Você está na página 1de 59

Teorías científicas y teoría contable*

Revista Nº 8 Oct.-Dic. 2001


Henry Antonio Romero León
Contador Público Universidad Nacional de Colombia.
1. Saber científico
“La filosofía no se enfrenta a problemas empíricos sino a
problemas conceptuales originados en confusiones debidas al
funcionamiento del lenguaje”.
L. Wittgenstein.

a. Juegos de lenguaje
Lo que Wittgenstein denomina “juego de lenguaje” es entendido como
“sistema abierto de palabras y expresiones lingüísticas integradas con las
acciones a las cuales se encuentran ligada; sistema constituido por
conjuntos de actividades sujetas a reglas. El lenguaje en general se
encuentra conformado por una multiplicidad variable de juegos de
lenguaje(1). Pero ¿por qué varios y no solo uno?, fundamentalmente esto
obedece a la diversidad de significados o sentidos que se le pueden dar
a los elementos básicos del lenguaje en su uso. Ahora bien, el juego
lingüístico no es más que la contextualización del lenguaje, y a partir de
esto intentar comprender lo que los participantes en el juego desean
expresar, mas no ponerlo en términos de nuestro propio juego, primero
porque el nuestro es diferente y obedece a otro tipo de lógica, lo que no
lo permitiría, y segundo porque no sería una comprensión fiel al sentido
por el cual se originó.

“La filosofía como crítica del lenguaje, en desarrollo del análisis


conceptual, permite establecer que los sinsentidos surgen
fundamentalmente de la utilización de expresiones por fuera del juego de
lenguaje que le corresponde; tales sinsentidos son producto, por así
decirlo de hacer trampa en el juego”(2); si pretendemos utilizar nuestras
propias reglas de juego para validar las del otro, no sería adecuado,
porque son diferentes y estaríamos jugando así otro juego; para evitar
este problema, la filosofía se ocupa no de los sinsentidos, que dejarían
de existir si se comprende la naturaleza del juego, sino de la
comprensión e interpretación entre los mismos.

b. El juego científico
Cobra cuerpo y entra a formar parte de un juego lingüístico lo que
conocemos como la ciencia, y en esta dirección es que la
consideraremos, desde la perspectiva de su especialidad y su
particularización. La ciencia es el cuerpo de conocimientos
sistemáticamente organizados, exactos y verificables de la realidad, que
son falibles, pero que tiende a la búsqueda de objetividad, denominados
teorías que a su vez son conjuntos de leyes o regularidades referidas a
hipótesis o conjeturas, que están sujetas a ser verificadas o refutadas. Es
ante todo conocimiento de algo, de un objeto, que se aprehende a través
de un método.

En la actualidad lo que diferencia a una ciencia de otra es básicamente


su objeto de estudio, y su legitimidad la proporciona el método que utiliza
y los fines que se persiguen con esta actividad. Solamente “la ciencia es
un estilo de pensamiento y de acción: precisamente el más reciente, el
más universal y el más provechoso de todos los estilos”(3). Con
posterioridad veremos que esta posición resulta algo problemática.

La investigación científica que es el trabajo realizado para obtener el


conocimiento científico, parte del sentido común, del conocimiento
ordinario que se va enriqueciendo con el científico a medida que este
avanza, y se forma un proceso cíclico concéntrico entre la ciencia y el
sentido común. La ciencia principalmente busca conocer, saber el objeto,
al igual que el sentido común, pero mediante la técnica y la tecnología,
simplemente extiende las condiciones del hombre, las sofistica para
llegar a una mejor interpretación de la realidad, derivando de ellos un
mayor alcance y una más amplia perspectiva de problemas.

Las ciencias factuales se refieren a hechos que podemos encontrar en el


mundo real y se valen de estos para validar sus enunciados, Bunge(4) dice
que ante todo parte de los hechos y siempre vuelve a ellos, intenta
describir los hechos tales como son, independientemente de su valor
emocional o comercial: la ciencia no poetiza los hechos ni los vende, si
bien sus hazañas son una fuente de poesía y de negocios, trasciende los
hechos, no se queda en ellos, los racionaliza, es decir los selecciona,
procede analíticamente, o sea disgregando, descomponiendo todo
problema en elementos; intenta ser exacta aunque no descarta las
vaguedades, es clara y por tanto fácil de entender y comunicable para
quien esté en condiciones; es verificable, tiene que pasar por el examen
de la experiencia; utiliza un método para llegar a sus resultados; es un
sistema de ideas conectado lógicamente entre sí; tiene pretensiones de
generalidad en su campo específico; promulga leyes y las aplica, que son
pautas generales, regularidades dentro del mundo real; es explicativa y
abierta, no acepta límites, es útil y sobre todo predice hechos a partir de
las regularidades que establece.

Si nuestro fin es puramente cognitivo, que caracterizaríamos como la


actividad filosófica propiamente dicha, lo que estaríamos haciendo es
ciencia pura. Este fin perseguido es del tipo, de “incrementar nuestro
conocimiento (objetivo intrínseco, o cognitivo)”(5). En cambio si
perseguimos fines puramente prácticos, nos ubicamos al interior de la
ciencia aplicada. Lo práctico deriva de “aumentar nuestro bienestar y
nuestro poder (objetivos extrínsecos o utilitarios)”(6).

Esta división coloca a la ciencia pura como algo intocable y libre de poner
en cuestión, porque sus objetivos son muy claros y nobles, como si no lo
realizaran seres humanos; no obstante sí se puede por lo menos intentar
libremente. En cambio la técnica, la tecnología y en general la ciencia
aplicada con esta división salen muy mal libradas, porque son las que
utilizan el conocimiento científico, lo aplican a la vida práctica y ésta se
afecta, ya sea positiva o negativamente; entonces a la que hay que llevar
a la silla eléctrica no es propiamente a la ciencia pura.

De otra parte y distando mucho de agotar el tema, es pertinente que


veamos las diferencias entre ciencia, técnica y tecnología, que en la
actualidad son de gran importancia.

Ahora bien, la ciencia como dice Agazzi(7) tiene la función primordial de


adquirir conocimiento, en tanto que la técnica es la realización de ciertos
procedimientos o productos. La meta de una es conocer, la de la otra es
hacer; la una busca la verdad, la otra ejecutar algo útil. A pesar de sus
diferencias, se benefician mutuamente. Porque las técnicas pueden ser
mejoradas en gran medida a partir de los avances de la ciencia al igual
que la ciencia se beneficia de las técnicas. Así tanto ciencia como técnica
corresponden a caracteres del hombre como son el ser homo sapiens y
el homo faber, respectivamente.

De otro lado la tecnología es en cierto sentido una formación de la


técnica a partir de la existencia de la ciencia, de la fundamentación
científica para el hacer, un hacer cada vez más eficaz, es decir correcto,
preciso y satisfactorio para los fines que se ha propuesto. Sin embargo
sigue existiendo la instancia técnica, y esta “puede ser considerada,
como una acumulación de procedimientos operativos útiles desde el
punto de vista práctico para la consecución de fines particulares...
sometidos a verificación y mejorados a través de la experiencia de
muchas generaciones, y constituyen un saber cómo (se hacen ciertas
cosas), sin implicar necesariamente un saber por qué (se hacen así), en
el sentido de que su eficacia y su éxito emergen empíricamente, o sea,
en la práctica concreta, sin que se esté en posición... de dar las razones
o el por qué de ese éxito”(8). Y si entendemos que la ciencia es explicativa
de los hechos y tiende a decir por qué son de esa manera, se deduce
fácilmente que no son lo mismo y que pueden subsistir
independientemente.

En la técnica se sabe como hacer las cosas para obtener un fin


eficazmente, el cual es conocido, la diferencia con la tecnología radica en
el conocer o saber por qué se persigue ese fin y no otro diferente, existe
una justificación racional de los fines.

c. Fin de la razón

Abordemos uno de los metarrelatos de la ciencia y del saber en general.


Lo importante de este aspecto es que ha permanecido en gran parte de
nuestra época y que se ha cuestionado, este metarrelato es el
racionalismo, fundamentando a la ciencia con su aparato matemático y
formalizador que sirve de criterio o principio de demarcación de lo que es
o no científico y verdadero. Con esto navegaremos y diremos con
Feyerabend(9) “adiós a la razón”.

¿Qué es lo que ha caracterizado a este metarrelato, para legitimar lo


científico? Es solo que se constituye como racional, es decir estructurado
formalmente y traducible a lenguaje empírico, verificable y sobre todo útil
para la sociedad. En consecuencia es el canon, guía de toda empresa
que diga llamarse científica, “que apunta a estándares y elementos
estructurales comunes a todas las actividades científicas”(10) Pero

hacer ciencia no significa resolver problemas sobre la base de


condiciones externas previamente conocidas, poner restricciones a la
investigación y capacitarnos para anticipar propiedades generales de
todas las posibles soluciones...; significa adaptar cualquier conocimiento
que uno tenga y cualquier instrumento que se use a las ideas y
exigencias de un particular estadio histórico. Un científico no es un
sumiso trabajador que obedece piadosamente a leyes básicas vigiladas
por sumos sacerdotes estelares (lógicos y/o filósofos de la ciencia), sino
que es un oportunista que va plegando los resultados del pasado y los
más sacros principios del presente a uno u otro objetivo(11),

lo que implica no estar sometido y doblegado a seguir sistemas rígidos


que guían la acción, se entra en un criterio de todo vale como diría el
mismo Feyerabend, y la ciencia dependerá de sus aciertos y fallas
pasadas, así como de la situación en la actualidad; y no en el sentido de
las afirmaciones racionalistas que tienden a decir que “lo que importaría
en una argumentación no son los ejemplos mismos sino sus
descripciones abstractas”(12). Aun así las descripciones deben ser
comparadas con los ejemplos, y si son verdad, su argumentación es
independiente de la familiaridad con los ejemplos, se refiera o no
directamente a ellos. Pero si este criterio es válido para toda actividad,
como pretenden los racionalistas, “la idea se viene abajo con las obras
de arte”(13), porque aquí no bastan las descripciones muy verdaderas o
confirmadas, necesariamente debe existir una experiencia subjetiva y la
consecuente familiarización con lo que la obra de arte representa.

Así se afirma la naturaleza humana de toda actividad realizada por el


mismo hombre, la sujeción al cambio, al devenir, en la posibilidad de
encontrar que se ha cometido un error y que nada por muy formal que
sea (lógica - matemática) puede alegar su absolutez, su perfección,
porque son resultado de la actividad de los científicos, de hombres
contextualizados que no pueden abstraerse de ello y más cuando se
refieren a hechos objetivos. Las normas y los métodos que se deben
seguir, no son más que creaciones de las cuales ellos son responsables,
así como de la aplicación que se les dé a estos; resultados de la tradición
científica de lo que entendemos que la ciencia funciona algunas veces, y
con frecuencia falla”(14).

Entonces la ciencia se erige como “una tradición entre muchas”, ya que


es una actividad realizada por un grupo de expertos, al igual que otras
actividades que dan cuenta de lo mismo, de acuerdo con toda una
tradición ancestral y que no son consideradas válidas. Y es que “no hay
razones que obliguen a preferir la ciencia y el racionalismo occidental a
otras tradiciones o que les presten mayor peso”(15). Por qué motivo se
tienen que aceptar estos criterios para validar lo que es verdadero o no,
lo que es científico y lo que no, solo es la imposición de una tradición que
ha demostrado beneficiar en mucho a la humanidad, pero igual a
destruirla, lo que no parece tan racional.
Los fundamentos para que la ciencia y el racionalismo occidental sean
preferidos, son los valores que poseen, como “la eficiencia, el dominio de
la naturaleza, la comprensión de ésta en términos de ideas abstractas y
de principios compuestos por ellas”(16), en fin es el metarrelato que los
legitima, la performatividad en términos de Lyotard. Pero no olvidemos
que estos no son los únicos valores que existen, distan mucho de
agotarlos.

Al igual que cualquier tribu comunica sus visiones “míticas” del mundo y
que no son tomadas en serio, y hasta se ríen de ellas, pero son
igualmente tribales que la ciencia, la única diferencia es el poder y el
tamaño de la tribu.

Es esta situación la que domina a la ciencia, y por su compatibilidad con


el juego político y de dominio que heredó de la modernidad, que continúa
siendo un problema ávido de solución. No es un hecho nuevo, que
existan intereses políticos, económicos, etc. detrás de toda investigación,
porque se creó un lazo casi de dependencia entre lo que la ciencia
realiza, y en lo que posteriormente se aplica; es así como ya “no hay ni
verificación de enunciados, ni tampoco de verdad, sin dinero. Los juegos
de lenguaje científico se convierten en juegos ricos, donde el más rico
tiene más oportunidades de tener razón, una ecuación se establece entre
riqueza, eficiencia y verdad”(17).

Ahora bien, por qué razón debemos preferir la ciencia como único
sistema de conocimiento válido, cuando nos encontramos con tales
aberraciones, es decir la utilización del saber para dominar e ideologizar.

Unicamente se pretende decir que no seamos atrevidos en comparar y


mucho menos juzgar los diferentes juegos, cuando ni siquiera
conocemos bien en el que nos encontramos, así “no hay en la ciencia
unmetalangue general en el cual todas las demás puedan transcribirse y
evaluarse”(18). No se trata de comparar las reglas de un juego con las de
otro que supuestamente es el apropiado, porque ambos son juegos y el
uno no puede imponerse al otro.

d. La hermenéutica

Es la racionalidad científica la que impera en el saber, pero con dos


criterios bien definidos y diferenciados.
Cuando se hable de racionalidad científica, es decir, aquella propia de la
ciencia moderna, hay que distinguir entre la racionalidad de la física
clásica, es decir, moderna -nacida de la primera revolución científica, por
obra de Galileo, Descartes y Newton, y aplicada a todas las ciencias
(además a la filosofía) por el positivismo-, y la racionalidad de la física
relativista, indeterminista y cuántica, nacida de la segunda revolución
científica y aplicada a todas las ciencias por la epistemología
contemporánea (o postmoderna)(19).

Es clara la tendencia que se ha impuesto con los dos modelos de


ciencia, que se ha filtrado en todas las formas del saber “la primera es de
carácter esencialmente matemático, que por tanto toma como modelo el
procedimiento axiomático - deductivo... Así las cosas, tanto la realidad
como el conocimiento de ésta... están estructurados según un proceso
que lleva de los principios a las consecuencias, de las causas a los
efectos, del fundamento a los diferentes eventos, lo que Vattimo llama la
lógica fundativa”(20). A pesar de ser rica en contenido informativo, fuerte
en sentido epistemológico, es débil en su resistencia a la refutación,
porque es falsable constantemente por “la experiencia común del
carácter finito del mismo ser”(21).

La segunda “forma de racionalidad científica, hoy en día aceptada por


todas las ciencias, es seguramente menos fuerte, no tan absoluta, más
crítica: es la racionalidad hipotética, conjetural, provisional y parcial
teorizada por la epistemología más reciente, especialmente por Popper y
sus seguidores... ésta es mucho más fuerte que la anterior desde el
punto de vista lógico y su éxito es innegable”(22). Este tipo de racionalidad
tampoco es satisfactorio, porque es formal, hipotético - deductiva, no
pone en cuestión sus propias hipótesis, y porque deja por fuera aspectos
muy importantes, como los valores, el mundo de la ética, es decir la parte
material, inquietándose solamente por llegar al fin, mas nunca
preocupándose por él. Tanto racionalidad científica clásica como
contemporánea, adolecen de problemas que son inadmisibles, por tal
motivo es que la pertinencia o la oportunidad de una alternativa de
racionalidad, se hace muy inminente.

Es una nueva forma de racionalidad, de filosofía, la de la hermenéutica,


ya no sustentada en razones demostrativas, denotativas o descriptivas,
sino en la interpretación.
La fortuna de la hermenéutica deriva de la crisis del pensamiento
objetivante y demostrativo que pretende extender el conocimiento con la
pura demostración y concibe la verdad como un objeto que se presta
como una mirada total y que nosotros podemos conocer en un sistema
acabado y definitivo. La verdad, en cambio, nos es accesible solo como
se presenta en la experiencia, la cual es de por sí abierta e inconclusa.
Ello significa dos cosas: ante todo, que la verdad no se entrega nunca en
una formulación única y definitiva, sino que lo hace siempre en
formulaciones determinadas, históricas y personales; y este es
precisamente el reino de la interpretación, que es de por sí múltiple,
innegable, infinita; en segundo lugar, que la verdad no se entrega sino al
interior de la interpretación individual que se da de ella, de manera que la
reflexión hermenéutica encuentra la verdad con el mismo acto con el
cual, al interpretarla, proporciona una formulación de ella(23).

Se trata de encontrar la verdad en todos y cada uno de los juegos de


lenguaje, de las explicaciones racionales que cada uno hace de sus
argumentos, de la racionalidad que tiene cada uno, pero no una
racionalidad absoluta a la cual todos tengan que someterse, es la
profundización de estos aspectos, para desarrollar y buscar el
pensamiento inmerso allí. La hermenéutica se preocupa por la verdad de
cada uno de estos juegos, de cada una de estas particularidades
buscando la manifestación de la verdad al interior de cada uno, así como
la aclaración de la misma, dirigiéndose a la comprensión de los mismos,
mas no buscando estándares o cánones a los que todos deban
traducirse. Y precisamente por esto la “crítica del objetivismo y del
cientismo positivista no sería radical y coherente si la hermenéutica
aspira a valer como una descripción más adecuada de lo que la
experiencia, la existencia del Desein son en realidad”.

2. La ciencia natural

La ciencia natural la encontramos dentro de las ciencias factuales, las


que buscan una explicación del mundo físico y natural. Son las que
mayor desarrollo presentan, por su manipulación del objeto, es decir
observable y experimentable, lo que permite un mejor acercamiento a la
naturaleza de éste, no sin desconocer que al ser sometido a estos
procedimientos, pueda ser cambiado; aun así su explicación hace posible
la aplicación de conocimientos derivados de ésta, para la elaboración de
tecnologías que contribuirán con las nuevas explicaciones, haciéndolas
más seguras.
La ciencia siempre comienza con un problema, pero este no es
solamente el que le puede crear dificultades al hombre en su entorno,
sino que puede ser también un problema creado por el propio hombre.

La ciencia natural procede de la siguiente manera:


Una parte de la investigación científica consiste en el manejo de
conjuntos de problemas suscitados por un análisis crítico de alguna parte
del conocimiento o por un examen de nueva experiencia a la luz de lo
que ya se conoce o conjetura. Los problemas se resuelven aplicando o
inventando conjeturas que de ser contrastables, se llaman hipótesis
científicas. A su vez algunas hipótesis científicas se ascienden a veces a
leyes, de las que se supone que reproducen estructuras objetivas; y las
leyes se sistematizan en teorías. Así pues, el proceso creador de la
ciencia arranca del reconocimiento de problemas y culmina con la
construcción de teorías, cosa que a su vez plantea nuevos problemas,
entre ellos la contrastación de las teorías. Todo lo demás es aplicación
de las teorías: a la explicación, a la predicción o a la acción; o bien en
contrastación de las teorías”(24).

En esta definición(*) se indica claramente en qué consiste la empresa


científica, pero una cosa es el procedimiento para hacer ciencia y otra
muy diferente la ciencia como tal; siendo la última el resultado de la
primera, lo que nos obliga a cuestionarnos sobre la cientificidad de la
investigación científica, porque si partimos de un momento cero,
pretendemos conocer científicamente, lo hacemos mediante un
procedimiento o investigando, que es conocimiento previo y no es
científico, llevándonos a lo científico; de este modo la ciencia depende o
parte del conocimiento no científico.

Algunas palabras de la definición son tan inseguras, que dejan ver el


carácter parcial del conocimiento científico, como lo son “conjeturas”,
“experiencia”, “inventando”, “de ser contrastables”, “hipótesis”, “a veces”
y “se supone”, fuera y dentro del contexto tienen un significado inseguro,
no queriendo decir que tengan que ser seguras, solamente es una
muestra de su carácter, además de los problemas que suscitan los
“productos” de este investigar, o sea las teorías.

Los problemas científicos son solo uno de los tantos que existen a nivel
del conocimiento; los problemas del conocimiento son tan solo unos al
interior del saber, y estos a su vez son tan solo unos de los que inquietan
al hombre. Así, ¿es justo ver a la ciencia como “paradigma del saber”?

En lo relacionado con las conjeturas que, si son contrastadas se


denominan hipótesis, las cuales son factuales “sí y solo sí (i) se refiere,
inmediata o mediatamente, a hechos no sujetos hasta ahora a
experiencia o, en general, no sometibles a la misma, y (ii) es corregible a
la vista de nuevo conocimiento”(25). Una hipótesis se deriva directamente
de la solución a un problema científico, pero aun así puede no ser
científica, para lo que se requiere, afirma Bunge, que la hipótesis esté
bien formada, es decir en su aspecto lógico y epistemológico, o lo que
sería igual en este contexto, bien formada sintáctica y semánticamente.

De una hipótesis bien confirmada, es decir que representa o refleja una


regularidad, una situación objetiva, es lo que se conoce como ley
científica. Así, la investigación científica está encaminada en la búsqueda
de regularidades, de leyes, indicando esto la presencia de unas ciencias
nomotéticas, o las que Habermas llama empírico - analíticas, y que
distan mucho de abarcar toda la empresa científica. Con las leyes
podemos explicar y entender la naturaleza, o por lo menos intentarlo, los
acontecimientos que suceden en ella, y llegar a prever y predecir los
mismos; caracteres estos del positivismo que de acuerdo con la lógica de
las ciencias naturales son muy posibles, el problema está cuando
trasciende este límite, y se pretende decir que “donde no hay leyes no
hay ciencia”(26).

No obstante en el presente contexto, una ley científica “designa un


esquema objetivo de una clase de hechos (cosas, acontecimientos,
procesos), o sea, cierta relación constante o red de relaciones constantes
que se cumplen realmente en la naturaleza, las conozcamos o no”;(27) que
se asumen como existentes, y el quehacer científico se encarga de
buscarlas, descubrirlas, pero lo único que hace es reproducirlas cercana
o no tanto de lo que realmente es la ley por el esquema objetivo, son solo
aproximaciones a ellas. Si bien pretenden reconstruir los enunciados
objetivos o propiamente leyes, no son más que el resultado del trabajo de
los hombres, utilizando los instrumentos que tienen a su alcance (teoría,
tecnología, técnicas, etc.). Por lo tanto valoramos su condición parcial.

De otro lado las generalizaciones empíricas no son leyes, ni en su


carácter de sentido común ni en el científico, porque el sentido común se
refiere a acontecimientos de la vida cotidiana, no presupone ningún
conocimiento especializado; no se someten a contrastaciones metódicas;
son resúmenes de hechos observados o inferidos y no son sistemáticas;
por el lado de la ciencia, si bien rebasan los acontecimientos de la vida
cotidiana, se establecen con la ayuda de conocimiento previo y
especializado, se someten a contrastaciones empíricas, sigue siendo al
igual que el común, conocimiento aislado, no sistemático y son meras
inducciones, dice Bunge.

a. Las teorías científicas

“Un conjunto de hipótesis científicas es una teoría científica sí y solo sí se


refiere a un determinado tema factual y cada miembro del conjunto es o
bien un supuesto inicial (axioma, supuesto subsidiario o dato) o bien una
consecuencia lógica de uno o más supuestos iniciales”(28).

Se tiene un sistema hipotético - deductivo, es decir, un sistema en el cual


se parte de las hipótesis que en un momento dado se tienen como
válidas, ya sea por verificación directa o indirecta, a partir de las cuales
inferimos deductivamente teoremas de niveles inferiores, hasta llegar a la
explicación de la realidad de un hecho o tema factual. El conjunto de
hipótesis debe ser sistemático, interrelacionadas unas con otras e incluso
unas más fuertes que otras, que las abarque y sobrepase. Una teoría
para ser considerada científica necesita por lo menos:

(i) Sistematizar el conocimiento estableciendo relaciones lógicas entre


entidades antes inconexas; en particular, explicar las generalizaciones
empíricas derivándolas de hipótesis de nivel superior. (ii) Explicar los
hechos por medio de hipótesis que impliquen las proposiciones que
expresen dichos hechos. (iii) Incrementar el conocimiento derivando
nuevas proposiciones (por ejemplo, las previsiones) de las premisas, en
conjunción con información relevante. (iv) Reforzar la contrastabilidad de
las hipótesis sometiéndolas al control de las demás hipótesis del
sistema...(v) Orientar la investigación, ya a) mediante el planteamiento o
la reformulación de problemas científicos fecundos, ya b) mediante
sugerencias sobre la recolección de nuevos datos que serían
inimaginables sin la inspiración de la teoría, ya c) inspirando nuevas
líneas enteras de investigación. (vi) Ofrecer un mapa de un sector de la
realidad, esto es, una representación o modelo (generalmente simbólico,
no icónico o imaginativo) de objetos reales y no un mero sumario de
datos y un nuevo procedimiento para producir datos nuevos
(previsiones)(29).

Estos requisitos se dice son necesarios para establecer la cientificidad de


una teoría, una gran teoría científica que podría generar un nuevo modo
de pensar, una nueva visión de la realidad y del mundo que sea mejor
explicado que antes. A pesar de esto ya sabemos y como dice
Feyerabend, una teoría es demasiado simple para comprender la
complejidad de la realidad, solo es una aproximación simbólica que dista
mucho de abarcar todos los aspectos de que hacen parte e interactúan
en la realidad, mucho menos un modelo ideal o conceptual que es la
interpretación de una teoría abstracta, que solo representa ciertos
aspectos, dejando muchos por fuera del modelo, que se juzgan
irrelevantes, cuando este juicio no es objetivo, si es que realmente existe
una correspondencia con este concepto, es de hombres, por lo tanto
sujeto y determinado al contexto de ese hombre.

Al ser las teorías sistemáticas, implican una formalización y una


materialización, es decir, una estructura formal que corresponde a la
sintaxis, y una significación de los términos involucrados en ella,
correspondiendo a la semántica. Se habla así de unidad formal como
requisito de una teoría, consistiendo en “la existencia de relaciones
lógicas entre las fórmulas de la teoría, de tal modo que ninguna fórmula
quede aislada”(30); y la unidad material o semántica que es “la referencia
común de sus partes, la cual refleja en la recurrencia importante de
ciertos conceptos clave. Esos conceptos están distribuidos entre las
fórmulas de la teoría, de tal modo que ningún concepto específico de ella
quede aislado de las demás”(31).

La unidad semántica o consistencia semántica se caracteriza por cuatro


factores, que son necesarios para la existencia de verdaderas teorías
científicas, que tomaremos de Bunge:(32) en primer lugar debe haber un
universo común del discurso, es decir, delimitar el campo que se va a
abordar; segundo la homogeneidad semántica, que tiene que ver con la
coherencia de los significados de los predicados, que lo afirmado sea
posible dentro de ese universo; tercero el cierre semántico, que es la no
inclusión de predicados nuevos, que no fueron presentados en los
supuestos iniciales ni en las definiciones; y cuarto la conexión
conceptual, es decir que los conceptos primitivos deben distribuirse entre
los axiomas, para que haya un ensamble.
De otro lado la unidad formal, tiene unos requisitos, estos son: primero la
consistencia formal, que es un requisito importante, porque no permite la
existencia de contradicciones, o sea si tiene una fórmula y su
contradictoria a la vez, lo que la llevaría a autocontradecirse y sería
inconsistente, en igual sentido no debe existir contradicción con teorías
del mismo campo o adyacentes, que no sean rivales; segundo la
independencia de las primitivas, o sea que no se definan unas con otras;
tercero la independencia de los axiomas, es decir que ninguno de ellos
sea derivable de los demás, en sentido sintáctico.

Veamos ahora cómo se construyen las teorías científicas. En un primer


momento no existía ninguna teoría científica, solo el simple conocimiento
ordinario, las explicaciones defectuosas de la realidad. “La construcción
de una teoría científica es siempre la edificación de un sistema más o
menos afinado y consistente de enunciados que unifica, amplía y
profundiza ideas, las cuales, en el estudio preteórico, habían sido más o
menos intuitivas, imprecisas, esquemáticas e inconexas”(33); pero aun así
el conocimiento científico inicia con el conocimiento ordinario, y lo mínimo
exigido para el comienzo de esta labor, es la organización, la
sistematización de datos y generalizaciones empíricas, y en últimas lo
que busca el teórico científico es predecir y retrodecir hechos y
generalizaciones; o sea poder afirmar qué sucederá en el futuro con una
situación específica, al igual que explicar una ya pasada, característica
de las ciencias nomotéticas.

Así las cosas, una teoría no es una generalización empírica, y los datos
inducidos de las experiencias jamás producirán teorías directamente,
porque “el camino no va de los datos a la teoría, sino de los datos al
problema, del problema a las hipótesis, y de la hipótesis a la teoría, y
luego a la inversa, de la teoría y la evidencia a una proyección que podrá
someterse a contrastación con la ayuda de otro elemento de evidencia y
de otras teorías”(34).

Parece paradójico que los científicos siempre nieguen los hechos y las
experiencias, sabiendo intrínsecamente que sus creaciones,
imaginaciones, (teorías), comienzan y terminan con los hechos. Es por
tal razón que surge uno de los problemas principales referente a las
teorías, su función y composición, y que algunos piensan que ya no es
relevante.
Ahora podemos decir que una teoría factual natural, como en la física, es
una elaboración de hombres que hacen ciencia, utilizando una
herramienta fundamental como lo es la matemática, pero también la
teoría debe referirse y tener una relación con los objetos que dice
representar; por lo tanto una teoría puramente matemática y formalizada,
solo es coherente tenerla en las ciencias formales; pero como nuestro
interés se encuentra en las ciencias que tienen que ver con hechos y
objetos naturales, creemos en la necesidad, que las teorías en ciencias
naturales requieren de una relación entre lo estrictamente teórico, es
decir lo que no es observable, lo independiente de los hechos, y lo
observable, lo que se puede observar al interior del objeto al cual nos
estamos refiriendo. Esto es precisamente el resultado de la capacidad de
la experiencia humana, porque se da solamente a niveles intermedios y
de hecho todo fenómeno (hecho experienciable) es o bien (i) el efecto de
decenas de miles de hechos microscópicos inobservables, o bien (ii) uno
de un enjambre multitudinario de acontecimientos que constituyen un
solo hecho de un sistema gigante inobservable, como la sociedad o al
universo. En cualquiera de los dos casos los objetivos mismos (correlatos
de la teoría), con todas sus propiedades, se encuentran fuera del alcance
de la experiencia personal y tienen que ser por consiguiente objeto de
hipótesis. Pero en ambos casos controlamos nuestras construcciones
mediante la observación de lo que es observable(35).

Se hace evidente la necesidad de teorizar o conjeturar sobre lo


inobservable, que es lo teórico mismo; lo que posibilita la ubicación de
los hechos en un macro o micro cosmos y puede ofrecer una explicación
muy adecuada, pero jamás definitiva de los mismos.

En este orden de ideas “en una teoría son esenciales dos componentes:
primero, su estructura matemática y, segundo un conjunto de
aplicaciones propuestas”(36). O sea la relación que se establece entre el
núcleo de la teoría, su estructura matemática y subestructuras, y los
hechos observables. Es una concepción de teorías diferente de la que se
formuló con anterioridad, porque esta última no se concibe como un
conjunto de hipótesis que son verificadas, que equivaldrían a enunciados
y proposiciones, sino a una construcción que se compone de un núcleo
no enunciativo y uno aplicativo, lo que implica una gran divergencia entre
las dos, porque en la segunda un cambio en los hechos, en lo
observable, solo puede repercutir en la parte aplicativa, pero no en el
núcleo, que es la estructura matemática; lo que no sucede con la
concepción de las teorías como enunciados, ya que éstas al conformarse
por hipótesis, pueden perfectamente ser refutadas e inservibles para lo
que fueron formuladas.

b. Lo teórico y lo observacional

Precisemos que “todas nuestras ideas deben venir en última instancia de


impresiones (experiencia), ya sea directamente (como en el caso de las
ideas simples) o indirectamente (como en el caso de los complejos
construidos a partir de las simples); no podemos tener ninguna idea, no
importa cuan fantástica o imaginativa, a la que no pueda señalarse un
origen en la experiencia”(37). Es un argumento claro y quiere decir que
todos los términos con algún tipo de significado deben ser definibles en
términos más elementales, que son los datos sensoriales, entonces
surge el problema de explicar muchos términos de carácter teórico, que
por definición no se pueden observar, teniendo claro que la ciencia
natural solo se ocupa de lo observable, y no de objetos que no se
pueden observar como lo serían dichos términos y casi que llegan a
asimilarse como metafísicos, pero no tienen tal característica, porque son
construcciones lógicas a partir de elementos empíricos, que sintetizan el
lenguaje observacional. Y si esto es así estas construcciones lógicas
serán interpretadas con determinadas reglas y se traducirán en
explicaciones de lo observable o se comprobaran indirectamente por lo
que sí podemos observar, ya que nos encontramos entre un micro y un
macro cosmos.

El problema que suscita la dicotomía términos teóricos - observacionales,


surge de la necesidad de definir los teóricos, porque una teoría científica
da cuenta de una clase de fenómenos empíricos postulando ciertas
clases de entidades y de procesos, los cuales se suponen gobernados
por leyes específicas propias, y que están, hablando en términos
intuitivos, más alejados de nuestra experiencia cotidiana que los
fenómenos que la teoría debe explicar. Una teoría típicamente emplea un
conjunto de nuevos términos para caracterizar esas entidades y
procesos; se dice que tales términos forman su vocabulario teórico(38).

Este vocabulario debe explicar fenómenos empíricos o de lo contrario


serían vacíos para la ciencia empírica, así mismo se plantean dos clases
de enunciados que subyacen a una teoría; en primer término la clase de
enunciados que “contiene los principios internos de la teoría, los cuales
especifican el escenario teórico describiendo las entidades y procesos
subyacentes postulados por la teoría y enunciando las leyes o los
principios teóricos que se supone que los gobiernan... el otro conjunto
contiene los principios puente, los cuales indican las maneras en que se
supone que se relaciona lo que ocurre al nivel del escenario con los
fenómenos que la teoría debe explicar”(39).

Tenemos entonces que una teoría científica está constituida por el


conjunto de términos teóricos, el “conjunto de fórmulas enunciativas que
contienen ciertas constantes extralógicas no interpretadas” y el conjunto
de reglas de correspondencia o de “enunciados interpretativos para el
cálculo” de los términos teóricos, para el establecimiento de la relación, o
mejor la explicación que lo teórico hace de los fenómenos. No obstante
se ha intentado darles validez y autonomía a los primeros, es decir creer
que están determinados por los mismos postulados teóricos, o sea que
no dependen de lo empírico, y aun así son verdaderos o válidos a priori,
o sea antes de ser verificados por la experiencia, asegurando su verdad
por un “decreto terminológico”. Pero no se debe olvidar que ante todo se
está tratando de las teorías al interior de las ciencias empíricas de la
naturaleza, y por ende si las teorías son dignas de pertenecer a esta
categoría, se deben referir a lo que pretenden explicar; así sea mediante
las reglas de correspondencia, que sería lo más sensato, sin llegar a
reducirlas a puramente hechos empíricos, existe la sujeción a la
contrastación empírica, de no ser así, estamos hablando de las teorías
en las ciencias formales.

c. Hechos y teorías

Cualquier teoría nueva debe reunir por lo menos los requisitos de


consistencia, es decir que sea compatible con la teoría dentro de la cual
surge y que intenta explicar o apoyar, y el de invariabilidad del
significado, que no es más que los significados presentes en las nuevas
teorías, no deben afectar a lo que las demás teorías dicen o afirman. Es
algo así como la existencia de una consistencia sintáctica y semántica
respectivamente entre las teorías.

De acuerdo con lo anterior las teorías se rechazan, no por estar en


desacuerdo con los hechos, sino porque son inconsistentes con las otras
teorías. Aun sabiendo que “las teorías no deben cambiarse a menos que
haya razones de peso para hacerlo, y la única razón de peso para
cambiar una teoría es que esté en desacuerdo con los hechos” (40). No
obstante estas no son barreras fijas para las teorías, “pueden
reinterpretarse e incluso, tal vez, puede hacerse que den apoyo a un
punto de vista que originalmente era inconsistente con ellos”(41).
Así las cosas, se muestra un argumento que provocará una discusión en
cuanto a la dependencia mutua entre hechos y teorías y la disputa de la
primacía tanto de la una como de la otra. Por esto es necesario regresar
a la sociología del conocimiento y abordar al sujeto que conoce, como
determinado, el cual tiene una tradición cultural y social que le hace
percibir la realidad de acuerdo a esta.

Si conservamos esta visión que es muy importante para establecer el


carácter del conocimiento humano, podemos comprender que solo
“interpretamos...nuestras “experiencias” a la luz de teorías que
poseemos; no existe una experiencia “neutral””(42). No es más que el
reconocimiento de la condición social e histórica del sujeto, y del
conocimiento, por lo que es muy difícil poner límite a lo que se ha venido
afirmando en torno a lo teórico y lo observacional; porque si para toda
observación que se realice, siempre se hace desde la teoría que domina
en el conocimiento, o con la cual el observador se encuentra
comprometido, en fin su paradigma, tendremos siempre hechos que
verifican teorías, mas no hechos que las refuten, la ciencia estará bajo un
monismo teórico y observacional, que la hace dogmática. Pero como es
sabido, ésta es una posición muy limitada y no muy favorable al
desarrollo del conocimiento científico.

Es muy posible comprender una argumentación así, porque en ciencias


naturales se exigen como criterios para su cientificidad el rigor y la
objetividad; si estos son posibles, bienvenida es, pero realmente el sujeto
¿puede despojarse de su sesgo político, ideológico, religioso, de clase,
etc.?, parece muy difícil, pero la cuestión radica en que la objetividad
trasciende estos elementos subjetivos, y que le dan tal condición. Si el
interés que tienen las ciencias es puramente cognitivo o intrínseco, lo
que primaría en ellas es la objetividad y la rigurosidad, de lo contrario
esto tiende a desaparecer.

Si son estas las condiciones con las cuales llegamos a la observación,


perfectamente los hechos podrán refutar nuestra teoría y lo aceptaremos.
Empero, lo emergente en este punto es que si las teorías moldean
nuestra experiencia, ¿cómo pueden existir anomalías o experimentos
cruciales que pongan en evidencia lo falible de las teorías? Esta es una
de las razones por las cuales una actitud pluralista, abierta y casi
anarquista es aceptada.
Concretamente el problema de hechos - teorías se presenta así: dentro
del positivismo se cree en la solución de éste, explicando objetivamente
los hechos y estos verifican o refutan las hipótesis, obteniéndose una
descripción clara de las causas que le dieron origen, su situación actual y
las regularidades que presentan, posibilitando la tarea de predicción.

Ahora bien, estas explicaciones son las que mejor puede dar la época,
así, son tomadas como ciertas en dicho momento, pero llega la
ocurrencia de una anomalía, provocando contradicción y crisis, haciendo
necesario un cambio, hay nuevos hechos y nuevas experiencias
[cruciales]. Se dice que hay un papel activo por parte del sujeto en la
observación, ya que ésta es controlada y planeada; de lo contrario sería
pasivo y no existiría observación y sí solamente percepción.

Admitamos que el sujeto se acerca al objeto y que en primera instancia


son diferentes, ahora pensemos en que se ha abstraído de su
subjetividad, solo pensémoslo ¡existe objetividad! ¿En qué condiciones
se acerca a observar?, con una teoría preconcebida que es un modelo
no al cual pretende acomodar los hechos, sino como elemento útil para
entenderlos mejor, observarlos y luego describirlos. Pero resulta que
estos hechos o verifican o refutan la teoría, llegando así a dar una
descripción por medio de la teoría que ha sido favorecida y confirmada
por los hechos, que siendo histórica es lo que el momento puede dar.

Sabiendo que hay simultaneidad en los procesos empíricos y racionales


o del pensamiento, tenemos el criterio para decir que las teorías son el
resultado de esta interconexión de procesos, que no se pueden dejar de
lado. Todos los sujetos llegaron en esta misma condición, pero no con
diversas teorías sino con las que objetivamente se han constituido, es
decir cada uno ha recibido una explicación particular de su objeto a partir
de su propia experiencia y por medio del lenguaje la hace pública en su
relación intersubjetiva e interpretativa. En este punto hacen lo que tienen
que hacer y corrigen su teoría de tal forma que explique cada vez mejor
la realidad, pero solamente la explican, no la acomodan a la teoría o al
modelo, porque con la observación de los hechos, estos pueden validar o
refutar; si la validan es una hipótesis comprobada, y que resultó ser
buena hasta ese momento, si es refutada no puede acomodarse un
hecho a donde no cabe, porque se rompería la coherencia lógica, se
entraría en contradicción, así se presenta el momento de modificar o
cambiar totalmente la teoría.
En general las teorías científicas son como invenciones humanas, redes
creadas por nosotros para atrapar el mundo. Por supuesto, éstas difieren
de las invenciones de los poetas e incluso de las de los técnicos. Las
teorías no son solo instrumentos. A lo que aspiramos es a la verdad:
contrastamos nuestras teorías con la esperanza de eliminar las que no
son verdad, de esta manera podemos conseguir nuestro propósito de
perfeccionar nuestras teorías; incluso como instrumentos: haciendo
redes que estén cada vez mejor adaptadas para capturar nuestro
pescado, el mundo real. Sin embargo nunca serán instrumentos
perfectos para ese propósito. Son redes racionales hechas por nosotros
mismos y no deben confundirse con una representación completa del
mundo real en todos sus aspectos, ni siquiera aunque tengan un gran
éxito; ni siquiera aunque parezcan producir excelentes aproximaciones a
la realidad(43).

La ciencia de esta forma reconoce su parcialidad, su calidad


aproximativa. Con Popper avanzamos a ver la ciencia como una
empresa hipotética, conjetural y esto lo compartimos, porque la evolución
histórica nos da la razón, y tal vez esta razón es igualmente hipotética.

d. Evolución de las teorías

Es el desarrollo, la evolución y la dinámica de las teorías científicas, lo


que nos ocupará ahora, siendo oportuno decir al igual que Stegmüller
que con Thomas Kuhn ha habido o bien una rebelión contra la filosofía
de la ciencia o una revolución al interior de la misma. Porque si la
filosofía de la ciencia se ocupa únicamente del análisis lógico es decir
que

“Se ocupan solo de la forma y no del contenido, se desprende que con


métodos lógicos solo puede llegarse a enunciados válidos para todas las
ciencias posibles: sobre la forma lógica de todas las explicaciones
científicas posibles; sobre la estructura lógica de todas las teorías
posibles; sobre la relación lógica entre cualesquiera hipótesis y
cualesquiera datos empíricos que las apoyan”(44).

Reiterativamente si el análisis se hace puramente sintáctico, será muy


genérico y vacío, por lo que es necesario ver el fenómeno en su
conjunto, es decir desde un punto de vista semántico también, y a través
de su historia. En la medida en que la filosofía de la ciencia, que es la
que se ocupa de esto, mantenga una posición lógico formal, no aportará
mucho para la descripción y explicación del objeto ciencia, y en la
medida que lo aborde lógico dialécticamente podrá realizar una
aproximación más cercana.

En este sentido “lo que en las ciencias particulares es realmente


importante e interesante se refiere a su cambio y evolución, o sea, a su
aspecto dinámico, el cual sin embargo escapa totalmente al análisis
lógico. Para poder hacer de este un objeto de estudio adecuado hay que
sustituir [complementar] el método lógico por el histórico”(45). Esto es
exactamente lo que hizo Thomas Kuhn(46), cuando revisó la historia de la
ciencia natural, para establecer su dinámica y evolución, y mostrar que
no es tan racional como se pensaba.

e. Kuhn y las revoluciones científicas

La tesis de Kuhn se centra principalmente en el concepto de paradigma


científico, que será crucial para el entendimiento de la evolución de la
ciencia. La ciencia para él se caracteriza por dos fases: la ciencia normal
y la ruptura revolucionaria. Es de tal modo como la instauración de la
primera, la fase normal depende de la imposición gradual de un sistema
teórico a través del consenso siempre creciente de la comunidad. A partir
de un período preparadigmático, que se distingue de una acumulación
caótica de hechos, la práctica científica se normaliza alrededor de la
institución de un paradigma, una mezcla normativa de teoría y método.
Una amalgama de la cual surge un espectro de postulados teóricos, una
visión determinada del mundo, de los modos de transmisión de los
contenidos de la ciencia, y una serie de técnicas de investigación.
Durante esta fase normal, la función del científico se reduce a la
“solución de rompecabezas”, es decir a la disolución de problemas cuyo
horizonte teórico está garantizado por el paradigma.

En cierto momento, sin embargo, la solidez del paradigma comienza a


agrietarse y la fase de ciencia normal comienza a transformarse en fase
de ruptura revolucionaria. Durante este período de crisis, son puestos en
discusión el método, las técnicas y los presupuestos teóricos del
paradigma. Se hacen preguntas metafísicas, y la red completa de los
valores epistemológicos se transforma gradualmente hasta que se instala
una nueva fase de normalidad(47).

A grandes rasgos éste es el planteamiento Kuhniano de la evolución


científica, pero lo revisaremos puntualmente para determinar el
verdadero valor de sus argumentos y la relevancia que tienen para el
indagar filosófico científico subsiguiente.

En principio se parte de que la ciencia no se desarrolla lineal y


acumulativamente por logros y descubrimientos de carácter individual,
sino como discontinuo, no lineal y no acumulativo, donde se reemplaza
un paradigma por otro totalmente nuevo, diferente, en su totalidad,
siendo incompatibles.

Al comenzar a hablar hemos introducido el término “paradigma”, sin tener


claro cómo va a ser entendido, ya que en la concepción de Kuhn tiene
muchos significados y las malas interpretaciones no cesan. Pues bien,
paradigmas, son “realizaciones científicas universalmente reconocidas
que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y
soluciones a una comunidad científica”(48). Más concretamente este
término se entiende como “lo que comparten los miembros de una
comunidad científica y, a la inversa una comunidad científica consiste en
unas personas que comparten un paradigma”(49).

Así, los paradigmas no se acumulan, sino compiten y sobreviven el mejor


de ellos, pero para que exista la competencia, debe haber una crisis que
genera el nuevo paradigma, de tal forma que “la transición sucesiva de
un paradigma a otro por medio de una revolución es el patrón usual de
desarrollo de una ciencia madura”(50). Por lo que fácilmente se puede
afirmar que unas explicaciones de la realidad en un momento
determinado, dejan de cumplir con su objeto, porque la realidad
demuestra su complejidad, siendo abandonadas o sustituidas por otras,
quedando aquellas en el olvido y siendo vistas como míticas y
supersticiosas, pero por su abandono no pierden el carácter de
científicas, igual sucederá con las que actualmente poseemos.

En estas condiciones la ciencia depende del momento histórico y social


en el que se desenvuelva; pero ¿cómo se desarrolla o cambia si está en
el mismo contexto? con este cuestionamiento sale a la luz uno de los
argumentos más fuertes y subversivos del desarrollo científico. Se
comprende a la ciencia normal como “la actividad en la que
inevitablemente, la mayoría de científicos consumen casi todo su tiempo,
se predica suponiendo que la comunidad científica sabe cómo es el
mundo. Gran parte del éxito de la empresa se debe a que la comunidad
se encuentra dispuesta a defender esa suposición, si es necesario a un
costo elevado”(51), esta actividad es la que se realiza al interior del
paradigma, de las “realizaciones científicas pasadas” que los científicos
comparten y consideran verdaderas dándoles un reconocimiento,
incluyendo en estos los métodos, los problemas y las teorías; es
entonces la ciencia normal la que se desarrolla dentro de una tradición, a
decir, un paradigma científico.

La ciencia normal es como una visión dogmática, no acepta ninguna otra,


explica todo con los medios que posee, y que lo inexplicable con esos
medios se omite; solo se muestra lo exitoso, y lo malo, lo que no da los
resultados esperados, se oculta, pareciéndose así cada vez más a una
religión. Se concentra en investigaciones y fenómenos que el propio
paradigma proporciona. En fin lo que se busca en la ciencia normal es
“mostrar una nueva aplicación del paradigma o aumentar la precisión de
una aplicación que ya se ha hecho”(52). Se trata entonces de hacer al
paradigma más preciso, que solucione, o mejor explique de una mejor
forma los fenómenos, se eliminan las ambigüedades presentes y la
imprecisión; los científicos normales se ocupan de resolver enigmas,
soluciones que están aseguradas por el paradigma, y solamente son un
reto para el ingenio de los científicos. La ciencia normal, se concentra en
su mayoría en aplicaciones que prueban lo exitosa que es.

Al suprimir, no ver, las “innovaciones fundamentales” porque son


subversivas, no encajan dentro del paradigma, no se abandonan del
todo, pero no se resuelven con los métodos y reglas normales, oponen
mucha resistencia, igual que puede ocurrir con instrumentos que no
resuelven los problemas para los cuales habían sido desarrollados. Aquí
la ciencia normal tiene un problema, han surgido las anomalías, que en
“esas y en otras formas... se extravía repetidamente. Y cuando lo hace —
o sea, cuando la profesión ya no puede pasar por alto las anomalías...—
se inician las investigaciones extraordinarias”(53), investigaciones
tendientes a solucionar las anomalías, a menudo se inventarán
numerosas articulaciones ad hoc de... [la] teoría para eliminar cualquier
conflicto aparente”(54), buscando siempre mantener el paradigma, pero la
misma investigación extraordinaria provoca un cambio en los métodos y
teorías normales, de lo contrario no sería extraordinaria.

Las anomalías son el detonador del cambio, así como en las


revoluciones políticas, en términos del propio Kuhn. Los problemas que
no se pueden solucionar normalmente son la señal de la insuficiencia del
paradigma y de su parcialidad. Su solución que ya no surgirá de la
tradición, porque está cuestionada, se presentará entonces como la
revolución científica. “La ciencia extraordinaria aparece siempre que el
quehacer científico normal, ante el amontonamiento de anomalías que no
pueden dominarse con los métodos habituales, entra en una crisis.
Ocurre entonces una revolución científica, en cuyo transcurso cambia el
paradigma, y con él los problemas y patrones de la ciencia particular” (55).

Estamos frente a un paradigma nuevo, a una nueva forma de ver el


mundo, de explicarlo y de darle soluciones a los problemas que plantea,
—el color de los lentes con que miramos ha cambiado—. Pero
recordemos que algo no se deja por nada, debe haber algo en lo cual
apoyarse, esto también sucede en la ciencia, porque “la decisión de
rechazar un paradigma es siempre, simultáneamente, la decisión de
aceptar otro, y el juicio que conduce a esta decisión involucra la
comparación de ambos paradigmas con la naturaleza y la comparación
entre ellos”(56).

Pero ¿es lícito hacer la comparación? Ante todo nos encontramos al


interior de la ciencia, que es un juego lingüístico, y más específicamente
al interior de las ciencias naturales, que sería un “subjuego”, al igual que
las sociales son otro, pero ubiquémonos e indaguemos por su
posibilidad.

Primero se puede establecer que al interior de las ciencias naturales, en


un momento de crisis surgen por lo menos dos puntos de vista o dos
paradigmas para solucionar las anomalías, dos juegos diremos, que no
se pueden comparar, porque dan explicaciones diferentes, utilizando
también métodos y teorías diferentes. Si utilizan las mismas reglas y
teorías se estará jugando lo mismo y no existirá la competencia, porque
es un mismo paradigma. Por tal razón la inconmensurabilidad es
evidente entre los paradigmas.

Según esto “hay solo una tarea que podemos legítimamente pedir a una
teoría, [paradigma] y es que nos dé una descripción correcta del mundo,
es decir de la totalidad de los hechos vistos a través de sus propios
conceptos”(57).

Pero cómo es que en la ciencia un paradigma suplanta a otro si es que


se asume una posición como la anterior, y sostenida en las secciones
anteriores. Se intentará comprender al otro en su juego, lo entenderemos
de acuerdo con su lógica y racionalidad, pero no lo traduciremos a las
reglas de nuestro propio juego, porque serán incompatibles. Por lo tanto
el éxito de uno sobre otro es la persuasión que se pueda hacer a los
miembros del otro juego, y si en alguna medida tanto ellos como nosotros
hemos comprendido la concepción del otro, ésta se puede dar
acompañada de una conversión; pero conversión implica dejar un juego
para involucrarse en otro, e implícitamente la valoración de los juegos, es
decir decidir entre el mejor, y creemos que esta acción es violenta, y por
lo tanto inadmisible.

Algo muy diferente es si hablamos de consenso, a partir de la


comprensión que se haga de los juegos, lo que nos lleva a un abandono
absoluto, ni siquiera relativo, estamos simplemente construyendo entre
las partes una nueva forma de jugar, un nuevo juego con reglas nuevas;
y si no es así ¿cómo es que se construyen los demás juegos? ¿acaso no
partimos desde la diversidad de mundos concebidos por todos y cada
uno de los sujetos, a saber hombres, que dependen de cada
subjetividad? Si esto no es cierto no pueden existir juegos lingüísticos,
paradigmas, -y usted no me habrá comprendido-, porque estos
presuponen una comunidad, y ésta se encuentra mediada por un sistema
de comunicación, propiamente un lenguaje, que es el que permite la
construcción de los diferentes juegos lingüísticos. Por estos motivos se
resalta la importancia del diálogo.

De otro lado la inconmensurabilidad entre teorías, o entre paradigmas,


nos lleva a decir que pueden ser “refutados por referencia a sus
respectivos tipos de experiencia, es decir, descubriendo las
contracciones internas que sufren [no existen reglas objetivas que
puedan refutar los diferentes juegos]. Lo que quedan son juicios
estéticos, juicios de gusto, y nuestros propios deseos subjetivos” (58). Lo
que le interesa a cada uno, es en últimas lo que prima en las decisiones
de compartir o no un paradigma, las pasiones y los deseos de cada
hombre. En este ámbito son manipulables fácilmente, como en las
revoluciones políticas, por medio de la ideología, la persuasión y la
propaganda, pero son violentas porque no se valora la otra parte.

Así, la ciencia evoluciona por medio de revoluciones científicas, que no


son más que la sustitución de un paradigma por otro que compite;
generada por la acumulación de anomalías sintomáticas de crisis en las
explicaciones de uno de los paradigmas.
La concepción kuhniana ha recibido numerosas críticas, en el sentido de
su irracionalismo, pero las teorías que elaboramos para explicar el
mundo son perfectamente racionales, el problema de irracionalidad lo
encontramos en la actitud de los científicos en reducir lo irracional a lo
racional.

f. Lakatos y los programas de investigación

Como reacción al planteamiento kuhniano, Imre Lakatos(59) ha propuesto


una alternativa, a partir de una serie de cuestionamientos. El punto de
partida es el falsacionismo ingenuo, sostenido por Popper, que consiste
básicamente en que “cualquier teoría que pueda interpretarse como
experimentalmente falsable es “aceptable” o “científica”... Para el
falsacionista ingenuo una teoría es falsada por un enunciado
observacional (“reforzado”) que entra en conflicto con ella” (60). Un
argumento así es insostenible porque si existe una anomalía, un
experimento crucial, que refute la teoría o mejor que sea incompatible
con ella, no es suficiente para que ésta sea abandonada, porque si fuera
así, se dejarían de explicar muchos aspectos de la realidad, y es
preferible tener una teoría que explique regularmente la realidad, que no
tener ninguna. El falsacionismo ingenuo tomado así, no obedece a
ninguna dinámica real de la ciencia.

Para solucionar tal problema, Lakatos formula lo que llama falsacionismo


sofisticado o ilustrado que converge mucho con las ideas kuhnianas,
consiste en que una teoría es “aceptable” o “científica” solo si tiene un
exceso de contenido empírico corroborado con relación a su predecesora
(o rival); esto es si conduce al descubrimiento de nuevos hechos...Para el
falsacionista sofisticado una teoría científica T queda falsada sí y solo sí
otra teoría T’ ha sido propuesta y tiene las siguientes características : 1)
T’ tiene un exceso de contenido con relación a T;... predice hechos
nuevos ; 2) T’ explica el éxito previo de T..., y 3) una parte del exceso de
T’ resulta corroborado(61).

Esta propuesta se parece mucho a lo ya dicho por Kuhn; también al


interior del falsacionismo sofisticado se tiene como criterio, que una
teoría no es falsada en la medida que no haya emergido una que pueda
competir, una mejor. Supone primero, que existen varias teorías que
pueden competir y segundo que conviven y comparten un objeto, pero
son excluyentes en el momento de crisis de alguna de ellas; lo que para
una es un hecho refutador, para otra teoría resultará como un hecho
confirmador siendo esta última mejor.
De otro lado los contraejemplos de una teoría son otro problema, pues a
menudo se recurre a hipótesis auxiliares para solucionarlos. Así las
cosas no se evalúa una teoría, sino varias, a decir, la fundamental y las
auxiliares. Las cuales se dirigen a acomodar las anomalías en la teoría
previa, son pues series de teorías y no una teoría las que se evalúan.

En este contexto también son compatibles las dos posiciones, porque


Kuhn nos habla de la creación embrionaria de paradigmas al interior del
que se encuentra en crisis, y también de desarrollos de teorías paralelas,
más no auxiliares dentro de un mismo paradigma, pero éstas no han sido
ni contrastadas ni reconocidas por la comunidad científica. Es preciso
decir que son necesarias las teorías o los paradigmas competidores para
que sirvan de motor del movimiento, permitiendo la iniciativa de la
supervivencia de la mejor, implicando esfuerzos de cada una de las
competidoras.

Ahora bien, esta convivencia de teorías tiene que ser coherente, es decir,
que exista compatibilidad entre ellas, en el caso de las auxiliares que en
últimas cumplen esa función; algo muy diferente es en el caso de los
paradigmas, porque en estos solo se acepta lo que la ciencia normal
permite, si no, se desecha o se omite. Por tal razón casi que se presenta
una clandestinidad con las teorías que intentan explicar los
contraejemplos o anomalías; que cuando la crisis se agudiza, salen a
flote a salvar la ciencia, pero no como auxiliares, sino como sustitutas.

En vista del irracionalismo demostrado por Kuhn, Lakatos se propone


ilustrar una metodología de los programas de investigación científica,
para hacer ver que la ciencia aún sigue siendo una empresa muy
racional, que su crecimiento es progresivo y regresivo, pero no irracional.
En este sentido un programa de investigación “consiste en reglas
metodológicas: algunas nos dicen las rutas de investigación que deben
ser evitadas (heurística negativa), y otras, los caminos que deben
seguirse (heurística positiva)”(62) son el conjunto de teorías a evaluar,
porque están relacionadas, y existe una continuidad entre ellas. Los
programas de investigación son característicos por el centro firme que
poseen, algo así como un núcleo enunciativo, que sirve para explicar la
realidad, mediante hipótesis auxiliares. De tal modo la heurística negativa
del programa impide que apliquemos el modus tollens a este “centro
firme”. Por el contrario debemos utilizar nuestra inteligencia para
incorporar e incluso inventar hipótesis auxiliares que formen un cinturón
protector en torno a ese centro, y contra ellas debemos dirigir el modus
tollens. El cinturón protector de hipótesis auxiliares debe recibir los
impactos de las contrataciones, y para defender el centro firme, será
ajustado y reajustado e incluso completamente sustituido(63).

También se ha insinuado que hace parte del programa la llamada


heurística positiva, que se encarga de mostrar cómo se puede modificar
o sustituir, hacer más fuerte el cinturón protector de hipótesis refutables.
“La heurística positiva impide que el científico se pierda en el océano de
anomalías”(64).

Es característico de esta posición argüir a una concepción de las teorías


como enunciados. En este punto sobresale el principal malentendido
entre Kuhn y sus opositores (Lakatos), primero Kuhn muestra
intuitivamente que lo que concibe como teorías es una estructura
conceptual lógico - matemática, y no enunciativa, como sus opositores,
es decir, que las teorías son sistemas estructurados o clases de
conceptos lógicamente organizados que intentan dar una descripción de
la realidad; son estas estructuras o sistemas pero de carácter puramente
formal. Por lo tanto una disputa en este sentido se está haciendo desde
dos juegos diferentes, cuya solución se vislumbra en el acuerdo en torno
al concepto de teoría; y no es legítima porque es violenta, intenta sustituir
su aparente contrario.

Las diferencias entre Kuhn y Lakatos no parecen ser muchas, pero aun
así las hay. El desarrollo y la evolución de la ciencia son vistos desde la
perspectiva Lakatosiana como historia de la ciencia por lo que afirma que
ésta “ha sido y debe ser(**) una historia de programas de investigación
que compiten (o si se prefiere, de “paradigmas”), pero no ha sido ni debe
convertirse en una sucesión de períodos de ciencia normal; cuanto antes
comience la competencia tanto mejor para el progreso”(65).

Si los malentendidos se superan, o sea, se conviene el concepto de


teoría, Lakatos no podría decir que con las hipótesis auxiliares o ad hoc
se neutralice el impacto que debería sufrir el núcleo de la teoría, porque
en la concepción Kuhniana no hay tales. Al igual Kuhn no podría seguir
siendo un monista teórico, tendría que optar por el pluralismo, y parece
ser ésta una buena opción, menos violenta y más permisiva.

Hay que destacar también la diferencia fundamental, y es que creemos


que Kuhn hace su planteamiento como historiador de la ciencia, y
Lakatos lo hace desde la filosofía de la ciencia tradicional. Es fácil así,
percatarse de la naturaleza diversa de los planteamientos; porque el
primero aparentemente lo hace de manera descriptiva, es decir dice lo
que ve, o se vio, lo que ocurrió en el pasado con la ciencia y los
científicos, de lo que se afirmará que se seguirá viendo; el segundo
también argumenta según desde lo que ha sido y será, pero en este
último es dudoso, ya que propone una metodología, no la describe; o sea
prescribe, da recetas, dice cómo debe ser el desarrollo de la ciencia en el
futuro.

Cabe así preguntarse hasta qué punto las reconstrucciones racionales de


la ciencia pueden entenderse como válidas, si solamente son
interpretaciones de hechos pasados, matizados de acuerdo con la
experiencia y conocimientos pasados tanto de Kuhn como de Lakatos y
de todos los que las realicen permitiendo que estos se amolden a sus
puntos de vista y ¿teorías? Aun así seguimos insistiendo, y tomando
palabras de Kuhn, “lo que ve un hombre depende tanto de lo que mira
como de lo que su experiencia visual y conceptual previa lo ha preparado
a ver”(66). Así donde Kuhn ve un paradigma, Lakatos ve un programa de
investigación; donde el uno ve una teoría como conceptos lógico -
matemáticos, el otro la ve como enunciados; el uno ve una anomalía
provocadora de crisis, el otro ve un contraejemplo que es absorbido por
una hipótesis auxiliar; en última instancia los dos autores difieren de sus
puntos originarios, porque lo que uno hace es psicología del
descubrimiento, y lo que el otro hace es lógica del descubrimiento, por lo
tanto se están comparando y atacando desde juegos diferentes uno es
de carácter social y humano, el otro de carácter lógico formal; uno
positivo y el otro normativo, lo que también vale para la discusión Popper
- Kuhn.

Resta solo decir que la ciencia no es una empresa totalmente racional,


como se piensa, en el sentido de buscar ajustar un fragmento de la
realidad en donde no cabe, en los modelos racionales, y posteriormente
en teorías más generales, igualmente racionales, que no bastan para
abarcar la complejidad de la misma; porque siempre existirán
contraejemplos, anomalías, observaciones adversas, lo que demuestra
su imperfección e incompletitud.

3. ¿Teorización en contabilidad?

“Si alguien arguye que ha producido efectivamente una teoría científica con
la sola ayuda de los datos y un conjunto de reglas de descubrimiento y/o
invención, tendremos que concluir o bien que no sabe exactamente que
quiere decir “teoría”, o bien se ha engañado a sí mismo”. Bunge Mario.

Manteniéndose en línea de fuego, la contabilidad aboga ahora por la


teorización, en tanto es una forma de abstracción y generalización de su
campo y de lo que en ella se realiza. Para este propósito se pretende
seguir el mismo esquema propuesto por las ciencias físico -
matemáticas.

Partiendo de la problemática entre términos teóricos y observacionales,


estamos en la condición de afirmar que no todo lo teórico es científico.
Que nuestro lenguaje común y cotidiano está lleno de términos teóricos
en el sentido de no referirse a observacionales, a hechos concretos.

En contabilidad se ha entendido, o mejor se intenta proponer una teoría a


partir de la definición de la disciplina, de lo que ésta es y de lo que tiene
de universal y común con respecto a todas las aplicaciones que se hacen
de ella, denominadas sistemas contables. Más exactamente una teoría
general de la contabilidad no es sino “un conjunto de hipótesis sobre lo
que tienen en común todos los sistemas contables. En definitiva, es una
teoría sobre lo que es la contabilidad. Sirve para explicarla, para
descartar sistemas que no son contables, para desarrollar otros que sí lo
son y para predecir el comportamiento de los sistemas contables” (67).

Concebida la teoría como una conformación a partir del examen de todos


los sistemas, y que desde la cual se realizaran investigaciones utilizando
el método deductivo, para la construcción de nuevos sistemas en otros
entornos, los que condicionaran el sistema. Se afirma que para la
construcción del sistema se postulan algunos términos primitivos que son
verdades empíricas de cómo es el entorno en el que va a operar el
sistema; luego se definen los rasgos del mismo, con los objetivos, las
características de la información y los requisitos; finalmente se elaboran
las reglas concretas para la práctica. Esto es lo que se ha denominado el
itinerario lógico deductivo para la construcción de un sistema contable.

El problema se presenta cuando se examinan las dos formas de


construcción de sistemas. ¿Son dos o una sola? Parece que son dos. En
una se deduce de la teoría general, que a su vez es la inducción de los
rasgos característicos de todos los sistemas, en la otra, se deduce a
partir de unos postulados de un solo entorno, ya que la describen
fielmente, y que se obtienen inductivamente.
Son así varios problemas o circularidades que no se niegan, sino que no
se reconocen. Un sistema, o mejor las aplicaciones se deducen de una
teoría general y están condicionadas por el entorno, esto es claro y válido
en la medida que provenga en esa dirección, es decir de arriba hacia
abajo. Pero se dice que la teoría general es un conjunto de hipótesis
sobre lo común de las aplicaciones; entonces se procede de abajo hacia
arriba, pero ya no una sino todas las aplicaciones. Esta circularidad es
similar a la que se presenta con relación a lo teórico y a los hechos. La
diferencia radica en que las aplicaciones son prácticas realizadas en
determinado entorno y lo que se generaliza es eso, las prácticas vistas
como elementos comunes, es decir, se forma la teoría de manera
hipotética definiendo lo que es la contabilidad. Se obtendrá así que las
prácticas comunes a todos los sistemas son la representación de su
entorno, la información proporcionada y en general los medios que son
utilizados para satisfacer los requerimientos del entorno. No se ven
cuáles son los fines para los cuales funciona la contabilidad, sino los
medios que en últimas han sido los mismos desde hace mucho tiempo, y
lo que diferencia a un sistema de otro son los fines que estos persiguen
en cada entorno.

Así las cosas, la teoría general no existe. Si se llegara a construir sería la


contabilidad misma, el significado de ella, y ésta es su objeto y método, a
decir la realidad económica, como susceptible de ser representada, y el
método desarrollado en el ámbito de la técnica. Por estas razones la
teoría general no sería sino la estandarización de formas de
representación de esa realidad económica y el método para procesar la
información.

En la otra forma de construir sistemas, se parte de unos términos


primitivos que describen el entorno en el que va a operar, según esto los
términos primitivos ¿son equivalentes a la teoría general?, acaso ésta no
se construye a partir de los sistemas y luego construye otros.

En general lo que se entiende por teoría puede corresponder con lo que


lingüísticamente significa, en tanto no hace referencia a hechos y
observaciones, y obedece a algo así; pero sí hace referencia explícita a
operaciones que se representan con medios contables, como por
ejemplo el principio de dualidad.
Podemos hablar de teorías en contabilidad como un conjunto de términos
que no hacen referencia a hechos y observaciones como “cuenta” u otros
términos que no podemos observar.

La dificultad que se encuentra es la forma como se ha entendido el


concepto teórico, como un equivalente de científico; pero esto no siempre
es así, porque puede hablarse de teorías tecnológicas operativas, es
decir tienen que ver con la eficiencia práctica, con la utilidad para
satisfacer unos fines específicos, y por lo tanto no son científicas.

Las teorías pueden tener “relevancia para la acción y para que suministre
conocimiento sobre los objetos de la acción, máquinas, por ejemplo, ya
porque se refiere a la acción misma, por ejemplo, a las decisiones que
preceden y guían la manufactura o el uso de máquinas”(68). Estas teorías
son tecnológicas, pero mientras las primeras son aplicaciones de teorías
científicas a situaciones aproximadamente reales, identificadas como
sustantivas; las segundas como operativas se refieren a operaciones de
complejos hombres - máquina, o lo que es lo mismo a operaciones
realizadas para el logro de un fin establecido. Las sustantivas son
directas aplicaciones de teorías científicas puras, las operativas son
construcciones independientes que tienen poco o nada que ver con las
teorías sustantivas.

Las teorías operativas, dice Bunge, hacen escaso uso del conocimiento
suministrado sustantivamente por las ciencias físicas, biológicas, o
sociales, realmente éste no les interesa; utilizan más bien un
conocimiento especializado pero no científico y el suministrado por las
ciencias formales.

Ahora bien, la sistematización de los objetivos que la contabilidad


persigue, corresponden a una teoría tecnológica operativa como el
resultado de una investigación aplicada o derivada de ésta que se realiza
en la economía, como la teoría de la utilidad, del valor, de la decisión y
en otras áreas, como la teoría de juegos y la investigación operacional, al
igual que la teoría de la información y la de las organizaciones. Es claro
así que las denominadas teorías de la agencia, del beneficio verdadero,
de la utilidad de la decisión, la utilidad de la información contable, etc.,
son teorías que se desarrollan en el ámbito operativo, pero no en sentido
estricto, porque en realidad son los fines que persigue, los objetivos que
determinan los medios, y que provienen de investigaciones aplicadas por
parte de la economía, en cuanto ésta construye modelos que pretenden
explicar el comportamiento económico a partir de máximas de acción o
reglas de comportamiento, que como ya sabemos pueden ser
modificadas, y son utilizadas por la técnica, junto con otras que no tienen
fundamento.

La contabilidad es la que utiliza estas reglas y además utiliza otras, para


satisfacer los requerimientos que se le hacen, no los crea ni cambia, solo
los acata. Así se prueba la afirmación que escribiera Vlaeminck, que no
es ambiciosa pero sí sensata, “la contabilidad es indudablemente una
técnica auxiliar de la economía”, no sin aclarar que de acuerdo con esta
“regla tecnológicaÏ” ni siquiera la economía se salva de ser ciencia
aplicada o mejor tecnología, ya que ante todo es de carácter normativo -
analítica.

3.1. ¿Es científica la teoría contable?

Siguiendo el esquema descrito en el capítulo 2, para que una teoría se


considere científica debe reunir una serie de requisitos mínimos, y antes
de eso se constituye como una sistematización de leyes o fórmulas
legaliformes, mediante la cual se puede prever acontecimientos.

Esta concepción de teorías queda descartada para la contabilidad,


primero porque es formulada para las ciencias factuales, las que estudian
hechos, y la contabilidad no se ocupa de hechos. No obstante podría
objetársele que sí se preocupa por el hecho de representar de
determinada forma una actividad, pero bien, esto correspondería a una
sociología de las prácticas contables, que no es contabilidad. Otro
problema es el relacionado con la búsqueda de leyes y su
sistematización en teorías, esto es una característica de las ciencias
naturales y algunas sociales, si se miden de la misma forma. Si en
contabilidad se intenta asumir un estatuto científico como el natural que
es lo que pretende hacer, tiene que recorrer las sendas de las ciencias
nomológicas, lo que ya es demasiado complicado, lo que también resulta
válido para las sociales. Parece absurdo pedir esto, pero solamente se
está exigiendo que se juegue con las mismas reglas, si no puede, pues
estará fuera del juego.

Así las cosas, la contabilidad no puede jugar a formar teorías científicas


al estilo de las ciencias nomológicas, tiene que modificar su mirada hacia
las sociales que no buscan leyes, porque las que lo hacen, caen en la
ciencia aplicada y en la tecnología social, convirtiéndose en normativo
analíticas, descritas por Habermas.
Fundamentalmente se debe tener presente que la contabilidad no tiene
un objeto material o ideal de estudio, se ocupa de representar las
actividades económicas, pero no de ellas mismas, y a partir de esto da
información que es utilizada por quienes se interesan por ella, y de
acuerdo con los fines que debe cumplir, que le vienen dados desde el
sistema para mantener una comunicación que ayuda al buen
funcionamiento de las relaciones económicas, que se presupone se
comportan de acuerdo con una forma de racionalidad tecnológico -
pragmática.

Las construcciones que se realizan en el seno de la contabilidad, son la


organización de las principales características que debe reunir la
información, la descripción clara de cuáles son los objetivos para los
cuales se realiza la contabilidad, generalizar los mejores instrumentos
para desarrollar su actividad de representación, y aun no sale de su
carácter técnico instrumental.

Uno de los principales hitos de la historia de la contabilidad ha sido la


llamada axiomatización o programa de investigación formalizado, que se
supone es el último al que ha llegado la disciplina. Convirtiéndose en el
estandarte de la contabilidad, y como resultado del cientificismo se
construye para demostrar la posible formalización y el consecuente
reconocimiento científico.

Utilizando como referencia la concepción no enunciativa de las teorías


como la expone Stegmüller, consistente en un núcleo lógico - matemático
y una serie de aplicaciones que con unas reglas de transformación son
consecuencia lógica del núcleo, recibirán todo el peso de la
contrastación, llámese verificación o falsación, siendo así el núcleo algo
que no se puede contrastar con la experiencia. El abandono de una
teoría se da como la consecuencia de la acumulación de fallas o
anomalías, pero tal teoría no se rechaza totalmente porque su núcleo es
perfectamente coherente y puede reutilizarse.

Se le propone a esta concepción de teorías unas modificaciones para ser


utilizada validamente en la contabilidad haciendo alusión a que “la
orientación (a fines específicos) de todas las ciencias aplicadas crea un
problema metodológico que aún no se encuentra suficientemente
explorado (por ejemplo, en lugar de la “ley fundamental”, el “propósito”
(fin específico) se desempeñaría como el núcleo invariable de una red de
teorías...” (69).

Con esta afirmación se sentencia a la contabilidad no a ciencia aplicada,


sino a técnica, debido a la justificación y reconocimiento de los fines
específicos que ésta tiene como propósito y que persigue. Los fines son
claramente construidos desde fuera como se puede apreciar en las tres
tradiciones propuestas por Mattessich, esto aludiendo solo a él, porque
en los demás puede verse lo mismo.

Son dos preocupaciones fundamentales en el intento de axiomatización


según Tua(70):
i Un marco axiomático o semiaxiomático que proporcione las bases
comunes para todas las aplicaciones.

ii Formular supuestos que estén desvinculados de los fines específicos


de cada sistema, y que forman las hipótesis básicas sobre las que se
sustenta la teoría general.

Encontramos una contradicción porque el primero dice que el núcleo de


la teoría es el fin específico, el segundo nos dice que los fines son la
parte periférica. Puede existir malinterpretación por parte del segundo.
No obstante la misma interpretación la hace Cañibano(71) cuando afirma
que “en términos de nuestra ciencia, las premisas y supuestos básicos
de la teoría de la contabilidad son comunes a todos los sistemas
contables, mientras que las premisas auxiliares o hipótesis específicas
responden a los objetivos perseguidos por un modelo específico”.
Claramente es la misma. Inclinémonos a pensar, o mejor a creerle a
Mattessich, quien hace su afirmación mucho después que Cañibano y
muy posiblemente Tua se fundamentó en los planteamientos de este
último, aunque escribió después que el primero.

Lo importante es que una teoría axiomática en general se entiende como


“un tejido que cuelga de sus supuestos iniciales. Estos supuestos son un
manojo de fórmulas relativamente ricas y precisas (proposiciones y/o
funciones proposicionales), llamadas axiomas o postulados, que
satisfacen la condición de unidad conceptual. Por debajo de los axiomas
se encuentran todas las demás hipótesis de la teoría, que se llaman
teoremas...”(72) éste es el núcleo central de la teoría, pero es cerrado, lo
que no permite introducir hipótesis especiales o subsidiarias, que están
referidas a algún tema factual, no resultando aptos para lo que fueron
propuestas, siendo así más conveniente una semiaxiomatización, que es
un conjunto abierto, permisivo con las hipótesis subsidiarias.

(***) Términos primitivos


1. Número: elementos del cuerpo de números reales.
2. Valor: número que expresa una preferencia real o supuesta.
3. Unidad monetaria: base de un sistema monetario real o ficticio.
4. Intervalo de tiempo (fecha): momento del tiempo que se desea
registrar.
5. Objetos económicos: activo y pasivo (riqueza) perteneciente a una
persona u otra unidad económica.
6. Sujetos económicos: personas físicas, jurídicas o grupos de ellas que
llevan a cabo actividades económicas.
7. Conjunto: colección de objetos, sujetos o sucesos.
8. Relaciones: subconjunto del producto cartesiano de dos o más
conjuntos.
Supuestos básicos
1. Existe un sistema numérico para expresar o medir preferencias
(valores) en forma de cantidades monetarias o no monetarias.
2. Existe un sistema numérico para ordenar, adicionar y medir intervalos
de tiempo.
3. Existe un conjunto de objetos económicos (activos y pasivos) cuyas
características (valor, cantidad, número, etc.) son susceptibles de
cambio.
4. Existe un conjunto de sujetos económicos (personas físicas, jurídicas y
grupos) que poseen, deben o controlan objetos económicos y tienen
derecho a expresar sus preferencias acerca de ellos.
5. Existe al menos una unidad o entidad económica (compuesta por
sujetos y objetos económicos) cuya riqueza y cambios en la misma van a
ser descritos.
6. Existe un conjunto de relaciones denominado “estructura de la unidad”
(esta estructura es representada por un sistema jerarquizado de clases,
llamadas cuentas).
7. Existe una serie de fenómenos (reflejados en forma de operaciones)
llamados transacciones, las cuales cambian la estructura y composición
de los objetos económicos.
8. Cada transacción T, que va a ser reflejada en el sistema de cuentas
(transacción contable), atribuye un valor (v ij ) a un vector tridimensional,
formado por la cuenta que va a ser abonada a i (valor negativo), la cuenta
que va a ser cargada a j (valor positivo) y un intervalo de tiempo

9. Para cada cuenta ai (i = 1, ..., y) es posible en cualquier momento (por


ejemplo, después del transcurso de un período de tiempo ps >= 0)
realizar una operación B llamada saldar. Esta operación atribuye un valor
vi a la cuenta ai (i = 1, ..., y), que es determinado por adición lineal de
todos los valores positivos y negativos registrados desde el comienzo al
final del período p s .

10. Existen unos objetivos específicos o necesidades de información


dadas, las cuales deben ser cubiertas por un concreto sistema contable.
La elección de reglas contables (hipótesis específicas) (ver puntos del 1
al 19) depende del propósito o necesidad señalados.

11. Existe un conjunto de reglas alternativas (hipótesis específicas) que


determinan que valores deben ser adscritos a una transacción.

12. Existe un conjunto de reglas alternativas que determinan los valores


de reembolso de las obligaciones monetarias.

13. Existe un conjunto de reglas alternativas que determinan si una


transacción:
(I)modifica los resultados (y, consecuentemente, el neto) de una entidad, o
(II)modifica el neto, pero no los resultados de la unidad económica, o
(III)no altera el neto (y, por lo tanto, tampoco los resultados) de la entidad.
14. Existe un conjunto de reglas alternativas que determinan el sistema
de clasificación de cuentas.

15. Existe un conjunto de reglas alternativas que determinan los datos de


entrada y el grado de agregación de estos datos.

16. Existe un conjunto de reglas alternativas que determinan la duración


esperada de la unidad económica y la duración de los períodos
contables.

17. Existe un conjunto de reglas alternativas que determinan si y cuando


un suceso económico provoca una transacción contable (por ejemplo, la
operación T).

18. Existe un conjunto de reglas alternativas que determinan la


distribución de los valores entre las subentidades.

19. Existe un conjunto de reglas alternativas que expresan las


condiciones bajo las cuales dos o más entidades deben ser consolidadas
en una superentidad. Tomado de Mattessich, R. En: Cañibano, L. Op.
cit., pp. 53 y ss.

Según la propuesta de Mattessich(***) se inicia con los términos


primitivos, los cuales son símbolos no definidos que servirán para la
construcción lógico-matemática. Los componentes formales o no
empíricos de una teoría factual, como aparentemente es la de
Mattessich, tienen que encontrarse entre los presupuestos y en las
definiciones, en los demás componentes hay contenido factual directo o
indirecto. Si bien en las primitivas hay contenido factual este no debe
tener una significación operacional, es decir observable o medible.

Con este criterio, dos de los ocho primitivos que propone Mattessich(74) no
lo son, a decir: objetos económicos y sujetos económicos. Ahora bien, los
de número, valor, unidad monetaria, intervalo de tiempo, conjunto y
relaciones son claramente términos primitivos, que dan cuenta o hacen
referencia al carácter de la teoría, y tienen una mayor abstracción.
Igualmente se formulan 19 supuestos básicos o axiomas que son
fórmulas o hipótesis no demostradas, pero que sirven de sustento o que
permiten demostrar otras que sí están convalidadas por la experiencia,
claramente estos axiomas si son demostrados por la experiencia,
dejando ver su no carácter de axiomas.

Una teoría para que sea adecuada en sus propósitos tiene según Bunge
unos requisitos sintácticos básicos, los cuales son: consistencia interna,
es decir que no se autocontradiga; consistencia externa como la
consistencia con toda teoría no rival del mismo campo; la independencia
de las primitivas, o sea que no sean definibles entre sí; y la
independencia entre los axiomas o supuestos iniciales básicos, que no
es más que los miembros no sean intertraducibles, o sea que ninguno de
ellos es derivable de los demás. En cuanto a lo semántico deben tener
una conexión conceptual, es decir que hay elementos o conceptos que
los relacionan entre sí(****).

Si bien las ocho primitivas son consistentes interna y externamente, la


independencia entre las mismas no existe, en cuanto el supuesto
primero, de número, es independiente de los demás siete, pero estos
últimos dependen enteramente del primero. Se debe a una mala
formulación, en el sentido que este primitivo en realidad es un
presupuesto, al igual que la lógica. Del lado de los supuestos básicos o
los axiomas, tampoco existe una independencia entre ellos. A simple
vista un axioma es el resultado de la existencia de otro, o mejor el uno es
consecuencia directa del otro, lo que los hace dependientes. Por ejemplo
los supuestos 3 y 4, que a su vez son exactamente los mismos primitivos
5 y 6. Haciendo una prueba sintáctica de independencia, el supuesto 4
depende del 3, si el uno se reinterpreta, afecta al otro simultáneamente, y
muchos otros dentro de los 19 que se comportan igual.

Estos axiomas están tan cercanos a la descripción operativa de la


actividad contable, que no se catalogarían ni siquiera como teoremas, ya
que estos son las consecuencias lógicas de los supuestos y sí pueden
ser demostrados. En sentido estricto no son axiomas, porque estos son
verdades aceptadas lógicamente por su demostración clara y
autoevidente, y sí son solamente supuestos que les da el carácter de
cambiantes, de no definitivos, por tal razón no deben denominarse
axiomatización. Si no hay axiomas, o en este caso supuestos, no hay
teoremas que se deduzcan de ellos.

Los supuestos que se exponen en este intento de formalización, no son


más que la descripción de las características necesarias, y los
instrumentos pertinentes para el buen desarrollo de la actividad contable
en un entorno definido, que no implican generalidad, predicción,
explicación de un hecho, aun cuando se sabe que no se ocupa de
hechos. Son solo normas para la práctica, ya que no difieren de los
principios prescritos por las instituciones que guían el quehacer contable.
En el mejor de los casos explica las prácticas contables en general, pero
¿esto es teoría contable?

A este respecto solo resta decir que la “matematización asegura la


validez de las derivaciones y permite una comprobación fácil y cómoda
de las mismas. Pero los axiomas pueden ser falsos aunque estén
formulados impecablemente; e incluso, hablando estrictamente, son
necesariamente falsos, puesto que se refieren a un modelo altamente
idealizado”(75) o de igual manera no hay claridad en los conceptos, y se
asumen unos como de cierta categoría, cuando no lo son. Esto
demuestra una vez más que todo el aparato de las ciencias físico -
naturales, utilizado ciegamente no contribuye con el crecimiento de la
contabilidad. Se hace parte de un sistema ideológico científico que para
muchos no se ve, pero que invade violentamente los diferentes juegos
lingüísticos.

a. Lo normativo y lo positivo

El debate milenario entre la descripción y la prescripción ha tocado


también las puertas de la contabilidad, aunque si observamos bien, en la
técnica este debate no es relevante, porque allí no existe la preocupación
por explicar un objeto concreto, sino por llegar a un fin establecido. No se
podría hablar o involucrarse en el debate, cuando la investigación que se
realiza está dirigida a los medios para representar una realidad
económica.

Desde un punto de vista positivo la contabilidad tendría como función


“explicar y predecir la práctica contable... explicar por qué ciertas firmas
usan el método UEPS... la teoría predice los fenómenos contables no
observados [que] no son necesariamente fenómenos futuros”(76). Describe
las prácticas que se realizan en un determinado momento tal como se
presentan. Desde el punto normativo tendríamos que acudir a la
formulación de normas o prescripciones para la práctica a partir de los
objetivos que se persiguen.

Ni la una ni la otra son posiciones que correspondan a estos dos


enfoques en un sentido estricto, ya que la una pretende explicar cómo
son las prácticas, pero esta circunstancia no es del tipo positivo, debido
al carácter puramente inventarial que hace, además no muestra una
realidad objetiva, como lo pretenden hacer las teorías positivas en
sentido estricto, como las de las ciencias naturales. No explica nada, solo
dice qué instrumentos se utilizan y qué reacciones se tienen frente a ello,
y dependen enteramente de normas o máximas de acción, acercándose
al modelo de caja negra.

Al preguntarse el porqué de las prácticas, se topa con los objetivos que


se persiguen con éstas, y a partir de ahí establece características sobre
quienes realizan determinadas prácticas, según la cual se forma una
regla o regularidad, la que permite predecir. Ahora bien lo positivo se
convierte ahora en normativo, en el sentido de ser un modelo derivado de
unas máximas de acción y decisión, ya que quienes tienen determinadas
características realizarán unas prácticas que satisfagan sus objetivos, y
en esta medida se establece qué consecuencias tendrá.

La propuesta positiva tiene una clara influencia de la economía. No es


positiva, porque no predice de acuerdo con leyes de comportamiento,
que no existen, y que no son objeto de la contabilidad, sino es normativa,
ya que si bien no prescribe directamente prácticas, sí prescribe formas
de conducta determinadas para poder predecir, o las supone, que es lo
mismo.

El enfoque normativo podría considerarse más adecuado, al reconocer


que ante todo se trata de una actividad regulada por el hombre y que
tiene unos objetivos o fines, que involucran intereses. Así las cosas, se
formulan los mejores medios para la consecución de ese fin dado. Con
esta propuesta no se estudia una situación inicial, sino las prácticas más
eficientes para el fin perseguido, se elige entre ellas y se ponen en
práctica, o mejor se dice cuál debe ser utilizada y jamás se pregunta o
cuestiona el fin, porque la supuesta realidad económica lo da.

Es necesario, como consecuencia directa de lo anterior, aclarar que el


enfoque positivo, no corresponde al objeto de la contabilidad, no lo
modifica, no lo utiliza en sí mismo. Lo que se hace no es más que
ocuparse de un objeto diferente al de la contabilidad. Es el
comportamiento de los usuarios de la información frente al estímulo de la
misma. Entonces explica comportamientos, ya sea en forma de razones
para la puesta en práctica de instrumentos o como el establecimiento de
vínculos entre usuarios y prácticas o instrumentos, para afirmar luego
que siempre lo uno conduce a lo otro, y así según esto predecir. Este
criterio de investigación no corresponde a lo contable, y sí más bien a las
teorías de la decisión, de la información o a las conductuales ¿será
acaso lo mismo indagar por la estructura del átomo, que indagar por
como repercutieron estas indagaciones en la sociedad? Son dos objetos
diferentes que no excluyen la interdisciplinariedad.

En lo referente a las teorías o enfoques normativos, lo son únicamente


de los medios, mas no de los fines dados, que no son inmutables, ya que
son también normas para el mantenimiento de unas instituciones creadas
por hombres determinados. No obstante esta visión de la investigación
contable repercute directamente sobre su objeto y es legítima en el
sentido de ser coherente con su razón de ser; lo que no la desvincula de
su instrumentalización.

b. Sobre la investigación a priori y empírica

La investigación a priori entendida por Tua(77) como la formulación de


“teorías e hipótesis, tratando de formalizar (es decir, de explicar de
manera rigurosa) el conocimiento contable. Validamos estas teorías
mediante su congruencia interna, y a través de su capacidad explicativa y
predictiva”. No es más que la construcción lógica de medios, pero no
científicamente, para regular una práctica, se atiende principalmente a
los objetivos perseguidos y se edifica el instrumental necesario.

De otro lado, la investigación empírica como el mirar hacia un nuevo


objetivo, ya no el de “la medición del beneficio” sino el del “suministro de
información útil al usuario”. Se da un giro no en la investigación, sino en
los objetivos que ésta persigue, se entra a verificar el cumplimiento de los
objetivos, mediante la observación del comportamiento, o de la incidencia
que tiene la información elaborada en quienes la utilizan. La situación no
cambia en mucho. El cambio en el fin trajo consigo el nuevo requisito; ya
que si el paradigma de la utilidad, que no es tal, para poder identificarse
así, necesita verificar que los fines que buscan se logran, si realmente
está cumpliendo con lo que se propuso. Observa a los usuarios y juzga
su efectividad, pero no los fines. Es pertinente también aclarar que la
investigación empírica es una hija del cambio de objetivo, que no se
adscribe en la llamada investigación científica, y que como tal depende
de éste, cambiando cuando este lo haga.

Se hace necesaria la verificación porque existe una evidente


direccionalidad en la elaboración de la información, que es la
representación dirigida hacia algo. Esta investigación empírica como
resultado de esa direccionalidad, existe en la medida en que debe jugar
con la información primaria, debe representarla de cierta forma y no de
otra, para que cumpla con su objetivo.

Con la investigación empírica, se legitiman aun más abiertamente las


instituciones y la forma de racionalidad que imperan en un estadio social.
Los fines que persiguen y que intenta verificar, dependen de esa forma
de racionalidad, hay verificación de logros si la información es coherente
con esa racionalidad. La contabilidad verdaderamente útil es la que no se
elabora para que sea útil a alguien, sus fines o intereses deben ser
intrínsecos, pero no cognoscitivos.

4. De las propuestas naturales a las contables

La revolucionaria formulación que hizo Thomas Kuhn, haciendo


referencia a la evolución y dinámica de la ciencia ha contribuido a aclarar
varios aspectos relacionados con el conocimiento científico. El
irracionalismo de la ciencia, la cual levantó mucho polvo, pone en
evidencia no el carácter irracional, sino la circunstancia de ese
conocimiento, que hay que comenzar por reconocer.

La descripción histórica que hace Kuhn de la ciencia en su dinámica, ha


proporcionado elementos para la mejor comprensión de cada ciencia. No
obstante recordemos que este planteamiento se hizo a partir de la
historia y desarrollo de las ciencias físico - naturales. ¿Hasta qué punto
es lícito implementar su concepción en las ciencias sociales?

Si la objetividad en ciencias naturales es difícil de establecer, mucho más


en las sociales que identifican al objeto con el sujeto, por lo tanto toda
descripción o explicación del mundo social, no es neutral
valorativamente, en tanto resultado del pensar del hombre sobre el
hombre. Esto es claro. Habrá tantas explicaciones del mundo social,
como valores haya. Ya que la descripción que se haga será de acuerdo
como se encuentre el investigador estructurado valorativamente;
estructura fijada por la ideología dominante. Se observan así tantos
paradigmas como ideologías hay. Por estos motivos es que en las
ciencias sociales se habla de ciencias multiparadigmáticas, es más difícil
unificar una visión del mundo cuando las perspectivas frente a él son tan
diversas. No obstante si la ciencia social es exclusivamente descriptiva o
conductista sí podría hablarse de un paradigma, en cuanto se ve al
hombre como una cosa que reacciona frente a estímulos.

El cambio en la ciencia depende, de acuerdo con Kuhn, de la posición o


la legitimación que tenga el paradigma o la teoría reconocida
comunicativamente. Si falla en su función, habrá otro que la reemplace y
prevalezca sirviendo como una nueva visión que proporciona problemas
y soluciones. Se presenta crisis cuando el número de anomalías, de
cuestiones no satisfechas, se acumula y las explicaciones ya no pueden
ser válidas en su totalidad, lo no explicado se explica con hipótesis ad
hoc, pero la marcha de las investigaciones extraordinarias generan una
nueva teoría y unos nuevos métodos, es pues la revolución científica.

Viendo la naturaleza de los objetos de estudio, en las ciencias naturales


los cambios sí se presentan por una anomalía o una acumulación de
ellas, es decir por una refutación, ya que los hechos no obedecieron a
como la teoría lo previó.

Ahora bien, en las ciencias sociales, desde un enfoque ya sea empírico -


analítico o conductista o uno normativo - analítico, las anomalías no
existen, en tanto pueden ser siempre explicadas en el sentido de no
encontrarse el objeto en las condiciones que se requieren para que
reaccione de determinada forma frente a un estímulo igualmente
previsto, ya que el objeto se afecta por la acción del sujeto, esto en el
primer enfoque; en el segundo es aun más evidente, porque un hecho
que se salga del modelo propuesto, como anomalía no existe, porque es
explicado como un comportamiento fuera de las máximas de acción y
decisión. En esta forma no hay anomalías, por lo tanto y sobre todo en
las ciencias normativo - analíticas no hay revoluciones científicas ni
cambios de paradigmas, solo son juegos que siempre se cumplirán,
porque parten de supuestos y si estos no se cumplen, no entran en el
campo de ese modelo - teoría, por ejemplo la economía. Y recordando
que una ley de la naturaleza no se puede violar, las teorías que enuncian
leyes y son anómalas están violando esa ley, por lo tanto no son
adecuadas y son abandonadas; en el caso de una norma, solo se está
violando, y esta sí se puede violar, y las teorías referidas a ellas
continúan, siempre y cuando las máximas se cumplan.

4.1. Los paradigmas en contabilidad

En contabilidad se han introducido estos conceptos para identificar unas


tendencias que se cree siguen ésta misma dinámica. Es pertinente que
un paradigma en sentido de teoría que está reconocida y llena las
expectativas, ya sea en forma enunciativa o no enunciativa, no es del tipo
de teoría que se encuentre en contabilidad. Ya sea en el uno o en el otro,
las teorías son hipótesis bien confirmadas o aún no falseadas, de objetos
del mundo, naturales o sociales, hechos en concreto. Como hemos visto
la contabilidad no explica un hecho concreto, sino lo representa; la
diferencia está en que cuando se explica algo se buscan las causas para
que sea así, se intenta conocerlo en su naturaleza e interacción con su
entorno. En cambio cuando se representa se está informando cómo se
manifiesta ese hecho, sin preguntarnos a qué obedece. Es como una
fotografía que no revela la parte interna de cada imagen, la voz de los
hombres, su pensamiento y sus sentimientos. Nos muestra lo externo, lo
superficial y lo que todos ven.

De otro lado las teorías, en sus dos concepciones, resultan de la


sistematización y conjunción de leyes. La contabilidad no busca leyes,
por lo tanto sus teorías no se parecen en nada a éstas; más bien son un
conjunto de instrumentos derivados de la utilidad práctica que presenta y
que están dirigidos al logro de unos fines que le son impuestos, que
dependen de las necesidades que tenga el sistema, entonces dicta los
fines y la contabilidad se dirige a conseguirlos.

Así las cosas, se dice que hay un paradigma del beneficio - verdadero,
deductivo, de la utilidad en la decisión, de la teoría de la agencia,
etc.,(78) que no son tales, sino que son las guías que se tienen para la
presentación de la información, no son teorías que a partir de ellas se
explique una realidad, que puedan verificarse. Son todos normativos, ya
que se formulan para el logro de unas expectativas, unos objetivos
requeridos para el mantenimiento de unas relaciones contractuales, para
la construcción de teorías que resulta paradójico, porque partimos de un
paradigma, de una teoría contable, para intentar formar otra; o para la
utilización de la información que contribuye al mantenimiento del sistema
económico - político.

Veamos que el llamado paradigma de la utilidad, que es el que más ha


sobresalido no tiene tal categoría. Se entiende por éste a la tendencia
“que orienta el contenido de los estados financieros a las necesidades
del usuario, asumiendo que su principal requerimiento es el apoyo
informativo adecuado a la toma de decisiones”(79). Se dice que ha
transformado radicalmente la disciplina, cuando antes se centraba en
una “verdad única”, ahora tiende a encontrar una verdad orientada al
usuario, que pretende y persigue proporcionar la mayor utilidad posible
en la toma de decisiones”(80). Su interés ahora, o mejor el objetivo que la
motiva, no es el de presentar informes tanto para la gerencia como para
los acreedores, sino más bien suministrarlas con miras a las necesidades
de información por parte de los inversionistas y accionistas.

Se ubican como causas, la gran depresión acaecida en los EE.UU en la


década de los veinte y primeros años treinta, es decir el caos bursátil. El
paradigma de utilidad surgió como una solución a la problemática
suscitada en los mercados de valores, no como una competencia entre
paradigmas. Las anomalías podrían identificarse como la insuficiencia
para saber y conocer el estado de las entidades, provocando así el caos
accionario. La anomalía no corresponde a la contabilidad, se inserta en la
conducta de los agentes que la utilizan, su reacción frente a la baja de
precios de las acciones, la inseguridad de poder obtener ganancias con
unos títulos que no eran rentables. Esto es una anomalía en el
comportamiento económico, no en la información que se suministra; que
si bien incide en el comportamiento, éste no depende de ella en cuanto a
lo contable se refiere. No fue propiamente una anomalía, porque no
existía ninguna teoría que intentara dar explicación a la conducta de los
agentes frente a la información contable, que para ésta si se hubiera
constituido en una anomalía. Lo que había en ese momento era una
serie de medios e instrumentos para ejercer control sobre las
transacciones económicas de los agentes y no tenía nada que ver con la
conducta de estos. Era y seguía siendo la técnica de representar
actividades de tipo económico.

Esto muestra que los cambios en los objetivos o fines de la contabilidad


le son dados e impuestos desde otras esferas, a decir la economía. Se
requería que los accionistas e inversionistas no se asustaran y salieran
corriendo a suicidarse o a guardar su dinero debajo de su almohada; la
contabilidad debía darles seguridad informativa sobre las compañías más
rentables para invertir, y se le exigió eso. ¿Cuál realidad representa? ¿la
que necesitan determinados agentes? ¿la realidad de la compañía más
rentable, cuando las técnicas e instrumentos contables pueden mostrar
los que se quiera? Tal vez esa realidad mañana no sea la misma.

Una anomalía provoca la crisis y la investigación extraordinaria, luego se


construye la nueva teoría o el nuevo paradigma ya sea como un
competidor, o como uno emergido del anterior. No hay competencia,
simplemente en nuestro ejemplo hay un ajuste en las técnicas e
instrumentos para obtener otro resultado que satisfaga el nuevo fin.

En la misma dirección la transición de un paradigma a otro es un paso


grande, hasta el punto de llegar a cambiar métodos, técnicas e
instrumentos, lo que jamás ha sucedido en contabilidad. Desde Lucas
Pacciolo, como el primero que publicó las técnicas realizadas en su
época teniendo como criterio la partida doble, no se ha conocido cambio
alguno, aunque se afirme que las nuevas tendencias como la
representación por medio de grafos, matricial, etc. Intentan suplantar la
partida doble, cuando se crean con base en ella o son lo mismo, pero
expresado en otra forma.

La formulación hecha por Kuhn la hizo pensando en la física y todas las


ciencias naturales, supongo que jamás se imaginó que fuera a ser
utilizada en el ámbito de la técnica. En tanto no puede darse una
aplicación en las ciencias sociales, que es muy difícil, por lo menos en
sentido estricto, mucho menos podría implementarse en la contabilidad.

Un paradigma científico es lo que comparten una comunidad científica, el


conjunto de personas dedicadas a la ciencia que tienen una formación
similar, esto presupone la ciencia. Preguntémonos ¿si no hay ciencia
puede existir todo esto? Será que la terquedad de los que escriben “de”
contabilidad los seguirá induciendo a seguir utilizando todos estos
conceptos. Es pues muy difícil luchar contra una ideología que se
legitima cada vez más, a decir, la científica, y la contabilidad no escapa a
ello.

4.2. Los programas de investigación en contabilidad

Al igual que con las ideas de Kuhn, las de Lakatos han sido estudiadas y
utilizadas para propósitos de entender el desarrollo de la contabilidad a
través de la historia. En esta dirección es que Cañibano(81) y Mattessich(82),
entre otros han asumido tareas como éstas y han identificado tres
programas de investigación cada uno.

En primer lugar Cañibano habla de los programas de investigación


legalista, económico y formalizado. Por el primero se entiende que “toda
representación y valoración contable ha de estar sustentada sobre
hechos o sucesos que, a efectos legales, pueden ser considerados como
prueba, ya que lo que prima, la expresión del patrimonio en términos
cuantitativos, no puede apartarse del concepto jurídico del mismo, en
tanto la finalidad atribuida a la información contable consista en la
presentación de unos datos que sirvan de garantías a terceras
personas”(83).

Se destaca que la finalidad de la contabilidad es mostrar el carácter


jurídico que poseen las transacciones de tipo económico, a decir
obligaciones y derechos. Continúa este autor afirmando que debido a la
fuerte inflación que se presentó en Alemania al finalizar la Primera
Guerra Mundial, fue pertinente que la contabilidad diera un giro hacia la
realidad de sus cifras, hacia unos resultados que respondan a principios
económicos, este es el programa de investigación económico; el
programa formalizado surge con el triunfo de la Segunda Guerra Mundial
y con el amplio desarrollo de la informática y la cibernética, poniendo en
evidencia la falta de rigurosidad en los planteamientos contables; es de
este modo como se hicieron intentos dirigidos hacia la formalización y la
axiomatización de la contabilidad, se trataba entonces de “reducir sus
proposiciones a cálculos lógicos o matemáticos, para en virtud de las
reglas inferenciales llegar a unos resultados capaces de ser interpretados
semánticamente, y cuyo contraste con la realidad irá elevando, de día en
día, su potencialidad explicativa y predictiva”(84).

Con esta perspectiva, los programas expuestos están fijados en función


del requerimiento que se le hace a la contabilidad, es decir, del fin que se
le asigna por parte de su entorno que cambia. Así y de este modo, los
cambios no surgen como el resultado de una anomalía en el sistema que
se utiliza para representar una realidad, sino como un nuevo
requerimiento, un cambio del objetivo que se persigue con la
contabilidad.

Estos cambios no son del tipo de una revolución científica, ni mucho


menos de una competencia entre programas de investigación, ya que
estos se sustentan en teorías científicas con las características ya
aludidas, no sin reconocer que la concepción que Lakatos tiene de las
teorías científicas es la enunciativa, lo que presupondría un núcleo
enunciativo y un conjunto de aplicaciones que son las que reciben los
golpes de las adversidades provenientes de la realidad. Este instrumental
no existe en ninguno de los supuestos programas. Así creemos que en
sentido estricto no puede darse aplicación a esta metodología. Los
experimentos cruciales o las anomalías no pertenecen al campo de la
contabilidad, porque ésta obedece a una racionalidad técnica y por lo
tanto es instrumental. Así las cosas, lo que genera los cambios una vez
más en la contabilidad, son los cambios en los fines y objetivos que se le
imponen desde arriba, o sea de su entorno económico, con todo su
aparato ideológico.

Se puede identificar entonces que una situación en la que toda una


construcción conceptual y teórica no logre explicar el aspecto de la
realidad que se ha impuesto ella misma, es una anomalía, como reacción
a ello se toma el rumbo hacia otra teoría que sí es capaz, y por lo tanto
es mejor. Otra situación es la que sucede cuando en un área del saber,
en este caso la contabilidad, se presenta un problema en su objeto, a
decir, representar la realidad económica, cuando no se logra hacerlo a
cabalidad y con precisión, porque esa realidad ha mutado, ha sufrido una
serie de cambios que no se relacionan directamente con la contabilidad,
o mejor que no dependen de ésta. Si comprendemos que las anomalías
se presentaron en la realidad económica y no en la representación de
ella, podremos ver que la dependencia es evidente, en lo que se refiere a
la exigencia, o mejor al objeto de la contabilidad. De este modo ni las
anomalías, ni los cambios que generan, ya sean vistos como paradigmas
o como programas de investigación no se dan al interior de la
contabilidad, y repercuten en ésta como una réplica de las nuevas
necesidades de su entorno, el económico. De ninguna manera es un
problema en una de las varias formas en que se representa la realidad
económica, sino más bien la realidad misma concebida en determinado
sentido. Una vez más se muestra que la realidad económica es social y
que en cuanto social es demasiado compleja para reducirla a una teoría
o modelo que solo será un instrumento heurístico para explicarla, pero
que no garantiza absolutez.

Centrémonos ahora en el programa formalizado, debido a su importancia


en el sentido de ubicarse como el único de los tres que tiene un
instrumental lógico - sintáctico. Lo que no garantiza su justeza con el
planteamiento lakatosiano, porque la formalización que es vista como
axiomatización no se reduce a esto. Pero bien, ésta parte de unos
axiomas o postulados que no están demostrados, pero que permite
demostrar otros. Ahora bien los postulados y supuestos de que hablan
Moonitz y Mattessich respectivamente(85) en su enfoque axiomático, son
resultado de la costumbre y de la descripción del entorno económico en
el que se encuentra inmersa la contabilidad, y básicamente se
construyen bajo el tipo de racionalidad económica capitalista, y para la
consecución de los fines que esta demanda, por tal motivo si puede
existir una consistencia formal y material en los medios que utiliza la
contabilidad para sus propósitos, no saliéndose de la esfera de lo técnico
instrumental.

La propuesta de Lakatos, es eso, una propuesta, y la vemos así, es decir


tiene un carácter normativo, es una metodología propuesta, al igual que
las de Bunge y Stegmüller. En reacción a ello u obedeciendo a este
enfoque la contabilidad ha asumido ese papel, y construye en la medida
de lo posible sus programas; entonces se dice cómo se debe hacer
ciencia, en este caso construyendo teorías de tipo enunciativo y con
hipótesis auxiliares que la protejan de las anomalías. De otro lado
Stegmüller no concibe a las teorías como hipótesis, en palabras de él
“una teoría no es una hipótesis ni está compuesta de hipótesis (non-
statement-view)”(86). Por su parte Bunge la concibe como enunciativa,
como la construcción de hipótesis a partir de leyes bien confirmadas que
las conforman.

No obstante la divergencia de las concepciones, una en sentido


prescriptivo y la otra aparentemente descriptivo, se pretende abordarlas
eclécticamente, como se podría inferir de afirmaciones como: “... sigue
siendo posible adscribir, siempre con cautelas, los nuevos avances
teóricos de la ciencia contable, a nuestros paradigmas de partida,
teniendo en cuenta, eso sí, que un programa de investigación contable
hoy es más una familia de programas, de áreas, de redes, de tradiciones
de investigación de lo que estrictamente era en los inicios de los años
70’s...”(87) o igualmente cuando se afirma que “si los filósofos tuvieran
éxito en la búsqueda de un fundamento común considerando redes
teóricas o tradiciones investigativas, la nueva metodología tendría
mayores oportunidades de ser aceptada y aplicada por científicos
empíricos(*****)”(88).

Lo que se interpreta claramente es que no hay un claro entendimiento de


las implicaciones que tiene el asumir esta clase de propuestas, teniendo
que reformularlas, involucrando posturas eclécticas o equivalencias que
en un lenguaje común pueden aceptarse, pero científicamente, o sea
formal y materialmente no. Del mismo modo se está a la expectativa de
cómo avanza la epistemología, la lógica y la metodología de la ciencia
físico - matemática, para copiarla sin la revisión del pasado y el devenir
de la contabilidad, como el dios que dicta normas, para intentar
cumplirlas, cuando no se es hijo de ese dios.

a. El salvavidas: eclecticismo
Llegamos al reconocimiento de algunas inconsistencias, sobre todo a la
no aplicabilidad de la historia de la contabilidad con la propuesta de las
reconstrucciones racionales hechas por los filósofos de la ciencia para la
estructura y dinámica de las teorías en las ciencias físico - naturales. ¡Era
previsible!

En contabilidad los cambios en las concepciones teóricas, no son del tipo


de llamarse revoluciones o cambios en los programas de investigación,
como ya se dijo con anterioridad, su evolución es de otro tipo. Se pueden
encontrar prácticas o formas de representación que no han variado en lo
más mínimo, como el algoritmo de la partida doble y la teneduría de
libros que se basa en éste, lo único que presenta cambios es el objetivo
o el fin que a ésta se le asigna, variando o enfatizándose en las mismas
prácticas o medios, jugando con ellos, pero no cambiándolos. No
obstante continúan hablando de paradigmas, programas de
investigación, redes de teorías o campos de investigación, pero ahora
con el

reciente desarrollo de la contabilidad podría entenderse mejor si se organizan los


paradigmas de Butterworth en un pequeño número de tradiciones de investigativas y redes
teóricas. Esta es la más nueva tendencia metodológica y consiste en reconocer que más
allá de teorías específicas y paradigmas existe una estructura más genérica y unificadora
revelando la invariabilidad de una determinada tradición en la investigación (89).

A partir del enfoque de Stegmüller, en contabilidad se busca la


formalización, como lo pretenden Mattessich y Tua. Así veremos que se
han planteado tres tradiciones investigativas, las cuales se vinculan a las
concepciones de la ciencia aplicada que según Mattessich es la
contabilidad, y que en lugar de la ley fundamental de los estructuralistas,
se debe asumir una función primaria con algunos principios básicos.

Por un lado el aseverar que la contabilidad es una ciencia aplicada, se


asume que hay una o varias ciencias puras que le permiten existir y de
donde toma el conocimiento para ser aplicada. Bajo ciencia aplicada se
encuentra la tecnología y en ésta advertimos no se ubica la contabilidad,
en tanto no tiene una determinación directa y autónoma de los fines,
reduciéndose únicamente a la búsqueda de los mejores medios. ¿Cuáles
son las ciencias puras que nutren a la contabilidad? ¿Acaso es la
matemática, la lógica, la física, la química o la biología; o tal vez la
sociología, la historia, la psicología, la lingüística o la economía?
La contabilidad utiliza o aplica tanto de estas ciencias en sentido puro,
como cualquier otro campo del saber, destacando que solamente la
economía si es que existe en sentido puro, le dicta y le brinda el
conocimiento necesario para que opere; pero esto no es así, en la
economía existen las dos dimensiones, la pura y la aplicada, y esta
última no tiene mucho que ver con la contabilidad, por tal razón es que
cumple con una función técnica en pro de unos fines específicos que sí le
vienen dados de la economía, en tanto necesarios para el buen
funcionamiento del sistema económico.

Es entonces una red de teorías, cada una de ellas tendría una función
primaria, en la tradición Nº 1 denominada programa de gerencia, esta es
“la supervisión del principal sobre la dirección”; en la tradición o programa
de investigación Nº 2, correspondiente a la “valuación - inversión”
asignándosele la función de la “aproximadamente correcta valuación
económica de recursos y derechos”, que simplemente es el ajuste que se
debe hacer para los requerimientos bursátiles, pero que más bien
corresponde a aplicaciones en las finanzas que a la contabilidad, ya que
en las teorías de aquellas se ve reflejada directamente la teoría
económica neoclásica. Y de nuevo vemos su condición instrumental;
finalmente se encuentra la tradición Nº 3 que se denomina de
“información estrategia” correspondiéndole una función del estilo de
“diferentes costos para diferentes propósitos”.

Lo que este autor pretende es intentar aplicar, como él mismo lo dice, las
ideas de Stegmüller, Lakatos y Bunge a lo que él entiende por teoría
contable, que parece ser reflejada en las tres tradiciones que propone,
sustituyendo algunos planteamientos, conciliando otros, para terminar en
una mezcla de todo, sin interpretar que estas posiciones son divergentes
e inconmensurables. Y como se reconoce que no hay tales competencias
entre programas, paradigmas o como allí se identifican, se introducen las
tradiciones investigativas que reúnen todo y se complementan, siendo
esto la contabilidad.

En consecuencia lo que se entiende por teoría contable, no obedece en


primer lugar al concepto de paradigma esbozado por Kuhn y a lo que él
entiende por teoría; en segundo lugar, la historia de la contabilidad
muestra un movimiento o crecimiento acumulativo, contrario a lo que
propone Kuhn; tercero, los programas de investigación se formularon
como reacción a un irracionalismo en la ciencia y tienen un carácter
normativo que pretende servir de guía a la ciencia. Así que ni la historia
de las ciencias naturales se ha comportado así, y mucho menos la
contabilidad; en cuarto lugar, el único parecido que de la propuesta
kuhniana y la contabilidad o mejor los que la realizan y la piensan, es el
irracionalismo, en tanto que viven arraigados a un ansia de parecerse,
imitar a quien supuestamente tiene la verdad, cayendo en un juego
absurdo; quinto, no han existido crisis en la contabilidad, porque ésta es
un instrumento para representar algo, si hay anomalías y acumulación de
ellas, obedece a un campo externo a la misma; y sexto, los autores que
se han detenido a pensar en la dinámica de las teorías y de las ciencias
obviamente no lo han hecho pensando en la contabilidad.

Para probar esto solo basta con leer estas palabras de Mario Bunge(90)
... los filósofos del Círculo de Viena han sostenido que el criterio de
distinción entre ciencia y no ciencia (especialmente la metafísica) es el
tener sentido de los enunciados que constituyen la ciencia. Según esto,
un análisis del sentido bastaría para decidir si una disciplina es científica
o no. Examínese esa opinión y véase si no asciende a ciencia el arte de
la encuadernación de libros o la contabilidad.

5. Hacia un concepto de teoría

Un concepto de teoría prescriptivo parece que no obedece a nuestras


intenciones, es pues una actitud edificante y no sistemática la que con
Rorty nos apoyamos. No existen así los grandes esquemas que explican
sistemáticamente un asunto, de ninguna manera. Después de haber
revisado la condición de las ciencias naturales, sus ideales teóricos no
son tan determinados y fijos como se pensaba, las explicaciones que
proporciona son tan indeterminadas como cualesquiera otras, esa red
que mencionaba Popper, siempre dejará escapar uno que otro pez.

La creencia en que las teorías físico - naturales, son el norte al que toda
disciplina que quiera llamarse científica y verdadera debe señalar, se ha
convertido en un sofisma, no hay razón para seguirlo. Ya no hay que
mirar hacia dónde vamos, antes de eso es pertinente mirar hacia dónde
podemos ir. Es teniendo una consciencia clara de quien se es, de los
límites que lo definen, así como una autorreflexión y autocrítica que se
puede tener la posibilidad de autoconstrucción.

Una teoría según lo vemos y como se ha entendido hasta el momento,


no se adapta al campo de la contabilidad. Hemos visto que ese modelo
de teorización es una secuela del positivismo. No hay teorías en ese
sentido que se pueda afirmar que tiene una evolución por lo menos
parecida a la descrita por Popper, Kuhn, Lakatos, Stegmüller y Bunge en
el campo contable.

No es relevante la teorización en sí dentro de la contabilidad, lo relevante


es que trascienda los límites de lo instrumental y lo técnico, para llegar a
un nivel tecnológico o pragmático, que será un paso muy grande, ya que
permitirá o posibilitará el ascenso hacia un interés intrínseco, que sería el
verdadero valor de la contabilidad.

Las teorías en contabilidad se han construido, no importa de qué estatus


o cómo se hicieron, en sentido instrumental, con el objeto de permitir
explicar y representar una situación específica para un fin igual. El poder
ejercido sobre ella, ya sea de forma epistemológica o política, la ha
llevado a tomar ese rumbo. Por lo tanto una emancipación de estas
formas de dominio tenderá a que la contabilidad tome otros rumbos,
entre ellos concebir a las teorías en sentido no instrumental, es decir
como dijera Popper no son solo instrumentos, sino auténticos enunciados
descriptivos, son auténticas conjeturas del mundo. La descripción clara y
auténtica de la realidad económica, que abarca una representación más
o menos cercana a lo que sucede en la realidad, es dilucidar, mostrar
transparentemente cómo son las relaciones económicas, y es que una
teoría así parece involucrarse con una visión positiva, pero es que aun no
se llega a construir algo así, mucho menos la construcción de otras con
carácter normativo, que terminan siendo relacionadas, porque lo
normativo siempre surgirá como la reacción frente a un orden dado,
desde el cual se parte.

Una teoría así podrá interpretarse y dar luz sobre lo que en la realidad
económica sucede, lo que se interprete de ahí en adelante ya no es
asunto contable; pero sí contribuye a una estrategia práctico - política,
para la construcción de una sociedad más libre, justa y equitativa.

Es el contable un mundo entre muchos, que tiene sus reglas propias, es


un juego lingüístico, con una forma de racionalidad tecnológica,
pragmática o económica, que así mismo invade los demás mundos.
¿Hay algún motivo para admitir esto, para no apartarse de él? cuando
muchas otras racionalidades pueden suplantarla, o simplemente llenar el
espacio que ocupa. Por qué hay que dejarse violentar de una reina que
cada vez pretende extender más sus dominios. Por fortuna esa reina ya
ha sido destronada y aunque el saber contable sea aún moderno, una
actitud postmoderna es pertinente para revisar las concepciones que se
tienen. Al saber que la ciencia es otro juego, y conociendo que no es
capaz de legitimarse a sí misma, porque los relatos, que buscan la
legitimación, no son científicos y no lo pueden ser. Tampoco puede servir
de discurso de legitimación, es decir legitimar otras formas de saber. Esa
reina no tiene poder de dominio en sus propios territorios, menos podrá
tenerlo si se encaminara en extenderlos.

Bibliografía

General

Agazzi, Evandro. El bien, el mal y la ciencia. Las dimensiones éticas de


la empresa científico-tecnológica.Madrid: Tecnos, 1996.
Borradori, Giovanna. Conversaciones filosóficas. El nuevo pensamiento
norteamericano. Santafé de Bogotá: Norma, 1996.
Bunge, Mario. La ciencia, su método y su filosofía. Bogotá: Ediciones
Nacionales, 1986.
Bunge, Mario. La Investigación científica. 2a Edición. Barcelona: Ariel,
1989.
Feyerabend, Paul K. Adiós a la razón. Madrid: Tecnos, 1992.
Feyerabend, Paul K. Contra el método. Barcelona: Ariel, 1984.
Kuhn, Thomas S. La estructura de las revoluciones científicas. México:
FCE, 1971.
Lakatos, Imre. La metodología de los programas de investigación
científica. Madrid: Alianza, 1983.
Lyotard, Jean Francois. La condición postmoderna. Cátedra, Madrid:
1994.
Mardones, J. M. Filosofía de las ciencias humanas y sociales. Barcelona:
Anthropos, 1994.
Mc Carthy, Thomas. La teoría crítica de Jürgen Habermas. Madrid:
Tecnos, 1995.
Peña A., Jairo Iván. Wittgenstein y la crítica a la racionalidad. Santafé de
Bogotá: Editorial Universidad Nacional, 1994.
Popper, Karl. Realismo y objetivo de la ciencia. Madrid: Tecnos, 1986.
Popper, Karl. El universo abierto. Un argumento a favor del
indeterminismo. 2ª. Ed. Madrid: Tecnos, 1994.
Ritzer, George. Teoría sociológica contemporánea. Tercera edición.
Madrid: Mc Graw Hill, 1993.
Shapere, Dudley. Filosofía de la ciencia. Teoría y observación. México:
Siglo XXI, 1989.
Stegmuller, Wolfgang. Estructura y dinámica de teorías. Barcelona: Ariel,
1983.
Vattimo, Gianni. Hermenéutica y racionalidad. Santafé de Bogotá:
Norma, 1994.
Contable
Cañibano, Leandro. Teoría actual de la contabilidad. Madrid: ICE, 1979.
Gonzalo Angulo, J. A. y Cañibano, Leandro. Los programas de
investigación en contabilidad. Primera Jornada de Trabajo sobre Teoría
de la Contabilidad, Madrid: 1995.
Mattessich, Richard. Un examen científico para una estructura
metodológica.En: Revista Teuken, Argentina: 1988.
Tascón, Mª Teresa. La contabilidad como disciplina científica.En: Revista
de Contaduría Universidad de Antioquia. números 26-27, Medellín:
marzo-septiembre, 1995.
Tua Pereda, Jorge. Lecturas de teoría e investigación contable. Santafé
de Bogotá: Cijuf, 1995.
Watts, R. L. y Zimmerman, J. L. Papel de la teoría contable.En:
Cuadernos de Administración. Universidad del Valle. Nº 17. Cali:
diciembre, 1990.
Zeff, Stephen. Evolución de la teoría contable. La investigación
empírica.En: Revista de Contaduría Universidad de Antioquia. Medellín:
marzo, 1985.

Glosario

Ciencia aplicada . Conocimiento utilizado para buscar fines prácticos. Aplicación


de los conocimientos científicos.
Ciencia pura. Conocimiento guiado únicamente por un interés teórico,
cognoscitivo o intrínseco, es decir por el saber mismo.
Descripción. Hacer uso del lenguaje para referirse únicamente a cómo los objetos
se presentan a los sentidos.
Epistemología. Rama de la filosofía que estudia a la ciencia propiamente dicha y
al conocimiento científico.
Hermenéutica. Ciencia universal de la interpretación y la comprensión o
entendimiento crítico y objetivo del sentido o significado de textos y contextos.
Hipótesis. Afirmación teórica de un problema real, tendiente a dar una explicación
del mismo, y que es susceptible de ser confirmada o refutada por la realidad.
Inconmensurabilidad. Carácter de lo que puede ser medido con patrones no
preestablecidos. No comparable.
Juego de lenguaje. Todo conjunto de palabras y expresiones del lenguaje ligadas
a las acciones, con reglas, racionalidad y lógica propias; y hacen parte de una
forma de vida frente al mundo.
Legitimación. Todo proceso de ideas y acciones que busca el reconocimiento de
la mayoría con medios, que no siempre son legítimos.
Ley. Cualquier relación constante y objetiva de la naturaleza que no admite
excepciones.
Metarrelato. Discurso o filosofía que sustenta la actividad humana en un sentido
total y pretende servirle de legitimación.
Modernidad. Período histórico y del conocimiento en el que se busca la justicia, la
verdad y la libertad con el uso de la razón o con un sustituto objetivo y universal al
que todos convergen y aceptan.
~o~

Nomotetica. Equivale a la ciencia que busca enunciar una legalidad, es decir,


expresar una regularidad bien contrastada con la realidad.
Objetividad. Carácter de un discurso público como independiente del sujeto, del
hombre que lo pronuncia. De igual forma refleja la intersubjetividad, el consenso
logrado dialécticamente.
Paradigma. En sentido general es un modelo o ejemplo que sirve como patrón o
norma para seguir. En el sentido de Kuhn son realizaciones científicas
universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de
problemas y soluciones a una comunidad científica.
~o~

Performatividad. Es la mejor relación input - output. Costo - Beneficio


Postmodernidad. Según Lyotard el estado social y cultural de una sociedad
postindustrial, en donde hay incredulidad frente a los metarrelatos.
Programa de investigación. Es un conjunto de reglas metodológicas, tanto en
sentido positivo, que sugiere las líneas para seguir, como negativo, que establece
las metas de investigación que deben ser evitadas.
~o~

Racionalidad. Calidad de lo fundado en la razón, que se moldea de acuerdo al


contexto y particularidad.
Razón. Capacidad o facultad humana que le permite acercarse a lo esencial de
las cosas y que proporciona principios para entender los objetos.
Técnica. Acumulación de procesos operativos cuya función es realizar productos
y su principal meta es hacer algo, buscando siempre un fin útil; sin saber porqué
se hacen así y no de otra forma, o sea se limita a los medios para el logro del fin.
~o~

Tecnología. Dimensión ulterior de la técnica por el cual se llega a un operar


eficaz, que conoce las razones de su eficacia, sabe el cómo y el porqué de los
resultados alcanzados, valiéndose del saber teórico.
~o~

Teoría. Conjunto de proposiciones enlazadas de manera lógica en un sistema


hipotético - deductivo y que pueden ser comprobadas o refutadas mediante
observación a la experiencia.
(*) El presente artículo se desarrolla como complemento del aparecido en el Nº 3 de esta
Revista y obedece a la misma inquietud, por tanto constituyen una unidad.
(1) Ibíd., p. 24.
(2) Ibíd., p. 41.
(3) Bunge, Mario. La investigación científica, p. 19.
(4) Ibíd., pp. 17 y ss.
(5) Bunge, Mario. La investigación... p. 43.
(6) Ibíd.
(7) Agazzi, Evandro. El bien, el mal y la ciencia. Las dimensiones éticas de la empresa
científico-tecnológica, pp. 93-95.
(8) Ibíd., p. 97.
(9) Feyerabend, P. K. Adiós a la razón.
(10) Feyerabend, P. K. Op. cit.
(11) Ibíd., pp. 21-22.
(12) Ibíd., p. 32.
(13) Ibíd.
(14) Ibíd., p. 41.
(15) Ibíd., p. 59.
(16) Ibíd., p. 60.
(17) Lyotard, J. F. La condición postmoderna, p. 84.
(18) Lyotard, J. F. Op. cit., p. 115.
(19) Berti, Enrico. ¿Cómo argumentan los hermenéutas? En: Vattimo, G. Hermenéutica y
racionalidad, p. 33.
(20) Ibíd., p. 34.
(21) Ibíd., p. 35.
(22) Ibíd., p. 36.
(23) Ibíd., pp. 19-20. El subrayado es mío.
(24) Bunge, Mario. La investigación...Op. cit., p. 187.
(*) La definición de investigación científica la hace Mario Bunge aparentemente para la ciencia
como algo genérico, o sea, sin establecer su objeto, y con suficiente inclinación hacia las factuales.
Pero es necesario aclarar que se realiza a partir de las ciencias naturales, y se pretende imponerlo
a todo lo que quiera denominarse científico, por tal razón creemos que esta proviene de allí y las
caracteriza.~o~

(25) Ibíd., p. 249.


(26) Ibíd., p. 348.
(27) Ibíd., p. 375.
(28) Ibíd., p. 414.
(29) Ibíd., pp. 416-417.
(30) Ibíd., p. 425.
(31) Ibíd.
(32) Ibíd., p. 429.
(33) Ibíd., p. 486.
(34) Ibíd., p. 492.
(35) Ibíd., p. 527.
(36) Stegmüller, Wolfgang. Estructura y dinámica de teorías, p. 174.
(37) Shapere, Dudley. El problema de los términos teóricos. En: Shapere, D. Filosofía de la
ciencia: teoría y observación, p. 47.
(38) Hempel, Carl. El significado de los términos teóricos. Una crítica a la concepción empirista
estándar. En: Shapere, D. Op. cit., p. 439.
(39) Ibíd., pp. 440-441.
(40) Ibíd., p. 289.
(41) Ibíd., p. 293.
(42) Feyerabend, P. K. Citado en Stegmüller, W. Op. cit., p. 49.
(43) Popper, K. R. El universo... Op. cit., p. 65.
(44) Stegmüller, Wolfgang. Op. cit., p. 19.
(45) Stegmüller, Wolfgang. Op. cit., p. 20.
(46) Kuhn, Thomas. La estructura de las revoluciones científicas.
(47) Borradori, Giovanna. Conversaciones filosóficas. El nuevo pensamiento norteamericano, p.
222.
(48) Kuhn, T. Op. cit., p. 13.
(49) Ibíd., Posdata 1969, p. 271.
(50) Ibíd., p. 36.
(51) Ibíd., p. 26.
(52) Ibíd., p. 61.
(53) Ibíd., p. 27.
(54) Ibíd., p. 129.
(55) Stegmüller, W. Op. cit., p. 200.
(56) Kuhn, T. Op. cit., p. 129.
(57) Feyerabend, P. K. Contra el método. esquema de una teoría anarquista del conocimiento,
p. 118.
(58) Ibíd., p. 119.
(59) Lakatos, Imre. La metodología de los programas de investigación científica.
(60) Ibíd., p. 46.
(61) Ibíd., pp. 46-47.
(62) Lakatos, I. Op. cit., p. 65.
(63) Ibíd., p. 66.
(64) Ibíd., p. 69.
(**) El resaltado es mío.
(65) Ibíd., p. 92.
(66) Kuhn, T. Op. cit., p. 179.
(67) Tua Pereda, Jorge. Lecturas de teoría e investigación contable, p. 342.
(68) Bunge, Mario. Op. cit., p. 684.
(69) Mattessich, Richard. Un examen científico para una estructura metodológica, p. 287.
(70) Tua P, Jorge. Op. cit., pp. 178-179.
(71) Cañibano, Leandro. Teoría actual de la contabilidad, pp. 20-21.
(72) Bunge, Mario. Op. cit., p. 435.

(73) Ibíd., p. 525.


(74) Mattessich, R. En: Cañibano, L. Op. cit., pp. 53 y ss.
(****) De este modo puede existir conexión conceptual e independencia formal; o conexión
conceptual y dependencia formal, como parece ser este caso. “No hará falta decir que la
independencia de las primitivas y la de los axiomas que son propiedades formales, no perjudican
en absoluto la unidad conceptual que se supone tiene toda teoría”. Bunge, M. La investigación
científica, p. 478.~o~

(75) Bunge, Mario. Op. cit., pp. 514-515.


(76) Watts, R. L. Y Zimmerman, J. L. Papel de la teoría contable, p. 4.
(77) Tua, J. Op. cit., p. 336.
(78) Cfr. Tascón Fernández, María Teresa. La contabilidad como disciplina científica.
(79) Tua Pereda, Jorge. Algunas implicaciones del paradigma de la utilidad en la disciplina
contable. En: Lecturas de teoría e investigación contable, p. 191.
(80) Ibíd., p. 194.
(81) Cañibano, Leandro. Op. cit. y Los programas de investigación en contabilidad.
(82) Mattessich, Richard. Un examen científico para una estructura metodológica.
(83) Cañibano, Leandro. Op. cit., pp. 11-12.
(84) Ibíd., p. 17.
(85) Cfr. Ibíd., pp. 46-60.
(86) Stegmüller, Wolfgang. Op. cit., p. 380.
(87) Cañibano, Leandro. Los programas... Op. cit., p. 27.
(*****) Recuérdese que Mattessich entiende la contabilidad como una ciencia empírica, por tanto
se refiere a los científicos empíricos como pertenecientes a la contabilidad.
(88) Mattessich, Richard. Op. cit., p. 281.
(89) Ibíd., p. 275.
(90) Bunge, M. La investigación... Op. cit., p. 24.

Você também pode gostar