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CARRERA DE ODONTOLOGÍA

MATERIA:
SALUD PÚBLICA
DOCENTE:
DRA. ÁNGELA MURILLO
TEMA
RETOS DE LA SALUD PÚBLICA

INTEGRANTES:
 Dary Nayid Cobeña Cobeña
 María José Intriago Mendoza
 Jeile Alexander Zambrano Quinapallo

AÑO LECTIVO
SEPTIEMBRE 2018 – FEBRERO 2019
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OBJETIVOS

OBJETIVO PRINCIPALES

 Conocer los principales retos que los organizadores mundial de la salud han

propuesta para reducir el índice de enfermedades que afectan la salud de la

comunidad

OBJETIVO ESPECIFICO

 Se conocer por medio de datos recientes y ha que va dirigida los restos propuestos

por la salud publica

 Buscar el bienes y el buen vivir de la humanidad en general


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CONTENIDO
OBJETIVOS ....................................................................................................................................... 1
INTRODUCCIÓN .............................................................................................................................. 3
1. RETOS EN SALUD PÚBLICA ............................................................................................... 5
Salud................................................................................................................................................ 5
2. RETOS ACTUALES................................................................................................................. 6
Panorama mundial ........................................................................................................................... 7
Mortalidad en la niñez: diferencias según el sexo y el estatus socioeconómico ............................. 8
Supervivencia infantil: mejoras para algunos niños ........................................................................ 9
Mortalidad en la niñez: diferencias según el sexo y el estatus socioeconómico ................. 12
AMENAZAS A LA SALUD MUNDIAL EN 2018 ......................................................................... 15
La salud en los conflictos ........................................................................................................ 16
Cólera ....................................................................................................................................... 16
Difteria ..................................................................................................................................... 17
Paludismo ................................................................................................................................. 17
Retos actuales de la salud pública ..................................................................................................... 23
La formación en salud publica en los grados ................................................................................ 24
Inmigración y condicionantes de salud ............................................................................................. 27
Salud bucodental ........................................................................................................................... 28
Tuberculosis .................................................................................................................................. 28
Algunas condiciones para este futuro de la salud laboral ............................................................. 29
CONCLUSIONES ............................................................................................................................ 31
BIBLIOGRAFÍA............................................................................................................................... 32
3

INTRODUCCIÓN

Según, (Coronel & Marzo, 2017) Mencionan que:

La salud pública ha devenido una constante preocupación a nivel mundial por sus

implicaciones políticas, sociales y económicas. Por ello ha sido objeto de debate en

numerosos espacios internacionales, donde la promoción de la salud ha ocupado un

lugar preponderante.

Cabe señalar que la promoción de la salud se sustenta en una amplia base teórica, integrada

por conceptos, principios básicos y métodos, que han sido ampliamente difundidos por la

Organización Panamericana de la Salud (OPS) en documentos, cursos, reuniones y

programas de capacitación en diversos países. (Coronel & Marzo, 2017)

Al respecto, América Latina ha presentado una activa participación en este movimiento, en

la búsqueda de equidad en materia de salud. En tal sentido, se han intencionado los

esfuerzos para transformar las instituciones y estructuras organizativas, así como para

redistribuir los recursos, a fin de mejorar la calidad de vida de la población. No obstante, en

muchas naciones persiste un elevado índice de pobreza y desigualdad social que limitan el

acceso de ciertos sectores al bienestar, lo que constituye una de las metas de la promoción

de la salud. En la Región de las Américas viven algo más de mil millones de personas.

Durante el último decenio la Región realizó importantes avances en relación con la salud y

para el 2015 había logrado un éxito documentado en el cumplimiento de las metas de los

Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) relativas a la reducción de los niveles de

pobreza extrema y hambre y a la disminución de la mortalidad en menores de 1 y de 5 años,


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al igual que avances considerables en la sostenibilidad ambiental. Sin embargo, la Región

no alcanzó la reducción de la mortalidad materna prevista como parte del ODM 5.


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1. RETOS EN SALUD PÚBLICA

Salud

No existe una definición universal del concepto de salud, depende del contexto desde donde

se intente definir. La más aceptada es la que consigna la Organización Mundial de la Salud

(OMS) en su Carta Constitucional. “El estado de completo bienestar físico, mental y social

y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. 1

En la actualidad, con herramientas modernas y novedosas, pero apoyadas en sólidos

conceptos, la salud pública y la medicina preventiva continúan la lucha contra

enfermedades emergentes y reemergentes que amenazan de alguna manera el bienestar de

la población; basta mencionar por ejemplo las enfermedades transmitidas por vector que

hoy se han convertido incluso en emergencias sanitarias de importancia internacional

(ESPI), declaradas formalmente por la Organización Mundial de la Salud, como es el caso

del Zika. Estos padecimientos se habían convertido en verdaderos retos para la salud

pública, toda vez que tienen como origen condiciones climáticas y de higiene básica que

hacen posible la proliferación del vector transmisor de este tipo de virus.

Por otro lado, es necesario hacer énfasis en que la salud pública debe evolucionar hacia un

equilibrio intencional que tome en cuenta las modernas amenazas a la salud de la

humanidad, en particular las enfermedades no transmisibles, que son hoy la plaga moderna

que azota a las poblaciones. Los padecimientos como el sobrepeso, la obesidad y la

diabetes se han convertido sobre todo en las últimas décadas en las causas principales de

1
Rafael Álvarez Alva, Pablo Kuri Morales. (2018). Salud Pública y medicina preventiva. México: El Manual
Moderno S.A de C.V .
6

enfermedad y defunciones en casi todo el mundo. Ante este panorama, la salud pública

debe destinar mucho más tiempo y más recursos de toda índole para el estudio y abordaje

de estos trastornos que históricamente no se habían abordado por estar “distraídos” en el

combate de las enfermedades infecciosas. No hay duda, ése es el reto hoy y ya está aquí.

Con la evolución de la humanidad misma, el conocimiento, la tecnología, la salud pública y

la medicina preventiva deben evolucionar también; los especialistas en esta área deben

apoyarse de las modernas herramientas tecnológicas que facilitan el trabajo, pero que de

ninguna manera sustituyen la preparación y la experiencia.

La evolución de la Salud Pública es un proceso continuo en la línea de tiempo, con la

presencia de agentes patógenos emergentes y reemergentes, así como los endémicos,

además de los cambios en el ambiente y el huésped. (Rafael Álvarez Alva, Pablo Kuri

Morales., 2018)

2. RETOS ACTUALES

Los principales elementos de la tragedia que azota al continente africano reaparecen en

muchas de las poblaciones más pobres de otros lugares del planeta. Cabe citar entre ellos: el

avance exasperantemente lento hacia el logro de algunos Objetivos de Desarrollo del

Milenio, como la reducción de la mortalidad maternoinfantil; la pandemia de VIH/SIDA; o

la doble carga impuesta, por un lado, por las enfermedades transmisibles y, por otro, por las

no transmisibles, incluidos el tabaquismo o las muchas muertes evitables provocadas por

los accidentes de tráfico.


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Panorama mundial

En los últimos 50 años, la esperanza media de vida al nacer se ha incrementado en términos

mundiales en cerca de 20 años, pasando entre 1950–1955 y 2002 de 46,5 a 65,2 años. Esto

representa a nivel planetario un aumento medio de la esperanza de vida equivalente a cuatro

meses por año durante dicho periodo. Como media, la esperanza de vida aumentó en nueve

años en los países desarrollados (por ejemplo, en Australia, los países europeos, el Japón,

Nueva Zelandia y América del Norte), en 17 años en los países en desarrollo con elevados

niveles de mortalidad de niños y de adultos (la mayoría de los países africanos y los países

más pobres de Asia, la Región del Mediterráneo Oriental y América Latina) y en 26 años

en los países en desarrollo con baja mortalidad. En 2002 la esperanza de vida al nacer

oscilaba entre los 78 años de las mujeres de los países desarrollados y los 46 años de los

hombres del África subsahariana; es decir, en términos totales era 1,7 veces superior para

las primeras que para los segundos. La esperanza de vida ha mejorado en los últimos 50

años en prácticamente todas las regiones del mundo, con la importante excepción de África

y de los países de Europa oriental antes pertenecientes a la Unión Soviética. En este último

caso, la esperanza de vida al nacer, tanto de los varones como de las mujeres, disminuyó a

lo largo del periodo 1990–2000, respectivamente, en 2,9 años y en 1 año. Los aumentos de

la esperanza de vida registrados en la primera mitad del siglo XX en los países

desarrollados fueron el resultado de un rápido descenso de las tasas de mortalidad, en

particular de la maternoinfantil y de la atribuible a enfermedades infecciosas en la infancia

y en la primera etapa de la edad adulta. El acceso a una vivienda, unos servicios de

saneamiento y una educación de mejor calidad, la tendencia a formar familias más

reducidas, el incremento de los ingresos y la adopción de medidas de salud pública, como

la inmunización contra diversas enfermedades infecciosas, contribuyeron sobremanera a


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esa transición epidemiológica. En muchos países desarrollados, ese cambio se inició hace

aproximadamente 100–150 años. En algunos lugares, por ejemplo en el Japón, la transición

comenzó hace menos tiempo, aunque luego avanzó a un ritmo más rápido, y en muchos

países en desarrollo se inició incluso más tarde y todavía no ha concluido. En los países

desarrollados, las mejoras actuales en los niveles de esperanza de vida se deben

principalmente a la reducción de las tasas de mortalidad entre los adultos.

Mortalidad en la niñez: diferencias según el sexo y el estatus socioeconómico

En todo el mundo la mortalidad en la niñez es más elevada en los varones que en las

mujeres, pero hay algunas excepciones. En China, la India, Nepal y el Pakistán, la

mortalidad de niñas es superior a la de niños. Esa disparidad es particularmente

pronunciada en el caso de China, donde el riesgo de defunción es un 33% mayor para las

niñas que para los niños. Se cree que estas desigualdades son debidas al trato preferente que

se da a los niños varones a la hora de acudir con ellos a los servicios de salud familiar o de

alimentarlos.

Para diferenciar entre poblaciones pobres y no pobres, se ha empleado una escala mundial

basada en una estimación de los ingresos permanentes elaborada a partir de la información

disponible sobre derechos de propiedad, acceso a servicios y características de los hogares.

La ventaja que ofrece este método es que permite comparar los niveles socioeconómicos

entre los distintos países. Así, las personas definidas como pobres en Bangladesh tienen el

mismo estatus económico que la población definida como pobre en Bolivia o el Níger. En

todos los países se dan notables diferencias en los riesgos de mortalidad en la niñez según

el grado de pobreza, pero la magnitud de esa desigualdad varía; así, por ejemplo, en el

Níger el riesgo de morir durante la infancia es aproximadamente 13 puntos porcentuales


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más elevado para los pobres que para los no pobres, mientras que en Bangladesh esa

diferencia es inferior a tres puntos porcentuales. Las tasas de mortalidad en la niñez entre

los pobres son mucho más elevadas en África que en cualquier otra región, aunque se

emplee el mismo nivel de ingresos para definir la pobreza. Los niños pobres africanos

tienen casi el doble de probabilidades de morir que los niños pobres de las Américas.

Supervivencia infantil: mejoras para algunos niños

En los últimos tres decenios, se han registrado en el mundo entero mejoras importantes en

materia de supervivencia infantil (las variaciones por regiones de la OMS se presentan en la

figura 1.6). A nivel mundial, la mortalidad en la niñez descendió entre 1970 y 2002 de 147

por 1000 a aproximadamente 80 por 1000 nacidos vivos. Esa reducción fue particularmente

acusada en algunos países de las Regiones del Mediterráneo Oriental y Asia Sudoriental y

en América Latina, mientras que en los países africanos fue más modesta. Aunque la

mortalidad en la niñez ha disminuido en la mayoría de las regiones del mundo, las mejoras

no han sido uniformes en el tiempo ni tampoco entre las regiones.

Situación de la salud y del sistema de salud (ECUADOR)

Según, (SITUACION DE LA SALUD Y DEL SISTEMA DE SALUD EN ECUADOR,

2017) En el 2014, la tasa de mortalidad materna fue de 49,2 por 100 000 nacidos vivos. Las

principales causas fueron los trastornos hipertensivos y la hemorragia posparto. En el 2012,

19,4 % de los nacimientos se dio en mujeres menores de 20 años.

La cobertura de control prenatal (24,6%) es baja. Entre el 2000 y el 2015, la tasa de

natalidad se redujo de 19,5 a 14,3 por 1 000 habitantes. Entre el 2000 y el 2014, la tasa de

mortalidad infantil se redujo de 15,5 a 8,4 muertes por 1 000 nacidos vivos.
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Las principales causas fueron la dificultad respiratoria del recién nacido (6,4%) y los

trastornos relacionados con la duración corta de la gestación y el bajo peso al nacer (6,2%).

La tasa de mortalidad de menores de 5 años no tuvo variaciones significativas entre el 2010

(14,8 por 1 000 nacidos vivos) y el 2014 (14,2 por 1 000 nacidos vivos). La cobertura de

vacunación en todo el país alcanzó 80% en el 2015. El 14% de los cantones registraron

coberturas menores de 50%. En el 2011 ocurrió un brote de sarampión, con 260 casos de la

enfermedad. El dengue es endémico en el país, y afecta más a las poblaciones costeras. Su

tasa alcanzó 86,5 casos por 100 000 habitantes en el 2014.

Su incidencia es, más alta en la población de entre 20 y 49 años (60%), y más grave en los

menores de 15 años. Entre el 2011 y el 2015, se registraron en promedio 589 casos anuales

de malaria. En el 2015 se reactivó en varios focos en la Región Amazónica y Esmeraldas.

La lepra persiste, con 92 casos anuales entre el 2011 y el 2015, mientras que la enfermedad

de Chagas registra un promedio anual de 40 nuevos casos. (SITUACION DE LA SALUD

Y DEL SISTEMA DE SALUD EN ECUADOR, 2017)

La prevalencia de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)/sida se

mantuvo relativamente estable entre el 2007 y el 2014, afectando a 0,4% de la población.

La tasa de mortalidad por VIH/sida es de 5,2 por 100 000 habitantes, concentrada en

personas transfemeninas y hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres.

La prevalencia en gestantes fue de 0,18% en el 2014. Se estima que 57% de las personas

con infección por VIH conocen su diagnóstico y 78% de los portadores diagnosticados

están en tratamiento en los servicios de la salud pública.


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En el 2015 ingresó el virus chikunguña en el país, y se notificaron dos muertes debidas a

ese virus y 33 643 casos por vigilancia epidemiológica. Ese mismo año se introdujo el virus

del Zika, con cuatro casos importados. En el 2014, la tasa de mortalidad general fue de 6,0

muertes por 1 000 habitantes (7,2 en los hombres y 3,9 en las mujeres). Las enfermedades

del sistema circulatorio provocaron 23% de las muertes; las neoplasias, 17%, y las causas

externas, 13%.

En el 2014, 8% de niños entre 0 y 60 meses de edad y 29,9% del total de la población

escolar de 6 a 11 años presentaba sobrepeso u obesidad. (SITUACION DE LA SALUD Y

DEL SISTEMA DE SALUD EN ECUADOR, 2017).

Desde el 2016, el Ministerio de Salud Pública cuenta con el Sistema de Vigilancia

Epidemiológica (SIVE), que recoge los datos epidemiológicos de las enfermedades

priorizadas y es responsable del cumplimiento del Reglamento Sanitario Internacional.

También se dispone del Sistema de Registro de Datos, para egresos hospitalarios y

morbilidad, entre otros. En el 2013, el subregistro de mortalidad fue 16,7%; en el 2013, la

proporción de causas mal definidas fue de 8,7%, pero varias provincias tuvieron valores

mayores de 11%. (SITUACION DE LA SALUD Y DEL SISTEMA DE SALUD EN

ECUADOR, 2017)

Causas de defunción en la infancia

Según, (OMS, retos de la salud, 2015) Menciona que:

En los países en desarrollo, las enfermedades y parasitarias siguen siendo las que muertes

de niños provocan, debido en parte a la epidemia de VIH/SIDA. Aunque en algunas zonas

se han logrado mejoras sustanciales (por ejemplo, en lo referente a la poliomielitis), las


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enfermedades transmisibles siguen figurando entre las 10 principales causas de defunción

en los niños y provocan alrededor del 60% de las muertes infantiles. En términos generales,

las 10 causas principales de defunción son responsables del 86% de todas esas muertes.

(OMS, retos de la salud, 2015).

Mortalidad en la niñez: diferencias según el sexo y el estatus socioeconómico

En todo el mundo la mortalidad en la niñez es más elevada en los varones que en las

mujeres, pero hay algunas excepciones. En China, la India, Nepal y el Pakistán, la

mortalidad de niñas es superior a la de niños. Esa disparidad es particularmente

pronunciada en el caso de China, donde el riesgo de defunción es un 33% mayor para las

niñas que para los niños. Se cree que estas desigualdades son debidas al trato preferente

que se da a los niños varones a la hora de acudir con ellos a los servicios de salud

familiar o de alimentarlos. (SITUACION DE LA SALUD Y DEL SISTEMA DE

SALUD EN ECUADOR, 2017).

La salud de los adultos en peligro: el ritmo de las mejoras disminuye y las diferencias

se acentúan

(OMS, retos de la salud, 2015) Las tasas de mortalidad adulta han disminuido en los

últimos decenios en la mayoría de las regiones del mundo. En los últimos 20 años, la

esperanza de vida a los 15 años ha aumentado en la mayoría de ellas entre 2 y 3 años. Entre

las excepciones más destacadas figuran los países con altos niveles de mortalidad de África,

donde la esperanza de vida a los 15 años de edad disminuyó entre 1980 y 2002 en cerca de

7 años, y de Europa oriental (principalmente países antes pertenecientes a la Unión


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Soviética), donde en ese mismo periodo se registró una disminución de 4,2 años para los

varones y de 1,6 años para las mujeres.

La importancia relativa de estas causas varía considerablemente de una región a otra. Así,

por ejemplo, en África sólo 1 de cada 3 muertes de adultos es provocada por enfermedades

no transmisibles, mientras que en los países desarrollados esa proporción es de 9 de cada

10.

Resulta preocupante que en América Latina y en los países en desarrollo de Asia y de la

Región del Pacífico Occidental 3 de cada 4 muertes de adultos se deban a enfermedades no

transmisibles, lo que refleja el estado relativamente avanzado de la transición

epidemiológica que se ha alcanzado en esas poblaciones y la aparición de la doble carga de

morbilidad. (OMS, retos de la salud, 2015)

LOGROS, DESAFÍOS Y PERSPECTIVAS (ECUADOR)

(SITUACION DE LA SALUD Y DEL SISTEMA DE SALUD EN ECUADOR, 2017)

El sistema de salud ha sido respaldado legalmente por la Constitución del 2008, en que se

apoya la garantía del Estado y la atención primaria de salud, además de la red pública

integrada de servicios gratuitos de salud.

La creación de las dos agencias nacionales sobre regulación, control y vigilancia sanitaria y

sobre la calidad de los servicios de salud ha reforzado el rol regulatorio de la autoridad

sanitaria nacional. Se debe mejorar la promoción de hábitos saludables, el control de

determinantes, el acceso a la educación y la medicina preventiva. Para ello, los servicios del

primer nivel requerirán mejorar la calidad de su gestión y desempeño.


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La Ley Orgánica para la Regulación y Control del Tabaco, el Reglamento para la

Autorización y Control de la Publicidad y Promoción de Alimentos Procesados, el

Reglamento Sanitario de Etiquetado de Alimentos Procesados para Consumo Humano, y la

Mantención de la Continuidad en las Acciones de Mejora de las Condiciones de Vida

definidas en el Plan Nacional del Buen Vivir, son ejemplos de la mejora del papel del

Estado en el desarrollo e implementación de políticas de promoción y protección de la

salud. Un logro importante en la salud pública del Ecuador es la eliminación de la

morbilidad por oncocercosis y la interrupción de la transmisión de esta enfermedad. En el

2009 se detuvo la transmisión y en el 2014 la Organización Mundial de la Salud certificó su

eliminación. (SITUACION DE LA SALUD Y DEL SISTEMA DE SALUD EN

ECUADOR, 2017)

Distribución mundial del riesgo de mortalidad prematura

La probabilidad que tienen los adultos de sufrir una muerte prematura varía ampliamente de

una región a otra. Así, por ejemplo, en algunas partes del África subsahariana ese riesgo es

mucho más elevado (casi cuatro veces más) que el observado en países con baja mortalidad

pertenecientes a la Región del Pacífico Occidental. Incluso dentro de las regiones

desarrolladas se dan importantes variaciones. En algunos países de Europa oriental los

varones tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades de ser víctimas de una muerte

prematura que los hombres de otras regiones desarrolladas. (OMS, retos de la salud, 2015)

Principales causas de enfermedad y muerte

Los cerca de 57 millones de personas que fallecieron en 2002, 10,5 millones eran niños

menores de cinco años (el 98% en países en desarrollo). En los países desarrollados, más
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del 60% de las defunciones se dan en mayores de 70 años, mientras que en los países en

desarrollo ese porcentaje ronda el 30% (SALUD MUNDIAL: SITUACIÓN ACTUAL Y

RETOS PARA EL FUTURO, 2013)

AMENAZAS A LA SALUD MUNDIAL EN 2018

VIH/SIDA: la principal amenaza para la salud

Pese a una tendencia mundial hacia la disminución de la carga de morbilidad adulta

atribuible a las enfermedades transmisibles, el VIH/SIDA se ha convertido en la principal

causa de defunción y en el factor que por sí solo más contribuye a la carga de morbilidad de

los adultos con edades comprendidas entre los 15 y los 59 años. (Vidal, 2016)

Gripe pandémica

Es inevitable que se declare una nueva pandemia de gripe. En este mundo

interconectado, ya se dan las condiciones para que se inicie el próximo brote mundial,

que es solo cuestión de tiempo y tendrá consecuencias de amplio alcance. Una pandemia

grave podría provocar millones de muertes y costar más del 1% del PIB mundial.

Hemos recorrido un largo camino en los 100 años que han pasado desde que la

pandemia gripal de 1918 se llevó la vida de más de 100 millones de personas. Ahora,

tenemos los medios para detectar los ataques la gripe y para contrarrestarlos. Cada año,

la OMS recomienda virus candidatos para vacunas a fin de proteger a la población de

todo el mundo contra la gripe estacional. Más de 150 instituciones de salud pública de

110 países colaboran en la vigilancia y la respuesta mundiales. Pero no hay nada que

podamos predecir relativo a la gripe, ni siquiera cómo y cuándo aparecerá la próxima

pandemia.
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La OMS hace un seguimiento de otros patógenos respiratorios potencialmente

pandémicos que representan amenazas importantes, entre ellos el MERS-CoV. (OMS,

amenazas a la salud mundial en 2018, 2018).

La salud en los conflictos

(OMS, amenazas a la salud mundial en 2018, 2018) Los conflictos siguen asolando los

sistemas de salud de todo el mundo, desde el Yemen hasta Ucrania, desde Sudán del Sur

hasta la República Democrática del Congo. Los centros de salud, el personal sanitario y

las infraestructuras esenciales son cada vez más el blanco de las partes combatientes.

En muchos de estos lugares, son más las muertes por enfermedades que se podrían

prevenir y tratar o por enfermedades crónicas que las causadas por balas y bombas. A

menudo, el personal humanitario que trata de suministrar alimentos, agua y

medicamentos que salvan vidas no puede acceder a las personas que los necesitan

desesperadamente. Los ataques químicos y biológicos son también un riesgo

significativo en los conflictos armados.

Cólera

Más de 2000 años después de la primera referencia documental de la bacteria Vibrio

cholerae en un texto de Hipócrates, este patógeno continúa causando infecciones en

todo el mundo. A pesar de que se puede prevenir y tratar fácilmente, el cólera mata

anualmente a cerca de 100 000 personas en comunidades que sufren también el azote de

la pobreza y los conflictos armados.

En 2017, se utilizaron vacunas anticoléricas orales para proteger a 4,4 millones de

personas en nueve países: Bangladesh, Camerún, Haití, Malawi, Mozambique, Nigeria,

Sierra Leona, Somalia y Sudán del Sur. En 2018, la OMS prestará apoyo a campañas
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similares, paralelamente a las campañas que promueven el acceso al agua potable, el

saneamiento y la mejora de la higiene. (OMS, amenazas a la salud mundial en 2018,

2018)

Difteria

Gracias al uso generalizado de la vacuna antidiftérica en los programas sistemáticos de

inmunización se ha conseguido eliminar esta enfermedad infecciosa de las vías

respiratorias en la mayor parte del mundo. Sin embargo, la difteria está resurgiendo de

forma alarmante en países que sufren deficiencias significativas en la prestación de

atención sanitaria.

Venezuela, Indonesia, Yemen y Bangladesh (Cox's Bazar) notificaron brotes de difteria

en 2017 y solicitaron a la OMS ayuda en las operaciones de respuesta, orientación

técnica y medicamentos y vacunas contra la enfermedad. (OMS, amenazas a la salud

mundial en 2018, 2018)

Paludismo

La OMS ha estimado que, cada año, se registran más de 200 millones de casos de

paludismo en el mundo, y que esta enfermedad transmitida por mosquitos causa más de

400 000 defunciones. Alrededor del 90% de la mortalidad se registra en el África

subsahariana, mientras que el resto se distribuye entre Asia Sudoriental, América del

Sur, el Pacífico Occidental y el Mediterráneo Oriental.

En la República Centroafricana y Sudán del Sur, el paludismo causa más víctimas que la

guerra. Otros países que combaten la malaria son Nigeria, la República Democrática del

Congo y Somalia. (OMS, amenazas a la salud mundial en 2018, 2018)


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Meningitis

Una nueva cepa virulenta de meningitis meningocócica C está circulando a lo largo del

cinturón africano de la meningitis, amenazando a 26 países, en una situación de escasez

aguda de vacuna antimeningocócica en el mundo. Hay un riesgo peligrosamente elevado

de que se produzca una epidemia a gran escala, que podría afectar a más de 34 millones

de personas. La meningitis C mata a más del 10% de los infectados.

Los supervivientes suelen sufrir graves secuelas neurológicas. La OMS y sus asociados

financian el mantenimiento de una reserva mundial de emergencia que alberga 2,5

millones de vacunas contra la meningitis C. Sin embargo, en 2019 se necesitarán 10

millones de dosis adicionales para evitar una gran epidemia. (OMS, amenazas a la salud

mundial en 2018, 2018)

Fiebre amarilla

Hace un siglo, la fiebre amarilla era una enfermedad aterradora que diezmaba las

poblaciones y destruía las economías. Las campañas masivas de vacunación han

reducido drásticamente el número de casos en todo el mundo, pero a principios de la

década de 2000 se produjo un resurgimiento de esta enfermedad hemorrágica aguda de

origen vírico en África y en las Américas, y el riesgo se considera muy alto en 40 países.

En 2016, los brotes de la enfermedad registrados en Angola y la República Democrática

del Congo se lograron contener gracias a campañas masivas en que se vacunó a 30

millones de personas. En 2018, Nigeria y el Brasil enfrentan grandes brotes que

amenazan las áreas urbanas.


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Hay otras fiebres hemorrágicas de origen vírico que es necesario controlar: las

enfermedades por los virus del Ebola y de Marburgo, la fiebre hemorrágica de Crimea y

el Congo, la fiebre del Valle del Rift, la fiebre de Lassa, las infecciones por hantavirus y

el dengue. (OMS, amenazas a la salud mundial en 2018, 2018)

Malnutrición

El 45% de las defunciones de menores de 5 años que se producen en el mundo están

relacionadas con la desnutrición. La OMS ha elaborado kits para niños malnutridos con

complicaciones médicas.

La escasez de alimentos seguirá siendo un grave problema en el Cuerno de África en

2018. Se prevé que, este año, 1,1 millones de niños menores de 5 años sufrirán

desnutrición, y que la mitad de la población deberá hacer frente a una grave inseguridad

alimentaria. En el Yemen, 7 millones de personas corren riesgo de sufrir desnutrición y

17 millones siguen en situación de inseguridad alimentaria. (OMS, amenazas a la salud

mundial en 2018, 2018)

Traumatismos: una epidemia oculta que afecta sobre todo a los varones jóvenes

Los traumatismos, tanto accidentales como intencionales, afectan principalmente a los

adultos jóvenes y tienen a menudo graves consecuencias discapacitantes. En términos

globales, los traumatismos contribuyeron en 2002 en un 14% a la carga mundial de

morbilidad adulta. (OMS, retos de la salud, 2015)

En algunas partes de las Regiones de las Américas, Europa oriental y el Mediterráneo

Oriental, más del 30% de la carga total de morbilidad correspondiente a los adultos
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varones con edades comprendidas entre los 15 y los 44 años es atribuible a los

traumatismos.

Entre los hombres, los traumatismos por accidentes de tráfico, los actos de violencia y

las autolesiones figuran entre las 10 causas principales de morbilidad para el grupo de

edades comprendidas entre los 15 y los 44 años. En términos mundiales, los

traumatismos por accidentes de tráfico constituyen para ese grupo de edad y sexo la

tercera causa de morbilidad, precedida solamente por el VIH/SIDA y la depresión

unipolar. La carga atribuible a los traumatismos por accidentes de tráfico va en aumento,

especialmente en los países en desarrollo del África subsahariana y de Asia sudoriental,

y afecta sobre todo a los varones (OMS, retos de la salud, 2015)

Retos de la salud

Julio Frenk, especialista de la Universidad de Harvard, y Suerie Moon, de la Escuela

John F. Kennedy de Gobernanza Global (ambas, instituciones estadounidenses),

mencionaban los que a su juicio son los tres factores que más van a modelar la salud -y

la enfermedad- a nivel internacional y que representan las mayores amenazas a nivel

global. Por un lado, el reto aún pendiente que suponen las enfermedades infecciosas, y

que determinan sobre todo el perfil de los problemas en las regiones de bajos ingresos,

donde infecciones como el VIH, la tuberculosis o la malaria; la malnutrición o los

problemas de mujeres y niños durante el parto siguen siendo los tres mayores enemigos

de la salud. (Valerio, 2014)

El segundo reto tiene que ver con el preocupante aumento de las llamadas enfermedades

no comunicables, como el cáncer o las patologías cardiovasculares, que han dejado de


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ser amenazas exclusivas de los países ricos para emigrar a otros territorios con menos

recursos a medida que éstos abrazan hábitos como el tabaquismo o una mala

alimentación.

Finalmente, el tercer fenómeno al que habrá que prestar atención como agente de

cambio en los problemas de salud que serán protagonistas en el siglo XXI es la propia

globalización. Muchas de las enfermedades que nos acompañarán (y que de hecho están

ya con nosotros) no entienden de fronteras, como se ha venido demostrando desde 2003

con la aparición de nuevas infecciones (SRAS, diversas gripes de origen animal,

coronavirus...) que viajan fácilmente entre países gracias a los movimientos de

población. (Valerio, 2014).

Esta internacionalización obligará sin duda a replantear esa gobernanza mundial que

daba título al artículo y que pone de manifiesto que ningún país por sí solo, ni está

aislado de estas infecciones por muy alto que sea su PIB, ni por sí solo será capaz de

atajar estas nuevas amenazas transfronterizas.

A estos tres retos, suman algunos especialistas consultados por EL MUNDO otros dos

de gran relevancia: el cambio climático y la contaminación. Precisamente, este año, el

Día Mundial de la Salud que se conmemora cada 7 de abril estuvo dedicado a las

enfermedades transmitidas por vectores (mosquitos, chinches y otros insectos que actúan

como transmisores de los patógenos peligrosos para el ser humano) y en las que

fenómenos como el calentamiento global o la urbanización sin control están jugando un

importante papel, según la propia Organización Mundial de la Salud (OMS). (Valerio,

2014)
22

Grandes desafíos de la salud global

(Ahuacatitlán, 2010) La salud de los países en desarrollo podría superar algunos

problemas si la iniciativa conocida como "Grandes desafíos de la salud global" tiene

éxito; este proyecto está basado en el reconocimiento de que la pobreza de salud es uno

de los grandes impedimentos para el desarrollo internacional.

La iniciativa Grandes desafíos está dirigida por un comité científico internacional presidido

por el laureado con el premio Nobel, doctor Harold Varmus, quien es presidente del

Memorial Sloan-Kettering Cancer Center y director fundador de los NIH. El comité

científico conformado por 20 expertos de 13 países, incluyendo varios de los países en

desarrollo, estuvieron encargados de definir los 14 desafíos para lo cual se apoyaron en la

aportación de más de 1000 ideas presentadas por científicos de 75 países. (Ahuacatitlán,

2010)

Los 14 desafíos anunciados están asociados con siete metas:

Mejoramiento del sistema de vacunación de la niñez.

Creación de nuevas vacunas.

Control de insectos transmisores de enfermedades.

Mejoramiento de la nutrición para promoción de la salud.

Mejoramiento de los tratamientos médicos en enfermedades infecciosas

Curas latentes e infecciones crónicas.

Medición confiable y económica de la salud y la enfermedad de países en desarrollo

(Ahuacatitlán, 2010)
23

Retos actuales de la salud pública

La salud pública como institución Hay evidencias que permiten afirmar, más allá de alguna

duda razonable, que la salud pública como institución ha experimentado en los últimos

tiempos un creciente reconocimiento social y político en España. Esto es más evidente en el

ámbito local, donde destaca como pionera la creación de la Agencia de Salud Pública de

Barcelona (2003)3, pero también en el ámbito autonómico, como demuestran la ley

valenciana (2005) y catalana (2009) de salud pública. A esto se suman recientemente los

primeros pasos de una probable, y deseable, ley general de salud pública, que también

parece plantearse como fórmula organizativa una agencia que, como ya se ha señalado,

permite ofrecer los servicios de salud pública bajo el principio, utilizado ampliamente en el

ámbito asistencial, de separar la financiación de la provisión. En mi opinión, dos serían las

probables razones que explicarían esta emergencia de la salud publica en la primera de´

cada del siglo XXI. La primera seria la acumulación abrumadora de evidencia científica y

social sobre que los problemas de salud de la población no se resuelven construyendo más

hospitales y medicalizando cada vez más a los ciudadanos. Por supuesto, hacen falta

excelentes instalaciones sanitarias asistenciales y tratamientos efectivos para diagnosticar y

tratar las enfermedades cardiovasculares, el cáncer o los trastornos mentales, entre otras.

Pero si queremos proteger la salud de los ciudadanos, que es un derecho constitucional,

necesitamos desarrollar una estrategia que ponga la salud en el centro de todas las políticas.

El ejemplo más evidente y reciente que tenemos en España es la significativa reducción de

las muertes y discapacidades evitadas por las políticas proactivas de la Dirección General

de Tráfico, que han reducido en un 14% el número de fallecidos.


24

La formación en salud publica en los grados

La formación en salud pública no debe ser sólo un objetivo para los profesionales que han

decidido adquirir estas competencias, sino que también debe ser un objetivo docente en los

grados, al menos en los de ciencias de la salud: enfermería, veterinaria, medicina, farmacia,

odontología, fisioterapia, terapia ocupacional, biología, etc., y si es posible ampliarse, como

ya está´ sucediendo, a grados de ciencias sociales tales como relaciones laborales, trabajo

social, economía, etc. En este sentido hay que señalar una nueva iniciativa, vertebrada

alrededor de la Escuela de Verano de Salud Pública de Mahón, basada en un trabajo de

revisión de los contenidos de salud pública en ocho grados, que trata de definir contenidos

docentes esenciales que deberían incluir los programas de salud pública en los grados

universitarios, desde medicina y enfermería o farmacia, donde cuentan con más tradición,

hasta los nuevos de magisterio o relaciones laborales, entendiendo que los contenidos

básicos de salud pública de estos grados han de servir para despertar la vocación de los

futuros profesionales, atrayendo a los estudiantes para que se planteen la posibilidad de

desarrollar su carrera profesional en el ámbito de la salud pública. Por supuesto, estos


25

contenidos deben tener también como objetivo incorporar la perspectiva sanitaria y

poblacional en la mirada de los profesionales de otros ámbitos, ya que después serán

nuestros aliados en la defensa de la salud de los ciudadanos. El papel de la academia y las

sociedades profesionales En este proceso, la academia de salud pública, incluyendo en ella

tanto a los departamentos universitarios como a las escuelas de salud pública, tiene una

gran responsabilidad en el diseño y el desarrollo de los programas docentes, tanto de grado

como de posgrado. Para ello, la academia debe implicarse en las experiencias prácticas de

los profesionales y reflejar estas experiencias en los programas docentes, adema´ s de tener

sus programas de investigación. Así´, un programa docente debe estar orientado a la

resolución de problemas, al mismo tiempo que incorpora la experiencia de los

investigadores, la cual es importante, pero insuficiente para capacitar a los profesionales

frente a los problemas reales de cada día. Al mismo tiempo, los profesionales de salud

pública, por su parte, deben incorporar a su práctica diaria el razonamiento científico,

trasladando las evidencias científicas al mundo real. Este objetivo de compatibilizar la

imprescindible profesionalización de la investigación, también en salud pública, con la

formación orientada hacia la resolución de problemas, tan necesaria en salud pública, es

hoy más fácil de conseguí tras la creación del CIBERESP en 2007. El CIBERESP aglutina

52 grupos de investigación en epidemiología y salud publica acreditados por el Instituto de

Salud Carlos III, de los cuales el 60% están ubicados en universidades e institutos de

investigación y el resto en diferentes administraciones de salud pública o instituciones

asistenciales. Esta coincidencia ayuda a permear la relación entre profesión y academia, y a

potenciar una formación en salud publica basada en la mejor información disponible, a la

vez que incorpora habilidades de investigación entre los profesionales de salud pública. En

este sentido, la realización del trabajo final de master, obligatorio en los programas
26

oficiales de posgrado (con una defensa pública igualmente obligatoria), facilita la

adquisición de estas habilidades de investigación (búsqueda y síntesis de las evidencias

científicas, definición de hipótesis y objetivos de investigación, redacción y presentación de

un trabajo científico, etc.). Además, el hecho de que los programas oficiales de master, si

son de perfil investigador, abren las puertas a la realización de un doctorado, ayuda a

completar la formación en salud pública. Hay que tener en cuenta que la realización de una

tesis doctoral, y obtener el grado de doctor, no es un paso formativo exclusivo para aquellos

profesionales de la salud pública que desean hacer una carrera académica o investigadora,

sino que debe considerarse como un nivel más´ s de formación de posgrado que ayuda a

avanzar en la carrera profesional. En esta simbiosis, o círculo virtuoso, entre academia y

profesión, desempeñan un papel central las sociedades profesionales, que como la Sociedad

Española de Epidemiologia (SEE), o la Asociación de Economía de la Salud (AES), entre

otras asociadas a SESPAS, mantienen actividades, como los congresos y las revistas

científicas, que sirven de lugar de encuentro entre ambos ámbitos, estableciendo puentes

por donde circulan ideas, valores y perspectivas que nos enriquecen a todos. Además, las

sociedades de salud pública, la mayoría confederadas hoy en SESPAS (siete temáticas y

cuatro territoriales), son hoy la mejor garantía de cohesión de los profesionales. Un posible

indicador para evaluar si los programas de maestría consiguen sus objetivos (iniciar la

carrera profesional de los profesionales de salud pública) sería el número de egresados del

master que se afilian a alguna de las sociedades de salud pública existentes, pues este es el

vínculo que, junto a sus relaciones laborales próximas, les permite integrarse y progresar en

su carrera profesional. Este incremento de la afiliación debería ser un objetivo compartido,

tanto de los académicos como de los profesionales, garantizando además la renovación

generacional que, no parece estar garantizada, pues dos terceras partes de los actuales
27

socios de la SEE y la AES son (somos) mayores de 40 años. Aunque si se ha producido un

cambio en el perfil de género, pues entre los jóvenes son mayoría las mujeres.

(BENAVIDES, 2010)

Inmigración y condicionantes de salud

Las desigualdades en salud y en el acceso y la utilización de los servicios, en función del

país de origen, constituyen fenómenos conocidos. Los parámetros fundamentales a tener en

cuenta en una primera etapa del proceso migratorio podrían resumirse del modo siguiente:

las particularidades de la zona de origen (hábitos dietéticos, características fisiológicas,

rasgos culturales, tradiciones en salud materno-infantil...); las debidas a las consecuencias

de las desigualdades sociales y económicas entre países (formación deficitaria, deficiente

control sanitario de los alimentos, factores de riesgo ambiental, limitaciones de acceso a

recursos de salud…), y las debidas a los trastornos vinculados al proceso migratorio

(agotamiento físico y emocional, estrés, depresiones , hacinamiento y malas condiciones de

la vivienda, condiciones de trabajo, etc.). En una segunda etapa pueden aparecer

alteraciones relacionadas con las deficiencias sociales y económicas (evolución a

enfermedad de infecciones latentes, como la tuberculosis, trastornos relacionados con

descompensaciones nutricionales, cumplimiento de tratamientos farmacológicos, ausencia

de visitas de control del embarazo, trastornos psico-afectivos…). El emigrante, instalado ya

en la nueva realidad, tiende a identificarse desde una perspectiva de salud con la situación

de la población del país (uso de recursos de salud, patrones de morbilidad, actividades

preventivas…).
28

Salud bucodental

Algunos de los datos recopilados en documentos y artículos del área de pediatría, plantean

la elevada frecuencia de los trastornos de la salud bucodental en los niños inmigrantes.

Otros trabajos, que también han abordado esta cuestión, identifican un déficit en la higiene

dental en algunos niños inmigrantes20, así como alteraciones en sus hábitos alimentarios.

Algunos de estos aspectos se vinculan a ciertas costumbres, como comer golosinas en

exceso o mojar los chupetes de los recién nacidos con azúcar para que se tranquilicen,

hechos que no hace muchos años resultaban habituales en amplios sectores de nuestra

sociedad. Partiendo de los datos disponibles en los servicios de odontología de atención

primaria de la red pública, se evidencia que las limitadas prestaciones ofrecidas en este

ámbito determinan que los colectivos de inmigrantes con mayores carencias sociales y

económicas no puedan resolver sus necesidades de salud bucodental, tal como ocurre con la

población autóctona con limitación de recursos económicos.

Tuberculosis

La tuberculosis (TB) es probablemente una de las enfermedades de las que, junto con las

parasitosis intestinales, existe más documentación bibliográfica en el ámbito de la

inmigración y la salud. En muchos países europeos, más de la mitad de las notificaciones

de TB corresponden a inmigrantes procedentes de países con alta prevalencia. En el Estado

español, la situación no llega a las cifras de estos países, y la proporción media de

inmigrantes entre los casos de TB es del 2,5% para el conjunto de la población. Sin

embargo, en determinadas comarcas y regiones, con una mayor inmigración, la proporción

de enfermos con TB alcanza cifras de hasta un 32%. De hecho, en algunas zonas de nuestro

país, en los últimos años se observa un descenso de los casos de TB en la población


29

autóctona y un aumento en las personas inmigrantes, que justificaría la realización de un

análisis diferenciado para hacer un seguimiento de las tendencias epidemiológicas según las

zonas de procedencia. (GARCIA, 2004)

Algunas condiciones para este futuro de la salud laboral

La condición previa para desarrollar su misión es que las personas que trabajan, sea por

cuenta propia o ajena, lo hagan formalmente, con derechos y beneficios sociales legalmente

reconocidos. Sin esta condición, la salud laboral poco podrá hacer para proteger la salud de

estas personas, que además trabajan en peores condiciones de trabajo y salud. También, a

nuestro entender, otras dos condiciones son necesarias para que la salud laboral pueda

avanzar en la misión que aquí hemos tenido. Primero, que exista una coordinación efectiva

entre las diferentes administraciones, especialmente la sanitaria y la de trabajo, que apoyen

a los profesionales de la salud laboral. Y segundo, que se incrementen la implicación y la

participación activa de los trabajadores, a través de sus órganos de participación, así como

la participación de las empresas, que deben poner en valor las inversiones en salud de sus

trabajadores. La coordinación es especialmente necesaria dada la actual reforma del

mercado de trabajo y de las prestaciones sociales, como por ejemplo el retraso en la edad de

jubilación, pues la prolongación y la fragmentación de la vida laboral hacen aún más

necesaria esta coordinación que ofrezca seguridad cuando se padece un problema de salud.

Esto es, por ejemplo, que el acceso al derecho a la incapacidad temporal por un problema

de salud sea igual para un trabajador o que esta se produzca por igual en fase de pleno

empleo o de incremento del desempleo durante la crisis económica. También, que, en un

grupo especialmente sensible, como son las embarazadas, la prestación debe garantizar su

continuidad en el mercado de trabajo, si así lo deciden, y que la maternidad no signifique


30

una salida no deseada del mercado de trabajo. La participación de las personas que trabajan

es, además de una condición necesaria, una garantía de que quienes deben beneficiarse, se

beneficien realmente. La ventaja es que, a diferencia de otros ámbitos en salud pública, en

salud laboral esta participación está regulada, y sus beneficios para la empresa también han

sido observados, entre otros problemas de salud, para reducir la incidencia y la prevalencia

de los trastornos musculo esqueléticos. En resumen, la coordinación y la participación son

los pilares sobre los que se asienta una práctica de la salud laboral que ayude a la

sostenibilidad del Estado del bienestar. (SERRA, 2017)


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CONCLUSIONES

 La Salud Pública debe asumir el liderazgo en la evaluación y en la preparación de la

respuesta a las alertas y/o crisis sanitarias.

 Uno de los sectores clave para la salud pública y que debe afrontar nuevos retos

derivados de los cambios en la industria y el mercado son los servicios orientados a

garantizar la seguridad e higiene de los alimentos, basados en buena parte en

actividades de inspección y control.

 Se consideran como ejes fundamentales para la salud pública del futuro las

actividades de análisis de las necesidades de salud, la determinación de políticas de

salud y la garantía de prestación de servicios a la población.


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BIBLIOGRAFÍA

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SCIELO , 377 - 380.

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11. Valerio, M. (2014). Salud Global, Retos de la salud. EL MUNDO.

12. Vidal, J. (2016). Los retos de la salud pública global en los próximos años a la luz de la 69ª
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