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esentificación histórica:
el derecho de la libertad
Entre todos los valores éticos que llegaron a imperar en 1� sociedad moderna y
que desde entonces compiten por una posición dominante, solo uno era apto
para marcar de manera duradera nuestra idea de la justicia: la libertad entendida
como· la autonomía del individuo. Si bien desde hace más de doscientos años
todas las demás ideas del bien, desde el deísmo del orden natural hasta el expre
sivismo romántico, 1 han contribuido con nuevos relieves a las experiencias del
yo yne sus relaciones, allí donde deberían haber tenido gran peso social, donde
1 Charles Taylor, Que/len des Selbst. Die Entstehung der neuzeitlichen Identítiit, Frankfurt, 1994,
especialmente partes 111 y IV [versión original: Sources cifthe Se!f: the Making ofthe Modem Identity,
Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1989; trad. esp.: Fuentes del yo: la constnución de la
identidad lfl()derna, Barcelona, Paidós, 2006]. A continuación, voy a considerar la idea de la "igual
dad", que por supuesto es importante y poderosa, no como un valor independiente, porque solo
puede ser entendida cuando se la concibe como una explicación del valor de la libertad indivi
dual: que su ejercicio corresponde a todos los núembros de _las sociedades modernas en igual
medida. Todo lo que se pueda decir acerca de la exigencia de la igualdad social, por lo tanto, solo
cobra sentido cuando se lo relaciona con la libertad individual.
30 • El derecho de la libertad
solo aportaron nuevas capas de profu ndidad Hoy, a comienzos del siglo
. XXI,
2 La argumentación de Taylor también apunta en este sentido, Que/len des Selbst, op. dt., p. HúH.
Presentificación histórica: el derecho de la libertad • 3 1
5 Véasc Jerome B. Schne�wind, TI1e l11vention ¡f Autonomy. A History ¡f Modern Moral Phi/oso
plry, Cambridge, 1 998.
6 En esta vinculación de toda justicia con la condición de mutua justificabilidad reside el ver
dadero núcleo de la idea de explicar el concepto de 'justicia" con la ayuda de un "derecho a la
j ustificación" (véase ilustr<lrivamente Rainer Forst, Das Reclzt auf Rechifcrtígung. Elementc eina
konstruktivístischcn Thcoríe dcr Cercclrtigkeít, Frankfurt, 2007, donde continúa el pensamiento de
John Rawls y de Thomas Scanlon). Sin embargo, con esta detenninación fundamental real
mente analítica no se gana mucho, dado que la clase y la extensión de la justificabilidad solo se
miden en cada caso sobre la base de las condiciones sociales e históricas que, por su parte, esta
blecen, precis amente , lo que puede valer como ''justificado" en cada caso. Sin una considera
ción de estas condiciones que plantean restricciones nonnativas -objetos de una reconstrucción
normativa- la teoría de la justicia q uedaría completamente vacía.
Presentificación histórica: el derecho de la libertad • 33
7 lmmanuel Kant; "Der Streit der Fakultaten ", en vVerke i11 zwii/f Biinden, Frankfurt, 1 % � ,
tomo X I , p. 3 5 8 [trad. esp.: El conflicto de lasfacultades, traducción de Elsa Tabernig, Buenos Aires,
Losada, 1963, pp. 1 17- 1 1 8].
8 Véase Axel Honneth, "La ineludibilidad del progreso. La definición kantiana de la relación
entre moral e historia", en Patologías de la razón. Historia )' actualidad de la Teoría Crítica, Buenos
Aires, Katz, 2009.
9 Vbse la formulación ya casi clásica de John Rawls enJohn Rawls, "Der Vorrang des Rechten
und die Ideen des Guten", en Die Idee des politischen Ubera/ismus. Aufsiitze 1978- 1 989; Frankfurt,
1992, pp. 364-397, especialmente pp. 364 y ss. La formulación central aquí es: "La justicia traza
los límites, el bien establece la meta".
34 • El derecho de la libertad
j urista s y teó ricos sociales. sino también los activistas de movim ientos sociales
para los que era im portante articu lar públ ica mente sus exp eri en cias espec ítlcas
de discriminación, degradación y exclusió n . 1 " En el transcu rso de este debate
i n c on cl u s o se ha v u elto evidente que con la idea propaga da de libertad se
transtonna también pennanentemente l a imagen, incluso la rep resen tación me
tó di ca de la j usticia: una ampliaci ó n de todo lo que debería pertenecer al ·'yo"
de l a au todet ermin aci ón modifica n o solo los principios de c o n te nido, si no
· .:· · l < n J .¡s leyes de construcció n del orden j usto, dado que cu:� ntas más facul
de los princip i os la perspectiva de aquell os para los que han de valer esos prin
cipios. Es decir que para poder fi.m dam entar de qué idea de j usticia se partirá
en lo subsi gu ie nte , es necesario hacer a ntes una diferenci a ció n entre distintos
modelos de libertad individual; a la luz de estas diferenciac i o n es debería sur
gir m edi a n te un p ro cedi mi en to de descarte , el modelo de l ibertad al que
deberá o ri e ntarse nu estra concepción de j u sticia. Como p u nto d e p a rtida
puede valer la observación de que en el discu rs o moral de la Modernidad, en
aqu ell as duras contiendas acerca del signiftcado de la liberrad, se h an cqnsti
tuido tres modelos claramente delimi tados; e n un análisis m ás d e tall ado se
comprobará que las diferencias e ntre estas ideas de fu erte im p acto e n la his
toria acerca de la l ibertad individual están conectadas e n ese n c i a con distintas
ideas acerca de cómo-deben entenderse la consti tución y el carác te r de las in-
u Philippe d'lribarne desarrolló una propuesta interesante que, sin embargo, se aleja de la mía,
para diferenciar tres modelos de libertad ("Trois figures de la liberté", en Annales HSS, 5, 2003,
pp. 953-978) . D'lribarne parte de la idea de que la peculiaridad de las tres ideas de la libertad indi
vidual (la negativa, la comunicativa y la reflexiva) surgieron de las costumbres culturales de la respec
tiva naciún de origen (Inglaterra, Alemania, Francia). A continuación no analizaré estas relaciones.
12 Isaiah Bedin, "Dos conceptos de libertad", en Cuatro msayos sobre la libertad, Madrid, Alianza,
1988, pp. 205-2 1 t .
1
L a liberta d negativa
y la construcción de su contrato
13 Thomas Hobbes, Leviatán, o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil, México,
Fondo de Cultura Económica, cap. XXI, p. 171.
Presentificación histÓ rica: el derecho de la libertad • 37
porque son parte de las disposiciones individuales y, por lo tanto, se podría de
cir que son autogcncradas. Partiendo de esta primera determinación que es aún
puramente naturalista, Hobbes colige la libertad de seres que, como los hom
bres, tienen una '·voluntad", a diferencia d e los simples cuerpos; así, su libertad
con siste en que las resistencias externas no les impidan realizar los objetivos que
se han propuesto dios mismos: "un hombre libre" es, según lo que se entiende
casi como una definición, "quien en aquellas cosas de que es capaz por su ti.1erza
y por su ingenio, no está obstaculizado para-hacer lo que desea". 1 4 También aquí,
es decir. en el caso de los seres humanos, los obstáculos imernos no deben con
siderarse impedimentos de la libertad, dado que tales factores físicos, c o mo los
.
pueden constituir el miedo, la falta de voluntad, o la f1lta de confianza en sí
mismo, también pueden ser atribuidos solo a la capacidad individual, de modo
que no debe contárselos como resistencias. Ante todo Hobbes quiere evitar que
en la pregunta acerca de si podemos calificar una cierta acción como "libre",
importe el tipo de obj e tivos perseguidos por el individuo; todas las acciones que
Jos hombres creen, a partir de su razonamiento, que son "para mayor provecho
de sí mismos" pueden ser consideradas como i ntenciones cuya ejecución les
puede ser impedida por restricciones externas a la libertad . 1 5
Con estas pocas detenninaciones, claramente deficientes, está suficientemente
caracterizado para Hobbes aquello que considera la " libertad natural" 1 6 del hom
bre. En sus reflexiones es decisivo el vínculo interno que se construye aquí casi
imperceptiblemente entre la exclusión de los obstáculos internos y ios posibles
objetivos de las acciones libres: porque la libertad del hombre debe consistir en
hacer todo aquello que sea de su interés propio inmediato, las complicaciones
motivacionales que resultan, en sentido amplio, de una f.1lta de claridad acerca
de los propias intenciones no pueden ser valoradas como limitaciones a las ac
ciones libres.17 La idea de que el cumplimiento de cualquier deseo pueda ya
constituir un objetivo de la libertad en tanto aquel, desde la perspectiva del
sujeto, solo sirva a la afirmación de sí mismo, le permite a Hobbes limitarse-
14 Ibid.
t; lbid. , p. 173.
" Ibid.
17 Véase Charles Taylor, "Der Irrtum dcr negativcn Freiheit", en Negative Freiheit? Zur Kritik
des neuzeitlichcn IlldWi71ualismus, Frankfurt, 1 988, pp. 1 1 8- 1 44, especialmente p. 124 [versión
original del anículo: "What's Wrong with Negative Libeny?", en A. Ryan (ed.), The Idea of
Freedom, Oxford, Oxford University Press, 1 99 1 ] .-
38 • El derecho de la libertad
'" Qucmin Skinner, Libeny b�(t>rc Liberalism, Cambridge, 1 9'JH, pp. 7- 1 1 [trad. esp.: La lib<•rtad
,1/ltes dd liberclli.<mo, Mé·xico, T:rurus, 2004]; véase, además, Freiheit 1md Pfiiclrt. I110mas Hob/Jes '
l'''litisdw ·neorie. Frankfurtcr A domo- Vorlcstmgen 2005, Frankfurt, 2008, especialmente cap. 3.
1'' VC·.1s� Berlin. "Dos conceptos de libertad", op. cit.
Presentificación histórica: el derecho de la libertad • 39
con side rados como propósitos legítimos de acciones libres, por lo tanto, alentó
totalmente en contra de sus propias conviccio nes el surgimiento de un p ensa
miento de la libertad cuya prin cipal pre o c upación es la defensa de la idiosin
crasia. Este rasgo de la libertad negativa, por cierto, se man ifiesta claramente
solo a partir del mome nto en e l que la especificación individual abandon a su
carácter elitista y se convierte en un logro cultural de las masas ; 2 1 hoy, en el
apogeo de la individualiza c i ó n del siglo x x /2 se puede ver que la doctrina
hobbesiana es también expresión de una tendencia a otorgarles a los sujetos la
2'' Véase Albrecht Welhner, "FreiiiL'itsmodellc i n der modemen Wclt", en EH dspiclc . Die 1111-
l'ersiihnliche Modemc, Frankfurt, 1 993, pp. 1 5-53. especialmente pp. 3fl y ss. [trad. esp.: Fillalrs de
partida: la modernidad irrew11<·iliable, Madrid, Cá tc·dra, 1 996] .
21
Véase, por ejemplo, Undine Ebcrlein, Ein::: (s;artigkcit. Das rmnautísdzc btdividu,zlir<irskon:::epc
der Moderne, Frankti.trt, 2000, especialmente cap. 5; Charles Taylor, Das Unbehagm m1 dcr :\ lodeme,
Frankfurt, 1 995.
22
Nuevamente, a modo de ejempll', Ulri c h lkck, Risikogcscllsdt�/i. A<!(dm1 W1:g i11 cine muiere
Modeme, Frankfurt, 1 9l:ló [trad. esp . : La sociedad del ries,l?o: hacia tma nuer•,, modernidad, Madrid,
Paidós, 2006].
23 Jean-Paul Sartre, El ser y la nad,z: e11sayv de omología y.fellomenolclJ?Ía, Buenos Aires, Losada,
2004, parte IV, cap. 1.
40 • El derecho de la libertad
2' Sartre, El ser y la 11 ada, op . .-it. Para una critica de la con c ep.:ió n de la libertad de Sartre, véase.
por ejemplo, Charles Taylor, "Was ist mcnschliches Hand.eln?", en Nt-gatívc Frcihcit, �p. cit., pp.
'j-5 1 , especialmente pp. 29-35; Peter Bieri, Das Handtl'crk dcr Freiheit. Über die Etl tdeckung des
eigenen Willens, Múnich/Vieua, 200 1 , cap. 6.
25 Sartre, El ser y la nada, op. <"it.
Presentific8ción histórica: el derecho de la libertad 41 •
" Roben Nozick. Alltlrdzie, Sraal, Ucopic. Múnich, 2006 [trad. esp . : El11urquía, Escado ) Hlt>J>ia.
'
2� li>id. , p. 66.
2' lbid., p . ..¡ 1 O.
42 • El derecho de la libertad
3ú Hobbes, Lel'iatán, caps. 13-15; John Locke, Se,<;uwi<> tratado sobre elgobicmo ál'il, cap. u; Nozick,
llnarchie, Staat, Utopie, op. cit., cap. l.
·" A. H. incluye en esta nota la versión de la traducción alemana del pasaje correspondiente del
capítulo 11 del Segutzdo tratado S<>lm· d gt>bienw cil'il. cuya traducción al espaiiol cs: ·'Que cada uno
ordeue sus acciones y disponga de sus posesiones y personas como juzgue oportuno". [N. de la T.J
·" Véase, como reflexión crítica. e_;_ W . F . Hegel. "Über die wissenschati:lichen l3ehand
lungsarten des Naturrechts", en IYerke in ZIL'mzzig Bii11dm, Frankfu rt 1 970, tomo 2, pp. 434-530
,
(trad. esp.: Sobre las maneras de tratar ácmificamente el derecho natural, traducción de Dalmacio Ne¡,'To
Pavón, Madrid, AguiJar, 1979].
Presentificación histórica: el derecho de la libertad • 43
Sin embargo, más allá de este núcleo duro, e x isten en las distintas teorías ideas
e n algunos casos muy divergentes acerca de cómo se determina más precisa
me nt e el estado de partida ficticio. Cuanto más alejados de Hobbes están los
pla nte os, más fu erte es su tendencia a limitar desde afuera a los sujetos naturales
en su ansia de libertad n�diante leyes morales; si bien permanece intacta la idea
según la cual los seres h u manos naturalmente anhelan una realización de sus
inte res es tan ilimitada c o m o sea posible, se le imponen a esta demanda egocén
tric a límit es externos que supuestame nte provienen de u n derecho natural que
opera casi automáticamente. '3 Hasta hoy no está claro cómo se concilian con
ceptualmente estos impeYativos del derecho natu ral con el anhelo de la libertad
negativa de realizar los deseos propios con un mínimo de barreras; el acata
miento de los principios morales debería o bien ser entendido como un mo
ment o interno del impulso de libertad mismo, de modo que ya no tendríamos
ante nosotros u n concepto puramente negativo , o bien ser descrito con10 una
mera reacción a condiciones externas, lo cual acarrearía enonnes restri cciones
de la libertad negativa ya en el estado natural. Todo intento de quitar al estado
natu ral ficticio la drástica belicosidad hobbesiana impla ntándole restricciones
morales conduce a los límites del modelo de la libertad n egativa, puesto que la
efectividad de aquella moral solo podría ser comprendida sin contradicciones
como una forma de autorrestricción individual, lo que le otorgaría desde un
comienzo un elemento d e reflexividad a la libertad.34
Cualesq uiera sean las maneras particulares en que se venzan estas dificultades
conceptuales, la ficción de un estado natural siempre tiene que asumir un papel
central en la teoría de la libertad negativa. La determinación de los principios
que deben imperar en una sociedad con ordenamiento del Estado se hace siem
pre del mismo modo, en la forma de una interrogación experimental intelectual
de los sujetos en estado natural: ¿qué ordenamiento j u rídic o del Estado -reza la
pregunta dirigida ficticiamente a ellos- podrían aceptar estos individuos natu
ralmente libres porque esperan de él un mejoramiento duradero de su situación?
Es facil ver que también este procedimiento de j ustificació n , e!_} última instancia
33 Locke, Sobre el gobierno civil ( Über die Regicnmg , Stuttgart, 2 003, especialmente pp. 6 y ss.);
Nozick, Anarchie, Staat, Utopie, op. cit., pp. 23-27.
34 Véase la delatora formulación de Robert Nozick: "Más pertinente sería ( . . . ) concentrar la
atención en una situación no-estatal en que la gente satisfaga generalmente las restricciones mo
rales y actúe en general como debe" (Nozick, AnarqHÍa, Estado y 11topía, op. cit., p. 1 8) . Para john
Rawls, en Locke estas contradicciones se aclaran solo cuando se considera una premisa funda-
-;nental religiosa, según la cual nosotros, hombres, somos propiedad de Dios: John Rawls, Leaio
nes sobre la historia de lafiloscifla política, Barcelona, Paidós Ibérica, p. 1 9 1 .
44 • El derecho de la libertad
35 Jürgen Habermas, Faktizitiit und Geltung. Beitriige zHr Diskurstheorie des Rechts und des de
mokratischen Rechtsstaat,, Frankfurt, 1 992 (trad . esp.: Facticidad y validez. Sobre el derecho }' el Estado
democrático de derecho en términos de teoría del discurso, Madrid, Trotta, 1 998]. John Rawls quiso ver
solucionado el problema tratado aquí haciendo actuar para el cierre contractual su famoso "velo
de la ignorancia". Véase su crítica a Joh n Locke en Lecci011es sobre la historia da la.filosif¡a política,
op. cit., pp. 1 99-206.
46 • El derecho de la libertad
La liberta d reflexiva
y su concepción de la j us ticia
"' Acerca de esta continuidad, que se remonta a Aristóteles, véase, por eJemplo Emst Tugendhat,
"Dcr Begriff der Willensfreiheit", en Philosoplzische A t!ftiitze, Frankfurt, 1 992, pp. 334-351 .
48 • El derecho de la libertad
modo en que la M odern i dad se concibe mora l m entt' a sí misma; en ella se ma
nifiesta que el individuo debe gozar del derecho de actuar "a sus anch as " s i n
u na restricción externa y sin dep e nder de la cot•rción d e examinar sus motiYos,
en tanto no ndnere el mismo den�cho de sus conciudadanos.37 E n contraste, la
idea de la libertad rdlexi\·a comienza realmel l te solo con la autorrclación del
s L� e r o ; según aq uell a es l i b re aqud i n d i \·iduo que logra relacionarse consigo
mismo de fo rma tal que solo se dej a gui:u· en su actuar por intenciones propias.
Sin embargo, esta ddi nición general delata \·a que ideas muy distintas pueden
estar ligadas a la idea de una libertad reflexi\·a emendida así. puesto que tanto lo
que quiere decir aquí " prop io " como lo que significa "dejarse guiar" pueden
ser i nterpre ta d os de distin ta s maneras. \ . . tsí es ftctibk pensar en una multiplici
dad de combinaciones de significado. Sin embargo. l saiah Berlín, que hablaba
de una libertad ' ' positiva" en vez de "retlexiv.t " . hace una distinción entre dos
versiones de una libertad de este tipo, de '' orien taciún interna'': la idea de qu e
el SL�eto solo es libre e n la medida en que p u e d a determinarse a sí m i s m o se
desarrolló, según cree Berlin, en las dos direcc iones: la de la ide:1 de la "auto
nomía" y la de la ''autorrealizaciún " . -" S i gu i e n d o a B e rl í n , Raymond Geuss
propus�' incluso diferenciar cinco variantes del c on c e pto de l a libertad "posi
tiva" o " reflexiva " ; según él, u n a idt·a se diYidc en diferentes complej o s de
significados que da n cu enta de todos los aspectos o modos diferentes de l o que
significa segu i r en la acción solo la propia voluntad. '''
Sin embargo, el n úcleo de la idea de b libertad reflexiva lo constituye histó
ricam ente en una primera instancia la propuesta de diferenciar entre acciones
autónomas y heterónomas. Con esta contraposición. cuyo precursor intelectual
es Rousseau , el peso de la libertad indiYidual fue desplazado de un solo golpe:
una acción no puede considerarse libre solo por el hecho de que sea ej ecutada
en el mundo exterior sin que encuentre resistencias, sino únicamente en el mo
mento en el que la intención de ej ecutarla tenga su origen en la voluntad propia.
Las modificaciones en e l concepto de la naturaleza humana que so n n ecesarias
para poder j ustificar una diferenciación de este tipo son abordadas por Rousseau
en su Emilio; la " Profesión de fe dt• u n presbítero sab oyano " , contenida en este
'' La idea de que la libertad negati,•a es irrcmphzablc fue destacada principalmente por Albrecht
WellQJ.er en "Freiheitsmodclle in der rnoJernen \Vdt", ''P · cit. , pp . 38 y ss.
'" lsaiah Berlín, "Zwei Freiheitsbegritli?", en Freihcit. 1 -'ier Vcrsuchc, Frankturt, 1 995, pp. 2 1 5
y ss. [trad. esp.: "Dos conceptos de libertad", op. de. J .
39 R.aymond Geuss, "Auffassungen der Freihcit" , e n Zcitschr!fi für philosophisc/¡e Forsclumg, 1,
esc rito educativo, desan·olla ideas sobre la voluntad humana que anticipan mu
c ho de lo que Kant habría de afim1ar acerca de la autonomía n10ral.4u
Ya en su Contrato soci,lf, publicado pocos meses antes que Emilio, R ousscau
había establecido que el hombre no puede ser comiderado libre en tanto de
penda del "amia de los apetitos puros": la libertad, en cambio, le corresponde
solo allí donde aplique "obediencia a la ley que uno se ha prescripto " . 1 1 En su
Contrato social Rousseau no profundiza acerca de esta escisión en la naturaleza
humana, en la que la "libertad ética" entra en confl icto con " los apetitos" ; solo
la tematiza e n E111ilio, donde se debe plantear la pregunta acerca de cómo su
pupilo estará en condiciones de alcanzar la autodetermi nación. Las reflexiones
que Rousseau pone en boca del presbítero comienzan con una afirmación q u e
suena c o m o u n a crítica a la i d e a de la libertad puramente ncgati\T ' ' Cuando
me dejü llevar por las tentaciones", dice, "obro según el impulso de los obj etos
externos f . . . ] soy esclavo de mis vicios"Y Una acción que tiene lugar como
reacción a estímulos sensoriales n o p u ede ser descrita como " libre", puesto que
en ella se continúa simplemente en la actividad humana l a "ley del c u e rp o" , es
'0 Jean-Jacques Rousseau, Emi{¡,, a la educación, traducción de José Marchcna, en Ohras selectas,
Buenos Aires, El Ateneo, 1959, pp. 363 y ss.
41 Jean-Jacques Rousseau, E/ contrato social, traducción de Lcticia Halpcrín Donghi, Buenos
Aires, La Página/Losada, 2003, p. 53. Una interpretación muy convincent<' del rol de la a u tole
gislación individual en el "Contrato social" fue elaborada por Frederick Ncuhouser en Rousseau's
Theodicy of Se!f-Love. El'il, Rationality, mzd the Drivefor Recognition, Oxford, 2008, especialmente
pp. 214-2 17.
42 Rousseau, Emilio o la educación, op. cit., pp . 390-39 1 .
43 !bid. , p . 390.
50 • El derecho de la libertad
en elb una "sustancia inmaterial" por medio de la cual el sujeto estaría en con
diciones de convertir discernimientos de la razón o sensaciones de la conciencia
en motivos efectivos de sus acciones: si n embargo, al mismo tiempo supone que
tal voluntad racional o moral no úculta automáticamente al actuante a triunfar
so�e el asedio de sus inclinaciones naturales. Por un lado, de manera casi defi.
nitiva, allí donde existe realmente la "libre voluntad" debería poder ori ginar la
acción correspondiente; pero por otro lado parece que es nuevam ente el sujeto
mismo el que tiene el poder de otorgar preferencia a su voluntad o a las propias
pa s i o nes . Rousseau no cuenta aún con los medios conceptuales que podrían dar
un a salida a estas di fi. c ultades; ni est;Í del todo claro qué es lo que quiere enten
de r por "voluntad", ni puede dilucidar satisfactoriamente en qué consiste la
"falta de voluntad". Pero sus reflexiones tentativas sobre la autolegislación y su
definición de la acción libre fueron lo suficientemente ori entadoras y ti-uctíferas
como para establecer al mismo tiempo el fundamento de dos versiones de la
idea moderna de la libertad reflexiva.
Transcurre solo un cuarto de si glo hasta que Kant retoma los análisis de IZ.ousseau
para elaborar con ayuda de estos su concepto de la autodeterminación: para él,
de los c omentarios dispersos de Rousseau es importante sobre todo la p a rte que
apunta a presentar la libertad como el resultado de una autolcbrislación. •• En esa
misma época, no obstante, también se manifi.esta la doctrina de la libertad de
Rousseau en una segunda corriente, cuyo inte rés se centra no tanto en la razón
sino en la veracidad de la autodetenninación; para este círculo, compuesto por
los prerrománticos y los inte lectuales marginales del idealismo alemán, son de
interés fundamental los elementos de sus escritos en los que se muestra que la
libettad depende de la articulación de deseos genuinos o auténticos.45 Los análisis
ingen iosos, pero no siempre coherentes, que Rousseau le dedicó a la diferencia
ción de las acciones autónomas y heterónomas despliegan así un etecto intelectual
en dos direcciones; si bien en ambos casos se trata de descubrir la estructura re
flexiva de la libertad individual, en qué consista esta reflexividad, qué constituya
su peculiaridad se contesta recurriendo aL mismo autor de manera casi opuesta.
Schneewind, ·ne Invcmion qfAutanomy, pp. 487-492, y Susan Meld Shell, Kam and rlw Litnits o{
Autonomy, Cambridge, Mass ., 2009, cap. 2.
" So bre la historia de la influencia literaria del ideal de autenticidad de Rousseau, véase Liond
Trilling, Das Ende der A�/iichtigkeit, Múnich/Viena, 1 980; para entender la historia de la i nfluen
cia en la filosofía, véase Christoph M enke , Tragodie im Sittlichen. GerechtiJ?keit und Fr.-iheit n<ldJ
Hegel, Frankfurt, 1 996. cap. 4.C.
Presentificación histórica: el derecho de la libertad • 51
46 Kant, ·'Grundlegung zur Metap hysik der Sitten", en Werke in zwo/f Biinden,
Frankfurt, 1 968, tomo VIl, pp. 7-102 [trad. esp.: Ftmdametltación de la metafísica de las wstumhres,
traducción de Manuel García Morente, Madrid, Ediciones . Encuentro, 2003].
47 lbid., p. 28 [trad. esp.: p. 3 1 ] .
52 • El derecho de la libertad
48 Kant, "Grundlegung zur Metaphysik . . . ", op. cit., p. 6 1 {trad. esp.: p. 67; en bastardillas
en el original].
49 lbíd. , pp. 88-89 {trad. esp.: pp. 97 y 98].
Presentificación histórica: el derecho c;le la libertad • 53
indiv iduo posee naturalmente un alma que solo es propia de él, inconfundible,
que, como un "gennen", no necesita más que del cuidado correspondiente para
50 Acerca del ideal de autenticidad en Julia o la nueva Eloísa, de Rousseau, véase Alessandro
Ferrara, iHodcmity and Authenticíty. A Swdy cfthe Social and Ethical 11wught cfjean-Jacques Rousseau,
Albany, 1 993, cap. S .
5 1 Véase Menke, Tragodie im Sittliclzcn, cap. 4 ; Talyor, D as Unbehagm a n der Moderne, cap. 3.
52 Johann Gottfried H erder, "Vom Erkennen und Empfinden der menschlichen Seele", en
Herders Werke i11filrif Biinden, 6' ed. Berlín/Weimar, 1982. Christoph Menkc, en Krtifi. Ei11 Grun
dbegriff iisthetischcr A11thropologic, Frankfurt, 2008, hizo una llamativa reinterpretación de este es
crito; acerca de la relación de Herder con Rousseau sigue siendo actual Hennann A. Korff, Geist
der Goethezeic. Versuch einer ideel/en Entu>icklung der klassisch-romanrischen Literaturgeschiclzte, Leipzig,
1 923, tomo 1 , parte I , cap. 1 .2.
53 lbid., p. 355.
54 lbid., p. 370.
55 !bid., p. 372.
54 • El derecho de la libertad
condiciones de la libertad m ismas. Para reparar esta grave omisión ambos pen
sadores se ap rop ian de la idea desarrollada ya por Rousseau, según l a cual la l i
bertad individual es tá l igad a al requisito de la li b re voluntad: el sujeto solo es
realmcme libre b�o la condición de que se restrinj a en su actuar a in te n ci o n es
o finalidades que estén depuradas de toda añadidura de coerción. E ero al expli
car la ej ecución de tal depuración se dividen las sendas de ambos pensadores:
mientras que Kant propone interpretar la voluntad libre como producto de un a
autolegislación racional, Herder parte de la premisa de que la depuración de la
voluntad es cuestión del descubrimiento de los deseos propios y auténticos. Con
esta oposición entre autodeterminación y autorrealización, emre autonomía y
autellticidad se ha preparado la senda que tomará la idea de la libertad reflexiva
en el discurso tllosótico de la Modernidad: los logros reflexivos que están en
todo mo men to implicados cuando se habla de libertad individual se conciben
siempre, también después de Kant y Herder, ya sea de acuerdo con el modelo
de u na autolimitación ra c i ona l o de acu erdo con el patrón de u n encuentro
diacrónico c ons i go mismo. Sin embargo, a medida que la discusión progresa,
pro ntamente se re c orta n estas dos ideas de modelos a una medida más modesta
que la qu e tenían con Kant y H e rde r.
La des poten c ia ción que sufre el concepto trascendental de la autonomía de
Kant des emb o c a o bien en una re interp reta ci ó n empírica o en una corrección
teórico-intersubjetiva de los logros reflexivos. En el prime r caso, se desmenuza
como un manoj o de facultades empíricas aquello que Kant entendía aún como
una capac i d ad racional del suj eto nouménico: los logros reflexivos necesarios
para prac ti ca r h libertad individual se describen l ue go como el resultado de un
proce s o de socialización en e l cual cada s uj e t o apre n de a entenderse como
coautor de leyes de v a l i dez mo ra l . Tal es c o n c ep c i on es de la autonomía moral
reducidas a lo empÍ!ico se encuentran hoy en un a mpl io espectro de posiciones
que compiten entre sí: se utilizan ya las especulaciones psicológico-morales de
Freud, 5'' ya las investi�aciones t eóri co e volu tivas de Piaget,57 para mostrar a la
-
s• John Deigh. nu So11rces of Afora/ Agency. Essays in A1oral Psychology and Freudian Theory,
Cambridge, 19%; David Velleman n, Sel(to Se!f Selected Essays, Cambridge, 2006, especialmente
12.
"
caps. 5, 6 y
57 Si guiendo e l estudio revolucionario d e Jean Piaget (El criterio moral e n el niiio, Barcelona,
Martinez Roca, 1 '1!55). Lawrence Kohlberg elaEOTó estudios empíricos sobre el desarrollo moral
en el espíritu de Kant: Die Psychologie der Moralentwicklung, Frankfurt, 1995.
Presentificación histórica: el derecho de la libertad • 55
p rem is as m e ta fís i c as a daptá ndola así a l as c o n d i c ion es conce p tu a les que empit·
zan a im po n e rs e poco a poco en un a Modernidad desil usionada. 1 ) es p u é s de
N i etzs che y de F reud t' � cada \'l'Z más d i fí c il i m aginarse el proceso de l a a u to
rrealizacic\n c o m o si fu era u na l iberación reflexiva del núcleo ori g i n a l de la
person:1, que incluso estu\·ier:� establecido naturalmente; an tes bien se pa rt e de
la idea de que el .. vo" de u na person.1 constitu\'l' algo fónn ado social mente que,
si bien p uede oponer resistencia a los p rocesos de formació n , n o lo p u e de hacer
como u n germen que ya conti e n e de a n te m a no todo el po t en c i al c¡r;¡ c teroló
gi co i n di \·iduaL Con l a condi c i ó n de un n úc l e o f0 o de p e rso n a l i dad . q u e da
des ca rtada rá pi da me n te la idea se¡.,>Ú n la c u a l la autOITealización tiene l uga r como
u n proceso de descubri m i e nto. de h a l l a z go de la verdad: donde no hay un yo
original. '\·erdadero " . no puede c on c ebirs e la re a li z a c i ó n de la propia p e rson a
como u n encuen tro c o ns i gn m i s m o sino q u e debe entendérsela como un pro
ce s o ese n c ia l m en te c o n s truct i \ 'O , q ue e x i ge otros p atrone s que los de la copi a o
la concordancia. En la actu a l idad, todas estas restri cc i ones teóricas han lkvado
.1 que, cada vez más, se opo nga el descubri m iento de los deseos propios y au
tén ticos al p roc e so de l a au torrealización; el e nlace interno que H erder a ú n
podía · es tab l e cer naturalmente entre ambos procesos c o rre peligro d e desha
cerse definitivamente porq u e con la p re m i s a de un núcleo d e p erso na l i dad
anterior se pierde t od a p o sib il i dad de c on e xi ó n . Fi n a l men te , h o y , las i deas de
la autenticidad y de l a auto rrealización están por lo común en tre nt adas como
dos magnitudes extraihs: m i entra s q u e la l ibertad que comiste en actuar solo
siguiendo los des eos p ro pi os o reales e� i n t e rp re ta d a primord i a l m e nt e como un
a ct o único de identificación o articulación, la l ibe rtad de la autorrealización qu e d a
stueta en un marco d i a c ró n i c o en el q u e es emendida como u n a c apac i dad de
unificación narrativa.
En la a c tu a l i da d , quien h a i nc u rs i o n a do con mayor profundidad en la de
termi na c ió n de la a u t e n tic i dad es, seguramente, 1-l arry Frankfu rt , que parte de
una j era rq uí a escalonada de la vo l u n ta d h u m ana: a difere n cia del animal, d
hombre ti en e la fa c u ltad de tomar pos i c i ó n respecto de sus d eseo s de primer
gra do una \'eZ más, desde la p ersp e c t iv a d e un deseo de mayor jerarq u í a , al
aceptarlos, re c h a z a rl os o r e a fi rma rl os . ' '" Para Frankfurt, el actuar de u n s uj e t o
no es totalmente libre aun cuando s u c eda puramente a part ir de u n deseo que
e s c on s i de ra d o en un s e g u n d o grado como a c ep tab l e o digno de ser c o nser-
,,,, Harry Frankfurt, "Willensfreiheit und dcr Be gri ff der Person" [La libertad de la voluntad ,,
el concepto de la persona] , en Frl'ilreit tmd Scll,.<tbestitmllllllg, Berlín, 200 1 , pp. 65-83.
Presentificación histórica: el derecho de la libertad • S 7
va do; antes bien, debe haber siempre un acto espe c ia l de identificación, de con
co rda ncia de los sentimientos, para que un deseo pueda c onvertirse en motiVll
para mu a c c ió n que pued:� ser sentida como verdaderamente "libre".''1 La distan
cia en tre esta idea de libertad autémica y todos los modelos de la autorrcalización
se m:m ifiesta claramente cuando uno se percata de que Frankfurt no vincula b
posibilidad de la identificación completa con un deseo con la condición de cOYl
tinuida d histótica vital: la facultad de poder comprender el deseo que me satistace
co m pletamentt' como un nuevo grado o componeme del proceso de mi desa
rrollo personal no se cuenta entre las condiciones que se deben cumplir para
poder actuar con autenticidad. En cambio. el ideal de la autone:tlización sigue
51 !bid., pp. 75-79. Frankfurt continuó desarrollando en otras obras, justamente, este demento
de su doctrina de la libertad. Véanse en el volumen citado los textos '' Über die Bedeutsamkeit
des Sich-Sorgens" (pp. 98- 1 1 5) [trad. �:sp . : La imporrancia de lo que 110s preowpa, Buenos Aires,
Katz editores, 2006], "Die Notwcndigkcit von Idealen" (pp. 1 5 6- 1 63) (Acerca de la necesidad
de ideales] y "Autonomie, Ni:itigung und Liebe" (pp. 1 66-1 83) [Autonomía, necesidad y amor].
62
En Alasdair Maclntyrt!, Der Verlusr der Tugcnd. Zur moralischcn Krisc der Cc,�enwart. Frankfurt/
Nueva York, 1 987 [trad. esp . : Tras la virtud, Barcelona, Critica, 2004] , y especialmente en d cap. 1 5 ,
se manifiesta esta idea de l a autorrealización como u n encuentro consigo mismo; véase, para todo
este conglomerado de ideas, Dieter Thonú, Erzdhle dich sclbst. L<'bensgeschidtte als philosoplzischcs
Problem, Múnich, 1 998, cap. !l.
58 • El derecho de la libertad
''' Véase John Rawls, Teoría de lajustici,z, lluenos Aires, Fondo de Cultura Económica. 200(>,
cap. 24.
'·' Habennas, Fakti::: itdt uud Geltwrg, •'P · rit., cap. 111.
Presentificación histórica: el derecho de la libertad • 59
m eno s un asunto de los sujetos cooperantes que en el caso del ideal de autono
m ía , puesto que el teórico sabe naturalmente, al menos a gr:mdes rasgos, a qul:
"' Para un estudio de la filosofía política de Herder, véase Frederick C. Beiser, bli(�llle1111!CIIt,
Rcvolwiou, & R.mzamidsm: The Gcn<'SÍ.< ·�f i\Todcm Gcrmau Political 11wught, 1 790- UIOO, t�am
bridge. Mass. , 1 992, especialmente cap. 8.
• • Respecto de esta ambivalencia en l a doctrina de la libertad de Mili, véase Berlin, "Zv,;ei
Freiheitsbegrirle ", op. dt . , especialmente pp. 208 y ss.; véase también ibid., 'john Stuart Mili un
die Zide des Lebem", en Freiheit. Vier Vcrsuclzc, vp. cit. , pp. 257-296 [trad. esp.: ':John Stuart Mili
y los fines de la vida", en Cuatro eusayos sobre la libertad, op. cit.] .
67 John Stuart Mili, Über die Frcihl'ic, Leipzig/Weimar, 1 99 1 , p . 8 8 [trad. esp. : Sobre la libertad,
Madrid, Alianza, 1 970] . Acerca de la concepción de justicia en Mili, véase R.awL�. úccioz1es sobre
la hi.<t.nia de l,z .filosofía política ( Gcschiclue der politisd1en Plziloplzíe, Frank.furt, 2008, especialmente
pp. 393-4 12).
60 • El derecho de la libertad
CÍÓil, Madrid, Alianza, 2004]; Maclzt und Gewalt, M únich , 1969 (t rad . esp.: Sobre la violeiUia, Ma
drid, Alianza, 2005]; Michael Sandel, Liberalism and the Limits of]usticc, Cambridge, 1982.
Presentificación histórica: el derecho de la libertad • 61
73 Acerca de estas t.:ndencias en la obra de Hannah Arendt, que tienen que ver con una cate
gorización inferior de lo '"social", véame, entre otros, Seyla Benhabib, Hamtah Arendt - Die
melancholische Dmkcri11 dcr Modeme, Frankfurt, 1998, cap. 5 [\·ersión original: The reluctant moder
Hism of Hamwh A rc11dt, Lanham, Rowman & Littleficld, 2003) , y Hauke Brunkhorst, Htmnah
Arendt, Múnich, 1 99'J, pp . 1 42- 1 47.
74 Sin embargo, vé:1�c Harry Frankfurt, "Gleichheil und Achtung", en Freiheit und Selbstbes
bertad la que le sirve de guía al tercer concepto, social, de la libertad; según este
pensamiento, la idea de la libertad reflexiva no puede ser desplegada sin incluir
La liberta d social
y su doctrina de la eticidad
su parte. debe seguir siendo c o ncebida como tot:-� l mente heteró n o m a . '' Es
sencillo ver qu e la objeción de Hege l al segu n do modelo de l i b er ta d se com
dida en que debe haber un acto de a utol egi s la c i ón o una determina ción de los
propios deseos: según esto solo soy libre en la medida en que estoy en condi
ciones de orientar m i acci ón hacia objetivos establecidos de manera a utó n oma
o hacia deseos auténticos. Si se relaciona la objeción de H e ge l con la id ea así
c:;b< !". , da , se pone de manifiesto que nada en ella p a re c e ga ranti za r la viabilidad
·k 1a' m e t as determinadas obj eti vamente; si bien mediante la ampliación de la
. , · : • .! < i L.Kia el inte ri o r se asegura que solo tengan luga r las i ntenciones que n o
obedecen a ni nguna autoridad extraii.a, ni siquiera se contemplan las oportuni
dad e s para su realización. E vi dente mente , Hegel quiere llegar a un tern:r m o
delo de libertad que supere esta deficiencia al s om ete r también la esfera o bj et i va
de la realidad al criterio de la libertad: no solo las i n t en cio n es individuales de
berán satisfacer el patrón de haber surgido, por su parte, sin n inguna infl uencia
extraii.a, sino que también se debe p o de r presentar la realidad social externa libre
de toda heteronomía y toda coerción. De este modo, habría que enten d er la
idea de la libertad social como el resultado de un esfuerzo teórico por ampliar
el criterio que sirve de fundamento al p e n sa m i e n to de l a l ib ertad reflexiva a la
esfera que tradicionalmente se le opone a l sujeto como realidad externa.
La sola mención de esta intención deja ver claramente qué dificil se1ía satisf:1-
cerla. Mientras que en el ámbito de los propósitos y obj etivos contamos con
suficientes criterios prov en i e ntes de lo cotidiano que nos p odrían aportar indi
cios para diferenciar entre lo libre y lo no libre, parecen faltarnos totalmente este
7" H egel. Gru11dliniw der J>hilosophie drs Rcchts, en Werkr in :::wanzig Biindc11, Fran kfurt, 1 <)70,
tomo 7, Einleitung (§§ 1-32) [trad. esp.: Principios de la.filosofia del derecho, tradun:ibn de Juan Luis
Vennal, Bue�os Aires. Sudamericana, 2004].
Presentificación histórica: el derecho de la libertad • 67
81
Con esta definición de "libertad social" como la complementariedad mutua en esferas ins
tiruciopales del reconocimiento me aparto de la propuesta de Frederick Neuhouser, que consi
dera la idea holística de Hegel de un "todo que se autodctennina" (FoundatiollS rif Hcgcl's Social
'17uory, op. cit., especialmente pp. 82-84). Por motivos que explicaré más adelante, en espe c ial
cuando me refiera a Talcott Parsons, considero que mi definición más "llana" es más apta para
satisfacer también las exigencias de una teoría de la sociedad que proceda sociológicamente.
Presentificación histórica: el derecho de la libertad • 69
"ser uno'' de .unbos en el :�bsoluro "ser uno para el otro" de ambos, o se con
vierte en amor: y el gozo es conciencia en esta contemplación de sí wismo en
el ser del otro", '2 Se desprende de notas marginales hechas por Hegel, en las
cuales mencion<l, como para contrastar, formas históricamente rnás antiguas de
la relación amorosa, como por ej en1plo las corteses, que contempla con esta
fonna '' inmediata'' tk reconocimiento una determinada institución:H.1 solo con
la condición h istórica de que tales modelos de relación hayan sido reemplazados
en la pr<Íctica s o cial por el ideal m oderno, romántico del amor, podrán dos su
82 Hegel, jcnacr Systcmentwü ifc l. Das S ystcm der sp;;kttlativen Philosophie, Hamburgo, 1 986,
fragmento 2 1 , p. 2 1 2.
83
Véase, por ejemplo, Hegei,Jcnaer Rc,¡Jphilosophie, Hamburgo, 1969, p. 202, nota 2.
70 • El derecho de la libertad
como u na forma nue\·a. indirecta del ·' estar consigo mismo en el otro · · signifi ca
a p rende r a e n t e n d a que esta instituciún crea u na relación de reconocim ierHo
mediante b cual los indi\'iduos pueden amp li a r su libertati . �4
Esta inclusión d e l m e rcado en su c o n c e pc ión de libertad social tiene para
H egel la con se c u e n c i a de que a p ren de a compn:nckr la socie da d de su época
co mo una re l a c i ó n estratificada de relaciones de recon ocimiento. En su Filost:tia
del derecho llega r<'i al fi nal a una diterenci ación en tre tres c om p lej os instituciona
les de e<;te tipo, l os que a su vez se d i st i n gu e n según los propósitos u obj etivos
de los indiYidu os que se satis bn:n m ed i a n t e reco n o c i m ie n t o re c í p roco . Sin
embargo, por la YÍa así esbozada dej a e n general i n tacta H e ge l la i de a de que la
lib ertad de los i n d iYiduos ti n a l n l l'lltl' .;olo comienza donde puedan estos parti
ci p a r en i m ti tuc i o n e s cuyas prá ctica s nonnati,·as aseguren una relación de reco
n oci mi en t o mutu o . Aparente m ente , e n u n p 1i m er momento Hegel llegó a esta
concepciún caprich osa solo por c omp l e tar una ope ra ci ó n puramente lógica: si
al concepto puram e n te n egativo de la libertad le 6lta la inclusión de b subjeti
vidad. que, a su ,·ez, también d eb e podn ser p rese ntada como libre. al concepto
res u l t �� n t e de la l ib ertad imerna, re ft e x i \·a , le falta u n a inclusión de o bje t i v i d a d ,
porque se sigue p e n sando la realidad externa como esfera h ete rón oma ; para
superar las care n cias de ambas concepL· i o nes hace taita. por lo tanto , un tercer
c o nce p t o de libe rt a d en el c u a l se presenten reconciliados lo p a rtic u l ar y l o
ge n era l , subjeti,·idad y obj l'ti,·idad. S i n embargo, tan pro nto como Hegel em
pieza ;¡ h a ce r i n t el igi b l e esta constru cción obtenida solo a pa rt ir de lo concep
tual, es decir, a acercarla a nu estr.ls e x p e 1i c n c i a s del mundo de la vida, se pone
d e man ifiesto que está pe rsi gu i e ndo una idea extrl·madamente c o nv i n cen te ,
puesto que con la pro p u es t a de incluir en la determinación de la libertad tam
bién a la obj e ti ú dad misma se a firma con cierto d erec h o que no podemos ex
peri mentarnos c om o venhderamcnte libres e n tanto no enc o n t remo s en la
rea l i d:1 d externa las con d ic i o ne s p.1ra una realización de los objetivos que hemos
det ermi na do n osotros mismos. Todas las formulac iones que Hegel usa para
criticar el punto de vista de h l ibe rtad illtl'rna, reflexiva, desembocan en primera
i nstancia en el si gu ien te resultado: si la l i bertad es interpretada exclusivamente
como " capa ci d ad " , es decir. como úcu ltad de perm i t i r que la acción sea guiada
solo por objetivo s pro p i o s , de te nn i na d os p or tillO m ismo , e nto nces "la relación
" V éansc, entre otros. Birger P. Pri,fdat, H(�d a/s (Jiwtl!'lll. 13t'rlín, 1 '!90; Hans-Christoph
Schmidt 3111 Busch, '.'l llcrkctllllll(�· <1/s P1i11:::ip dcr lúitisdtm 7ü,,,,,fi ·, ,fisertación inéditJ, Goethc
Uni\·c'rsir:it. Franklurt. 200<J, rap. 1 1 1 . Ver plinci¡ulmclltl' mis rdl,-xioncs en la parte C, cap. 1 1 1 ,
sección 2 (a).
Presentificación histórica: el derecho de la libertad • 71
e ella quiere' con su realidad, r será vista 1 como si fuera una aplicación
co n lo qu
eri a dada, que n o perteneciera ella misma a la esencia de la libertad"."'i
a un a mat
Sin e mbargo, en esta tercera posici ó n , segú n la cual las condiciones objetivas
pa rte de la " esencia misma de la li bertad". se pueden dife
de la rea liza ción son
versión dé bil y una fuerte ; y la pec uliari da d de la idea hegeliana de
ren cia r una
socia l consiste en proponer con firmeza una interpretación específica
la l ib ertad
d e la versió n fuerte. E n la variante débil la inclusión d e la " obj etividad" quiere
ideas d e " a u tonomía" o " autorrealizaci ón '' quedan incom
decir qu e n uestras
e n tanto no se a gre gu e n conceptualme nte los re c ursos sociales para la
ple tas
real ización de los obj etivos correspondientes; en la actualidad Jose p h Raz, por
una variante d e esta concepci ón al mostrar que, debido a la
eje mp lo , sostiene
relación circ ular entre obj etivos escogidos y a rreglos institucionales , sería desa
tales "sorialfonns " como condi c iones al concepto mismo
tinado no incorporar
e
d e auto n om ía.H6 S i n m b a rg o , si bien Raz se acerca a ciert o s aspectos de la
doc trina de la libertad de H egel , lo separa u n abismo de s u intuición central,
Hegel quiere revelar en la realida d no solo alguna s condiciones
p uesto que
sociales que hacen posible la realización de obj etivos au toestablecidos, sino que
quiere ver licuada la "materia" d e la realidad en un grado tal que la estructura
misma de la libertad reflexiva se reflej e una vez más obj etivamente en ella. El
mundo de l a objetividad se adecua al anhelo individual de libertad e n el sentido
de que quiere de suyo aqu ello que el suj eto tiene reflexivamen te como i nten
ción. Este fue rte requerimiento ontológico solo se cumple cuando pertenecen
a aquella realidad externa otro s suj etos cuyas metas demandan, p or su parte, que
el primer sujeto ejecute exactamente lo que tiene la intención de hacer; es en
tonces que la objetividad p u e d e ser presentada en la to rma ej e mplar de estos
cosujetos de tal manera q u e d e manda o quiere que la subjetividad se reali ce e n
su libertad detemünada re fl exiva m.ente .
no solo entre suj etos sino también e ntre libertad subjetiva y o bjetividad. E n la
relación del reconocimiento e l sujeto se encue ntra con un elemento (por su
parte subjetivo) de la realidad a través del cual se ve confirmado en sus inten-
" Hegel, Cnmdlinim der Plzilosophic des Rcchts. op. cit., p. 6 1 [trad. esp.: Prin.:ipÍ<lS de la.filos<?fia
del deredzo, op. cit., p . 39].
ti6 T11e Morality q( Freedom , Oxford. ! 9Hfi, especialmente pp . 307 y ss., cap. 12.5.
Josehp Raz,
72 • El derecho de la libertad
tiene que anteponer a la obtención de lib ertad social un proceso en el cual los
sujetos aprenden a fo rmar deseos o i ntenciones que son "generales" para la
" nece.sidad de complementariedad"; una vez que poseen estas metas enton ces
pueden experimentar en las respectivas relaciones de reconocimi ento el estar
"consigo tnismos en la objetividad"."'
Hegel, por otra parte, exige a las instituciones sobre las que se concen tra toda
su doctrina de la libertad la función de generalizar tales deseos e intenciones.
Para esto se guía por h idea, en último ténnino aristotélica, de que bajo la in
fluencia de prácticas institucionali zadas los sujetos aprenden a orientar sus mo
tivos hacia objetivos internos; al fi nal de tal p roceso de socialización hay, por lo
tanto, un sistema relativamente estable, habituado de aspirac i ones que hacen que
los sujetos se propongan exactamente los hábitos nom1ativos que estab:in asen
tados en la prácticas. 88 Hegel piensa que si los individuos crecen en instituciones
en las cuales las prácticas normati vas de la reciprocidad tie nen permanencia,
entonces aprender;!n durante su " formación" a limitarse en s u comportamiento
a deseos e intenciones cuya satisfacc ión solo es posible mediante las acciones
complementarias de otros.89 Como en un ciclo, la soci;¡lización en complejos
institucionales del reconocimiento se encarga de que los suj etos aprendan a
reas ese nciales que asumen aquellas insti tuci o nes en las cuales las relaciones de
reconocimiento son permanentes. Por un lado, c o mo vías de la mediaci�1 se
ocupan de que c iertas clases de manifestaciones del comportamiemo puedan ser
entendidas mutuamente por los participantes como invitaciones a realizar en
conjunto objetivos complementarios; solo sobre la base de tales reglas y símbo
los vincu lantes intersubjetivam ente los indiYiduos acu erdan en lo ge n e ral que
se identifican los unos con los otros y realizan sus obj e tivos e intenciones de
modo recíproco. En este sentido las instituciones del n�conocimie nto no son un
simple apéndice o una condición externa de la l ibertad intersubj etiva; dado que
90 Respecto de lo que sigue pueden consultarse, entre otros, Daniel Brudney. Afarx 's Attcmpt
to Leave P!Ji/osop!Jy,
Cambridge, Mass., 1998; George G. 13rcnkert, Marx's Etlzics �(Frcedom, Lon
dres, 1983, especialmente cap. 4, y Allen W. Wood. K,,,.¡ Marx, Londres, 198 1 .
74 • El derecho de la libertad
est' e nto n c es, es demasiado abstracto en tanto -como en H ader y sus discípu
los- se piense solo en el sistema de referenci.1 del len guaj e y de la creati v i dad
pot:· tica; en cambio, s i gu i e nd o a Hege l , cuya Fi'IWIIJmolo,t;Ía conoce bit'n de s de
1 H37 ,'' 1 Marx quiert' entender el proceso de la a ut o rrealización según el modelo
de una actividad en la cual el individuo obj etifica su "individualida d ' ' . su "' pe
cu liaridad" y "en con tem plación del objeto [ p rodu cido, A. H. [ " goza dt' ];¡
plenitud de sus habilidades personales.Y2 Un p r oce s o como este, de b •llltorrea
lización a través del trab;U o . no es para Marx un procc·so mo nológi co , que el(·
giros sobre sí mismo, sino q u e desde un c omienzo tiene la mirada puL'Sta en las
necesidades de otros hombres, puesto que todo individuo depende de man era
vital para la satisfacción de sus nt'cesidadt's de p ro d u c tos q u e otros han e bbo rad o
para él, de modo que su t ra b ,ti o se orien tará a la nec e s i d a d de quien, a su Vt'Z,
se¡,rú n su expectativa, elaborará un producto p.na satist:lcer sus necesi da des . Por
l o tanto, los suj etos se complementan en la ma nera en que se autorrealiza n ,
porque c o n l a ej ecución d e su trabaj o con t ribuyen m u tuamente a l a ;¡ mpliación
de sus objetivos. Es esta necesidad de compkmcntariedad de sus obj e t i v o s , es
decir, del propósito de la satisfacción de su necesidad,''1 aquello que ex pl i c a por
q u é M'a r:--: afirma qu e e n la propia .ejecución de au torrealización el hombre
. ¡ ·· .. La al otro a la vez que se ve "contlnnado" por l- 1 : " Y o tendría [ . . . [ e n mi
trabajo l- . . ] el placer", dice, "de haber sido el m e dia d o r entre tú y el género, es
d e cir, de ser p e rcibido y en tendido por ti mismo como un complemento de tu
propio s er y como una parte necesaria de ti mismo, y d e saberme confirmado
tanto en tu pensamiento con1o en tu amor".',.
Marx no se encuentra en este punto lejos- del modelo hegeliano del rec o no
cimiento, ya que enlaza la libertad de la autorrea lización con la condición de la
complementariedad con otro suj eto. Desde su perspectiva, el intento del indi
viduo de realizarse mediante un trabajo objetificante queda incompleto si una
contraparte no co nt ribuye mediante su autorrealización productiva a asegurar
91 Acerca del concepto hegeliano del trabajo, que toma Marx directamente, ,·éase Ham
Christoph Schmidt a m B usch , He,�cls Bcgr!lfdcr Arbcit, Berlín, 2002.
9' Karl Marx, '·Auszüge aus James Milis Buch'Élements d'économic politique"' , en Karl Marx
y Friedrich E ngels , Werkc. Berlín, 1 968, volumen supkmcnrario, p rime ra parte, pp. 4-B-463,
.tquí: p. 462 [traducción propia, G. C.].
93 Acerca del concepto de " necesidad de complcmcntariedad" en c�te contexto, ,·éase l:lrud
nc y , A-Iarx 's .4ttempc to LeaPe Phil<>Sophy, op. cit. , pp. 1 83 y ss.; adcmá�. puede consultarse ibid. ,
· ' Marx' ne u c r Mensch", en Hans-Christoph Schmidt am llusch y Christopher F. Zurn (cds.).
:'l ucrl<emumg, Berlín, 2009, pp. 1 45-1 80.
"' Karl Marx, "Auszüge ausJames Milis Buch ' Élemenrs d'économic po li tique "' , op. cit. , p . 462.
Presentificación histórica: el derecho de la libertad • 75
·¡; Marx, "Ausziige aus James Milis Buch ' Élements d'économie politique"', op. cit. , p. 460.
"" Hacia una interpretación en este sentido apunta Georg Lohmann, lnd!fferenz und Gesel/schafi .
_
100
Véase, nuevamente, entre otros,Wildt, Autonomíe rmd Anerkennung, op. cit.
101
Gehlen, Über die Geburt der Freiheít aus der Entjremdung, op. cit., p. 378.
102
Acerca de este trasfondo antropológico, véase Arnold Gehlen, Der 111ensch. Seúre Na tur zmd
seine Stel/zmg in der Welt, Frankfurt, 1 97 1 , especialmente §§ 6, 7 y 8 [trad. esp.: El hombre: su lla
turaleza y su lugar en el mundo, Salamanca, Sígueme, 1987].
78 • El derecho de la libertad
reglas, quien se sustraiga a ellas e i n te l l te actuar por iniciativa propia, está ex
puesto a demasiados i mpulso s simultáneos como para estar capacitado para la
libertad i ndividual.
Si se qu i e re, se puede ver en esta c o ncepción un modelo de libertad sociaL
Como en el H e gel intersubjeti \·ista, a q ui e n Gehlen ha silenciado en sus a ta
ques, la ejec u ció n de la libertad está e n lazada con el requisito de la pa rti c ipació n
en prácticas reguladas institucionalmente; en es te sentido la i nstitución tampoco
es aquí una condición externa o u n c o m plemento sino un medio i n terno de
libertad individual. Pero para qué sirva estL� medio, qué fu nción cumpla es algo
que está determi na d o de m o do un distimo en los dos en fiJ ques que el denomi
nador común c n ga íi a al hacer p.1sar por alto las di fere ncias fundamentales. En
.
mente- de sus metas. Por eso H egel no puede admitir cualquier institución
como componente de su c o nc e pto de l ibL r ta d; antes bien debe limitarse a apa
·
l ibe rta d "social"; pero en tonces es nec esa ri o trazar u na clara línea de demarca
ción e ntre las dos \'ersiones d e este modelo. M i e n tras q u e en Hege l . lo "social"
de la lib ertad consiste en que las instituciones del " espíri tu ob_Jetivo" ks abren
a los sujetos cam in o s y estac i o n es por los c u a l es p u e d e n realizar lllll tll:llllt'tlle sus
metas j unto s, Gehlen no q u i e re saber na(b de t:1l f¡]ta d e c o n ci ó n en los siste
mas de o rden social; para él, de man era i m·ers:1, lo " so c ial " de la l i b e rta d s e
mani fies ta j u s ta m e n t e e n yue bs i nstituciones ej erc e n u na conc i ó n disciplina
do ra en la que comienza a constituirse l a l i b atad i n d i v i d u a l d el in d i v id u o .
A b luz de estas d iferenciaciones se m ani fi esta finahnentL' con c l a ridad que
Gehlen, a di fe renci a de Fk g d o Marx, n o pu ed e encon trar c o n su concepto de
l i be rtad social u n acceso o rigi n a rio a l a temática de la jus t i c i a . Habíamos vi sto
que con cada i dea nueva d e libertad que surge a p arti r del disc u rso filosófico de
la Mode rni da d aparece u na modificación en la co nce pción de la j u s ti c ia social;
en el c ami no q ue va de Hobbes, p asa ndo por Rousseau, hast,t Kant y H erder
no sol o se de sc ubre la estructu ra de la l ib e rtad i n d i vidual cada vez más en su
reflexividad, sino q u e en p a ral elo crecen tambil:n las exigencias metódicas a la
ti.mdamentación de la ju sti c i a . Desde este pu nto de vista, el concepto de libertad
soCial que crea .A rn ol d Gehlen constituye un re t ro ces o a los pa d m e tro s estable
cidos ya p or Kant, s i no por R o usseau , puesto que su i dea de cómo tie n e lugar
la l ibertad individual mediante la formación i n s ti t u c i o n a l es tan primitiva y
eleme ntal que apenas p erm i t e sacar conclusiones sobre la c o nst ru cci ó n metódica
de un orden justo. A lo sumo se podria decir que G eh l e n ve a se gu rada social
mente la libertad de los sujetos allí donde hay i nstituciones mu y estables que se
encargan de evita r inundaciones de estímulos y ex cesos de i m p u l so s ; pero una
afinnación tal h a ce desaparecer el hecho de que aquí no está p rev ist o ni ngún
enlace i nterno entre e l concepto de la libertad y la concep ción de la j u sti ci a .
1"3 Para una crítica de esta idea, véase Karl-Otto Apel, "Arnold Gehlcns 'Philosophie der lns
titutio nen' und die Metainstitution der Sprache", en Tran.�f<>rmation der Phi/,><,>phie, tomo 1 , op . cit.,
pp. 197-22 l ; Jürgen Habenms, "Der Zerfall der hhLitutioncn", en Philosophisch-politische Projile,
Frankfurt, 1 98 1 , pp. 1 0 1 - 1 06 [trad. esp.: PcifilesjilMófico-¡><'líticos, M adri d, Taurus, 1975] .
80 • El derecho de la libertad
Solo la idea de la libertad social que acuiló Hegel está, por ende, realmeme en
condiciones de abrir una nueva perspectiva sobre la cuestión del orden j usto.
Por sup uesto, ni Hegel ni Marx pueden considerar correctas o convincemes
las concepciones de j usticia que emergen de los correspondientes conceptos de
libertad de sus predecesores. E n contra de la construcción del contrJto, que usan
sobre todo los teóricos de la libertad negativa como instru mento para establecer
la justicia social, ambos presentan incluso la misma obj eción: si para el hipoté
tico acuerdo sobre el contrato ha de valer que este constituye un consenso solo
entre sL�etos que están orientados al provecho propio, entonces el orden social
resultante no puede desembocar en otra cosa que no sea un sistema bien orde
nado del egoísmo privado; así, sin embargo, no se encuentrJ aq uello que cons
tituye propiamente la realidad y la op ortunidad de los hombres, una clase de
libertad en la que uno ayude al otro a la autorrealización . 1 "4 Solo Hegel tiene
objeciones también contra las otras concepciones de la j usticia de la tradición
que lo preceden; para Marx, en cambio, estas otras diferenciaciones son de poco
interés, porque está proti.mdamente convencido de que en la orientación hacia
principios de j usticia abstractos solo se reAeja una necesidad de legitimación del
orden soda! imperante . 1"5 La crítica de Hegel tampoco hace grandes diferencia
ciones, pero sí deja entrever por qué los enfoques procedimentales, como los
concibe Kant, son errados: para él, este tipo de teorías quedan atrapadas en un
mal razonamiento circular, porque en su construcción del punto dt:' vista pro
cedimental tienen que presuponer toda una cultura de la libertad cuyas circuns
tancias institucio nales y habituales, p o r otra parte, no pueden dar por
fundamentadas:-Tales contenidos o sustancias materiales son presentados como
algo puramente externo que puede surgir solo a partir de la utilización del pro
cedimiento, como su resultado, mientras que es j ustameme al revés; es decir,
aquello externo, aquellas circunstancias sociales son siempre necesarias ya para
la ej ecución del procedimiento: "Con este método se deja de lado lo único
científicamente esencial: en cuanto al contenido, la necesidad de la cosa en y por
10'
Para Hegel, véase " Über di.: wissenschaftliche l3chandlungen des Namrréchts'", op. dt.; para
Marx, que es menos explícito aquí, véase la c ríti ca a la "Ideología", según la cual el Estado y la
ley se basan en la li b re voluntad": Karl Marx y Friedrich Engels, Die deutschc ldeoi<��ie, en �Verke,
"
tomo 3, Berlín, 1 969, pp. 9-530, aquí: p. 62 [trad. esp.: La ideología alemana, Montevideo, Pueblos
Unidos, 1 959].
105
ParJ todo este arduo complejo temático, véase Andreas Wildt, "G<:'rechtigk<!it in Marxs
Kclpita l" , eh Ernil Angehm y Georg Lohmann (eds.), Ethik und Marx. Moralkritik 11nd nomwtive
Grundlagen der Marxschen Theorie, Konigstein im Taunus, 1 986, pp. 1 49-173.
Presentificación histórica: el derecho de la libertad • 81
�í m.isma, yen cuanto a la forma, la naturaleza del concepto., . 1"'' Para H egel no
cabe duda de que esta...circularidad está relacio nada con los détlcits del concepto
presupuesto de la libertad reflexiva : dado que las teorías procedimentalistas uti
liza n un concepto de li bertad individual en el que se piensa como "libre .. la
subjetividad m ism a pero no su rea lida d exte rna, pueden limitarse en la deter
m inació n de justicia a seilalar un proceso reflexivo sin considerar las condiciones
corres po n die n te s en la rea l idad ins titucional de la sociedad. Entre el concepto
de libertad re fle x i v a y la s teorías procedimen talistas d e la justicia hay para H egel
una conexión interna, porque su omi sión de la obj eti\'idad se refleja en la limi
tación a principios mera m ente form ales de d ete nn i n a c ión de la justicia. En este
sentido Hegel se opone a todo el esquema de escisión en tre fimdamemación y
apl icación , entre justitlcación y aplicación poste ri or del resultado presuntivo a
una materia dada: si el concepto presupuesto de libertad comiene ya en sí los
indicios de relaciones institucionales, entonces d e su explicación tiene que re
s ul ta r casi automáticamente el paradigma de un orden social justo . En tre j usti
ficación y aplicación, según Hegel, no se pu e de abrir la brecha lógica q ue bs
teorías procedimentales de la sociedad en el sentido de Kant, por lo general,
creen que existe; pero s i la obj etividad de la l ibertad reflexiva es delineada con
suficiente cuidado se obtiene a l mismo tiempo u na visión de las p rácticas e
instituciones comunicativas que j untas definen las c o ndi ci on e s de j usticia social .
E n s u crítica del proccdimentalismo e n l a teoría d e l a j usticia, He ge l desarro
lla, p or consiguiente, el esbozo de un proceso de j us t i ti c ació n alternatiYo; con
siste en incorporar ya en la explicación d e la l i bertad indi v idual su constitución
institu cional de modo de que s e m an i fi esten en e l mismo niYel también los
contornos de un orden social j usto. Sin embargo, aquí resulta un p ro bl em a por
separado para Hegel, porque ti en e que saber de antemano cuáles obj etivos de
los suj etos son de la c la se que puede realizarse s o l o gra cias a la intenned.iación
institucional en reciprocidad carente de c o erci ó n . M ie ntras que Kant c on su
obrar procedimentalista puede limitarse a a t ri bu i rl es a l o s sujetos t o d os los ob
jetivos Y todas las intenciones imaginables si e m p re y cuan d_p satisfagan solo l as
condiciones de la reflexividad (moral), Hegel no puede darse por satistecho con
t al pluralismo de los propósitos i n dividuales; puesto que quiere poner en pie d e
igualdad al orden justo directamente con la smna d e las instituci ones sociales
10
_
' H
egel , Gnmdlinieu dcr Philosophie
des Rahts, op. cit., p . 3 1 [trad. esp.: Pn.ncipios de lajilosofia
del derecho, op. cit. p. 24];
, véa se para toda esta temáticajolm Rawls, Geschichte dcr l\1ora/phih<ophie,
Frankfurt, 20ú2, pp. 427-43�
.
82 • El derecho de la libertad
· · ' !·i 111 CJllerer raci0nalmente, se destilarán a partir de las condiciones dadas
h i�róncamemc• aquellas m e tas que sigan realmente acercindose en máximo
grado al ideal conceptual. Es decir que Hegel, en su intento de nombrar de
antemano propósitos generales de la libertad, al mismo tiempo tiene que situarsl!
en la perspectiva del teólico social y del filósofo ; por un lado, debe delinear de
manera puramente co nceptual los objetivos que razonablemente deberían
adoptar todos los st�etos h u manos, para l uego aj ustarlos a las intenciones dadas,
empíricas, a las que han llegado los individuos por haber crecido en la cultura
de la Modernidad; y como resultado se manifestarán, casi en forma de detenni
naciones típicas ideales, aquellas metas que persiguen los sujetos situados histó
ricamente como seres razonables e n l a Modernidad.
Ciertamente, Hegel mismo no hubiese recurlido a estas des:_ripciones para
caracterizar su proceso metódico; en sus escritos parece que él quisiera desarro
llar los propósitos de l ibertad de los sujetos directamente y sin mediación a
partir del concepto de un espíritu que se desarrolla históricamente. Sin em
bargo, es totalmente sensato utilizar un lenguaj e descriptivo independiente,
autónomo para dejar e n claro que el método elegido por Hegel también p er
dttra cuando se lo separa del trasfondo de su metafísica del espíritu . Como he
mos visto, Hegel se enfrenta al problema de tener que hacer afirmaciones en
Presentificación histórica: el derecho de la libertad • 83
cuanto al contenido de las metas y los deseos que los sujetos quieren perseguir
en Ja Modernidad en el marco de su libertad individual, porque quiere estable
cer mediante raJes metas generales los complejos i nstitucionales, las instituciones
del reconocimiento que, conjuntamente, constituyen un orden justo en la so
ciedad moderna. Si, entonces, en el ajuste reflexivo entre concepto y realidad
histórica se manifiesta qué metas persiguen idealmente los sujetos en las circuns
tancias dadas, entonces Hegel puede empezar a asignarles las instituciones co
rrespondientes; cada uno de estos complejos institucionales garantizará que los
suj etos experimenten su libertad como algo objetivo, porque en el rol institu
cionalizad o del otro necesariamente perciben la condición externa de la reali
zación de sus propósitos individuales. La camidad de instituciones que Hegel
tiene gue di ferenciar aquí se mide estrictamente con la cantidad de los propó
sitos que cree poder atribuir a los individuos como metas generalizables en la
Modernidad, puesto que a cada una de estas metas necesariamente corresponde
un aparato institucional en el cual las prácticas de la reciprocidad que aseguran
su satisf.1cción intersubjetiva tienen permanencia.
Como es sabido, Hegel denomina la suma de estos aparatos con el concepto
de tono aristotélico de "eticidad"; solo con esta categoría se delinea en último
témlino cómo se puede garantizar la j usticia social bajo las condiciones del ideal
moderno de libertad. "Justo" es, para Hegel, un orden social moderno no ya
cuando se manifiesta como un reflej o fiel del resultado de un contrato social
fingido o de una construcción de voluntad democrática; según Hegel, estas
propuestas de construcción fracasan siempre porque p rometen a los sujetos
como colaboradores en tales procesos una libertad que ell;s no podrían obtener
sin participar en instituciones que ya son justas. Sin embargo, las teorías moder
nas de la j usticia pueden creerse a salvo del aprieto en que así caen porque
presuponen conceptos de libertad individual que no dan cuenta adecuadamente
de su dependencia de la mediación objetiva, del cumplimiento en la realidad.
Si para alcanzar la libertad�s suficiente el actuar, ya sea sin limitación externa o
en actitud reflexiva, los sujetos entonces pueden ser pensados como suficiente
mente libres ya antes de toda integración en un orden social. Si, en cambio, se
concibe al sujeto verdaderamente "libre" solo allí donde sus metas son cumpli
das o realizadas por la realidad misma, entonces la relación entre proceso legi
timante y j usticia social debe invertirse en cierta medida: primero hay que poder
pensar a aquel sujeto como integrado en estmcturas sociales que garantizan su
libertad antes de que pueda ser colocado como ser libre en procesos qu� velan
por la legitimidad del orden social. Hegel tiene que colocar el esbozo de un
84 • El derecho de la libertad
orden social justo a ntes de todo procedimiento que asegure la l e git imación,
porque solo en instituciones socialmente justas, que garantizan la libertad de los
suj e tos , pueden adquirir estos la libertad individual que seria necesaria para tener
parte en tales procedimientos. Por eso, toda la te01Ía de la justicia de H e gel de
semboca en una presentación de relaciones éticas, en una recon strucci ó n no nna
ti v a de a quel orden escalonado de instituciones en las cuales los sujetos pueden
realizar su libertad social experimentando el reconocimiento m utuo ; y solo de
pendiend o de la existencia de tales aparatos institucionales a los que c orrespo n
den en cada caso uno de los propósitos generales que quieren realizar los sujetos
en la Mode rnidad tienen lugar también para Hegel aquellos pro cedi mientos que
aseguran la libertad, a partir de los cuales las otras teo rías de la libertad quieren
deiivar sus ideas de j usticia social.
Hablar de una inversión de la relación entre orden social y procedimi ento
as e gurador de la le gitimidad no significa para Hegel pre s cindir del rol de este tipo
de procesos al esbozar u n a teoria de la j usticia; su fu nción, antes bien, se insertará
en el marco del orden social que ya ha demostrado ser "ju sto ; aquí ob te ndrá en "
Véase Michacl O. Hardimon, Hegel 's Social Philosophy. The Project of Reco1uiliatio11 , Carnbrid¡e
"r.
1994, pp. 1 64 y ss., y "Role Obli!,>ations", en]oumal of Philosophy, XCI (1994) , n° 7, pp . 333-36·
es p ecialmente pp. 348 y ss. Vuelvo sobre este punto en la parte A, caps. 1 y 1 1.
Presentificación histórica: el derecho de la libertad • 85
las primeras deben solo escoltar el sistema ordenado de las instituciones éticas,
al dar al individuo el derecho de alejarse legítimamente de las demandas exce
sivas de aquel sin convertirse en fu ente de nuevos establecimientos de órdenes.
La c ues tión acerca de si Hegel hubiese estado dispuesto a conceder a las liber
tades j urídicas y morales una l egitimidad que excediera el sistema si los aleja
mientos mencionados y las obj eciones se masificaran es interesante pero no la
hemos de tratar aqu í.
La prese ntación de las consecuencias metódicas para una teoría de la justicia
qu e Hegel cree poder de1ivar de su concepto de la libertad queda así cerrada.
Porqu e Hegel está convencido de que la libertad individual solo se desarrolla
en instituciones del reconocimiento es que no p u ed e asociar mentalmente el
esb oz o de tales aparatos institucionales al hipotético consenso de todos los
miembros potenciales de la sociedad, puesto que la generación de un consenso
de este tipo (cerrando un contrato o en la construcción de voluntad democrá
tica) tendría lugar bajo condiciones en las que por falta de integración institu
cional los suj etos no serían aún lo suficientemente libres para poder tener
realmente una opinión y una perspectiva bien sopesada. Por eso H egel, como
era previsible, tiene que anteponer la construcción de un orden j usto, de un
sistema de instituciones que garantizan la libertad al proceso de toma de deci
siones de los sujetos aislados o u n idos: primero debe estar esbozada la estructura
de instituciones del reconocimiento en los que los s uj etos pueden alcanzar la
libertad social antes de que estos, en un segundo paso, puedan ser puestos en el
rol de tomar posición frente al orden delineado. Para resumirlo: el reconoci
miento en instituciones tiene que preceder a la libertad de la persona individua
lizada y a la libertad de quienes deliberan e ntre sí discursivamente. De todos
modos, Hegel no quiere que crezca demasiado la distancia con respecto de las
cónvicciones reales de los sujetos situados históricamente; él entiende la presen
tación del orden ético no como una "construcción" sino como una "recons
trucción", no como boceto de un ideal sino como reproducción de relaciones
hisi:óricas ya dadas. Las instituciones que deben servir a los sujetos como esta
ciones de libertad social no las produce Hegel en el tablero de las idealizaciones
�ricas; antes bien, como lo hemos visto en su determinación de los objetivos
al intentar, baj o la guía
�erales, quiere destilada a partir d e la realidad histórica
dtrsu concepto de libertad, identificar y presentar aquellas formaciones institu
W�� que se acercan en un máximo a los requisitos deseados. En este proceso
� dico, para H egel, ciertamente j uega un papel la idea teleológica de que en
�iiacpresente nos encontramos siempre en e l punto más adelantado de un pro-
86 • El derecho de la libertad
1"' Véanse sobre este tema mis reflexiones en "Die Unhintergehbark.:it des Fortschritts", op. dt.
Presentificación histórica: el derecho de la libertad • 87
incluso asumidos por aquellos con quienes tienen una interacción frecuente, más
_propensos serán a percibir su entomo como el espacio de expansión de su pro pia
personalidad. La e x p e riencia de un juego no co t> rcitiv o entre la persona y su t>n
op ongan a las aspiraciones propias sino que las hagan posibles y l a s promuevan
constituye el esquema de la acción libre en contextos sociales incluso antes q ue
todas las tendencias individuales a la retracción. Es esta la e x p c áencia que Hegel
quiso conceptualizar con su t(mnula de '"estar consigo mismo en el otro " ; con dla
pudo asir nuestras ideas intuitivas de libertad antes del umbral en el que se tema
ri zan refiriendo solo al Sl�eto individual.
Tamb ién los otros ideales de lib ertad de la M o dernidad, por cierto. ponen de
manifiesto aspectos de la libertad que ocupan un lugar duradero en n u estras
experiencias cotidianas: el hecho de que ocasionalmente nos sintamos " l ibres"
cuando nos comp ortamos obstinadamente en respuesta a las afi·entas de la nor
malidad, o de que seamos "libres" allí donde nos mantenernos firmes en nues
tras propias convicciones, todo ello constituiría en la densa trama de nuestra
práctica social u n momento esencial de lo que denominamos libertad i ndivi
dual. Pero tales expe1iencias poseen en cierta medida un carácter -;ec u ndaáo,
porque representan fonnaciones reactivas a desav e nencias que tuvieron lugar en
nuestras comunicaciones con otros SL� etos; en p ri mer lugar, hemos tenido q u e
estar i mplicad o s en tales i nte rac cion es antes d e p ode r hacer val e r aquellas liber
tades que nos corresponderían como indi\'iduos o suj e tos morales. El trato con
otros, la interacción social, precede nec e sa riamente a los distanciamientos q u e
se fijan en las relaciones de la libertad " negativa" o de la " reflexiva" : p o r e s o es
sensato darle relevancia a una capa precedente de la libertad que habita e n la
esfera en la que los hombres se relacionan unos con otros de algu na manera .
Libertad quiere decir aquí, si seguimos a Hegel, la exp e rie ncia de una falta de
109 Esta idea intersubjetiva de la libertad ss: expresa muy deflnidamente en la obra de John
Dewey, quien en último ténnino equipara la libertad con la cooperación no coerCitiva: "Libl'rty
is that secure release and fulfillment of personal potentialities which take place only in rich and
manifold association with others: the powcr to be an individualized self making a d i stin c ti ve
contribution and enjoying in its own way the fmits of association" [La libertad es esa emancipa
ción y ese cumplimiento estables de las potencialidades personales, que solo tienen lugar en la
asociación rica y múltiple con los demás: la capacidad de ser un sujeto individualizado que, en
esa asociación, realiza una contribución propia y tiene un modo propio de aprovechar sus fmtos),
en john Dewey, "The Public and its Problezm", en 77ze Later Works 1 925- 1953. tomo 2, C:ar
bondlle, 1988, pp. 235-372, aquí: p. 329.
88 • E1 derecho de la libertad
coerción y de una ampliación personal que resulta de que mis propósitos son
promovidos por los propósitos del otro.
Si, no obstante, en t e n d e mo s esta cbse de libertad social como e l n ú cleo de
todas nuestras ideas de libertad, fi·ente al cual todas las otras ideas de libertad aquí
tratadas s e comp ortan de manera derivada, entonces. siguiendo a Hegel, tene
mos que concluir también en una revisión de nuestras concepciones de justici a
tradicionales: lo que en las sociedades modernas si gni ti ca "j usto" no puede m e
dirse simplemente por el h echo de que todos los l lliembros de una sociedad
posean o no libertades neg:ltivas o reflexivas ni en qué extensión lo hagan, sino
que debe antes satisfacer el patrón de otorgar a estos suj etos en igual medida la
oportunidad de participar en instituciones de reconocimiento. M igra así al cen
tro de la idea de la jus ticia social la noción de que detenninadas instituciones,
de mucho contenido nonnativo y, por lo tanto, denominadas .. éticas", necesitan
de la garantía jurídica, de la p rotec c ión estatal y del apoyo de la so c ied ad civil;
solo en un j uego en el que se reparten las tareas el derecho, la política y lo pú
blico social pueden mantenerse vivos aquellos aparatos institucionales a los que
los miembros de una sociedad deben las distintas facetas de su libertad intersub
jeti;a y así, globalmente, la cultura de la libertad. Sin embargo, de Hegel hemos
aprendido también que una estructura tal, hecha a partir de instituciones de
reconocimiento, solo puede p erdura r en la Modernidad si los suj e tos tienen la
oportunidad refrendada de someterla a pmebas en cu al q uie r momento a través
del tamiz de sus propias intenciones y convicciones y d e abandonarla, si fuera el
caso; los esquemas interpretativos qu e ofrecen estas dos ideas, de la libertad re
flexiva y de la negativa, deben poder aplicarse a las instituciones éticas en el
sentido de que constituyen el patrón autorizado de la verificación de su legiti
midad. Con esta incorporación de las libertades '·subj etivas" al corpus de la
eticidad institucionalizada surgen dentro de la teoría una dinámica, una apertura
y transgresividad que hacen dificil seguir distinguiendo nonnativamente institu
ciones estables del reconocimiento. Si, efectivamente, se piensa a la objeción
individual y a la realidad institucional como relacionadas entre sí de un modo
en que son las instituciones éticas las que posibilitan una autonomía individual
cuyo accionamiento, a su vez, lleva a una revisión de estas instituciones, enton
ces en el movimiento helicoidal que así se presenta no se puede ya encontrar el
p.unto de descanso que debe existir en un sistema de instituciones éticas de es
tructuras fij as.
No está del todo claro, como se mencionó anteriom1ente, si Hegel veía a su
propia concepción de la j usticia trasladada a tal procesualidad. Por cierto, en los
Presentificación histórica: el derecho de la libertad • 89
distintos escritos que acompañan la Filos¡!fía del derecho se encuentran una y otra
vez indicaciones de que en la descripción estilizada, marcadamente norm:�tiva.
de una institución ética Hegel ya había incluido su posible crítica tu tu ra : 1 1 ' 1 en
ese caso, entonces, habtía mantenido su doct1i na de la eticidad abierta parJ los
cambios dinámicos, revolucionarios, que podrían surgir en un futuro a partir de
las fricciones que él mismo admitió en su sistenu de justicia social. La Fifoso_(ía
del derecho de H egel sería, según su propio entender, un libro no para el resto de
la historia de la humanidad sino para la estación intermedia de su presente. Sin
embargo, en su escrito prepondera la tendencia a considerar que el proceso de
la realización de la libertad se cerró con la eticidad institucionalizada de la Mo
dernidad: con las instituciones de la peque1l a t:lmilia burguesa, del mercado
cercado por las corporaciones y del Estado, b historia moral de la humanidad
parece haber llegado a su fin para H egel. Nosotros, no obstante, que intentamos
retomar el proyecto de Hegel casi doscientos aüos después, hemos aprendido
algo: las fuerzas de la individualización y de la autonomía, el potencial de la
libertad negativa y de la reflexiva, desataron una dinámica que ha tenido efecto
en el propio sistema de Hegel de la eticidad y que no ha dejado a ning<.ma de
las instituciones en el estado normativo en el que él las presentó en su mo
mento. La cultura de la libertad, si es que existe, ha tomado hoy una fonna
completamente nueva, que hay que empezar a reconstruir normativamente para
el corto petíodo de una época histórica. En el contexto de la presentación del
concepto hegeliano de la libertad ya e mergieron fragmentariamente los instm
mentos teóricos que serian nccesatios para encarar tal emprendimiento: es ne
_
cesario develar socio-históricamente las clases de prácticas normativas en las
cuales hoy los suj etos satisfacen mutuamente sus propósitos realizando su liber
tad individual en la experiencia de esta comunidad. Por supuesto queda abierta
la cuestión de qué quiere decir en lo particular que distintas prácticas constitu
.
yan juntas la unidad de una institución que sirve a la satisf1.cción recíproca d e
propósitos individuales; solo recorriendo l a ejecución quedará claro q u e tales
tormaciones significan patrones estandatizados del actuar social que contienen
detemúnadas categorías de obligación mutua. Más allá de esto, la tarea esencial
1 10 Véase por ejemplo la transcripción de la lección de Hegel sobre la Filosofía del derecho del
año 1 8 1 9/20 editada por Dieter Henrich en cuyo capítulo sobre la "Sociedad burguesa" se en
cuentran pennanentemente referencias a la "indignación" que con razón deben sentir los pobres
en vista de su condición: Hegel, Phi/osophie des Rechts. Die Vorlcsuttg Vvll 1 8 1 9 /20 itt eitter Nad!s
d!rift, ed. po r Dieter Henrich, Frankfurt, 1 983, especialmente pp. 1 H7-207. En este contexto se
menciona un "derecho de emergencia" a la rebelión.
90 • El derecho de la libertad
A partir d e las reflexiones presentadas como introducción surge que hay al me
nos dos razones para no restringir una concepción de la libertad a la exposición
y la fundamentación de principios solo formales, abstractos. Contra tal purifi
cación teórica se puede esgrimir en un primer lugar la objeción metodológica
de que con ella la teoría normativa cae en la molesta situación de volver a en
contrar la conexión con la realidad solo a posteriori; los principios de la justicia
se fundamentan de antemano en un primer nivel sin considerar la facticidad de
las condiciones sociales, para luego volver a trasladarlos en un segundo (o tercer)
nivel a las condiciones sociales actuales mediante la introducción gradual de
circunstancias empíricas. La teoría, por consiguiente, no sabe de antemano si se
puede cerrar la brecha entre exigencias normativas y realidad social; le puede
pasar que sumergida en idealismo construya principios de j usticia que resulten
ser totalmente infundados en vista de una díscola realidad de instituciones y
costumbres culturales. Este probleiRft-metódico de la posterioridad puede ser
superado fundamentalmente si se lleva a cabo la exposición de una concepción
92 • El derecho de la libertad
111
Del mismo modo justifica Habem1as su proc edimiento metódico en Facticidad y Palidez
(Habermas, Faktizitiit und Geltung, op. cit., especialmente pp. 87 y ss.). La diferencia entre su
emprendimiento y el mío consiste en que él quiere tomar como punto de referencia de una re
construcción non nativa sol o el desarrollo histórico del Estado de derecho moderno, mientras que
yo, dada la tarea que presenta la elaboración de una teoría de !ajusticia, considero correcto llevar
a cabo tal reconstrucción tomando roda la amplitud del actual desarrollo de todas las esferas de
valor institucional central. Con ello, lógicamente, me creo el problema de tener que afinnar que
estas distintas esferas o complejos de acción representan realmente encamaciones de fimción es
pecífica de un valor general de la libertad individual.
Presentificación histórica: el derecho de la libe rta d 93
•
H asta aquí el concepto de "j usticia" ha sido utilizado sin c o nte n ido ni sus
ta n cia; en el presente contexto no des i g n a otra cosa que la forma adecuada en
cada caso de rea l i za r los valores específicamente para un á re a , que es acep tada
en un momento dado den tro de una so c ie dad y que po1· eso es responsable de
la legitim ación normativa de esta . Meta teóricam ente se exp re sa así la convicción
de que la idea de la justicia depende to talmente en su signiftcado de la relaci�n
con los valores éticos, puesto que sin la fu ndamentación a través de u n a idea de
lo bueno, la exigencia de c o mpo rt a rn os " con j u s ti ci a " trente a otros h o mbres
de sociedad puede valer que en ellas estén encarnados de manera específica a las
funcion es aspectos de la idea ética de contribuir a que todos los sujetos alcancen
en igual medida la libertad individual. El comenido de "j usti c i a" aquí se p uede
medir por el significado que ha adq u irido en cada caso el valor de la libertad
individual baj o aspectos típico s de las funciones en las esferas diferenciadas de
a c ci ó n ; no existe en ci a de la j usticia sino que hay tantas como h ay usos
una e xig
112
Véase desde el punto de vista jurídico Bemd Rüthers, Das Ungerechte an der Geredztígkeit (3' ed.),
Tubinga, 2009.
1 1 3 Esta jerarquización de lo "bueno" por sobre lo ·'correcto" la defienden, aunque bajo pre
misas distintas a las que expongo aquí, entre otros, Hilary Putnam, Realism with a Human Face,
Cambridge, Mass., 19':!0 y "Wertc und Normen", en Lutz Wingert y Klaus Günther (eds.), Die
Offentlichkeit der Vernunjt und die Vernunjt der Offentlíchkeit. Bine Festschrijt für Jürgen Habermas,
Frankfurt, 200 1 .
94 • El derecho de la libertad
las que lograron encarnarse en tales esferas de acción institucionales. Solo en
tonces llegamos al pu nto en el que se perfila b segunda razón por la c ual no
deberíamos rest1·ingir el esbozo de una concepción de la j usticia acorde con los
tiempos a la fi.m damentación de principios pura mente formales.
Al r�·correr los distintos modelos de la libertad modernos hemos visto qne se
pueden distinguir claramente tres ideas centrales q u e , a su vez, conrienen dis
tintas hipótesis acerca de los requisitos socio-ontológicos del actuar librL' indi
vidual. M ientras que la primera idea, la negati\·a. p.1rte de la base de que para la
libert;Jd individual solo es necesaria una esféra protegida j urídicamente en b cual
el suj eto pueda h a cer y deshacer según prderencias, sin verificación ulterior, la
segunda, la ref1exiva, subordina esta libertad a la obtención de resultados inte
lectuales que, por otra parte. son pensados como ejecuciones normales de todo
suj eto competente. Solo la tercera idea de la libertad, la socül. acarrea condi
ciones sociales adicionales. porque la ejecución de b libertad está ligada al re
quisito de u n sujeto bien a\·enido, que confirme el objetivo propio. Al en tatizar
la estructura intersubj etiva de la libertad se está realzando al mismo tiempo la
m:c,e sidad de instituciones lllediadoras cuy;¡ función consiste en pennitir que los
'ni etos estén infonnados de antemano de que sus obj etivos están entrecruzados.
b (\ ..; , 1r. que la idea h egel i ana según la cual la libertad individual debe ser "ob
j etiva" , dice fundamentalmente que son necesarias instituciones apropiadas,
i nstituciones del reconocimiento mutuo. para conu;buir a que el indi\·iduo
realmente realice su libertad reflexiva. El volver a enlazar así la libertad ;l insti
tuciones implica que una concepción de la justicia h echa a medida del valor de
la libertad no puede ser desarrollada y justificada sin la presentación simultánea
del aparato de i nstituciones correspondientes: la teoría no debe limitarse ;¡ la
derivación de páncipios formales sino que debe salir a la realidad social porque
solo allí se encu entran las condiciones b;uo las cuales puede tomar forma el
obj etivo persegu ido por ella de dotar a todos de la mayor libertad posible. Con
otras palabras, es la referencia éti c a a la idl:'a de libertad que h:�_cr necesario para
una teoría de la j usticia salir del marco puramente t{m1l a l y atravesar la frontera
con la materia social, puesto que para explicar qué· significa para el individuo
disponer de l ibertad individual se debe necesariamente nombrar las i nsti tu ciones
e xistentes en las cuales aquel puede realizar la experiencia del reconocimiento
en una interacció n con otros regulada normativamente.
Si resumimos estas dos razones que se oponen J una concepción de la justicia
puramente fonnal, se ve en un primer bosquejo cómo se deberá proceder a con
tinuación. El método de la reconstrucción nom1ativa nos exige desanollar las
Presentificación histórica: el derecho de la libertad • 95
condiciones de b j usti cia como una preparación ¡..,rar dual de ayuellas es tl:us dl.' ac
ción de las sociedades democráticas liberales del presente en las que l'l valor de la
liberta d individual ha tonudo timna institucional de manera especítlca, típica de
una función. Pero, además. hay que considl'rar que en el curso de su desatTollo
histórico esta idea de la libertad ha sido inteivretada de distintas nw 1eras. las q ue,
a su vez, sugieren que se deben ditcrenciJr estos compk:jos institucionales de ac
ción nuevamente según el tipo de li bertad encarnada en ellos. Sobre la base de
estas diferenciaciones, que fueron prese ntadas en la introducción. es acons eja ble
distin gu ir c o mpl ejos institucionales de la libertad negatiYa y de la re fl e x i va de
aquellos s istemas de acción en los cuales to m aron tonna ins tituc i ona l fonnas de la
libertad social : mientras qw: las ¡nimeras dos esteras constituyen ;Írcas de acción o
de cono ci m iento en las cuales el individuo puede asq..,ru r;J.rse de las po s ib i l idad es ,
cuentran sobre todo en las esferas de la libertad social tiene el car(¡cter de prác
ticas, costu mb re s y r o l e s sociales antes que el de circunstancias j u rídicas . 1 1 5
' " Véase, para m.1yor dl'talle, parte A. cap. 1 . sccc i<'> n 3.
!ll Fonnulado de otra manera y con más agudeza: mucho d.: aquello a lo que cada sujeto tiL·nc
un derecho en n ombre de la libertad no puede ser otorgado en la ti.mua de derechos positi,·os.
96 • El de recho de la libertad
Cu:mto más avanza la re c o nstruc c ión normati \·a siguiente, tanto mayor se
vuelve la distancia a la esfera puramente negativa de la libertad, tanto más fu er
temente, en consecuencia se pondrán en juego conceptualizaciones que nace n
.
1 16
Entre los pocos autores que se han atrevido a acercarse a estas condiciones no jurídicas de
la justicia social se cuentan, siguiendo d o rden de importancia que han tenido para mi trabajo,
ad_emás de Hegel, Émile Durkheim (sobre todo, Physik dcr Sitten und des Rechts. Vorlcsungcn ::ur
Soziologie der Moral, Frankfurt, 1 999, muy claramente en p. 46 (trad. esp.: Lecciones d<' sodolvgía.
Física de las costumbres y el derecho, Buenos Aires, Schapire, 1966]), Andreas Wildt (Amonomie uud
Anerkennung, op. cit.), Alasdair Maclntyre (Der Verlust der Tugend, op. cit.) y Avishai Margalit
(Politík der Würde, Berlín, 1997 (trad. esp.: La sociedad decente, Madrid, Paidós, 201 0]).