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ASÍ QUE PASEN CINCO AÑOS, DE FEDERICO GARCÍA LORCA, ANÁLISIS DEL TEXTO

DRAMÁTICO

Federico García Lorca nació el 5 de junio de 1898 en Fuentevaqueros, España, y muere el

en Viznar, el 19 de agosto de 1936. Es considerado como uno de los mejores poetas

españoles de la historia ante todo el mundo; también reconocido por su dramaturgia

influenciado al movimiento surrealista.

En 1929 viaja a Nueva York y a Cuba. Dos años más tarde funda el grupo teatral

universitario La Barraca. Su objetivo es acercar al pueblo a la costumbre del teatro. En 1936,

comenzando la Guerra Civil, vuelve a Granada, España, donde es detenido y fusilado por

sus ideas liberales.

Lorca emplea rasgos líricos, míticos y simbólicos, y recurre tanto a la canción popular como a

la desmesura calderoniana o al teatro de títeres. En su teatro lo visual es tan importante

como lo lingüístico, y predomina siempre el dramatismo.

El contexto histórico que envuelve a esta obra es en los año en que Lorca yacía en América,

pronto a volver a una España cubierta de violencia hacia la Guerra Civil. En 1931 se escribe

la obra teatral, cinco años antes de su muerte. Forma parte del teatro de lo irrepresentable o

imposible, con influencias surrealistas, se adelanta a su tiempo y el estilo tomado en su obra

va tomando un cuerpo híbrido que resulta difícil de llevarlo a acción. La obra tendrá ajustes y

cambios para hacerla entendible, pero no deja de cargar con esos simbolismos, misticismos

y metáforas que llenan el ambiente de la obra. Desde su título metafórico, la obra cumple con

todos los elementos de un teatro complejo, con arduos temas que harán pensar al

espectador sobre todo: los sueños y el tiempo. Dividida en tres actos y cinco cuadros, con

una mezcla entre la prosa y el verso; una Leyenda del tiempo que podrá ser contada ante la

muerte de su autor, quizá, predicha desde este escrito.


Un Joven se desvive, sueña y anhela encontrar el amor antes de que muera: con las grandes

fuerzas de voluntad que lleva, esperará a su Novia de quince años, de quien se ha

enamorado por sus trenzas e inocencia por cinco años. Su Mecanógrafa le declara su amor

por él, pero este sigue cegado por la niña de quince años. El Joven deberá darse cuenta

durante el transcurso del trama, que su pasado, su presente, incluso su futuro, contendrán un

misterioso aire onírico, y que el amor que dejó ir estará esperándolo para encontrarse con él.

Un Niño, es el núcleo de todos en la obra, un niño muerto. La infidelidad, el engaño, el

desamor, la soledad, los sueños y el transcurso del tiempo envuelven a la obra y permite que

entremos a un mundo irreal, complejo, perteneciente a muchos y con la necesidad de abrir

nuestros sentidos y dejar entrar las metáforas, los diálogos líricos, los signos de cada

personajes y el sentido mayor de toda la historia. El conflicto interno de los personajes, en

especial del Joven son de soledad, soñador, con esperanzas.

a) El Joven antes de esperar

Tenemos al Joven en un tiempo y espacio único, su biblioteca; el Viejo, un personaje

secundario, consejero del Joven, es quien alienta y reanima a nuestro protagonista. El Criado

Juan, un personaje episódico, acompaña al Jove en todo momento y le obedece. Y un

Amigo, mujeriego, vulgar y sin escrúpulos, intenta convencer al joven con sus historias de

conquista, menciona a Matilde, Ernestina y a una mujer con la que sale, morena y feísima. La

ventana por el que se escucha el ruido externo y la lluvia son la negación de la fertilidad. La

tormenta es signo de la fertilización y la materia.

En otra escena vemos al Niño muerto, en opinión es el personaje que une a todos en la obra.

Junto con el Gato, que es Gata, nos percataremos de los actos que se envuelven a estos

personajes durante toda la obra, y sabremos a partir del diálogo entre ambos, el tiempo en el

que se encuentran. El niño muere de un problema del corazón, se escapó de casa, es un


espíritu vagabundo. El Gato muere a causa de unos niños que lo han apedreado. Ambos se

aferran al mundo, no quieren subir la escalera, ir a hacia la luz, quieren jugar, cantar. La

mano de Dios se los lleva.

Regresando a la biblioteca, vemos al Joven con un abanico azul que representa su

inocencia, a su Amigo con un abanico rojo que es la pasión, el amor, y al Viejo con un

abanico negro que representa la muerte. Hablan sobre el niño, hijo de la portera que

acababa de morir cuando llega el Amigo 2, el Lírico, vestido de blanco; entra por la ventana

ayudado por dos niños que juegan afuera; veremos a lo largo de la obra que el blanco

representa a la vida. La mujercilla de la vida, es lo que anhela, una mujer fértil, ama de su

vida entera. De nuevo aparece la lluvia; “existe un pozo en el todos caeremos”, con alusión a

la muerte, la Mecanógrafa vuelve a pasar, “Yo vuelvo por mis alas, // dejadme volver”, canta

el Lírico quién anuncia la muerte del Joven. El reloj sigue anunciando las seis.

b) El Joven, La Novia y el Maniquí, después de los cinco años de espera

Dentro de toda la obra veremos a la Luna, signo central de la muerte; los lazos rosas

alumbran la feminidad de la Novia. Vemos el engaño y la infidelidad con el Jugador de

Rugby; han pasado los cinco años de espera y vemos a la Novia cegada por lo material, los

superficial. Ha cambiado, su Criada intenta aconsejarla y le habla de su padre quien visitó

Brasil, su Novio soldado y el Muchacho del pueblo que subía a la torre para ver de cerca a la

luna, su muerte. La Novia pregunta por Botones, el que enamora a la Criada. Vemos a los

personajes de silueta en esta parte con más frecuencia, durante todo el acto. La Novia se ha

vestido horrendamente y se ha quitado las trenzas, signo del final de la inocencia.

Entra el padre a escena; lo vemos discutir con la Novia, el Padre habla del Eclipse, la unión

del Sol y de la Luna, el signo del erotismo; la oscuridad que trae consigo y el conector al
destino del Joven, que es la muerte. Cuando el Joven entra en escena, le pide a la Novia que

se quede con él, que no tiene elección; hablan de unos niños que matan a un gato, quizá el

gato que está junto con el Niño muerto. “Y mío es el sueño”, menciona el Joven, esto da pie

a una premisa sobre que a final de cuentas, el Joven yace en un mundo irreal. La Novia

menciona que ha escuchado el gemido de un Niño que la persigue, por ello ha rechazado al

Joven, en mi opinión. “Vengo mojado por una lluvia de cinco años”, habla de toda esa

energía masculina y erótica que lleva aguantando en el cuerpo como un peso que no cesa.

“Ven conmigo, para que no muera”, porque ella es el rumbo de un destino diferente, lo

recuerda. Ella habla de sus abanicos rotos, el azul de la inocencia y el blanco de toda pureza

y esperanza. Hablan del niño carbonero y al final se oye un gemido.

El Joven queda solo en escena, el Maniquí cobra vida y actúa como el Coro de los griegos,

alegando sus dudas a la dueña del vestido que lleva puesto, también del anillo; dialoga con

el Joven. Es signo de su deseo al matrimonio, a la paternidad, sus ansias de amar. Un hijo.

Le habla de la elegida, la Mecanógrafa. Antes que la luna llegue con sus curvas de eclipse;

antes que la muerte y el engaño, antes de que llegue alguien más deberá ir por ella. El

espejo es el portal hacia lo religioso, el anillo se hunde en la arena del espejo, porque son los

residuos de su fe, del valor y la virtud que representan. La reciprocidad de la conciencia del

Joven.

c) El Joven y la Mecanógrafa, la Máscara amarilla, después de cinco años de espera al

Conde Arthuro

Vemos al Arlequín quien canta sobre el sueño y el tiempo, el alba canta. Una muchacha que

ha perdido a su deseo, su corona (fe) y dedal (su protección). “A tu amante encontrarás”, le

promete el Arlequín; entra a escena el Payaso, “yo le daré su novio del mar”, su novio de

ensueño. El Arlequín toca el violín para llamar al novio junto con el Payaso, ambos
personajes se equilibran, son el tiempo y el sueño. El payaso habla de un Niño que quiere

cantar flores de arena, de muerte, por un trozo de pan, por vivir.

Entra a escena la Máscara amarilla, el amarillo es signo de la vejez, creo que la máscara es

lo que el viejo es al Joven para la Mecanógrafa. Habla de su esposo, el Conde Arthuro de

Italia, de la pérdida de su hijo, un Niño, parecido a un ruiseñor Ruso. El Conde se casa con

una Dama romana y ese es otro fin de su destino. La Mecanógrafa espera al Joven, se

adjudica el rechazo de su destino.

En otra escena, el Arlequín y el Payaso invitan al Joven al pasar al Circo, quieren llevarlo a

su destino, o romper ese la línea de su destino. El clímax de la obra se centra en el

encuentro de la Mecanógrafa y el Joven. La máscara amarilla es consejera de la

Mecanógrafa.

J: Quiero vivir.

M: ¿Con quién?

J: Contigo.

Es el encuentro esperado, el choque de destinos, la línea completa de sus vidas quedan

unidas, excepto por el ruido que se oye a lo lejos, “¿qué es eso que suena a lo lejos?”.

Máscara amarilla anuncia la muerte de un niño, su hijo, el del Joven y el de ella. ¿De quién

es el niño entonces? De ambos, ¿qué es la máscara amarilla? La vejez de la mecanógrafa,

quién le pide al Joven que espere otros cinco años. El Joven ruega que le muestren la salida,

que le dejen volver.

Volvemos a la Biblioteca, el Criado y la Criada entran a escena; hablan de ella, sobre el niño

que ha perdido. El Joven y el Criado dialogan; en el cuadro último vemos a los tres

Jugadores, vestidos con túnicas; jugarán a las cartas con el Joven, jugarán con su vida, su
tiempo, su sueño, su destino. Se ve el As de corazones, su corazón y la pistola, que al

momento de disparar con una flecha, hay un momento de silencio; el Joven corta con las

tijeras el aire. Arrasa y destruye su sueño, su tiempo y su vida.

La obra de Lorca busca el encuentro con el mundo irracional, los conflictos con el

inconsciente, la parte irreal del hombre, sus personajes tienen conflictos psicológicos y es un

teatro onírico, especialmente simbólico donde se remite al mundo primitivo del inconsciente

colectivo, por lo tanto Lorca marca sus ideas en un teatro dentro del movimiento surrealista.

Daniel Sibaja

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