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ANALIS DE LA LEY CONSTITUCIONAL DE INVERSION

EXTRANJERA Y PRODUCTIVA (G.O 41.310).

La Asamblea Nacional Constituyente (ANC), que fue convocada y


electa al margen de la Constitución de Venezuela, ha dictado una
nueva “Ley Constitucional”, usurpando así de nuevo la función
legislativa que de acuerdo a la vigente Constitución de 1999
corresponde a la Asamblea Nacional.
Por paradójico que parezca, la primera Ley que en Venezuela
expresamente promovió la inversión extranjera, fue dictada
mediante Decreto-Ley del entonces Presidente Chávez, en 1999,
a meses de su elección. No olvidemos que uno de los pilares
fundamentales de su discurso de campaña era el nacionalismo
económico. Un análisis de los efectos prácticos de esa Ley puede
verse en el trabajo “La inversión extranjera a finales de 2012” del
profesor Eugenio Hernández-Bretón.
La Ley de 1999 fue sustituida –vía Ley Habilitante- por otro
Decreto-Ley, ya del Presidente Maduro, en 2014. Esta Ley
restringió significativamente las libertades y el ambiente para
atraer nuevas inversiones. De hecho, puede decirse que la Ley de
2014, en el marco de un ya complejo entramado legal y un
menguado Estado de Derecho, generó aún mayores
desincentivos para la inversión extranjera.
No sorprende pues que para 2014, año en que el presidente
Maduro firmó el Decreto-Ley de Inversiones Extranjeras,
Venezuela era reconocida como la 9na peor economía para hacer
negocios, según el ranking Doing Business del Banco Mundial.
Para 2018 Venezuela ocupa la 3era peor posición. A su vez, entre
2013 y 2014 Venezuela era reconocida como la 15ta economía
menos competitiva del mundo, según el Global Competitiveness
Index del Foro Económico Mundial. Entre 2017 y 2018, Venezuela
pasó a ocupar la 8va peor posición.
En este sentido, CEPAL reportó que entre enero y septiembre de
2015 (última cifra oficial disponible) Venezuela recibió US$ 1.383
millones de inversión extranjera directa (IED), lo que equivale a
apenas 1,05% del total recibido por América del Sur en todo
2015. Más aún, cifras del BCV evidencian que en las últimas dos
décadas no se logró superar el nivel de IED recibido por
Venezuela en 1997 (US$ 6.202 millones).
La “Ley Constitucional” de Inversión Extranjera Productiva:
algunos rasgos
Durante el cierre de “Expo Venezuela Potencia” el 27 de marzo
de 2017, el Vicepresidente Ejecutivo Tareck El Aissami llegó a
afirmarque en Venezuela existían instrumentos legales que
impedían el fomento de la inversión de capital extranjero. Por
esto, en el marco del Decreto de Emergencia, ese mismo día el
Presidente Maduro firmó un decreto para –en sus palabras-
“iniciar una nueva política de inversión extranjera que permita
traer capitales, que permita traer inversionistas en todos los
campos”.
Sin embargo, el 7 de septiembre de 2017, el Presidente Maduro
encargó esa tarea a la ANC, al anunciar que presentaría un
conjunto de ocho “Leyes” para que fueran discutidas por los
constituyentistas, incluyendo la referida a la inversión extranjera.
Aunque se supone que la nueva “Ley Constitucional” buscaría
incentivar la inversión extranjera, en su texto se otorga aún más
control del Gobierno Central en el quehacer diario de éstas, tanto
en lo operativo, como en lo social, e incluso en lo político. En caso
de incumplimiento de los deberes como inversionista, la sanción
aplicable puede ser del dos por ciento (2%) de la inversión total
realizada, la cual podría ser aumentada en determinados
supuestos.
Veamos algunos aspectos resaltantes de la nueva “Ley
Constitucional”:
Nuevos beneficios a cambio de un mayor control. El artículo
22 establece un programa de beneficios especiales otorgados a
las inversiones extranjeras que hayan acordado previamente un
“contrato de inversión extranjera”, condicionado al cumplimiento
de varios objetivos. Algunos de esos beneficios, entre otros,
pueden ser: desgravámenes, amortización acelerada, compra de
la producción por parte de los órganos entes del sector público,
bonificación en impuestos, exenciones arancelarias y exenciones
tributarias (artículo 23). Sin embargo, tal “contrato de inversión
extranjera” podría implicar el control del Estado sobre la actividad
del inversor, para orientar esa inversión a la satisfacción de las
necesidades exigidas por el Gobierno Nacional.
La exigencia de una “conducta empresarial responsable”. El
artículo 32 exige a las empresas extranjeras tener una conducta
empresarial responsable y comprometida con el carácter de bien
público que implica la provisión de bienes y servicios a la
comunidad. Por ello, en ningún caso podrán asumir una conducta
que entorpezca, detenga o dificulte el proceso productivo propio o
de las empresas vinculadas por motivos políticos, ni podrán
adherirse a paros o boicots productivos que contribuyan o
pretendan contribuir a la desestabilización de la democracia y sus
instituciones.
“Responsabilidad social” bajo pleno control
gubernamental. En el numeral 6 del artículo 35 se establece que
las empresas extranjeras, así como sus apoderados o ejecutivos,
no podrán contribuir a través de donaciones, aportes, rentas y/o
facilidades logísticas, con instituciones públicas o privadas,
organizaciones no gubernamentales, asociaciones civiles o
personas naturales, sin el consentimiento del órgano o ente
competente.
Los inversionistas no podrán participar en el debate político
nacional. En el numeral 7 del artículo 35 se establece que las
empresas extranjeras, así como sus apoderados o ejecutivos, no
podrán participar directa o indirectamente del debate político
nacional o contribuir directa o indirectamente a la conformación
de opinión sobre temas de interés público en los medios de
comunicación.

La Asamblea Nacional Constituyente (ANC) aprobó poco antes


de terminar el año 2017 la Ley de Inversión Productiva, un
instrumento presentado por el presidente Nicolás Maduro en
septiembre y que deroga la Ley de Inversiones Extranjeras
promulgada vía habilitante por él mismo en 2014. El instrumento
legal fue publicado en la Gaceta Oficial N° 41.310.

Durante la sesión donde se aprobó los constituyentes se


esmeraron en defenderla y alejar las preocupaciones internas por
las nuevas ventajas que se ofrecen a inversionistas
internacionales.

Estas claves recogen los aspectos fundamentales de esta nueva


legislación en comparación con la anterior.

* Elimina al Cencoex como órgano implementador de la Ley y no


establece ninguno en sustitución. El ministerio del área es el
encargado de llevar el Registro de Inversión Extranjera. Es el
encargo del cumplimiento de la Ley, antes era el responsable del
establecimiento de las políticas.

* Constitución de la inversión. Establece que “el valor


constitutivo de la inversión extranjera deberá estar representado
en activos que se encuentren en el país en un 100%, compuesto
por equipos, insumos u otros bienes y por otros activos
tangibles requeridos para el inicio del proceso productivo”. En la
ley derogada ese porcentaje era de al menos 75%.

* Monto mínimo de inversión. El monto ahora no está


expresado en dólares, sino en euros y renminbi. Se fija como
mínimo para obtener el registro una inversión de 800.000 euros o
6.500.000 renminbi, o “o su equivalente en otra moneda
extranjera”. Estas cantidades son cercanas al millón de dólares
que establecía le norma previa.

* Determinación del valor de la inversión. A diferencia de la Ley


anterior no hay mención en este tema de una deducción de las
pérdidas y el artículo relacionado está redactado de la siguiente
forma: “En la determinación del valor real de la inversión
extranjera, a los efectos de su registro, se computarán las
partidas que constituyen el capital societario efectivamente
desembolsado en el transcurso del respectivo ejercicio económico
de los inversionistas extranjeros”.

* Recorte de la permanencia. La nueva ley recorta de 5 a 2 los


años que deberá permanecer la inversión extranjera en el país
para comenzar a realizar remesas al extranjero por concepto de
capital originalmente invertido.

* Remisión de utilidades o dividendos. Se aumenta de 80% a


100% el monto que pueden remitir a casas matrices por concepto
de dividendos y utilidades, después del primer ejercicio
económico. Señala que “solo en casos de fuerza mayor o
situaciones económicas extraordinarias, el Ejecutivo Nacional
podrá reducir este porcentaje entre el sesenta por ciento v (60%)
y el ochenta por ciento (80%) de las utilidades”.

* Impuestos en divisas. La ley integra un artículo en el que se


establece que “las empresas cuyos ingresos provienen en más de
un setenta por ciento (70%) de la liquidación de exportaciones
tradicionales y mineras tienen la obligación de liquidar los pagos
de impuestos en divisas”.

* Multas. Las multas dejan de calcularse en Unidades Tributarias,


pero no se expresan en Unidades Tributaria Sancionatoria, sino
en porcentaje de la inversión. Así, se “sancionará con multa hasta
el dos por ciento (2%) de la inversión total realizada a los sujetos
de aplicación de esta Ley Constitucional, ponderando la gravedad
del perjuicio ocasionado y la cuantía de la inversión, bajo los
supuestos de omisión o contravención de los deberes
establecidos para las inversiones extranjeras”. El concurrencia
aumenta la multa en un punto porcentual y la reincidencia en tres.
Debe cancelarse en la moneda en la que se hizo la inversión.

* Reglamento. Se le establece al Ejecutivo un plazo de 90 días


para dictar un reglamento de la ley. En la Ley anterior el plazo fue
de un año y dicho instrumento nunca se elaboró.
* Componente comunal. La ley aprobada por la constituyente
señala que “se estimulará a las empresas extranjeras a que
prioricen las adquisiciones de los productos de origen nacional,
especialmente de las unidades productivas públicas y de
propiedad social y cooperativo, con el objetivo de contribuir a
desarrollar la estructura productiva nacional y de apoyar la
economía popular y solidaria. La conducta
socialmente responsable de las empresas extranjeras será tenida
en consideración a la hora de diseñar las reglamentaciones que
condicionen los estímulos otorgados a las empresas extranjeras
de todos los sectores de actividad”.

* Condiciones favorables. Se fijan 10 tipos de condiciones


favorables de las que puede gozar la inversión extranjera, que no
aparecen en la Ley anterior. Estas son: desgravámenes,
amortización acelerada, compra de la producción por parte de los
órganos entes del sector público, bonificación en impuestos,
exenciones arancelarias, exenciones tributarias, condiciones
crediticias especiales, tarifas especiales en servicios públicos,
acceso preferencial a insumos y/o materias primas administradas
por el Estado, plazo de duración de la estabilidad tributaria y
“cualquier otro dispuesto por el Presidente de la República”.

ZONAS ECONOMICAS ESPECIALES.

El ministro del Poder Popular para el Comercio Exterior, José


Gregorio Vielma Mora, indicó que el Gobierno Nacional reforzó las
Zonas Económicas Especiales del país, para darle al
empresariado, al industrial, comerciante y trabajador, una
dinámica diferente para la producción y exportación de productos,
salvaguardando la economía nacional e internacional para nuevos
convenios económicos.
Nueva Esparta, Zulia, Táchira, Miranda, Sucre y Aragua son los
estados que cuentan con estas áreas, donde existe privilegio
económico y comercial de producción nacional para exportar.
Asimismo, el Ministro detalló que quienes deseen invertir en estas
demarcaciones, deben crear el proyecto, presentarlo y ejecutarlo.
En este sentido, indicó que la ventaja de estas zonas, es producir
diferentes tipos de materiales nacionales, para así exportar y
buscar nuevos convenios para beneficiar diversos países e
impulsar la producción en el territorio.
Para finalizar, Vielma Mora comentó que el Ministerio del Poder
Popular para el Comercio Exterior, seguirá cumpliendo las
órdenes del presidente Nicolás Maduro, creando nuevas Zonas
Económicas Especiales para cuidar la economía nacional.

Se denomina zona económica especial (ZEE o SEZ por sus


siglas en inglés) a una región geográfica que posee leyes
económicas y de otro tipo que se orientan en mayor medida a una
economía de libre mercado, que las leyes típicas de un país o
nación. Las leyes de "alcance nacional" pueden ser suspendidas
dentro de una zona económica especial.
La categoría 'ZEE' abarca un amplio espectro de tipos de zonas
más específicas, incluidas las Zonas de Libre (EPZ), Zonas
Libres (FZ), Parques industriales o Estados Industriales (IE),
Puertos Libres, Zonas de Emprendimientos Urbanos y otras.
Por lo general la finalidad de este tipo de estructuras es
incrementar la inversión extranjera directa por parte de inversores
extranjeros, como puede ser una empresa internacional o una
corporación multinacional.
EXPERIENCIA EN CHINA.

Víctor Álvarez R. .- China ha sabido sacar provecho del poco


interés que en los últimos años EE.UU. demostró por América
Latina, por eso incrementa sus inversiones en fuentes de materia
prima, energía y proyectos de infraestructura. Venezuela es
importante para China fundamentalmente por sus recursos
naturales y por la influencia que ejerce en los procesos de
integración latinoamericana, cuyos mercados resultan muy
atractivos para los productos y capitales chinos.

Gracias a la demanda china de minerales, petróleo y recursos


naturales, el impacto sobre América latina de la crisis económica
global ha sido atenuado y ha evitado que la debacle en los
precios del petróleo y de las materias primas haya sido peor. Para
los próximos dos años se prevé que el comercio mundial se
desacelere, y precios a la baja de los commodities implicará
mayores volúmenes que habrá que entregar para mantener o
compensar la caída del ingreso. Esto implica un severo deterioro
en los términos de intercambio que perjudicará sobremanera a los
países exportadores de petróleo y materias primas.

Desde 2008, China ha financiado a Venezuela con más de 50.000


millones de dólares, incluyendo un proyecto en la Faja Petrolífera
del Orinoco. Venezuela paga a China con petróleo, cuyas
entregas han oscilado entre 330-524.000 barriles diarios de crudo
y derivados. En dependencia de los términos de intercambio, este
volumen pudiera incrementarse a un millón de barriles por día
para 2016.

A China no le interesa el acero de Sidor sino el hierro de


Ferrominera
El gigante asiático produce una cantidad de acero equivalente a
la que produce el resto del mundo. Pero debido a que el ritmo de
su crecimiento industrial se ha estancado, no todo el acero chino
se destina a su mercado interno, sino que una creciente
proporción es exportada al resto del mundo. En efecto, su
demanda interna creció 1% en 2014 y solo aumentará un 0,8% en
2015, lo que se traduce en un gran excedente de acero que
tendrá que exportar para evitar el cierre de plantas siderúrgicas y
la destrucción de puestos de trabajo. Esto ha generado un exceso
de oferta en los mercados internacionales que deprime los
precios. Según datos de la Asociación Latinoamericana del Acero,
en América Latina las importaciones de acero chino crecieron un
75% en 2014, y al ritmo actual superarán los 82 millones de
toneladas del año pasado.[1]

El impacto de las exportaciones chinas va más allá del acero y se


extiende a la cadena de valor de la industria manufacturera que
incluye productos intensivos en acero como motores, vehículos,
maquinarias, equipos, electrodomésticos, etc. Debido a sus bajos
costos, las industrias siderúrgica, metalúrgica y metalmecánica no
pueden competir con las exportaciones chinas, ni siquiera en el
mercado nacional, mucho menos en los mercados
internacionales. Tan así es que Venezuela importa anualmente
desde China más de 500 mil toneladas de productos de acero,
incluyendo los productos laminados que antes producía Sidor.
Las importaciones que desplazan a la industria siderúrgica
nacional han sido utilizadas en la construcción del segundo y
tercer puente sobre el río Orinoco, en el sistema ferroviario y en
las plataformas que demanda la industria petrolera.
A pesar de la prédica del desarrollo endógeno, el desarrollo de los
acontecimientos revela que persiste el riesgo de que Venezuela
siga condenada a su tradicional papel de ser un mero proveedor
de materias primas, antes para los EE.UU. y ahora para la fábrica
más grande del mundo en la que se ha transformado la República
Popular China, donde paradójicamente los bajos costos de
producción se deben a una mano de obra calificada y barata que
solo es posible encontrar en un país con dos sistemas: por un
lado, el férreo sistema político bajo el control del Partido
Comunista en el que brillan por su ausencia los sindicatos,
contratos colectivos, derecho a huelga y otros derechos laborales
que son conquistas históricas del movimiento obrero
internacional; y, por el otro, el sistema económico que, aunado a
lo anterior, ofrece toda suerte de prerrogativas y liberalidades al
inversionista nacional y extranjero.

Así las cosas, China es percibida como un actor muy pragmático,


con mayor interés en lo económico que en lo político, donde sus
socios comerciales no tienen mayor preocupación por influencias
ideológicas, conflictos laborales, ni amenazas de expropiación.
Más eso no quiere decir que no haya repercusiones geo-políticas
que preocupen a las potencias occidentales, particularmente a lo
EE.UU. Sobre todo cuando se percatan que -además de las
inversiones directas orientadas al aseguramiento de materias
primas y recursos energéticos-, ahora China financia obras de
infraestructura que son ejecutadas por sus propias empresas de
ingeniería y construcción.

En Nicaragua, por ejemplo, China está financiando la


construcción de un canal interoceánico que vendría a competir
directamente con el de Panamá. Actualmente, el 90% del
comercio mundial es por vía marítima, toda vez que el flete
naviero es más barato que el transporte ferroviario y aéreo. El
nuevo canal será tres veces más largo que el de Panamá, así
como más ancho y profundo. Esto permitirá la navegación de los
gigantescos buques con capacidad de más de 12 mil
contenedores, en comparación con el límite de 4 mil
contenedores que impone el ancho y calado del canal de
Panamá. Se estima que el canal costará $ 50.000 millones, su
construcción tomará cinco años y -a través de sus empresas-
China administrará el canal por 100 años. Esto nos hace recordar
la larga lucha que finalmente desembocó en los acuerdos
Torrijos-Carter que devolvieron la soberanía del canal a Panamá.

Las oportunidades para las empresas de ingeniería y


construcción china se multiplican si se toma en cuenta que la
infraestructura de Nicaragua es muy precaria y para empezar a
construir el canal, antes habrá que construir los puertos y
autopistas que permitan desembarcar y transportar la maquinaria
pesada que se requiere para una acometer una obra
monumental. Una vez que el canal se inauguré, la infraestructura
de puertos, aeropuertos y ferrovías será el soporte físico de las
zonas económicas especiales y de libre comercio que China
propone impulsar en Nicaragua.

Zonas especiales de desarrollo

Influido por la experiencia china, el gobierno de Venezuela aprobó


la creación de siete zonas económicas especiales en las que se
ofrecerán incentivos especiales a la inversión nacional y
extranjera. En efecto, el Decreto-Ley N° 1.425 regula la creación,
funcionamiento y administración de las zonas de desarrollo, en el
marco del Sistema de Regionalización Nacional [2]. En este texto
legal se indican las escalas regionales, subregionales y locales
para el desarrollo espacial y sectorial en el marco del Plan de
Desarrollo Económico y Social de la Nación.

El articulo N° 5 establece que en cada unidad objeto de


regionalización se deberá desarrollar un Plan Especial para la
dotación de infraestructura a efectos de crear las condiciones
adecuadas para la actividad productiva. Esto supone una
oportunidad para las inversiones chinas que pudiera acometer
esos proyectos a través de la Ley de Concesiones, toda vez que
ni el gobierno central ni los gobiernos locales cuentan con
recursos para repotenciar la infraestructura que requiere la
inversión productiva.

Según el artículo 12, se podrán decretar Zonas Económicas


Especiales Fronterizas según la dinámica nacional del caso.
También podrá decretar establecimientos y ciudadelas
comerciales y de servicios, con condiciones especiales de
comercio, aduanas, fiscales o de otro tipo a fin de restablecer o
fomentar equilibrios en regiones fronterizas del país.

Con el desarrollo de la Zona Económica Especial de Paraguaná,


localizada en el estado Falcón, el gobierno prevé repotenciar las
capacidades de la entidad para la generación de electricidad, a
través del aprovechamiento de la energía eólica y el desarrollo
tecnológico y científico.

La Zona Especial de San Antonio-Ureña, ubicada en el estado


Táchira, contempla incentivos para los sectores textil, calzado y la
industria metalmecánica para incrementar las capacidades de
transformación, en función de atender el mercado interno y
diversificar la oferta exportable hacia los países del ALBA y
PetroCaribe que representan un particular interés comercial y
geopolítico para China.

La Zona de Desarrollo Estratégico Faja Petrolífera del Orinoco


(FPO) -que es la mayor reserva certificada de hidrocarburos del
mundo-, está abierta a la participación de empresas privadas para
extraer y procesar crudo, tras el objetivo de convertirla en un gran
polo de desarrollo integral que permitirá potenciar, además de la
producción del petróleo, al sector manufacturero y agropecuario
del país.

Incentivos fiscales

El gobierno podrá ofrecer estímulos fiscales y aduanales


especiales para el desarrollo de las respectivas zonas. Con este
fin podrá crear aduanas específicas, aprobar autorizaciones de
operaciones, liberar restricciones arancelarias y para-
arancelarias a la importación de materias primas, insumos,
maquinarias y equipos destinados a la construcción de la
infraestructura e instalaciones productivas.
El Decreto 1.435, con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Impuesto
Sobre la Renta, publicado en Gaceta Oficial Nº 6.152 permite
descuentos en los gravámenes por concepto de nuevas
inversiones. En el artículo 199, se prevé que el Ejecutivo Nacional
podría modificar las alícuotas para asignarle distintos porcentajes
a determinados sectores económicos que sean considerados
prioritarios.

Ahora bien, para dinamizar los procesos de inversión en las


zonas económicas especiales, además del nuevo marco legal e
institucional que rige la inversión extranjera, será necesario
corregir las actuales distorsiones del régimen de cambios
múltiples y avanzar hacia la unificación monetaria.
Adicionalmente, el gobierno tendrá que considerar la
conveniencia y viabilidad de abrir la empresa estatal a la inversión
extranjera, incluyendo la gestión de puertos, aeropuertos,
autopistas, así como las empresas que fueron expropiadas y
estatizadas pero que a la larga terminaron quebradas por el
burocratismo y la corrupción. Para un gobierno sometido a la
presión de un enorme déficit fiscal que supera el 18% del PIB,
será preferible contar con empresas privadas operativas que
abastezcan el mercado nacional y paguen impuestos, a tener que
soportar la carga de empresas públicas que no producen,
generan crecientes pérdidas y solo pueden pagar la nómina si les
transfieren recursos a través de créditos adicionales.

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