres fases importantes: infancia, adolescencia y relaciones actuales de pareja. En cuanto al análisis de
la conducta sexual actual deberá incluir el examen de los tres componentes: motor (conductas
manifiestas), cognitivo (pensamientos, creencias.) y fisiológico (emociones). En este apartado la
entrevista se centrará en las actitudes actuales hacia el sexô, en los tipos de actividad sexual
desarrollados y en el problema sexual (descripción, origen, curso intentos de solución...)
Autoinformes No es un método muy utilizado todavía en la evaluación de las disfunciones sexuales
Son útiles en la recogida de información y, a veces, ayudan a la pareja a descubrir otras formas de
enfocar o describir su relación.

Existe un gran número de autoinformes, para recabar información acerca de los conocimientos
sexuales del sujeto "Inventario de conocimientos sexuales" (Mc Hugh) "cuestionario de información
sexual" (Carrobles) Cuestionario para la evaluación de mitos y falacias sexuales" En cuanto a las
actitudes respecto al sexo "Inventario de miedos sexuales" (Annon) "Inventario de placer sexual"
(Annon) "Inventario de actitudes respecto al sexo" (Eysenck) En relación a la conducta sexual "Perfil
de respuesta sexual" (Pion) "Inventario de Interacción sexual" (Lo Piccolo y Steger) "Inventario de
ajuste sexual" (Stuart, Stuart y Maurice y Szasz) "Inventario de Satisfacción Sexual" (Golombok y
Rust, 1985) En cuanto a relaciones y ajustes maritales "Escala de ajuste marital (Locke y Wallace)
"Inventario de relaciones de pareja" (Stuart y Stuart) Autorregistros La ventaja que presenta la
autoobservación y el registro de conductas es la posibilidad de obtener información acerca de
conductas privadas que sería difíicil de conseguir a través de otros métodos Es fundamental para el
uso de esta técnica el definir y delimitar exactamente la conducta que se va registrar y determinar la
forma en que se va a realizar el registro. Los autorregistros nos sirven para determinar la frecuencia
con que se da una conducta, los sucesos que ocurren antes, o después de la conducta o la vivencia
que tiene el sujeto de la misma.

Esta técnica resulta especialmente útil en la evaluación del progreso de la terapia. De esta forma
podemos conocer claramente si la pareja lleva a cabo diariamente los ejercicios que se le
encomiendan, así como las sensaciones que les producen, el grado de dificultad, etc. Masters y
Johnson utilizan estos registros especialmente en la eyaculación precoz. Observación Este
procedimiento no es muy utilizado en la evaluación de las disfunciones sexuales dado las dificultades
que conlleva; a los típicos problemas de reactividad magnificados en la observación de conductas
sexuales hay que unir todos los problemas de tipo ético que supone el observar la actividad sexual de
otra persona Los tipos de observación que se han empleado son los siguientes: Observaciones
directas. Masters y Johnson (1970) en la eyaculación precoz utilizan a la mujer como observador
directo. Hartman y Fithian (1972) observan y registran directamente diversas actividades sexuales de
sus pacientes. Grabaciones en video. Serber (1974) graba actividades sexuales de sus pacientes y las
analiza posteriormente Examen físico de los genitales. Consiste en una exploración directa de los
genitales de cada miembro de la pareja en presencia del otro; el terapeuta muestra a los sujetos en
cuestión los respectivos órganos genitales. Esta es una práctica usada por Hartman y Fithian (1972) y
por Zussman y Zussman (1976). Kaplan (1983) es de la opinión de que esta técnica sólo se debe
utilizar cuando resuelva de una forma rápida alguna duda o interrogante acerca de la anatomía o
función de los genitales. Representación de Papeles. Se trata de una técnica de evaluación que fue
desarrollada por Hartman y Fithian en 1972 y consiste en observar la forma de actuar de la pareja en
una conducta semisexual.

Registros Psicofisiológicos La utilización de medidas psicofisiológicas dentro de la evaluación


conductual de las disfunciones sexuales cumpliría el objetivo de integrar las dos formas de evaluación
que se han realizado hasta el momento dentro de este campo: la evaluación psicológica y la
evaluación médica o fisiológica. Este tipo de medidas han demostrado su eficacia en el diagnóstico de
determinadas disfunciones sexuales. Entre los componentes fisiológicos que se pueden registrar
están respuestas no genitales como la tensión muscular, la resistencia eléctrica de la piel, la
temperatura, la tasa cardiaca, la presión sanguínea y respuestas genitales tales como la
vasocongestión del pene y de la vagina. Las medidas genitales son mucho más fiables que las
medidas no genitales. Estos registros se pueden comparar posteriormente con las respuestas
subjetivas dadas por el sujeto. Estos tipos de registros se emplean para la evaluación de la excitación
sexual, en especial en la disfunción sexual general de la mujer y para la evaluación de los problemas
de erección en el hombre, especialmente para hacer el diagnóstico diferencial entre impotencia
orgánica y psicógena. La técnica utilizada en la evaluación de la respuesta sexual masculina es la
plestimografia peneana, y en la femenina la plestimografía vaginal Evaluación de los trastornos del
Deseo Sexual Lo primero que hay que hacer es determinar si la pérdida del deseo es global o
situacional: para ello es fundamental conocer si el paciente presenta sensaciones eróticas
espontáneas o si responde a fantasías, lecturas o imágenes eróticas. Para ello se estimula al sujeto
con material erótico y se le pide que desarrolle fantasías sexuales. Si el sujeto en cuestión presenta
una falta de deseo total hay que considerar la posibilidad de que la disfunción sea debida a un
trastorno orgánico o a una psicopatología grave Una falta de deseo sexual puede ser consecuencia de
unos bajos niveles de testosterona, de una insuficiencia renal, de una adicción a las drogas, del estrés
o de una grave depresión (Kaplan, 1983).

Evaluación de la disfunción eréctil (impotencia) La disfunción eréctil o impotencia es una de las


disfunciones sexuales que cuenta con más probabilidades de tener una base orgánica (Kolodny,
1974). El principio que se sigue para determinar una posible causa biológica es la situacionalidad del
síntoma. Si el paciente nos indica que tiene problemas de erección con su esposa, pero no con una
prostituta, por ejemplo, está claro que se trata de una disfunción eréctil psicógena. Si el síntoma es
situacional se pasa a buscar su causa psicológica. En la mayor parte de los casos ésta es la ansiedad
que el sujeto desarrolla ante la relación sexual; el sujeto se preocupa en demasía por la consecución
o mantenimiento de la erección. Es necesario conocer las sensaciones y los pensamientos que
aparecen en el sujeto en el momento de la actividad sexual. Otras veces el trastorno está enraizado
en problemas relacionados con la dinámica de la pareja. Evaluación de la eyaculación precoz La
Eyaculación Precoz secundaria que aparece en un sujeto de edad avanzada tiene muchas mayores
posibilidades de tener causa orgánica que aquella que se presenta de una forma primaria en un
sujeto joven. Descartada la organicidad de la disfunción se pasa al análisis psicológico del problema.
Masters y Johnson consideran que la Eyaculación precoz suele ser consecuencia de un aprendizaje a
partir de las primeras experiencias sexuales. Kaplan afirma que estos sujetos no son capaces de
percibir las sensaciones premonitorias del orgasmo, por lo que habrá que tener en cuenta los
pensamientos y las sensaciones que desarrolla el individuo en su actividad sexual; si experimenta
ansiedad, si se excita demasiado, qué sentido tiene para él el placer sexual...
Test de la eyaculación precoz Durante los últimos 6 meses: ¿ Has carecido de control voluntario
sobre tu eyaculación ? Si () No) ¿ Has eyaculado , a veces , antes de intentar penetrar ? Si( No() ¿ Has
eyaculado , sin desearlo , en los juegos previos ? Si () No () ¿ Has eyaculado , algunas veces , al poco
tiempo de penetrar ? Si No ) ¿ Has evitado , a veces , los encuentros sexuales por temor a eyacular
rápido ? Si)No() ¿ Has pensado en " otra cosa " , durante el coito , para distraerte y así intentar tener
mayor duración? Si) No() ¿ Has apelado a algún " recurso casero " ( pomadas , masturbarte antes ,
tener un orgasmo para durar más en el segundo, usar dos profilácticos, tomar bebidas alcohólicas)
para controlar tu eyaculación? Si ) No( ¿ Piensas que el orgasmo se controla con una " orden cerebral
" ( al estilo de " no termines, no termines por favor")? Si () No( ¿ Has sentido tensión muscular o
contracturas a causa de la ansiedad durante el coito ? Si () No() ¿ Cuando te masturbabas lo hacías
sin interrupciones ni paradas ? Si ) No) ¿ Has tenido frecuentemente dificultades en que tus parejas
lograran el orgasmo Si No) durante la penetración, a pesar de ser ellas orgásmicas?

¿ Ha sido difícil poder percibir las sensaciones pre - orgásmicas ( previas a eyacular ) ? Si() No() Has
sentido, en algunas oportunidades, falta de placer en tus orgasmos? S (No) Has consumido
ansiolíticos (sedantes, "calmantes para los nervios") o antidepresivos para intentar controlar mejor?
Sí No () ¿ Has percibido una disminución en el deseo o en la erección como consecuencia del
descontrol eyaculatorio? S) No) Si tienes 4 ó más de los anteriores síntomas, podrías estar
padeciendo de Eyaculación Precoz, Disfunción Sexual para la cual hoy la Sexología dispone de
efectivas soluciones con tratamientos específicos-terapias sexuales-a veces combinados con
fármacos Evaluación de la eyaculación retardada La situacionalidad del síntoma nos indica que la
disfunción es psicógena; en un sujeto que sea incapaz de eyacular durante el coito, pero si lo hace a
través de la masturbación se descarta la etiología orgánica. Una vez confirmado el carácter psicógeno
de la eyaculación retardada es necesario establecer una comparación entre la situación en la que el
sujeto consigue eyacular y aquella en la que no eyacula (normalmente el coito). De esta manera se
sabrá qué pensamientos y qué sensaciones experimenta el sujeto en cada situación. Normalmente, el
bloqueo se produce por una autoobservación obsesiva. Hay que saber si el sujeto tiene alguna
experiencia traumática relacionada con la eyaculación intravaginal. Evaluación de la disfunción sexual
general en la mujer La vasocongestión femenina en la respuesta sexual es menos sensible que la
masculina a enfermedades o drogas. El factor externo que puede provocar este problema es la falta
de estrógenos debida normalmente a la menopausia o a la extirpación de los ovarios. Una vez más
hay que considerar la situacionalidad del síntoma; si el síntoma es global hay que desconfiar de una
causa orgánica. Si se descarta esta posibilidad es

necesario examinar la historia psicosexual de la mujer, el tipo de relación que mantiene con su pareja
(compañero), si se siente identificada con él, etc. Evaluación de la alteración orgásmica en la mujer
Normalmente la alteración orgásmica en la mujer se suele dar de una forma situacional, por lo que se
descarta la organicidad del síntoma. Si el síntoma es global hay que saber si la mujer consume drogas
o si presenta alguna anomalía física en el clítoris; puede ser consecuencia también de alteraciones
neurológicas graves. El riesgo de una causa orgánica aumenta si el síntoma aparece de una forma
secundaria en una mujer que hasta ese momento experimentaba orgasmos. Una vez descartadas
todas estas posibilidades se pasa al análisis psicológico. Si la mujer no ha experimentado nunca un
orgasmo es importante saber que entiende la mujer por orgasmo y qué técnicas utiliza para lograrlo;
a lo mejor es simplemente una falta de información. Si la mujer consigue el orgasmo a través de la
masturbación pero no en el coito habrá que comparar ambas situaciones y ver qué pensamientos y
sensaciones desarrolla en cada una de ellas, qué tipo de estimulación recibe, qué actitudes tiene
hacia el placer sexual; saber si ejerce una autovigilancia sobre sí misma durante el acto sexual, si
desarrolla fantasías sexuales Evaluación del vaginismo Entre las causas orgánicas que provocan el
vaginismo están la endometriosis, inflamaciones de la pelvis, vaginitis, etc. Se trata de diferenciar el
vaginismo de un himen resistente o una fobia a la penetración, aunque pueden ir unidos vaginismo y
fobia. Descartados estos trastornos es importante centrarse en la historia psicosexual de la paciente
pues esta disfunción suele ser la consecuencia de un hecho traumático (violación, inces actitudes de
la paciente con respecto al sexo, al coito y a los hombres y si su compañero sexual presenta alguna
disfunción sexual (disfunción eréctil). to, dolores durante el coito). Es importante también conocer
las Evaluación de la dispareunia Más o menos la mitad de los casos de Dispareunia se deben a causas
orgánicas. En el hombre puede ser debida a inflamaciones o infecciones del pene, de los testículos o
de

la próstata, y en la mujer a cualquier alteración que impida la lubricación o afecciones en el clítoris o


la vagina. Para hacer el diagnóstico diferencial entre causa orgánica y psicógena es necesario localizar
el dolor, saber cuando se inicia y cuando desaparece y determinar si es reproducible. Se debe
diferenciar de un trastorno conversivo provocado por conflictos psicológicos, del síndrome de dolor
depresivo que aparece en algunas depresiones graves y de un trastorno hipocondríaco.

Resumen En esta segunda unidad hemos tenido ocasión de estudiar las disfunciones sexuales y su
respectiva clasificación para ello hemos dado una aguda revisión de las fases de la respuesta sexual
por las que atraviesa todo sujeto sea mujer u hombre en condiciones normales y gozando de una
sexualidad sana, entonces se dio una mirada a los criterios de normalidad y anormalidad en
sexualidad y luego se estudió las fases de la respuesta sexual humana y las posibles patologías en
cada una de las fases, los científicos más lúcidos del siglo XX, como Masters y Johnson, Helen Kaplan,
Kinsey, entre otros destacados investigadores de la sexualidad humana, con sus estudios a fondo
permitieron dar a conocer una serie de aspectos vinculados con la problemática de las disfunciones
sexuales, muchas de las cuales se pudo comprobar no eran de orden médico o biológico sino
sociocultural y psicológico, lo que abrió puertas de par en par para nuestra ciencia, la psicología.
También apreciado alumnos a través de la historia misma de la humanidad, hemos podido
corroborar que las conductas anormales en el campo de la sexualidad constituyeron fenómenos
complejos y no siempre vistos con malos ojos, no sino hasta la edad media donde surgen las
prohibiciones morales y las condenas reales, el sexo se torna "tabú" y gobiernas en el oscurantismo
por larga data, muchos dogmas de fé se convierten en paradigmas y se incorporan tenazmente en el
inconsciente colectivo de las personas, generan pensamientos rígidos y distorsionados en torno a la
sexualidad v se la proscribe a lo "inmundo" y miserable de las penurias humanas, lo que lo hizo en
adelante frecuentemente incomprensible y generador de temor y vergüenza. La clasificación de los
fenómenos psicopatológico ha permitido identificar a las Parafilias en torno los aspectos anormales
de la sexualidad y responder a un proceso más amplio de categorización, donde se excluyen algunas
expresiones que originalmente eran consideradas patológicas como la opción sexual.

Por otro lado amable lector, cabe resaltar la importancia de otras ramas de la psicología como la
forense que ha permitido determinar perfiles psicológicos en el caso de los delitos y delincuentes
sexuales, los abusadores y todo aquel que ejerza poder sobre otra persona y abuse de ella coactando
su libertad de decidir libremente, o por su condición de niño(a) o de sufrir alguna alteración en sus
funciones cognitivas superiores no esté en condiciones de elegir libremente, recuerde la importancia
que tiene el conocer tanto los patrones normales como anormales del comportamiento humano, la
psicopatología nos entrega una serie de recursos que colaboran con el reconocimiento de patrones
desadaptativos y que en función a la evaluación psicológica es posible recoger de manera
sistematizada y sobretodo ordenada, información valiosa para delimitar los procedimientos a seguir
en función al diagnóstico sexológico. En la medida que vaya compenetrándose en el estudio de las
próximas unidades podrá empezar a delimitar que ante las diferentes expresiones de la patología
sexual existen estrategias psicológicas para hacerle frente de manera exitosa en la mayoría de los
casos, notará lo importante que resulta esta primera parte del estudio cientifico y los beneficios que
se obtiene de esta manera de enfocar los aspectos normales y anormales de la sexualidad humana.

Fuentes de información APA (1995). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales.
Cuarta Revisión (DSM IV). Barcelona. Edit. Masson, S.A. Asencio, F. & cols. (2000). La vida sexual.
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Psicológicos: Trastornos por ansiedad, sexuales, afectivos y psicóticos. Tomo 1. Madrid. Siglo
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trastornos psiquiátricos Vol. 2. Madrid. Siglo Veintiuno España Editores, S.A. Cáceres V., A. (1990).
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Eyaculación Precoz. Madrid. Biblioteca Nueva. Medina L., A. y Moreno D., M. (1996). La Sexualidad y
sus alteraciones. En: Ridruejo Alonso, P. & cols. Psicología Médica. Madrid. Edit. McGraw-Hill.

Actividades sugeridas Estimado participante: En e conocimientos recientemente adquiridos, no son


obligatorias, sin embargo, le sugerimos que las desarrolle con el afán de consolidar los aprendizajes y
generar su espíritu de investigación. sta oportunidad le proponemos unas actividades conducentes a
afianzar sus Le proponemos los siguientes tópicos; 1. Elabore un formato de Taller en función a
alguno de los temas estudiados 2. Investigue acerca de los abusadores sexuales, perfil de
personalidacd 3. Elabore un Mapa Conceptual donde se describan los trastornos de la respuesta
sexual humana.
Autoevaluación 1. El trastorno de falta de deseo sexual en la mujer puede ser ocasionado por a. Un
problema o desorden hormonal b. Un problema de pareja c. Consumo de Psicofármacos d. Un
trastorno del estado del ánimo e. Todas las anteriores 2. Una Disfunción Sexual es: a. Un Trastorno
Mental Severo b. Un Trastorno del Control de los Impulsos c. Una patología o problema sexual que
afecta tanto a la mujer como al hombre d. Ninguna de las Anteriores e. Todas las Anteriores 3. Las
Parafilias son: a. Delitos Sexuales b. Trastornos de la Conducta Sexual c. Disfunciones Sexuales d.
Todas las Anteriores e. Ninguna de las Anteriores 4. Mencione usted los tipos de delitos sexuales:

Solucionario de la autoevaluación 1. El trastorno de falta de deseo sexual en la mujer puede ser


ocasionado por a. Un problema o desorden hormonal b. Un problema de pareja c. Consumo de
Psicofármacos d. Un trastorno del estado del ánimo e. Todas las anteriores 2. Una Disfunción Sexual
es: a. Un Trastorno Mental Severo b. Un Trastorno del Control de los Impulsos c. Una patología o
problema sexual que afecta tanto a la mujer como al hombre d. Ninguna de las Anteriores e. Todas
las Anteriores 3. Las Parafilias son: a. Delitos Sexuales b. Trastornos de la Conducta Sexual c.
Disfunciones Sexuales d. Todas las Anteriores e. Ninguna de las Anteriores 4. Mencione usted los
tipos de delitos sexuales: Violación Sexual, Abuso Sexual, Incesto, Vejación Sexual, seducción
(estupro) La legislación peruana se contempla los siguientes tipos de delitos contra la libertad sexual:
Violación sexual de menores (menor de 7, 10 y 14 años - Violación de menores de edad seguida de
lesión grave o muerte - Acto sexual con una persona en estado de dependencia (incapaz) -Seducción
(Estupro) Atentado contra el pudor de una persona.

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