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El campo visual se puede definir como el espacio en el que nuestro sistema visual puede
detectar la presencia de estímulos. Es decir, el campo visual es aquello que nuestro ojo puede
ver cuando fijamos la mirada en un punto estático; lo que incluye el punto en el que posamos
la vista y sus alrededores (periferia). El campo visual nos permite percibir nuestro entorno en
el día a día.
Porción nasal: Se refiere al espacio que va del centro del campo de visión hacia la nariz. El
límite normal en esta parte del campo visual es de 60º (eje horizontal).
Porción temporal: hace referencia al espacio que va del centro del campo de visión hacia la
oreja. El límite normal en esta parte del campo visual es de 100º (eje horizontal).
Porción superior: Espacio que va del centro del campo de visión hacia arriba. El límite normal
en esta parte del campo visual es de 60º (eje vertical).
Porción inferior: Espacio que va del centro del campo de visión hacia abajo. El límite normal en
esta parte del campo visual es de 75º (eje vertical).
Una disminución de estos límites del campo visual conllevaría la reducción de aquello que una
persona puede ver al fijar la mirada en un punto, con las dificultades que eso puede conllevar a
la hora de desplazarse por su entorno.
A la hora de conducir, tener un campo visual en buen estado es imprescindible para reducir
situaciones de riesgo al volante. Cuando vamos a adelantar, tenemos que dirigir la mirada a los
retrovisores y al carril al que nos queremos incorporar, pero sin dejar de atender al frente. El
que podamos mirar a un retrovisor y ver a la vez la carretera que tenemos ante nosotros es
gracias al campo visual.
Cuando estamos en clase, es esencial poder ver toda la pizarra o el libro con un solo vistazo
para no perder ningún detalle. Sin las adaptaciones pertinentes, un campo de visión reducido
puede ser un problema para el rendimiento académico de una persona.
En aquellos trabajos con un mayor componente visual, el campo visual tiene un peso
primordial. Algunos empleos, como un guardia de seguridad, no sólo necesita poder ver todo
su alrededor, sino que necesita hacerlo de manera rápida y eficiente. Un buen campo visual es
necesario, por tanto, para esta clase de trabajos.
Si estás haciendo la comida y tienes a tu cargo un niño pequeño, necesitas ser capaz de “mirar
por el rabillo del ojo” lo que hace, al tiempo que cocinas. El campo visual nos permite ver al
niño mientras centramos la mirada en la comida, es decir, nos permite ser eficiente y realizar
ambas actividades al mismo tiempo.
Un deterioro del campo visual suele presentarse como una pérdida de visión o ceguera en
algún área específica del campo visual. El problema que provoca tal deterioro puede venir
dado por alteraciones a distintos niveles:
Nivel ocular: Una lesión en los receptores de la retina puede provocar una ceguera en el área
equivalente del campo visual.
Nivel de vías: Una lesión en los axones de las neuronas que llevan la información del ojo al
cerebro también podría producir una reducción del campo visual. Es importante señalar que,
dependiendo de a qué altura se produzca el daño (antes o después del quiasma óptico), el
patrón de ceguera va a resultar bastante distinto.
Nivel cerebral: Una lesión de las áreas primarias de la visión (situadas en el lóbulo occipital)
pueden producir una reducción del campo visual semejante a la que produciría una lesión
ocular, dada la retinotopía cerebral. No obstante, el patrón de ceguera sería invertido (tanto
en eje horizontal, como en eje vertical).
El tipo de daño que puede alterar el campo visual varía en función del nivel al que se produzca.
Lo más habitual suele ser tumores cerebrales, ictus o trastornos craneoencefálcios (todos ellos
a nivel cerebral). No obstante, hay una gran variedad de trastornos que pueden afectar al
campo visual, como el glaucoma, la diabetes, la esclerosis múltiple, el hipertiroidismo, un
desprendimiento de retina, un glioma óptico, la hipertensión, etc.
Estas patologías pueden producir diferentes tipos de trastornos, como el escotoma (una
mancha o falta de visión en forma de punto de diferente tamaño, generalmente situado en el
centro del campo visual) o la hemianopsia (ceguera de la mitad del campo visual. Puede ser de
diferentes tipos, dependiendo de las áreas del campo visual afectadas).
El campo visual nos permite percibir una gran cantidad de estímulos de nuestro entorno sin
necesidad de desviar la mirada de un punto, permitiendo realizar con fluidez muchas de las
actividades de nuestro día a día. Así, la evaluación de nuestro campo visual (campimetría)
puede ser de gran ayuda en diferentes ámbitos de la vida: en ámbitos académicos (saber si
algún alumno va a tener problemas a la hora de ver la pizarra), en ámbitos clínicos (saber si un
paciente va a poder conducir vehículos) o en ámbitos profesionales (saber si un trabajador
puede desempeñar adecuadamente trabajos con un alto componente visual, como el de
guardia de seguridad o transportista).
Mediante una completa evaluación neuropsicológica podemos medir el campo visual y las
diferentes habilidades cognitivas. El test que ofrece CogniFit para evaluar el campo visual está
basado en el test Useful Field of Vision (UFOV) y en otras baterías de evaluación
neuropsicológicas que miden el campo visual. Este test se centra exclusivamente en medir el
campo de visión, aunque se requiere de atención, memoria visual a corto plazo, percepción
visual y percepción espacial.
https://www.cognifit.com/es/ciencia/habilidad-cognitiva/campo-visual