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LA MEDIACIÓN PENAL
MEDIACIÓN Y RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
1. Definición.
En el ámbito del derecho es una “actividad desarrollada por una persona de confianza
sobre personas que sostienen intereses contrapuestos, con el fin de evitar o finalizar un
litigio.”
La mediación penal es un proceso a través del cual se alcanzan los objetivos de la justicia
restaurativa. Siendo sus objetivos: reparación de la víctima, reinserción del infractor y el
servicio a la comunidad.
1. Objetivos.
1.1 Víctima.
Reparación o resarcimiento del daño.
Recuperación del sentimiento de seguridad. Recuperar la confianza, dejar
a un lado el miedo y la incertidumbre a futuras represalias.
Asegurar su papel en el proceso.
Evitar una segunda victimización.
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Evitar un resentimiento con el sistema y la sociedad que puede llevar a una
reincidencia.
La evasión de la responsabilidad y poco a nada aprendizaje del deber de
respeto a los bienes jurídicos protegidos. Lograr que se responsabilice por
su conducta infractora y la repare, además de desarrollo de actitudes de
empatía.
Evitar múltiples penas. Muchas veces afectan más derechos que solo la
libertad y poca atención se pone a la reinserción. Medidas alternativas para
dar solución a las causas que subyacen en la conducta infractora.
2. Características.
Voluntariedad. Las partes libremente han de manifestar su voluntad de acudir al
proceso, así como de elegir o aceptar el mediador.
Libre decisión de las partes. Éstas han de alcanzar un acuerdo por sí mismas,
siendo ellas las que tomen las decisiones de forma absolutamente libre y sin
imposiciones de ninguna otra parte o de terceros.
Imparcialidad. Esta característica se refiere al mediador pues éste no podrá
posicionarse respecto de alguna de las partes y, si observara que alguno de los
acuerdos perjudica a una de ellas, deberá interrumpir la mediación. La
imparcialidad exige que el mediador preste su ayuda a ambas partes sin tomar
partido por alguna de ellas.
Neutralidad. El mediador no impone ni dirige acuerdos adaptados a su propia
escala de valores.
Flexibilidad. Se trata de un proceso a medida de las necesidades de las partes y
del tipo de conflicto.
Confidencialidad. Tanto las partes como al mediador se comprometen a mantener
en secreto todo lo que traten en las sesiones.
Carácter personalísimo. Las partes han de asistir personalmente a las sesiones de
mediación no pudiendo designar éstas a un tercero que les represente.
Defensa del interés de los menores. El mediador y las partes deberán velar por el
interés de los menores, en caso de que existan, garantizando que los acuerdos no
resulten perjudiciales para éstos.
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Profesionalización. Y es que el mediador deberá tener formación adecuada con
una cualificación profesional obtenida de una formación específica en el ámbito
de la mediación.
3. ¿La mediación penal es una negación del Estado y su sistema de justicia?
Propone contribuir a una justicia penal menos retributiva, que tenga más en cuenta a la
víctima y al infractor y lo que para ellos representa el conflicto. La mediación penal busca
la reparación del daño y la resolución no violenta de conflictos.
No se niega la intervención del Estado porque en las actuales legislaciones los casos que
llegan a mediación son derivados de la propia jurisdicción.
El actual sistema de justicia penal ha puesto de manifiesto efectos negativos que afectan
tanto al delincuente como a la víctima. La duración de los procesos judiciales, con la
resolución muchas veces tardía de los mismos, provoca que la imposición de la pena
pierda su carácter resocializador.
Además, aún en los casos en que la respuesta judicial llegue de manera rápida, el sistema
de justicia penal tampoco proporciona una respuesta satisfactoria en algunas ocasiones.
El juez penal está sometido a imperativos jurídicos que no le permiten alejarse de la pura
determinación de si la persona imputada ha participado en el hecho enjuiciado, si está
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tipificado como un ilícito penal, y si de esto se deduce la imposición de una pena. Y ello
sin recoger otro tipo de consideraciones de interés social: el pasado de la persona
delincuente, su futuro, el objetivo corrector y resocializador de la pena, el resarcimiento
de los daños causados. En muchos casos, las penas impuestas sólo producen un mal
privado a la persona delincuente, pero ningún bien público.
La mediación penal pretende paliar todos estos efectos negativos que surgen directamente
del proceso penal, proponiendo un sistema en el que tanto el delincuente como la víctima
son protagonistas principales y marcado por la celeridad y la inmediación.
1. La preferencia de la víctima.
Con todo, lo realmente relevante es que la mediación favorece de modo real y efectivo la
reparación de la víctima. La víctima puede tanto por afirmación, como por exclusión,
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determinar los términos de su reparación. Y todo ello a través del consenso generado entre
las partes y no por la imposición de un tercero ajeno al conflicto.
Con todo ello podemos concluir que la mediación penal, con respecto a la víctima:
Posibilita el diálogo entre las partes sobre el hecho delictivo y sus consecuencias:
ayuda a la víctima a expresar el dolor sufrido, y a superar sus sentimientos de
desconfianza, miedo, rencor o venganza.
Permite a la víctima recuperar su papel protagonista, recogiendo su opinión, sus
necesidades, permitiéndole encontrar el resarcimiento más satisfactorio para ella.
1.2. Objetivos
Se permite así que, de un modo real y efectivo, el victimario no sólo asuma su propia
responsabilidad, sino que también tome conciencia de la responsabilidad derivada de sus
propios actos, como paso previo y habilitante para la efectiva reparación de la víctima y
de la comunidad.
En efecto, la percepción del proceso penal como una instancia ajena y enjuiciadora, acaba
por difuminar el impacto del daño sufrido por la víctima en aras del cumplimiento de
otros fines del sistema de Justicia penal, de modo que dificulta, cuando no imposibilita,
la asunción del daño generado por parte del victimario. Desdibujando la rigidez de este
marco y situando al victimario en uno presidido por el diálogo real y efectivo con la
víctima, se pretende favorecer en aquél la asunción de valores como la empatía, para así
facilitar su reeducación y resocialización.
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La posibilidad de un nuevo aprendizaje social para el victimario es factible porque en la
mediación no se halla sujeto a una decisión externa respecto a su conducta, sino que
puede, si lo desea, participar libre y activamente en la resolución del conflicto generado.
Por otra parte, de la evidencia empírica se colige que mediante este método se mitigan
los efectos estigmatizantes del proceso penal, particularmente con respecto al victimario.
2.1. Objetivos.
Los objetivos tratándose de la persona responsable son:
Evitar múltiples penas. Las restricciones a la libertad del responsable al
declararlo culpable por el sistema legal, mu- chas veces afectan más
derechos que sólo su libertad y poca atención se pone a su reinserción.
Evitar un resentimiento con el sistema y la sociedad que puede llevar a una
reincidencia.
La evasión de la responsabilidad y poco o nada aprendizaje del deber de respeto
a los bienes jurídicos protegidos.
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que el reconocimiento de los mismos es un elemento que a priori puede presentarse como
el idóneo, pero no por ello entiendo que deba ser una condición previa exigible.
Por su parte, la víctima debe mostrar interés en ser reparada y en participar activamente
en el proceso para encontrar una solución al conflicto (hecho delictivo)1, aun cuando
inicialmente puede mostrarse reticente con un modelo que desconoce y que le va a llevar
a consensuar con su infractor.
Actualmente la reparación del daño es vista como una posible respuesta penal.
Uno de los factores que ha influido en la consideración de la reparación del daño como
forma para resolver conflictos es la atención a la víctima, que antes solo poseía la función
de denunciante, testigo, u ofendida con el hecho ilícito.
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infracción se responsabiliza de sus actos y la sociedad observa cómo el sistema jurídico
ha dado respuesta al conflicto planteado.
2. Autocompasión
Forma de resolver una disputa sin que un tercero decida sobre el asunto. En este caso son
las propias partes las que ponen fin al conflicto a través de un acuerdo de voluntades.
En este artículo se presenta aquella situación en la que les preguntamos a los condenados
qué necesitarían ellos para sentirse reparados si hubiesen sido las víctimas.
Ante esta pregunta nos encontraríamos con distintas formas de responder a ella:
Los severos, dejándose llevar por sus emociones, optarían por la cárcel, la
severidad y la venganza. Eligen la condena como método de reparación del daño
Los que prefieren la restauración. Se basan en que es necesario el diálogo y la
comunicación para expresar la motivación de la conducta, el arrepentimiento y
pedir disculpas, así como pagar por el daño o devolver lo sustraído junto con las
actividades terapéuticas o de otro tipo que sean necesarias. Sobre todo, estas
personas prefieren la restauración para pedir perdón y solucionar el problema que
ha llevado a la persona a delinquir.
Los indiferentes. No dan solución a la forma de reparar el daño. Optan por no
denunciarlo.
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Y por último la opción terapéutica: poner distancia, dejar pasar el tiempo,
exclusión de la cárcel. Se basan sobre todo en la terapia.
El apartado 5.º del art. 21 del Código Penal (LA LEY 3996/1995) establece que es
circunstancia atenuante de la responsabilidad criminal «la de haber procedido el culpable
a reparar el daño ocasionado a la víctima, o disminuir sus efectos, en cualquier momento
del procedimiento y con anterioridad a la celebración del acto del juicio oral».
En este sentido la STS de 19 abril de 2011 menciona que la reparación del daño no tiene
por qué ser total, sino que basta con el esfuerzo por reparar el daño sea significativo, ya
que si es así, el legislador considera que también contribuye a disminuir los efectos.
Eficacia del proceso: Esto quiere decir que deben de concurrir los
presupuestos de accesibilidad y mediadores capacitados con un perfil
determinado. Es preciso que la regulación de la mediación establezca con claridad
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y precisión cuál puede ser el contenido del acuerdo, cómo ha de garantizarse su
eficacia y cumplimiento, y cuáles deben ser las consecuencias y garantías ante un
eventual incumplimiento.
La economía procesal vendría a ser un superprincipio que informaría a todos los demás
principios técnicos del proceso. Es un principio configurado como un poder-deber del
juez o mediador en la realización del proceso.
De hecho, este principio es tan importate que en nuestro Código Penal lo encontramos
recogido como una de las atenuantes en el artículo 21.6 del Código Penal. Se establece
que será considerada como atenuante: La dilación extraordinaria e indebida en la
tramitación del procedimiento, siempre que no sea atribuible al propio inculpado y que
no guarde proporción con la complejidad de la causa.
Dilación indebida es un concepto jurídico indeteminado y por ello, para aplicar dicha
atenuante ha de atenderse a una serie de requisitos:
Por último hay que tener en cuenta que dilaciones indebidas en el proceso, o la lentitud
de un proceso puede afectar tanto a la victima como al agresor, puede afectar a la
seguridad de la víctima, confusiones de sus declaraciones con el paso del tiempo y por
supuesto, afectar a la salud mental.
Posibilita el diálogo entre las partes sobre el hecho delictivo y ayuda a la víctima a
expresar el dolor sufrido, y a superar sus sentimientos de desconfianza, miedo, rencor
o venganza.
Permite a la víctima recuperar su papel protagonista, recogiendo su opinión, sus
necesidades, permitiéndole encontrar el resarcimiento más satisfactorio para ella.
Estimula a quien ha delinquido en el desarrollo de su capacidad para responsabilizarse
del hecho, al enfrentarse a la víctima y al daño causado. En definitiva, también
contribuye a su reinserción social.
Permite agilizar la respuesta social ante la comisión de un delito, aportando al sistema
judicial un instrumento flexible que además ahorra costes judiciales.
V. BIBLIOGRAFÍA
1. http://guiasjuridicas.wolterskluwer.es/Content/Documento.aspx?params=H4sIAAAAA
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aYk5xKgCZ_ktjNQAAAA==WKE
2. http://revistas.upcomillas.es/index.php/revistaicade/article/view/7139/6979
3. http://academica-e.unavarra.es/handle/2454/11257?locale-attribute=es
4. http://www.enciclopedia-juridica.biz14.com/d/principio-de-econom%C3%ADa-
procesal/principio-de-econom%C3%ADa-procesal.htm
5. http://www.ipdt.org/editor/docs/Laguna_07-11-2012.pdf
6. http://www.vittimologia.it/rivista/articolo_villarrealsotelo_2013-01.pdf
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