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Pontificia Universidad Bolivariana

PROBLEMAS ACTUALES DE TEOLOGÍA. Teólogos del siglo XX-XXI.


Profesor: Adolfo Galeano A. OFM
Estudiante : Cristian Echeverry Sánchez ID. 000278301
Noviembre 28 de 2018

Artículo:
UN NUEVO PARADIGMA DE LA TEOLOGÍA CATÓLICA.
Las dimensiones histórico-cósmicas del Misterio Cristiano

Cuestiones Teológicas/ Medellín- Colombia


Julio-diciembre. 2016/ pp. 359-384

Síntesis

El cambio de paradigma de la teología católica tiene como fundamento un regreso a la


historia, este es el tono que da el Vaticano II, la revolución técnico-científica, la Nouvelle
Théologhie y la teología científica y es que el reto para los teólogos hoy está en reinterpretar
toda la construcción teológica de siglos a la luz de la evolución cósmica y biológica, reto que
al asumirse nos prepara para una revolución teológica.

Esta revolución teológica se presenta a dos niveles: a nivel de la ciencia y a nivel de la


historia, el primero por revolución científica en la visión del cosmos y el segundo por el paso
de una metafísica del pasado y del eterno presente a una metafísica del futuro y de la
esperanza.

Por siglos el paradigma griego de pensamiento nos ha condicionado a creer que la eternidad
espacial estática es lo perfecto y lo temporal lo imperfecto, para el mundo semita y por lo
tanto bíblico es todo lo contrario, lo perfecto es lo vital, así, no es el espacio lo que determina
la realidad si no el tiempo. Es aquí donde la Nouvelle Théologie y la Teología Científica
hacen desaparecer el paradigma de la neoescolástica, porque ellas reconocen que si Dios se
revela en la historia es deber de los teólogos leer teológicamente la evolución cósmica y no
quedarse en un modelo de mundo creado que es definitivo y cerrado.

Mientras que el plus de la Nouvelle Théologie está en interpretar el mensaje cristiano a la luz
de la historia desde lo escatológico, los teólogos de la ciencia buscan comprender el misterio
cristiano desde el paradigma de la nueva ciencia, que ha dejado de ser metafísico-
especulativo a empírico experimental, el gran escollo que tienen es superar la multiplicidad
de conceptos cristianos que están más arraigados en una metafísica griega que en la
revelación bíblica.

EL VATICANO II

Este Concilio fue como un parto, en él confluyeron dos tendencias de la teología católica:

A. La agustiniana que estuvo representada por los teólogos de la Nouvelle Théologíe


representada entre otros por Henry de Lubac y Ratzinger, esta se presentó con un
enfoque escatológico, un énfasis en el misterio de la cruz y con una antropología
pesimista por su énfasis en el pecado; es de anotar, que esta corriente logra que el
concilio vuelva a las fuentes de la Sagrada Escritura y de los padres de la Iglesia y
asume los progresos teológicos del Cardenal Newman; estos teólogos asumen la
historia como estructura fundamental de interpretación.

B. La escolástica tomista, era de carácter encarnacionista y con una antropología


optimista, esta se hizo evidente en tres vertientes: la jesuítica con Karl Rahner, este
intento reconciliar el tomismo con la filosofía moderna, de algún modo logra adecuar
la iglesia a la modernidad, la tomista liderada por Chenu y Congar, ellos hablan de
la revolución “albertino-tomista” e insistía en la interpretación histórica de Santo
Tomás y rechaza la la eclesiología de “societas perfecta” y la neotomista con
Garrigou-Lagrange.
LA NEO-ESCOLÁSTICA- RESPUESTA CATÓLICA A LA MODERNIDAD

La modernidad tuvo el impulso de secularizar la sociedad, el Papa Leon XIII busca conjurar
este impulso con la encíclica Aeterni Patris, documento plagado de teología neoescolástica,
que ha sido por mucho tiempo y aún quedan rezagos, la teología oficial del catolicismo,
teología que lo observa todo bajo principios inmutables y universales, inmodificables, a-
históricos y en algunos casos a-científicos; es el Vaticano II entierra esta “teología de la
conclusión” como la ha llamado Gerald A. McCool y que brevemente resumiré.

La teología neoescolástica nace en el contexto de la revista italiana jesuita Civiltà Cattolica


y el afán por la restauración del tomismo como único sistema de filosofía para las escuelas
católicas, pensaban que solo el tomismo podría configurar una sana teología, el propósito era
demostrar que los filósofos modernos (Descartes, Kant, Hegel) en su totalidad estaban
errados; debían demostrar que el tomismo puede fundamentar una filosofía y una teología
científica sin influjos de las filosofías post-cartesianas.

Las publicaciones inician en 1853 por Kleugen y los volúmenes se llamarán der Voizeit
palabra que se refiere a los viejos tiempos a la premodernidad, es decir, a la teología pre-
cartesiana, equivocadamente Keuglen asume la escolástica de Francisco Suárez con el
pensamiento de Santo Tomás, olvidando que Suárez es ya un pensador moderno
posiblemente más que Descartes. En definitiva, ese intento que hace de restaurar la vieja
teología es inútil, fue un ejercicio especulativo estéril, sin sentido del desarrollo de la historia,
algo más aristotélico que cristiano, esta teología centró su atención en las posibilidades
metafísicas de la naturaleza humana abstracta, prescindiendo de su fin sobrenatural.

EL FIN DEL PARADIGMA NEO-ESCOLÁSTICO

Como lo acabo de afirmar el paradigma neo-escolástico es muy deficiente por su concepción


científica aristotélica completamente superada por la nueva ciencia, es urgente liberar la
visión cristiana de Dios del pensamiento griego.
Esa reacción contra la neo-escolástica fue en el Siglo XX, crítica que ha sido amplia y
devastadora, Balthasar afirma que la tentación de las escolástica es racionalizar el orden
sobrenatural mediante un esquema aristotélico de pensamiento, derivando en un sistema
teológico inmanente y puramente filosófico.

HENRI DE LUBAC

Compara la teología neo-escolástica con un museo, todo está organizado, catalogado, los
términos son precisos, hay una respuesta para cada objeción, por supuesto, claro para los
clérigos y oscuro para los laicos.
Con su libro y explicación sobre el sobrenatural supera esa teología insípida, seca, se retorna
al fuego y a la claridad de la Sagrada Escritura y los Padres de la Iglesia y se le da valor al
paradigma hebreo de pensamiento que es histórico, escatológico y temporal.

J.B.METZ

Reconoce a Santo Tomás como precursor del pensamiento moderno, pues a diferencia de los
griegos que tienen una visión cosmocéntrica, la de Tomás es antropocéntrica, aunque en
realidad no demuestra como este realiza el cambio de la perspectiva espacial griega hacia la
perspectiva histórico-temporal bíblica.

K. RAHNER, EL TEÓLOGO DE MODERNIDAD EUROPEA

Es el teólogo de la modernidad, se le critica porque es un teorizador idealista, no tiene en


cuenta ni la Sagrada Escritura, ni a los Padres, su doctrina trinitaria es pobre, ignora a la
Madre del Señor y peor aún desconoce la historia, su teología es anacrónica, acomoda su
cristología a una antropología independiente de la revelación, graciosamente a la vez
conservador y liberal, Ratzinger dice que está condicionado por la escolástica de Suárez, su
teología es sistemática. Rahner parte de la subjetividad del ser humano, deja impresión de
que la historia y la sociedad son manifestaciones de algo ya presupuesto, en esto deja ver el
influjo de Kant y las categorías a priori.

LA TEOLOGÍA CIENTÍFICA- UNA TEOLOGÍA DE LA POSMODERNIDAD

Aquí la pregunta fundamental es: ¿cómo los avances y descubrimientos físicos, biológicos
y cosmológicos afectan la revelación?

Los desarrollos logrados en las últimas décadas imponen la superación de la teología a-


cósmica tradicional y es que desde una perspectiva científica y espiritual la creación no ha
terminado, estamos en camino, en desarrollo, la creación no es un hecho epifánico y
definitivo, la creación es dinámica y evolutiva, con los descubrimientos que ha hecho la
mecánica cuántica hemos encontrado una realidad micro misteriosa, compleja, que no sigue
la leyes de la naturaleza, caótica que nos deja atónicos y que nos hace comprender que todavía
aún hay muchas cosas por explicar, este mundo sub atómico sorprende tanto que muchos
hablan de una teoría del azar, de un caos en el corazón de todo que va en contra la fe bíblica
de un Dios creador y providente, a lo que necesariamente los teólogos responden que la
ciencia no es la única fuente de interpretación verdadera, ni la única vía para llegar a la
verdad.

En definitiva el dinamismo cósmico no es tan ciego e impersonal como aparenta ser, nosotros
no hemos todavía comprendido totalmente su gramática, su lenguaje, hay mucho por
explorar, hay mucho por comprender y es que en el cosmos existe la misma libertad de la
cual los humanos gozamos, junto con el cosmos somos parte de un proceso histórico y
caminamos en ese ritmo evolutivo juntos en una especie de comunión, es el hombre como
ser pensante quien debe renovar esa nueva manera de ver el mundo y las cosas creadas, un
modo que integre el hecho del pensamiento a la historia del universo.

El cambio paradigmático está en que se pasa de una teología fundada en la metafísica del
eterno más-allá a una metafísica del futuro, es decir, de una metafísica del pasado a una del
futuro escatológico, una trascendencia temporal y no espacial. Dios gobierna el mundo
dirigiéndolo hacia el futuro.

La misma Iglesia hace parte de ese proceso, ella nace como en un parto lleno de gozo y de
dolor y es por eso que la iglesia tiene el reto de una nueva teología con una nueva visión de
la moral, ya no fundamentada en una metafísica del pasado y en un eterno presente, si no en
la escatología como respuesta o negación al proceso creador de Dios.

Análisis

La cultura griega ha influido en la creación del paradigma cultural de occidente, su aporte


científico y social es incalculable, los griegos han influenciado nuestra lengua, la política, el
arte, la filosofía, la teología, es decir, muchos de los conceptos en como pensamos, como nos
expresamos y es más como vivimos están marcadamente impregnados del influjo que los
griegos han tenido en la historia, obviamente superar ese paradigma, obviar esas categorías,
reinterpretar o deconstruir esas formas no será nada fácil porque nuestro ADN cultural y
social ha sido creado y formulado bajo esa gramática.

Si humana y socialmente es difícil desligarnos del complejo griego, por supuesto, sin dejar
de valorar su inmensa riqueza y reconociendo la grandeza de sus aportes, lograr un cambio
teológico no va ser nada fácil, por varias razones:

La primera es que la teología católica es demasiado reticente para la evolución, la teólogos


católicos por el temor de ir en contra del magisterio o de la tradición, de ser suspendidos o
puestos en entredicho no se aventuran a un proponer otros métodos, a crear un estatuto
epistemológico propio, a no estar repitiendo incesantemente lo que otros han dicho, lo que
se impone son escuelas teológicas que atrincheradas en la seguridad parafrasean lo que ya
otros han sistematizado, es decir, se nota que muchos teólogos no sienten libertad de expresar
las conclusiones a las que se podría llegar del estudio a profundidad del dato revelado, que
es la razón del discurrir teológico hacer inteligible lo que Dios dijo en la Palabra.
En segundo lugar la teología que en otros momento de la historia ocupaba un puesto
preminente de diálogo y de encuentro con la cultura y la ciencia ha pasado a ser ignorada, no
tenida en cuenta en la sociedad, el auge de la tecno-ciencia ha enceguecido al mundo y para
los tecnócratas Dios nada tiene que decirle al mundo, la idolatría del desarrollo impide que
se escucha la voz de Dios a través de los teólogos, esto también se da por que la posición de
la Iglesia ante el modernismo fue de sospecha, la institución eclesial ha tenido en los últimos
siglos mucho miedo a los cambios y siempre toma con reservas los avances creando un
ambiente de choque con el tsunami cultural que constantemente nos abruma y nos aplasta, la
teología de los últimos dos siglos no es propositiva, no es escatológica, es una teología aun
apologética, de una perfección lógica que deslumbra, pero, negativa, de rechazo y
confrontación, a veces, ni es Buena Noticia, ni es esperanzadora.

Finalmente, la teología de la que estamos hablando es demasiado profesional, se ha quedado


en las facultades a las cuales el acceso es costoso, hoy en día ser teólogo es aun cuestión de
cierta erudición, falta mucho para que en Latinoamérica exista una teología pastoral, en
donde el pueblo de Dios supere esa religión popular que envenena y pase a otro nivel de
reflexión y vivencia de la fe, solo hay que constatar el nivel de desarrollo intelectual en que
se han quedado los presbiterios y cuanta dificultad tenemos para contagiar a los fieles en un
deseo de ascender en el conocimiento de Dios, es por eso, que con sorpresa vemos como las
comunidades hoy prefieren vivir en un pietismo emocionalista que en una fe madura y
comunitaria.

Pero, ya dejando lo que puede ser negativo y si en verdad queremos llenarnos de esperanza,
aquí van algunas pistas para este cambio paradigmático, por supuesto, que todas ellas son
inspiradas por lo leído y escuchado del autor.

La teología católica debe ser una teología en evolución, la creación no es un hecho epifánico,
Dios sigue hablando en la historia, estamos en camino y debemos estar abiertos a esa novedad
de Dios que sigue conduciendo el cosmos a ese destino escatológico en el cual tendrán a
Cristo por cabeza, la reflexión teología debe superar lo espacial y ser más temporal.
La teología debe dejar la especulación ideológica, desembarazarse del complejo tomista, de
ser tan auto-referencial y aventurarse a aceptar lo que la ciencia va definiendo, aceptar de
buena gana que naturaleza no es como la entendíamos, como suponíamos, ella es más
compleja e indeterminada y por lo tanto, si queremos responder al mundo de hoy, a eso de
ser luz y sal, debemos de soltar los guantes y ser más propositivos, ser una teología puente,
y no una teología muralla, para usar una alegoría del Papa Francisco; sobre todo el cambio
de paradigma debe darse en hacer una teología con los pies en la tierra, apegada a la historia,
ya han pasado los tiempos de hacer teología anacrónica o lo peor una teología para un hombre
arquetípico, idealizado, inexistente y también para una iglesia idealizada que es más
entelequia que realidad.

Obviamente la ciencia no tiene todas las respuestas, y es ese vacío que la teología debe llenar,
hoy en día existen muy serios teólogos que con un espíritu renovado y humildad demuestran
que toda cima ética conquistada por la ciencia es una cima que ya había sido conquistada por
la teología.

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