Prélogo
HILDA MUNDY, LA VANGUARDISTA
EOMUNDO PAZ SOLDAN
Cuando hablamos de vanguardias literarias tendemos a imaginarnos a un
grupo de escritores planeando manifiestos, participando en happenings,
editando libros conjuntas. En muchos paises de América Latina no todo fue
tan colectivo; ese es el caso de Bolivia, que tuvo a Hilda Mundy (1912-1982)
como su tinica escritora de vanguardias (de hecho, una de las pocas mujeres
vanguardistas en el continente). En la década del treinta, cuando Mundy
escribia, la poesia boliviana todavia estaba atada a las formas del
modernismo, ya superadas en el resto del continente; hubo que esperar
hasta fines de los cincuenta y principios de los sesenta para que ocurriera la
renovacién, El mérito de la poeta nacida en Oruro es por ello mas
importante, aunque quizés eso haya conducido a su obra escasa a un largo
alvido.
Hilda Mundy (seudénimo de Laura Villanueva Rocabado) solo publicé un
libro en vida, Pirotecnia (1936), subtitulado “Ensayo miedoso de literatura
ultraista”, E) libro fue olvidado, hasta que el 2004 una nueva edicién rescaté
esta obra valiosisima (Ediciones La Mariposa Mundial, Bolivia). ‘Sus sesenta
textos en prosa tratan de atrapar el ruido de la urbe en el nuevo siglo,
producto de transformaciones tecnoldgicas, y los cambios de sensibilidad y
de conducta de una modernidad incipiente en algunas ciudades en el
occidente del pais, entre los que se cuentan un rechazo al contrato
matrimonial y los nuevos roles a los que aspira la mujer (“.. se siente
sufragista... chauffeur.. aviadora.. locomotriz... concertinista...
boxeadora..."); paradéjicamente, Mundy no estaba muy de acuerdo con los
movimientos proto-feministas de la época.
La autora canta a la electricidad (“Fl gigantén-poste ha florecida en una
bombilla eléctrica por milagro de la Empresa de Luz...”) y juega con los
cambios de perspectiva producidos por el movimiento de un viaje en
tranvia: “En la plataforma con todos los embarcados de diltima hora, tenia
dos mundos disponibles: los viajeros del tranvia sentades infantilmente
frente a frente y el panorama huidizo, artistico de la ciudad [...] Ciencia y
arte por la suma medica de veinte centavos!". Se trata de una escritura que
registra los avances tecnoldgices -el teléfono, el alumbrado publico— y los
nuevos escenarios urbanos —el teatro, la confiteria, el stadium—, y seadmira por ellos, aunque a veces sefiala dudas ante el costo del progreso: del
automévil, por ejemplo, dice: “[IJos que caminan en él acostumbrados al
derrumbe de paisajes, anhelan atin el derrumbe de la humanidad”. Digamos:
Hilda Mundy acepta el culto moderno de la velocidad, pero prefiere el
movimiento mas tranquilo del tranvia al desenfrenado del automévil.
Mundy se muestra como un espiritu lidico cuyas influencias pasan por
Ramén Gémez de la Serna (“EI foot-ball es un de porte biblico”), el modernismo:
de Julian del Casal, el futurismo de Marinetti, el dadaismo, y los juegos
tipogrdficos tan caros a la época. Sus recursos estilisticos son variados, pero
como buena ultrafsta el eje central de su obra es la metdfo
tentador escote es el hall de un gran hotel por las notas de un deliciosa jazz-
band que viene del ruido discreto y armonioso de los collares de piedras
fantisticas". A la manera de Vicente Huidobro, Oquendo de Amat, Oliverio
Girondo y otros vanguardistas latinoamericanos, también opta por trabajar
la materialidad del texto, usando a veces las may(isculas y otras las cursivas,
y siempre estd pendiente de recursos como los puntos suspensivos, que
terminan convirtiéndose en una metdfora del tipo de escritura ligera que
ella preconiza a través de sus frases cortas, en oposicién a una escritura
pesada, retérica, que deberia superarse: “Para ver la vida risuefia, con la
coloracién mds panteistica y ‘bienavenida’, nada mejor que acostumbrarse
al uso desmedido de puntos suspensivos [..] Uno va colocando
Hilda Mundy
apté por el silencio; lo Iigico es pensar que pagé el precio de muchas
mujeres escritoras del periodo, que, consumidas por el matrimonio y la
familia (Mundy se casé dos afies después de publicar Pirotecnia), no tuvieron
posibilidades de seguir una carrera literaria. Sin oponerse a esa lectura, el
poeta y critico Eduardo Mitre ensaya otra, recordando que en el epilogo de
su libro Mundy menciona, entre tres tipos de artistas, al que “siendo Genio
calla... porque callarse es hacer florecer el pensamiento en la ruta de la
perfeccién”. Mitre también sefiala que en el prologo Mundy sugiere que sus
textos son “fuegos fatuos que representan nada”; la literatura, en un gesto
dadaista de la autora, es un proyecto intitil que debe ser cuestionado.
Después de estas “pirotecnias”, entonces, de este “atentado a la lagica”
que “prescinde de la verosimilitud y linda con el absurdo”, el gesto
consecuente del gran artista es el silencio, con lo que esta escritora seria tan
radical en su ethos vanguardista como la misma Cesirea Tinajero de Los
detectives salvajes. Si la literatura ha sido predestinada al fracaso, hay que
encontrar “jubilo” en ello.