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La jerarquía de mando del Tahuantinsuyo era muy rígida y vertical, pues el denominado

Sapa Inca era quien tomaba las decisiones, secundado por los cuatro suyuyoc-apu (jefes de
cada uno de los cuatro suyos) que residían en la capital. Otros consejeros asesoraban al
Sapa Inca en materia judicial, militar o religiosa, además de un grupo de funcionarios que,
en su calidad de veedores generales del Incario, se desplazaban por todo el imperio
informando al Sapa Inca de cuanto sucedía. El Sapa Inca gozaba de todas las comodidades
imaginables y su figura era respetada y venerada por todos. Entre sus privilegios también
estaba el de poder elegir a sus mujeres entre las escogidas para tales fines.

Entre los incas existió una verdadera estratificación social, debajo del inca
estaban los nobles u “orejones” que contaban con un gran numero de privilegios y
derechos. Gozaban de la comodidad de viajar en andas; en cuanto a sus
vestimentas y adornos, eran de mejor calidad que los de la gente común. También
se les permitía usar grandes adornos de oro en las orejas, no tenían que pagar
impuestos y eran mantenidos por el gobierno. Cuando los jóvenes de la nobleza
llegaban a la edad de 16 años, el inca les perforaba las orejas con una aguja de
oro, hasta hacerles una abertura por donde pudiesen pasar con facilidad gruesos
pendientes, de allí el nombre de orejones. Había un segundo grupo de nobles, los
curacas, que eran los jefes de las tierras conquistadas. También estaban los
sacerdotes que tenían gran influencia y predominio, y todos aquellos elevados a
esa categoría por el emperador. Ante el monarca aun los más nobles vasallos
debían presentarse descalzos.
Panaca
La panaca era formada por toda la descendencia de un monarca, excluyendo de ella al hijo
que sucedía en el mando. La institución social básica de los incas eran los ayllus. Un ayllu
era un conjunto de familias que descendían de un antepasado común, les unía la cultura y la
religión, además del cuidado de la agricultura, ganadería y pesca de un mismo territorio.
Estos trascendían a la nobleza, de modo que el parentesco podía establecer un linaje,
llamado panaca, que atañía incluso al inca y su familia.

La familia de cada Inca formaba un Ayllu Real que recibía el nombre de Panaca. El único
hijo del Inca que no formaba parte de la Panaca era el Auqui (su Heredero); porque esté
último, cuando llegara a ser Emperador, formaría su propia Panaca.

Entre otras funciones que ocupaban las panacas estaban la de encargarse de mantener el
recuerdo del inca fallecido, de realizar las ceremonias en su nombre y de cuidar de sus
bienes y alianzas hechas en vida. Las panacas tenían gran influencia en la decisión del
nombramiento de los sucesores al cargo Inca.

El gran problema de la contabilidad incaica era el registro, la anotación, ya que no existía escritura. Se
resolvió con unos instrumentos elementales, llamados quipus, y con unos hombres excepcionales,
llamados quipucamayoc.

El quipu era un conjunto de hilos, de diversos colores, que se anudaban a distintas alturas. El
quipucamayoc, o contable, dotado de una enorme memoria, iba registrando con nudos las cargas de
maíz o de lana que entraban en los almacenes reales, las sandalias que salían, y hasta los hombres
que nacían en determinada región.
Había quipus para la riqueza existente, para la producción, para la distribución o para la demografía.
Los colores y el orden eran fundamentales. Así, el color amarillo significaba oro en los quipus de
riqueza y, maíz, en los de producción. En los demográficos los hombres se anotaban primero, luego
las mujeres y al final los niños.

Los quipucamayoc registraban y reproducían los datos con facilidad. Jamás se equivocaban porque un
error les costaba la vida. La técnica era difícil, y cada uno estaba especializado en un ámbito
diferente: militar, económico, demográfico. Pasaban sus anotaciones al jefe superior y éste, a su vez,
a otro. Así llegaban hasta Cuzco donde se llevaban las cuentas totales del Imperio.

El quipucamayoc debía instruir a alguno de sus hijos para que lo pudiera reemplazar en caso de
necesidad. Se aseguraba, de esta forma, la continuidad y perfección del sistema de contabilidad.

Los Curacas

El ayllu eran un grupo de personas emparentadas entre sí, una familia. Los ayllus estaban
dirigidos por un Curaca quien organizaba las tareas agrícolas, hacía de juez y consejero,
administraba los bienes, la mita, los rituales y ceremonias. El ayllu se dividía en dos partes
hanan, la mitad de arriba, y urin, la mitad de abajo; en cada una de estas partes había un
curaca. Estas dos mitades se dividían a su vez en dos mitades más: izquierda y derecha,
teniendo la derecha una jerarquía más alta que la izquierda; de esta forma un curacazgo
podía tener hasta cuatro señores. El curaca urin era subordinado del curaca hanan, pero era
autónomo al interior de su parcialidad.
El curaca era seleccionado por el los integrantes del ayllu; en el ritual de iniciación este se
transformaba en un huaca o ser sagrado. Los curacas al igual que el Inca usaban distintivos
en la ropa.
Curacas

Los curacas constituían la nobleza local, algunos con ancestros más antiguos que los mismos
emperadores. Una vez conquistadas sus comunidades por los incas, accedieron a incorporarse en la
estructura imperial, a cambio de conservar parte de sus privilegios. Dentro de estas prerrogativas, se
encontraba el derecho a cobrar tributo a los miembros de su comunidad.
Para asegurarse su fidelidad, el Estado obligaba a cada nuevo curaca que accedía al mando, a
manifestar su adhesión al Inca, y a enviar a su hijo y sucesor a Cuzco para educarse. Allí recibía la
enseñanza de la lengua quechua, de la religión oficial y de las costumbres del Imperio.

Los curacas ofrecían frecuentemente al Emperador, una hija o una hermana como esposa secundaria,
y obtenían de él mujeres y servidores. Esta práctica reforzaba aún más la alianza entre ellos. Tenían
obligación de peregrinar cada año a la ciudad capital para ofrecer parte de los bienes producidos.

Todo curaca dependía de los jefes de provincia y tenía una “segunda persona”, como la llamaron los
españoles, con menor poder. Su nombre era huatunruna y se encargaba de tratar directamente con el
pueblo.

Los curacas no se casaban con los demás miembros del ayllu sino que formaban, dentro de él, un
grupo privilegiado de principales, enlazados con otras familias curacales de la provincia o del mismo
Cuzco.

DATO CURIOSO
Los curacas ofrecían al
Inca una hija o una
hermana, como esposa
secundaria.

Yanaconas:Eran grupos de servidores domesticos que desmpeñaban labores


en la casa del inca y de la nobleza por extensión en el Imperio Inca se refería a los
pueblos que efectuaban compromisos de servidumbre,era el nombre que recibían
los sirvientes del Incas. Tenían a su cargo el cuidado del ganado de los nobles, la
pesca, y estaban dedicados a otros trabajos, como la alfarería y la construcción,
además del servicio doméstico de la clase alta. Hubo yanaconas recompensados
por sus servicios al imperio ,algunos llegaron a ser generales incas por sus
habilidades militares y muy apreciados por el Inca

.Estaban integrados por todos aquellos individuos pertenecientes a tribus vencidas


a quienes se les perdono la vida con la finalidad de convertirlos en elementos
utiles al imperio, la condicionde yanacona se transmitia de padre a hijo por eso el
termino de sirvientes perpetuos .

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