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Este test, está sacado del libro "Cómo animar a un grupo", escrito por André
Beauchamp, Roger Graveline, Claude Quiviger.
En el Caso Pablo
El "test" consta de doce preguntas, cada una de las cuales contempla una
situación concreta y propone tres respuestas. A usted le toca elegir el tipo de
respuesta que mejor responda a su comportamiento natural (una sola respuesta
por pregunta). A continuación de la serie de preguntas ofrecemos una tabla de
interpretación de los resultados.
Por lo general, las situaciones reales son más complicadas que las que se sugieren
en el "test". Sin embargo, confiamos en que este "test" indicativo pueda ayudarle
a situar sus propias tendencias y, consiguientemente, a prepararse mejor para
desempeñar el papel de animador de grupo. A condición, eso sí, de responder al
"test" del modo más veraz posible. En cualquier caso, no se trata de confeccionar
un "cuadro de excelencias", sino de conocerse mejor a sí mismo.
12. Si la dinámica del grupo aboca a resultados distintos de los previstos, tiendo a
decirme:
1. que ha sido un fracaso
2. que quizá responda mejor a las verdaderas necesidades del grupo
3. que es una pena, pero que así es...
Si usted tiene
de 10 a 12
¡cuidado!, autoritarismo peligroso;
respuestas "1”
de 6 a 9 respuestas vigile bien sus profundas tendencias a desear mangonearlo
"1": todo;
de 1 a 5 repuestas debe usted tener cuidado con algunas tendencias
"1": autoritarias;
de 10 a 12
es usted el animador democrático ideal;
respuestas "2":
de 6 a 9 respuestas tiene usted en su mano muy buenas bazas para animar un
"2": grupo democráticamente;
de 1 a 5 respuestas le queda aún bastante camino para llegar a animar de
"2": manera democrática;
de 10 a 12 es usted excesivamente condescendiente e incapaz de
respuestas "3": desempeñar el papel de animador;
de 6 a 9 respuestas tiene usted marcada tendencia a dejar que las cosas vayan
"3": por si solas, lo cual perjudica al grupo;
de 1 a 5 respuestas tiene usted cierta tendencia a "dejar hacer"; debe usted
"3": tener cuidado.
EL DEMOCRATICO.
Lo que importa, por tanto, son las relaciones con el animador, sino las relaciones
de todos con todos. El animador democrático no se siente satisfecho por sentirse
él querido, aceptado, respetado, sino que se preocupa, porque todos se
acepten mutuamente, se respeten y se quieran.
Como Jesús no se sentía feliz porque todos sus discípulos estuvieran entusiasmados
con Él; les urgía aceptarse entre ellos, si es que querían ser en verdad sus
discípulos.
Él no resuelve nada. Él no decide nada. Hace guardar las leyes del juego que los
mismos parlamentarios se han dado.
Que todos puedan realizar alguna tarea, una responsabilidad bien concreta.
Porque todos la necesitamos para sentirnos valorados y para madurar a través de
la acción.
EL PERMISIVO O LIBERAL.
El animador es traído y llevado por los más astutos, que no quieren dar la cara y le
ponen como pantalla por ello sus grandes cualidades son su inseguridad y la falta
de confianza en sí mismo dándole miedo de equivocarse a la hora de actuar.
AUTORITARIO.
El animador autoritario marca el rumbo del grupo, señala objetivos, distribuye las
tareas, sólo él tiene iniciativas y desaprueba la de los demás o le pone su propio
cuño.
MODERADOR: El animador tiene que ser provocador del dialogo, con la madurez
necesaria para entender que el trabajo se hace compartiendo; es el que
hace que todos entren en juego y participen.
Hay que tener siempre un agudo sentido crítico frente al animador para
convertirlo en un miembro más en forma alguna imprescindible.