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Cartografía Indígena

INEGI. Cartografía histórica del encuentro de dos mundos. 1992


Tres mapas de rutas de peregrinación tiempo, o en Ins que les acontecían extraordi- 53. HISTORIA TOtna-OOOllMÍCA.
narios o notables hasta llegar a la tierra de pro-
misión.
Frente al grave peligro de perder sus tierras, los Los tro mapas aquí descritos sumariamente
indígenas mostraron a los españole los docu- tienen en común el que muestran la peregrina-
mentos en que se consignaba su extensión, ción de un pueblo, pero aquí termina su simili-
límite* y otras particularidades, pero por otro tud. La manera de presentación, lecha y estilo,
lado, para probar que legítimamente les per- así como el grupo étnico que lo pintó, son dife-
tenecían. pintaron historias de sus antepasa- rentes. El primero, de estilo muy indígena, está
dos dentro del contexto de mapas que mues- pintado en dos hojas tamaño folio de papel
tran sus migraciones desde lugares mitológicos, europeo, posiblemente es copia de otro nás an-
acompañados de sus dioses patronos y sus jefes tiguo y trata de la peregrinación de los cuauh-
dirigentes a los que muchas veces después deifi- trinchacas y totomihuaques, pueblos que habi-
caron. Los mapas muestran los lugares por taron arcas de los estados de Puebla y Tlaxcala.
donde pasaron, o donde se asentaron por un El segundo, un rectángulo en papel indígena o
CAKTIXilAflA HffTÓKKA DEL ENCVENTBO M> £"K* Mt'MUJS

amale, L peregrinación de Icií mexicas in un rentes nombres que deben denotar; algunos
estilo híbrida £1 testero a d códice más gran- elementos están dentro del cerro, otros encima.
de dd mundo y Rjc pinado también sobre pa- Sako porque parecen haber sido dibujados con
pel amale se trata de uno de los poO&s códices pluma y por b continuidad de la lina en algu-
dd pueblo otomJ que se conservan. nos objetos (como el caracol, los elementos hu-
manos y animales) y porque se hace uso de la
técnica del sombreado, en todo lo demás tiene
Historia Tolteca-cbicbi meca la apariencia de un mapa prehispánico".
los mapas más apegados a la tradición prehis-
pánka según su estilo pictórico son leu que se Mapa de Sigüenza
encuentran encuadernados en d documento
que se conoce como Historia Telxca-Chichimt- £J Códice de Sigüenza, llamado asi por haber
cay resguardado en La Biblioteca Nacional de pertenecido al erudito mexicano Carlos de Si-
París". Fue elaborado hacia 1544 o poco des- güenza y Góngora, y que hoy se encuentra en
pués y procede de Cuauhcinchan, en el otado la Biblioteca Nacional de Antropología c His-
de Puebla. Es un libro encuadernado ya al esti- toria, en la ciudad de México, describe la pere-
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lo occidental, de 46 por 5B centímetros, con grinación de los meticas, narrada y plasmada


largos tatos en náhuatl y pictografías de tama- en un peculiar marco cartográfico. En una pie-
ño de la página y en cuádreles más pequeños. za rectangular de papel amate de 54,5 por 77,5
Conserva además eres mapa* en doble hopL To- centímetros, la larga ruta avanza, se podría de-
do d legajo reúne los documentos probatorios cir, en meandros, en un estilo que es ejemplo
de un litigio por rierw entre los cuauhtincha- de hibridación entre la pintura indígena y cu-
cas y Jos totomiahuaqsics. jopea". Un pintor, quizá no mexica, narra la
La ilustración que presentamos es de conte- historia cuando casi se ha perdido la técnica in-
nido cartográfico c histórico a la va, como lo dígena y empieza a adentrarse en ios vericueto*
son todos las mapas de tradición indígena de la de la occidental. La línea de contorno casi está
¿púa colcniaJ y quizá también de la ¿peca an- ausente el color se matiza y las formas se mo-
terior. B mapa mustia la futa que siguieron dulan, las figuras humanas se alargan, las plan-
los cHidiímpcw de FoSlan y CaJmccahuacan, ta $e hacen menos esquemáticas y su follaje es
£1 estilo deí mapa es más tradicional y más más naturalista; el paisaje aparece en el ¿rea la-
temprano que las ya muy (Kci&n&liza&s vi- custre con el empleo de vegetación baja. La ru-
ñetas en d libro. Se apega en su composición al ta que siguen los mexicas es una cinta muy an-
espado rectangular de las dos hojas en que fue gust:, aunque con el rasgo antiguo de marcar
pintado. Los topónimos en dos hileras corren las hudias de pie. Los topónimos ya no bor-
paralelos a los borda, sin importar si el ¿ra re- dean el rectángulo, sino que se reparten en dos
presentada tiene esta misma íonru o no. No se composiciones alrededor de sendas escenas
marón el emano, la distancia o posición entre principales.
unas y otros. Como bien nota Robertson, ios A la derecha, en la pane central, se inicia la
mapm indígena* son como los itinerarios dd peregrinación en los míticos lugares de origen
ncrc se sabe que de un lugar se llega a! siguien- Azüán y Culhuacán. Un lago cuadrado contie-
te y así suevamente; át igual modo las hue- ne un monte en cuya cima canta un ave y con-
llas de pie vas» dr un sitio a otro para establecer mina a los dirigentes a emprender el camino.
la historia que te narra y mada mis". El viaje prosigue desde este punto a través de
Los topónimos, montes, cuevas, cuerpos de múltiples lugares con su respectivo glifo. Ei nú-
agua, parcelas de cierra laborable, flores, plan- mero de años que los mcxicas permanecen en
tas, armas y otros objetos son de un estilo muy oda lugar está marcado por discos azules. En
Linio» 53. puro, aunque ya se advierten los inicios de la la parte izquierda continúa la ruta con los luga-
(tobera», 1959:179. aculcuraóón. Los monto muestran una gran res y tiempo de estancia y, al fin, llegan a Cha-
LámíuM- variedad en la forma básica debido a los dife- ptikepec, «El cerro del saltamontes», y son ven-
GUTOGkAflA iHDtC.F-S A

cidos por gente de ese lugar. A su derecha se localizan por su posición y glifo, si es que la
aparece el pequeño glifo de Tenochtitlan en localidad lo tiene.
medio de los canales en el lago, con minima La historia empieza en una cueva a la iz-
importancia frente a Chapukepcc. quierda del mapa y de ella emergen los padres
La lectura se hace a la manera indígena, de antiguos de los otomíes, Oionlecubdi, señor de
derecha a izquierda, como se leían los docu- los otomíes, y su esposa Xochiquéaai «Ramille-
mentos antiguos. Si concedemos que la ruta te precioso», quienes con su pueblo recorren el
pane de Aulán. inulicionalmcnic en el occi- camino lucia el oriente por lugares en los que
dente, y avanza hasta Chapultepcc y Tcnochri- les ocurren diferentes sucesos, hasta llegar a
dan, al este, el norte está arriba y el sur abajo, Cuauhrnanda, hoy Huamantla, «Lugar donde
como en los mapas europeos. La rula es se- se «tiende el bosque», la tierra prometida. A pe-
cuencia! y se aprecia un fenómeno normal en sar de su estilo pictórico tradicional, en la repre-
varios mapas de peregrinación: en la parte mi- sentación de los topónimos ya se adviene cier-
tológica. en este caso la mirad derecha, los lu- to sentido de posición, más no así de distancia.
gares no se ajustan a la realidad geográfica; pero La ilustración muestra el asentamiento de
en la mirad izquierda, la geografía es más exac- Huamantla con su glifo de gran tamaño al cen-
ta. Se ven pueblos al norte del valle, abajo de tro; es un gran monte con tres árboles encima y

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Chapultepec, así como los lagos, también con el paisaje que lo rodea muestra la flora y la fau-
varios pueblos en su periferia, y Tenochtitlan na de la región, dejada en blanco para que los
indicado sólo por su glifo. elementos destaquen sobre el fondo verde del
monte. A la izquierda está d poblado con sus
casas otomíes de techo pajizo y las de estilo
Códice de Huamantla náhuatl con terrado. Los jefa otomíes se sien-
tan en banquillos color turquesa y sostienen las " Apiikra. 1984
El Códice de Huamantla es el mapa más gran- flores que indican su rango. K la derecha, un
de que se conoce pintado en la tradición indí- prisionero es llevado al sacrificio; está pintado
gena. Originalmente media más de ocho me- en un primer estilo evidentemente anterior a la
tros de largo por doscientos treinta centíme- figura del fraile Pedro Meléndu, gran protector r* huauaktul ikulk
tros de ancho. Es obra de los otomíes del orien-
te de Tlaxcala; está hecho sobre papel amate
y sólo recientemente fueron ordenados los nue-
ve fragmentos de que consta; dos se conservan
en la Bóveda de Testimonios Pictográficos de la
Biblioteca Nacional de Antropología e Histo-
ria de México y dos se los llevó el barón Alejan-
dro de Humboldt y los donó a la Bibliote-
ca Real, luego Estatal, de Berlín, que los res-
guarda".
La mayor parte fue pintada hacia 1580. pe-
ro más tarde se añadió una escena de la con-
quista a color, en escala menor, y en dos ocasio-
nes mis figuras sólo dibujadas. Los códices
eran documentos vivos a los que se añadía his-
toria según ocurría. El estilo del códice está to-
davía muy apegado a la pintura tradicional, pe-
ro la orientación a ft occidental con «I none
arriba y la manera de contar la historia lineal
de oeste a este. La geografía cubre un poco más
que la ruta que siguieron los otomíes, y los to-
pónimos a veces están tan occidental izados que
Ca*tog*aj1a HstOhila del Evcuemtio ot Dos Mundos

H. XIV» IX COWZA-i 77.5 J


VMan. MinuKiíipi inu.cdorado
wijirc pupd uat Bo>nt) dc To-
timan*» Pttojraltin Ktiutra dri
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CA*nX,*A»U I.NUlGÍHA

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CiUCXUCKATlA INIMCÍEKA

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HUM- CIAMMJO piprl a«1K
Bibliwcci iW Miivt \ii-r.-r.jl dr
Antropólogo c Hi»l>«u, Mtolco.
BiUioirca Eintal & Berlin. Aknunu.
CUTOCLA/lA HoTCWItA Dtl. E.VCUENTRO DE DCR MLTWU

£« k fépiá a/uak de los indios y constructor de la íglesu y el proporciones y convenciones indígenas. Toda-
Sí oto «1MWA Uairj ! < convenio, que aparecen también sólo dibujados vía predominan las pinturas sobre el texto y se
sabe que el artista fue el indígena Francisco
BiNanaa fWfcauu- CKfcrd. le- Guayolpucal.
Mapas del Valle y la ciudad En la primera lámina", el autor representa,
de México dentro de un rectángulo con los 52 cuádrete
del ciclo indígena, un cuadrado rodeado y cru-
Lj ciudad de México. rodeada de lagos, y el va- zado por una franja azul de agua. Al centro, el
lle donde se encontraba, circundado por bos- gran glifo de la ciudad de TenocJititlan, una
ques y montañas. fueron muy -retratados» en águila caudal posada sobre un nopal que nace
mapas v planos de la temprana época colonial. de una piedra. Entre los triángulos resultantes,
En el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco. los primeros dirigentes mexicas se aprecian sen-
las hijos <ir los indios principales aprendieron tados en banquillos bajos con su glifo onomás-
las técnicas europeas en muchas artes y oficios. tico cerca. Sólo hay un glifo toponímico, en el
A los discípulos se les pidió representar la geo- distrito a la derecha, el de Tzompanco, hoy
grafía e historia y oíros rasgos culturales de su Zumpango, «Lugar de la palizada de calaveras»,
pueblo y lo hicieron en el estilo renacentista, el nombre de un lago y localidad al none de h
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único que conocían porque ingresaron al cole- ciudad. También se muestran plantitas acuáti-
gio a muy temprana edad v nuaca vivieron en cas en una especie de paisaje incipiente.
el mundo de sus antepasados; pero en Tetxcoco Se ha dicho que es un mapa de la ciudad
y en otros lugares más o menos importantes, el de México en sus inicios, pero en realidad se
estilo indígena sobrevivió más tiempo. trata principalmente del esquema cosmoló-
Se seleccionaron en este grupo tres docu- gico ancestral como también aparece en la lá-
mentos. EJ primero muestra la cosmovisión mina 1 del Códice To/ialamáil di ¡os pochteca¡.
particular tenochca. importance porque esta re- El gran glifo de la ciudad indica que Tenochti-
presentación ancestral tiene una orientación y tlan es el centro del mundo, rodeado de las
fue pintada por un indígena versado en la an- aguas del cosmos y dividido en los cuatro rum-
tigua pintura. El segundo es un mapa del bos. Aparece la ciudad dividida en los cuatro
Acolhuacán, región tetzcocana. que forma par- campan o «distritos* nícalo. traza de la ciu-
te del Códice Xólúfl, en el que apaicce una parte dad tenochca. por el contrario, tenía las caj-
del lago del valle de México tomada del rutura] eadas como ejes dirigidos liada los puntos car-
y desde un punto de vista especifico. El tercero dinal es'".
es el mapa de México Tenochtiiian y sus contor- Ctm arroj/udc ttwcixa líaipian, «todo el
nos hacia 1550, ya de estilo renacentista y el mundo es tierra tenochca», es d antiguo esque-
más aculturado. ma cósmico y lema de guerra que el pintor dejó
para la posteridad, sin que los españoles que
Códice Mendoza ordenaron hacer el códice lo supieran. El mapa
está dispuesto a la indígena, con el oriente arri-
El Códice Meridian, que se encuentra en la Bi- ba. el puniente abajo, el norte a la izquierda y
blioteca Bodkiana en Oxford, Inglaterra, sí es el sur a la derecha, porque Zumpango, el único
un códice en el sentido medieval de la palabra, topónimo, está como indicador del norte del
es decir, un manuscrito con sus hojas cosidas valle. Por esta razón podemos decir que el es-
por un lado. Fue mandado hacer por el primer quema es también un mapa, mientras que si no
virrey de la Nueva España, Antonio de Mendo- se hubiera pintado el glifo de Zumpango quizá
za, por lo tanto antes de 1550, para conocer o no lo fuera.
dar a conocer a España la historia de los mexi*
" Liflüfli 5>. cas, su manera de tributar y cómo era su gente. Códice XólofI
~ limínaX., EJ manuscrito, de 32,7 por 22,9 centímetros,
a
radicional, su dibujo muy exacto, .us El Códice Xólotl que se conserva en la Bibliote-
ra 9. coloro muy firmes y las figuras conservan las ca Nacional de París, es un libro con hojas de
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INEGI. Cartografía histórica del encuentro de dos mundos. 1992 CumiGRAFta Hi>-TOMc\ r>a Excve-NTKO I>I Ikis MUM*.*
Cartografía lNDkitNA

papel amate que comprende seis•hojas con, diez


.--■i- 4S.„1>rail>
S i 41^voiotu
cm. ^ Mipj i ei i%o
Muussno uno,
pagtrut piuladas y fragmentos de una séptima m|1
con dos mapas más. Sus dimensiones son 42 i?o Nji»iuurfr n,r„, Fru^u
por 48,5 centímetros. Contiene sucesos de la
historia tctzcocana desde la llegada de los chi-
chi mecas de Xólotl a la región de Acolhuacan o
icrecocma, alrededor de 1224, hasta la guerra
contra Azcapotzalco en el valle de M ótico,
donde Jos mexicas obtuvieron su independen
da en 1428.
El mapa 2 es uno de los mejores conserva-
dos y donde se aprecian las características car-
tográficas de esta fuente de importancia prima-
ria para la historia del México prehispinico".
En el mapa ya no están los topónimos paralelos
a los bordes del rectángulo, sino colocados en
la superficie en una posición geográfica aproxi-

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mada. El valle de México y parte de la región
de Acolhuacan se pintaron, seguramente por
influencia occidental, desde el none, sobre un
punto elevado al oeste de Azcapooalco. El nor-
te se encuentra en la pane superior ild mapa.
Los lagos son más comprimidos de none a sur
y alargados de este a oeste". El mapa, observan-
do el valle, tiene gran exactitud, se acerca mu-
cho a los mapas actuales y el conjunto tiene
apariencia ya muy cercana a un mapa, paisaje
muy real y naturalista.
El color ahora tiene un papel secundario; el
fondo ocre representa la superficie de la tierra,
los lagos son azules y son la mancha más gran-
de de color. Al norte se ve una cordillera apenas
dibujada. Los topónimos, que no son numero-
sos, tienen la forma de monte o cueva cotí su
respectivo glifo o forma alterada que los identi-
fica. Están pintados de color verde y algunos
muestran la superficie reticulada como una
convención para representar la piel escamosa
de la tierra y las tres prominencias curvadas que
significan dureza. Es decir, los montes topóni-
mos, incluyendo las cuevas, conservan la tradi-
ción de la pintura indígena.
En este escenario, las figuras humanas se
distribuyen de acuerdo a sus líneas genealógicas
y a la parte que juegan en la historia. Estas, al
contrario de los elementos geográficos, están
muy apegadas a las convenciones indígenas de
pintura y parecen arrancadas de un códice mix-
teco, pero son de escala menor y fueron dibuja- . Un1i(U v
das con una línea tradicional de mano muy fir- ' fto*n«>o. MI.
OjLTDT.IaFTa HSTOlUCA pa L\<.!.ENT*U llf UOk MuMx»

me. Narran la historia desde h llegada de lo* del estilo indígena, pues se combinan glifos de
duchimccas; dan noticia de stis matrimonios, lugar tradicionales con rasgos de! paisaje rena-
su descendencia v los lugares a los que emigra- centista. Pinta el valle de México, visto desde la
ron. Estas relaciones se hacen evidentes me- cordillera al este; luego, por lo tamo, ta mon-
diante lincas negnu que unen entre sí a los per- tañas arriba del mapa son las que se encuentran
sonajes o los grupos. al oeste del valle. El fondo del mapa es blanco,
Ei mapa 2 del Códue Xólatlcontiene infor- pues se le aplicó una imprimaturs o capa blan-
mación historia importante sobre los pueblos ca para obtener una superficie mis tersa. Los
del valle de México. En la ilustración aparecen monte» sun verdes u oscuros cun los detalles se-
genealogías de varías familias roltecas que se ñalados por aguadas en diferentes tonos; la ve-
asientan en diversos sitios después de la caída getación es abundante pero colocada para em-
de lula en 116X d. C También ocupan parte bellecer el todo; los lagos son verdwtiJcs y los
prominente en el mapa los chichimecas, bajo poblados son conjuntos de casitas esquemáti-
su gran jefe Xólotl, que aparece en su capital cas, con ta iglesia al centro c incluso una pirá-
Tena yuca dentro de una cueva vista en sección mide. así como con innumerables figuras hu-
sobre un monte. Us ti acompañado de su esposa manas en una diversidad de actividades, lo que
Totomiyauli y de dos de sus hijas. Recibe y le oiorga valor etnográfico,
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conversa con tres señores chichimecas recién El valle de México está en una escala menor
llegados a quienes da tierra y les entrega en ma-que el plano de la ciudad que aparece al centro,
trimonio mujeres chichimecas incluyendo a y los lagos se comprimieron para poder acomo-
uiia de sus bijas. Arriba se extienden los lagos dar los pueblos ribereños. Aquí ya se irata de
de la cuenca: Fzompmco, -Zumpango, a la un mapa según lo conciben los cartógrafos mo-
extrema izquierda, seguido de Xaltoan, india- dernos. con una red fluvial y de caminos cons-
do por el glifo de la araña y la arena; al centro,picua y bastante exacta, según se puede consta-
el gran Lago de Tcztcoco, y a la derecha los de ta; comparando este mapa con uno actual del
Chaico y Xochimilco. Dentro del lago grande valle. Como paisaje, este mapa c, mucho más
se ve a Nopalcin y Xólotl en su asiento seño- avanzado que el del Códice Xólotl y mientras
rial; enseguida el terrible combate cmie No- allí las figuras tienen un carácter histórico muy
palcin. el hijo de Xólotl, y NuahyotJ. señor importante, en el mapa que examinamos ahora
tolreca de Culhuadn: a la derecha, después de ya no lo tienen. El pintor, cuidadoso, lo animó
la victoria de su hijo, da el gobierno de este se-con los indígenas que conocía y veía cazando,
ñorío a Achitómetl. pescando, viajando por los caminos, y de esa
manera nos dejó un documento valioso por el
retrato de la vida diaria de los habitantes del
Mapa de México Tetiocb tillan y sus valle en el siglo XVí.
contornos ca. 1550. (Mapa de Uppsala). En un1 detalle de la parte inferior izquierda
del mapa' , que corresponde a la del sureste del
valle, se pueden ver de buen tamaño las figuras
En 1986. Miguel León-Portilla y Carmen y se valora su calidad estética. De arriba hacia
Aguilera estudiaron este hermoso documento, abajo se ven, a la izquierda, las estribaciones de
conocido como Mapa de Upputía y lo rebauti- la sierra del Chichinauhtzin, desde Malachcate*
zaron como Mapa de Méxuo Tewchrítlan y sus pee, ahora Milpa Alta, hasta el cerro Cuauht-
contorno! ca. 1550, en alusión a su contenido, zin. Alli vuelven hacia el none y se ve el Popo-
lo que resulta más significativo que el del repo- catepetl, el laucdliuail y otras eminencias de la
sitorio que In alberga, la Biblioteca Real de Sierra Nevada. Siguiendo el pie del monie, hay
Uppsala, Sucáa. Esta pintado en piel curtida una franja de tierra plana clara que vuelve al
de animal, posiblemente venado u otro mamí- norte y hacia arriba para formar la península de
fero, como becerro, pues ya los había en Améri- Santa Catarina, donde se encuentra Mexicalt-
" Liaúra 58 ca en esa época. Mide 114 por 78 centímetros'". zinco. Abajo se ven el lago de Chalco y una pe-
" PUoott El mapa es una bella muestra del cambio, queña parte del de Teccoco.
Ca*tochaha indígena

Los poblados están dispersos sobre todo en Mapas circulares 58 mw* nt MEMCortNoonrruK v INEGI. Cartografía histórica del encuentro de dos mundos. 1992
la tierra plana; destacan Tccómid, Chimalhua- JVS CONTORNOS (fragmemo).
can, Amecamcca, Tlatmanalco, Arzompa, Miz-
quic y Cuitlahuac, estos dos últimos en islas Una forma particular de los mapas indígenas
dentro del lago. Los asentamientos están iden- de la época colonial es la circular. Algunos au-
tificados con glifo y glosa que a veces no tiene tores sostienen que es posible que erra forma
la grafía correcta. Los glifos topónimos son de de presenur los mapas ya fuera conocida en la
muy variada clase, incluyen figuras humanas época prchis pánica, porque hay relieves en pie-
que parecen parte del paisaje y otros están dra también circulares. El ejemplo más conoci-
ocultos o semiocultos entre la vegetación o d do es la famosa Piedra del Sol en la Sala Méni-
paisaje, pero se han podido detectar cerca de ca de! Museo Nacional de Antropología c
doscientos que antes no se habían aislado'1. En His loria de México, que no es un calendario,
conjunto este mapa es de una singular belleza; como se piensa comúnmente, sino que conme-
el autor era en verdad un gran paisajista. mora las cuatro diferentes épocas cosmogóni- " Wn-I'omlü > Aguilera. 1985.
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CaitoghaíIa LnWgina

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59. u*MW>iiMci>-TiNoamrus H
JUÍ CONTORK18- c I5V0. Ame* da-
conocido. No india «cali, I I4 » 78
tfnilmriim Minuwtim * linu, rtilo-
inda
Uppüli.tobrrSuroipiel. BiWkxca Ral dr
CaítogiaHA HBTOUO DH ENCI-ENTIO tif Dr» Mindus

cas. En la ¿poca colonial si se realizaron esta de del circulo hay cuarenta y cuatro estancias
dase de mapas, de los que quedan varios ejem- que fomun !m limites del pueblo.
plos, entre los que destaca el Mapa de Ttoza-
coalco, los mapas circulares mayas, el mapa Planos
circular de Cuauf^uaholian y otros. Aquí se
presenta el primero por su belleza c impor-
El dibujar planos fue una labor que continua-
ron los indígenas en la colonia. Especialmente
Mapa de Teowoaico útiles resultaron «ios para preservar registros
de propiedad; se hicieron también planos de
Durante el siglo XVI, la Corona española con- secciones de ciudad con su división en lotes, se-
minó a lis autoridades virreinales a que envia- ñalando a los propietarios de Im predios me-
ran noticias sobre sus posesiones en (a Nueva diante sus respectivos glifos onomásticos; igual-
España de acuerdo a un cuestionario. Muchos mente existen planos de ¿reas mis pequeñas
de los tacos de estas Relaciona Geográficas se con sus limites y accidentes geográficos. Gene-
presentaban acompañados de mapas de la re- ralmente se encomendaba hacerlos a personas
gión, perú povteriormente los mapas Rieron cuidadosas que conocían la región, peto que ya
desprendidos y ahora los investigadores hacen no eran los grandes cartógrafos profesionales de
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esfuerzos por encontrar y hacer corresponder tiempo completo que trabajan antes de la con-
textos a pictografías que de vez en cuando apa-
recen. Uno de los pocos casos en que esto se ha Son numerosos los planos que han sobrevi-
logrado es el del Mapa Circular del Teozacoalco, vido en manos de individuos, corporaciones,
que aquí se presenta y que pertenece a las Rela- poblados y ahora en los archivos de diversas
ciones Geográficas de Oaxac¿\ Actualmente se instituciones, ya que constituían evidencia para
encuentra en la Biblioteca de la Universidad de determinar quiénes eran los titulares de esas
Texas, en Austin. tierras. Del conjunto de mapas coloniales se
El mapa está pintado sobre un cuadrado de consideran aquí únicamente los planos pinta-
papel europeo de 54,5 por 77,5 centímetros; dos en la tradición indígena antigua, con uno n
consta de una parte geográfica circular y está varios glifos de la escritura mcsoamericana. Los
orientado eos el este arriba marcado por un planos indígenas muy pronto perdieron su ca-
sol A la izquierda del cljcuío aparecen hileras rácter antiguo, al eliminar las figuras humanas
de parejas de hombre y mujer pintadas a la ma- con sus historias /genealogías, para adoptar ca-
nera tradicional indígena, que son genealogías: da vez más el estilo de la cartografía occidental
cuatro de Ttlan tongo y cuatro de TeozacoaJco. Comentaremos primero el enorme Plane
Fueron la base para que el arqueólogo Alfonso parcial de la Ciudad de México, de 230 por 170
Caso pudiera descifrar algunas de las historias centímetros, que se encuentra en la Biblioteca
en Jot códices mixtéeos. Nacional de Antropología c Historia de la ciu-
Dentro del círculo es (i el verdadero mapa, dad de México. Este documento se conoce
en el que sobresalen las serranías de arriba aba- también como «Plano en papel de maguey»,
jo pinadas a la europea, señalando sus acciden- peto se ha determinado, por análisis dd mate-
tes a base de luces y sombras; los árboles son nal, que la base de este documento es de papel
naturalistas o tratan de serlo en su follaje; va- indígena o amate. No se sabe todavía si el plano
rios caminos para hombres y caballos son de representa una sección de Tenochtitlan o de
carácter híbrido porque tienen huellas de pies y algún área lacustre que Iticóatl se anexó de
de herraduras. Hay varios ríos, y uno muy tierras de Aicapoaalco, despuís que consiguió
grande que desciende es el llamado Río Verde, la independencia mexicana de los teepa ñecas
que desemboca en el Océano Pacífico. Tam- en 1428. Su manufactura es del período colo-
bién se advierten varias localidades, y al centro, nial temprano y en estilo muy cercano al arte
un poco hacia la derecha, se pintó el pueblo de antiguo de registrar áreas pobladas de una
* Mtptói. Teozacoalco con su iglesia cristiana. En d boy-
CaktogxapIa Indígena

Reproducimos aquí este piano". En ¿1 se que sostuvo contra Azcapotzalco. El lugar está
aprecian dos secciones bien definidas. A la iz- señalado por su glifo, un circulo con puntnos y
quierda, las parcelas en azul contienen varias al centro una hormiga de gran tamaño. Al fren-
chinampas y una casita indígena con la cabeza te Muda, el señor del lugar, vencido, desnudo
del dueño del lote; dos vías de comunicación, y con una piedra atrás, quizá con la que fue sa-
una de agua y otra de agua y tierra, forman una crificado.
gran cruz en la parte inferior, paralelos a la sec- En d tercer registro se pintó a otro señor
ción de chinampas se ven otros dos canales. mcxica en su asiento de respaldo y a Moiocuh-
Los detalles históricos y geográficos, en la pane zoma 1, Ilhuicamina. Arriba se ve a otro gober-
derecha del irea chinampera, fueron añadidos nante tenochca con su glifo, que es una ser-
con posterioridad. La lectura de las figviras del piente azul; frente a él se alza la iglesia cristiana
lado derecho se hace de abajo hada arriba. Pri- de Santa María, según reza la glosa, de la que
mero aparece un templo antiguo dedicado a un no se ha logrado saber su ubicación.
dios del agua, quizá Tláloc, por los detalles en En d cuarto registro otro señor mcxica con
azul en la techumbre y las almenas en forma de d símbolo de la guerra y un personaje mis. En
ollas. Enseguida hay una escena en la que apa- d quinto registro aparece Motecuhzoma I, Il-
rece el señor mcxica Iztcóatl, «Serpiente de na- huicamina, «Flechador del cielo», y Ahuízod, 60 PUNO MKOU. DI IA aUOAD

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vajas de obsidiana- (1427-1440), con discos «Perro de agua-, que conserva con un personaje Oí MEXICO, e 1 Vil. 230 I 170 an.
Manuten lo » tima, coiorcadu tehrc
azules numerales de año que quizi fueron los de manta roja. En d sexto registro, y último en pipd inute- Bórctli
f'iaognticui. Bibliotecade TcuúnoaK»
Mioro
de su gobierno. Adelante aparecen el escudo y este detalle, se ven el último señor mcxica Mo- Nioatul de Amnipologü t Hisionx
las flechas como símbolo de guerra, que es la tccuhzoma 11, Xocoyotzin y don Cristóbal de
INEGI. Cartografía histórica del encuentro de dos mundos. 1992 CartcXirafia Histórica ua Encuentro w Dos Niw wh

-i?

61. IKKACOALGO, 1580. Hniundu


de Cervuna, corregido i úgiuuno.
No india aab. 170 i IZ7 cm.
Müoujciilo i lina y iou/Hj wluc
pipd (copa fid de 1858), Mipoias
Mjtutd Of «cu y Bern. Mexico.
CautografIa Indígena

Guzman. gobernador indígena de Tenochtitlan


)-3 colonial (1557-1562). EJ plano fue prrvn-
udo como prueba de que las nenas representa-
das eran mexicas desde 1428.
Muy diferente es el pequeño plano de una
casa indígena modesta intégrame de un esta-
mento que se encuentra en el Archivo General
de la Nación de México". La planta consta de
dos habitaciones, una tras otra, la mayor al
fondo. Las manos indican medidas de largo, es
decir, de distancia entre ellas, las huellas de pie.
la dirección hacia la salida. Una forma ocre en
la esquina superior izquierda podría ser la bolsa
que contiene la cantidad de dinero que vale la
propiedad.
El dueño está representado por la cabeza
con melena y piel oscura de un indígena llama-

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do I'antzin, «Reverenciado señor bandera»; una
cuerda lo une a su mujer, de piel amarilla y pei-
nada como las mujeres casadas, cun el pelo en
dos trenzas que rematan en dos cuemillos en la
frente; su nombre parece ser Matzin, -Reveren-
ciada puñado o mano de agua». Pantzin habla,
según lo indican las dos virgulas que salen de
su boca y probablemente dice que lega su casa
a su mujer.
Conclusiones
Como síntesis de lo expuesto conviene citar
primeramente un texto de Miguel León-Porti-
lla, según el cual las característica* íundsmenta-

61 CUNO Di UNA CASA LN fuxtun


t AMAKALCO. CIUDAD ttt UtMCD. I.
It SO. Autoi docciHxiJfi. No india
oalv J2121 an. Mamacriai * unu
v ¡lujirb lobre pjpd ÍUmt it Tama
Archivo Gcncnl de U Njoda Mítica.
Cahtociafia HisT"'*w> ull Lm.i e.vtiu i:i Dtts Musixis

lo de los mapas mcsoamcricanos. incluyen el ñola modificó ew riemo v propició que la com-
rrazo dc glifos v representaciones esquematiza- posición simétrica se disolviera y se considera-
das de montes, corrientes de agua, lagos, maro, ran cada ve7 mis la distancia relativa v Li
litorales, promontorios, ancones y tipos dc suc- posición dc los lugares: que la orientación cam-
ios. casi siempre cod presencia dc colores deter- biara del este al norte en la pane de arriba y
minados. También aparecen señalamientos dc que la perspectiva y el naturalismo occidental
limites y pertenencias de dcicrmitudas repo- se presentaran cada vez con más éxito. Asimis-
ne; topónimos de diversas clases para denotar mo se introdujo el paisaje solamente decorativo
los nombro dc accidentes geográficos y asenta- y la coloración dc! fondo o superficie base: las
mientos humanos (casas, templos, palacios); figuras humanas crin historias desaparecieron
delincaciones de derroteros con glifos toponí- paulatinamente y el [arcógrafo se concentró en
mico; y con trazos de caminos ton huellas de h representación geográfica, introduciendo ele-
pies; representaciones esquematizadas de plan- mentos arquitectónicos de In nueva cultura. En
tas y animales con sus correspondientes colores la cartografía indígena colonial surgió una pre-
y frecuente presencia de elementos históricos ocupación más acentuada hacia el dominio del
con imágenes dc personas y glifos antroponí- paisaje que a lo cartografía en particular, y ya
micos y calendarios'*. no fueron cartógrafos profesionales quienes eje-
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b pertinente decir que los cambios de esti- cutaron los mapas y planos, sino personas mis
lo en los mapas prehispánicos se sucedieron o menos cuidadosas y conocedoras del terreno
l-tón-l'omü» vApulcTi 19üc>: ?c. con gran lentitud. Jiasu que la conquista espa- que se deseaba presentar.
TA
Nueva España
y regional de la
Cartografía local

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Poblados y Jurisdicciones Durante ios primeros cuarenta años de
existencia de la colonia, tal escasez se debió
fundamentalmente a que los conquistadores y
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colonizadores recurrieron con mucha frecuencia,


al emprender sus hazañas, a los pianos, mapas
asta aota de 1570, los y códices elaborados previamente por los in-
cartógrafos que se ocu- dígenas. Por otra parte, es muy cierto que desde
paron del territorio novo- ¿u llegada al territorio mexicano tuvieron buen
hispano y, en general, de cuidado de realizar estudios más o menos mi-
iodo el Nuevo Conti- nuciosos de las regiones que visitaban. También
nente, ¡tuvieron que púa; lo es que redactaban crónicas y diarios de cam-
por dio d trazo de los paña; pero sólo en contadas ocasiones tuvieron,
límites provinciales interiores, así como la ubi- ¿demás, d cuidado de registrar en forma grá-
cación y denominación de los pueblos, villas y fica la ubicación y dimensiones de los seño-
ciudades oás tintes en las tierras americana. Esa ríos, provincias y parajes que sojuzgaban o
omisión scdcbióen gran medida aquela mayoría colonizaban1.
de las canas que * elaboraron en ese período Por si eso fuera poco, la existencia de mapas y
fueron d caí nadas a satisfacer necesidades de ¡oí planos nunca fue un requisito insoslayable para
marinos, que estaban más interesados en cono- las autoridades españolas cuando ordenaron la
cer Jas direcciones náuticas, las irregularidades demarcación política, económica e incluso re-
costeras y las ventajas portuarias que la ubica- ligiosa del territorio novohispano. En apoyo de
ción de poblados o jurisdiedones políticas en el esta última observación cabe recordar que las
interior del territorio. capitulaciones de conquista—quizá la forma más
Por otxa parte, lo que mis importaba en ese antigua de delimitación territorial española en
derapo era tener una ideadarade las dimension es México— en raras ocasiones fueron establecidas
dd continente y de sus posibilidades de acaso de manera precisa sobre un mapa, puesto que la
para facilitare! rrándto comercial en tic Europa y práctica común consistió en enumerar simple-
Asia. Existía iguabnemcuria gran cautela éntrelas mente los ríos, montañas, llanuras y demás
autoridades españolas en !o referente a divulgar accidentes geográficos que pudieran servir como
noticias sobre sus posesiones ultramarinas. Pero referencias limítrofes del territorio destinado a ser
lo que en realidad limitaba d desarrollo de una sometido'.
cartografía mis precisa sobre el interior del La misma forma de demarcación geográfica se
territorio era la exigua producción de planos y siguió al ser establecida la Real Audiencia de
' Gerfari. 1986; 29. mapas referentes a las jurisdicciones políticas, México, pues, de acuerdo con una de las redes
cédulas que le dieron origen, su jurisdicción
Mingo. 1986. Nueva España. recayó sobre todos los...
CAKlObRAFU LOCAl Y 1KI0VAL Dt Ut NUEVA E&PA&A

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6}. AIIAO-MCA*. i timaiaias.
1539 Antonio de Turcioi No india
ooli M i 2S an. Mjnuitnni t linu
V JClUicil uitlt fUf*! Rama ¿t Tim*.
Alchivu tinwijl dr U NitiAn. Milico
«Governadores y otras justicias y ¡uacs y de Guatemala y la anexión a la misma de Yuca-
qualesquier de la nueva España y provincias tán, Cozumel y Chiapas. Esta división territo-
della. cabo de Onduras, y de ygueras, y rial se mantuvo por poco tiempo, puesto que
Guatimala, e yucatan, e Con^uniel, y pánuco. en 1548 tanto Yucatán como Cozumd fueron
y la Florida, y río de las palmas, y de todas las reintegradas a la Nueva España; en 1550 se sepa-
otras provincias que ayyse incluyen desde el ró a Tabasco de Chiapas para sumarlo a la ju-
dicho cabo de Onduras hasta el cabo de la risdicción de Yucatán, y en 1556 la provincia
Florida, ansí por la mar del sur como por las menor del Soconusco pasó ^ formar parte de la
costas del norte.» ' Audiencia de Guatemala1.
Por loque toca al occidente, también en 1548.
En 1554, dos años después de que Car- el 13 de febrero, fue creada la Audiencia y
los I dispusiera la creación del virreinato de Cancillería de Nueva Galicia, asignándosele
la Nueva España, fue emitida otra real cédu- como sede la ciudad de Guadalajara y como
la, en la que se determinó la división de su jurisdicción las provincias de «Culiacán, Cópala,
territorio en cuatro provincias y obispados: Colima y ZacatuJa y los pueblos de Aval os,
Michoacán, México. -Guazacualco» y -de los partiendo términos: por el levante, con la
Mixteas». Al igual que en el caso de la Real Audiencia de la Nueva España; por el mediodía,
Audiencia, en la actualidad no disten prue- con la Mar del Sur, y por d poniente y
bas de que la delimitación de estas provin- septentrión, con provincias no descubiertas ni
cias-obispados se haya especificado por me- pacíficas»*.
dio de la cartografía, sino a través del seña- La completa disociación entre los cambios
lamiento de los pobladas, ríos, litorales, para- sufridos en el interior de la colonia y la cartografía
jes y algunos otros elementos del medio geo- general de su territorio fue más que evidente. Sin ' ■Pravmciu emulas obedezan •
gráfico localizados en sus fronteras*. embargo, este hecho no implicó que durante el au Audicnái: ctéuisc qnitro nfdim
j «n preuJenif Ral drfulj incluid»
Con similar tónica, en 1543 se expidió otra período comprendido entre 1521 y 1560. las ai OGomun: 179.
• IU I8J-IB6.
Real Cédula que redujo el territorio hacia el sur, al ciudades, provincias y parajes hubieran sido ■ tur
disponer la creación de la Audiencia de Santiago exclusivos totalmente de la representación ■ nn 7-«.
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CAftnXjRATtA IXK.AL V liCION-U. £11 LA Nl'EVA BíAAíA

cartográfica. De la modesta pero desocada haber existido una previa fragmentación me-
producción que se suscitó en esa época abe nor la de las circunscnpcitines prchispánitas.
mencionar los planos de la ciudad de México, En gran medida, éstas fueron respetadas por
empelando por el ya mencionado de Hernán los conquistadores al llevar a cabo la reparti-
Cortés y grabado por Martin Plinius para la ción y conversión de los pueblos sojuzgados en
edición alemana de la Segunda Curta de Rekndn encomiendas. Dicho sistema se basó en la suje-
hecha en 1524, hasta los ¿mulos realizados por ción de cada gobernante indígena y de su* sub-
Benedetto Bordone y Juan Bautista Ram us ¡o. ditos a un encomcndadero, el cual por ese he-
Mención especial merece el también yt citado cho se vela obligado a procurar su evangel iza-
plano, pintado hacia 1550 por uno o virios cióii y a 11cuidar que rindieran pleitesb al rey
aurores indígenas desconocidos pertenecien- de España .
te aJ colegio de la Santa Cruz de Tlatclolco, A cambio de ello, los enmmendadems tenían
que fue copiado de manera defectuosa por derecho a recibir tributos y servicios personales
Alonso de Santa Cruz para incluirlo en su de los indios, y aunque tal forma de dominio
¡ilarie General dt todas ¡as uks del mundo determinó que, en madias ocasiones, una en-
fe. 15601'. tidad indígena grande fuera dividida en dos o
Por lo que toa a representaciones localistas, mis encomiendas, también se dio el caso de que

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cabe mencionar el mapa-códice del barrio de a un solo encomendero se le comisionaran va-
Jesús María de Coyoacán, que fue trazado sobre rias entidades. La explotación, los matos tra-
tela en 1532 por un autor indígena desconoci- tos y la elevada mortandad que originó este
do, y el mapa del pueblo de Atladaucan y sus sistema entre la población nativa condujo a la
sujetos, elaborado por Antonio de Turcios sobre expedición, a partir de la decida de 1540, de
papel en 1539'; y en cuanto a las obras regio- un conjunto de leyes encaminadas a minar el
nales. resultan particularmente interesantes un dominio de los encomenderos sobre aquellos a
mapa de ta Nueva Galicia realizado en tinta quienes supuestamente protegían. De esa ma-
sepia por un autor desconocido, alrededor del nera se erradicó el trabajo gratuito, se estableció
año de 1550. y otro mis. de la misma époa. una cuota fija para el otorgamiento de tributos,
que plasma los10 alrededores de las minas de se limitó la sucesión de las encomiendas a una
Tunazcaitepcc . vida y se prohibió que sus titulares residieran
dentro de los límites de las mismas'-.
Linderos y propiedad de la tierra Las nuevas leyes transformaron a los enco-
menderos en una clase rentista y estipularon que.
La ortografía regional que se produjo en la al morir ¿stm, sus encomiendas vacantes
Nueva España entre 1521 y 1560 fue tan sólo quedarían bajo la jurisdicción real. Por tales
un leve indicio de la gran cantidad de mapas motivos, el cobro de los tributos v la admi-
y planos que realizarían durante los años res- nistración del trabajo de los indios se delegaron a
tantes del siglo XVI. Los motivos que llevaron un grupo de funcionarios reales denominados
a la elaboración intensiva de mapas localistas corregidores, entre los que no faltaron conquis-
fueron de diversa Indole, aunque de una u otra tadores y colonizadores, que pronto inter-
maneta iodos aruvieron vinculados a la te- pretaron sus cargos como encomiendas a cono
nencia de la tierra y al interés de la Corona plazo y se dedicaron a atraer el mayor provecho
española en conocer los recursos humanos y posible de quienes estaban sujetos a ellos. Para Mipj:
naturales que poseía la Colonia. suprimir ese estado de cosas, el virrey Antonio de ' Ver nufu Vi Ene pli»» * riuwfi
Por lo que respecta a los mapas y planos que Mendoza pretendió reemplazar a los corregidores <n en UppuU. Suco». Pira cunoor i
fundo iu hiKcru Y crol Icfl ido cDfMínr
tuvieron su origen en los redamos o regulan- por un pequeño ejército de letrados elegidos cnntului rl «reírme arudta it Mi
zaciones en la posesión de la tierra, es indis- cuidadosamente, que se desempeñaran con el pxJ Wn-Pomlli y Cjjmen Ajuikn.
penable advertir, antes que nada, que las gran- cargo de alcaldes mayores y administraran varias
des divisiones políticas y religiosas a las que unidades de los corregimientos". * Mspu6S«66
k hizo alusión con anterioridad, difícilmente Este plan fue modificado por el Cornejo ' Grrhini. 198fc 8
habrían podido llevarse a la práctica de no de Indias, y si bien la idea fundamental de ' W9 10
INEGI. Cartografía histórica del encuentro de dos mundos. 1992 CABTOGRAm HstOiuca oh Encuentro dc Dos Mlmxp

65. MAPA K LAi ZONAS LIMITROFES Mendoza se mantuvo, entre 1550 y 1571) la cartografía localista y regional fue el tema de la
ENlUt LAi AUOHKOAS Df. MEXICO Nueva España quedó dividida en alrededor tenencia dc la tierra, así como el dc los distintos
T MJ*VA CAWOA. c. 1550- Rúbna iJ dc cuarenta provincias, gobernadas cada una conflictos que suscitó su propiedad comunal
dono ¿c Hcmin de Miítloo de b
Mjiiciu. No india oak 40x31 an. por un alcaide mayor, que estaba encargado de y privada. La forma más generalizada de
Mmuscri to a iinu agiuda tolifi pipeL supervisar a varios corregidora sufragáneos. apropiación fue la de las mercedes, mediante las
Ardiño Genaxl de India dc Scvjlli.
Entre 1570 y 1580, el sistema creció hasta cuales se premiaba a los conquistadores y
alcanzar las setenta alcaldías mayores con colonizadores, siempre y cuando se compro-
aproximadamente doscientos corregimientos metieran a no usurpar las posesiones indíge-
sufragáneos; aunque en ese mismo lapso la nas, a no venderlas sino hasta pasados cuatro
supervisión y el control dc los alcaldes comenzó a años, a «rompcrlasycultivarlas» y a no enajenarlas
caer en desuso y en algunas provincias los a -iglesia, ni monasterio, ni hospital, ni persona
corregimientos volvieron a tener una autonomía eclesiásticas-".
considerable". las mercedes resultaron ser el medio mis
Los corregimientos y las alcaldías mayores, eficaz para arraigar a la población hispana en la
inspiraron el trazo de numerosos planos y mapas colonia, si brindarle las tierras en propiedad
- M 14,17. especializados en la fijación de sus límites o en el privada, y su concesión fue un atribulo de
" Florae»»: 34-39. registro de las comunidades sujetas al tributo. los virreyes por delegación del monarca'. La
- IbUL 39. Sin embargo, el verdadero gran sustento dc la implantación del sistema correspondió |«re-ci-
CAftTOGkiU'lA LOCAL V REGIONAL t>L LA NutVA ESPAÑA

sámente al virrey don Antonio dr Mendoza, za se propuso unificar sus medidas a efecto de
y aunque existían mercedes de eahalirría y evitar los problemas que se pudieran suscitar al
de peonía, las que en mayor medida se repartie-1 conceder parecías de terreno supuestamente
ron en la Nueva España fueron las primeras '. similares, pero calculadas con distintas unida-
Acerca de las dimensiones que debían poseer des de medición
las mercedes existían notorias discordancias. Por A principios de 1537 determinó que una ¡¡¡¡á
ese motivo, en d caso de las caballerías, Mendo- caballería equivaliera a una superficie de 552 ' TnWx- 31

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<■6. UAÍA nt UÍKACKW DE LAS MINAS
Di Trv-AJCUIHtC.
iloconocida Dácmauc 1550.
nuxkluAutorai
Irjiaj. «Oí 31 an. Minimum, j unu
íobrr fupd. Atdirro (ifnnj de Iruiu
dr Smlú. Eipafu-

67. rAKZIACION nf TTMEM» LN


xoOilURCO. 1568 Auiih doainoa-
do. No india aala. 40 x 21 cm. Mi-
nuiaito i ana r martin tabre pipd-
fUmtdt 71m*. Archivo Gcnail ¿ U
Ntóión. Móko.
Cartografía HtrrOtKA oa ENOANno oí Dos Mundos

por 1.104 vans ordinarias, lo cual era tanto Virreyes corno Gastón de Pe ral la o Martin
como 43 heaireas actuales". Las Ordenanzas Enrique/ de Almanza exigieron que en las
emiridas en 1573 fijaron con relativa clari- mercedes se señalaran ton claridad los punios
dad las dimensiones de tas peonías y de las limítrofes del área de tierra concedida y la figura
caballerías, aunque pronto se hizo evidente geométrica que deberían poseer, pese a lo cual
que, en la práctica, existía una profunda nunca se estableció un patrón que regulara la
ignorancia acerca de las proporciones que de- superficie de estas concesiones y sus formas
berían tener no sólo estos dos tipos de propiedad geométricas constituyeron abstracciones mate-
• IbU. 3V36. de la tierra, sino también la de las estancias o sirios míticas que sólo en contadas ocasiones coin-
» /W36. de ¿añado mayor o menor. Los numerosos cidieron con la realidad. Aunque la figura mis
documentos sobre mercedes de tierras que se comúnmente empleada era la rectangular, no
emitieron durante el último tercio del siglo XVI y fiieron pocas las mercedes que se trazaron en
64. TEOVTOTC, DBTIUTO DE IMCHU- que aún se conservan reflejan este desco- forma circular; hecho que provocó serios con-
Ca. 1571. Martín de ^lim»
raaven, «pucuio. No india ook nocimiento. así como el empirismo y arbi- flictos y reclamos por los terrenos intermedios
43 > 40 cm. Masiacmo a uno y tem- trariedad con que se medían las propiedades, inafectados que se formaban entre varias
ple K>brr papd de fibra de maguey. debido sobre todo a la variedad de unidades mercedes vecinas de csie tipo y que todos
Hrmtdt Tiertái, Archivo CcnenJ de la
Katxin. México. de medición empleadas*. los beneficiarios podían reclamar para sí".
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