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Friedrich Nietzsche

Los hombres del norte provenimos indudablemente de razas barbarás, los hombres del norte están mal dotados para la
religión, los celtas abrieron camino para la infección cristiana.

El último hombre, es una especie de hombre cansado de la vida, que no toma riesgos y que solo busca el confort y la
seguridad. El último hombre es opuesto al Übermensch (súper-hombre). Todos los valores de la decadencia limitan
nuestro intelecto.

“Dios ha muerto” nos invita a desechar todas las concepciones del bien y del mal que hemos heredado, desechar la
culpa que tenemos de no querer adoptar un nuevo código moral, la invitación más conveniente es que dicha frase nos
invita a vivir una vida más plena.

Nietzsche quiere desechar el concepto de la siguiente vida, piensa que este concepto limita nuestras experiencias en
este mundo el aferrarse a una promesa, que ni siquiera estamos seguros de que se cumplirá. Sacrificar nuestras
experiencias en el mundo terrenal, nos convierte en miserables.

Los valores se asientan sobre la nada, debido a la perdida de ellos a través del tiempo. Dios es la gran mentira del mas
allá, y la gran vergüenza del más acá. Platón es un autor del más allá, con la invención del espíritu puro y del bien en sí.
Hablar del espíritu puro y del bien, como lo hizo Platón significaría poner la verdad cabeza abajo y negar el
perspectivismo, el cual es condición fundamental de toda vida.

El cristianismo instaura el mas allá, lo vincula con los bandazos, compasivos, lo convierte en una promesa para el
rebaño, la inversión de valores, fruto de la rebelión de los esclavos, en el cual se promete el mundo del más allá a los
compasivos.

Nietzsche aclara que la religión utiliza la culpa, a través de los nuevos conceptos de bondadoso, querer convertir eso en
un mundo tal como se los promete a los buenos, en el mundo del mas allá que tienen que esperar. El cristianismo es una
metafísica del verdugo; busca de alguna manera castigar todo lo que es elevado, aristocrático.

La preparación para el Übermensch es negar toda la gran inversión de los valores, que se ha producido y que han dado
lugar a esa idea falsa que es la idea de Dios.

La muerte de Dios es necesario para que aparezca el súper-hombre “Dios ha muerto, y además lo hemos matado
nosotros”, es decir, es algo que se tiene que querer para recuperar el mundo de la vida. La moral de señores ahogada en la
rebelión de esclavos, en el cristianismo, en la idea de Dios.

Dejar atrás lo Dionisiaco provoco una decadencia, un nihilismo que está inmerso en la civilización occidental. Cuando
se dejen de transmitir los valores decadentes o nihilistas, acabados, cuando surjan los “valores favorables” a la vida
llegara el súper-hombre.

El Súper-Hombre guarda todos los valores afirmativos, con que se tiene que construir de otra forma la civilización
occidental. “valores afirmativos”; Voluntad de poder, Moral de señores, el Eterno retorno, la muerte de Dios.

La voluntad de poder es el esfuerzo del hombre para lograr las más altas metas y logros de la vida, esa voluntad de
poder es más poderosa que la voluntad de vivir, es auto-superarse, este valor es a favor de la vida. Como ejemplo claro de
este valor es un escalador que siempre busca un desafío mayor, subiendo altos picos, para lograr un objetivo muy especial
que es llegar a la cima de esta montaña aun sabiendo que corre el riesgo de morir.

Eterno retorno es el instante de amar tanto este mundo, y negar junto a la concepción de la muerte de Dios otro mundo,
amar tanto este mundo que quieres que en cada instante se repita eternamente

El Súper-Hombre es un gran inmoralista, niega el bien y el mal. El Súper-Hombre está por encima de la valoración
moral clásica. Según Nietzsche debemos encontrar un mundo de plenitud, y hallar nuestras propias verdades.

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