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TÍTULO PRELIMINAR
Artículo I.- Ámbito de aplicación de la ley
La presente Ley será de aplicación para todas las entidades de la Administración Pública.
Para los fines de la presente Ley, se entenderá por “entidad” o “entidades” de la
Administración Pública:
1. El Poder Ejecutivo, incluyendo Ministerios y Organismos Públicos Descentralizados;
2. El Poder Legislativo;
3. El Poder Judicial;
4. Los Gobiernos Regionales;
5. Los Gobiernos Locales;
6. Los Organismos a los que la Constitución Política del Perú y las leyes confieren
autonomía.
7. Las demás entidades y organismos, proyectos y programas del Estado, cuyas
actividades se realizan en virtud de potestades administrativas y, por tanto se consideran
sujetas a las normas comunes de derecho público, salvo mandato expreso de ley que las
refiera a otro régimen; y
8. Las personas jurídicas bajo el régimen privado que prestan servicios públicos o ejercen
función administrativa, en virtud de concesión, delegación o autorización del Estado,
conforme a la normativa de la materia.
1. El procedimiento administrativo.
es por definición un proceso cognitivo, pues implica una toma de decisión fundada en un
análisis previo, tras el cual se emite una resolución. El procedimiento administrativo no
implica entonces la generación de una declaración de voluntad, dado que esta última se
encuentra limitada por el principio de legalidad, al cual ya hemos hecho referencia en su
momento. Como lo hemos señalado al momento de referirnos al acto administrativo, este
no constituye una declaración de voluntad, debiendo descartarse las posiciones doctrinarias
y jurisprudenciales —nacionales y extrajeras— que identifican el acto administrativo con el
acto jurídico civil.
1.1. Finalidad del procedimiento administrativo.
Tiene una doble finalidad. En primer lugar, constituir una garantía de los derechos de los
administrados, haciendo efectivo en particular el derecho de petición administrativa. Y es
que el procedimiento administrativo es la reacción del Estado Liberal de Derecho ante la
existencia de potestades autoritarias de la Administración, en mérito de concepciones
provenientes de respeto por los derechos fundamentales y el sometimiento de la
Administración a la Ley. Pero a la vez, el procedimiento administrativo debe asegurar la
satisfacción del interés general. Dentro de esta lógica, se incluyen principios como el de
verdad material, eficacia o informalismo, así como conceptos tan importantes como los de
simplificación administrativa, el impulso de oficio, oficialidad de la prueba y la participación
de los administrados en el procedimiento y en la toma de decisiones por parte de la
autoridad administrativa.
1.2. Clasificación de los procedimientos administrativos contenida en la ley de
procedimiento administrativo general.
En primer lugar, los procedimientos administrativos que inician los administrados ante las
entidades para satisfacer o ejercer sus intereses o derechos —es decir, los iniciados a
pedido de parte—, se clasifican en: procedimientos de aprobación automática o de
evaluación previa por la entidad, y este último a su vez se encuentra sujeto, en caso de falta
de pronunciamiento oportuno por parte de la Administración, a silencio positivo o silencio
negativo.
Ahora bien, la Ley no establece una clasificación de los denominados procedimientos de
oficio —iniciados sin participación directa del administrado—, ni establece esquemas de
silencio administrativo para ello, no existiendo mecanismos de protección al administrado
ante la inmovilidad de la Administración más allá de la denominada caducidad, de aplicación
muy puntual en el procedimiento administrativo peruano.
1.3. Procedimientos tramitados por la Administración que no son procedimientos
administrativos.
Ahora bien, es evidente que no todo procedimiento tramitado al interior de una entidad
pública es un procedimiento administrativo. Ello porque no todo procedimiento —entendido
como una sucesión de actuaciones administrativas dirigidas a la obtención de un resultado
específico— tiene por finalidad generar un acto administrativo. De hecho, existen múltiples
procedimientos que tienen por finalidad generar actos de administración interna o
actuaciones de naturaleza contractual.
Denominar procedimiento administrativo a un procedimiento meramente institucional
constituye una evidente contradicción. Un ejemplo de lo antes señalado es el mal llamado
procedimiento administrativo disciplinario. Por definición, los procedimientos disciplinarios
al interior de la Administración Pública no son procedimientos administrativos, puesto que
los mismos no culminan con un acto administrativo, sino con un acto de administración
interna, por afectar a empleados públicos y no a administrados. La confusión se origina en
el Decreto Legislativo N.º 276, Ley de Bases de la Carrera Administrativa y de
Remuneraciones del Sector Público, la misma que nos hablaba ya de proceso
administrativo disciplinario aplicable a los servidores y funcionarios públicos.
Sin embargo, el error antes señalado se mantiene en la Ley Marco del Empleo Público,
norma que establece, en su artículo 21º, que el empleado público que incurra en falta
administrativa grave será sometido a procedimiento administrativo disciplinario. Ello
implicaría que el resultado de dicho procedimiento constituiría un acto administrativo, lo cual
no es cierto, como lo hemos señalado líneas arriba.
1.4. El Manual de Procedimientos Institucionales
Un mecanismo que permite aclarar lo antes señalado es la existencia de los llamados
Manuales de Procedimientos (MAPRO) al interior de las entidades de la Administración
Pública. El MAPRO es un instrumento de gestión que debe contener todos los
procedimientos que a su vez detallan las acciones que se siguen en la ejecución de los
procesos generados para el cumplimiento de las funciones —a cargo de las diferentes
unidades orgánicas de una entidad— y que debe guardar correspondencia con los
dispositivos legales y/o administrativos que regulan el funcionamiento de la misma.
Según las normas aplicables, el Manual de Procedimientos es un documento descriptivo y
de sistematización normativa, teniendo a la vez un carácter instructivo e informativo, puesto
que pone en conocimiento del personal de la entidad respecto a los procedimientos que
operan al interior de ella. En dicho documento se incluyen todos los procedimientos
institucionales, siendo que únicamente los procedimientos administrativos son incorporados
al Texto Único de Procedimientos Administrativos (TUPA) de la entidad.