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CHRISTIAN XAVIER CHACÓN GÓNGORA

10 COSAS QUE DEBES HACER ANTES DE


SALIR A UNA MISIÓN
Sabemos que el objetivo de todo misionero es “Invitar a las personas a venir a
Cristo a fin de que reciban el Evangelio restaurado mediante la fe en Jesucristo y
Su expiación, el arrepentimiento, el bautismo, la recepción del don del Espíritu
Santo y el perseverar hasta el fin” (Predicad Mi Evangelio: Una guía para el
servicio misional, 2004, pág. 1). Si deseamos llegar a cumplir con este propósito,
debemos hacernos la siguiente pregunta. ¿Qué podemos hacer para prepararnos
para servir una misión de tiempo completo?

En este artículo mencionaremos 10 cosas que creemos son importantes de


observar antes de salir a la misión.

1.- TENER EL DESEO


Antes de cualquier cosa debemos tener el deseo de servir una misión en nuestros
corazones. Ya que prestaremos servicio en la obra misional por 24 o 18 meses.
Por lo cual el tener deseo de hacerlo nos ayudará a que todas las tribulaciones o
pruebas se vean como un obstáculo menor. Recordemos la invitación que nos
hace nuestro Padre Celestial. “De modo que si tenéis DESEOS de servir a Dios,
sois llamados a la obra.” (D. y C. 4:3) Es de esa manera que podemos darnos
cuenta de que estaremos dispuestos a servir realmente en una misión de tiempo
completo.

2.- FORTALECER TU TESTIMONIO


El tener un testimonio personal sobre el Evangelio y todo lo que esto implica es
muy importante ya que “nuestro firme testimonio personal nos motivará a
cambiar y después a bendecir al mundo.” (Dieter F. Uchtdorf, Conferencia
General de Octubre 2006). Además es bueno recordar que muchas personas a las
que vamos a predicarles el Evangelio durante la misión podrán tener dudas e
incluso podrían querer llegar a contender con nosotros. Es ahí donde nuestro
testimonio nos ayudará. Ya que no solo diremos creer lo que enseñamos, pero
podremos testificar de ello.
También debemos recalcar que durante la misión no solo testificaremos con
palabras, sino con nuestras acciones. Y el tener un fuerte testimonio de todo
aquello que vamos a predicar nos ayudará a vivir de acuerdo con las normas
misionales. Un claro ejemplo es lo que menciona el Elder Robert D. Hales (del
Quórum de los Doce Apóstoles): “Nuestro testimonio proporciona una luz
orientadora que nos guía hacia un cometido que dirige nuestra conducta y nuestra
forma de vida.” (Conferencia General de Octubre de 1994).

3.- REFORZAR Y AUMENTAR TU CONOCIMIENTO


SOBRE EL EVANGELIO
El poder aumentar nuestro conocimiento y reforzar el ya adquirido es esencial a
la hora de salir a una misión. Recordemos que El Señor nos ha dicho: “No
intentes declarar mi palabra, sino primero procura obtenerla, y entonces será
desatada tu lengua; luego, si lo deseas, tendrás mi Espíritu y mi palabra, sí, el
poder de Dios para convencer a los hombres.” (D. y C. 11:21) El conocimiento
sobre el Evangelio podemos adquirirlo mediante la oración, el ayuno y claro; la
lectura, estudio y escudriño de las Escrituras.

Sin embargo es bueno recalcar que no debemos estresarnos por no tener un


conocimiento perfecto. Procuremos ser diligentes a la hora de cumplir con los
tres principios antes mencionados. Pero recordemos que mucho del conocimiento
sobre lo que impartiremos se nos irá dando poco a poco a lo largo de nuestra
misión.

4.-TRABAJAR EN LA DIGNIDAD PERSONAL


(TEMPLO)
Para poder servir una misión debemos haber entrado primero al templo. Esto nos
permitirá ser investidos de lo alto y así poder ser dignos representantes de
Jesucristo a donde quiera que él nos haya llamado a Servir. El Presidente Boyd
K. Packer nos da algunos consejos de cómo podemos mantenernos dignos de la
compañía del Espíritu Santo y así mismo ser dignos de entrar al templo y servir
una misión. Él nos aconseja lo siguiente:
a) Vístanse con modestia.
b) Hablen con reverencia.
c) Escuchen música edificante.
d) Arrepiéntanse cuando cometan un error.
(De “Consejo a los jóvenes”, Liahona, noviembre de 2011, págs. 16–19.)

Si hacen esas cosas, el Espíritu Santo los guiará y los protegerá. Además de que
se estarán preparando para vivir de acuerdo a las normas misionales. Y así
mismo a elevar sus estándares personales para el resto de su vida.

5.- CUIDAR TU SALUD FÍSICA


Para poder servir una misión eficazmente, debemos ser capaces de soportar las
exigencias físicas de la vida misional. Así podremos aprender como el Señor nos
puede ayudar a sobrellevar los desafíos y las decepciones.

“Un misionero debe ser capaz de caminar una distancia media de 10 km al día y
recorrer unos 20 km en bicicleta al día. Los misioneros potenciales que no
caminen más que de su vehículo a la clase o al trabajo probablemente tendrán
dolor y llagas en los pies cuando lleguen al campo misional… Un misionero que
no esté en forma se cansará al hacer la obra misional, y un misionero cansado
está más expuesto al desánimo y a problemas de salud que un misionero que se
encuentre en buenas condiciones físicas.” (Donald B. Doty, “Cómo prepararse
para ser misionero en todo lo relativo a la salud”, Liahona, marzo de 2007.)

El vivir la palabra de Sabiduría fielmente nos ayudará a estar preparados. Ya que


en ella se nos menciona acerca del cómo cuidarnos. Desde nuestros hábitos
alimenticios hasta el ejercitarnos con regularidad. Es recomendable que
comencemos a trabajar en nuestra salud dos años antes de salir al campo, pero si
ya estamos por mandar nuestros papeles, no olvidemos que aún tenemos tiempo
para ejercitarnos y comer bien.

6.- CUIDAR TU SALUD EMOCIONAL


El servicio misional es emocionalmente exigente. Al abandonar el hogar y salir al
mundo, se hallarán alejados de aquellos que los apoyan… Muchas veces habrá
días de rechazo y desilusión. (Élder L. Tom Perry, “Elevar el nivel”, Liahona,
noviembre de 2007, pág. 48.)
Es por ello que debemos conocer nuestros límites emocionales. Ya que así
podremos aprender desde ahora a controlar nuestros sentimientos en
circunstancias que podremos llegar a enfrentar al servir una misión.

Procuremos pues resolver cualquier problema emocional que tengamos antes de


llenar y enviar los papeles. Ya que el resolverlos nos hará sentirnos libres a la
hora de prestar servicio. También procuremos ver nuestras debilidades y los
problemas que enfrentemos siempre con una perspectiva propia, es decir,
trabajemos con lo que podemos y manejemos el estrés. Esto será de gran utilidad
a la hora de enfrentarnos a las dificultades en la misión.

Muchas veces olvidamos que las amistades pueden beneficiarnos o destruirnos.


El alejarnos de aquellos amigos que nos hacen daño o nos impulsan a hacer lo
malo, nos prepara para saber distinguir el cómo retirarnos de aquellas personas
que no están dispuestas a progresar dentro del campo misional. El rodearnos de
amistades que nos edifiquen nos ayudará a elevar nuestros estándares y
mantenernos dignos a la hora de servir.

7.- TRABAJAR EN LA AUTOSUFICIENCIA


ESPIRITUAL
Sabemos que nuestros padres y amigos pueden brindarnos ayuda y no hay nada
de malo en ello, sin embargo podremos valorar más nuestra misión si nos
esforzamos por alcanzar la autosuficiencia. Con relación a la autosuficiencia
podríamos dejarnos llevar y pensar que esta es solo una cuestión económica, pero
no es así. El ser autosuficientes de una mera espiritual es sumamente importante.
Con ello me refiero a saber y recordar que dependemos totalmente del Señor. Un
claro ejemplo de esto se encuentra en las escrituras. “Vosotros, pues, no os
preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en
ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas busca la gente del mundo, pero
vuestro Padre sabe que necesitáis estas cosas. Mas buscad el reino de Dios, y
todas estas cosas os serán añadidas.” (Lucas 12:29-30)
Procuremos pues ser diligentes en ser autosuficientes en todo sentido, pero
recordemos que si tenemos fe y nos esforzamos, dejando todo en manos del
Señor, no tendremos de qué preocuparnos.

8.-PREPARARSE ECONÓMICAMENTE
Aun cuando el dinero no sea lo principal, prepararnos financieramente es de igual
manera importante. Y se relaciona con el punto anterior. Ya que podremos ser
autosuficientes desde un punto de vista económico. El conseguir un empleo ya
sea de medio tiempo o tiempo completo antes de servir una misión puede
ayudarnos. Puesto que “… Esta experiencia ayuda a los potenciales misioneros a
aprender cómo manejar dinero de manera que estemos preparados para vivir
dentro de un presupuesto en el campo misional. También cabe recalcar que los
misioneros que pagan, por lo menos una parte del costo de su misión suelen ser
más dedicados y tener menos preocupaciones con relación al dinero durante la
misión.” (Robert K. Wagstaff, Ensign, marzo de 2011, págs. 22–26).

9.- ENFOCARTE EN LA OBRA MISIONAL


(ACOMPAÑAR A LOS ÉLDERES/HERMANAS)
El acompañar a los misioneros y misioneras de tiempo completo nos ayudará a
comprender de mejor manera como se vive una misión. Una de las cosas más
importantes es el contactar personas, es por ello que el practicar conocer y hablar
con personas es esencial. “El trabajo misional involucra el interactuar con gente
nueva a diario… muchos de nosotros estamos acostumbrados a involucrarnos
con los demás por medio de mensajes de texto o redes sociales, en vez de
relacionarnos cara a cara. Como futuros misioneros podemos prepararnos al
desafiarnos a nosotros mismos, de maneras adecuadas y sanas, a hablar con
personas que no conozcamos bien e intentar ser amigables, corteses y
respetuosos. (Robert K. Wagstaff, Ensign, marzo de 2011, págs. 22–26).

“Un día en la misión” (nombre de la actividad). Esta actividad invita a los


jóvenes a ver y vivir desde dentro la experiencia misional por un día, desde el
estudio personal y con compañero de las escrituras, hasta el proselitismo. Si esta
actividad es de tu interés, proponlo a tu Obispo o presidente de estaca. Es muy
probable que esta te ayude no sólo a ti sino a otros jóvenes de tu barrio o estaca a
descubrir un amor por el servicio y la obra misional.

10.- HACER TODO POR AMOR AL SEÑOR


(RECORDAR PARA QUIÉN TRABAJARAS)
Por último pero no menos importante, recordemos hacer todo por amor al
Salvador. Al prepararnos para servir, debemos pensar en el nombre que estará
escrito en nuestra placa. Ese nombre es el nombre de Jesucristo y a Él
representaremos. Las siguientes escrituras que nos puede ayudar a entender el
cómo servirle mejor se encuentra en Juan 21:15-17 y Juan 13:35. Donde se nos
hace mención de cómo Jesucristo cuestionó a Pedro sobre si realmente lo amaba.
Al contestar Pedro que sí le amaba las tres veces de cuestionamiento. Jesucristo
le mandó a apacentar sus ovejas.

Nosotros somos llamados a apacentar las ovejas del señor, a cuidarlas y traerlas
de vuelta a Él. Pero la única forma de llevar esa hermosa labor a cabo es
recordando que lo haremos porque realmente Lo amamos y amamos a aquellos
que vamos a servir.

Recordemos pues que no debemos esperar a que la misión nos cambie, sino
debemos estar dispuestos a realizar cambios que nos preparen para la misión.
Aún estamos a tiempo de hacer las modificaciones necesarias en nuestras vidas.
Muchas veces esos cambios podrán parecer sacrificios. Pero puedo testificarles
que hacer pequeños sacrificios conllevan a realizar los grandes sin miedo y estos
nos traerán infinitas bendiciones. No permitamos que el desánimo embargue
nuestro espíritu, trabajemos diligentemente por prepararnos para servir una
misión.

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