Relación entre la obesidad, el
síndrome metabólico y las adipocinas
con el cáncer de tiroides.
El cáncer de tiroides en los últimos años
está aumentando drásticamente en todo
el mundo, al igual que el índice de masa
corporal (IMC), es por ello muchos
estudios los relacionan (1), y no solo con
este tipo de cáncer, sino también con
otros más (2), mientras mayor sea el
índice de masa corporal, más grande es
el tumor, posiblemente los cambios
hormonales que se dan en los pacientes
obesos intervienen en la diferenciación
de las células de la tiroides.
Un estudio realizado en Asia con el fin
de demostrar la relación entre la
obesidad y el cáncer de tiroides obtuvo
como resultado que un IMC más alto se
relacionó positivamente con la
incidencia de cáncer de tiroides entre
hombres y mujeres. Se observó que un
aumento de 5 puntos del índice de masa
corporal está muy relacionado con un
mayor tamaño tumoral y una mayor
extensión de las metástasis cervicales,
también se demostró que un incremento
de 10 o más kilogramos al peso corporal
pasados los 35 años se asocia con un
incremento en el riesgo de cáncer papilar
de tiroideo, a diferencia de los que
mantuvieron su peso. (3)
La falta de actividad física diaria es un
factor modificable, pero como en los
últimos años esta se ha reducido,
entonces conlleva al sobrepeso/obesidad
y a una alteración de la tiroides, como es
el caso del hipotiroidismo. El sobrepeso/
obesidad desde mucho tiempo atrás se ha
considerado como uno de los síntomas
característicos del hipotiroidismo(4). La
causa del aumento de peso en
individuos con hipotiroidismo no
siempre está asociada con aumento de
exceso de grasa. La mayoría del
aumento de peso que ocurre en el
hipotiroidismo es debido a acumulación
excesiva de sal y agua.
La hipótesis más aceptada entre la
relación del IMC y cáncer de tiroides es
la resistencia a la insulina, esta
resistencia se inicia localmente en el
tejido adiposo y posteriormente progresa
hacia la resistencia sistémica a la
insulina. Se cree que esta resistencia
sistémica es un factor de riesgo
importante para trastornos metabólicos
como el cáncer(5). Aquí juega un papel
muy importante el síndrome metabólico,
el cual consisten en varios factores
metabólicos, los más importantes son, el
peso y la dislipidemia, aunque la
mayoría de estos trastornos pueden ser
modificables (6),contribuyen un gran
riesgo con la incidencia de cáncer de
tiroides, ya que su principal mecanismo
es la resistencia a la insulina, es decir que
existe una disminución en la eficiencia
de la señalización de insulina para
regular la glucosa en sangre (7). La
resistencia a la insulina ocurre cuando
nuestra alimentación es a base de
carbohidratos, así que lentamente y con
el tiempo las células de nuestro cuerpo se
van haciendo resistentes a los efectos de
la insulina. La insulina es una hormona
que produce el páncreas, cuando el nivel
de glucosa en nuestra sangre se eleva,
entonces el páncreas empieza a producir
insulina, la cual se adhiere a las células
para permitir que la glucosa entre a ellas.
Las hormonas de tiroides ayudan a
aumentar la sensibilidad a la insulina,
cuando hay baja producción de
hormonas tiroideas o hipotiroidismo.
Un factor muy importante de la
resistencia a la insulina es que va a
desarrollar nódulos tiroideos, muchos de
estos benignos, entonces esto no sería un
problema, el problema es el descuido que
tiene las personas al no realizarse los
chequeos oportunos, y de tal modo estos
nódulos benignos, podrían alterarse y
formarse como malignos (8) .
A más de estos también existe una
relación muy grande entre las adipocinas
y el cáncer de tiroides, una de estas
adipocinas es la leptina, mediante
diversos estudios, se pudo comprobar
que los pacientes con cáncer de tiroides,
tenían niveles elevados de leptina (9). La
leptina es una hormona que se sintetiza y
se secreta exclusivamente por el tejido
adiposo e informa al sistema nervioso
central sobre la magnitud de los
depósitos corporales de energía y el
balance energético, el gen de la obesidad
(OB), el cual se encuentra el cromosoma
7, en la región 31.3 del brazo q, las
mutaciones que ocurren en este gen
provocaban el desarrollo de obesidad
debido a la sensación alterada de
hambre/saciedad y aumento en el
consumo de alimento. Los adipocitos de
la grasa visceral producen menos
leptina que los de la grasa
subcutánea(10).
En algunas investigaciones se encontró
una relación entre las lesiones
hipotalámicas y la resistencia a la
leptina, con lo que se puede concluir que
la leptina tiene su lugar de acción en el
sistema nervioso central para controlar el
crecimiento del tejido adiposo(11).
La leptina cumple con un sinnúmero de
funciones, la más importante es la de
suprimir el apetito (12), concentraciones
séricas de leptina y resistencia están
influenciadas por las hormonas tiroideas,
las cuales son importantes reguladoras
de energía y metabolismo intermedio
(12). En la obesidad esta hormona esta
aumentada, lo cual funciona como un
factor de crecimiento tumoral. (11) La
leptina puede estar implicada en la
alteración tiroidea del obeso, ya que
parece participar en la regulación de la
secreción de la TSH. La similitud entre
el índice de masa corporal (IMC) y la
TSH es positiva, es decir, a mayor IMC
mayor es la elevación de TSH”(13).