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NINO;; 1)1 C U A I H O A DOCr ANOS 79
La formación de la identidad social diii-ante el período de
ocho a doce años es de gran relevancia para el buen transcurso
de la pubertad, en la que se ha de formar la identidad psicoló-
gica. Una identidad social positiva, «mis padres y mis amigos
me quieren», constituye una base de protección para la autoin-
vestigación que supone la identidad psicológica. Niños con
identidad positiva corren menos riesgo de unirse a grupos con
malos hábitos sobre el lenguaje, la apariencia, el alcohol y las
drogas.
Entre los diez y los doce años tienen una visión clara de las
diferencias de las personas en general y entre los chicos y las
chicas en particular (Delfos, 2004a). Esto desempeña u n papel
importante. Los chicos prefieren jugar con chicos y las chicas
con chicas. Este proceso ya ha estado presente en los años an-
teriores, pero se intensifica hacia el final de la enseñanza prima-
ria. Pero a la vez, es u n período con u n creciente interés por la
sexuaUdad. La formación sexual la suelen dar sobre todo los
compañeros de edad y ocurre especialmente durante este perío-
do (Ravesloot, 1997; Delfos, 2003b). Los niños de los cursos su-
periores hacen continuamente observaciones de doble sentido
y ven dobles sentidos en toda clase de cosas. Las risitas disimu-
ladas son m u y abundantes a causa de esto. A los adultos les
resulta difícil percibir esos dobles sentidos, mientras que para
los niños son inequívocos. Los medios de comunicación desem-
peñan hoy en día u n papel importante en lo que se refiere a la
formación sexual, aunque con frecuencia se trata más bien de
«deformación» (Delfos, 2003b). En este período los niños tienen
una gran necesidad de adquirir conocimientos sobre la parte
técnica y emocional de la sexualidad (Delfos, 1998-2003).
Durante la educación básica tiene importancia el desarrollo
cognitivo. Las posibiHdades intelectuales aumentan enorme-
mente, sobre todo en los cursos superiores. En este período se
forma la base para el posterior éxito en la escuela y en la socie-
dad. El niño descubre la dimensión del m u n d o y está abierto
completamente a toda clase de materias sobre el tema.
Un ejemplo adecuado del concepto intelectual deformar parte del
cosmos es la manera en que los niños de los cursos superiores suelen
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poner sus dalos de remitente en las cartas. El texto de la carta suele
ser simple «(Cómo te va todo, a mí me va bien)» en comparación con
la extensión del remite: Ignacio Martínez García, Calle Mayor 12,
Aranjuez, Madrid, España, Europa, El Mundo, La Vía Láctea, El
Universo.
La memoria a largo plazo ya se ha desarrollado mucho y los
niños comprenden cómo funciona la memoria. Forman la meta-
memoria, que son los conocimientos sobre cómo funciona la me-
moria. Hacen u n uso exhaustivo de las estrategias para poder
recordar cosas, mientras que en el marco escolar se les requiere
que memoricen datos en asignaturas como historia y geografía.
En los experimentos sobre el funcionamiento de la memoria se
ha demostrado que los niños de esta edad funcionan al mismo
nivel que los adultos (Colé y Loftus, 1987).
Los adultos pasan a u n segundo plano; hay poca motivación
para tratar con ellos. Tienen que ser «de una categoría especial»
para despertar el interés de los niños. Los niños de esta edad
crean ídolos y son especialmente sensibles a su conducta ejem-
plar. Los ídolos surgen de sus aficiones, como la música o los
deportes, e influyen en el aspecto físico —desde los zapatos
hasta el peinado—, las ideas políticas y los valores morales.
El desarrollo de la intimidad en este período se caracteriza
por la intimidad paradójica (Delfos, 1994b). El niño ya no desea
el cariño de las fases anteriores y todavía no dispone de las po-
sibilidades de los adultos. En el patio del recreo de la escuela
se ve la intimidad paradójica en pleno apogeo. Los niños de los
cursos superiores no suelen tratarse de manera suave o íntima,
sino que se pelean, se empujan y se sacan la lengua. El contac-
to físico es m u y ambivalente. El consuelo como el que recibe un
niño pequeño ya no es deseado, y la relación de pareja aún está
fuera de su alcance. Considerando la cantidad de información
sobre sexualidad que reciben de los medios de comunicación,
no es de extrañar que busquen, cada vez más, una conducta
íntima similar a la de los adultos. Tratan de averiguar quién le
gusta a quién, y empiezan y terminan relaciones continuamen-
te. Dejan que los amigos y amigas las «organicen» porque toda-
vía no pueden formar una relación por sí mismos. También usan