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ORACIÓN PREPARATORIA
SILENCIO
CANTO - ALELUYA
SACERDOTE
1. Monición
Hoy, en el silencio de la tarde, junto con Jesús eucaristía vamos a contemplar los ojos y el
corazón. Es el grano de trigo que se tritura para dar masa de pan. Para dar frutos de AMOR,
JUSTICIA Y PAZ.
Lector 1
Un líder indígena le soltó a hoy San Juan Pablo II en su visita a Brasil: “Santidad, tenemos
hambre”. San Juan Pablo II respondió con gran sensibilidad pastoral y humana: “Tu pueblo,
Señor, tiene hambre de pan y de Dios”.
Hemos de limpiar los ojos y el corazón para ver el lado bueno de las personas, de las cosas
y de los acontecimientos, para ser maestros de esperanza y poner amor, alegría y paz en
todas las situaciones.
Dios puede hacer el milagro de cambiarnos, claro está, con nuestro consentimiento. Dios
puede “sacar hijos de Abraham de las piedras”; puede hacer que el corazón de piedra se
convierta en corazón de carne; puede Surco abierto al amor, humedecido en la oración,
abonado por la gracia de los Sacramentos, la fuerza y alimento de la Eucaristía que convierte
los ojos y el corazón.
2. Monición
Sí, queremos ser trigo triturado para ser la harina que se convertirá en pan junto con los
hermanos los pobres. Pero hay un servicio humilde que sólo lo entendieron los sencillos, como
la Virgen María, como San Francisco de Asís. Se trata de amasar el pan con nuestras
manos.
Lector 1
Como Decía San Vicente:
“En las dos últimas parroquias visitadas se han encontrado a cuatro personas muertas a causa
del hambre, y casi todos los habitantes se encuentran en el mismo peligro…
Se les han distribuido algunas semillas, pero muchos, presionados por el hambre, se las han
comido… Lo más lamentable es ver a estos pobres secos, pálidos y agotados como los
muertos…
¿Piensen, cristianos, que pueden quedarse tranquilos diciendo que no lo creen?
¡Oh dureza de corazón!... Porque no nos falta nada para cerrar la puerta a la compasión y a la
ayuda a favor de esos pobres que languidecen… Así, pues, cristianos: si tienen fe realicen
sus obras, y si aman a Dios cumplir con lo que nos manda: aliviar a los pobres que sufren y
languidecen; no esperen a que mueran más, temiendo ser culpables de ello, pues, como dice
San Ambrosio:
‘No le has asistido, luego le has matado’. La caridad para con el prójimo nos obligaría a dar de
lo que nos es necesario.”
Lector 2
Lo último que nos puede quedar son nuestras manos, manos que están junto con las manos
de los que pasan hambre, sed, injusticia, ¿acaso no nos falta de nada? Nuestro pueblo de
Caicara necesita amasar el pan, unirse, dar sus manos todos juntos, dar un cambio general a
las realidades de la pobreza con la fuerza de la eucaristía que hace el milagro que ese pan
sacrificado, amasado, seco y sin levadura se convierta en pan sabroso, alimento y cambio a la
esperanza para poner la levadura del Reino de Dios. Caicara necesita de una Familia con la
fuerza y la vitalidad de Cristo eucaristía no se canse de mover las manos, de remover la masa,
no se canse de descubrir nuevas áreas de trigo triturado que necesita ser masa de pan, que
se alegra cuando se incorporan nuevas manos que no se resienten como los pobres de
realizar las tareas más duras, que apoya y colabora junto con las manos más castigadas, pero
rudas y fuertes de la pobreza liberada.
Lector 1
Lectura del evangelio según san Lucas (Lc 6, 1 11)
Un sábado atravesaba Jesús por unos campos sembrados. Sus discípulos cortaban espigas y
las comían, desgranándolas con las manos. Y unos fariseos dijeron:
-¿Por qué hacen lo que no está permitido en sábado?
Jesús les respondió:
-¿No han leído lo que hizo David cuando tuvo hambre él y quienes lo acompañaban?
Entró en el templo de Dios, tomó los panes de la ofrenda, comió y les dio a sus compañeros,
siendo así que sólo a los sacerdotes les estaba permitido comerlos.
Y añadió:
-El Hijo del hombre es señor del sábado.
Otro sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía
atrofiada su mano derecha. Los maestros de la Ley y los fariseos lo acechaban para ver si lo
sanaba en sábado, y tener así un motivo para acusarlo. Jesús, que conocía sus pensamientos,
dijo al hombre de la mano atrofiada:
-Levántate y ponte ahí en medio.
El hombre se puso de pie. Jesús les dijo:
-Les voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal?
¿Salvar una vida o destruirla?.
Y, mirándolos a todos, dijo al hombre:
-Extiende tu mano.
Él lo hizo, y su mano quedó restablecida. Pero ellos, llenos de rabia, discutían qué
podían hacer contra Jesús. PALABRA DEL SEÑOR
SILENCIO
Lector 2
Jesús nos has permitido contemplarte esta tarde en la persona de los pobres, ahora
comprendemos para qué sirven nuestras manos, si somos pobres y pasamos hambre para
arrancar y desgranar y así alimentados y orando restablecer las manos de otros que tal vez
estén atrofiadas, pero que son el centro de nuestra comunidad, de la Iglesia, tu cuerpo VIVO.
Por eso como signo queremos ofrecer nuestras manos y dejar parte de colaboración en lo que
te pedimos nos ilumines mañana. Queremos que nuestras manos sean MANOS PARA
TRANSFORMAR.
En esta parte se les invita como compromiso a levantarnos y dejar nuestra huella en la masa
de harina y oremos ante Jesús Eucaristía por la Familias de la Parroquia San Vicente de Paúl y
como gesto de profunda comunión con todos los pobres que necesitan mover sus manos para
cubrir sus necesidades básicas.
Signo de poner maseca bajo el santísimo y que cada quien vaya poniendo su huella.
Mientras tanto, el hermano que no está al micrófono, se levanta a apagar las luces.
Oremos
Te alabamos y te damos gracias, Oh Dios, Creador del Universo.
Has hecho todas las cosas buenas, y nos has dado la tierra para cultivarla.
Concédenos que sepamos usar siempre agradecidamente las cosas creadas,
y compartirlas generosamente con todos los necesitados.
Danos creatividad en ayudar al pobre a hacer frente a sus necesidades humanas básicas.
Abre nuestras mentes y corazones para que podamos estar a su lado y ayudarles a efectuar
el cambio de aquellas estructuras que les mantiene en la pobreza.
Permítenos ser hermanos y hermanas con ellos, amigos que caminan con ellos
en sus luchas por los derechos fundamentales humanos.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.